Hasta 22.000 personas (15.000 pagando entrada y, los demás, vecinos de la población) de 28 países estaba previsto que participaran en la batalla de todos contra todos que ha finalizado a las 13 horas con un parte lúdico, a tenor de la expresión de los innumerables bandos enfrentados durante una hora. “Es una great fiesta”, comentaba en una mezcla de inglés y español el belga Eduard, impregnado de los restos del fruto rojo. Igual que su nieto Lucas, que le ha acompañado en su octava visita a esta fiesta escandalosa, nada discreta, para muchos liberadora, para otros despilfarradora, que tiñe de rojo todo a su alrededor y despide de manera pintoresca y divertida el mes de agosto del verano español. Siete camiones han descargado a paso de tortuga cerca de 150.000 kilos de tomates maduros, tipo pera, por las calles del centro del pueblo valenciano.
Tras el fragor de la batalla, numerosas colas de visitantes se han formado para esperar su turno para limpiarse con las mangueras de los vecinos o las duchas habilitadas. Mientras, los servicios municipales se afanaban en no dejar rastro del tomate arrojado en una fiesta que tuvo que limitar y controlar hace años el acceso, imponiendo el pago de una entrada (15 euros, la más simple, este año), para evitar el colapso del pueblo que llegó a tener una afluencia de casi 40.000 visitantes en alguna edición. Como novedad se ha introducido este año una entrada VIP de 500 euros para poder subirse a los camiones, que no ha tenido mucho seguimiento.
“El control de la gente es el mayor cambio que ha habido en los últimos años”, apuntaba Cristian. “Se llegó a una situación insostenible y ahora está mucho más controlado. También ahora hay mucho más respeto con las mujeres. Antes, algunos intentaban quitar las camisetas a las chicas. Ahora, enseguida la gente se revuelve contra el que lo intenta o si ve algún abuso”, destacaba Mamen, vecina de Buñol y veterana de muchas Tomatinas.
La tomatina es un evento super famoso aquí en la comunidad valenciana donde montones de gente acude para impregnarse de tomate. No obstante, pienso a que algunos de esos tomates en buen estado que lanzan ese día podrían ser destinados a comedores sociales o a personas que no pueden conseguir alimento en su día a día.
La Tomatina de Buñol es una celebración increíblemente única. Ver a miles de personas lanzándose 150,000 kilos de tomates es una “locura” divertida. Es genial cómo la fiesta ha mejorado en seguridad y respeto, permitiendo a todos disfrutar del cierre del verano en un ambiente seguro y alegre. ¡Toda una experiencia!