La inflación, la subida de precios de la materia prima y el combustible, la carencia de alimentos o la invasión de Rusia a Ucrania son algunos de los factores que marcan el contexto actual de la industria alimentaría.
El sector de la alimentación se encuentra en un momento complicado. Desde el año 2020, la industria ha sufrido las duras consecuencias de la pandemia de la covid-19 y ha tenido que reinventarse en tiempo récord.
De hecho, a finales del año pasado, la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) ya reivindicaba durante su Asamblea General la seguridad y estabilidad necesaria para el sector.
Entre los retos de este año se encontraban superar las consecuencias de la crisis de la covid-19, impulsar las exportaciones y poner en valor la importancia del sector.
No obstante, a lo largo del 2022, se han impuesto otras preocupaciones que están definiendo el día a día de la industria alimentaría.
Falta de materia primera
La materia prima como el pescado o el marisco se encuentra en una situación crítica. Se percibe un problema de abastecimiento de pescado fresco a causa de los elevados precios del combustible que influyen negativamente en la rentabilidad de la actividad pesquera.
Esta carencia de pescado fresco ha provocado que el producto se encarezca un 30% más, según indican profesionales del sector.
Aun así, este no es el único producto que ha tenido una alteración en su precio. Según los últimos datos que proporciona el Índice de Precios de Consumo (IPC), la harina y otros cereales han aumentado un 25,5% su precio en relación al año pasado.
El aceite de girasol también es uno de los alimentos que, desde el mes de marzo, ha empezado a escasear a muchos supermercados y cadenas de distribución alimentaría. En este caso, su precio ha subido hasta un 95%.
Por otro lado, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ha hecho que el sector de la alimentación empiece a replantearse de nuevo el actual modelo de producción en España y la idea de una “soberanía y autosuficiencia alimentaría”. De este modo, se ahorraría la dependencia en países exteriores con segundos qué alimentos, como es el caso de los cereales.
Subida de precio de los combustibles
La constante subida semanal de los precios de los carburantes, desde el inicio de 2021, ha causado un gran encarecimiento del transporte. Esta es una situación nada favorable para el sector alimentario, puesto que el transporte por carretera a partir de camiones y flotas de vehículos es básico para la distribución de muchos de sus productos.
De hecho, se estima que más del 90% de la mercancía que circula por el territorio español lo hace por la vía terrestre.
Además, hay que destacar que, la invasión rusa en Ucrania ha agraviado todavía más la situación y los precios del petróleo y gas han llegado a sus máximos.
En relación a este mismo problema, es importante mencionar la parada de transportistas, que tuvo lugar durante el mes de marzo. Este fue un momento complicado para el sector y la industria alimentaría, puesto que su cadena de suministro se vio gravemente afectada.
Muchas empresas del sector alimentario tuvieron que parar su actividad por no poder continuar con la elaboración de sus productos, el envasado, almacenaje o su distribución.
Problemas de disponibilidad
Como se ha mencionado anteriormente, el encarecimiento de materias primas, la energía y el transporte, así como la tensión generada por la inflación, ha llegado también al sector de la alimentación.
Este hecho ha provocado dificultades en el buen funcionamiento de la cadena de suministro. Por este motivo, el canal Horeca ha tenido que sufrir alteraciones en la disposición, la fabricación y la distribución de productos.
Según el último estudio de la consultora global de estrategia y marketing Simon-Kucher Partners, casi el 80% de las empresas de restauración han tenido que subir sus precios para protegerse de la situación.
Fuente:https://assolim.com/es/inspirate/la-industria-alimentaria-y-sus-problemas/