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«Los secretos de la alimentación de la Selección Española: glutamina, shots de vinagre, remolacha, jamón…»

La alimentación es una de las claves del deporte de élite, sobre todo en competiciones tan ‘cortas’ como un Mundial. En un campeonato de apenas un mes es fundamental conseguir que el jugador llegue a cada partido recuperado muscularmente y preparado para asumir la intensidad del mismo. Para lograrlo, su alimentación es un instrumento imprescindible.

Pero la preparación alimenticia de cara a un torneo de estas dimensiones arranca mucho antes. Lo hace de la mano de Manu y Edu, nutricionista y cocinero respectivamente de la Selección Española de Fútbol Sala. Dos meses antes del inicio del campeonato ambos comienzan con la planificación de los menús. En base a los días de partido, la carga prevista en los entrenos y la recuperación, empiezan a confeccionar la dieta del equipo.

El primer paso, sobre todo en un Mundial disputado a tantos kilómetros de España, es contactar con el hotel donde se va a hospedar el equipo nacional para conocer su infraestructura. En este punto se valoran tanto las posibilidades que ofrece la propia cocina como la cultura gastronómica del país.

El objetivo fundamental es que el jugador siga una dieta variada, que le ayude a hidratar y recuperar correctamente. Pero el factor psicológico también es clave, por eso tratan de que se sientan cerca de ‘casa’ a través de la alimentación. En un país de religión musulmana esto supone un importante reto, sobre todo por la carne de cerdo.

Para tratar de resolver este inconveniente, la Federación se pone en contacto con el hotel y les solicita permiso para poder llevar alimentos derivados de este animal desde España y almacenarlos allí. Tras su aprobación, el cocinero envasa al vació la cantidad de jamón (que es el alimento derivado del cerco escogido) que considere oportuna y que se empleará en desayunos u ocasiones especiales, con ese objetivo de intentar que el jugador se sienta como en casa.

En cuanto al resto de alimentos, quitando algunas harinas empleadas en postres orientados a la recuperación (que también importan desde España), todos ellos son autóctonos. Las verduras, los quesos, los lácteos, la ternera… llegan cada mañana al hotel procedentes de los mercados locales.

En ese binomio que forman el nutricionista y el cocinero el entendimiento debe ser total. La alimentación está medida al detalle: carbohidratos, proteínas, vitaminas, etc.. Pero el factor humano también resulta clave. El cariño de la cocina de Edu a la hora de preparar los diferentes platos y acercarlos a la gastronomía tradicional española resulta muy importante para el jugador.

Manu es el ‘científico’ de este ‘dúo’. Su papel resulta de ajustar la nutrición del jugador al milímetro para que este consiga un estado físico pleno, sumado a la preparación y entrenamientos. Su máxima es: «recuperar, hidratar y jugar; así una y otra vez». Para ello no solo se basa en los desayunos, comidas y cenas; aunque obviamente los menús diarios resultan básicos en esta misión.

Estos se componen de un buffet en el que el jugador puede escoger, sin atender a pesos o cantidades exactas, aquellos platos que le resulten más atractivos. Esto se debe a que, para Manu un jugador profesional sabe medir perfectamente aquello que le viene mejor y en qué medida, por lo que no es necesario limitarle externamente.

Dichos menús se componen de una base de pastas y ensaladas que contienen carbohidratos; carnes y huevo que aportan la proteína necesaria y un tipo de pescado que varía diariamente. Además los jugadores cuentan con otro pequeño buffet con ensaladas y vegetales. Todo ello sumado a diferentes lácteos y zumos que complementan la aportación de vitaminas y minerales de los alimentos anteriores.

Los batidos resultan fundamentales a la hora de recuperar y dar ese punto extra de energía en la previa de los partidos. Para ello Manu trabaja con una base de leche semidesnatada o de zumo, que le permite aportar minerales y vitaminas muy beneficiosas para el jugador. En el día a día se prioriza el batido con ingredientes naturales, pero en ‘post-partido’ o entrenamientos con más cargas, se le añade un suplemento proteico.

La remolacha es otro de los ‘secretos’ de las noches previas a los partido. Su zumo tiene un alto contenido en nitratos por lo que resulta muy beneficioso de cara a esa puesta a punto antes de la competición. Incluso se llegan a emplear los famosos ‘shots de vinagre’ de Scientiffic Nutrition, proveedor oficial de la RFEF, (que se usa durante los propios encuentros) que aportan esa energía inmediata al jugador.

Otro elemento fundamental es la glutamina. La función de este aminoácido es tan secundaria aparentemente, como fundamental. Su uso reside en los beneficios que otorga al sistema digestivo, y es que aunque la gastronomía en Uzbekistán se ‘españolice’, el uso de algunos alimentos autóctonos pueden ‘atacar’ al sistema digestivo.

La cocina es todo un arte y la alimentación deportiva, más aún en un país como Uzbekistán, suponen todo un reto para Edu y Manu. Los jugadores deben ser máquinas perfectas de competición, pero su ‘gasolina’ depende de estos actores, a priori secundarios, que resultan fundamentales en el éxito de una expedición mundialista.

https://www.marca.com/futbol/futbol-sala/mundial/2024/09/23/66f15e5922601d7d3d8b457d.html


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