Para personas que desean comer menos carne por motivos de sostenibilidad y ética, a veces es complicado equilibrar las raciones. Una iniciativa disipa dudas
Una tendencia imparable: el veganismo y el vegetarianismo está ganando cada vez más interés en la población. Según el informe The Green Revolution: Understanding the veggie revolution de Lantern, aproximadamente uno de cada 10 ciudadanos en España sigue una dieta basada en vegetales, eliminando o reduciendo al máximo los productos de origen animal.
Este estudio recoge que el 0,5% de la población española se identifica como vegana -no toma ningún producto animal, aunque no implique la muerte del ser vivo, como la miel, la leche o el huevo-; el 1,5% se define como vegetariana -sí toman derivados del animal- y el 7,9% flexitariana, es decir, siguen una dieta vegetariana pero consumen carne o pescado de manera ocasional. Se aducen preocupaciones sobre el bienestar animal, la salud y el cambio climático como razones de estas elecciones alimentarias.
Los veganos presentaron mayor deficiencia de vitamina D y mayor actividad de resorción ósea. Por lo tanto, en este informe se concluye que los vegetarianos, y especialmente los veganos, deben planificar adecuadamente su dieta y considerar la suplementación con vitamina D para reducir el riesgo de pérdida ósea. Muchos nutricionistas, además, insisten en la necesidad de complementar con vitamina B12, que se encuentra principalmente en productos de origen animal. El estudio Vitamin B12 deficiency indica que se trata de una afección común, que puede presentarse con características clínicas inespecíficas y, en casos graves, con anomalías neurológicas o hematológicas. Debe diagnosticarse de forma temprana y tratarse adecuadamente.
Para crear estas recomendaciones, el equipo ha desarrollado su versión verde del plato de Harvard, creado por expertos en nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard, y que suele ser citado por todos los profesionales por su evidencia científica para estructurar comidas saludables, cuenta González. «El enfoque está respaldado por estudios que asocian estos hábitos alimentarios con menores riesgos de enfermedades crónicas, como diabetes, enfermedades cardíacas y cáncer».
La guía, que se puede consultar y descargar de forma gratuita, está destinada a crear una orientación, a dar herramientas a las familias, detalla González, que destaca además «la importancia de llevar una vida activa y realizar algún deporte». Distribuye el plato de la siguiente forma:
- 1/2 verduras y hortalizas: Combinación de cocinadas y crudas, preferiblemente de proximidad y de temporada. «La mitad del plato debe consistir en vegetales, priorizando variedad y colores».
- 1/4 de legumbres y derivados, frutos secos, semillas y huevos: «Es fundamental asegurar una ración de legumbres o un huevo al día para compensar las proteínas, que se verán complementadas con carbohidratos para ser proteínas completas.
- 1/4 de cereales y/o tubérculos: «Es interesante optar por versiones integrales de cereales, en lugar de las blancas, al elegir el arroz, el trigo, la pasta o el pan. También podríamos incluir patata o boniato».
«En el Observatorio Nestlé de Hábitos Nutricionales y Estilo de Vida de las Familias, un 56% de los españoles se ocupa y preocupa por el medio ambiente en su plato y los flexitarianos que quieren consumir menos carne han ascendido al 25%». A tres de cada 10 personas, además, les parece «difícil» comer de forma sostenible y respetuosa con el medio ambiente. «No pretendemos que nadie se convierta el veganismo, sino conseguir un balance nutricional para quienes deseen incluir más verduras en su menú dos o tres días a la semana, por ejemplo».
Según la nutricionista, se observa cómo nos alejamos de la dieta mediterránea consumiendo menos legumbres, para ella, un superalimentomuy a mano, que no hay que salir a buscar al Amazonas. «Si planificas un poco tus comidas, comprarás y comerás más saludable y generarás menos desperdicio alimentario, que al final es el que más recursos consume, porque acaba en la basura».
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