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La gastronomía en la literatura

Desde la Epopeya de Gilgamesh en la literatura hay tres constantes: el sexo, la comida y la muerte. Tanto la muerte como el sexo son temas que se captan al instante por el lector, sin embargo, la comida pasa desapercibida, como un recurso menor dentro de la trama. No obstante, cuando el lector se detiene puede percibir que muchos de los pasajes en los que se habla de gastronomía en la literatura, no son ni fortuitos ni gratuitos.

A través de la gastronomía los autores consiguen describir un personaje sin decir, ya que lo que comemos y cómo lo hacemos, nos define. También se consigue a través de la gastronomía describir una sociedad o dar una opinión directa o indirecta sobre ella.

En ocasiones, las novelas tienen un objetivo didáctico en lo que a cocina se refiere y por ello aparecen recetas o nombres de platos con los que los personajes se deleitan o se disgustan porque les recuerda a algo. Y es que la comida es un estado de ánimo y también son muchas las ocasiones que a través de ella se puede acercar al lector en qué situación se encuentran los personajes.

Además, los momentos de la comida, especialmente los de la cena, son idóneos para que una acción o un encuentro, que será crucial para el resto de la trama, ocurra.

Otras de las utilizaciones de la gastronomía en la literatura pueden ser para mostrar la violencia o, simplemente, para contraponer la violencia a la normalidad vital con la que se recibe.

En las novelas el hambre también es gastronómica, pues a través de los ojos de un personaje hambriento se desata el deseo de comer y una mirada que va más allá mostrando la injusticia. La ironía y el humor también pueden introducirse en pasajes gastronómicos y, en ocasiones, puede ser hasta una forma de cómo medir el tiempo.

1. Desayuno, almuerzo o cena: momento álgido de una novela

El momento elegido por los escritores para determinar un momento álgido de sus novelas suele ser la cena. 

En una novela como No apto para mujeres de P.D. James la cena le da la pista fundamental a la investigadora, pues aunque todo apunta a un suicidio, incluso la policía así lo cree, Cordelia se pregunta cómo una persona que va a suicidarse se prepara un estofado de buey para antes de morir.

2. Identificar al personaje por lo que come y cómo lo come

Ya viene de la literatura clásica identificar a los personajes por lo que comen. El caso más conocido es el del Quijote, al que Cervantes define en el primer párrafo del libro por lo que comía:

“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda”

3. Identificar la sociedad

Los comentarios de los personajes de una novela sobre la cocina, los restaurantes o simplemente sobre las dotes culinarias pueden mostrar cómo es una sociedad.

4. El deleite de lo que se come. La función pedagógica

Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán es uno de los personajes que más deleita con  los platos que comemos con él en sus novelas. Guisos catalanes, platos del resto de España, de Argentina o de Tailandia. De ellos, nos ofrece cómo saben o incluso cómo se hacen, pero también en sus palabras hay una función pedagógica, no solo con la comida, sino también con el vino -tanto de calidad como popular- o con los cócteles, como el Singapur Sling, uno de sus favoritos

5. Las recetas

Hay muchas recetas de platos en la literatura.

6. La violencia

En la cocina se viven algunos momentos violentos, pues en el plato siempre hay un ser muerto. Desde matar a un pollo hasta a un pez puede tener una carga violenta dependiendo de los ojos que lo mire.

7. Estados de ánimo y comida

La gastronomía también es una herramienta habitual para identificar los estados de ánimo de los personajes, una señal de su humanidad.

No obstante, también es un recurso utilizado con mucha maestría para hablar de emociones difíciles de expresar, como la melancolía o el vacío interior.

8. Ambientación

En ocasiones la gastronomía es el recurso idóneo para ambientar la acción de una novela. Ya puede ser un bar, un mercado o una cocina.

La novela histórica utiliza la gastronomía para ambientar al lector en una época y cuando está bien ligada, la lectura es un gustazo. Así ocurre en “El reino de los hombres sin amor” de Alfonso Mateo Sagasta, cuyo protagonista, Isidro Montemayor, nos sitúa en una época con sabores deliciosos como el  del aroma del bacalao hecho en “una especie de guiso de manjar blanco muy suavemente espaciado”, el de la civet de liebre con arroz, y otros no tanto como el del tasajo, pan duro y queso de la alforja en el camino.

Fuente:https://thefoodiestudies.com/la-gastronomia-en-la-literatura/


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