Una fruta muy parecida a la cereza, originaria de América Central y del Sur, que se considera una gran fuente de vitamina C.
España es uno de los principales productores de frutas y verduras de la Unión Europea. En sus diferentes provincias encontramos una gran cantidad de empresas líderes en el sector agrícola y dispone todo el año de una gran variedad con múltiples propiedades y sabores únicos.
A pesar de ello, las frutas exóticas están ganándose una popularidad importante entre los consumidores. No solo entre aquellos que buscan descubrir sabores nuevos, sino también entre otros muchos que buscan obtener todos los beneficios de los que pueden presumir algunos superalimentos como la acerola.
Beneficios de la acerola
La acerola (malpighia emarginata) es el fruto de un árbol arbustivo originario de América Central y América del Sur, México y las islas del Caribe. A pesar de su apariencia, y que muchos la conocen como cereza, se clasifica confusamente como una baya.
Mientras que antes solo la consumían los nativos de los países de la cual es originaria, la acerola ahora se disfruta en todo el mundo, principalmente por su perfil nutricional que le otorga el título de superalimento. De todas sus cualidades, hay una en especial por la que ha llamado la atención a los expertos: la vitamina C.
La acerola es la fuente más potente de ácido ascórbico (vitamina C) del planeta. Tan solo 100 g de esta fruta proporcionan la friolera de 1500 a 4000 mg de este componente, ayuda a reforzar la función inmunológica y favorece la salud del cabello, la piel y las uñas.
Su contenido en vitamina C es tan elevado que se utiliza para tratar o prevenir el escorbuto, una enfermedad causada por la deficiencia de la misma. Este potente antioxidante interviene en muchas actividades biológicas: aumenta la inmunidad, apoya el sistema respiratorio, ayuda a combatir infecciones y reparar tejidos dañados y es un gran compuesto antiedad.
Esta vitamina es esencial para la producción de colágeno, una de las proteínas estructurales clave del cabello, la piel y las uñas. De hecho, la vitamina C se utiliza a menudo en suplementos para maximizar la síntesis de colágeno en diferentes productos cosméticos.
A medida que envejecemos, la producción natural de colágeno del cuerpo disminuye, por lo que aumentar la ingesta de vitamina C puede ayudar a mitigar este efecto y minimizar los signos visibles del envejecimiento.
Pero no es solo el contenido de vitamina C de la acerola lo que la convierte en una baya embellecedora, sino que está repleta de antioxidantes y fitonutrientes que reparan el daño ambiental y ayudan a rejuvenecer las células de la piel.
Los antioxidantes combaten el estrés oxidativo y el daño de los radicales libres, que ocurre a nivel celular y contribuyen al envejecimiento prematuro y al desarrollo de enfermedades, por lo que esta fruta también se utiliza para prevenir muchas de ellas, incluso cardíacas, como el «endurecimiento de las arterias» (aterosclerosis), los coágulos sanguíneos y el cáncer.
Esta pequeña baya hidrata la piel al inhibir la pérdida de agua transepidérmica, algo que contribuye a las afecciones de la piel causadas por la deshidratación, además de eliminar las líneas y arrugas, que suelen aparecer con más frecuencia en rostros secos.
La fruta acerola tiene un alto contenido de vitamina A, principalmente en forma de betacaroteno, un compuesto que promueve la cicatrización de heridas, protege la piel del daño solar y ayuda en la formación de colágeno. Además, es esencial para mantener la salud ocular y ayuda a algunos pacientes con síntomas artríticos.
Por supuesto, la vitamina C es sinónimo de fortalecer la función del sistema inmunológico e, incluso, en dosis altas puede ayudar a combatir la gripe y el resfriado comunes. Los estudios han demostrado que una ingesta adecuada de vitamina C puede ayudar a curar resfriados y virus hasta un 20% más rápido.
Las investigaciones también han demostrado que una ingesta elevada de vitamina C estimula la producción de múltiples células inmunes, incluidos linfocitos, fagocitos y células T.
Las bayas de acerola son una potente fuente dietética de compuestos vegetales llamados antocianinas, que son neuroprotectores. Esto significa que ayudan a proteger el cerebro del estrés oxidativo dañino causado por compuestos llamados radicales libres. Los altos niveles de antocianinas en la acerola pueden reducir el riesgo de pérdida de memoria y el deterioro cognitivo asociado.
Los beneficios de la acerola para mejorar la salud del cerebro también se atribuyen a su capacidad para reducir la inflamación y la oxidación en este órgano, lo que a su vez mantiene las células cerebrales y las neuronas saludables.
Cómo consumir acerola
Las bayas frescas de acerola se pueden comer crudas o cocidas y tienen un sabor dulzón con un punto agrio. La pulpa es muy suave, y por ese motivo, rápidamente se procesan para obtener zumo o conseguir una mermelada de la fruta inmediatamente después de la cosecha.
Se puede consumir en fresca, deshidratada, en mermelada, en zumo y por su alto contenido en vitaminas y otras supuestas virtudes para la salud, también se comercializa pulverizada y en cápsulas.
Según Nutrimea, la dosis máxima recomendada es de 1 g de pulpa de fruta al día. Sin embargo, un estudio de 2011 demostró que un consumo diario de 100 ml de zumo de acerola no tenía efectos secundarios.