El altar de las cenas rápidas está cuajado, literalmente, de tortillas. Quizá sea la tortilla francesa la que se lleve la mayor parte del predicamento. No faltan motivos para alabarla, pero su sencillez, casi extrema, hace que nos pueda parecer sosa.
No a todos, claro está. Pero si la cena se solapa o, más bien, es la merienda quien se apodera de ella, aparece el mejor y más castizo monstruo culinario que ha parido la cocina española: la merienda-cena.
En un limbo, especialmente durante los meses de frío y oscuridad, se mueve esta barrera que lo mismo hace que cenes a las siete de la tarde, como si fueras un tranquilo señor escandinavo, o que, con las mismas, acabes cenando más tarde de la cuenta.
Sea como fuere, la merienda-cena es el territorio predilecto de las tortillas. No vamos a hablar en este caso de la tortilla de patatas. Tampoco de alguna de sus hermanas, como la tortilla paisana, pues son de todo menos rápidas y, sobre todo, si estamos solos en casa poco o nada apetece marcarse una tortilla.
Distinto es el caso de la clásica tortilla de queso, que no está nada mal. Pero para mí, siempre, la reina de la merienda-cena es la tortilla de atún. Especialmente en los últimos momentos del verano y comienzos del otoño, cuando aún queda algún tomate bueno, y te apaña la noche con una ensalada de tomate y una tortilla de atún.
No obstante, tengo un más allá que compartir con vosotros, pues sé que no todo el mundo suele aceptar igual a esta conserva. Es habitual que en cualquier casa tengamos una socorrida lata de atún claro, ya sea en aceite o al natural e, incluso, en escabeche.
También puede que tengamos un tarro de bonito del norte. Quizás lata, pero quizá sea una conserva algo más de postín como para destinarla a la tortilla. Yo lo haría, pero sé que no todo el mundo es igual de partidario.
Por eso, abro una tercera vía con la que, a mi juicio, es la mejor conserva posible para hacer una ‘tortilla de atún’ y no es otra que la caballa del sur en aceite. Las conservas de caballa, muy típicas de Andalucía, sobre todo de la zona de Huelva y también en la provincia de Cádiz, me gustan porque son especialmente jugosas.