En las horas inmediatamente anteriores a una intervención quirúrgica no es posible ni comer ni beber por indicación médica. El motivo de esta prohibición no reside en la propia operación, sino en la aplicación de la anestesia.
Según explica el doctor Antonio García Rueda, jefe de Sección del Servicio de Anestesiología y Reanimación del Hospital Universitario Severo Ochoa de Madrid, a Infosalus, la anestesia “se trata del estado al que sometemos a una persona para poder realizar un procedimiento quirúrgico”.
Existen tres tipos de anestesia: local, regional y general. En las dos primeras no ocurre nada si se ha ingerido algún alimento o líquido antes de la operación. Sin embargo, siempre se debe acudir al quirófano sin comer ni beber por si surgen complicaciones durante la operación que pudieran derivar finalmente en una anestesia general.
El riesgo de broncoaspiración
Antonio García Rueda detalla que cuando se anestesia a un paciente con anestesia general, este deja de respirar. Por ello, en la mayoría de los casos, es necesario colocar un tubo en el sistema respiratorio para poder meter y sacar aire con oxígeno dentro de sus pulmones.
Y ahí es donde reside el peligro. El doctor precisa que “al intentar colocar este tubo, dentro de la tráquea, si el estómago no se encuentra vacío en ese momento, cabe la posibilidad de que parte del contenido gástrico vuelva hacia la boca y pase al interior de los pulmones. Como el paciente se encuentra dormido, no puede toser ni utilizar cualquiera de los otros reflejos protectores de la vía aérea, que mantenemos cuando estamos despiertos, y se produce esta situación que llamamos ‘broncoaspiración’”.
El jefe de Sección del Servicio de Anestesiología y Reanimación del Hospital Universitario Severo Ochoa de Madrid alerta de que “la broncoaspiración es una situación clínica grave. Cuando se produce, lo que habíamos comido ocupa el espacio de los pulmones donde debería llevarse a cabo el intercambio de oxígeno para los tejidos. Además, el ácido del contenido gástrico lesiona los pulmones, y la situación puede comprometer la vida del paciente”.
En cuanto al tiempo que se debe pasar sin comer ni beber antes de la operación para evitar esta peligrosa situación, García Rueda indica que “como no todos los alimentos permanecen el mismo tiempo en el estómago, el periodo de ayuno necesario será distinto dependiendo de las características de este, siendo el menor para el agua (dos horas), y mayor para los sólidos o líquidos, como la leche (seis horas)”.
El Dr. Antonio García Rueda ofrece información útil y práctica sobre cuánto tiempo hay que esperar según lo que se haya comido o bebido. Es un buen recordatorio de que seguir las instrucciones médicas es clave para mantenernos seguros durante la cirugía. En resumen, es un artículo que aclara un tema importante de manera accesible.
Información útil que no solo se debe aplicar a las intervenciones quirúrgicas sino a distintas pruebas diagnósticas que, por este motivo y otros más, requieren de ayuno previo.
Muy buena noticia, es una información muy útil que nos puede servir en cualquier momento.
Es interesante cómo la necesidad de ayuno antes de una cirugía se vincula directamente con la anestesia general. Es sorprendente como el simple hecho de comer una horas antes de una cirugía aumente el riesgo de broncoaspiración. Este riesgo puede comprometer la función pulmonar, lo que resalta la importancia de respetar el tiempo de ayuno para evitar complicaciones graves y proteger la vida del paciente.