Es difícil imaginar ir al cine sin antes comprar unas palomitas o al menos algo para picar. Ir al cine y simplemente ver la película no es algo muy común. Y una vez empieza el filme, uno comienza a comer y a comer hasta que se acabe la película. Además, lo normal es llevar palomitas o golosinas. No encaja, ni tampoco parezca que abra el apetito, comer algún plato de comida. Evidentemente hay factores psicológicos que determinan esto.
Un comportamiento aprendido
Lo primero de todo y lo más evidente, es que comer en el cine según qué cosas es un comportamiento aprendido. Comer palomitas en el cine es una tradición que se remonta a principios del siglo XIX con la Gran Depresión, una profunda crisis económica a nivel internacional originada en Estados Unidos entre 1929 y 1939. El maíz era un alimento barato y fue adquiriendo mucha popularidad en las salas de cine hasta convertirse prácticamente en una tradición.
La luz del cine juega un papel importante
Según explica Sarah Lefebvre, profesora asociada de marketing en la Universidad Estatal Murray para Time, «cuando bajamos la iluminación, estamos más relajados, lo que generalmente aumenta la satisfacción general con su experiencia.» El estado de ánimo es lo que más influye.
Además, la baja iluminación no solo hace que se coma más, también hace que la selección de la comida sea este tipo de comida basura: palomitas, golosinas, patatas fritas, etc. Son alimentos ideales para ver mientras estás distraído porque requieren de menos atención.
Por otra parte, precisamente esa distracción que provoca ver una película en el cine hace que la gente coma más porque no piensa en la cantidad que está comiendo.
Factores ambientales
Como bien dice Lefebrve, el frío hace que se coma más, en especial si llegamos a temblar. Esto hace que se quemen reservas de energía y el cerebro pida más calorías. En las salas de cine se suele bajar la temperatura.
En conclusión, comer en el cine es toda una tradición y los espectadores pueden verse claramente influenciados por diversos factores que hacen que coma más y se orienten en según qué casos por lo salado o por lo dulce.
https://www.businessinsider.es/come-tanto-cine-dice-ciencia-1288632
Es curioso ver cómo factores como la iluminación y la temperatura de las salas de cine influyen en lo que comemos durante una peli. Además, es interesante saber que la tradición de comer palomitas viene de una gran crisis americana de hará casi 100 años.
Resulta interesante cómo la costumbre tan extendida de comer palomitas en el cine se origina en la Gran Depresión y todavía persiste debido a factores psicológicos y ambientales. La escasa luz y la temperatura fría en las habitaciones afectan a la cantidad de calorías consumidas. Un ejemplo evidente de cómo la industria alimentaria se ajusta a las prácticas sociales.
Resulta interesante cómo la costumbre tan extendida de comer palomitas en el cine se origina en la Gran Depresión y todavía persiste debido a factores psicológicos y ambientales. La escasa luz y la temperatura fría en las habitaciones afectan a la cantidad de calorías consumidas. Un ejemplo evidente de cómo la industria alimentaria se ajusta a las prácticas sociales.
El artículo ofrece una perspectiva interesante sobre por qué comemos tanto en el cine, vinculando factores históricos y psicológicos. Es curioso cómo la iluminación, el ambiente y las tradiciones influyen en nuestras decisiones alimentarias sin que lo notemos.
Estoy de acuerdo en que es muy interesante como diversos factores influyen tanto en nosotros para que decidamos comer en el cine. Si que he notado que cuando voy a ver una película en el cine, aunque no tenga demasiada hambre, siempre acabo comiendo un paquete entero de palomitas. Nunca había pensado que podía estar relacionado con los factores comentados previamente. Es muy interesante conocer este tipo curiosidades. Excelente noticia!!!
La verdad nunca me había preguntado por que comíamos en el cine. Pero de lo que me di cuenta es que además de comer en el cine, en casa cuando veo una película también suelo picar algunas golosinas o alguna bolsa de patatas fritas. Es interesante ver comportamientos que hacemos y que muchas veces no nos paramos a pensar en ellos, simplemente los hacemos.