Todo el mundo tiene un amigo que odia los tomates. Pero, ¿sabías que este miedo u odio a los tomates no es nada nuevo? Utilizado en pizza, pasta e incluso gazpacho, el omnipresente tomate está asociado con la cocina italiana y mediterránea. Pero cuando los tomates llegaron por primera vez a Europa en el siglo XVI, fueron motivo de miedo y temor.
Los historiadores no saben exactamente cuándo llegaron los tomates a Europa. Habiendo saqueado América del Sur, los conquistadores de España registraron cuidadosamente la cantidad de oro y plata que llegó a Sevilla, pero no se mencionan las semillas de tomate. Los historiadores creen que llegaron en la época de Hernán Cortés. El nombre proviene del prefijo azteca tomatl, que significa «fruta redonda».
Cuando los tomates llegaron a Europa por primera vez, se consideraban plantas ornamentales exóticas. También se asociaron con la solanácea mortal, gracias en parte al herbolario italiano Pietro Andrae Matthioli, quien la etiquetó como «manzana dorada» en el primer registro escrito del tomate de 1544. Esto generó asociaciones bíblicas para el tomate como una fuente peligrosa de la tentación, que permaneció durante varias décadas.
Los tomates ganaron reputación en el siglo XVIII como una fruta venenosa, tanto que fueron apodados manzanas envenenadas. Los europeos acomodados tenían la costumbre de comer en platos de peltre, hechos con una alta concentración de plomo. “Debido a que los tomates tienen tanta acidez, cuando se colocan en esta vajilla en particular, la fruta filtraría el plomo del plato, lo que provocaría muchas muertes por envenenamiento por plomo”, explica la revista Smithsonian.
Me parece interesante que desde siglos atrás el temor hacia el tomate siga vigente hasta día de hoy, lo cual no entiendo ya que lo tenemos integrado en nuestra gastronomía para casi cualquier cosa, igual es por la fama que obtuvo en esos tiempos de ser una fruta venenosa por su acidez, sin ir más lejos mi amiga es una de estas hater de los tomates jajajaja, interesante articulo.
Lo que más me ha parecido interesante a sido que el temor que tenían nuestros antepasados a que el tomate fuera tóxico tenía que ver con varios aspectos científicos desconocidos en la época, al no saber que la vajilla era tóxica, se asumía que lo que provocaba la muerte era el tomate. Entonces una vez asumían eso, había miedo generalizado y el tomate se tachaba de alimento no consumible. Un ejemplo de la ignorancia que había en aquellos tiempos debido al poco conocimiento de muchos materiales y el poco desarrollo de la ciencia como la conocemos hoy en día. Muy interesante.
Es sorprendente que el tomate, tan presente en la cocina actual, fuera alguna vez símbolo de peligro en Europa. La asociación con la solanácea mortal y su denominación como “manzana dorada” le dieron un aire de fruta tentadora y peligrosa. Además, como su acidez reaccionaba con los platos de peltre, liberando plomo y causando envenenamientos, no es extraño que se ganara el apodo de “manzana envenenada” antes de convertirse en un alimento básico mediterráneo.
Conocer la historia de algunos alimentos al mismo tiempo que conocemos la historia de la alimentación me parece una actividad bastante interesante, este artículo nos muestra también lo importante que es estudiar los alimentos antes de descartarlos e incluírlos en nuestras dietas.
Es asombrante como un producto tan querido por los valencianos y por mucha gente más, en algún momento fue símbolo de riesgo en toda Europa. Se llegaron a considerar exóticas y mortales y más tarde cogieron popularidad de venenosas debido a su acidez. Me parece muy interesante como un alimento prácticamente esencial en todas las gastronomías haya tenido tal historia.
Es fascinante ver cómo la percepción de un alimento puede cambiar radicalmente con el tiempo y el contexto cultural. Llama mucho la atención que el tomate, un alimento tan querido por los españoles, fuese símbolo de peligro y miedo en nuestros antepasados.
Es fascinante cómo el tomate, hoy en día tan central en la gastronomía mundial, fue recibido con desconfianza y miedo en sus inicios en Europa. Esto demuestra cómo las percepciones culturales sobre un alimento pueden cambiar radicalmente con el tiempo. La asociación del tomate con el veneno debido a la acidez y los platos de peltre es un recordatorio de cómo la falta de conocimiento científico influía en la vida cotidiana y alimentaba supersticiones. Además, la conexión con las «manzanas doradas» y las asociaciones bíblicas muestran cómo las creencias y narrativas religiosas también influían en la percepción de nuevos productos. Es curioso pensar que un alimento tan básico y querido hoy en día, en su momento, fue símbolo de temor.