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Los sorprendentes efectos de la comida rápida tras hacer ejercicio

Aunque el mensaje que trata fomentar el estudio publicado en International Journal of Sport Nutrition and Exercise Metabolism es el de que las comidas post-entreno no han de ser siempre tan cuadriculadas, sino que la cantidad de hidratos y proteínas necesarias tras entrenar se pueden lograr de alimentos de toda índole (y sí, estamos hablando de una hamburguesa con patatas fritas), hay que tener en cuenta que dependiendo del tipo de entrenamiento y del tiempo del mismo, en un restaurante de comida rápida deberíamos pedir unas cosas y no otras. El estudio se llevó a cabo con grupos de hombres que entrenaron durante 90 minutos, por lo que si usted cree que tras quince minutos de bicicleta se merece unos nuggets, se equivoca.

Los investigadores analizaron el efecto de suplementos de glucógeno y el de la comida rápida tras entrenar. La mitad de los participantes tomaron pasteles, patatas y zumo de naranja. A las dos horas, tomaron una hamburguesa, patatas fritas y un refresco. La otra mitad ingirió Gatorade y barritas energéticas en ambas sesiones de comidas. Al tomar muestras del tejido muscular y analizar la sangre de los participantes, detectaron que la recuperación era similar en ambos grupos. Pero entonces, ¿han sido escuchadas nuestras plegarias y podemos lanzarnos al restaurante de comida rápida de la esquina tras entrenar?

El ‘fast food’ perfecto para ejercicios con peso

Si el entrenamiento ha consistido en ejercicios de levantamiento de peso, hay que tener en cuenta que como consecuencia, las fibras musculares se habrán roto y se habrá perdido mucho glucógeno. Lo ideal sería tomar alimentos ricos en proteína tras entrenar para reconstruir esas fibras musculares y sumar a la comida hidratos de carbono de absorción rápida.

Un batido de chocolate (de esos que tienen unas 850 calorías) sería una “buena” opción. La leche es una fuente de proteínas y carbohidratos, por lo que un batido grande de chocolate tendrá unos 20 gramos de proteínas y unos 140 gramos de carbohidratos.

Otra “buena” opción sería tomar una hamburguesa de carne. Sus 28 gramos de proteínas, 40 de hidratos y 24 gramos de grasa ayudarán a absorber de forma rápida los nutrientes necesarios tras entrenar. Eso sí: sin salsa y sin queso.

El ‘fast food’ para entrenamientos cardiovasculares

Un entrenamiento cardiovascular intenso (una maratón o una sesión de bicicleta intensa) hace que los carbohidratos almacenados en el cuerpo necesiten un ‘push’ extra. Nuestro cuerpo almacena unos 500 gramos de glucógeno en músculos e hígado. Lo que necesitaremos es proveer al organismo de hidratos de absorción rápida. Sí, podemos tomar una bebida deportiva o… podemos pasar por nuestro restaurante de cómida rápida preferido para reponer hidratos. Por fin las temidas (y deliciosas) patatas fritas son una opción idónea en la dieta, aunque lógicamente, nunca serán tan sanas como la batata o la quinoa.

Una ración grande de patatas tiene unas 500 calorías y 67 gramos de hidratos. Sí la ciencia lo avala, ¿por qué decir no a este capricho? Porque (no todo podía ser tan idílico), la comida rápida incluye componentes nutricionales capaces de ralentizar el suministro de glucógeno, por lo que este festín ‘fast food’ debería realizarse de vez en cuando, no como norma. Si realmente esa hamburguesa con patatas se le aparece en sueños, lo mejor es relegarla para el ‘cheat meal’ semanal y recurrir a otro tipo de alimentos al terminar el entreno. Lo habitual es que tras entrenar, se ingiera un batido y pasada una hora, se haga una carga importante de hidratos (por ejemplo, unos 100 gramos de arroz, aunque estas cantidades dependen del tipo de dieta y ejercicio) y proteínas (por ejemplo, 100 gramos de clara de huevo y 150 gramos de pollo a la plancha). Dependiendo de las pautas, se pueden incluir tres onzas de chocolate negro y nueces.

La conclusión es que tras entrenar, hay diversas opciones para reponer el glucógeno. Muchas más de las que un entrenador personal recomendará (seguro que este estudio hará a cualquier profesional del fitness estremecerse) y algunas mucho más apetecibles que unas barritas energéticas. Hacer del ‘cheat meal’ semanal el momento en el que tomar esa suculenta hamburguesa, cargada de hidratos y proteínas (responsables de intensificar el empuje metabólico) es la mejor opción.

Lo sentimos. El mundo no es perfecto… pero la comida rápida, de repente y gracias a la ciencia, no es tan imperfecta.


4 comentarios

  1. Es curioso como un alimento, que nos venden como comida rápida y que no es muy sana, puede añadir en la dieta después de hacer deporte. Como bien dice, de manera que no sea todos los días. De todas formas también se avisa que no serán tan sanas como otros alimentos que proporcionan lo mismo pero de manera menos perjudicial. Pero es bueno saberlo por si hay algún antojo post-entrenamiento.

  2. Es muy interesante como este estudio ofrece una perspectiva distinta a lo que estamos acostumbrados dándonos a entender que la comida rápida puede ser un gran aliado en ciertas ocasiones. A pesar de que es un tipo de comida que no se debería consumir todos los días, la clave está en saber cuándo y cómo integrarlas en una dieta responsable.

  3. ¡Sorprendente! Resulta que, después de un buen entrenamiento, una hamburguesa y papas fritas pueden ayudar a recuperar energías de manera similar a los suplementos de siempre. Aunque no sea la opción más sana y solo debería ser ocasional, parece que la comida rápida, en ciertos contextos, puede aportar esos hidratos y proteínas necesarios tras ejercitarse.

  4. Siempre he pensado que la comida rápida es bastante nutritiva y tiene beneficios si se elabora correctamente, con productos de calidad y sin aquellos ingredientes secundarios que simplemente aportan sabor. Este artículo es perfecto para la oposición a las falsas creencias de que no puede haber armonía entre la comida rápida y la comida saludable.

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