El impacto medioambiental y el nuevo modelo de consumo derivado de la tecnología y la pandemia prefiguran ya una nueva forma de alimentarse, basada en nuevos productos de base vegetal, de mayor proximidad, con embalajes no contaminantes y comprados en su mayoría a través de internet
Hamburguesa elaborada a partir de células animales con patatas cultivadas por un productor de un pueblo cercano de menos de 100 habitantes, comprado todo ello en línea y enviado a casa en un embalaje del que no se desperdicia nada porque está hecho a base de algas. Puede parecer futurista, pero el debate sobre qué y cómo comeremos en los próximos años apunta hacia ciertas tendencias (tecnificación, sostenibilidad, cero desperdicio y proximidad) que parecen estar llegando para quedarse. A otras más conocidas desde hace años (desde el desarrollo de proteínas vegetales para fabricar carne o la incorporación de nuevos alimentos a nuestras dietas hasta cómo hacer más sostenibles e inteligentes los envíos con la compra semanal)se le han sumado estos otros retos que, como sociedad, los expertos subrayan que debemos alcanzar para que dentro de medio siglo nuestro planeta siga siendo un lugar idóneo para la vida: “En los próximos años, el sector de la alimentación va a estar marcado por tres ejes principales: el bienestar de las personas, que el consumidor pueda sentirse con más energía con estos alimentos; la reducción del impacto medioambiental en la producción de alimentos; y el uso de las nuevas tecnologías, que desarrollarán productos más sostenibles, como nuevas proteínas alternativas de base vegetal”, dice Beatriz Jacoste, directora de KM ZERO Food Innovation Hub, iniciativa dedicada a apoyar e impulsar startups y proyectos innovadores del sector agroalimentario.
La dirección del cambio de modelo de consumo que indica Jacoste se ratifica en los últimos datos de envíos relacionados con la alimentación. Según el operador logístico Correos, la tendencia hoy es el uso masivo del comercio electrónico para la compra especialmente de productos saludables y, en cierta medida, con una preferencia por los de proximidad. La compañía, una de las de mayor peso en la distribución de paquetería, ha pasado en cinco años de mover 52,3 millones de paquetes a 208,9 millones. Datos de IAB Spain señalan que el 48% del total de las compras en línea en España hacían referencia de productos alimenticios. Además, hace dos años creó una plataforma de venta de productos de proximidad, bautizada como Correos Market, que no ha dejado de crecer. Un reflejo de la demanda social de estos productos. Y tampoco los productores que hoy forman parte de ella: más de 1.200 y con más de 17.000 productos.
Impulsar este último punto, señalan especialistas como Vicente Domingo, director del Centro Mundial de Valencia para la Alimentación Urbana Sostenible (Cemas), puede ser decisivo no solo para satisfacer el creciente auge de consumir productos locales en las grandes ciudades, sino también para crear un comercio más justo: “La comida del futuro debe serextremadamente local. Debe capitalizar a pequeños productores y la calidad de su producto”, explica Domingo en el informe Fooduristic 22, un documento elaborado por KM Zero Food Innovation Hub donde participan más de 50 expertos en alimentación, agrotecnología, digitalización, logística y medio ambiente. Teniendo en cuenta todas las variables expuestas (proximidad, digitalización, sostenibilidad…), todos ellos responden a la pregunta más frecuente que se hace la mayoría de los ciudadanos: ¿qué comida habrá en mi plato y como llegará hasta mí a lo largo de la próxima década? Estos son los tres pilares de ese futuro próximo.
Me parece fascinante este futuro de la alimentación sostenible y digitalizada que plantea el artículo. La idea de alimentos de origen local, con embalajes sin desperdicio, refleja un cambio necesario hacia el consumo responsable. Creo que estos modelos, que impulsan la tecnología y el comercio justo, pueden transformar nuestra relación con la comida y reducir el impacto ambiental, mientras apoyan a los pequeños productores locales.
Este artículo nos ayuda a concienciarnos de como se va a transformar nuestra alimentación con el paso de los años, con el fin de reducir el impacto ambiental y crear más productos saludables. Además, me gusta mucho la idea de que los productos pasen a ser locales, así se fortalecerán los pequeños comercios y se promoverá que la gente abra sus propios negocios.