Investigaciones anteriores han demostrado que muchas personas en multitud de países occidentales están reduciendo el consumo de carne y están pasando a una dieta más basada en plantas. Las razones van desde el deseo de comer más sano para mejorar nuestra salud hasta la convicción de comer de forma más ética, pasando por el efecto que produce en nuestros bolsillos porque el precio de la carne ha subido.
El debate sobre si comer carne es «bueno» o «malo» para la salud inició en 2015. En aquel año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó a la carne procesada como «carcinógena para los humanos» y la carne roja como «probablemente carcinógena para los humanos». Además, diversos estudios apuntan que el consumo excesivo de carne, en combinación con otros factores como la falta de ejercicio físico, contribuye a deteriorar nuestra salud, generando sobrepeso, obesidad, diabetes tipo II y enfermedades cardiovasculares.
Por otra parte, el uso de antibióticos en la ganadería industrial contribuye significativamente al desarrollo de resistencias a estos medicamentos. Según la OMS, la resistencia a antibióticos podría provocar más muertes que el cáncer en 2050. Y España es el país de Europa que más los utiliza en este sector. Hace no mucho, un estudio científico analizó la carne que se vende en los supermercados españoles y afirmó haber encontrado varios tipos de superbacterias resistentes a antibióticos.
Del otro lado de la polémica, hay expertos en salud y nutrición que afirman que no debemos dejar de comer carne. Una experta de Harvard afirmó hace no mucho que la carne es la mejor fuente de proteínas de alta calidad para el organismo y defendió su consumo. Además, un estudio reciente publicado en Nature sorprendió al demostrar las dietas vegetarianas se relacionan con un mayor riesgo de deterioro cognitivo y peores resultados de salud mental en comparación con una dieta que incluyó carne de forma equilibrada.
Ahora, un nuevo estudio científico advierte de que, por desgracia, pasarse a una dieta vegetariana basada en plantas no es siempre más saludable. Liderado por el Imperial College de Londres, en colaboración con la Universidad de São Paulo y del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, con sede en Francia, el equipo de investigación halló pruebas de que los vegetarianos y veganos del Reino Unido consumen más alimentos ultraprocesados que las personas que también comen carne. Y el consumo de alimentos y bebidas ultraprocesados se asocia con un mayor riesgo de cáncer.
Por qué las personas vegetarianas comen más ultraprocesados
En su artículo publicado en eClinicalMedicine, el grupo describe analizó los datos de 200.000 personas cuya información sobre hábitos alimentarios está almacenada en el proyecto Biobanco del Reino Unido. También revelan qué aprendieron de ellos sobre el consumo de alimentos ultraprocesados en ese país. Para empezar, el equipo científico afirma que el vegetarianismo suele equipararse a comer muchas frutas, frutos secos y verduras.
En la práctica puede ser así, pero a menudo también incluye el consumo de alimentos ultraprocesados como cereales de desayuno, barritas de chocolate, fideos, carnes falsas y pizza. Se ha descubierto que estos alimentos contienen una gran cantidad de compuestos y productos químicos añadidos, a veces poco saludables, para potenciar el sabor, mejorar la textura, ayudar a la frescura o simplemente hacerlos más apetecibles. La carne, en cambio, suele someterse a menos procesos de transformación porque tiene buen aspecto y sabor en su estado natural.
Descubrieron que las personas que seguían una dieta vegetariana o vegana también ingerían más alimentos ultraprocesados que las que comían carne habitualmente. Tal hallazgo sugiere que los beneficios para la salud conseguidos al comer menos carne roja se estaban perdiendo debido a los peligros para la salud que se encuentran en los alimentos ultraprocesados.
Por otro lado, las personas que comían carne de forma habitual eran más propicias a ingerir algunos alimentos ultraprocesados como refrescos y bebidas carbonatadas, pan industrial o comida precocinada lista para calentar.
Como conclusión, el estudio sugiere que, comamos carne o no, debemos prestar mucha atención a los productos que compramos creyendo que son más sanos. Muchos alimentos son procesados y no lo sabemos. Debemos tener en cuenta que los alimentos ultraprocesados son potencialmente cancerígenos y se relacionan con enfermedades cardiovasculares, endocrinas y metabólicas. Por ello, hay que evitarlos.
Este estudio es una muestra más de que debemos comprar más alimentos enteros y menos procesados. No debemos confundir su conclusión con que «comer carne es más sano», pues el trabajo no analiza los valores nutricionales de la dieta total de quienes comen carne y quienes no. Tampoco analiza quienes estaban más sanos de acuerdo a biomarcadores.
Y, por último, el estudio no tiene en cuenta las diferencias nutricionales entre los propios ultraprocesados. Por ejemplo, si los cereales procesados son peores o mejores para la salud que las bebidas carbonatadas. Por el contrario, solo tiene en cuenta cuántos procesados comía cada persona, centrándose en la parte cuantitativa y no cualitativa de la dieta.
El consumir productos ultraprocesados depende cada persona, da lo mismo si es vegetariano como si no. Aun así, actualmente si deseas no consumir ultraprocesados se debe optar por todo tipo de alimentos naturales, desde pescado, verduras, fruta, carne, etc.
Aunque, si es verdad que muchas personas no pueden permitirse todo tipo de productos naturales.
Esta claro que la base de una dieta es muy amplia para la interpretación de cada uno, el hecho de adoptar una dieta omnívora no implica comer snacks no veganos o cetogenicos y querer salud ya que no es compatible. Pero la dieta vegana bien planteada es salud en su máximo esplendor