La asociación Reto a la Esperanza de Sevilla recibe diariamente de Mercadona los alimentos que no se han vendido al público. Atajar la pérdida y el desperdicio de alimentos es una de las metas marcadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Una acción que requiere de la acción global de los diferentes actores implicados, desde la sociedad civil, hasta las empresas y los gobiernos. No es para menos, teniendo en cuenta que cada año se tiran 1,2 millones de toneladas de comida solo en España. Para hacer frente a esta mala práctica, que conlleva un elevado coste ético, medioambiental y económico, esta en trámite la ley contra el desperdicio alimentario, que, entre otras medidas, obliga a las cadenas de supermercados a firmar convenios de colaboración con entidades sociales para dar salida a su excedente de alimentos. No obstante, Mercadona trabaja con estas organizaciones desde 2013 donándole sus excedentes.
Al Mercadona de la avenida Parsi de Sevilla llega puntual cada mañana, a eso de las 10.30, Jesús Beltrán, el director de la asociación Reto a la Esperanza, para recoger bolsas cargadas de comida. Esta ONG ayuda a personas drogodependientes a buscar salida en sus centros de acogida inmediata y presta asistencia en la actualidad a unas cien personas, de manera gratuita y desinteresada.
Aunque la colaboración de Mercadona con la asociación Reto a la Esperanza es un paso positivo hacia la reducción del desperdicio alimentario, resulta preocupante que este tipo de iniciativas no hayan sido una norma generalizada desde hace más tiempo. La cifra de 1,2 millones de toneladas de comida desperdiciada resulta alarmante.
Deben existir mas textos como este para que seamos conscientes de la cantidad de comida que es desperdiciada al año y sensibilizar a los lectores sobre la necesidad de actuar. Además, la colaboración de Mercadona con la ONG es un buen ejemplo de cómo las empresas pueden tomar la iniciativa para enfrentar estos problemas. Sin embargo, todos debemos de ponernos manos a la obra contra el desperdicio alimentario, adoptando prácticas más sostenibles en nuestras vidas diarias.