Podríamos empezar considerando la certeza de que, excepto el ser humano, ninguna especie de mamífero sigue tomando leche en la edad adulta ,pero si no nos quedamos sólo con esta visión, sino que miramos más allá, el ser humano no es solamente diferente al resto de mamíferos en este punto, somos diferentes en muchos más aspectos, como el habla, la cultura o el desarrollo cefálico gracias al cual se alcanzó la inteligencia y las habilidades suficientes para cultivar plantas y criar animales en cautividad, dejando de ser poblaciones nómadas y alimentándonos de una forma mucho más variada, lo que facilitó la evolución y aumentó la esperanza de vida.
La tolerancia del consumo de leche es una evolución adaptativa de la especie humana
La digestión de la leche esta regulada, principalmente, por dos factores: la presencia de microorganismos que consumen lactosa –un tipo de azúcar exclusivo de la leche– y la acción de la lactasa. Esta enzima es la responsable de descomponer lactosa en azúcares más sencillos y lograr su absorción hacia la sangre.
No siempre fue así. Estudios arqueológicos y genéticos han determinado que los primeros humanos que consumieron leche no podían digerir la lactosa. Solo pequeñas proporciones de la población tenían esa capacidad hace 8 000 años.
Sin embargo, la asociación cultural de los humanos y los animales productores de leche, aumentó rápidamente la distribución de esta nueva capacidad entre las personas. Así surgió la adaptación intestinal para producir lactasa y digerir de manera permanente la leche, mientras no se interrumpa su consumo. A esta nueva característica se le llama persistencia de la lactasa y está determinada en nuestros genes. Tales mutaciones afectaron a los grupos de humanos que domesticaron animales productores de leche, una ventaja competitiva que se fue heredando por selección natural. Es el caso de las poblaciones del norte y centro de Europa, así como de algunas sociedades del norte de África y Medio Oriente.
En cambio, para las culturas con poca o ninguna relación con animales lecheros resultaba poco útil esta adaptación. Eso explica que en la mayoría de la población asiática, así como en gran parte del continente africano y las culturas nativas americanas, prevalezca la intolerancia a la lactosa.
Es esta capacidad de digestión de la lactosa adquirida por la evolución humana la que hoy en día nos hace poder aprovechar los beneficios de este grupo de alimentos, existiendo hoy en día más de 2.000 millones de personas que son tolerantes a la lactosa. Y, gracias al desarrollo industrial, también el ser humano dispone de leche y derivados sin lactosa como solución para aquellas personas que han perdido la capacidad de digerirla total o parcialmente
Es realmente sorprendente cómo la evolución humana ha logrado adaptarse de una manera tan específica y eficiente para permitirnos digerir la leche en la edad adulta. Es fascinante pensar que, hace solo 8,000 años, la mayoría de los humanos no podían procesar la lactosa, y hoy, gracias a la selección natural y la relación cultural con los animales lecheros, millones de personas tienen acceso a los beneficios nutricionales de la leche. Además, la capacidad de la ciencia y la tecnología para ofrecer soluciones como los productos sin lactosa demuestra cómo podemos seguir adaptándonos y mejorando nuestras condiciones de vida. ¡Es un claro ejemplo de cómo la evolución y la innovación humana van de la mano!
Qué interesante! Nunca me había detenido a pensar en por qué los humanos seguimos tomando leche de adultos, mientras que el resto de los mamíferos no. Parece que todo se reduce a una adaptación evolutiva relacionada con la domesticación de animales lecheros. Es curioso cómo, en algunas culturas, esta capacidad se heredó por selección natural, mientras que en otras, como en Asia, la intolerancia a la lactosa sigue siendo más común.
La leche en este sentido parece un gran símbolo de la fuerza de la evolucion y del milagro de la vida. Lo fascinante de esta parte de nuestra historia (más o menos reciente) es que podemos consumir algo que antes no podíamos consumir – solo por una mutacion en una sola persona que lo transmitio a sus hijos y nietos etc. hace aprox. 8000 años. Esto nos muestra: Todo es posible!