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Alimentación y prevención de enfermedad

El Día Mundial de la Alimentación, 16 de octubre, fue establecido por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 1979 para concienciar a la población sobre los problemas de desnutrición, pobreza y hambre para luchar contra ellos. Promover una alimentación saludable es uno de sus objetivos.

Dentro de los hábitos de vida saludables debe incluirse nuestra dieta mediterránea que es una dieta sana, equilibrada y variada. Una alimentación adecuada puede prevenir multitud de enfermedades.

¿En qué consiste una dieta mediterránea?

– Al menos 3 piezas de fruta al día (al menos una de ellas cítrica)

– Al menos 2 raciones de verdura/hortaliza al día, una de ellas fresca

– Un puñado de frutos secos (3 nueces o 10 almendras) al menos 3 veces en semana

– Legumbres de 2-4 veces a la semana

– Arroz de 1-2 veces a la semana

– Pasta 1-2 veces a la semana

– Patata 3-4 veces por semana

– Ingesta mayor de pescado que carne

– Pescado al menos 4 veces a la semana (al menos una vez a la semana azul)

– Carne roja no más de 2 veces a la semana

– Al menos 2 raciones de lácteos al día

– Usar aceite preferentemente de oliva

– Evitar fritos y bollería industrial

– Evitar el consumo grasas saturadas (aceite de coco o palma)

– Evitar consumo de grasas trans o hidrogenadas

¿Sabías que con una adecuada alimentación puedes prevenir…

Obesidad

Una alimentación hipercalórica y rica en grasas conlleva la aparición de la obesidad y todas sus comorbilidades como: hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia, enfermedad cardiovascular, enfermedad cerebrovascular, patología articular, apnea del sueño, hígado graso…etc

Diabetes

El consumo excesivo de azúcares como, por ejemplo, las bebidas azucaradas (refrescos) se asocia a obesidad, a la aparición de diabetes y a un incremento del riesgo cardiovascular.

El exceso de azúcar favorece la inflamación, la disfunción de la célula beta del pancreática (aparece insulino-resistencia) y el acúmulo de grasa visceral.

¿Cuánto azúcar debemos consumir al día? No más de 25 gramos

Enfermedad cardiovascular

El consumo de grasas «trans» aumenta un 33% el riesgo coronario. Las puedes identificar en el etiquetado nutricional de los alimentos como grasas hidrogenadas.

También aumenta este riesgo el consumo excesivo de azúcares.

Cáncer

Por poner unos ejemplos …

Según un informe del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) el consumo excesivo de carne roja y carne procesada se asocia a cáncer de colon, páncreas y próstata y parece que hay evidencias suficientes para establecer una asociación entre el consumo de carne procesada y la aparición de cáncer de colon y cáncer de estómago.

El consumo de alcohol se asocia al cáncer de boca, esófago, faringe, laringe, hígado, colon, recto y mama.

La obesidad se relaciona además con el cáncer de vesícula, mama y endometrio en el caso de las mujeres y en los hombres con el de colon, recto y próstata.

Además, una buena dieta ayuda no sólo a mejorar la respuesta a la quimioterapia y la radioterapia sino también a prevenir sus complicaciones.

Infertilidad

La obesidad puede provocar alteraciones menstruales e infertilidad

Una dieta equilibrada asegura el consumo de antioxidantes (vitaminas C, E… etc) y omega 3 que parecen asociarse una mejor calidad ovocitaria y espermática.

El consumo de tóxicos como el alcohol afecta negativamente en la formación de espermatozoides y en la maduración ovocitaria.

Sarcopenia

La sarcopenia es un síndrome que consiste en la pérdida de la masa muscular que va produciéndose con la edad y puede favorecer en las personas de más edad las caídas y las fracturas. Puede aparecer en el 5-13% de las personas de 70 años y en el 11-50% por encima de los 80 años.

Puede prevenirse con un consumo adecuado de calorías, proteínas y vitaminas.

En conclusión, nuestra alimentación es la base de nuestra salud y en cualquier etapa de la vida el consejo nutricional es básico.

Dra. María Luisa de Mingo

Especialista en endocrinología y nutrición

https://www.quironsalud.com/blogs/es/actualidad-endocrina/alimentacion-prevencion-enfermedad

La economía de la nutrición: ¿análisis de coste-efectividad o análisis de coste-beneficio?

La mayoría de los decisores están de acuerdo en que la política sanitaria debe basarse en la evidencia y que, por tanto, la investigación y la evaluación son esenciales para promover terapias que funcionan y para eliminar aquellas que no. Sin embargo, de cierto modo, los economistas y los médicos son socios incómodos (Epstein, 2021). El lenguaje de los economistas se basa en restricciones, presupuestos, costes, compensaciones y optimización, mientras que los médicos se enfocan en la ciencia y el arte de curar.

La metodología predominante utilizada por los economistas en transporte, medio ambiente y otros sectores para evaluar las políticas es el análisis de coste-beneficio (ACB): la comparación de los costes y beneficios de los proyectos de bienes públicos para decidir si deben emprenderse. Fundamentalmente, los “beneficios” en esta metodología generalmente se estiman desde una perspectiva de economía del bienestar, de modo que todos los costes y beneficios se monetizan. Si bien la economía de la salud todavía era una disciplina incipiente en la década de 1970, los metodólogos comenzaron a resistirse a este enfoque, argumentando que no era ético asignar un valor a la vida humana, o por preocupaciones de que la métrica de «disposición a pagar» discriminaba a las personas con bajos ingresos, o del escepticismo sobre la validez de los métodos, o la capacidad cognitiva de los encuestados para expresar su disposición a pagar por servicios relacionados con la salud. Por lo tanto, se creó el análisis de coste-efectividad (ACE) para llenar este vacío, en el que los beneficios relacionados con la salud se informan utilizando una métrica de salud (como el año de vida ajustado por calidad, AVAC) y los costes se informan en términos monetarios.

El enfoque ACE demostró ser exitoso para evaluar políticas y programas de servicios de salud en los que la mayoría de los costes se incurren dentro del sistema sanitario y la mayoría de los beneficios surgen de las mejoras en la salud de las personas tratadas. Esta “perspectiva del pagador” considera el sistema sanitario (ya sea financiado con impuestos, seguridad social o una aseguradora de salud privada) como una unidad autónoma, dentro de la cual el objetivo general es ofrecer programas que maximicen la salud de los beneficiarios dentro de un presupuesto total fijo. En el marco del ACE, el decisor es la institución que gobierna el sistema sanitario; el papel del “paciente” es pasivo, tanto en el sentido de que el paciente no incurre en los gastos del tratamiento como de que no juega un papel importante en su elección.

Sin embargo, el límite entre lo que se encuentra «dentro» del ACE y, por lo tanto, debe tenerse en cuenta, y lo que debe dejarse «fuera», siempre ha sido discutido. Esto ha llevado a la idea de la perspectiva de la ACE “social” (Sanders et al., 2016). A menudo, esto se interpreta en el sentido de que los beneficios aparte de la salud para el paciente (como el aumento de la productividad de una mejor salud) o los costes sanitarios no pagados por el sistema de salud (como los gastos financiados por el paciente directamente ‘de su propio bolsillo’) pueden o deben incluirse. Si existen costes o beneficios para las entidades del sector público fuera del servicio sanitario (por ejemplo, una intervención para mejorar las comidas escolares, Mora y López-Valcárcel, 2017), entonces se puede considerar una ACE “multisectorial”(Claxton, Sculpher y Culyer, 2007). Puede haber externalidades positivas. Esto se observa a menudo en los programas de vacunación que tienen como objetivo lograr la inmunidad de grupo. La evaluación de estos impactos requiere una ACE «poblacional» o dinámica que tenga en cuenta la transmisión del patógeno entre individuos o subgrupos (Pitman et al., 2012).

En todos los ejemplos hasta ahora, uno podría posiblemente extender la definición de “costes” y / o “beneficios” y aún preservar la naturaleza esencial de ACE, que es que los beneficios no necesitan ser monetizados. Sin embargo, cuando pasamos a evaluar las intervenciones que tienen como objetivo cambiar el estilo de vida de las personas, la heterogeneidad de los tipos de resultados hace que sea cada vez más difícil defender el marco ACE (Federici et al., 2019).

Para visualizar un ejemplo, consideremos la propuesta de aumento del IVA (impuesto sobre el valor añadido) para el azúcar y bebidas endulzadas artificialmente que se implementará en España a partir de enero de 2021. El Cuadro 1 muestra un inventario de posibles impactos cualitativos para este tipo de políticas (Walker et al., 2019). Además de la salud de los individuos objeto de las políticas y las ganancias de productividad asociadas, podríamos considerar los posibles beneficios externos que surgen dentro de la red del grupo de pares (Christakis y Fowler, 2007). Esta teoría propone que la obesidad es una especie de enfermedad socialmente contagiosa; por ejemplo, si uno de los cónyuges en un matrimonio se vuelve obeso, es más probable que el mismo ocurra en su pareja (ver la animación).

Asimismo, los servicios sanitarios permitirán ahorrar en la prevención de enfermedades asociadas con el consumo excesivo de azúcar, pero también hay una pérdida de utilidad para el consumidor derivada del aumento de precios y los efectos de sustitución, pérdida de excedente del productor y una ganancia para el gobierno en ingresos tributarios. Algunos de estos saldrán netos, pero el impuesto aún puede producir una ‘pérdida de peso muerto’ (deadweight loss, por su equivalente en inglés) general que al menos debería reconocerse, junto con el reconocimiento de los ganadores y perdedores de la política.

Cuadro 1: Inventario de impacto de un aumento del IVA (impuesto sobre el valor añadido) de las bebidas azucaradas del 10% al 21%

  Ejemplos específicos de aumento del impuesto a las bebidas azucaradasMedición para evaluación económica
Beneficios netos que se acumulan para el individuo que es el objetivo de la intervenciónBeneficios netos para la saludEvitar enfermedades relacionadas con el consumo de azúcarIncidencia, AVAC, etc.
Otros beneficiosProductividadCapital humano
Beneficios netos para otros (externalidades)Beneficios netos para la saludEfectos positivos de la red social para una alimentación saludableIncidencia de enfermedad en la red social
Otros beneficios
Costes o riesgos netos de la intervención pagados por la persona que se beneficiaGastos sanitariosMenor gasto privado en el tratamiento de enfermedades relacionadas con el consumo excesivo de azúcarMenor gasto privado
Otros gastos y costes de oportunidadPérdida en la utilidad del consumidor por precios más altos y sustitución por bienes más baratosDisponibilidad a pagar, MCDA
Costes o riesgos netos de la intervención pagados por otras personasGasto público en sanidadMenor gasto público en sanidadMenor gasto público en sanidad
Otros gastos públicosIngresos tributariosIngresos tributarios
Gastos de otras entidadesPérdida del excedente del productorBeneficios del productor

Estos impactos sociales son muy difíciles de integrar en el marco de ACE pero (al menos conceptualmente) encajan naturalmente en ACB. El ACE (y sus extensiones) es útil para situaciones específicas (ver Cuadro 2) pero puede verse como un “caso especial”: el ACB parece ser más apropiado en los casos donde los beneficios y costes recaen más ampliamente.

Cuadro 2: Metodologías que podrían aplicarse para evaluar un aumento en el IVA (impuesto sobre el valor añadido) de las bebidas azucaradas del 10% al 21%

  Costes o riesgos netos de la intervención pagados por la persona que se beneficiaCostes pagados por otras personas
  Gastos privados en saludOtros gastosGastos públicos en saludOtros sectores públicosSector privado
Beneficios netos que se acumulan para el individuo objeto de la intervenciónSaludACE (pagador)ACE (Multi-sectorial)
OtrosACE (social)ACE (Multi-sectorial)
Beneficios netos que se acumulan para otras personasSaludACE (poblacional)
Otros

Finalmente, podemos usar este enfoque para considerar el riesgo moral que a menudo está presente en las intervenciones de salud relacionadas con el estilo de vida. Las políticas preventivas en la población en general, como las campañas de información para mejorar el consumo de frutas y verduras, tienen un coste para el sector público bastante bajo, en términos de publicidad, etiquetado e información, por ejemplo. Sin embargo, la mayor parte del «coste de oportunidad» recae en los consumidores que deben realizar el cambio. Además, las ganancias (en términos de evitar la obesidad personal y otras enfermedades relacionadas con la dieta) beneficiarán al consumidor, pero también beneficiarán en gran medida a los contribuyentes que pagan por los servicios de salud. Esta asimetría de costes y beneficios para el consumidor genera riesgo moral. Tradicionalmente, la ACE considera el problema desde el punto de vista de un único responsable institucional “benévolo”, que pondera metódica y objetivamente los costes y la efectividad en los afectados y dicta la política a seguir por los médicos y los pacientes. Sin embargo, las intervenciones relacionadas con la nutrición y el estilo de vida requieren mucho más compromiso y aceptación por parte del consumidor que los servicios médicos. Se pueden utilizar métodos económicos como experimentos de elección discreta, WTP (Willingness to Pay) y MCDA (Análisis Multicriterio) para estimar el grado probable de participación del consumidor en cualquier política propuesta antes de su implementación.

Fuente: Grafiti de Banksy, Los Ángeles, Estados Unidos

Referencia

Epstein, D. M. Nutrition Economics: celebrating cross-disciplinary collaboration. Value Heal. x, In press (2021).

¿Es verdad que el picante adelgaza?

Lo de que el picante adelgaza es la típica historia que se escucha por ahí sin que nadie sepa muy bien cuánto hay de verdad y cuánto de leyenda urbana tras esa afirmación.

La clave radica en un compuesto químico que contienen los alimentos picantes: «La capsaicina es un alcaloide natural que hay en los chiles, tanto en el jalapeño o la cayena como en el habanero. Entre sus múltiples cualidades, la capsaicina ayuda a reducir la producción de grelina, conocida como la hormona del hambre, incrementando la sensación de saciedad, tal y como se ha podido constatar en diversas investigaciones».

Si utilizamos el picante en lugar de la sal, «encontraremos en la capsaicina un gran aliado para disminuir la retención de líquidos» y, lo que es igual o más interesante, «conseguiremos un aumento de la temperatura corporal que va a favorecer un mayor gasto energético».

Y eso, ¿por qué ocurre? Básicamente, relata Amaro, «sucede porque la capsaicina potencia la termogénesis, es decir, hace que nuestro cuerpo tenga que quemar más calorías para digerir el mismo alimento que si no llevara a picante. Para ser más exactos, se estima que añadir picante a nuestros platos puede ayudarnos a quemar unas 50 calorías adicionales más» .

La capsaicina es «una molécula que estimula los receptores del dolor y, entre sus beneficios, destacan su efecto analgésico, anticancerígeno, antiinflamatorio y antioxidante«.

Analgésico y antidepresivo natural, «fomenta la liberación de endorfinas y dopamina para mitigar esa sensación de picor que se produce al ingerirla, de ahí que muchas personas experimenten esa sensación de bienestar al tomarlos».

Es decir que, tras esa pasión por el picante, hay ‘truco’. «Cuando decimos que nos gusta la comida picante es porque hemos caído en ‘el engaño’ urdido por nuestro propio cerebro que, para ‘combatir’ la sensación de ardor, hace que se desate una tormenta de hormonas del placer que, inmediatamente, nos inunda de euforia y bienestar».

Amaro apunta que «ese escozor tan intenso que nos provoca el picante en la boca se llama pungencia y, como dato curioso, merece la pena contar que los mamíferos somo los únicos animales que lo percibimos».

La ligera inflamación bucal que ocasiona al tomarlo propicia que «la mucosa sea más sensible, disminuyendo la percepción del resto de sabores de los alimentos que tomemos en ese momento«.

¿Qué hacemos si nos hemos pasado de la raya y no aguantamos el picor? «Pues, en lugar agua, que es lo primero que se nos puede venir a la cabeza, lo suyo es tomar lácteos (leche, yogur, queso, etc.). Los lácteos no solo nos van a proporcionar un alivio inmediato, sino que ayudan a disolver las moléculas de la capsaicina de una manera mucho más efectiva que el agua».

Llegados a este punto, nos queda claro que el picante, además de otros beneficios, puede ser un buen aliado para perder peso, siempre y cuando, «seamos personas sanas y, obviamente, no tengamos úlceras gastrointestinales, gastritis, síndrome de intestino irritable, problemas hemorroidales o hepáticos. Tampoco, se recomienda en el caso de mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, ni en niños menores de seis años».

Fuente:https://www.elmundo.es/vida-sana/bienestar/2024/08/28/66cdb905e4d4d80d358b4578.html

Los hábitos alimenticios y la televisión

Hace unos días, viendo una conocida serie de televisión sobre dos físicos con pocas aptitudes sociales, caí en la cuenta de que estos apenas cocinaban y que escena tras escena se limitaban a devorar comida rápida de toda índole.

No es que sea algo nuevo sobre el firmamento, en multitud de series de televisión —especialmente las americanas— los protagonistas rara vez pisan una cocina salvo para prepararse un café. De hecho cocinar a veces se presenta como algo exótico y, si se hace pareja, hasta super romántico.

Como podéis imaginar, me puse a divagar, y el resultado es esta reflexión personal sobre la relación entre los hábitos alimenticios y la televisión.

La primera cosa que viene a la mente es el conocido dilema del huevo y la gallina. En el caso de la televisión y la alimentación es posible que haya un poco de cada. Por un lado, las series y las películas son en gran medida un reflejo de la sociedad. Los que hayáis viajado a los Estados Unidos habréis podido comprobar como la mayoría de las cosas son, aunque a menudo nos sorprenda, “como en las películas”, y los hábitos alimenticios no iban a ser menos.

Al otro lado del charco, tal como se ve en las series, la comida “casera” está en plena decadencia, especialmente en las grandes ciudades, donde casi es más barato pedir comida rápida que comprar los ingredientes para cocinarla.

Sin embargo, no solo funciona en ese sentido, la televisión también influye mucho en la sociedad, inculcando valores y transmitiendo a los televidentes qué es lo normal y habitual. Así, salvo excepciones, muchos jóvenes crecerán viendo como los protagonistas de sus series solo comen sentados en la mesa las fiestas de guardar o para protagonizar alguna escena de confrontación familiar, siendo su dieta principalmente a base de comida china, hamburguesas, pizzas congeladas y, a lo sumo, unos macarrones con queso.

En las series de producción nacional la comida rápida aún no ha hecho acto de presencia y hay gran cantidad de escenas con la gente comiendo en casa sentados a la mesa con plato y cuchara. Por poner ejemplos medianamente recientes tenemos Médico de Familia, Los Serrano, El Internado… donde muchas escenas se desarrollan con comida casera mediante.

No obstante, es una tendencia a la baja, siendo lo más habitual que los protagonistas se limiten a picar entre horas sin que quede nada claro cuándo, qué y cómo comen.

Aunque aún hay un gran trecho que separa la cultura anglosajona de la nuestra, al menos en cuanto a hábitos alimenticios, da un poco de miedo pensar que nuestros (futuros) hijos puedan acabar comiendo a base de tallarines tres delicias, burritos con queso y hamburguesas de todo tipo.

Los hábitos alimenticios y la televisión (directoalpaladar.com)

Gastronomía y nutrición: claves en alimentación saludable y sostenible

Gastronomía y nutrición son dos disciplinas que deben confluir para favorecer la promoción de una alimentación saludable y sostenible y, por tanto, para impulsar y mejorar la salud individual, de la comunidad y del planeta. Además de la mejora de las cualidades organolépticas que incorpora progresivamente este sector, es fundamental que los profesionales de la gastronomía se guíen por criterios de salud y sostenibilidad a la hora de diseñar, planificar y ejecutar todos los menús, desde la gastronomía de élite hasta el menú del día o la oferta en colectividades.

Esta ha sido una de las principales conclusiones de la Reunión Nacional de Expertos en Nutrición, Gastronomía, Alimentación Saludable y Sostenibilidad celebrada en Bilbao en el marco de la Feria Alimentaria Gustoko 2020, organizada por la Real Academia de Medicina del País Vasco-Euskal Herriko Medikuntzaren Errege Akademia, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) y la Real Academia de Gastronomía (RAG) en colaboración con la Makilaren Kofradia, la Escuela Superior de Hostelería de Bilbao y la Academia Española de Nutrición y Ciencias de la Alimentación.

«Los participantes han coincidido en la necesidad de promover una gastronomía vinculada al territorio, la cultura y las tradiciones locales, que utilice técnicas culinarias saludables e ingredientes positivos para la salud de los consumidores. Gastronomía basada en las recomendaciones de la Dieta Mediterránea -icono de referencia en la alimentación saludable y sostenible- y siguiendo elevados niveles de higiene y seguridad en su preparación.»

Según el Dr. Javier Aranceta, presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) y presidente de la Real Academia de Medicina del País Vasco– Euskal Herriko Medikuntzaren Errege Akademia (RAMPV-EHMEA) y coordinador de este encuentro, “cada vez hay más necesidad de comer fuera de casa por las distancias, en los centros escolares y en las empresas o simplemente por ocio o placer, por lo que es muy importante buscar el equilibrio entre lo gastronómico y lo saludable. Debemos potenciar nuestra gran riqueza y diversidad gastronómica a través de elaboraciones saludables que permitan disfrutar de los alimentos y al mismo tiempo mejorar la salud del consumidor. La gastronomía debe ser también fuente de cultura, convivialidad e información alimentaria práctica”.

“Es importante fomentar y respetar la agricultura tradicional y los espacios de producción sostenibles cercanos al lugar del consumidor para poder consumir alimentos frescos y aguas de proximidad, evitando largos transportes, para salvaguardar las tradiciones gastronómicas regionales, con sus productos y métodos de cultivo propios y el apoyo a los productores locales, y también con el pago de un precio justo por los alimentos que producen o elaboran”, añadió el Prof. Aranceta.
 

La gastronomía como canal de información al consumidor 

Los expertos proponen convertir la gastronomía en eje de formación y herramienta para hacer llegar información al consumidor en los distintos niveles educativos y plantean, entre otras iniciativas, incorporar en los menús y en las cartas de los restaurantes información nutricional y sobre el origen de las materias primas empleadas, incluso iconos complementarios que den visibilidad a platos bajos en sal, azúcar, grasas u otros nutrientes críticos.


Igualmente, la ciencia y la tecnología están cada vez más en el centro de los avances relacionados con la gastronomía y la salud. El objetivo no es otro que hacer llegar a la sociedad soluciones alimentarias saludables y sostenibles, tal y como ha propuesto la FAO y la OMS. Entre estas alternativas se encuentra la elaboración de productos de origen vegetal ricos en proteínas (soja, almendra, legumbres convencionales) y la posibilidad de incorporar la proteína de insecto a la cadena alimentaria humana.

 Gastronomía y nutrición: claves en alimentación saludable y sostenible – Revista Alimentaria

Alerta alimentaria en el pollo por detección de salmonela en algunos lotes que se venden en los supermercados

Las autoridades sanitarias europeas han ordenado la retirada de pollo procedente de España al detectar la presencia de salmonela. Así lo ha confirmado el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (Rasff), señalando que se ha identificado específicamente la bacteria Salmonella entérica serotipo Infantis en varios lotes de productos cárnicos derivados del pollo. La alerta ha sido emitida por las autoridades sanitarias de Francia tras una revisión de autocontrol realizada por la empresa productora.

Según detalla la Rasff, el nivel de riesgo asociado a estos productos contaminados es «grave». Los lotes afectados ya han sido retirados de los supermercados como medida preventiva. La Salmonella Infantis es una de las cepas bacterianas con mayor resistencia a los antibióticos y es habitualmente detectada en granjas avícolas, lo que aumenta la posibilidad de que se incorpore a la cadena alimentaria e infecte a las personas.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) advierten que ciertos grupos de población tienen un mayor riesgo de desarrollar infecciones graves por salmonela, incluyendo a niños menores de 5 años, adultos mayores de 65 años y personas inmunocomprometidas debido a afecciones como diabetes, enfermedades hepáticas, renales o cáncer, así como aquellos que reciben tratamientos que debilitan el sistema inmunitario.

Síntomas de la infección por salmonela

Estos son algunos de los síntomas más comunes de esta infección:

  • Diarrea.
  • Fiebre.
  • Calambres abdominales.

Estos síntomas generalmente aparecen entre 6 y 72 horas después de la exposición a la bacteria y pueden durar de 4 a 7 días. En casos severos, la infección puede diseminarse desde los intestinos al torrente sanguíneo y luego a otras partes del cuerpo, requiriendo tratamiento antibiótico inmediato.

Medidas de prevención para la salmonela en el pollo

Para prevenir las infecciones por salmonela asociadas al consumo de pollo, se recomienda:

  • Cocinar completamente la carne de pollo hasta que alcance una temperatura interna de 74 °C.
  • Evitar la contaminación cruzada en la cocina, lavando superficies, utensilios y manos después de manipular pollo crudo.
  • Refrigerar adecuadamente los productos avícolas y consumirlos antes de su fecha de caducidad.

Ante cualquier síntoma de salmonelosis, se debe buscar atención médica, especialmente en los grupos de alto riesgo.

España, tercer país de UE en producción de carne de pollo y quinto en censo y producción de carne de vacuno

Fuente:https://www.20minutos.es/lainformacion/economia-y-finanzas/alerta-alimentaria-pollo-por-deteccion-salmonela-algunos-lotes-que-se-venden-los-supermercados-5265511/

El alimento rico en vitamina C que ayuda a mejorar la vista y reduce el colesterol

Según la Fundación Española de la Nutrición, una ración de boniato o batata puede llegar a cubrir un 39% de la ingesta que se recomienda de vitamina E.

Según explica el Ministerio de Agricultura, existen más de 400 variedades diferentes de batata. Las más comunes son la batata acuática, que tiene su origen en las zonas más tropicales y es donde se cultiva de forma exclusiva, y por otro lado, el boniato.

Por un lado, la batata es rica en aminoácidos esenciales como la metionina. La vitamina E está presente en este producto. Tal y como explica la FEN una ración de boniato puede llegar a cubrir el 39% de la ingesta recomendada de esta vitamina. 

Por otro lado, los nutrientes mayoritarios del boniato son los hidratos de carbono, según revela la Fundación Española de la Nutrición (FEN). Este alimento constituye una gran fuente de vitamina C, pero también de otras como la B6, B5, B2 B1.

Por último cabe destacar que el boniato es capaz de favorecer el transito intestinal, contribuye a la reducción del colesterol malo (LDL) y a mantener los niveles estables de azúcar en sangre.

Batata.

Para una mayor información: https://www.20minutos.es/salud/nutricion/boniato-batata-vitamina-c-mejorar-vista-reduce-colesterol-5636806/

La responsabilidad en la cadena alimentaria, ¿distribuidor o fabricante?

Son muchas las empresas del sector alimenticio que se dedican a la mera distribución de productos previamente adquiridos a un tercero que los fabrica. Es por ello que el presente artículo pretende profundizar sobre cuál es la responsabilidad en la cadena alimentaria de unos y otros centrándose en el ámbito del Derecho Administrativo.

El Estado ha entendido que se deben garantizar al ciudadano unos alimentos sanos, seguros y que además respondan a sus expectativas de calidad. Fruto de ese deber de garantías se han emitido un conjunto básico de disposiciones legales que velan por la existencia de un modelo de calidad alimentaria.

Qué dice la norma sobre la responsabilidad en la cadena alimentaria

En ese sentido, la Ley 28/2015, de 30 de julio, para la defensa de la calidad alimentaria (Ley 28/2015), que tiene por objeto establecer la regulación básica en materia de defensa de la calidad alimentaria, expone en su artículo 17.1 y 2 que:

“1. Serán sujetos responsables de las infracciones las personas físicas o jurídicas y las comunidades de bienes que incurran en las acciones u omisiones tipificadas como infracción en la presente ley.

  1. Salvo que la normativa de la Unión Europea prevea un régimen diferente, de las infracciones en productos envasados serán responsables las firmas o razones sociales, incluido el distribuidor, que figuren en la etiqueta, bien nominalmente o bien mediante cualquier indicación que permita su identificación cierta. Se exceptúan los casos en que se demuestre falsificación o mala conservación del producto por el tenedor, siempre que se especifiquen en el etiquetado las condiciones de conservación.

Asimismo, será responsable solidario el elaborador, fabricante o envasador y el distribuidor que no figure en la etiqueta si se prueba que conocía la infracción cometida y que prestó su consentimiento.

En el caso de que se hayan falsificado las etiquetas, la responsabilidad corresponderá al falsificador y a las personas que comercialicen los productos a sabiendas de la falsificación.”

Como puede observarse, en materia de seguridad alimentaria, el etiquetado juega un papel relevante ya que es el medio que nos permite conocer el alimento, su origen, su modo de conservación, los ingredientes que lo componen o los nutrientes que aportan a nuestra dieta, así como los alérgenos que pueda contener.

Por tanto, en materia de defensa de la calidad alimentaria, serán responsables las firmas o razones sociales, incluido el distribuidor, que figuren en la etiqueta nominalmente o mediante cualquier indicación que permita su identificación cierta.

Así mismo, existe una responsabilidad solidaria del elaborador, fabricante o envasador y del distribuidor que no figure en la etiqueta si se prueba que conocía la infracción cometida y que prestó su consentimiento.

La responsabilidad solidaria impuesta por la citada norma, se base en que el Estado considera que la responsabilidad del etiquetado puede corresponder a varias personas conjuntamente.

Tendrá lugar la responsabilidad sancionadora de carácter solidario, cuando de la comisión de una infracción sea responsable un sujeto determinado pero exista otra tercera persona que legalmente tenga el deber de haber prevenido la infracción cometida, en cuyo caso responderán de la sanción solidariamente.

Así, la citada noma determina que solo será responsable solidario el elaborador, fabricante o envasador y el distribuidor que no figure en la etiqueta si se prueba que conocía la infracción cometida y que prestó su consentimiento.Es decir se ha de probar que conocían la infracción cometida y consintieron, pero el responsable del etiquetado serán las firmas o razones sociales, incluido el distribuidor que figuren en la etiqueta, bien nominalmente o bien mediante cualquier indicación que permita su identificación cierta.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en la sentencia C-315/05 (Lidl Italia contra Comune di Arcole), de fecha 23 de noviembre de 2.006, declaró que, no obstante lo dispuesto en la Directiva 2000/13/CE relativa al etiquetado, la presentación y la publicidad de los productos alimenticios, puede exigirse responsabilidad en la cadena alimentaria y sancionarse económicamente a todo distribuidor por información incorrecta (relativa, en el caso sentenciado, al contenido alcohólico en el etiquetado de productos fabricados por una empresa extranjera), aunque el distribuidor se limite a vender el producto tal y como es envasado por el fabricante.

No podemos olvidar que la seguridad alimentaria es el conjunto de actuaciones basadas en el análisis de riesgos, encaminadas a que en las etapas de producción, transformación y distribución de alimentos, se consiga que éstos sean inocuos y sanos, que nutran suficientemente y que no causen enfermedades.

Explotador de empresa alimentaria como responsable en la cadena alimentaria

El Reglamento nº 178/2002 del Parlamento Europeo y del Consejo de 28 de enero de 2002 por el que se establecen los principios y los requisitos Generales de la legislación alimentaria, se crea la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y se fijan procedimientos relativos a la seguridad alimentaria (Reglamento 178/2002), tiene por objeto asegurar un nivel elevado de protección de la salud de las personas y de los intereses de los consumidores en relación con los alimentos, teniendo en cuenta, en particular, la diversidad del suministro de alimentos, incluidos los productos tradicionales, al tiempo que se garantiza el funcionamiento eficaz del mercado interior.

Establece principios y responsabilidades comunes, los medios para proporcionar una base científica sólida y disposiciones y procedimientos organizativos eficientes en los que basar la toma de decisiones en cuestiones referentes a la seguridad de los alimentos y los piensos.

El Reglamento, constantemente, habla de explotador de empresas alimentarias, de tal forma que en dichos términos se deben englobar tanto distribuidor como productor.

La misma norma los define como las personas físicas o jurídicas responsables de asegurar el cumplimiento de los requisitos de la legislación alimentaria en la empresa alimentaria bajo su control. Las responsabilidades de uno y otro se fijan según en qué momento de la cadena alimentaria nos encontremos.

Por empresa alimentaria, a efectos del Reglamento 178/2002, es toda empresa pública o privada que, con o sin ánimo de lucro, lleve a cabo cualquier actividad relacionada con cualquiera de las etapas de la producción, la transformación y la distribución de alimentos.

Así, en el artículo 17, establece que los explotadores de empresas alimentarias y de empresas de piensos se asegurarán, en todas las etapas de la producción, la transformación y la distribución que tienen lugar en las empresas bajo su control, de que los alimentos o los piensos cumplen los requisitos de la legislación alimentaria pertinentes a los efectos de sus actividades y verificarán que se cumplen dichos requisitos.

La utilización por parte del Reglamento del término explotadores de empresas alimentarias, nos lleva a considerar que el productor será el responsable en la cadena alimentaria del producto durante todo el procedimiento de fabricación y de todo lo que tenga que ver con ello. Pero solamente será responsable de la distribución que él haga del producto. Una vez el producto sale del lugar de elaboración o deja de estar bajo el control del productor, es el distribuidor quien debe garantizar la seguridad del mismo y es el responsable en la cadena alimentaria.

La trazabilidad

En relación con la trazabilidad del producto, el artículo 18 del Reglamento 178/2002, dispone que en todas las etapas de la producción, la transformación y la distribución deberá asegurarse la trazabilidad de los alimentos, los piensos, los animales destinados a la producción de alimentos y de cualquier otra sustancia destinada a ser incorporada en un alimento o un pienso, o con probabilidad de serlo.

La trazabilidad es una obligación de los explotadores de empresas alimentarias y consiste en encontrar y seguir el rastro, a través de todas las etapas de producción, transformación y distribución, de un alimento, un pienso, un animal destinado a la producción de alimentos o una sustancia destinados a ser incorporados en alimentos o piensos o con probabilidad de serlo. Es una responsabilidad de ambos, productor y distribuidor.

Para tal fin, dichos explotadores (sean distribuidores o fabricantes) pondrán en práctica sistemas y procedimientos que permitan poner esta información a disposición de las autoridades competentes si éstas así lo solicitan. Los productores deben realizar dicha labor de control durante el tiempo de elaboración del producto y dar esa informar a los distribuidores. Los explotadores de empresas alimentarias (reiteramos, distribuidor y productor) deberán poner en práctica sistemas y procedimientos para identificar a las empresas a las que hayan suministrado sus productos.

El artículo 19 del citado Reglamento, establece que si un explotador de empresa alimentaria considera o tiene motivos para pensar que alguno de los alimentos que ha importado, producido, transformado, fabricado o distribuido no cumple los requisitos de seguridad de los alimentos, procederá inmediatamente a su retirada del mercado cuando los alimentos hayan dejado de estar sometidos al control inmediato de ese explotador inicial e informará de ello a las autoridades competentes. Por tanto, tanto productor como distribuidor tienen la misma obligación de retirada.

En caso de que el producto pueda haber llegado a los consumidores, el explotador les informará de forma efectiva y precisa de las razones de esa retirada y recuperará los productos que ya les hayan sido suministrados cuando otras medidas no sean suficientes para alcanzar un nivel elevado de protección de la salud.

El explotador de empresa alimentaria responsable de las actividades de venta al por menor o distribución que no afecten al envasado, al etiquetado, a la inocuidad o a la integridad del alimento procederá a la retirada de los productos que no se ajusten a los requisitos de seguridad y contribuirá a la inocuidad de ese alimento comunicando la información pertinente para su trazabilidad y cooperando en las medidas que adopten los productores, los transformadores, los fabricantes o las autoridades competentes.

El explotador de empresa alimentaria que considere o tenga motivos para pensar que uno de los alimentos que ha comercializado puede ser nocivo para la salud de las personas deberá informar inmediatamente de ello a las autoridades. También de las medidas adoptadas para prevenir los riesgos para el consumidor final. Ni distribuidor, ni productor, impedirán a ninguna persona cooperar con las autoridades competentes, ni la disuadirá de hacerlo, cuando ello permita prevenir, reducir o eliminar un riesgo resultante de un alimento.

Distribuidor y productor deben colaborar con las autoridades competentes en lo que se refiere a las medidas adoptadas para evitar o reducir los riesgos que presente un alimento que suministren o hayan suministrado.

Por tanto, según la norma de aplicación la responsabilidad de uno y otro dependerá del momento en que se encuentre el producto en la cadena alimentaria o bien de dónde se haya detectado un hipotético problema. Ambos deberán asumir sus responsabilidades, teniendo en cuenta que la normativa le exhorta a colaborar en la detección y erradicación de los problemas que puedan surgir.

En cada caso, habrá que ver de quién ha sido la culpa según en qué momento se produce la infracción. Para ello, en muchas ocasiones, es importante contar con un equipo de abogados y asesores especializados en la materia.

FUENTE: https://legalegonutrition.com/la-responsabilidad-en-la-cadena-alimentaria/

El fruto seco con más calcio que la leche y más hierro que las lentejas

En el corazón de la cultura gastronómica de España se encuentran los frutos secos, esos pequeños tesoros nutricionales que han conquistado los paladares y ocupan un lugar destacado en esta dieta. Estos alimentos, que van desde las almendras hasta las nueces, las cuales incluso ayudan a reducir el colesterol ‘malo’, aportan muchos beneficios para la salud, así como un exquisito sabor y textura a numerosos platos. De hecho, en Aragón, los frutos secos son un componente esencial en muchas recetas tradicionales como el cardo con almendras.

Pero, lo importante es que han sido reconocidos por su valor nutricional y sus efectos positivos en la salud. Y, hay uno que destaca por su extraordinario perfil nutricional: el pistacho. Estas delicias verdes tienen más calcio que la leche y el yogur y más hierro que las lentejas. La porción recomendada de pistachos es moderada, idealmente no más de 50 unidades a la semana. Esta cantidad es suficiente para aprovechar sus beneficios sin exceder el consumo calórico. Por tanto, un puñado de pistachos puede ser una alternativa ideal para incluir en tu dieta equilibrada y como ‘snack’ saludable.

Los pistachos son una excelente fuente de calcio, superando incluso a algunos productos lácteos como la leche y el yogur. Esta característica los hace particularmente valiosos para aquellos que son intolerantes a la lactosa o prefieren dietas basadas en plantas. Según la Fundación Española de Nutrición, 100 gramos de estos frutos secos proporcionan 180 miligramos de calcio, mientras que un lácteo aporta 142 miligramos.

Respecto a las vitaminas, los pistachos son fuente de tiamina, vitamina E y folatos. La tiamina y los folatos contribuyen a la función psicológica normal mientras que la vitamina E contribuye a la protección de las células frente al daño oxidativo, ha explicado la Fundación Española de Nutrición.

Además, su contenido de hierro es notable, superando incluso a alimentos tradicionalmente reconocidos por su riqueza en este mineral, como las lentejas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 15% de la población mundial sufre anemia ferropénica. Las embarazadas, los ancianos y los más pequeños son la población que más la suele padecer. Así que, si buscas alimentos con este mineral, los pistachos son una gran alternativa.

Por último, buen perfil graso de los pistachos, junto con su alta proporción de potasio –más del doble que el plátano–, los convierte en un alimento efectivo para controlar la hipertensión.

FUENTE: El fruto seco con más calcio que la leche y más hierro que las lentejas (heraldo.es)

Este es el ‘snack’ nocturno ideal para tomar de postre, ayuda a reducir el colesterol y adelgazar

En España, donde la dieta mediterránea prevalece y se valoran los alimentos naturales y saludables, hay un fruto que ha vuelto a ganar popularidad como una opción de postre saludable por la noche. Estos frutos dulces no solo son deliciosos, sino que también ofrecen numerosos beneficios para la salud, especialmente cuando se trata de bajar el colesterol y mantener un peso saludable.

Hablamos de los dátiles y según explica la Fundación Española de la Nutrición (FEN): «El dátil no es una fruta desecada a pesar de tener una consistencia y un aspecto parecido. Este fruto no se deja desecar después de su recolección, sino que se seca al sol en el mismo árbol y después se recolecta». Por otro lado, entre los más comercializados se encuentra el dátil tunecino Deglet Noor, ‘dátil de la luz’, de piel lisa y brillante, considerado el mejor de todos; el dátil Medjool, de piel arrugada y textura parecida a la de un caramelo toffee. «Sin olvidar los dátiles que se cultivan en Elche (Alicante), que también gozan de una calidad excelente», concluyen desde la FEN.

Y es que, hay alternativas de postre que se elaboran con alimentos con los que poder saciarte y eliminar esa necesidad de dulce que pide el cuerpo. Y, la más recomendable es el dátil, porque es una fuente de fibra con un sabor muy dulce que no aporta ningún tipo de azúcar añadido.

Según apunta la FEN, una de las bondades más características de este fruto es su contenido en betacarotenos y luteína, ambos son pigmentos naturales que cuidan la salud de la vista y previenen enfermedades degenerativas de los ojos como las cataratas. De su valor mineral, destaca el potasio, que en sinergia con la niacina (vitamina B3), favorece el buen funcionamiento nervioso y muscular, promoviendo una buena coordinación psicomotora.

Los dátiles son una fuente rica de nutrientes esenciales. Contienen vitaminas del grupo B, vitamina A y vitamina K. Además, son una excelente fuente de minerales como potasio, magnesio, cobre y manganeso. Estos nutrientes son cruciales para diversas funciones corporales, incluyendo la salud del corazón y el metabolismo.

Una porción típica de dátiles (unos 100 gramos) proporciona aproximadamente 277 calorías, pero estas calorías están cargadas de energía nutritiva que el cuerpo puede utilizar de manera eficiente. Además, los dátiles tienen un bajo contenido en grasas y una cantidad significativa de fibra dietética, lo que contribuye a la sensación de saciedad y ayuda a la digestión.

Uno de los beneficios más destacados de los dátiles es su capacidad para ayudar a reducir el colesterol. Esto se debe a su alto contenido de fibra soluble, que se une al colesterol en el intestino y ayuda a eliminarlo del cuerpo. Además, los dátiles contienen antioxidantes como los flavonoides, que pueden reducir la inflamación y prevenir la acumulación de placa en las arterias.

Este es el ‘snack’ nocturno ideal para tomar de postre, ayuda a reducir el colesterol y adelgazar (heraldo.es)