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Nueva vía de prevención del ictus con genética y dieta mediterránea

Investigadores del centro CIBERobn del Instituto de Salud Carlos III han descubierto una variación genética en la que están implicados los microARN que reduce el riesgo de padecer ictus cerebral. El efecto protector se incrementa con la dieta mediterránea.

Miembros del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, han descubierto el efecto protector de un polimorfismo (variación en la secuencia de una zona del ADN en individuos de una población) llamado rs13702 T> en el riesgo de padecer un ictus cerebral, así como su modulación a través de la dieta. El polimorfismo está regulado por el microARN-410.

«Estos resultados tienen una gran relevancia porque por primera vez hemos demostrado la implicación de los microARN, a través de sus lugares de unión al ADN, en los mecanismos protectores de la dieta mediterránea y hemos puesto de manifiesto la compleja regulación geno-epigenómica de estos efectos», señala Dolores Corella, que ha liderado el trabajo en colaboración con el investigador José María Ordovás del Human Nutrition Research Center de Boston,

Corella destaca estos resultados, generados en el marco de un ensayo de intervención dietética, como “pioneros a nivel mundial”. Desde su punto de vista “aportan un alto nivel de evidencia científica, contribuyendo a crear conocimiento nuevo y más sólido sobre mecanismos y bases moleculares que nos permitirán avanzar en el diseño de dietas más personalizadas”.

El estudio se ha realizado partiendo de un trabajo previo del grupo de Ordovás, en el que se había caracterizado de manera muy extensa la funcionalidad del microARN-410 y su asociación con los triglicéridos. El objetivo de la investigación actual era demostrar que el polimorfismo rs13702 T>C en el lugar de unión del microARN en el gen de la lipoproteinlipasa, no sólo se asocia con los triglicéridos de manera transversal, sino que se puede modular por la alimentación, dentro de un estudio de intervención dietética a largo plazo como es el PREDIMED (prevención con dieta mediterránea),.

Además, se observa un efecto sobre otros marcadores de estrés oxidativo y sobre las enfermedades cardiovasculares. Estos resultados han sido publicados recientemente en la versión electrónica de la revista American Journal of Clinical Nutrition.

Después de una media de 5 años de intervención con dieta mediterránea, bien suplementada con aceite de oliva o con frutos secos en los 7.187 participantes del estudio PREDIMED, se compararon los resultados para las personas con genotipo TT (que permite la unión del microARN-410 y son un 45% de la población) frente a las portadoras del alelo favorable C (un 55%), que bloquea la unión del microARN-410 y activa el gen de la lipoproteinlipasa, una enzima que actúa como protector cardiovascular.

La reducción del riesgo alcanzó un 42% en los portadores del alelo favorable que siguen una dieta mediterránea.

Se comprobó que el polimorfismo analizado se asocia con un menor riesgo de ictus cerebral en las personas portadoras del alelo C, en comparación con las personas con el genotipo TT. Este efecto protector se estimó en un 26% de reducción global del riesgo de ictus en los portadores de la variante favorable C.

Paralelamente, se constató que la dieta mediterránea influía de manera muy significativa en los efectos del polimorfismo tanto sobre el ictus como sobre los triglicéridos. Solamente cuando los portadores del alelo favorable C seguían una dieta mediterránea se observó que el efecto de protección frente a ictus era estadísticamente significativo.

En ellos la reducción del riesgo alcanzó un 42% de protección. Sin embargo en los portadores del alelo C que no seguían una dieta mediterránea el efecto protector genético sólo fue del 6%, sin alcanzar la significación estadística. De esto se puede concluir que el factor protector inherente a la variante C se pierde con una dieta inadecuada.

El estudio registró otra interacción gen-dieta en la protección que ejerce el polimorfismo rs13702 frente a la hipertrigliceridemia en función del tipo de alimentación. Al igual que en el caso del el ictus, la reducción de triglicéridos fue mayor en las personas portadoras del alelo C y que siguieron una dieta mediterránea.

Nuevos reguladores epigenéticos

Investigaciones precedentes han situado a los microARN como importantes reguladores epigenéticos (factores no genéticos) en las enfermedades cardiovaculares. Este estudio aporta nuevos conocimientos sobre su regulación tanto genética como epigenética, es decir, tanto prestando atención a la secuencia del ADN como a los procesos químicos que modifican la actividad del ADN pero sin alterar su secuencia.

En este caso concreto los investigadores explican que además del microARN hay que tener en cuenta el genoma de la persona, pues en función del genotipo el microARN ejercerá o no su efecto modulador. Asimismo, esta investigación aporta nuevos datos de cómo se pueden usar los microARN en prevención y tratamiento, con resultados pioneros sobre su modulación a través de la dieta.

Fuente: CIBERobn

https://biotech-spain.com/es/articles/nueva-v%C3%ADa-de-prevenci%C3%B3n-del-ictus-con-gen%C3%A9tica-y-dieta-mediterr%C3%A1nea

Aceite de orégano: un aliado natural para la salud con efectos antimicrobianos, múltiples beneficios y propiedades

El orégano, una hierba aromática muy apreciada en la gastronomía de España, esconde mucho más que un delicioso sabor. Además de ser un ingrediente estrella en platos típicos como las pizzas o las pastas, el orégano ha sido utilizado durante siglos como remedio natural gracias a sus múltiples propiedades medicinales.

Según datos de la Fundación Española de la Nutrición (FEN), el orégano es una excelente fuente de nutrientes esenciales como proteínas, hierro, calcio, potasio, magnesio, fósforo, niacina y vitamina A. Pero su verdadero potencial reside en los compuestos fenólicos timol y carvacrol, responsables de su potente función antimicrobiana.

Beneficios del aceite esencial de orégano

El aceite esencial de orégano, obtenido por destilación de hojas y flores de la planta, concentra estos principios activos. Gracias a ello, se ha empleado tradicionalmente para tratar afecciones cutáneas como acné, pie de atleta, verrugas, heridas o psoriasis. 

Otro aspecto a destacar es su eficacia como agente antimicrobiano, antiviral y antifúngico. Esto se debe a su alta concentración en fenoles, que le confieren propiedades antisépticas. Algunas investigaciones sugieren que el consumo regular de productos específicos de aceite de hoja de orégano podría ayudar a combatir ciertos parásitos intestinales.

Protege las células

Por si fuera poco, el aceite de orégano destaca por su capacidad antioxidante. Esto significa que ayuda a neutralizar los dañinos radicales libres, protegiendo a las células frente al estrés oxidativo y previniendo así el desarrollo de ciertas enfermedades.

En definitiva, el aceite esencial de orégano es mucho más que un sabroso aderezo: se trata de un valioso aliado para nuestra salud con un amplio abanico de beneficios. Eso sí, conviene recordar que su uso debe ser siempre responsable y guiado por profesionales, ya que los aceites esenciales son sustancias muy concentradas que requieren una correcta dosificación y modo de empleo. 

FUENTE: https://www.20minutos.es/noticia/4402720/0/propiedades-aceite-de-oregano-beneficios-4402720/

¿Puedo reducir el colesterol sin tomar estatinas?

El colesterol es la medida de dos tipos de partículas en la sangre: las lipoproteínas de baja densidad (a veces denominadas colesterol “malo” o LDL) y las lipoproteínas de alta densidad (a menudo denominadas colesterol “bueno” o HDL). Un exceso de colesterol LDL en la sangre puede obstruir los vasos sanguíneos y dificultar el bombeo de la sangre por el corazón.

Alternativas sin fármacos

Dieta. Según Andrea Glenn, investigadora en nutrición de la Universidad de Nueva York, las investigaciones también sugieren que una dieta basada en plantas, denominada dieta de la cartera, que incluye productos de soya, como el tofu, y otras proteínas vegetales, como los frijoles, las lentejas y los garbanzos; alimentos que contienen fibra viscosa, como la avena, la cebada, la cáscara de psilio, los frutos rojos, las manzanas y los cítricos; frutos secos y semillas; aguacate; y aceites vegetales saludables, como el aceite de canola y el de oliva, puede ayudar a reducir el colesterol.

Las proteínas vegetales como los frijoles, los garbanzos y los productos de soya, por ejemplo, pueden inhibir la producción de apolipoproteína B, que normalmente ayuda al organismo a absorber el colesterol de los alimentos. La fibra viscosa atrapa o fija el colesterol en los intestinos, dificultando su absorción. Y los frutos secos son una buena fuente de ácidos grasos insaturados, esteroles vegetales y fibra, que pueden reducir los niveles de colesterol LDL.

https://www.nytimes.com/es/2024/09/05/espanol/estilos-de-vida/colesterol-estatinas-trigliceridos.html

Transgénicos

Alimentos genéticamente modificados: ventajas y desventajas

Jul 19, 2021 | Biotecnología¿Qué son los alimentos genéticamente modificados?

Los alimentos genéticamente modificados son aquellos que han sido producidos a partir de un organismo modificado. Estos alimentos tienen una serie de ventajas y desventajas que analizaremos en este blog. Sin embargo, los argumentos a favor y en contra se agrupan y confunden sin tener en cuenta evidencias científicas claras. Si deseas ampliar tus conocimientos, no dudes en formarte con alguno de nuestros Másteres en Biotecnología.

Índice de contenidos

¿Qué son los alimentos genéticamente modificados?

Los alimentos genéticamente modificados tienen un ADN modificado porque se les incorpora genes de otro organismo para producir las características deseadas. Es decir, el gen deseado de una planta o animal se inserta dentro de una célula de otra planta o animal.

Los alimentos transgénicos se consiguen mediante técnicas de biotecnología, con la finalidad de dotar a estos organismos de cualidades especiales de las que carecerían. Por ejemplo, las plantas transgénicas pueden sobrevivir a plagas, aguantar la sequías e incluso resistir el efecto de algunos herbicidas.

Ventajas

Existen varios argumentos a favor de los alimentos transgénicos. A continuación se muestran algunos de ellos:

  • Los cultivos quedan protegidos de virus, insectos y malas hierbas.
  • Los alimentos resultantes son más nutritivos. Por ejemplo, en el arroz se introdujeron genes que producen el elemento precursor de la vitamina A. Esto podría ayudar a combatir la carencia de vitamina A, ya que, más del 50 por ciento de la población mundial se alimenta de arroz.
  • También son más resistentes y duraderos porque hay una mayor conservación de los productos. Es decir, la modificación genética de la fruta y hortalizas puede atenuar su deterioro durante el almacenamiento o transporte hacia el mercado.
  • Se consiguen frutos de mayor tamaño y, por lo tanto, más rentables.
  • Se pueden añadir proteínas que ayudan a combatir enfermedades y evitar la malnutrición.
  • Algunos están preparados para desarrollarse en zonas estériles o de sequía, donde plantar es prácticamente imposible.
  • Tanto las plantas como los animales crecen más rápidamente. Pues la modificación genética es más rápida que las técnicas convencionales.
  • No se utilizan tantas sustancias químicas, como pesticidas ni herbicidas, para proteger los cultivos porque estos producen su propio insecticida. Esto es positivo para el medioambiente y la economía.
  • Se reduce el riesgo de malas cosechas porque son más resistentes a las plagas, heladas, el calor extremo o la sequía.

Desventajas

También podemos encontrar argumentos en contra sobre los organismos transgénicos. Como, por ejemplo:

  • El cruce de genes puede provocar que las bacterias se hagan resistentes a los antibióticos.
  • Los hongos y virus acostumbran a mutarse como medida de protección. Esto puede dar lugar a especies desconocidas hasta ahora.
  • Las nuevas especies pueden ser más invasivas que el resto e influir negativamente en el ecosistema.
  • Algunos estudios afirman que podría afectar a la fertilidad.
  • Impide que pequeños agricultores se beneficien de las semillas modificadas por su elevado precio porque están controladas por algunas multinacionales.

Ejemplos de alimentos transgénicos

Algunos de los organismos modificados genéticamente más habituales de nuestra alimentación son los siguientes:

Maíz

El cultivo de maíz es transgénico porque disminuye los costes de producción y los hace más resistentes al glifosato, un herbicida usado para eliminar malas hierbas, pero que puede deteriorar la producción.

Leche y derivados

En algunas granjas productoras de leche se utilizan las hormonas del crecimiento tras el uso de técnicas de inyección en ganado bovino. En países de la Unión Europea, Japón, Canadá, Nueva Zelanda o Australia, esto está prohibido.

Soja

Es uno de los principales alimentos producidos mediante ingeniería genética en todo el mundo. Se caracteriza por tener altos niveles de ácido oleico el cual ayuda a reducir el colesterol malo.

https://ieqfb.com/alimentos-geneticamente-modificados-ventajas-y-desventajas/

Una tesis de la UOC saca a la luz la historia alimentaria de los Juegos Olímpicos

La investigación incluye multitud de anécdotas que reflejan los cambios en la sociedad y en la nutrición deportiva de los siglos XX y XXI

Han pasado casi 130 años desde que, en 1896, se celebraron en Atenas los primeros Juegos Olímpicos de la edad contemporánea. En este tiempo, las prácticas deportivas han experimentado una gran evolución. También ha cambiado mucho qué y cómo comen los atletas, y en concreto los participantes en los Juegos. Precisamente, la nutrición de los deportistas olímpicos, desde aquel 1896 y hasta nuestros días, es el foco de la primera tesis del doctorado de Salud y Psicología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Es una investigación llevada a cabo en el marco de los grupos FoodLab y Epi4Health de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC dirigida por los investigadores F. Xavier Medina y Laura Esquius, repleta de anécdotas que dibujan la historia: «En las primeras ediciones no había villas olímpicas, los atletas eran amateurs, bebían vino y todavía pensaban, como en la antigua Grecia, que si comían pata de cabra tendrían la fuerza de una cabra. Hoy, hay que preparar 50.000 comidas cada día, informar bien, incluir opciones vegetarianas y velar por la sostenibilidad«. Así lo explica el autor de la tesis, Xavi Santabàrbara Díaz, graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, y que ha cursado dos másteres en la UOC.

Bajo el título Evolución y cambios en la nutrición deportiva, la provisión de alimentos y la gastronomía en los Juegos Olímpicos de la era moderna (1896-2020), la investigación de Santabàrbara analiza, desde el punto de vista de la nutrición deportiva, los informes del Comité Olímpico Internacional (COI) de todas las ediciones de los Juegos Olímpicos de verano desde el 1896 hasta el 2020, teniendo en cuenta que las guerras hicieron suspender algunas y que la pandemia retrasó la última.

Gastrodiplomacia: el kimchi coreano y el arroz con pescado japonés

Entre estos factores se encuentran las particularidades gastronómicas de cada país y su efecto sobre los alimentos que encontrará el deportista en la villa olímpica. «En 1988, en Seúl, el comité organizador utilizó la gastronomía para potenciar el país. Es un claro ejemplo de gastrodiplomacia. Desde entonces, el kimchi es conocido en todo el mundo», ilustra el autor de la tesis. En cambio, continúa, en el caso de Barcelona se dio más prioridad a transformar la ciudad que a potenciar la gastronomía catalana o española.

U otro ejemplo: Japón siempre había sido reticente a considerar su dieta como interesante para los deportistas, hasta que en los Juegos Olímpicos de Tokio, en 1964, la selección nacional de voleibol femenina ganó la medalla de oro. «Entonces, su entrenador explicó la dieta que hacían las deportistas, centrada en bolas de arroz y pescado. Esto cambió la forma de ver la alimentación japonesa», detalla.

Imagen de un plato de Kimichi1

De los Juegos Olímpicos a la historia del siglo XX

El exhaustivo análisis que ha hecho Santabàrbara, que también incluye aspectos como el suministro de alimentos, las empresas de restauración o la suplementación deportiva, refleja los cambios que se han producido en la sociedad y en la alimentación de los atletas a lo largo del siglo xx. «La nutrición deportiva ha pasado de ser anécdota y mito a una especialidad consolidada basada en la evidencia científica. Y los Juegos Olímpicos lo ponen de relieve. Por ejemplo, a principios de siglo se consideraba que las proteínas eran lo más importante. A mediados de los años cuarenta, las investigaciones ya determinaron que lo que da energía es el hidrato de carbono. Y, después de la Segunda Guerra Mundial, en los Juegos Olímpicos de Helsinki, ya se tenía en cuenta la importancia de los hidratos», subraya.

¿Qué se espera de París 2024?

Ahora, Santabàrbara está a la expectativa de comprobar si, en los Juegos Olímpicos de París de 2024, que se celebrarán el próximo verano, se cumplen los tres ejes que se ha marcado el COI en el ámbito de la nutrición deportiva: incidir en la producción local y abaratar los costes del transporte de materias primas; establecer políticas claras de aprovechamiento de alimentos y reducción del derroche, y fomentar las opciones de proteína de origen vegetal. «Dentro de un par de años, cuando tengamos el informe, veremos cómo se ha hecho. También veremos cómo París posiciona la gastronomía de la ciudad y del país. Y, sobre todo, la sostenibilidad será un reto», avanza el investigador, que tiene previsto continuar haciendo investigación en esta línea.

De hecho, remarca el autor de la tesis, los grandes acontecimientos deportivos, como los Juegos Olímpicos, «pueden ayudar a impulsar el desarrollo social, el crecimiento económico, la salud, la educación y la protección ambiental, especialmente si forman parte de políticas a largo plazo coherentes y sostenibles en el ámbito municipal, regional y nacional».

FUENTE: https://www.uoc.edu/es/news/2024/la-historia-alimentaria-de-los-juegos-olimpicos

  1. El Kimichi es un plato super típico de Corea. Se trata de un alimento fermentado que esta siempre presente en la mesa de los coreanos, un alimento de sabor salado y picante. Es conocido como la fermentación de la col china acompañada de otras verduras y muchos más ingredientes ↩︎

El papel de las proteínas alternativas en la creación de un sistema alimentario sostenible

En las últimas décadas, la sostenibilidad se ha convertido en un factor crucial dentro del sistema alimentario global. Las preocupaciones sobre el cambio climático, la degradación ambiental y la seguridad alimentaria impulsan la búsqueda de alternativas que puedan mitigar estos problemas. Una de las soluciones más prometedoras es la adopción de proteínas alternativas.

La producción de proteínas alternativas no sólo tiene beneficios en cuanto a nutrición y sustentabilidad, sino también desde el enfoque económico. Es por eso, que muchas compañías que producen alimentos y bebidas de origen tradicional están diversificando sus operaciones e incursionando en la producción de proteínas alternativas.

Las proteínas de origen vegetal, como legumbres, granos, nueces y semillas, son claves para una alimentación sustentable. También las proteínas derivadas de las algas. Y ya las que están siendo desarrolladas a través de la biotecnología, como las proteínas cultivadas en laboratorio, tienen el potencial de ser sostenibles debido a su menor impacto ambiental.

El impacto de las proteínas alternativas en la sostenibilidad del sistema alimentario es significativo. En primer lugar, al reducir la dependencia de la ganadería intensiva, estas proteínas pueden contribuir a una disminución sustancial de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Un estudio realizado por la Universidad de Oxford sugiere que si el mundo adoptara una dieta basada en proteínas alternativas, se podrían reducir las emisiones de carbono en un 25% para 2050. Además, pueden ayudar a preservar la biodiversidad al reducir la necesidad de convertir hábitats naturales en tierras agrícolas. Esto es especialmente importante en regiones como la Amazonía, donde la expansión de la ganadería es una de las principales causas de deforestación.

El impacto ambiental de la producción agrícola es bastante, en estos momentos realmente el sistema alimenticio necesita muchísimos recursos como agua, espacio, animales… Las proteínas de origen vegetal y las de microorganismos, requieren significativamente menos agua y tierra para producirse en comparación con la carne tradicional. Esto es crucial en un contexto de cambio climático, donde el acceso a recursos como el agua dulce se está volviendo cada vez más limitado.

A pesar de sus numerosos beneficios, la adopción generalizada de proteínas alternativas enfrenta varios desafíos. Uno de los principales es la aceptación del consumidor. Aunque las actitudes están cambiando, muchos consumidores aún prefieren la carne tradicional, y algunos son escépticos sobre el sabor, la textura y la seguridad de las proteínas alternativas.

Además, la regulación y la infraestructura para apoyar la producción y distribución de proteínas alternativas están en desarrollo. 

Sin embargo, las oportunidades son inmensas. La inversión en investigación y desarrollo está creciendo, y grandes empresas alimentarias están comenzando a integrar proteínas alternativas en sus líneas de productos. Esto, combinado con un creciente interés por parte de los consumidores en opciones alimentarias sostenibles, indica que estas proteínas están bien posicionadas para desempeñar un papel crucial en el futuro de la alimentación global.

Proteínas alternativas, clave para un sistema alimentario sostenible (thefoodtech.com)

Cuáles son las fuentes alternativas para obtener proteínas si quieres reducir el consumo de carnes y lácteos

Trigo
Pie de foto, Los granos de cereales como el trigo son una rica fuente de proteínas.

A medida que más personas toman mayor consciencia sobre el impacto ambiental de producir y consumir alimentos y bebidas, hay un renovado interés en muchos países occidentales en las dietas vegetarianas, veganas y flexitarianas (parcialmente vegetarianas) que implican una huella de carbono menor.

Pero la carne y los lácteos siguen siendo la principal fuente de proteína para los adultos de estos países. La proteína es necesaria para el crecimiento y reparación del cuerpo.

Así que si empiezas a comer menos productos animales, necesitas asegurarte de que estás recibiendo suficiente proteína.

Muchas personas pueden creer que consumir menos carne significa simplemente comer más alimentos de carne alternativa en base a plantas, como las hamburguesas vegetarianas.

Pero mientras este tipo de productos de proteína alternativa son mejores para el medio ambiente porque utilizan menos tierra y producen menos emisiones de gases tipo invernadero, tienen sus desventajas.

Algunas carnes alternativas hechas de plantas pueden clasificarse como “ultra procesadas” y frecuentemente tienen un perfil de nutrición menos favorable, contienen más sal y menos hierro y vitamina B12 (aunque también pueden ser mas bajas en caloría y grasa). Su sabor y textura también suelen ser objeto de crítica por los consumidores.

Pero estas carnes alternativas basadas en plantas no son el único tipo de proteína no animal disponible. Hay otras cinco amplias categorías de proteínas que no provienen de animales: legumbres, algas, insectos, carne artificial, y granos como avena, trigo, cebada y otros cereales que suelen ser ignorados como proteínas de plantas ambientalmente sustentables.

Esto es lo que debes saber sobre el consumo de más de estas fuentes de proteína no animal.

– Legumbres

Legumbres, como los frijoles y garbanzos, son las semillas comestibles de las plantas leguminosas. Comparadas a otros cultivos, las legumbres no necesitan muchos fertilizantes, así que resultan en menos emisiones de gases invernadero.

Las legumbres mejoran la salud del suelo y la diversidad microbiana en la tierra de cultivo, y hay variedades que se pueden seleccionar para ser más resistentes al clima.

Su contenido proteínico va del 17% al 30%, y legumbres son ricas en fibra, vitaminas y minerales. Consumir legumbres también ayuda a prevenir contra las enfermedades crónicas como la enfermedad coronaria y la diabetes.

– Algas

Las algas marinas y la espirulina son otra opción. Al igual que las legumbres, las algas son altas en vitaminas y minerales, con 50% a 60% de contenido proteínico.

Las algas pueden almacenar o capturar carbono de la atmósfera. Tienen además propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.

Para aquellos que no están muy entusiasmados en masticar algas marinas, añadir algas a manera de ingredientes a las comidas como el pan podría ser más atractivo, para subir el contenido de proteína, aunque el color de tu comida se torne verde o deje un regusto a pescado.

– Granos de cereales

Los granos de cereales como la avena y el trigo, suelen ser considerados carbohidratos. Pero también son una notable fuente de proteína con 7%-18% de contenido proteínico, y algunos pueden reducir el colesterol mejorar la salud intestinal.

En la actualidad, muchos granos de cereales son usados ineficientemente. En Irlanda, una muy alta proporción (89%) de los cereales se usan como alimento de animales, y esos animales son luego usados como fuentes de proteína.

El consumir directamente los granos de cereales en lugar de usarlos como alimento de animales reduciría las emisiones de gases invernadero.

– Insectos y carne artificial

Para los comensales más intrépidos, hay opciones como los insectos y la carne artificial. Aunque no son comunes en el mundo occidental, las meriendas e ingredientes de cocinas a base de insectos están disponibles.

Reino Unido se convirtió recientemente en el primer país europeo en aprobar el uso de carne artificial, aunque solo en comida para mascotas.

Los beneficios particulares incluyen el alto contenido proteínico de los insectos –la harina de grillos tiene 45%-70% de proteína– y el sabor y textura carnosa de la carne artificial.

Pero estos alimentos no son tan socialmente aceptables como las otras proteínas alternativas, por razones como el asco y la costumbre. Otras consideraciones incluyen las alergias potenciales y problemas éticos.

Fuente: BBC News Mundo

Las fuentes alternativas de proteínas si quieres reducir el consumo de carnes y lácteos – BBC News Mundo

Las dietas del futuro: a medida y de precisión gracias a la ciencia

Un ambicioso e integrador estudio sanitario en todo Estados Unidos pretende predecir qué dietas proporcionarán la mejor nutrición en función de los genes, los microbios y el estilo de vida.


Los que tenemos al típico amigo o conocido que puede permitirse comer todos los días productos azucarados sin engordar ni un gramo, o un pariente que ha desarrollado una cardiopatía a pesar de evitar las grasas saturadas, sabemos que las recomendaciones dietéticas únicas no reflejan las distintas reacciones que tenemos ante los alimentos. Ahora, uno de los nuevos estudios más integradores y ambiciosos sobre dietas jamás realizados podría cambiar esta situación y aportar información que permita a los expertos adaptar por fin sus recomendaciones a cada persona.

A partir de esta primavera, 13 centros de Estados Unidos comenzarán a inscribir a 10 000 personas de edades y pesos muy diversos para determinar mejor los factores importantes que intervienen en lo que se denomina nutrición de precisión. Se realizarán esfuerzos específicos para incluir a quienes a menudo se pasan por alto en la ciencia de la nutrición: mayores de 65 años, afroamericanos, residentes en zonas rurales, personas con discapacidad y minorías sexuales.

Durante la primera fase de la investigación, que durará dos semanas, se indicará a todos que coman como lo hacen habitualmente. En la segunda fase, se asignará a 1500 personas una de varias dietas con comidas enviadas directamente a sus casas. Y en la fase final, 500 personas elegidas del grupo más numeroso comerán mientras residen en un centro de investigación durante dos semanas. Este último es un número elevado para un estudio nutricional controlado, en el que suelen participar unas pocas docenas de personas, afirma Holly Nicastro, que coordinará este programa de investigación de los Institutos Nacionales de la Salud, dotado con 170 millones de dólares y denominado Nutrición para una Salud de Precisión. Los participantes se seleccionarán a partir del programa de investigación sanitaria All of Us [Todos Nosotros] del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, al que puede unirse cualquier ciudadano del país.

Este esfuerzo amplio y diverso «nos acercará un poco más a la posibilidad de ofrecer recomendaciones nutricionales más detalladas a grupos de personas», afirma Sai Krupa Das, científico especializado en metabolismo de la Universidad de Tufts, uno de los seis centros de investigación que coordinan los lugares de inscripción.

Cómo funcionará el estudio

Durante el estudio, los investigadores realizarán periódicamente análisis de orina y sangre y completarán un censo del microbioma intestinal de cada persona, es decir, los billones de organismos que residen permanentemente en el tubo digestivo. Los participantes llevarán monitores de glucosa para registrar las subidas y bajadas de azúcar en sangre, un marcador de la forma en que el organismo procesa los hidratos de carbono y un importante indicador de la salud. También se hará un seguimiento de comportamientos diarios como el sueño, el estrés y las horas a las que se come, entre otros factores.

El yogur de cultivos vivos y los suplementos probióticos contienen bacterias beneficiosas destinadas a poblar el intestino.

El nuevo estudio cambiará nuestra comprensión de las dietas humanas porque es radicalmente distinto de cómo se realizan la mayoría de los estudios sobre nutrición, afirma Diana Thomas, profesora de matemáticas de la Academia Militar de West Point, que participa en la investigación. Los científicos especializados en nutrición suelen examinar un único alimento en una población homogénea, por ejemplo, para averiguar si los arándanos reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares en los estadounidenses (la respuesta a esta pregunta aún no está clara). En este estudio no partimos de una hipótesis, dice, sino que «nos preguntamos cuáles son los factores implicados».

El objetivo es desentrañar las muchas variables que influyen en las respuestas nutricionales y desarrollar algoritmos que las predigan, lo que permitiría a los nutricionistas ofrecer consejos dietéticos a otras personas con características similares.

Ofrecer recomendaciones más específicas es crucial para mejorar la salud pública, afirma Das. El enfoque actual ha llevado a muchas personas a desentenderse de los consejos dietéticos de los expertos, ya sea porque éstos parecen cambiar con frecuencia (el clásico: los huevos son malos; los huevos son buenos) o porque probaron una forma de comer recomendada y descubrieron que no era la ideal para ellos. «La nutrición de precisión nos permitirá ir más allá del consejo de la dieta mediterránea. En lugar de eso, diremos: ‘Si tienes determinadas etnias, características, respuestas físicas a los alimentos, esta dieta puede ser más adecuada’. Ese es el paso al que nos estamos acercando», afirma.

Das advierte que los nuevos consejos derivados de la investigación no llegarán al nivel del individuo, razón por la cual los expertos prefieren el término nutrición de precisión a otro muy utilizado, nutrición personalizada.

El estudio se centrará en comer para gozar de una salud óptima más que para perder peso, pero ambas cosas van de la mano, afirma Das. «No estamos proporcionando dietas restringidas en calorías, pero creo que la respuesta en términos de tratar de optimizar el metabolismo ayudaría también para el control del peso».

Los genes frente al microbioma

Varias décadas de investigación ya han dado pistas sobre qué elementos moldean la salud en general.

Uno de ellos es la genética. Este campo se llamaba antes nutrigenómica, pero cayó en desgracia cuando se hizo evidente que los genes desempeñan un papel menos destacado de lo que se pensaba en un principio en la forma en que el cuerpo responde a los alimentos, dice José Ordovás, director de nutrición y genómica de la Universidad de Tufts.

En un pequeño número de casos, los científicos han vinculado un gen concreto a un efecto directo sobre la salud. El gen CYP1A2, por ejemplo, es casi el único responsable de determinar la rapidez con que las enzimas metabolizan la cafeína en el hígado. Las variaciones genéticas determinan si una taza de café por la tarde mantiene a una persona despierta toda la noche o le permite dormir plácidamente. También influyen en si el café ayudará a una persona a hacer ejercicio de mayor intensidad, como montar en bicicleta más deprisa.

«La genética interviene, pero no nos dará las ecuaciones predictivas para individualizar las recomendaciones, porque intervienen muchos otros factores», afirma Ordovás. Dado que muchos de esos factores, sobre todo el comportamiento, son más fáciles de modificar que nuestros genes, comprenderlos debería conducir a un planteamiento más eficaz para mejorar la salud, afirma.

Cientos de estudios han demostrado que el microbioma (las bacterias, hongos, parásitos y virus que residen en el intestino) es un factor crítico en la forma en que el organismo procesa los alimentos. El consumo de edulcorantes artificiales, por ejemplo, altera la composición y función del microbioma de forma que aumenta la intolerancia a la glucosa en personas sanas. Y ciertos microbios intestinales persisten en ratones obesos después de hacer dieta, lo que los predispone (y presumiblemente a nosotros) a recuperar el peso.

Todavía queda mucho por aprender sobre el microbioma, como su composición óptima, la forma en que los microbios trabajan sinérgicamente, y cómo influye el estilo de vida en esta comunidad, afirma Eran Elinav, jefe de inmunología de sistemas del Instituto Weizmann de Ciencias de Israel y prolífico investigador del microbioma.

Cómo influye el estilo de vida en el procesamiento de los alimentos

Uno de los aspectos más complicados a la hora de determinar la dieta perfecta para cada persona es la compleja interacción entre el genoma, el microbioma y el estilo de vida, que los científicos denominan «exposoma».

Según Elinav, uno de esos factores es la hora a la que cenamos. Su laboratorio determinó que el microbioma intestinal sigue un ritmo circadiano, y que la composición de la microbiota cambia previsiblemente su número y función durante un periodo de 24 horas. Lo hacen respondiendo a las señales de los comportamientos de sueño y alimentación.

«Cuando alteramos nuestros patrones de sueño-vigilia con el trabajo por turnos o el jet lag«, dice Elinav, «una de las primeras cosas que ocurre es que esto altera la actividad diurna de los microbios». Los mayores índices de obesidad, diabetes de tipo 2 y cánceres asociados a las personas cuyos horarios de sueño y alimentación se alteran crónicamente tienen su origen en esta alteración del microbioma, según sugieren estudios realizados en ratones.

El sueño deficiente, junto con el estrés intenso, altera además el metabolismo y tiene otros efectos negativos para la salud incluso en personas que siguen una dieta sana, afirma Das, de Tufts.

La investigación de los NIH sobre nutrición de precisión será el esfuerzo más completo por utilizar genes, microbiota y el exposoma para comprender y predecir las respuestas nutricionales a los alimentos, pero no será el primero. Varios estudios anteriores han allanado el camino.

Uno de ellos, dirigido por el laboratorio de Elinav y publicado en la revista Cell en 2015, consistió en dar comidas idénticas a 800 personas y monitorizar continuamente sus niveles de glucosa en sangre. El estudio, de una semana de duración, reveló que las respuestas de glucosa entre los participantes variaban significativamente después de cada comida. Los investigadores observaron que la composición de su microbioma desempeñaba un papel clave en la determinación de esa respuesta, pero inevitablemente intervenían otros factores.

Unos años más tarde, un gran estudio realizado en el Reino Unido trató de ampliar los conocimientos sobre las variables en juego. La investigación, denominada Personalized Responses to Dietary Composition Trial [Ensayo de respuestas personalizadas a la composición de la dieta] o PREDICT, contó con la participación de 1000 adultos (incluidos algunos gemelos genéticamente idénticos) cuya microbiota intestinal, grasas en sangre, niveles de glucosa tras las comidas, inflamación y otros factores se controlaron durante dos semanas. El seguimiento de la glucosa en sangre a lo largo del día volvió a ser un elemento importante, afirma Ordovás, de Tufts, uno de los coautores. Esta monitorización continua permitió a los investigadores medir los efectos de alimentos específicos.

También en este caso aparecieron grandes variaciones que indicaban que los organismos de los participantes procesaban los mismos nutrientes de forma diferente. Los factores genéticos tuvieron un impacto moderado, pero los resultados mostraron lo complicado que es el sistema digestivo. Ciertos microbios intestinales, como Prevotella copri y Blastocystis, eran más importantes que los genes a la hora de procesar algunos alimentos, pero ambos sólo representaban una pequeña parte de las diferencias globales.

En busca del ajuste óptimo de la dieta y el estilo de vida

El objetivo de la próxima investigación de los NIH es mejorar la comprensión de los factores que explican esas diferencias. La esperanza es que esto permita a las personas ajustar su estilo de vida y su dieta, y tal vez su microbiota intestinal, para mejorar la respuesta de su organismo a diversos nutrientes. Aún no está claro si la manipulación de la microbiota, por ejemplo mediante cambios en la dieta, tiene efectos duraderos.

Por ahora, Das dice que el mejor consejo nutricional que ella y otros ofrecen se ciñe a lo básico: llenar el plato de verduras y frutas ricas en fibra y evitar los alimentos muy procesados en favor de los integrales.

«En los próximos cinco a 10 años se producirán grandes cambios en nuestra forma de ver las dietas», predice Thomas, de West Point. «Cuando empiecen a aparecer los resultados del estudio de los NIH, sabremos mucho más».

FUENTE: National Geographic, Sección Ciencia

Las dietas del futuro: a medida y de precisión gracias a la ciencia | National Geographic

¿Es bueno comerse la parte blanca del jamón serrano? Un experto gastronómico dicta sentencia

¿Es bueno comerse la parte blanca del jamón serrano?

A pesar de que este alimento ha sido disfrutado por cientos de generaciones su consumo sigue dejando algunas dudas

El jamón serrano es uno de los embutidos más consumidos en nuestro país, y uno de los alimentos más representativos de la Marca España. Su importancia en el país ibérico se remonta a la necesidad ancestral de conservar en sal la parte más preciada del cerdo, pero a pesar de que ha sido disfrutado por cientos de generaciones su consumo sigue dejando algunas dudas, como por ejemplo: ¿deberíamos comer la parte blanca?

Para arrojar luz sobre este tema, la revista Infosalus ha contactado con el dietista-nutricionista asturiano, Aitor Trabanco, que explica que el jamón es rico en proteínas de alto valor biológico, además de en minerales como el hierro, el calcio, o el zinc. Sin embargo, apunta, algunas partes del fiambre concentran una gran cantidad de sodio y grasas por lo que conviene ir con cuidado.

El consejo del nutricionista sobre qué hacer con la parte blanca del jamón serrano

En cuanto a la famosa parte blanca del jamón, el experto nutricionista delega la decisión de si comerla o no atendiendo a nuestras preferencias personales, ya que esta parte consiste principalmente en eso: grasa. En este sentido, la Fundación Española de Nutrición (FEN) recuerda que el aroma y sabor característicos del jamón se deben principalmente a la grasa, que es el componente más variable y depende de factores como la edad, la raza o la alimentación del cerdo.

Consumir con moderación

Trabanco también aclara que el jamón serrano es un alimento procesado debido a la adición de sal para su maduración y la posible presencia de aditivos conservantes. Sin embargo, esto no lo convierte automáticamente en perjudicial para la salud, ya que otros alimentos procesados, como el aceite de oliva, las verduras cortadas o el pan integral, también pueden ser saludables.

De todos modos, advierte el experto, hay que andar con ojo con los alimentos considerados »ultraprocesados», como la bollería industrial o los alimentos de pastelería, puesto que en la mayoría de casos sus ingredientes tienen un valor nutricional escaso y pueden llegar a ser perjudiciales para la salud.

En última instancia, el experto recomienda que el jamón serrano se consuma en moderación, teniendo en cuenta el consumo general de carnes, y sin relegar a un segundo plano alimentos esenciales como frutas, verduras y legumbres en nuestra dieta.

FUENTE: Periódico ABC. Sección Gastronomía.

https://www.abc.es/gastronomia/bueno-comerse-parte-blanca-jamon-serrano-experto-20240922070000-nt.html

El olor del café y el del pan tostado nos condicionan para siempre

Crear memorias positivas relacionadas con la alimentación cotidiana podría ser un instrumento útil para impulsar rutinas saludables.

Ted Cavanaugh (Gallery Stock)

El aroma del café deslizándose por la taza o el de la ropa recién lavada meciéndose tendida despreocupadamente, el bisbiseo de la leña silbando entre las llamas o la promesa que concede la cocción de una cazuela al fuego operan en nosotros el mismo hechizo que provoca en los peces la sombra de una mano en la superficie del acuario antes de recibir su ración de copos. Los estímulos condicionados forman parte de nuestro comportamiento y, en muchos de ellos, se cruzan situaciones vinculadas con la comida. Actúan como un paradigma de aprendizaje asociativo entre acontecimientos y conductas reflejas. Si un niño oye la música de un carro de helados antes de que este doble la esquina, la melodía le disparará la satisfacción que provoca rechupetear una bola de chocolate. Por sí mismo, un estímulo —un perfume, una fotografía, un gusto, una palabra o una canción— es neutro, no despierta ninguna reacción, a no ser que previamente haya existido un proceso de refuerzo entre este y un vínculo, como en el caso de la melodía del carro de helados.

Lo experimenté en uno de los restaurantes por los que pasé mientras estudiaba en la escuela de hostelería. La presión en la cocina era tal que a las semanas de estar allí el olor que captaba al bajar las escaleras de la entrada me angustiaba. Era notar en la nariz ese rastro característico de local envejecido y me asaltaba automáticamente el agobio. Son acicates sensoriales que llaman a la puerta de vivencias tanto placenteras como angustiosas y difíciles. El escritor Manuel Vicent cuenta en su libro Comer y beber a mi manera: “Desde entonces han pasado más de 40 años. Y el mismo dolor va y viene, se hace presente y desaparece siempre unido a mi estado de ánimo. Aquel bocadillo de calamares fue para mí la manzana del paraíso, que me expulsó de la gracia preternatural de una salud inocente”. Si tras ingerir algo surge un dolor de estómago o náuseas, lo más probable es que se produzca lo que se conoce como aversión condicionada ante el alimento involucrado, aun cuando sean sucesos desligados. La experiencia sabor-malestar fomenta un aprendizaje que reactiva naturalmente la repulsión y el rechazo al oler o saborear al presunto causante.

Está claro que una vivencia se fija en la memoria de una forma más sólida cuando se vincula a una emoción, a un significado emocional. Por eso, muchos recuerdos de infancia, como el apetito que avivaba el olor del pan tostado o los pimientos asándose sobre las brasas, retrotraen a aquella época en la que se inscribieron. Toda una respuesta instintiva que se remonta a aquel tiempo feliz en que éramos tan desgraciados, que diría Alexandre Dumas, pero que recordamos con despreocupación y una sonrisa. Acontecimientos y enseñanzas de las primeras correrías por el mundo que estimularon no solo vínculos, sino capacidades comunicativas y emocionales alrededor del plato. Comer involucra muchos de nuestros órganos sensoriales y, como me repite el catedrático de Psicobiología y gran amigo Ignacio Morgado, los sentidos químicos en particular, que engloban al gusto y el olfato, son capaces de recuperar de la memoria hambrienta emociones vividas con un condicionamiento e intensidad mayores que las producidas por el resto de los sentidos.

Sumado a esto, el poderoso refuerzo de la compañía, de lo que fue la situación y los afectos implicados, otorga una significación adicional a, pongamos por caso, el diente de ajo dorándose en una lágrima de aceite caliente en la base de una cazuela. De ahí que Vázquez Montalbán apuntara del también escritor Josep Pla que su paladar “pertenecía a la infancia, como casi todos los paladares”. Nos aferramos a las cosas con las que crecimos, que comúnmente forjan el grueso de las predilecciones culinarias. Sabiendo esto, deberíamos reflexionar sobre qué actividades cotidianas relacionadas con la alimentación sería bueno fijar. Esos disparadores de memoria pueden vincularse a rutinas saludables. Acaso sea verdad lo que afirmó el filósofo y antropólogo alemán Ludwig Feuerbach: “Más que ser lo que comemos, quizá somos los estímulos condicionados que disfrutamos”.

FUENTE: Periódico El País. Sección: gastronomía innovadora.

https://elpais.com/gastronomia/2024-09-21/el-olor-del-cafe-y-el-del-pan-tostado-nos-condicionan-para-siempre.html