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¿Que son los superalimentos y como implementarlos a la dieta?

Los superalimentos son alimentos muy completos, ricos en nutrientes, compuestos bioactivos y beneficiosos para la salud. Es decir, se trata de alimentos de alto valor nutricional. Los arándanos, el salmón, la col y el acai son algunos de ellos.

Propiedades de los superalimentos

Los superalimentos contienen una serie de nutrientes, bien sean antioxidantes, que previenen el envejecimiento y el daño celular causado por los radicales libres; las grasas saludables, capaces de prevenir las enfermedades del corazón; la fibra, que evita la aparición de problemas digestivos o la diabetes; y los fitoquímicos -sustancias químicas de las plantas responsables de los colores-, que poseen numerosos beneficios para la salud.

Cada alimento vegetal posee fitoquímicos diferentes, entre los que destacan:

  • Los carotenoides: son fitoquímicos de color naranja presentes en las zanahorias, los boniatos y la calabaza, entre otros. Se trata de potentes antioxidantes que, además, ayudan a la vista y favorecen la salud de la piel.
  • Los flavonoides: se encuentran en productos como los arándanos, frambuesas, las moras, los garbanzos, la soja, las semillas, el té verde y negro o bayas de Ginkgo Biloba. Los flavonoides protegen al organismo frente a los agentes oxidantes y la polución. De igual forma son un potente antifúngico y bactericida.

Aprovecha los superalimentos para poner en valor tu marca

Los superalimentos se van a convertir en los alimentos del futuro, ya que los consumidores buscan cada vez más alimentos que aporten beneficios para la salud y que sean capaces de reducir la aparición de enfermedades.

Cada vez más, los atributos de la salud influyen mucho en los alimentos que eligen los consumidores, dispuestos incluso a pagar un precio más elevado cuando se trata de alimentos capaces de prevenir problemas de salud y afecciones médicas, como la obesidad, la diabetes, el colesterol o la hipertensión. Un hecho que parece coincidir con la popularidad de los superalimentos de mayor rendimiento, como las frutas, las verduras y los cereales integrales.

Por esta razón, en la última década se ha producido un aumento constante de la oferta de superalimentos en el mercado. En este sentido, la búsqueda de nuevos alimentos, de productos y de marcas que ofrezcan este tipo de soluciones innovadoras va a seguir ganando adeptos entre los consumidores.

Por ejemplo, una de las tendencias de la industria alimentaria es la diversificación de las proteínas alternativas, como la proteína de guisante, las algas y los garbanzos, que están experimentando un fuerte impulso porque los consumidores demandan proteínas de origen vegetal procedentes de superalimentos, pero que conservan un sabor y una textura agradables.

Lista de superalimentos: ¿Cuáles son los más comunes?

1.      Alimentos fermentados

Los alimentos fermentados, como el yogur y el kimchi, ocupan uno de los primeros puestos de los superalimentos gracias a los beneficios que ofrece tanto el sistema inmunitario como al digestivo. Y es que, según han comprobado investigadores de la Escuela de Medicina de Stanford, una dieta rica en alimentos fermentados aumenta la diversidad del microbioma y mejora las respuestas inmunitarias.

2.      Frutos rojos

Frutos rojos, como los arándanos o la grosella, son una excelente fuente de antioxidantes que ayudan a proteger las células contra el daño de los radicales libres. Además, los antioxidantes son importantes para el crecimiento del cabello, así como para mantener las uñas fuertes y una piel sana.

3.      Semillas de chía

Las semillas de chía están repletas de antioxidantes, minerales, fibra y ácidos grasos omega-3. Estas semillas también son una gran fuente de calcio, fósforo y magnesio, fundamentales para la salud de los huesos.

4.      Acai

Este año ha aparecido un nuevo superalimento, el acai. Un ingrediente que se ha hecho muy popular en bowls y batidos saludables, ya que no solo previene el envejecimiento cerebral, sino también el colesterol.

5.      Aguacate

Se trata de uno de los superalimentos más preciados. Además de su adorado sabor y de ser una excelente fuente de grasas saludables, los aguacates están cargados de antioxidantes y otros nutrientes que mejoran el colesterol, la densidad ósea, el cuidado de la piel y la salud de los ojos.

6.      Frutos secos

Los frutos secos son una excelente forma de añadir proteínas, fibra y otros nutrientes clave a la dieta, razón por la cual están considerados unos magníficos superalimentos.

7.      Pescado azul

El pescado graso, como las anchoas, las sardinas, el arenque y el salmón, son una excelente fuente de ácidos grasos y omega-3, un antiinflamatorio esencial, y una rica fuente de proteínas, vitaminas y minerales.

8.      Granos antiguos

Este término engloba varios tipos de granos que han permanecido inalterados durante miles de años, considerados por ser una gran fuente de vitaminas y aminoácidos esenciales. Por ejemplo, la quinoa, la espelta, el bulgur, el centeno o el trigo sarraceno.

9.      Algas marinas

Las algas, como la espirulina o el kelp, están repletas de minerales y son una de las mejores fuentes naturales de yodo, necesario para producir la hormona tiroidea, magnesio, hierro, calcio, vitamina C y potasio.

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5 alimentos que quizás te sorprenda que sean beneficiosos para hacer ejercicio

Es habitual escuchar que para llevar una dieta sana balanceada, como lo recomiendan los nutricionistas, es preferible evitar cierto tipo de alimentos.

Entre los que más se mencionan están el chocolate y la cerveza.

La sorpresa es que caer en la tentación no resulta en sí malo para el organismo y hasta puede ser beneficioso si queremos hacer ejercicio.

1. Chocolate

El problema del chocolate es la manera en la que producen la mayoría de sus variantes, en las que se juntan toda la grasa del cacao y se añade mucha azúcar.

«Pero si estamos hablando de un cacao que es desgrasado y sin azúcar es buenísimo», le aclaró a BBC Mundo Juan Francisco Marco, profesor del centro de ciencia deportiva, entrenamiento y fitness Alto Rendimiento, en España.

«Lo positivo es que tiene un efecto relajante y ansiolítico dada su composición nutricional. Por eso es que en ejercicios físicos o en deportes que requieran de mucha concentración es ideal, está muy recomendado».

Los chocolates que tienen más de 70% cacao son ricos en flavonoides, que poseen grandes cantidades de antioxidantes.

Esto favorece la flexibilidad en las arterias.

A esto se añade que también es rico en fibra y en minerales como hierro, potasio, zinc y selenio.

Eso no quiere decir que se puede abusar del chocolate y comer media tableta de una vez. De 10 a 30 gramos diarios son suficientes para disfrutar de sus beneficios sin hacer frente a sus efectos negativos.

«Lo recomendable es consumirlo antes del ejercicio, pero después también puede ayudar porque una vez que terminas la actividad física tu cuerpo permanece activado y el chocolate contribuye a que vuelva a la calma como un relajante», agregó Marco.

2.- Cerveza

«La cerveza es completísima», aseguró el preparador físico español.

«Aporta una gran cantidad de aminoácidos, carbohidratos que no son de absorción rápida, ya que esta elaborada a partir de cereales. Te aporta un montón de vitaminas, sobre todo del grupo B, y es muy hidratante».

En los últimos años se han llevado a cabo numerosos estudios que mencionan los beneficios de la cerveza como un excelente hidratador para después del ejercicio, además de facilitar la recuperación de los músculos.

También es bajo en calorías y ayuda a disminuir los niveles de colesterol.

«La clave la diferencia entre la que tiene alcohol y la que no, ya que si bien las propiedades son parecidas en las dos, hay que tomar en cuenta que el alcohol no aporta ningún nutriente. Son kilocalorías vacías», comentó Marcó.

La dosis recomendada es una vaso, como mucho un tercio, pero es importante recordar y ser consciente en todo momento de que cualquier exceso es malo.

3. Sandía

«La sandía es buena porque básicamente es 90% es agua y el resto azúcar. Y tiene poco contenido calórico, unos 100 gramos te aportan unas 28 kilocalorías».

Esto se traduce en términos del ejercicio que el cuerpo recibe una inyección de energía importante.

«La fructuosa se absorbe muy rápido, entonces te proporciona energía de forma muy inmediata», explicó el profesor de Alto Rendimiento.

«El problema es que un exceso de fructuosa, si no lo vas a quemar enseguida, se transforma en grasa».

La sandía también tiene mucha vitamina C y vitaminas del grupo B, sobre todo la B9, que son imprescindibles para la recuperación muscular.

4. Aceite de coco virgen

Es un producto que está de moda porque es muy rico en ácidos grasos de cadena media, que está demostrado científicamente que proporcionan muchísima energía, según comenta Marco.

«Se hizo un estudio reciente en Japón en el que se dividieron dos grupos, uno con ácidos graso de cadena media y otro con ácido graso de cadena larga, que son los más comunes».

«Se demostró que el primer grupo aportaba más energía y la mantenía durante más tiempo. Aparte se descubrió que tiene un efecto termogénico, que ayuda a disminuir los niveles de grasa en el organismo y también el colesterol», agregó.

«Y algo que es muy importante para el deporte es que retrasa la producción de acido láctico, por lo que la fatiga muscular tarda más en llegar».

El aceite de coco se puede utilizar para cocinar o de acompañante en una ensalada, aunque también hay variantes en el mercado como bebida.

5. Frutos secos

«Los tres frutos secos que son imprescindibles para el deporte son: las almendra, las nueces y la avellanas», explica Marco.

«Te aportan una cantidad de minerales específicos para las contracciones musculares como son el calcio, el magnesio, el potasio y el fósforo».

También proporcionan vitaminas B y C, proteína, carbohidratos y ácidos grasos

«Estamos hablando que con 15 o 20 gramos te pueden estar aportando 10 o 11 gramos de proteína, que sería la mitad de una dosis buena».

FUENTE: https://www.bbc.com/mundo/deportes-42366856

Nueva vía de prevención del ictus con genética y dieta mediterránea

Investigadores del centro CIBERobn del Instituto de Salud Carlos III han descubierto una variación genética en la que están implicados los microARN que reduce el riesgo de padecer ictus cerebral. El efecto protector se incrementa con la dieta mediterránea.

Miembros del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, han descubierto el efecto protector de un polimorfismo (variación en la secuencia de una zona del ADN en individuos de una población) llamado rs13702 T> en el riesgo de padecer un ictus cerebral, así como su modulación a través de la dieta. El polimorfismo está regulado por el microARN-410.

«Estos resultados tienen una gran relevancia porque por primera vez hemos demostrado la implicación de los microARN, a través de sus lugares de unión al ADN, en los mecanismos protectores de la dieta mediterránea y hemos puesto de manifiesto la compleja regulación geno-epigenómica de estos efectos», señala Dolores Corella, que ha liderado el trabajo en colaboración con el investigador José María Ordovás del Human Nutrition Research Center de Boston,

Corella destaca estos resultados, generados en el marco de un ensayo de intervención dietética, como “pioneros a nivel mundial”. Desde su punto de vista “aportan un alto nivel de evidencia científica, contribuyendo a crear conocimiento nuevo y más sólido sobre mecanismos y bases moleculares que nos permitirán avanzar en el diseño de dietas más personalizadas”.

El estudio se ha realizado partiendo de un trabajo previo del grupo de Ordovás, en el que se había caracterizado de manera muy extensa la funcionalidad del microARN-410 y su asociación con los triglicéridos. El objetivo de la investigación actual era demostrar que el polimorfismo rs13702 T>C en el lugar de unión del microARN en el gen de la lipoproteinlipasa, no sólo se asocia con los triglicéridos de manera transversal, sino que se puede modular por la alimentación, dentro de un estudio de intervención dietética a largo plazo como es el PREDIMED (prevención con dieta mediterránea),.

Además, se observa un efecto sobre otros marcadores de estrés oxidativo y sobre las enfermedades cardiovasculares. Estos resultados han sido publicados recientemente en la versión electrónica de la revista American Journal of Clinical Nutrition.

Después de una media de 5 años de intervención con dieta mediterránea, bien suplementada con aceite de oliva o con frutos secos en los 7.187 participantes del estudio PREDIMED, se compararon los resultados para las personas con genotipo TT (que permite la unión del microARN-410 y son un 45% de la población) frente a las portadoras del alelo favorable C (un 55%), que bloquea la unión del microARN-410 y activa el gen de la lipoproteinlipasa, una enzima que actúa como protector cardiovascular.

La reducción del riesgo alcanzó un 42% en los portadores del alelo favorable que siguen una dieta mediterránea.

Se comprobó que el polimorfismo analizado se asocia con un menor riesgo de ictus cerebral en las personas portadoras del alelo C, en comparación con las personas con el genotipo TT. Este efecto protector se estimó en un 26% de reducción global del riesgo de ictus en los portadores de la variante favorable C.

Paralelamente, se constató que la dieta mediterránea influía de manera muy significativa en los efectos del polimorfismo tanto sobre el ictus como sobre los triglicéridos. Solamente cuando los portadores del alelo favorable C seguían una dieta mediterránea se observó que el efecto de protección frente a ictus era estadísticamente significativo.

En ellos la reducción del riesgo alcanzó un 42% de protección. Sin embargo en los portadores del alelo C que no seguían una dieta mediterránea el efecto protector genético sólo fue del 6%, sin alcanzar la significación estadística. De esto se puede concluir que el factor protector inherente a la variante C se pierde con una dieta inadecuada.

El estudio registró otra interacción gen-dieta en la protección que ejerce el polimorfismo rs13702 frente a la hipertrigliceridemia en función del tipo de alimentación. Al igual que en el caso del el ictus, la reducción de triglicéridos fue mayor en las personas portadoras del alelo C y que siguieron una dieta mediterránea.

Nuevos reguladores epigenéticos

Investigaciones precedentes han situado a los microARN como importantes reguladores epigenéticos (factores no genéticos) en las enfermedades cardiovaculares. Este estudio aporta nuevos conocimientos sobre su regulación tanto genética como epigenética, es decir, tanto prestando atención a la secuencia del ADN como a los procesos químicos que modifican la actividad del ADN pero sin alterar su secuencia.

En este caso concreto los investigadores explican que además del microARN hay que tener en cuenta el genoma de la persona, pues en función del genotipo el microARN ejercerá o no su efecto modulador. Asimismo, esta investigación aporta nuevos datos de cómo se pueden usar los microARN en prevención y tratamiento, con resultados pioneros sobre su modulación a través de la dieta.

Fuente: CIBERobn

https://biotech-spain.com/es/articles/nueva-v%C3%ADa-de-prevenci%C3%B3n-del-ictus-con-gen%C3%A9tica-y-dieta-mediterr%C3%A1nea

El arsenal oculto de los billones de microbios que habitan nuestro cuerpo y que comemos

Dos investigaciones desvelan, gracias a técnicas computacionales, los secretos de los microorganismos que ingerimos y que conviven con nosotros en el sistema digestivo o en la piel.

El estudio de César de la Fuente se ha adelantado a otro, con participación española y publicado también por Cell, donde los investigadores han desarrollado para el MASTER EU consortium una base de datos del “microbioma alimentario” mediante la secuenciación de los metagenomas de 2.533 comidas diferentes. El trabajo identifica 10.899 microbios asociados a los alimentos, la mitad de los cuales eran especies desconocidas hasta ahora. Estos microorganismos asociados a los alimentos representan un 3% del microbioma intestinal de los adultos y el 56% del microbioma intestinal de los bebés.

“Este es el estudio más grande de microbios en los alimentos”, dice el coautor y microbiólogo computacional Nicola Segata, de la Universidad de Trento y el Instituto Europeo de Oncología en Milán. “Ahora podemos comenzar a usar esta referencia para comprender mejor cómo la calidad, la conservación, la seguridad y otras características de los alimentos están relacionadas con los microbios que contienen”

El equipo analizó los metagenomas asociados a los alimentos de 50 países; el 65% de fuentes lácteas, el 17% de bebidas fermentadas y el 5% de carnes fermentadas. Además de las aplicaciones para mejora de los productos alimenticios, los investigadores destacan que, comprender el microbioma de los alimentos, puede beneficiar la salud humana de forma directa porque algunos de los microbios que comemos pueden convertirse en miembros estables de nuestro propio cuerpo.

De la Fuente resalta la importancia de estos estudios, complementarios a las investigaciones que desarrolla para identificar y desarrollar el microbioma más beneficioso.

Cristian Díaz-Muñoz, investigador en el Gastrointestinal Genetics Lab (CIC bioGUNE – BRTA), califica la base de datos desvelada como un “verdadero atlas para cualquier microbiólogo y, por tanto, un punto de partida para futuras investigaciones”.

En línea con De la Fuente, el investigador del centro vasco destaca en Science Media Center (SMC) España: “El vínculo entre la microbiología alimentaria y la microbiota humana confirma el dicho popular de que somos lo que comemos y reafirma las bases sobre las que asentar alimentos probióticos de calidad que contengan microorganismos con capacidad probada de colonizar el tracto digestivo y tener un efecto positivo sobre la salud intestinal”.

Baltasar Mayo Pérez, profesor de Investigación del CSIC en el Instituto de Productos Lácteos de Asturias, destaca a SMC que el trabajo “representa el mayor esfuerzo científico para la caracterización microbiológica de alimentos (…) utilizando las técnicas de secuenciación masiva de última generación y las más avanzadas herramientas informáticas”.

https://elpais.com/tecnologia/2024-08-29/el-arsenal-oculto-de-los-billones-de-microbios-que-habitan-nuestro-cuerpo-y-que-comemos.html

Inteligencia Artificial y la nutrición personalizada

La personalización de dietas y nutrición ha ganado impulso en los últimos años, y la IA ha desempeñado un papel fundamental en esta revolución alimentaria. Desde aplicaciones móviles hasta dispositivos wearables, la IA se ha integrado en nuestras vidas para analizar datos de salud y preferencias individuales, proporcionando recomendaciones personalizadas para mejorar nuestra alimentación y bienestar general.

El punto de partida para la nutrición personalizada es la recopilación de datos precisos sobre la salud y las preferencias de cada individuo. Aquí es donde la IA juega un papel crucial. Desde aplicaciones de seguimiento de salud hasta dispositivos wearables que monitorean constantemente nuestros signos vitales, la tecnología ha facilitado la recopilación de información valiosa.

Estos varían desde anillos hasta relojes y básculas inteligentes, con el objetivo común de aprovechar datos, desde la ingesta de alimentos y actividad física hasta el peso, índice de masa corporal y composición, para brindar una visión completa de la salud y el progreso con el tiempo, ofreciendo recomendaciones personalizadas y alertas.

Una parte esencial de la nutrición personalizada es comprender los hábitos alimenticios de un individuo. La IA puede analizar datos históricos de comidas, preferencias culinarias y restricciones dietéticas para identificar patrones en la ingesta de alimentos. A través del aprendizaje automático, los algoritmos pueden reconocer las necesidades nutricionales individuales y recomendar ajustes que mejoren la dieta.

Este enfoque va más allá de la mera recopilación de datos. La IA puede identificar conexiones y tendencias que a menudo escapan a la percepción humana, brindando una visión más completa y precisa de cómo ciertos alimentos afectan la salud individual. 

https://www.ambito.com/opiniones/inteligencia-artificial-y-la-nutricion-personalizada-n5804668

Las dietas del futuro: a medida y de precisión gracias a la ciencia

Un ambicioso e integrador estudio sanitario en todo Estados Unidos pretende predecir qué dietas proporcionarán la mejor nutrición en función de los genes, los microbios y el estilo de vida.


Los que tenemos al típico amigo o conocido que puede permitirse comer todos los días productos azucarados sin engordar ni un gramo, o un pariente que ha desarrollado una cardiopatía a pesar de evitar las grasas saturadas, sabemos que las recomendaciones dietéticas únicas no reflejan las distintas reacciones que tenemos ante los alimentos. Ahora, uno de los nuevos estudios más integradores y ambiciosos sobre dietas jamás realizados podría cambiar esta situación y aportar información que permita a los expertos adaptar por fin sus recomendaciones a cada persona.

A partir de esta primavera, 13 centros de Estados Unidos comenzarán a inscribir a 10 000 personas de edades y pesos muy diversos para determinar mejor los factores importantes que intervienen en lo que se denomina nutrición de precisión. Se realizarán esfuerzos específicos para incluir a quienes a menudo se pasan por alto en la ciencia de la nutrición: mayores de 65 años, afroamericanos, residentes en zonas rurales, personas con discapacidad y minorías sexuales.

Durante la primera fase de la investigación, que durará dos semanas, se indicará a todos que coman como lo hacen habitualmente. En la segunda fase, se asignará a 1500 personas una de varias dietas con comidas enviadas directamente a sus casas. Y en la fase final, 500 personas elegidas del grupo más numeroso comerán mientras residen en un centro de investigación durante dos semanas. Este último es un número elevado para un estudio nutricional controlado, en el que suelen participar unas pocas docenas de personas, afirma Holly Nicastro, que coordinará este programa de investigación de los Institutos Nacionales de la Salud, dotado con 170 millones de dólares y denominado Nutrición para una Salud de Precisión. Los participantes se seleccionarán a partir del programa de investigación sanitaria All of Us [Todos Nosotros] del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, al que puede unirse cualquier ciudadano del país.

Este esfuerzo amplio y diverso «nos acercará un poco más a la posibilidad de ofrecer recomendaciones nutricionales más detalladas a grupos de personas», afirma Sai Krupa Das, científico especializado en metabolismo de la Universidad de Tufts, uno de los seis centros de investigación que coordinan los lugares de inscripción.

Cómo funcionará el estudio

Durante el estudio, los investigadores realizarán periódicamente análisis de orina y sangre y completarán un censo del microbioma intestinal de cada persona, es decir, los billones de organismos que residen permanentemente en el tubo digestivo. Los participantes llevarán monitores de glucosa para registrar las subidas y bajadas de azúcar en sangre, un marcador de la forma en que el organismo procesa los hidratos de carbono y un importante indicador de la salud. También se hará un seguimiento de comportamientos diarios como el sueño, el estrés y las horas a las que se come, entre otros factores.

El yogur de cultivos vivos y los suplementos probióticos contienen bacterias beneficiosas destinadas a poblar el intestino.

El nuevo estudio cambiará nuestra comprensión de las dietas humanas porque es radicalmente distinto de cómo se realizan la mayoría de los estudios sobre nutrición, afirma Diana Thomas, profesora de matemáticas de la Academia Militar de West Point, que participa en la investigación. Los científicos especializados en nutrición suelen examinar un único alimento en una población homogénea, por ejemplo, para averiguar si los arándanos reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares en los estadounidenses (la respuesta a esta pregunta aún no está clara). En este estudio no partimos de una hipótesis, dice, sino que «nos preguntamos cuáles son los factores implicados».

El objetivo es desentrañar las muchas variables que influyen en las respuestas nutricionales y desarrollar algoritmos que las predigan, lo que permitiría a los nutricionistas ofrecer consejos dietéticos a otras personas con características similares.

Ofrecer recomendaciones más específicas es crucial para mejorar la salud pública, afirma Das. El enfoque actual ha llevado a muchas personas a desentenderse de los consejos dietéticos de los expertos, ya sea porque éstos parecen cambiar con frecuencia (el clásico: los huevos son malos; los huevos son buenos) o porque probaron una forma de comer recomendada y descubrieron que no era la ideal para ellos. «La nutrición de precisión nos permitirá ir más allá del consejo de la dieta mediterránea. En lugar de eso, diremos: ‘Si tienes determinadas etnias, características, respuestas físicas a los alimentos, esta dieta puede ser más adecuada’. Ese es el paso al que nos estamos acercando», afirma.

Das advierte que los nuevos consejos derivados de la investigación no llegarán al nivel del individuo, razón por la cual los expertos prefieren el término nutrición de precisión a otro muy utilizado, nutrición personalizada.

El estudio se centrará en comer para gozar de una salud óptima más que para perder peso, pero ambas cosas van de la mano, afirma Das. «No estamos proporcionando dietas restringidas en calorías, pero creo que la respuesta en términos de tratar de optimizar el metabolismo ayudaría también para el control del peso».

Los genes frente al microbioma

Varias décadas de investigación ya han dado pistas sobre qué elementos moldean la salud en general.

Uno de ellos es la genética. Este campo se llamaba antes nutrigenómica, pero cayó en desgracia cuando se hizo evidente que los genes desempeñan un papel menos destacado de lo que se pensaba en un principio en la forma en que el cuerpo responde a los alimentos, dice José Ordovás, director de nutrición y genómica de la Universidad de Tufts.

En un pequeño número de casos, los científicos han vinculado un gen concreto a un efecto directo sobre la salud. El gen CYP1A2, por ejemplo, es casi el único responsable de determinar la rapidez con que las enzimas metabolizan la cafeína en el hígado. Las variaciones genéticas determinan si una taza de café por la tarde mantiene a una persona despierta toda la noche o le permite dormir plácidamente. También influyen en si el café ayudará a una persona a hacer ejercicio de mayor intensidad, como montar en bicicleta más deprisa.

«La genética interviene, pero no nos dará las ecuaciones predictivas para individualizar las recomendaciones, porque intervienen muchos otros factores», afirma Ordovás. Dado que muchos de esos factores, sobre todo el comportamiento, son más fáciles de modificar que nuestros genes, comprenderlos debería conducir a un planteamiento más eficaz para mejorar la salud, afirma.

Cientos de estudios han demostrado que el microbioma (las bacterias, hongos, parásitos y virus que residen en el intestino) es un factor crítico en la forma en que el organismo procesa los alimentos. El consumo de edulcorantes artificiales, por ejemplo, altera la composición y función del microbioma de forma que aumenta la intolerancia a la glucosa en personas sanas. Y ciertos microbios intestinales persisten en ratones obesos después de hacer dieta, lo que los predispone (y presumiblemente a nosotros) a recuperar el peso.

Todavía queda mucho por aprender sobre el microbioma, como su composición óptima, la forma en que los microbios trabajan sinérgicamente, y cómo influye el estilo de vida en esta comunidad, afirma Eran Elinav, jefe de inmunología de sistemas del Instituto Weizmann de Ciencias de Israel y prolífico investigador del microbioma.

Cómo influye el estilo de vida en el procesamiento de los alimentos

Uno de los aspectos más complicados a la hora de determinar la dieta perfecta para cada persona es la compleja interacción entre el genoma, el microbioma y el estilo de vida, que los científicos denominan «exposoma».

Según Elinav, uno de esos factores es la hora a la que cenamos. Su laboratorio determinó que el microbioma intestinal sigue un ritmo circadiano, y que la composición de la microbiota cambia previsiblemente su número y función durante un periodo de 24 horas. Lo hacen respondiendo a las señales de los comportamientos de sueño y alimentación.

«Cuando alteramos nuestros patrones de sueño-vigilia con el trabajo por turnos o el jet lag«, dice Elinav, «una de las primeras cosas que ocurre es que esto altera la actividad diurna de los microbios». Los mayores índices de obesidad, diabetes de tipo 2 y cánceres asociados a las personas cuyos horarios de sueño y alimentación se alteran crónicamente tienen su origen en esta alteración del microbioma, según sugieren estudios realizados en ratones.

El sueño deficiente, junto con el estrés intenso, altera además el metabolismo y tiene otros efectos negativos para la salud incluso en personas que siguen una dieta sana, afirma Das, de Tufts.

La investigación de los NIH sobre nutrición de precisión será el esfuerzo más completo por utilizar genes, microbiota y el exposoma para comprender y predecir las respuestas nutricionales a los alimentos, pero no será el primero. Varios estudios anteriores han allanado el camino.

Uno de ellos, dirigido por el laboratorio de Elinav y publicado en la revista Cell en 2015, consistió en dar comidas idénticas a 800 personas y monitorizar continuamente sus niveles de glucosa en sangre. El estudio, de una semana de duración, reveló que las respuestas de glucosa entre los participantes variaban significativamente después de cada comida. Los investigadores observaron que la composición de su microbioma desempeñaba un papel clave en la determinación de esa respuesta, pero inevitablemente intervenían otros factores.

Unos años más tarde, un gran estudio realizado en el Reino Unido trató de ampliar los conocimientos sobre las variables en juego. La investigación, denominada Personalized Responses to Dietary Composition Trial [Ensayo de respuestas personalizadas a la composición de la dieta] o PREDICT, contó con la participación de 1000 adultos (incluidos algunos gemelos genéticamente idénticos) cuya microbiota intestinal, grasas en sangre, niveles de glucosa tras las comidas, inflamación y otros factores se controlaron durante dos semanas. El seguimiento de la glucosa en sangre a lo largo del día volvió a ser un elemento importante, afirma Ordovás, de Tufts, uno de los coautores. Esta monitorización continua permitió a los investigadores medir los efectos de alimentos específicos.

También en este caso aparecieron grandes variaciones que indicaban que los organismos de los participantes procesaban los mismos nutrientes de forma diferente. Los factores genéticos tuvieron un impacto moderado, pero los resultados mostraron lo complicado que es el sistema digestivo. Ciertos microbios intestinales, como Prevotella copri y Blastocystis, eran más importantes que los genes a la hora de procesar algunos alimentos, pero ambos sólo representaban una pequeña parte de las diferencias globales.

En busca del ajuste óptimo de la dieta y el estilo de vida

El objetivo de la próxima investigación de los NIH es mejorar la comprensión de los factores que explican esas diferencias. La esperanza es que esto permita a las personas ajustar su estilo de vida y su dieta, y tal vez su microbiota intestinal, para mejorar la respuesta de su organismo a diversos nutrientes. Aún no está claro si la manipulación de la microbiota, por ejemplo mediante cambios en la dieta, tiene efectos duraderos.

Por ahora, Das dice que el mejor consejo nutricional que ella y otros ofrecen se ciñe a lo básico: llenar el plato de verduras y frutas ricas en fibra y evitar los alimentos muy procesados en favor de los integrales.

«En los próximos cinco a 10 años se producirán grandes cambios en nuestra forma de ver las dietas», predice Thomas, de West Point. «Cuando empiecen a aparecer los resultados del estudio de los NIH, sabremos mucho más».

FUENTE: National Geographic, Sección Ciencia

Las dietas del futuro: a medida y de precisión gracias a la ciencia | National Geographic

«La lechuga dorada creada por investigadores españoles que es rica en antioxidantes, inmunoestimulantes y potenciadores de la memoria»

Los ‘superalimentos’ no existen, aunque así nos lo quieran hacer creer. Realmente es un término que se ha popularizado para definir a aquellos a alimentos que son excepcionalmente ricos en nutrientes, particularmente vitaminas, minerales, antioxidantes y otros compuestos beneficiosos para la salud.

Sin embargo esto puede cambiar, ya que investigadores españoles podrían haber creado a partir de una lechuga común una ‘super lechuga‘, que multiplica hasta 30 veces los niveles de betacaroteno en las hojas sin afectar negativamente a otros procesos vitales como la fotosíntesis. Además pierde su color característico verde por un dorado intenso.

El betacaroteno es uno de los principales carotenoides, pigmentos que se encuentran de forma natural en las plantas y otros organismos fotosintéticos y que benefician la salud, con propiedades antioxidantes, inmunoestimulantes y potenciadoras de la cognición; además, es el principal precursor de los retinoides, compuestos químicos como la vitamina A con funciones corporales esenciales (visión, proliferación y diferenciación celular, sistema inmunitario…).

La investigación ha sido realizada por un grupo del Instituto de Investigación en Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de València (UPV), quienes han desarrollado un innovador método, mediante técnicas biotecnológicas y tratamientos con alta intensidad lumínica.

Utilizando plantas de tabaco (Nicotiana benthamiana) como modelo de laboratorio y lechuga (Lactuca sativa) como modelo de cultivo, el equipo liderado por Manuel Rodríguez Concepción, investigador del CSIC en el IBMCP, han observado que el betacaroteno se puede producir y almacenar en niveles muy elevados y de forma más bioaccesible fuera de los lugares donde habitualmente se encuentra en las hojas «supone un avance muy significativo para mejorar la nutrición mediante la biofortificación de verduras como la lechuga, la acelga o las espinacas, sin renunciar a su aroma y sabor característicos».

https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2024/09/21/66ee749ce9cf4ac30e8b456f.html

Investigadores portugueses producen pescado en laboratorio a partir de células y bioimpresión 3D

Los investigadores afirman que su desarrollo es una primicia a nivel mundial

Investigadores del Instituto de Bioingeniería y Biociencias (iBB) del Instituto Superior Técnico Superior de Lisboa, desarrollaron con éxito pescado cultivado mediante bioimpresión 3D.

El equipo encabezado por Diana Marques destaca que ya había trabajado en la producción de sushi en laboratorio en 2019, cuando estudiaban el doctorado en Bioingeniería del iBB. Años después, esa iniciativa ha dado lugar a un equipo de 15 investigadores.

Los dos últimos años han destacado en términos de progreso para los investigadores. Pues comenzaron con unos intentos iniciales de elaboración de sashimi y hoy los investigadores ya son capaces de producir filetes que alcanzan los seis centímetros de espesor y con una textura característica del pescado.

Y no sólo es a textura la que evoca al pescado “convencional”, dependiendo de las microalgas seleccionadas para las tintas utilizadas en la bioimpresora, es posible producir el olor deseado, teniendo el olor a mar (o a pescado) que se busca.

De la célula a la placa a través de una impresora

El proceso de producción en laboratorio evita las etapas más contaminantes tradicionalmente asociadas a los procesos «convencionales» de obtención de proteína animal.

«Partimos de células, generalmente células madre, que tienen el potencial de diferenciarse en tipos de células presentes en la carne y el pescado, como las células musculares y grasas», explica Diana Marques.

La investigadora señala que la obtención de estas células se hace sin sufrimiento animal, una de las motivaciones para desarrollar su investigación en esta área.

Luego viene el paso de procesamiento de alimentos: tienen una biomasa, un enorme conjunto de células, y se pueden juntar todas y crear productos simples como una pepita dorada o una pepita.

Si se quiere hacer un producto más estructurado y si se aplican técnicas como la bioimpresión 3D, se pueden hacer ese filete de pescado o un filete. Para esta bioimpresión 3D, dos «ingredientes» son esenciales:

  • una bioimpresora capaz de completar la tarea
  • biotintas aptas para el consumo humano

A partir de los microplásticos, la impresora comenzó a funcionar con biotintas que contenían células de lubina, algunas para material muscular y otras para la grasa presente de forma natural en los filetes de este pescado.

La meta es producir carne y pescado sostenible

Los científicos señalan que resta esperar a que se produzcan novedades no solo técnicas, sino también en cuanto a la legislación europea. En países como Singapur y Estados Unidos ya se ha aprobado la introducción de este tipo de alimentos cultivados en el mercado, aunque solo sea para la alimentación animal.

Actualmente, en el espacio europeo, las pruebas públicas no están permitidas, excepto en los Países Bajos; hace falta que más países aprueben leyes que nos permitan dar esto a los consumidores de forma segura.

Por ahora, el equipo tiene el siguiente objetivo bien definido: una colaboración con el Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera (IPMA), bajo el cual se llevarán a cabo las primeras pruebas de estos prototipos.

Un panel calificado en la caracterización y cata de peces (generalmente para hacer comparaciones entre los de aguas profundas y la acuicultura) probará estos filetes impresos, concluyen los investigadores.

Fuente: Pescado cultivado impresos en 3D, una innovación de científicos portugueses (thefoodtech.com)

Plátanos modificados genéticamente con alto contenido en vitamina A para luchar contra la ceguera infantil en África

Científicos australianos de la Universidad de Tecnología de Queensland (QUT) han desarrollado plátanos modificados genéticamente que contienen una mayor cantidad de betacaroteno, precursor de la vitamina A. Un proyecto que lleva en marcha desde hace nueve años y que busca luchar contra la ceguera y las muertes a causa de la deficiencia de la vitamina A en niños de países en vías de desarrollo de África.

James Dale, líder del equipo de investigadores, espera que en el año 2020 estas variedades de plátano enriquecidas con vitamina A puedan ser sembradas por los agricultores en Uganda, donde alrededor del 70% de la población sobrevive con esta fruta y cerca del 30% de los niños menores de cinco años sufren de deficiencia clínica de vitamina A.

“En el Este de África esta fruta se corta y se cuece al vapor y es uno de los alimentos básicos en muchos países de esta región, pero tiene unos niveles de micronutrientes muy bajos, particularmente de pro-vitamina A y de hierro”, explica Dale. La deficiencia de la vitamina A es la causa principal de ceguera infantil y es un problema especialmente en grave en África donde la gente tiene menos recursos

https://biotech-spain.com/es/articles/pl%C3%A1tanos-modificados-gen%C3%A9ticamente-con-alto-contenido-en-vitamina-a-para-luchar-contra-la-ceguera-infantil-en-%C3%81frica-