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Publicidad en TV y cine influye en consumo de comida “chatarra” entre adolescentes: Estudio

  • Hasta el 85% de consultados consume frituras, galletas y bebidas embotelladas cuando ven televisión; la totalidad palomitas y refrescos, en salas cinematográficas 
  • Para el caso del cine, la totalidad come principalmente palomitas y bebe refrescos.

Ver televisión y asistir a funciones de cine es factor para que los adolescentes consuman alimentos de bajo valor nutritivo, según un estudio de investigadoras del Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia (Censia), del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).


El reporte se hizo con 420 estudiantes de bachillerato de la Ciudad de México, donde el 90% indicaron ver televisión en promedio tres horas diarias, mientras el 37% afirmó visitar las salas cinematográficas al menos una vez al mes.


A cargo de Maribel Orozco López, del Censia, de María Guadalupe Ruelas González, del INSP, y de María Tomasa Mendoza Reséndiz, de la ENAH, la investigación refiere que cuando ven televisión, el 85% de los consultados consume principalmente frituras, galletas y refrescos, y seis de cada 10 se ven influidos por lo promocionado en la pantalla.


Para el caso del cine, la totalidad come principalmente palomitas y bebe refrescos. Aquí el 100% del consumo guarda relación con lo que se promociona en el lugar.

Cuando se les cuestionó sobre los promocionales, en su mayoría prefieren aquellos en los cuales sujetos de edades similares a las de ellos son físicamente atractivos y se presentan como héroes populares. Por otra parte, el 70% resaltan la importancia que los mensajes se acompañen de sonidos altos, y el empleo de colores intensos.

Lo anterior da cuenta de las preferencias de adolescentes por alimentos llamados “chatarra”, cuya publicidad en televisión y cines se presenta como el gancho que favorece su consumo. “Es factible que estos medios estimulen el consumo de estos productos, favoreciendo además la prevalencia de sobrepeso y obesidad en México”, indica el reporte.


Por otra parte, el número de casos de obesidad entre personas de 15 a 19 años de edad en el país, es bajo, no más allá de cinco puntos porcentuales del total. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud (SSa), el año pasado se atendieron en hospitales públicos y particulares a 17 mil 393 adolescentes por tal padecimiento, el 4.84% general.

En tanto, al primer bimestre de 2015 aumentó a 5.10% de la totalidad de prestación del servicio médico de ese sector poblacional, pues hubo 2 mil 205 de los 43 mil 223 registros a nivel nacional.


Si bien dichos datos no pueden considerarse alarmantes, significan que a futuro, si no modifican sus hábitos alimenticios, esos adolescentes enfrentarán problemas de salud derivados de la obesidad, como hipertensión, diabetes mellitus tipo II, que pueden a su vez resultar en otros padecimientos mortales, como los cardiacos y del hígado.


De ahí la importancia de consumir alimentación adecuada y realizar ejercicio de manera constante.


¿Por qué comemos tanto en las salas de cine? Explicación científica

El consumo de palomitas en el cine es mucho más que una costumbre: se trata de una estrategia respaldada por la ciencia. La atmósfera de las salas de cine está diseñada para estimular nuestros sentidos y hacernos consumir más.

La iluminación tenue juega un papel clave. Según Sarah Lefebvre, profesora de marketing, la luz baja nos relaja, lo que disminuye la atención que prestamos a lo que comemos. En este estado, tendemos a elegir snacks indulgentes, como palomitas saladas o dulces. Además, en ambientes oscuros, la comida con un solo sabor (salado o dulce) nos sabe mejor debido a un fenómeno llamado «compensación sensorial».

El aire acondicionado también es importante. Las bajas temperaturas en las salas aumentan nuestro apetito, ya que el cuerpo busca calorías adicionales para mantener la temperatura. Este entorno, combinado con el estado de relajación, es perfecto para el consumo de snacks en grandes cantidades.

Lo que vemos en pantalla también influye. Las escenas de personajes comiendo activan nuestras neuronas espejo, haciéndonos imitar su comportamiento. Si un personaje disfruta de una hamburguesa, es probable que automáticamente nos llevemos un puñado de palomitas a la boca. Este efecto se intensifica cuando nos identificamos con los personajes de la película.

Incluso el final de la película afecta nuestros gustos. Hacia el cierre, las personas tienden a preferir snacks dulces después de haber consumido alimentos salados. Un estudio de 2017 reveló que, tras una larga exposición a lo salado, el cuerpo busca un cambio, inclinándose hacia dulces como M&M’s o caramelos.

El cine aprovecha esta combinación de estímulos sensoriales y emocionales para ofrecer un entorno donde comer es parte de la experiencia, y no solo una distracción más.

Fuente: https://www.abc.es/xlsemanal/ciencia/por-que-comemos-mucho-en-el-cine-peliculas-palomitas.html

Las evidencias científicas de cómo la publicidad de alimentos y bebidas no saludables influye en los niños

Diversos estudios científicos ilustran los efectos del ‘marketing’ en las preferencias alimentarias de los menores: la publicidad incrementa la ingesta de estos productos ricos en calorías y de baja calidad nutricional.

¿Cómo influye la publicidad en los niños?

Para entender de qué manera el marketing condiciona las preferencias alimentarias de los menores es fundamental conocer tres factores clave:

  • Los niños, especialmente los más jóvenes, no suelen tener recursos económicos para la compra habitual de alimentos, sino que este hábito depende de los padres.
  • A la hora de elegir los productos alimentarios, los menores rara vez consideran si estos son saludables o no cuentan con los criterios suficientes como para distinguirlos.
  • Los más jóvenes son especialmente vulnerables, en comparación con los adultos, a los efectos de la publicidad y es más fácil modificar en ellos sus preferencias de consumo gracias al marketing.

Todo ello, en conjunto, lleva a que la industria alimentaria promocione ampliamente productos no saludables (ricos en azúcar, grasas o sal) a los niños, pero no como compradores directos, sino como intermediarios. En ese sentido, los más pequeños de la casa se convierten en los miembros más codiciados por las empresas para introducir ciertos alimentos entre sus familias. Miguel A. Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, explica que las acciones publicitarias buscan “que sean los niños los que insistan a sus padres y les convenzan para comprar estos productos, una técnica de marketing bien conocida y estudiada llamada ”nag factor“ o ”factor de fastidio“.

Los recursos utilizados por la industria alimentaria para fomentar el consumo de sus productos por parte de los niños son variados y se aplican en diferentes lugares. En el etiquetado, por ejemplo, se emplean colores y letras coloridos y llamativos, mascotas, personajes animados famosos o juegos recortables. También es frecuente que los productos incluyan en su interior juguetes, cromos u otros artículos coleccionables que favorecen la continuidad de su compra. Además, el posicionamiento de estos artículos en las estanterías más bajas del supermercado es otra estrategia para aumentar su visibilidad entre los más pequeños. Los anuncios de TV a menudo recurren a dibujos animados (cuando el objetivo son los niños) o a grupos de jóvenes (cuando se dirigen a adolescentes) realizando actividades populares y consumiendo estos productos para darles un estatus de “deseables”.

La influencia del marketing

Son numerosos los estudios científicos que han analizado la influencia del marketing de alimentos y bebidas insanos sobre el público infantil. La Organización de la Salud recoge en su página web parte de la investigación de más calidad en este campo. En 2016, una revisión sistemática examinó 17 ensayos clínicos sobre ingesta dietética y preferencias alimentarias en este ámbito. Los resultados mostraban que los niños incrementaban significativamente la ingesta dietética de estos productos durante la exposición a su publicidad o al poco tiempo después de esta. Por otra parte, era más probable que los niños expuestos al marketing de productos no saludables seleccionaran los alimentos y bebidas anunciados. Los autores concluían que la evidencia indicaba que la publicidad incrementa la ingesta y la preferencia hacia estos productos ricos en calorías y de baja calidad nutricional.

Otra revisión sistemática de 2016, en la que se incluían 22 ensayos, mostraba resultados muy similares: la exposición aguda a la publicidad de alimentos no saludables aumentaba de forma significativa su consumo en los niños, pero no en los adultos. Los investigadores explicaban que estos datos apoyaban acciones políticas de salud pública para disminuir la exposición publicitaria de los niños a estos productos. Una revisión más reciente, publicada en 2019, analizó los resultados de un total de 71 estudios sobre la publicidad alimentaria dirigida al público de entre 2 y 17 años. La exposición a esta influía de forma poderosa sobre las actitudes, las preferencias y el consumo de alimentos no saludables con consecuencias negativas para su salud.

Uno de los ensayos clínicos mejor valorados por la anterior revisión mostró el gran poder que puede tener la publicidad en las pautas de consumo de los niños. En este estudio se dividió a los niños (7-12 años), que se encontraban en campamentos de vacaciones, en dos grupos: en uno se expusieron a anuncios de diferentes snacks por televisión durante 4-6 días, o a anuncios que no eran de comida, y en otro a una combinación de anuncios de televisión y videojuegos publicitarios (conocidos como advergames) de los mismos productos durante el mismo tiempo. Los investigadores observaron que justo cuando los niños se exponían a la publicidad de aperitivos, estos consumían, de media, 46,3 calorías más al día a través de aperitivos que cuando se exponían a publicidad que no era de comida. Este consumo adicional de alimentos no se compensaba por una menor ingesta en el resto de comidas.

Además, todos los niños que vieron los anuncios por la televisión y pasaron tiempo con los videojuegos publicitarios consumieron todavía más de los snacks anunciados comparado con aquellos que solo vieron la tele. A su vez, estos menores expuestos a la publicidad por múltiples canales consumieron, de media, 43,5 calorías más cada día que el grupo de la TV. Los autores avisaban de que, aunque el exceso en el consumo de calorías podría compensarse más adelante, su magnitud podría reforzar la ganancia de peso en niños. Este fenómeno que era aún más acusado en los niños que ya sufrían sobrepeso y obesidad y que se exponían a los anuncios.

https://www.eldiario.es/sociedad/evidencias-cientificas-publicidad-alimentos-bebidas-no-saludables-influye-ninos_1_8456309.html

Más del 75% de los alimentos que se anuncian en la tele no son saludables

El perfil nutricional de los productos publicitados no ha cambiado tras la implantación del plan de reformulación de alimentos en España

Algunos alimentos no saludables

El 76,3% de los alimentos anunciados por televisión son »no saludables’ o, lo que es lo mismo, tres de cada cuatro anuncios no cumplen con los criterios de perfil nutricional de la Región Europea de la OMS para ser considerados saludables.

La conclusión de la investigación realizada es clara y concisa: «el perfil nutricional de los alimentos y bebidas anunciados por televisión, mayoritariamente no saludables, no ha cambiado tras la implantación del plan de reformulación de alimentos en España«.

Los resultados se han extraído tras analizar 256 horas de emisión televisiva durante dos periodos de tiempo (2017 y 2020), donde se se identificaron 173 productos alimenticios (78 en 2017 y 95 en 2020) y en el que los chocolates y productos de confitería fueron los publicitados con mayor frecuencia en ambos años de estudio, con un 26,9% del total en 2017 y un 22,1% en 2020.

Un tercio de la población infantil española en edad escolar padece exceso de peso y en torno al 10% presentan obesidad, que aumentan el riesgo de aparición de diabetes tipo 2, hipercolesterolemia e hipertensión arterial en la infancia y la vida adulta.

En definitiva, según los autores es necesario «políticas que regulen la calidad nutricional y la publicidad alimentaria en horario infantil, para proteger eficazmente a la infancia de la exposición a alimentos y bebidas no saludables«. Y uno de las primeras acciones es la de regular la publicidad alimentaria para proteger a los niños.

https://www.elperiodico.com/es/sanidad/20221105/anuncios-tv-alimentos-saludables-dv-77605950

Un apetito de película ¿Por qué comemos tanto en las salas de cine? (Hay una explicación científica)

Casi como si se tratase de un ritual, antes de sentarse en sus butacas a disfrutar de una película en el cine, la mayoría de los espectadores tiene una regla de oro: comprar palomitas (y si son del tamaño grande, mejor). Una vez comienza la proyección, se activa la cuenta atrás para llegar al final del bote y –seamos claros– también para evitar que tu acompañante te robe más de la cuenta. Pero, ¿por qué se despierta el apetito de manera intensa mientras vemos una película?

El fenómeno de sentir hambre mientras disfrutamos de una película en la pantalla grande tiene mucho que ver con el entorno en el que comemos. Y es que el espacio produce un importante impacto en nuestras elecciones y comportamientos a la hora de comprar comida.

La disminución de la iluminación nos relaja y, en ese estado, tendemos a consumir más porque la preocupación por la cantidad de comida que ingerimos se desvanece.

La iluminación baja no solo influye en la cantidad que comemos, sino también en nuestras preferencias a la hora de elegir. Hay estudios que demuestran que, en ambientes con poca luz, las personas tienden a optar por comidas más ‘indulgentes’ en lugar de saludables. Esta tendencia se amplifica en el cine, donde la distracción con la trama en pantalla juega un papel adicional. Es aquí donde las palomitas de maíz, un snack poco atractivo en otros lugares, se convierten en un capricho reconfortante. Del que siempre queremos más.

Al no ver la comida, los alimentos con un único matiz de sabor, como dulce o salado, nos saben mejor que cuando están iluminados.

En el apetito que se nos despierta en el cine también intervienen otros factores ambientales como el aire acondicionado de las salas. Una temperatura baja consigue que queramos comer más, puesto que el frío consume nuestras reservas de energía y hace que el cerebro envíe señales en busca de más calorías. Y los cines, obviamente, aprovechan esta técnica de termostato.

Seguro que te ha pasado alguna vez que has visto a un personaje comiendo una hamburguesa o cualquier otra apetitosa comida en una escena y has cogido un gran puñado de palomitas. Se trata de un efecto de imitación –o experiencia vicaria– donde los espectadores comen cuando los personajes lo hacen, a modo de imitación. Aunque no ocurre siempre, solo cuando las personas se identifican con los personajes de la película, aclara Zhuo. Además, añade: «Comer es un comportamiento relacionado con objetivos, y cuando nos preocupamos por un personaje, inconscientemente adoptamos sus objetivos como propios».

Fuente: https://www.abc.es/xlsemanal/ciencia/por-que-comemos-mucho-en-el-cine-peliculas-palomitas.html

Gastronomía hecha televisión: las 7 mejores series para amantes de la cocina

Alta cocina y street food, cócteles y paladares gourmets, pero también el estrés y la tensión en las cocinas saltan a estas series, las mejores sobre gastronomía que tenemos en Netflix, HBO, Amazon o Disney+

El éxito de una serie y una película, The Bear y El menú, respectivamente, ha puesto la gastronomía en lo más alto de la ficción, aunque lo cierto es que es un filón que viene de lejos, gracias a producciones como Chef’ Table que desde 2015 ha recorrido el mundo para mostrarnos, desde sus propias cocinas, a los chefs más innovadores del planeta, pero también a series aparentemente ajenas al mundo de los fogones como Sexo en Nueva York, que sin embargo nos hizo pedir Cosmopolitans en los bares y desear pasear por Manhattan para hincarle el diente a los cupcakes de Magnolia Bakery.

Tradicional o que rompe moldes, estrellas de la alta gastronomía y puestos callejeros, postres y cócteles pero también el estrés y la tensión que se vive en las cocinas se asoman a estos programas y series de Netflix, HBO, Amazon o Disney+ que te harán comer a través de la pantalla.

  • The Bear, Disney+

De ocho episodios y dirigida por Christopher Storer, The Bear cuenta la historia de Carmy Berzatto (Jeremy Allen White), un joven chef de alta cocina que vuelve a Chicago para hacerse cargo de la tienda de bocadillos de su familia, el Original Beef of Chicagoland, después de un drama familiar.

  • Chef’s Table, Netflix

Hablábamos de Chef’s Table, una de las indiscutibles en esta lista. En sus seis temporadas, la serie documental nos ha hecho viajar por el mundo y, rascando más allá de la superficie del mundo de la alta cocina, nos ha presentado a cocineros y proyectos admirables, muchos con historias ocultas que merece la pena descubrir.

  • Ugly Delicious, Netflix

También en formato documental, Ugly Delicious (dos temporadas de 12 episodios en Netflix) acompaña al chef David Chang en sus viajes por el mundo, donde con el hilo conductor de la comida reflexiona, junto a otros cocineros, activistas o artistas, sobre diferentes experiencias, tradiciones y culturas.

  • Foodie Love, HBO

Pasamos ahora a la ficción con Foodie Love. Dirigida por Isabel Coixet y estrenada a finales de 2019, esta serie de ocho episodios de menos de 30 minutos de duración con Laia Costa, reciente ganadora del Goya a la mejor actriz por Cinco Lobitos, y Guillermo Pfening como protagonistas es perfecta para darse un atracón.

Con una reseñable banda sonora, la serie que arranca con el típico “chico conoce a chica” nos sumerge en la historia de dos personajes, ambos apasionados por la gastronomía, que quedan tras contactar a través de una app y comienzan a conocerse mientras visitan restaurantes.

  • Street Food Asia, Netflix

Aunque hay series propias dedicadas a EE UU y Latinoamérica, nos quedamos con Street Food Asia, que recorre nueve países del continente para meternos en las cocinas más vibrantes de Singapur, la India, Taiwán, Tailandia o Japón, con historias tan adictivas como la de Supinya Junsuta, con una estrella Michelin para su restaurante callejero Jay Fai en Bangkok o el chef Toyo, que dirige una izakaya en Osaka pasando por el crisol de puestos callejeros del mercado de Gwangjang en Corea del Sur.

  • José Andrés y familia en España, HBO

A finales de diciembre de 2022 aterrizaba en HBO José Andrés y familia en España. De nuevo en formato viajero, el chef español, tan conocido por sus platos como por su labor humanitaria al frente de World Central Kitchen se embarca junto a sus tres hijas estadounidenses –Carlota, Inés y Lucía- pertenecientes a generación Z en un viaje por España con la misión de explorar su cocina y su cultura.

  • De la vida al plato, Amazon

No es cocinero sino actor el siguiente conductor de un programa gastronómico, De la vida al plato, en Amazon.

Juan Echanove conduce los ocho capítulos que integran la serie, estrenada en la plataforma en 2020, que cuenta la historia personal, la filosofía, la trayectoria y los platos estrella (y algún que otro secreto) tras ocho reputados restaurantes en España.

Fuente: Gastronomía hecha televisión: las 7 mejores series para amantes de la cocina (economiadigital.es)

Un apetito de película

Casi como si se tratase de un manual, antes de sentarse en sus butacas a disfrutar de una película en el cine, la mayoría de los espectadores tiene una regla de oro: comprar palomitas. Pero, ¿por qué se despierta el apetito de manera intensa mientras vemos una película?

El fenómeno de sentir hambre mientras disfrutamos de una película en la pantalla grande tiene mucho que ver con el entorno en el que comemos. Destaca que la disminución de la iluminación nos induce a estar más relajados, y en ese estado tendemos a consumir más porque la preocupación por la cantidad de comida que ingerimos se desvanece, no le prestamos atención

También, hay estudios que demuestran que, en ambientes con poca luz, las personas tienden a optar por comidas más ‘indulgentes’ en lugar de saludables. Esta tendencia se amplifica en el cine, donde la distracción con la trama en pantalla juega un papel adicional. Es aquí donde las palomitas de maíz, un snack poco atractivo en otros lugares, se convierten en un capricho reconfortante. Del que siempre queremos más.

 En un estudio, se descubrió que en condiciones de poca luz, los alimentos con un único matiz de sabor, como dulce o salado, saben mejor que cuando están iluminados. Además, una temperatura baja consigue que queramos comer más, puesto que el frío consume nuestras reservas de energía y hace que el cerebro envíe señales en busca de más calorías.

Finalmente, otro aspecto que puede influir, tal y como dijo profesora de estudios de comunicación en la Universidad Bautista de Hong Kong «Las acciones de los personajes de las películas, particularmente cuando están comiendo, crean patrones en la forma en que come la audiencia». (Se trata de un efecto de imitación.)

Cine y seguridad alimentaria

Los medios audiovisuales son un excelente vehículo de transmisión de buenas prácticas de manipulación y formación básica en el campo de la seguridad alimentaria.

Aprendemos de lo que vemos, y más si lo vemos reiteradamente, de ahí la importancia de los medios audiovisuales como vehículo de transmisión de hábitos y modelos de comportamiento.

Los programas de contenido gastronómico han pasado de ser un fenómeno social a convertirse en un contenido casi obligatorio en los canales de televisión. Convivimos y aprendemos de ellos recetas tradicionales y nuevas formas de cocinar pero también hábitos y maneras de comportamiento en la cocina correctos o erróneos que determinarán en buena medida nuestro nivel de seguridad alimentaria. La gran mayoría, bien asesorados, ofrecen una adecuada imagen de lo que debe ser la seguridad alimentaria en una cocina. Y aunque su contenido no es estrictamente infantil, las encuestas muestran cómo los programas de cocina son uno de los más vistos por los pequeños de la casa, siendo en la mayoría de los casos su primer contacto con el mundo de la gastronomía.

El cine actual ha acogido la gastronomía como uno de sus temas más recurrentes. Películas comerciales, tanto nacionales como internacionales, como «Sin reservas», de Scott Hicks (remake de «Deliciosa Marta», de Sandra Nettelbeck), «Fuera de carta», de Nacho G. Velilla, junto a producciones más antiguas como «American cuisine», de Jean-Yves Pitoun o «Como agua para chocolate», basada en la novela homónima de Laura Esquivel, giran en torno al mundo de los fogones. Un género que ha sorprendido por su gran aceptación entre el público tanto profesional como aficionado es el documental gastronómico, un cine más especializado y en el que se ofrece una visión realista del mundo de la gastronomía. Otras cintas con distintos argumentos recogen escenas memorables relacionadas con la cocina, es el caso de «Blade Runner» en la que se muestran unos inquietantes puestos volantes de comida asiática o la más cercana «Todos a la cárcel» de Berlanga, en la que se elabora una peculiar paella.

En definitiva, la mayoría de las películas con temática gastronómica contratan los servicios de consultores que les ilustran sobre diferentes técnicas y nomenclaturas culinarias, al igual que los programas de cocina que cuentan con personal especializado, aunque quizás los temas de seguridad alimentaria no ocupan dentro del ranking de importancia el lugar que deberían.

¿Realidad o Ficción?

La serie “The Bear” fue emitida por primera vez el 23 de junio de 2022 en tierras estadounidenses, al igual que se encuentra ya disponible en España a través de plataformas como Disney+. ¿Pero qué relación puede tener el cine con la alimentación?

Aunque sea difícil de creer, esta serie está extremadamente relacionada con la alimentación debido a que su único hilo conductor es la cocina.

Así queda demostrado desde su comienzo cuando Carmy, chef de la alta cocina, se encuentra con la obligación de volver a Chicago para mejorar el negocio familiar tras la muerte de su hermano. Con gran esfuerzo y dedicación Carmy logra el paso de un local de bocadillos a un restaurante de alta gastronomía y que aspira a conseguir su primera estrella.

Se pueden observar claramente influencias italianas y estadounidenses en los diversos platos como «Beef braciole» o Perritos calientes Chicago Style entre otros. ¿Os animaís a reproducir alguna de sus recetas?

Para saber más acerca de este tema visitar: https://www.elconfidencial.com/cultura/2023-07-21/the-bear-serie-cocina-salud-mental_3692908/. https://www.20minutos.es/gastronomia/recetas/platos-iconicos-serie-the-bear-tercera-temporada-5534933/