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Luces, cámara, nutrición: “Se han cambiado planes de rodaje de películas por no pensar en el asesoramiento nutricional”
‘Infobae España’ se acerca a las dietas más extremas del cine de la mano de Ángela Quintas, experta en nutrición y asesora en películas de Almodóvar, Daniel Sánchez Arévalo y Alberto Rodríguez
Pensar en cine es observar una orquesta. Una función perfectamente sincronizada que cede un espacio propio a cada actor -en el sentido literal y figurado- y que a su vez brilla por la armonía del conjunto. La suma de los trabajos individuales resulta en una obra colectiva en la que ningún instrumento puede permitirse desafinar. Esta es parte de la magia del cine: lo que no se ve, pero está.
Entre todo el equipo que conforma una productora audiovisual existe un rol quizá no tan considerado por el público, pero con la capacidad de influir en la toma de decisiones tan fundamentales como la de decantarse por una u otra actriz para una película. Se trata de los asesores nutricionales, que acompañan a los actores antes, durante y después del rodaje.
Ángela Quintas forma parte de este mundo desde hace 15 años, en el que se estrenó asesorando a Antonio de la Torre para la película Gordos (2009) en su proceso de ganar 40 kilos. Quintas es química clínica experta en nutrición y microbiota y desde su consulta en Madrid o de forma online ayuda a quienes buscan transformar sus hábitos alimenticios y su estilo de vida. Además, es colaboradora desde hace siete años en el programa A vivir, que son dos días de Cadena SER y autora de varios libros. El último, SuperPedorro (Timun Mas Infantil, 2023), un cuento sobre la microbiota intestinal.
Entre colaboraciones y consultas, Quintas ha trabajado como asesora nutricional en más de una decena de películas, algunas de ellas dirigidas por Pedro Almodóvar, Alejandro Amenábar, Leticia Dolera, Daniel Sánchez Arévalo o Alberto Rodríguez. También lo ha hecho con varias series: su trabajo más reciente es el plan nutricional de Candela Peña para elEl caso Asunta.
Así se realiza un asesoramiento nutricional de cine
En un primer momento, la productora comunica cuál es la idea inicial, que en ocasiones no puede materializarse. “No se puede hacer que un actor esté muy delgado, suba de peso y luego vuelva a bajar en cuestión de dos semanas. Se han cambiado planes de rodaje porque no se había pensado en el asesoramiento nutricional”, asegura Quintas para Infobae España.
Entonces, el equipo de asesores tiene la labor de estudiar si realmente es recomendable que un actor cambie de peso de forma extrema, ya sea por su historial clínico o porque padece alguna patología. “Hay veces en los que el cuerpo del actor ya no puede más. Fue el caso de Carlos Santos en El hombre de las mil caras. Carlos me decía que no podía seguir comiendo más porque ese no era su cuerpo, y tuvimos que parar. En Gordos también nos pasó con Raúl Arévalo, que en principio tenía que subir mucho peso. Llegó un momento en el que enfermaba y perdía los kilos que había ganado, su cuerpo rechaza ese peso”, explica.
El ejemplo paradigmático de una subida de peso extrema fue con De la Torre y sus 40 kilos en Gordos. En esta comedia dramática, el dos veces ganador del Premio Goya llegó a pesar 102 kilos bajo la supervisión del equipo de Quintas. Al inicio, lo que se hizo fue bajarle de peso (fueron las primeras escenas que se rodaron) para posteriormente hacerle ganar los kilos. Según la experta, “el problema es que cuando se va a subir de peso a un actor, se piensa que se le va a poner a comer como si no hubiera un mañana, pero esto no funciona así”. “Con Antonio incluso tuvimos que parar de grabar para estabilizar sus analíticas y proteger su salud”, cuenta.
Sin embargo, el asesoramiento nutricional en los actores no solo se da cuando han de ganar varios kilos, pues este acompañamiento también ocurre a la inversa. En El fotógrafo de Mauthausen, Mario Casas perdió 12 kilos para encarnar la historia real de un fotógrafo catalán que fue capturado y enviado al campo de concentración nazi. Quintas asegura que tuvieron que hacerle algunas pruebas a Casas para decidir si seguir o no adelante con el proyecto: “A veces los actores entran en un estado en el que se meten demasiado en el personaje, pero hay unos límites”.
Otros cambios extremos: de Christian Bale a ‘La sociedad de la nieve’
Hablar de cambios físicos extremos en el cine es darle un lugar especial a Christian Bale. El británico ha logrado ganarse el respeto del público por sus drásticos cambios físicos en películas como El Maquinista, en la que perdió más de 25 kilos para interpretar a Trevor Reznik. Un papel para el que llegó a pesar tan solo 54 kilos, a pesar de la intención inicial del propio actor de alcanzar los 45.
Quedarse en 54 kilos midiendo más de 180 centímetros es, indudablemente, una situación extrema. Más teniendo en cuenta que solo unos meses después Bale comenzó con el rodaje de Batman, para el que necesitó ganar más de 40 kilos de músculo. En palabras de Christopher Nolan, era “una especie de oso pardo”.
El cambio físico que experimentó Brendan Fraser en The Whalele granjeó el Óscar al Mejor actor en 2023. Tras años lejos de los focos, Fraser volvió a la gran pantalla para dar vida a un profesor de literatura con obesidad mórbida. Para el papel, el estadounidense engordó hasta los 130 kilos, aunque llegó a simular 270 gracias a unas prótesis y un trabajo de maquillaje que tardaba ocho horas en quitarse y ponerse.
El último film que, entre otras cosas, destaca por los extremos cambios físicos de su reparto es La sociedad de la nievedel director J. A. Bayona, cuyo asesoramiento estuvo a cargo de los nutricionistas cordobeses Antonio Escribano padre e hijo. El uruguayo Enzo Vogrincic, que en la película interpretaba a Numa Turcatti, siguió una dieta basada en una lata de atún y una mandarina al día que le hizo perder 23 kilos.
Enfocar las vulnerabilidades
Lo cierto es que este acompañamiento nutricional se intensifica en aquellos papeles que requieren que los actores o las actrices engorden o adelgacen de forma extrema en un corto periodo de tiempo. No obstante, existen otros papeles igualmente delicados que requieren de una mirada amable. Dar vida a una enfermedad a través de la nutrición es otro de los grandes retos de esta industria. Por ejemplo, encarnar el cuerpo de una persona con anorexia.
Este era el desafío de Ángela Quintas y su equipo para la serie Madres, en la que Carla Díaz personifica a Elsa, una adolescente anoréxica. En este tipo de casos, el vestuario y maquillaje también resultan esenciales. “Mientras ella va bajando de peso se le va poniendo un pijama de hospital cada vez más grande, de tal manera que parece que está todavía más delgada. Con todo eso se juega y al final es muy bonito porque formamos parte del equipo que va construyendo la historia”, concluye.
La alimentación en el cine
El comedor, en muchas ocasiones integrado en la cocina, ha sido durante largo tiempo el lugar más importante de la casa, en tanto en cuanto lugar de reunión y, por lo tanto, de comunicación y sociabilidad dentro de un hogar. La función principal de este espacio, comer, se convierte también en un acto social, en torno al cual puede surgir la comunicación y fluir los sentimientos. Por esta razón, el cine se ha servido de la alimentación como vía para reflejar el intercambio de afectos, pasiones, ideas o creencias.
A lo largo de la historia del cine se han sucedido, por lo tanto, no sólo muchos títulos cuyo tema central es la alimentación, la gastronomía o la cocina, sino que, en muchas películas la escena más importante se desarrolla en torno a una mesa o la gastronomía es utilizada como referencia para mostrar diferencias e identidades culturales.
Puede decirse que la primera secuencia gastronómica de la historia del cine aparece en 1925, en La Quimera del Oro. En ella, Charles Chaplin logra que un zapato viejo sea un plato digno del más exigente gourmet. Sin embargo, no fue hasta bastantes años después cuando empezaron a surgir títulos en los que la alimentación era tema esencial o, por lo menos, la excusa principal y visible para mostrar otras cuestiones como sentimientos o valores.
Polémica alimentaria en las salas de cine
Desde hace mucho tiempo una polémica ha rondado las salas de cine respecto a si es legal o no prohibir llevar comida de fuera y a continuación encontramos un análisis de este problema:
¿Es legal? En cierto modo, los cines tienen un par de leyes a las que agarrarse, pero con las uñas. El decreto 86/2013 regula las actividades clasificadas y espectáculos públicos, y en Yelmo dicen que su actividad económica ahora es también la de “Servicios especiales de restaurante, cafetería y café-bar” (epígrafe 674.6 IAE), Así que estaría prohibido traer la comida de casa. ¿La trampa? Es un reglamento (no ley) que afecta a la Comunidad Autónoma de Canarias.
Además, los carteles se refieren al artículo 7 del reglamento de Admisión de personas en los establecimientos de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas, aprobado por Decreto 10/2003 (modificado por Decreto 211/2018), y que permite a los locales impedir el acceso de espectadores con comida. Pero hay otro problema (para las salas): los cines no pueden acogerse a ello porque no son establecimientos de hostelería o de ocio y esparcimiento, conforme a la clasificación del Decreto 155/2018 (Nomenclátor).
La conclusión es la siguiente: come lo que quieras. La conclusión está más o menos clara, desde el punto de vista legal: una cosa sería prohibir el consumo de alimentos de todo tipo. Pero si lo permite indirectamente con la instalación de un bar que venda comida y bebida, no puede prohibir el consumo de productos de fuera porque su actividad principal no es la restauración. El derecho de admisión para todo tipo de locales existe, pero tiene que producirse en base a unos criterios razonables y que no puedan considerarse abusivos.
Alcarràs (2022) Agricultura para un futuro posible
Pocas películas hablan tan bien de la vida cotidiana de las familias campesinas en la España actual como lo hace Alcarràs, una producción que tiene el valor añadido de invertir la tendencia de la producción audiovisual en cuanto a la presencia femenina detrás de las cámaras. No sólo la directora, Carla Simón es también guionista, sino que la maravillosa fotografía ha sido realizada por Daniela Cajías.
La historia, interpretada por actores no profesionales, cuenta el momento crítico de una familia numerosa de agricultores que debe hacer su última cosecha de fruta porque las tierras que cultivaban van a ser dedicada a la colocación de placas solares.
Más que un drama ecológico es una historia que muestra el sufrimiento y el estrés que experimentan las familias que viven del sector primario, sometidas hoy en día a la producción intensiva y a la comercialización abusiva de los productos de la tierra por las grandes distribuidoras de alimentos. Tangencialmente también la película habla de forma crítica del campesinado no es dueño de su propia tierra.
Esta película nos permite reflexionar sobre algo en lo que casi nunca nos paramos a pensar: ¿de dónde vienen nuestros alimentos?, ¿qué consecuencias tiene obtenerlos para las personas y el mundo natural? Pensamos en la comida como si fuese un maná que cae del cielo, o una cornucopia de la que surgen mágicamente flores y frutos, porque para nosotros, obtenerlos tiene que ver más con tener dinero que con un trabajo de producción vinculado a la naturaleza y a la tierra.
Alerta por listeria en un jamón serrano producido en España
La situación ha sido calificada como «grave» por las autoridades sanitarias
El Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF) ha lanzado una advertencia sobre la presencia de la bacteria Listeria monocytogenes en varios lotes de jamón serrano fabricados en España.
Este patógeno puede causar serias complicaciones de salud, especialmente en grupos vulnerables como personas mayores, mujeres embarazadas y aquellos con sistemas inmunitarios debilitados.
La contaminación fue detectada durante un control rutinario realizado por la propia empresa productora, lo que permitió activar rápidamente las medidas preventivas.
No obstante, las autoridades sanitarias han clasificado el incidente como un «riesgo grave» y se han puesto en marcha los protocolos para retirar del mercado todos los productos afectados. Por el momento, no se han detectado casos de afectados por el consumo este producto.
El RASFF es una herramienta concebida para intercambiar rápidamente información entre las autoridades nacionales sobre los riesgos para la salud relacionados con los alimentos.
Cuando un país que forma parte de la red descubre un peligro para la salud, informa al resto de la red sobre el producto de que se trata y las medidas tomadas para hacer frente al riesgo. Estas medidas incluyen: la retirada, la recuperación, la confiscación o el rechazo de los productos.
No obstante, FACUA-Consumidores en Acción ha criticado en distintas ocasiones la escasa información que aparece en estas alertas alimentarias a nivel europeo ya que «hace que el consumidor vierta una sombra de sospecha sobre todos los productos independientemente de que puedan o no estar afectados», dado que en ellas no se da detalles sobre las empresas productoras.
Esta falta de información del Rasff «imposibilita que los consumidores puedan comprobar si han comprado o consumido alguno de los productos alertados».
Listeria: qué es y principales síntomas
La Listeria monocytogenes es una bacteria que causa la infección llamada listeriosis. Se encuentra en el suelo, agua y algunas plantas, y puede contaminar alimentos como productos lácteos no pasteurizados, carnes crudas y verduras.
Por sus características de resistencia a diversas condiciones (como la acidez y las bajas temperaturas), la bacteria listeria se encuentra ampliamente distribuida tanto en el medio agrario como en los lugares de elaboración de alimentos, según explica la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
Los síntomas de la listeriosis incluyen fiebre, dolores musculares y, a veces, síntomas gastrointestinales como diarrea. En casos más graves, la infección puede propagarse al sistema nervioso, causando meningitis o encefalitis.
El lado oscuro de ‘MasterChef’ para tu salud: de las recetas insanas a la falta de higiene
La cocina sigue de moda en televisión con MasterChef. En los últimos años, los programas relacionados con la gastronomía se han multiplicado con un éxito extraordinario al mismo tiempo que la sociedad parece preocuparse cada vez más por su alimentación. La cuestión es si estos dos fenómenos están relacionados y si podemos aprender algo en la pequeña pantalla sobre nutrición y salud.
El dietista-nutricionista Juan Revenga tiene claro que no. En el caso concreto de MasterChef, afirma que este programa y en particular sus presentadores «han promocionado productos muy, pero que muy alejados de los patrones de alimentación saludable«.
Un estudio sobre MasterChef Australia ya alertó hace seis años del uso excesivo de grasas saturadas en este concurso, especialmente por emplear mantequilla, pero también carnes rojas y otros ingredientes. Los investigadores llamaban la atención sobre la paradoja que de esto se produjera, precisamente, cuando las autoridades sanitarias de aquel país estaban más alarmadas por la obesidad y en la programación televisiva ocupaba más tiempo que nunca la alimentación.Las estrategias de comunicación en salud pública por parte de las autoridades se ven muy limitadas si los ciudadanos ven que un programa de masas ignora las recomendaciones.
Fomentar la cocinar en casa
En teoría, los programas de cocina favorecen el hábito de cocinar en casa, que es clave para seguir una dieta saludable. Algunos estudios indican que las personas que dedican más tiempo a preparar la comida en casa presentan mejores indicadores de calidad dietética y que desarrollar habilidades culinarias es muy beneficioso si queremos comer bien. De hecho, algunos expertos consideran que promocionar la cocina podría ser una buena medida para mejorar los hábitos de vida de la población.
Recetas que favorecen la obesidad
No obstante, esta misma investigación llega a una conclusión peor: los pocos televidentes que sí se toman en serio las recetas que ven en televisión presentan un mayor índice de masa corporal (IMC), uno de los criterios más ampliamente utilizados para estimar si una persona está en su peso ideal.
Los autores explican que los programas de televisión promueven un consumo excesivo de alimentos. Cuando una persona los ve simplemente para entretenerse no aumentan su riesgo de obesidad, pero sí cuando los utilizan para aprender nuevos platos. Ocurre lo mismo cuando la información llega a través de redes sociales, pero no con otras fuentes online, impresas o cuando la información sobre recetas nos llega a través de amigos.
De hecho, una investigación realizada en el Reino Unido explica que los platos que elaboran los chefs en televisión no cumplen con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hasta el punto de que son incluso menos saludables que las comidas preparadas que se venden en los supermercados. En general, son más calóricas, con más grasas saturadas y menos fibra, según el estudio.
Falta de higiene
Al examinar pormenorizadamente 100 episodios de ocho de los programas más populares encuentran una cascada de errores relacionados con la higiene: uno por cada 50 segundos de emisión. Los más habituales son usar tablas de cortar sin lavar, agregar ingredientes con las manos sucias y limpiarse las manos con paños de cocina.
En muchas ocasiones, los cocineros no se lavan antes de comenzar a manipular los alimentos ni después de toser o estornudar. Todo un despropósito si se trata de dar ejemplo. Además, encontraron pocas diferencias entre los chefs profesionales y los aficionados.
Películas gastronómicas
Las películas gastronómicas tienen la virtud de despertar el apetito del espectador. Por ello la comida ha dado mucho juego en el cine, propiciando títulos de enorme calidad.
Estas películas han patrocinado una gran cantidad de alimentos, más o menos saludables pero sin duda han satisfecho tanto nuestros ojos como hambre nos ha dado.
4 películas que van a hacer que cambies tu alimentación.
No es sólo una frase hecha: que una imagen vale más que mil palabras es una realidad que corroboramos todos los días. Pueden hablarnos durante meses de las pésimas condiciones de vida de las vacas, del drama de la soja, del estrés al que están expuestos los pollos en las granjas y de los daños que provoca el consumo excesivo de azúcar. Pero hasta que no lo vemos con nuestros propios ojos, la teoría es una simple nebulosa que se pierde en la sobredosis de información que recibimos a diario. El siglo XXI es la era de lo visual, todo, desde un plato de comida hasta los pensamientos más complejos se condensan en una imagen. En esta nota, te recomendamos 4 películas que van a servirte como puntapié para cuestionar la alimentación y empezar a mirar la industria con otros ojos.
La comida importa, Australia, 2008. Trailer oficial disponible en YouTube
“El alimento será tu medicina” decían hace miles de años los orientales. ¿Cuánto hay de cierto en el dicho popular? ¿Puede la comida curar enfermedades graves? ¿Tu dieta diaria es capaz de cambiarte la vida? En este documental, a través de una serie de entrevistas a médicos, científicos y nutricionistas de todo el mundo, se busca comprender cómo le afecta a nuestro organismo lo que comemos y de qué manera una buena alimentación no sólo preserva la salud sino que modifica diagnósticos médicos terminales. Ideal para tomar conciencia, incorporar los superalimentos y luchar desde la propia cocina contra el lobby del azúcar.
Food Choices, EE.UU, 2016. Disponible en Netflix
Salir de compras y elegir qué comer, esconde un sinfín de componentes: la manipulación que ejerce la publicidad, el cuidado del medioambiente, la micro y macro economía, nuestra salud y la vida de las otras especies están en juego cada vez que decidimos si almorzamos una ensalada, un plato de ravioles, un churrasco o unas croquetas congeladas. Este documental cuestiona la alimentación en relación a la contaminación, el cambio climático y la conciencia ambiental. ¿Qué comían nuestros antepasados? ¿Eran más sanos que nosotros? ¿Cómo se puede modificar la dieta diaria sin caer en la infelicidad del paladar? ¿Cómo elegir lo correcto? ¿Qué es comer bien?
Okja, Corea/ EE.UU, 2017. Disponible en Netflix
Es una película coreana de género fantástico. Cuenta la historia de una niña y un cerdo gigante llamado Okja que viven en una idílica montaña rodeada de valles. Todo se complica cuando los representantes de Mirando Corporation, una multinacional que intenta revolucionar la industria de la carne, se lleva a Okja a Nueva York para llevar adelante un siniestro plan. Aunque parezca una simpática historia para niños, la película muestra la oscura realidad de los mataderos y la perversidad de las grandes empresas. No es apta para mirar antes de un asado. Vas a querer hacerte vegano.
Sugar vs fat, Reino Unido, 2014. Disponible en Netflix
¿Qué es peor: matarte a tortas y alfajores, o comer montañas de salchichas y papas fritas? Seguro más de una vez te habrás preguntado si el verdadero enemigo de la salud es la azúcar, como tantos aseguran, o las grasas encargadas de aumentar el colesterol. Para determinarlo, la BBC hizo este documental basándose en un experimento: dos gemelos, ambos médicos, se sometieron a un mes de dieta drástica. Uno de ellos comió casi todo grasas y nada de hidratos de carbono; el otro una dieta rica en hidratos y azúcar pero con un aporte ínfimo de grasas. La experiencia de los hermanos sirve para entender un poco más cómo funcionan las dietas extremas y cómo se desencadenan los principales problemas de salud en la actualidad.
Fuente: La Nación
4 películas que van a hacer que cambies tu alimentación – LA NACION
La alimentación que nos ha transmitido el cine
En la época de la transición todo aquello que se veía a través de la gran pantalla era exótico y generaba deseo e interés. Ver como esos jóvenes que actuaban se comían una hamburguesa daba ganas de hacerlo aquí en España, sin embargo era imposible consumir dicho alimento aquí.
El cine nos ha transmitido una visión de ciertos alimentos idealizada, la industria estadounidense nos vende su alimentos prefabricados con una poesía que no merecen y esto ha provocado que la comida rápida se extienda por todo el mundo, ello para satisfacer los deseos de los espectadores que muchos años atrás no encontraban la manera de saciarlos.
En conclusión, el cine americano ha creado una cultura gastronómica nada saludable y demasiado sobrevalorada por la gente que quiere verse como se ven las personas al otro lado de la pantalla a la que acudimos en busca de nuevas sensaciones y que cada vez son más difíciles de encontrar.
Enlace:https://alicul2023b.blogs.upv.es/2023/09/25/la-alimentacion-que-nos-ha-transmitido-el-cine/
Cómo el cine nos enseña a comer
La globalización alimentaria ha tenido en el cine a uno de sus mayores aliados. La influencia del cine en nuestros hábitos no es negativa, pero tampoco es siempre positiva.
Estamos en un siglo en el que nada de los que aparece en las imágenes nos es extraño. Vemos una película japonesa y asistimos a una merendola de sushi con ojos de experto. O podemos ver una película sudamericana, y sabemos perfectamente a qué sabe una ensalada de nopal con el cilantro perfumando la mezcla.
Todos los deseos que nos puede crear una imagen cinematográfica los podemos ahora satisfacer yendo a la tienda de proximidad, al supermercado o a una gran superficie cerca de casa. Si la parte positiva del cine ha sido la aceptación de los hábitos alimentarios foráneos, la negativa ha sido la homogeneización del gusto en contra de una singularidad fundamental para que, incluso, el cine se pueda nutrir de bellas imágenes.
Si en los setenta, las bellas imágenes gastronómicas provenían de Francia e Italia gracias al savoir faire de sus directores y su cultura, toda esta influencia positiva estuvo a punto de desaparecer por el colonialismo del cine americano palomitero.
“Todos los deseos que nos puede crear una imagen cinematográfica los podemos ahora satisfacer yendo al supermercado”
Una influencia que incluso cambió hábitos lingüísticos. Al bistec ruso de nuestras abuelas, por ejemplo, se le cambió el nombre por el de hamburguesa. Por suerte, el cine americano rompió sus hábitos regalándonos un personaje como Hannibal Lecter, el sofisticado caníbal que nos demostró que incluso en América existe vida fuera del fast food.
Por ello es necesario una educación que nos permita filtrar el mensaje para poder tener criterio propio. No todo lo que nos llega de los EE.UU. es bueno ni tampoco malo. El secreto está en saber contextualizar.
El cine es una de las mejores escuelas de gastronomía del mundo. Sólo hace falta ser un alumno aventajado.
https://www.lavanguardia.com/comer/opinion/20180128/44299397798/como-cine-ensena-comer.html