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València Cuina Oberta regresa a más de 60 restaurantes para ayudar a reactivar la economía local

Esta edición, que había sido pospuesta en solidaridad con las víctimas y afectados de la DANA, se celebrará del 21 de noviembre al 1 de diciembre y ya están abiertas sus reservas para acelerar la recuperación.

València vuelve a calentar sus fogones con una nueva edición de Cuina Oberta, el certamen gastronómico que ofrecerá menús especiales en más de 60 restaurantes de la ciudad. Tras haber sido pospuesto en solidaridad con las víctimas de la DANA, esta edición se celebrará del 21 de noviembre al 1 de diciembre con el objetivo de reactivar la economía local y respaldar al sector de la restauración en un momento delicado. La caída en el consumo ha afectado considerablemente a un sector que se ha volcado estas últimas semanas con los afectados y Cuina Oberta pretende ser un impulso clave para acelerar la recuperación y proteger el empleo, ayudando así a superar esta complicada situación.

Bajo el lema ‘El sabor que nos une‘, ya es posible reservar para probar las propuestas gastronómicas de los restaurantes y espacios participantes, entre los que destacan algunas de las cocinas más reconocidas de València. Cada menú y experiencia, que se pueden consultar en la web, han sido diseñados con un enfoque centrado en la sostenibilidad, con uso de productos de temporada y de proximidad, así como con medidas para impulsar el desperdicio cero en cada plato.

Compromiso con la solidaridad

Además de ayudar a levantar a empresas de la restauración, que muchas también tienen un gran número de proveedores y trabajadores de las zonas afectadas, València Cuina Oberta se suma a la iniciativa solidaria Desde València para València, promovida por los chefs Ricard Camarena, Begoña Rodrigo y Quique Dacosta, con el fin de recaudar fondos en apoyo a las personas y empresas afectadas por el temporal.

La Fundación Visit València, que impulsa el certamen en colaboración con el Ayuntamiento de València, València Turisme y Turisme Comunitat Valenciana, destinará tres euros por cada menú vendido a la Mesa 0 de este proyecto. Cuina Oberta se convierte en esta ocasión en una experiencia que une sabor, solidaridad y apoyo a la comunidad.

La ilustradora y bordadora valenciana Maite Canet ha diseñado el cartel de esta edición, un bordado artesanal que representa productos de la temporada otoñal, capturando el espíritu de esta edición, que celebra los sabores y valores de València.

Novedades, estrellas y experiencias singulares

Siete establecimientos se suman por primera vez a València Cuina Oberta: Restaurante Maremar, Pasqual and Sheila, Umaniko, Racó de L’Arnau, The Banker’s Bar by Estimar, Restaurante Abadia D’espí y Borgia. Además, cinco estrellas Michelin están en el listado: Fierro, El Poblet, La Salita, RiFF y Lienzo.

Entre los más de 60 participantes, más de 50 ofrecerán menús exclusivos, mientras que 16 proponen experiencias gastronómicas singulares, como cenas temáticas, talleres de elaboración de horchata y agua de Valencia, catas y mucho más.

Entra en la web www.valenciacuinaoberta.com, descubre el listado completo de participantes y todas sus propuestas y haz tu reserva para apoyar la reactivación de nuestra economía local y contribuir así a la recuperación.

Reestablecidas las conexiones

Las conexiones de tren a València se reanudaron el jueves 14 de noviembre, marcando un paso clave para revitalizar el turismo en la región. Este avance no solo facilita el acceso a la ciudad, sino que también ayuda a impulsar su economía y resalta la importancia de apoyar destinos llenos de historia, cultura y gastronomía.

https://www.lasprovincias.es/gastronomia/valencia-cuina-oberta-regresa-restaurantes-ayudar-reactivar-20241120233315-nt.html

Estas son las mejores ideas para tu cena de estas navidades

La Navidad es una época especial para reunirse con la familia y los amigos, y la cena es uno de los momentos más esperados. Y es que no es necesario gastar mucho dinero en ir a la compra para preparar tu cena navideña.  Cada menú está pensado, para sorprender a tus invitados con materias primas que no son muy caras, pero que elaboradas correctamente se pueden convertir en grandes platos.

1. Menú clásico navideño:

  • Entrante: un surtido de quesos y embutidos ibéricos.
  • Primero: sopa de marisco.
  • Carne: pavo relleno con frutos secos.
  • Pescado: merluza en salsa verde.
  • Postre: tarta de turrón.

2. Menú mediterráneo:

  • Entrante: ensalada de sardinas ahumadas, rúcula, granada y queso de cabra.
  • Primero: fideuá de marisco.
  • Carne: cordero al horno con hierbas provenzales.
  • Pescado: dorada a la sal.
  • Postre: sorbete de limón al cava.

3. Menú de lujo:

  • Entrante: ostras con limón y vinagreta de chalota.
  • Primero: crema de bogavante.
  • Carne: solomillo Wellington.
  • Pescado: rodaballo al horno con almejas.
  • Postrecoulant de chocolate con helado de vainilla.

4. Menú tradicional:

  • Entrante: jamón ibérico con pan tumaca.
  • Primero: sopa castellana.
  • Carne: cochinillo asado.
  • Pescado: bacalao a la vizcaína.
  • Postre: tarta de Santiago.

5. Menú internacional:

  • Entrante: ceviche peruano.
  • Primero: ramen japonés.
  • Carne: magret de pato con salsa de frutos rojos.
  • Pescado: salmón teriyaki.
  • Postre: pavlova con frutas del bosque.

6. Menú vegetariano gourmet:

  • Entrante: hummus de remolacha con crudités.
  • Primero: crema de calabaza y jengibre.
  • Carne: lasaña de espinacas y ricotta.
  • Pescado: tofu marinado en salsa de miso.
  • Postre: tiramisú de matcha.

7. Menú mar y tierra:

  • Entrante: pulpo a la gallega.
  • Primero: arroz meloso con setas y gambas.
  • Carne: entrecot a la parrilla con chimichurri.
  • Pescado: lenguado meunière.
  • Postre: flan de queso.

8. Menú saludable:

  • Entrante: tartaletas de aguacate y langostinos.
  • Primero: consomé de ave.
  • Carne: pechuga de pavo al vapor con verduras torneadas.
  • Pescado: lubina al papillote.
  • Postre: macedonia de frutas con un toque de menta.

9. Menú infantil:

  • Entrante: mini pizzas navideñas.
  • Primero: espaguetis con salsa de tomate y albóndigas.
  • Carne: nuggets de pollo caseros.
  • Pescado: palitos de merluza rebozados.
  • Postrecupcakes decorados con motivos navideños.

10. Menú vegano:

  • Entrante: rollitos de primavera de verduras.
  • Primero: crema de castañas y puerro.
  • Carne: seitán a la pimienta.
  • Pescado: berenjenas al miso con sésamo.
  • Postre: brownie vegano con nueces.

Fuente: https://theobjective.com/gastronomia/2024-11-17/mejores-ideas-cena-navidades/

Estrategia de venta.

Así se elige el color del salmón y por qué pagamos más por los tonos intensos

Los productores del pescado, que sin el uso de pigmentos sería gris, recurren a esta estrategia porque los consumidores asocian las tonalidades vivas a una mayor calidad

Oriol Güell

Oriol Güell

Barcelona – 12 NOV 2024 – 05:30 CET

Color del salmon
Paleta de tonos anaranjados, SalmoFan, utilizada en la producción de salmones para determinar el color deseado.Al Seib (Los Angeles Times/Getty Images)

El salmón es uno de los mayores éxitos de la industria alimentaria de las últimas décadas. De comida de lujo solo al alcance de los más ricos, esta especie es hoy una de las más populares en el mundo. Tras la merluza, es el segundo pescado más consumido en España con unas ventas anuales de casi 60 millones de kilogramos y cerca de 850 millones de euros, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Cuatro de cada cinco españoles afirma haberlo comido en los últimos seis meses, según las encuestas que maneja el sector.

Lo que pocos consumidores saben es que el color del salmón que llega a su plato se elige igual que el de las paredes del comedor en el que se encuentra: con una paleta como la del conocido pantone, llamada SalmoFan, que permite a los productores seleccionar y medir de forma precisa el tono que quieren dar a sus ejemplares. Esta decisión es todo menos irrelevante. “Los consumidores utilizan el color como indicador de calidad y están dispuestos a pagar mucho más por los filetes de salmón con tonos más intensos en comparación con los más pálidos. Sin colorantes artificiales, el salmón de piscifactoría [que tendría un color gris parecido al de la lubina, por ejemplo] sería difícil de comercializar y esto debería hacerse a precios notablemente inferiores”, concluye un estudio de investigadores noruegos publicada en 2006 en la Revista Americana de Economía Agrícola.

“El color es una de las características que más influye en el consumidor al elegir un alimento y se asocia a la calidad. Con los salmones, el tono deseado se obtiene introduciendo en los piensos un pigmento llamado astaxantina, como se hace para lograr tonos amarillos en el pollo con el maíz. La calidad en el sector alimentario se basa en la estandarización, que es la capacidad de producir grandes cantidades de un alimento siempre con las mismas características y garantías. El consumidor se acostumbra a ellas y suele rechazar lo diferente”, explica José Juan Rodríguez, catedrático de Nutrición y Bromatología por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

En la vida salvaje, el salmón también adquiere su color característico a través de la alimentación, al igual que otras especies como los flamencos. La astaxantina es sintetizada por algas microscópicas que alimentan a camarones, krill y otros crustáceos, que a su vez son consumidos en grandes cantidades por el pescado. “La diferencia es que el salmón natural es más pálido, casi rosa, aunque esto cambia según la especie y su lugar de procedencia porque no en todos los lugares la alimentación es igual y los ejemplares pueden presentar tonalidades muy distintas. También es menos graso. El salmón de piscifactoría, en cambio, tendrá siempre la misma textura y color, y este es siempre intenso por el gusto de productores y consumidores”, sostiene Pablo Sanchez-Jerez, catedrático del Departamento de Ciencias del Mar y Biología Aplicada de la Universidad de Alicante.

La astaxantina forma parte de los llamados carotenoides, “compuestos coloreados que también son responsables del aspecto de productos vegetales como los pimientos, tomates y zanahorias”, cuenta Antonio Rabasco, vocal nacional de Investigación y Docencia del Consejo General de Farmacéuticos y catedrático en la Universidad de Sevilla. Estas moléculas han sido “muy investigadas por su actividad como antioxidantes; un ejemplo clásico de las mismas, que se utiliza con frecuencia como medicamento, es la vitamina A, indicada en ciertos estados carenciales”, añade este experto.

Un pescadero muestra un ejemplar de salmón en un establecimiento de de San Sebastián.
Un pescadero muestra un ejemplar de salmón en un establecimiento de de San Sebastián.Javier Hernandez Juantegui

La coloración actual de los salmones le debe mucho a las investigaciones en el campo de las vitaminas de la farmacéutica Roche a mediados del siglo XX. El libro Roche, historia de una empresa 1896-1996 detalla como tras “haberse logrado una tras otra, hasta 1970, aproximadamente, la síntesis de casi todas las vitaminas” las compañías del sector entraron en una dura competencia para satisfacer la “creciente demanda de algunas vitaminas para la nutrición animal y humana”, un “negocio masivo […] claramente distinto de la creación de nuevos medicamentos”.

De todas las vitaminas, la A acabaría abriendo un nuevo campo de oportunidades para las farmacéuticas. “[En esos años] creció el interés por los carotenoides como colorantes idénticos a los naturales. Se utilizan en diversos alimentos como margarina, helados, bebidas… para compensar la pérdida de color que sufren con su conservación. También se usan en la cría de peces. En 1984 se emprendió [por parte de Roche] la fabricación industrial de astaxantina, el pigmento del bogavante y el salmón”, sigue el libro.

Cinco años después, en 1989, la farmacéutica lanzó el SalmoFan, que pronto marcaría un antes y un después del sector. “La escala de medición de color SalmoFan es reconocida como el estándar de la industria en todo el mundo para medir el color del filete de salmón mediante herramientas de medición del color confiables y precisas”, responde por escrito a EL PAÍS un portavoz de DSM-Firmenich, la multinacional holandesa del sector de la nutrición que años más tarde compraría a Roche su negocio relacionado con la alimentación animal.

“La astaxantina no solo mejora la pigmentación del salmón sino que también estimula su sistema inmunológico al actuar como un potente antioxidante. Los estudios muestran que la astaxantina mejora la resistencia a enfermedades virales y bacterianas en salmones jóvenes y también de los camarones, mejorando su salud y resistencia en general”, añade la compañía. En su página web, DSM-Firmenich explica como no en todos los países gustan los mismos tonos de color salmón, por lo que la industria se adapta a las preferencias locales: “El color de la carne de los salmónidos que prefieren los compradores y clientes de diferentes países, y para diferentes procesos, es muy variable”.

El pigmento supone una parte importante del coste de producción del salmón, el 10% según algunos estudios, lo que significa que un ejemplar gris, sin colorear, sería más barato y tendría exactamente el mismo sabor y textura que el que puede comprarse en supermercados y pescaderías. La evidencia del poco éxito que tendría esta opción es que ningún productor lo ha lanzado al mercado, según los expertos consultados. “El proceso ha sido más bien al revés. Hace 20 o 30 años, las truchas en el mercado eran de carne blanca. Pero el éxito del salmón ha hecho que hoy se encuentre en el mercado también la trucha asalmonada, con un tono similar, al ser apreciado por los consumidores”, cuenta José Juan Rodríguez.

Aunque inicialmente el pigmento se obtenía de fuentes naturales, hace ya décadas que el sector trabaja con compuestos sintéticos. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha avalado su seguridad para el ser humano en las dosis establecidas tanto en su uso como colorante como en suplementos alimentarios.

Pablo Sanchez-Jerez destaca que, pese a las indudables cualidades nutricionales del salmón, su enorme éxito no está exento de algunos inconvenientes: “Su producción tiene un enorme impacto medioambiental. En cierta manera, podemos decir que estamos criando tigres en el mar. Es una especie muy carnívora que requiere enormes cantidades de proteínas que hay que producir mediante la pesca de otras especies o el cultivo de soja y luego elaborar y transportar. Esto causa una gran huella ecológica, mucho mayor que la acuicultura de especies que se alimentan de vegetales como la carpa o el mújol. Pero estas son apreciadas en Asia, aquí no”.

Este experto también destaca que el masivo consumo del salmón “está desplazando el de otras especies tradicionales en España, como la sardina o la caballa, cuya pesca en caladeros cercanos y con una gestión adecuada de las pesquerías revertiría en beneficio de las economías locales y tendría una huella ecológica mucho menor”.

https://elpais.com/sociedad/2024-11-12/asi-se-elige-el-color-del-salmon-y-por-que-pagamos-mas-por-los-tonos-intensos.html

¿Es verdad que el picante adelgaza?

No, no es una leyenda urbana. Estas son las razones por las que el picante puede ayudarnos a controlar nuestro peso.

Lo de que el picante adelgaza es la típica historia que se escucha por ahí sin que nadie sepa muy bien cuánto hay de verdad y cuánto de leyenda urbana tras esa afirmación.

Para sacarnos de dudas, nada mejor que recurrir a María Amaro, una de las especialista en nutrición ‘de cabecera’ de ZEN. «Eso de que el picante aumenta el metabolismo hay que desmitificarlo un poco, pero sí que es cierto que puede aportarnos beneficios muy concretos a la hora de controlar nuestro peso«, arranca.

La clave, señala esta especialista, radica en un compuesto químico que contienen los alimentos picantes: «La capsaicina es un alcaloide natural que hay en los chiles, tanto en el jalapeño o la cayena como en el habanero. Entre sus múltiples cualidades, la capsaicina ayuda a reducir la producción de grelina, conocida como la hormona del hambre, incrementando la sensación de saciedad, tal y como se ha podido constatar en diversas investigaciones».

Si utilizamos el picante en lugar de la sal, «encontraremos en la capsaicina un gran aliado para disminuir la retención de líquidos» y, lo que es igual o más interesante, «conseguiremos un aumento de la temperatura corporal que va a favorecer un mayor gasto energético».

Y eso, ¿por qué ocurre? Básicamente, relata Amaro, «sucede porque la capsaicina potencia la termogénesis, es decir, hace que nuestro cuerpo tenga que quemar más calorías para digerir el mismo alimento que si no llevara a picante. Para ser más exactos, se estima que añadir picante a nuestros platos puede ayudarnos a quemar unas 50 calorías adicionales más» .

La capsaicina es «una molécula que estimula los receptores del dolor y, entre sus beneficios, destacan su efecto analgésico, anticancerígeno, antiinflamatorio y antioxidante«.

Analgésico y antidepresivo natural, «fomenta la liberación de endorfinas y dopamina para mitigar esa sensación de picor que se produce al ingerirla, de ahí que muchas personas experimenten esa sensación de bienestar al tomarlos».

Es decir que, tras esa pasión por el picante, hay ‘truco’. «Cuando decimos que nos gusta la comida picante es porque hemos caído en ‘el engaño’ urdido por nuestro propio cerebro que, para ‘combatir’ la sensación de ardor, hace que se desate una tormenta de hormonas del placer que, inmediatamente, nos inunda de euforia y bienestar».

Amaro apunta que «ese escozor tan intenso que nos provoca el picante en la boca se llama pungencia y, como dato curioso, merece la pena contar que los mamíferos somo los únicos animales que lo percibimos».

La ligera inflamación bucal que ocasiona al tomarlo propicia que «la mucosa sea más sensible, disminuyendo la percepción del resto de sabores de los alimentos que tomemos en ese momento«.

¿Qué hacemos si nos hemos pasado de la raya y no aguantamos el picor? «Pues, en lugar agua, que es lo primero que se nos puede venir a la cabeza, lo suyo es tomar lácteos (leche, yogur, queso, etc.). Los lácteos no solo nos van a proporcionar un alivio inmediato, sino que ayudan a disolver las moléculas de la capsaicina de una manera mucho más efectiva que el agua».

Llegados a este punto, nos queda claro que el picante, además de otros beneficios, puede ser un buen aliado para perder peso, siempre y cuando, «seamos personas sanas y, obviamente, no tengamos úlceras gastrointestinales, gastritis, síndrome de intestino irritable, problemas hemorroidales o hepáticos. Tampoco, se recomienda en el caso de mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, ni en niños menores de seis años».

Siempre y cuando, «lo consumamos con moderación, porque, en caso contrario, puede provocar alteraciones de la mucosa gastrointestinal, úlceras, nauseas, diarrea, hemorroides… E, incluso, si nos excedemos mucho durante un largo periodo de tiempo, cáncer de estómago. Pero esto es algo que solo ocurriría en casos muy extremos».

Y, siempre y cuando, «llevemos un estilo de vida saludable, mantengamos una dieta sana, equilibrada y rica en todos los nutrientes esenciales (¡y a salvo de alimentos ultraprocesados!) y, por supuesto, hagamos ejercicio».

¿Hasta cuándo se puede comer algo si su fecha de consumo preferente ha vencido?

Entender la diferencia entre fecha de caducidad y consumo preferente, así como saber qué alimentos tienen excepciones y cuáles no, es fundamental para evitar las intoxicaciones y el desperdicio alimentario.

La escena no es original. Desesperada porque no has podido hacer la compra, fías toda tu vida a la bandeja de lasaña preparada que se te ocurrió comprar hace unas semanas. Cierras los ojos mientras quitas el film transparente en un intento de negar la realidad, tratando de no ver lo que ya sabes, que su fecha de caducidad ya quedó en el pasado. Lo hueles, pruebas un poquito y decides que bueno, que vale, que adelante. Pues te la estás jugando, amiga. Por suerte, no siempre es así: hay alimentos que tienen una segunda vida, aunque se te hayan quedado olvidados en el fondo de la despensa y te los puedes comer pasada la fecha. Eso sí, hay que saber cuáles son para que no acabes en la cama de un hospital enganchada a la bolsa de suero, jurando no volver a comer nada nunca jamás.

No entender las fechas nos hace tirar comida

Según un estudio llevado a cabo por la Comisión Europea en 2018, un 10% de los alimentos que tiramos a la basura acaban en el contenedor porque no entendemos la información que nos indica la etiqueta. Los autores de la investigación concluyen que este desperdicio podría reducirse si se abordasen varios frentes relacionados con las fechas que aparecen en los envases. Centrándose en los consumidores, se insiste en que una condición fundamental es que seamos capaces de distinguir entre caducidad y consumo preferente (¿tú lo tienes claro?).

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Otras cuestiones a abordar se escapan de nuestro alcance y se dirigen directamente a la industria. Aquí hago un inciso: la vida útil de un alimento la determina la industria alimentaria que lo fabrica, y también decide si se usa la fórmula “fecha de caducidad” o “consumo preferente”. Esto puede resultarnos sorprendente, pero es lógico: la industria es la que conoce la materia prima con la que trabaja, los procesos, los equipos y materiales, y la que, teniendo todo esto en cuenta y basándose en datos científicos y pruebas de vida útil, puede hacer los cálculos de cuál será la duración estimada del alimento. Salvo excepciones muy contadas, como es el caso del huevo en el que la normativa indica que se debe indicar “fecha de consumo preferente” y que debe establecerse 28 días después de la puesta, para la inmensa mayoría de los alimentos la fecha elegida está en manos del fabricante.

fuente: https://elpais.com/gastronomia/el-comidista/2024-10-30/hasta-cuando-se-puede-comer-algo-si-su-fecha-de-consumo-preferente-ha-vencido.html

La ración K, la dieta de moda durante la Segunda Guerra Mundial

La alimentación durante la guerra es un tema verdaderamente apasionante, sobre el que se ha debatido poco y reflexionado menos. En las primeras guerras documentadas los ejércitos se despreocupaban totalmente de la alimentación de su ejército, y eran los propios combatientes los que se tenían que asegurar su manutención.

Este hecho propició anécdotas muy curiosas desde familias completas que acompañaban a la tropa, hasta verdaderos supermercados ambulantes -con centenares de animales y toneladas de productos agrícolas- que seguían a los ejércitos hasta el frente de batalla.

En 1775 el Congreso de Estados Unidos tomó cartas en el asunto y asignó raciones de comida al ejército según hombre y semana, toda una innovación. Durante la Guerra Civil americana (1861-1865) se asignó un personal específico para que preparase la comida y la repartiese entre las compañías.

A pesar de todos estos avances, no fue hasta 1902 cuando aparecieron los primeros cocineros militares y, ese mismo año, la marina norteamericana publicó un manual con cien recetas de cocina.

El siguiente gran salto se produjo en la Primera Guerra Mundial, las trincheras, el barro y la posible contaminación con gas hizo necesario que los soldados se aprovisionasen con comida enlatada y con productos deshidratados. Sabemos que en esa contienda el ejército estadounidense distribuía contenedores de medio centenar de kilogramos herméticamente sellados y con alimentos para una veintena de hombres.

Unidad de cena de la ración K

De la ración A a la K

Durante el periodo entreguerras aparecieron las primeras dietas militares. La ración A, compuesta en un setenta por ciento por carnes y vegetales y que debía servirse caliente; la ración B, muy similar pero con productos enlatados; o la ración D, pensada para el regimiento de caballería.

La ración D, a diferencia de las anteriores, contenía una ración de chocolate amargo, mantequilla de cacahuetes y azúcar. Por último, estaba la ración C que ofrecía una terna de menús “variados”: carne con judías verdes, carne con guisado de verduras y carne con picadillo de verduras.

Cuando Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial, el Departamento de Guerra decidió renovar la alimentación militar y, para ello, contó con el asesoramiento de un nutricionista, que diseñó la conocida “ración K”.

La letra es la inicial del apellido del experto en nutrición: Ancel Keys, un estadounidense que acuñó el término “dieta mediterránea”. Fue un personaje inquieto. Durante su juventud se dedicó a los oficios más variados, desde minero hasta marino mercante, pasando por recogedor de guano de murciélago.

Más adelante se graduó en Ciencias políticas y económicas, y tan sólo tres años después hizo lo propio en zoología. Su primer doctorado no tardó en llegar y fue en oceanografía y biología marina. No contento con esto se doctoró por segunda vez en fisiología, por la Universidad de Cambridge. Dicho de otro modo, Keys no era médico.

Derroche de sibaritismo

Unidad de cena de la ración K

Su famosa ración estaba compuesta de: dos paquetes de galletas, cigarrillos, chicles, azúcar, café instantáneo y una llave para abrir conservas, las cuales podían ser de carne, huevos, fruta, queso, jugo de limón, naranja o uva.

Además, se incluía cerillas, papel higiénico, sal, chocolate, dulces, caramelos y tabletas para purificar el agua. Como curiosidad, las últimas comidas, además, contenían una cuchara de madera. En conjunto, la ración K aportaba unas tres mil calorías diarias.

En el desembarco de Normandía se decidió dar un toque gastronómico, y se elaboró una ración específica: galletas de la ración K, chocolate de la ración D, café soluble, caldo deshidratado, caramelos, barras de fruta, carne enlatada, goma de mascar y tablas multivitamínicas. Una exquisitez culinaria que, seguro, hizo las delicias de los estómagos más exigentes.

Uso de RNA móviles para mejorar la asimilación de nitrógeno y carbono en tomate

El injerto en tomate se ha utilizado para prevenir el daño causado por patógenos del suelo y los efectos negativos de estreses abióticos. En una agricultura sostenible con bajo aporte de nutrientes, injertar cultivares de élite en portainjertos más eficientes en el uso de nutrientes es una estrategia directa para maximizar el rendimiento agronómico.

En este estudio evaluamos el uso de plantas que sobre-expresan diferentes genes reguladores, como los factores transcripcionales de Arabidopsis (AtCDF3) o tomate (SlCDF3), que previamente se ha reportado que aumentan la NUE en tomate, como portainjertos para mejorar el rendimiento agronómico bajo condiciones de limitación de N. En este trabajo se observó que el gen AtCDF3 promueve una mayor producción de azúcares y aminoácidos, lo que permitía una mayor biomasa y rendimiento agronómico tanto bajo suficiencia como limitación de Nitrógeno. Por el contrario, no se encontró ningún impacto positivo cuando de analizó el gen de tomate SlCDF3. Distintos tipos de análisis hormonales sugieren que giberelinas (GA4), auxinas y citoquininas (tZ) podrían estar implicadas en las respuestas de AtCDF3 a la limitación N. Además, diversos análisis de expresión, de las diferentes combinaciones de injerto indican que las repuestas observadas podrían estar relacionadas, al menos en parte, con la movilidad del transcrito de AtCDF3 a través del floema hacia el tallo. Así mismo, de forma consistente con esta hipótesis, se observó en hojas de esta combinación de injerto, una mayor expresión de los genes diana del factor de transcripción, como Glutamina Sintasa 2 (SlGS2) y GA Oxidasa 3 (SlGA3ox), implicados en la biosíntesis de aminoácidos y giberelinas, respectivamente. En conjunto, estos resultados proporcionaron nueva información sobre el modo de acción de los factores CDF y su potencial biotecnológico.

fuente: https://biotech-spain.com/es/articles/uso-de-rna-m-viles-para-mejorar-la-asimilaci-n-de-nitr-geno-y-carbono-en-tomate-/

13 ideas de comida para llevarte a la playa y a la montaña este verano

Con las altas temperaturas a veces toca reestructurar los planes para paliar este sofocante calor, ya sea en el pueblo, en la ciudad o en el mar. Es cierto que muchas personas deciden instalarse en la montaña sabiendo que las temperaturas tienden a ser más suaves, otros deciden hacer un picnic improvisado en el parque o sencillamente escaparse a una playa para darse un refrescante chapuzón. Durante estos meses es importante no descuidar la alimentación y, sobre todo, hidratarse con agua constantemente para evitar posibles golpes de calor. Para que te resulte más sencillo, desde Cadena Dial hemos creado una pequeña lista de comida para llevarte a la playa y a la montaña este verano.

¿Qué comida puedes llevarte a la playa y a la montaña?

En verano siempre apetecen cosas fresquitas y precisamente por eso hemos recopilado algunas recetas de comida fáciles que puedes llevarte a la playa y a la montaña este verano. Así que, ya no tendrás que preocuparte por el dinero ni discutir con tus compañeros de viaje sobre dónde comer, ya que de esta forma conseguirás disfrutar de tu día de playa  o de montaña de la forma en la que deseas.

Además, debido a las altas temperaturas que estamos teniendo en los últimos años, no basta con llevar la comida en una mochila o bolso, lo mejor es que optes por llevar la comida en una pequeña nevera portátil que conserve cada uno de los productos y bebidas frescas.

1. Bocadillos

Se trata de un clásico que nunca defrauda. Existe una gran variedad de recetas de bocadillos para todos los públicos, desde sabores clásicos como el serranito hasta delicias gourmet más elaboradas. ¡Tú eliges!

2. Comida como pequeños sánwiches

si no te ha dado tiempo a comprar el pan, entonces lo mejor es que prepares un sándwich. Puedes hacerlo con todo tipo de alimentos saludables que tengas por casa, aunque si buscas algo sano entonces opta por la opción vegetal o por aquella que esté rellena de atún.

3. Ensaladas de pasta

Las ensaladas de pasta son otra gran opción, ya que se tratan de platos fríos en los que puedes combinar varios ingredientes como atún en conserva, tomates y todo tipo de verduras crudas, frutos secos, pollo, pan, queso… ¡Todo aquello que desees!

4. Filetes de pollo de empanados

Si vas con una pequeña nevera a la playa o a hacer una ruta por la montaña, un bocadillo o montadito con filetes de pollo pueden convertirse en otra buena alternativa. No te llevará mucho tiempo y la verdad es que el sabor es verdaderamente delicioso.

5. Ensalada campera

Un clásico en verano. Si estás cansado y no sabes qué recetas ya seguir para llevar comida a la playa y la montaña, la ensalada campera nunca defrauda. Simplemente necesitarás hortalizas y verduras y un buen chorro de aceite. Aunque si lo deseas también puedes combinar todos estos alimentos con lenchuga, rúcula o canónigos.

6. Ensalada de salmón ahumado

¿Buscas una ensalada que se salga de lo típico? Pues entonces la ensalada de salmón ahumada es tu mayor apuesta. Puedes prepararla de diversas formas y para todos los gustos. Algunas de las combinaciones más recomendadas son la mezcla con lechuga o espinacas, arroz y sésamo y frutos secos y soja.

7. Ensalada de arroz y atún

Igual que sucede con la ensalada de pasta, la de arroz aporta energía al organismo. Al tratarte de un plato frío y saludable que puedes preparar en poco tiempo se convierte en la comida ideal para llevarla en un tupper y disfrutar de tu jornada de playa y de montaña sin interrupciones.

8. Empanadas y empanadillas

Las empanadas son ideales para llevar a la montaña y a la playa y compartir al aire libre, ya que tienen varios sabores y la mejor forma para disfrutarlas es a temperatura ambiente, cuando la masa y el relleno se han suavizado un poco. Respecto a las empanadillas son otra gran elección, ya que son perfectas para llevarlas a modo picnis y comerlas en pocos bocados.

9. Comida como las tortillas

En esta lista no podían faltar las tortillas de patatas ya que son otra de las grandes apuestas para llevar a la playa y a la montaña. Pese a que requieran una preparación previa, la realidad es que son perfectas para disfrutarlas en el momento.

10. Salpicón de marisco

El salpicón de marisco nunca falla. si lo que quieres es refrescarte del sofocante calor prepara esta comida en un tupper y llévatela a la playa, a la montaña o al parque más fresco de tu ciudad. Solo necesitarás pulpo, gambas frescas, cebollas, mejillones, palitos de cangrejo, aceitunas y todo los alimentos que quieras añadir.

11. Comida como el Gazpacho

Su sabor fresquito y su sencilla forma de transportarlo convierten al gazpacho en otro plato estrella para llevar a la playa y a la montaña este verano. Intenta conservarlo en una nevera o una mini nevera para disfrutar de su refrescante sabor.

12.Mini quiches

La receta de mini quiches son otra de las grandes alternativas que puedes llevar a la playa y a la montaña debido a que ocupan poco dentro de la mochila. Puedes rellenarlos con verdura cruda, pollo, queso…

13. comida como fruta de temporada

El verano es uno de los mejores momentos para disfrutar de la fruta dada la gran variedad que hay. Albaricoque, nectarina, melocotón, cereza, sandía o melón son algunas de las opciones que puedes llevar a la montaña y a la playa

FUENTE: https://www.cadenadial.com/2023/ideas-comida-llevarte-playa-montana-este-verano-339624.html

Nueva locura por las patatas fritas de Bonilla a la vista: 4.000 unidades vendidas en cuatro horas gracias a Oprah Winfrey

La presentadora elige el popular aperitivo como uno de los productos seleccionados de su lista anual ‘Oprah’s Favorite Things’ en la que también hay aceite de oliva virgen extra español.

“Creedme, sé sobre patatas fritas. Y merece la pena invertir en estas de Galicia (España). Están fritas en aceite de oliva para que sean ligeramente crujientes. Están deliciosas por sí mismas o, como pueden imaginar los aficionados a los snacks, para untar en una salsa”. Así justificaba Oprah Winfrey la elección de las patatas Bonilla a la vista como uno de los productos recomendados de su lista Oprah’s Favorite Things, que se publica anualmente en estas fechas y que se dio a conocer el pasado 1 de noviembre. El argumento debió de sonar convincente porque,según confirman desde la marca, en tan solo cuatro horas se agotaron las 4.000 unidades disponibles a través del programa de la ABC View your deal.

Bastaron 15 minutos para que volaran las primeras 1.500 unidades a 27,50 dólares (unos 26 euros al cambio) la lata de 275 gramos. Un precio rebajado para la ocasión bastante más bajo que el habitual en Estados Unidos para este formato —55 dólares— y aun así alejado de los 15,50 euros que cuesta la lata en la página web de la marca. La empresa coruñesa no ha dejado pasar la ocasión de hacerse eco de la mención en su cuenta de Instagram, en la que los responsables aseguran sentirse “muy honrados y agradecidos por este reconocimiento”. De hecho, en Bonilla a la vista, cuentan desde el departamento de marketing, supieron de la elección dos meses antes de que se hiciese pública y para poder hacer frente a la demanda que iba a generarse tuvieron que incrementar la plantilla en Arteixo en un 20% y freís a “doble turno”.

No es la primera vez que la popular marca coruñesa, cuyo origen se remonta a una churrería abierta en 1932, vive un momento de protagonismo y gloria. Ya ocurrió en 2020, cuando estas patatas fritas aparecieron en la oscarizada película coreana Parásitos, algo que disparó las ventas en nuestro país, aunque su fama no es arbitraria. El producto es uno de los favoritos de algunos hosteleros y cocineros cuando se les pregunta sobre sus patatas fritas de bolsa favoritas a la hora del aperitivo. Para Marta Vaquer, de Casa Mariol, son la “mezcla de producto artesano, de calidad, imagen simple y honesta y con un diseño especial” y las ve perfectas combinadas con un mejillón en escabeche o boquerón en vinagre y junto a un trago del vermut negro que ellos mismos elaboran y comercializan. Alejandro García, de Casa Montaña, asegura que son un bocado sublime con “los mejillones en escabeche Ramón Franco” que ellos sirven en el establecimiento valenciano.

Sin embargo, las patatas fritas no han sido el único producto español destacado en la selección de 2024 de Winfrey. Entre la comida y la bebida elegida se encuentra también el aceite de oliva virgen extra Flor de la Jara de variedad picual. “Prácticamente, se puede saborear un pedacito de España en este aceite de oliva, que procede de un olivar de tercera generación. Los propietarios, marido y mujer, dicen que es excelente en ensaladas o con focaccia para saborear realmente sus delicadas notas picantes”, describe la presentadora. Aprovechando la mención, la firma —cuya almazara está ubicada en la zona de los Montes de Toledo, pero que comercializa principalmente en las tiendas gourmet de Nueva York— ha decidido ofrecer un descuento en la compra del producto que, en su web, se comercializa a 34 dólares, unos 32 euros.

https://elpais.com/gastronomia/2024-11-12/nueva-locura-por-las-patatas-fritas-de-bonilla-a-la-vista-4000-unidades-en-cuatro-horas-gracias-a-oprah-winfrey.html

El turismo de supermercado: de Julianne Moore en Madrid a una ruta en Nueva York

La última chica Almodóvar dio voz a una minoría invisible: los viajeros que saben que los secretos de una sociedad están en sus ofertas de la semana y pasillos numerados. Y para eso, Nueva York, es la mejor ciudad porque ofrece un ‘tour’ muy variado.

Cuando Julianne Moore dijo que lo que más le gustaba de Madrid era El Corte Inglés de Serrano, dio voz a una minoría invisible: el turista de supermercado. Un grupo de viajantes que disfrutan comparando precios, descubriendo variedad de producto y que saben perfectamente que los secretos de una sociedad están en sus ofertas de la semana, en repisas y pasillos numerados.

Nueva York visto desde este prisma ofrece un recorrido que es tanto o más fascinante que dar un paseo por la Quinta Avenida, subir al Empire State o pasear por Central Park. Y en tiempos de fervor por los recorridos alternativos, para los obsesos del “Nueva York de los neoyorquinos”, este es el tour definitivo.

Gentrificación y resistencia

Ni una misa gospel a reventar de turistas explica mejor la tensión racial de Harlem que la apertura de supermercados en los últimos años. En 2017, la pica en Flandes gentrificadora la puso Whole Foods, propiedad de Jeff Bezos, que vende productos orgánicos a precio para clase media-alta. Sus frutas de colores perfectos y su pasión por las alternativas a los lácteos se han convertido en objetivo turístico en otras ubicaciones como la de Bryant Park o Columbus Circle, pero su llegada al barrio afroamericano de Manhattan tuvo que ser compensada en 2022 con otra inauguración que generó colas que daban la vuelta a la manzana: el único Lidl de Manhattan, el rey de las ofertas para la clase media-baja.

Las grandes cadenas se reparten inevitablemente gran parte del pastel del sector, hay ejemplos muy exitosos de resistencia. Es el caso de Kalustyan’s, un local en la calle Lexington con la 28 que empezó en 1944 como una pequeña tienda de especias propiedad del turco-armenio que dio nombre al negocio y que acaba de celebrar sus 80 años convertido en toda una institución. “La gente viene aquí porque sabe que puede encontrar absolutamente todo”, dice orgulloso Aziz Osmani, quien compró con su primo el negocio en 1988. El local se ha expandido caóticamente, adquiriendo los espacios adyacentes en horizontal y en vertical, pero sin abrir nuevas sedes. “Si lo hiciéramos, ya no seríamos Kalustyan’s”, sentencia Aziz, cuyo despacho está todavía en el hueco de la escalera, atestado de albaranes y recibos. Las especias siguen siendo su producto estrella, junto con frutos (y frutas) secos. Pero también es el lugar donde se puede encontrar el mejor vinagre de Jerez al mejor precio, flores comestibles o químicos para cocina molecular. “Tenemos desde clientes de barrio hasta programas de cocina, medios especializados y comercios de otros países”, asegura.

El mítico Zabar’s, en el Upper West Side —en Broadway con la calle 80— también se ha abierto a la diversidad en sus 90 años de historia, pero se aferra al aspecto y las costumbres de un supermercado de barrio netamente artesanal y judío. Cuatro generaciones después, sigue siendo un negocio familiar donde te filetean el salmón ahumado, te muelen el café y tienen sus propias recetas de dulces como el babka. También tienen su propia cafetería, donde, cómo no, el bagel es la estrella.

Supermercados asiáticos, los reyes del diseño

Zabar’s es una joya vintage y el diseño es otra categoría de reñida competición en una ciudad que siempre te entra por los ojos. De las grandes cadenas, el californiano Trader Joe’s es la que destaca por unos envases coloridos e informales que han creado escuela —además de por vender una tortilla de patatas congelada bastante digna— pero Asia emerge imbatible en este campo. La eclosión del k-pop y de las ficciones coreanas hacen Korea Way sea una parada obligatoria en toda visita a Nueva York. Allí está el supermercado H Mart y es parte de una cadena coreana que tiene ya tres establecimientos en Manhattan y cuyo secreto es una extraña comunión entre abigarramiento y armonía. Otra línea de supermercados asiáticos que ha prosperado son los Sunrise Mart, en este caso japoneses, pero la joya oculta de esta categoría es Dainobu.

De sus tres locales, el más llamativo es el de la calle 47, entre Lexington y la Tercera avenida. Kota, su dueño desde hace 15 años, ofrece platos japoneses recién hechos en una cocina que aparece al final del pasillo y, en apenas tres pasillos, ingredientes difíciles de descifrar para los no entendidos y una amplia sección cosmética. El local es una golosina visual y Kota, que es artista también, dibuja y pinta los carteles con las ofertas de la semana que forran su escaparate. “Antes de la pandemia solo venían japoneses y ponía música japonesa. Desde la pandemia, el público es un 90% internacional y creo que la música latina es la que más levanta el ánimo”, explica, mientras suena Bad Bunny a toda pastilla.

La interminable variedad fuera de Manhattan

Si hablamos de mestizaje cultural, no obstante, la verdadera olla étnica de Nueva York está en Queens. Una de las paradas claves ahí es el barrio de Jackson Heights, donde conviven los supermercados latinos como el Mi Tierra —donde la sección de vegetales es un festival de tubérculos como la malanga, ñame, yuca, tan presentes en la comida caribeña, o de nopales y chiles mexicanos— con el little Bangladesh, con mención especial para Ittadi Bazaar, donde la sección de pescados congelados maneja unos tamaños gigantes y los snacks de legumbres son una delicia para los amantes del picante.

Sin embargo, la experiencia más radical de un supermercado neoyorquino probablemente sea la de la pescadería del JMarten el Flushing, el Chinatown de Queens, que imparte una clase un poco gore de biología marina. Y si uno quiere sentirse más en casa, en el barrio de Astoria se mezclan los supermercados árabes como Al Dar Halal —para encontrar agua de azahar, legumbres al peso o dátiles— y el entrañable negocio Mediterranean Foods, un supermercado griego que abrió en 1974 y que mezcla iconografía ortodoxa —velas, inciensos y candelabros— con olivas, masas filo, una gran variedad de queso feta –”es nuestro producto estrella para griegos y no griegos”, dice su dueño Tommy Tentolouris— y lo más parecido a unos boquerones en vinagre que se puede encontrar en Nueva York. “¡Por supuesto!”, exclama Tentolouris. “Somos lo mismo”.

https://elpais.com/gastronomia/2024-11-14/el-turismo-de-supermercado-de-julianne-moore-en-madrid-a-una-ruta-en-nueva-york.html