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Tendencias de Consumo 2025: Alimentación, bebidas y gastronomía en transformación
El informe de Mintel (una agencia de investigación de mercado que se especializa en el análisis de tendencias de consumo) titulado ‘Tendencias de Consumo 2025’, analiza cómo el comportamiento del consumidor en lo referente a alimentación y bebidas, se encuentra en plena transformación. Los consumidores buscan un equilibrio entre bienestar, sostenibilidad y personalización, con un interés creciente en las recetas de cocina simples y productos estéticamente atractivos.
Según la consultora, la industria de la alimentación y las bebidas está viviendo una revolución que está impulsada por una serie de cambios significativos en lo referente a las expectativas de los consumidores que buscan, sobre todo, un equilibrio entre el bienestar, las experiencias sensoriales, la sostenibilidad y la personalización. Las marcas alimentarias que logren adaptarse a estas expectativas tendrán la oportunidad de conectar de un modo más profundo con sus clientes generando lealtad y satisfacción.
Sobre la relación de las personas con la cocina y el hogar, Mintel explica que ha cambiado notablemente en los últimos años, y en especial a raíz de la pandemia, que transformó los hogares en centros multifuncionales. Las cocinas están más allá de ser espacios para preparar la comida, se han convertido en espacios de creatividad y expresión personal. Destaca la tendencia de exaltar los pequeños momentos de la vida cotidiana, que se refleja en la preferencia por productos de cocina estéticamente atractivos, como los utensilios de cocina o las vajillas de diseño, que invitan a disfrutar del acto de cocinar.
Esta búsqueda de la autenticidad se refleja también en la popularidad de las recetas simples, básicas y hogareñas, que contrastan con la sofisticación de la alta cocina. Las marcas han empezado a celebrar la imperfección y la simplicidad de la cocina casera, como muestra la campaña de The Kitchen Elements, que promueve aceptar y disfrutar de las comidas cotidianas sin la presión de intentar seguir o emular los estándares perfectos que se pueden apreciar en los programas de cocina.
El sector de las bebidas también está experimentando un cambio importante en lo referente a las preferencias de los consumidores, que valoran tanto las propiedades funcionales de las bebidas como la experiencia que ofrece la degustación. En el año 2025 los consumidores buscarán bebidas que no sólo satisfagan sus necesidades de hidratación y energía, también que les proporcionen unos momentos placenteros y de relajación.
La sostenibilidad es un aspecto importante en las decisiones de compra de los consumidores, y la industria alimentaria lo sabe. Los consumidores son cada vez más conscientes del impacto ambiental de sus elecciones alimentarias, por lo que buscan productos alimenticios que respeten el medio ambiente y promuevan un estilo de vida más sostenible, esta es una tendencia que tendrá mayor calado el próximo año. Hace unos años no era así, recordemos que un estudio realizado por Klaus Grunert, profesor de la Universidad de Aarhus (Dinamarca), concluía que el precio y el valor nutricional de los alimentos estaban por encima de la sostenibilidad.
Otra tendencia creciente es el interés por reducir el desperdicio alimentario y adoptar dietas más sostenibles, esto ha propiciado el auge de los productos locales, éticos y ecológicos, algo que se complementa con el creciente interés por las opciones plant-based, es decir, productos elaborados 100% con ingredientes vegetales que imitan a los alimentos de origen animal, respondiendo a la necesidad de reducir el consumo de productos alimenticios de origen animal.
El informe apunta que más allá de los aspectos prácticos, la alimentación sigue siendo un elemento clave en la creación de conexiones sociales y emocionales. A medida que las reuniones en el hogar se reactivan, la comida y las bebidas se convierten en el centro de esos encuentros, destacando la importancia de compartir momentos con seres queridos en un entorno íntimo y relajado. Los consumidores buscan que los alimentos y las bebidas que eligen, sean una extensión de su identidad y de los valores que desean expresar, algo que ha impulsado a muchas marcas a adoptar un enfoque distinto en sus estrategias de marketing, procurando conectar sus productos con historias que tengan un calado emocional en sus audiencias.
Es evidente que en 2025 seguirán tendencias que están establecidas en el presente, alimentación y gastronomía no sólo seguirán siendo una necesidad básica, también una fuente de bienestar, una expresión personal y una conexión social. Las marcas que entiendan esta evolución hacia una gastronomía más consciente y personalizada, podrán adaptarse a las expectativas de consumidores que valoran tanto la calidad y la funcionalidad de los productos como las experiencias emocionales que les brindan. Para la industria alimentaria la clave será encontrar el equilibrio entre lo práctico y lo emocional, proporcionando productos y experiencias que enriquezcan la vida de las personas de un modo significativo.
No busques más: la alimentación ideal para personas con diabetes según Harvard
Un estudio de la Universidad de Harvard ha arrojado nueva luz sobre cómo una dieta específica podría impactar significativamente en la salud de las personas con diabetes tipo 2. De acuerdo con los investigadores, seguir esta alimentación puede reducir el riesgo de mortalidad prematura entre quienes padecen esta enfermedad.
Este hallazgo representa la primera evidencia empírica de que ajustar la alimentación no solo ayuda a manejar la diabetes, sino que también podría mejorar las tasas de supervivencia a largo plazo. Por supuesto, antes de realizar cambios drásticos en la dieta, es importante consultar a un profesional de la salud.
Cuál es la alimentación ideal si tienes diabetes
Los nutricionistas suelen recomendar a las personas con diabetes moderar el consumo de carbohidratos. Este enfoque, respaldado ahora por el estudio de Harvard, sugiere que consumir una cantidad controlada de carbohidratos de alta calidad podría ser clave para evitar complicaciones a largo plazo.
Yang Hu, investigador asociado en el Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, señaló que si bien es común aconsejar que eviten los carbohidratos refinados para prevenir la diabetes, el estudio aporta evidencia de que una dieta baja en carbohidratos también podría ayudar a controlar su progresión en personas que ya tienen la enfermedad.
Los investigadores examinaron datos recopilados durante 34 años de seguimiento en dos estudios: el Estudio de Salud de Enfermeras, con 7,224 mujeres, y el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud, con 2,877 hombres. Todos los participantes desarrollaron diabetes tipo 2 después de haberse unido a estos estudios.
A través de cuestionarios bienales sobre estilo de vida e historial médico, los investigadores examinaron las dietas de los participantes, analizando sus fuentes de proteínas, grasas y carbohidratos para evaluar la calidad de sus nutrientes.
Los beneficios de una dieta vegetal baja en carbohidratos
Las personas que mantenían una dieta baja en carbohidratos experimentaron una reducción del 24% en la mortalidad general. Este efecto fue aún mayor en quienes seguían una dieta baja en carbohidratos centrada en alimentos de origen vegetal, que incluía carbohidratos de alta calidad como frutas, verduras y granos integrales.
Además, este patrón de alimentación se asoció con una reducción de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y cáncer, dos de las principales causas de muerte entre personas con diabetes tipo 2.
Por el contrario, las dietas bajas en carbohidratos basadas en productos de origen animal y en carbohidratos de baja calidad, como azúcares añadidos y granos refinados, no demostraron una asociación significativa con una menor mortalidad.
Estos resultados refuerzan la idea de que no solo la cantidad, sino también la calidad de los carbohidratos, es crucial en una dieta orientada al bienestar de las personas con diabetes.
Otra conclusión destacada del estudio es que las personas que además de llevar una dieta baja en carbohidratos de origen vegetal mantenían hábitos saludables, como no fumar, realizar actividad física regularmente y consumir alcohol de forma moderada, experimentaban aún mayores beneficios en su salud.
Esto sugiere que una combinación de buenos hábitos y una alimentación adecuada podría maximizar la longevidad en personas con diabetes tipo 2.
(Esta información no sustituye en ningún caso al diagnóstico o prescripción por parte de un médico. Es importante acudir a un especialista cuando se presenten síntomas en caso de enfermedad y nunca automedicarse.)
No busques más: la alimentación ideal para personas con diabetes según Harvard
Cambio de hora: ¿cómo influye la luz en lo que comemos?
El ritmo circadiano del cuerpo determina aspectos que van desde la temperatura corporal hasta el apetito. Y la luz dirige esta ‘gran orquesta biológica’
Sensación de malestar, somnolencia y variaciones en el estado de ánimo son algunas de las consecuencias que produce el cambio de hora en la salud. Más de 48 millones de habitantes deberán ajustar las manecillas de los relojes por segunda vez en el año para adaptarse, en esta ocasión, al horario de invierno el próximo 27 de octubre. La medida está vigente desde 1974 y aunque puede parecer algo menor a estas alturas, repercute en el ritmo circadiano, el reloj del cuerpo que regula las funciones fisiológicas y recibe órdenes de una región del cerebro llamada hipotálamo. La mayoría de las investigaciones científicas al respecto se han centrado principalmente en analizar los efectos en el rendimiento físico y mental de las personas, sin embargo, también desencadena cambios en los hábitos alimenticios y el aparato digestivo.
El ciclo natural dura 24 horas e influye en aspectos que van desde la temperatura corporal hasta el apetito. Y la luz, que los ojos perciben a través de la retina, dirige esta gran orquesta biológica. Durante la estación más fría del año, se genera un desequilibrio en la producción de la melatonina y el cortisol (las hormonas que regulan el sueño y el estado de alerta), porque los días son más cortos y las personas suelen reducir su exposición al sol. Alba García Aragón, médica especialista del Instituto del Sueño de Madrid (IIS), explica que en la actualidad existe un desfase de una hora en el periodo invernal y de dos horas en verano, lo que afecta especialmente a adultos mayores y adolescentes.
“Por desgracia, los españoles duermen cada vez menos y peor. No estamos viviendo de acuerdo a las horas de luz y al final, esto influye en lo que comemos”, sostiene sobre el huso horario que se remonta al periodo de la dictadura franquista, una medida que lleva 84 años. La desincronización entre la hora de comer y el reloj biológico del cuerpo humano provoca que las personas no descansen correctamente, lo que produce alteraciones hormonales que repercuten en un aumento de la sensación de hambre. Esto, a largo plazo, eleva también el riesgo de desarrollar alteraciones metabólicas y enfermedades como la obesidad y el cáncer.
En el país, salvo en las Islas Canarias, rige el horario central europeo (al igual que en Alemania y Francia) en lugar del occidental que debería tener España por su localización geográfica en el meridiano de Greenwich, tal como en Portugal o el Reino Unido. Para mantener un equilibrio en los niveles de energía y evitar la fatiga, la nutricionista Clara Puig Muñoz recomienda ajustar los horarios de las comidas. “El cambio de hora hace que algunas personas tengan más apetito durante el día. Es importante adaptar la hora de comer, para así alinear el metabolismo en relación con la luz y oscuridad”, explica.
Según Puig Muñoz, un sueño de buena calidad es, al mismo tiempo, fundamental para tomar buenas decisiones alimentarias.“El cansancio nos lleva a escoger alimentos calóricos con el fin de encontrar en ellos ese plus de energía que necesitamos”, recalca. La falta de sueño lleva a muchas personas a comer mal y en mayor cantidad. En otros casos, algunos acaban teniendo un consumo elevado de café y bebidas energéticas.
“Independientemente de que haya o no un cambio de horario, ya llegamos algo desfasados y esto afectará al cuerpo hasta que se acostumbre nuevamente”, agrega la especialista del IIS.
La importancia de cenar temprano
El ritmo circadiano influye en el metabolismo y la velocidad con la que el cuerpo digiere y absorbe los nutrientes. Por ello, Cristina Sabaté, dietista del Centro Júlia Farré, aconseja que la última comida del día sea preferiblemente más temprano. “Lo ideal sería que la cena no sea más allá de las siete u ocho de la tarde”, señala. Para Sabaté no es saludable “comer a las diez de la noche” de manera constante. Si no es posible adelantar la hora de comer, la experta recomienda que las personas opten por una sopa o un plato de verduras.
Clara Puig Muñoz coincide en este punto: “si hacemos comidas muy pesadas antes de dormir, podemos tener reflujo o acidez y además, seremos más propensos a los despertares nocturnos”, dice. La nutricionista sugiere que es mejor cenar ligero, con tres o cuatro horas de antelación antes de dormir. Sabaté recomienda alimentos ricos en triptófano —un aminoácido que cumple un papel crucial en la producción de serotonina y melatonina—, como queso, yogur, huevos, pescado y pollo.
En esa línea, un estudio de la revista International Journal of Obesity reveló en 2013 que los carbohidratos y las grasas se metabolizan por varias horas. Las calorías que el cuerpo quema al digerir, absorber y metabolizar los nutrientes están regidas por el ritmo circadiano.
Sabaté enfatiza en que no existe alimento que sea mejor que otro, sino más bien la clave es comer equilibrado y elegir los principales que conforman una dieta saludable: cereales, verduras, frutas, lácteos y proteínas. “Es una buena idea tener un menú planificado de la semana, para así lograr reducir el tiempo de cocinar la cena”, propone la dietista.
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Hamburguesas poco hechas: una moda con riesgos para la salud
Dos brotes recientes nos recuerdan la importancia de conocer y controlar los riesgos asociados al consumo de carne picada poco hecha, una moda que puede comprometer la salud.
“¿Cómo le gusta el punto de la hamburguesa?”. Esta pregunta es cada vez más frecuente en muchos establecimientos. En otros ni siquiera preguntan y las sirven directamente poco hechas o casi crudas.
Se supone que es como hay que comerlas para que estén “más jugosas y podamos disfrutar más de su sabor”. Esto es al menos lo que recomiendan algunos gurús de las hamburguesas e influencers gastronómicos que han contribuido a ponerlas de moda. Pero esta tendencia puede suponer un riesgo para la salud. Así lo advierten desde hace tiempo diferentes organismos en todo el mundo, como laFood Standards Agency (FSA) de Reino Unido o la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
Dos brotes recientes nos sirven para tenerlo presente. El primero fue registrado en el evento The Champions Burger celebrado en Pamplona, en el que enfermaron al menos 23 personas. El segundo, ocurrido en Estados Unidos, deja por el momento decenas de personas afectadas y una fallecida, y está vinculado al consumo de la popular hamburguesa “cuarto de libra con queso” de McDonald’s. Sobre este último aún se desconocen los detalles, pero la empresa ha retirado la cebolla laminada y las piezas de carne, por ser los ingredientes sospechosos.
¿Qué problema hay?
En estos casos el principal problema que podemos encontrar es la posible presencia de Escherichia coli. Se trata de una bacteria que habitualmente forma parte de la microbiota intestinal de personas y animales, sobre todo de los rumiantes, como el ganado vacuno. La mayoría de las cepas son inofensivas, pero otras pueden causar toxiinfecciones graves en humanos, como ocurre con E. coli productora de toxinas Shiga, también conocida como STEC, por sus siglas en inglés.
Esta bacteria puede llegar hasta una hamburguesa por diferentes vías: la contaminación de la carne de partida (por ejemplo, por malas prácticas en el matadero), la contaminación por una mala manipulación de los alimentos (por ejemplo, si las personas encargadas de elaborar la hamburguesa no se lavan las manos después de ir al baño), o bien, a partir de la contaminación de otros alimentos o utensilios (por ejemplo, una lechuga regada con agua contaminada o una picadora de carne que no se ha limpiado bien).
Puede llegar a ser muy grave
Lo que ocurre cuando se ingiere el alimento contaminado es que, tras un periodo de incubación de tres a cuatro días, la bacteria produce toxinas que generalmente causan cuadros leves, con síntomas como calambres abdominales, vómitos, náuseas, fiebre moderada y diarrea aguda, que suele ser sanguinolenta, ya que esas toxinas dañan el revestimiento intestinal.
En la mayoría de los casos la enfermedad es autolimitada y las personas afectadas se recuperan al cabo de cinco o siete días. Pero en grupos de riesgo (menores de tres años, embarazadas, personas de edad avanzada y personas inmunodeprimidas) pueden surgir complicaciones, como pancreatitis, necrosis intestinal o síndrome urémico hemolítico. Esta última enfermedad puede presentarse sobre todo en población infantil de corta edad, personas de edad avanzada y personas inmunodeprimidas. Causa insuficiencia renal aguda, y es grave, hasta el punto de que puede ser mortal en el 3-5% de los casos.
¿Hasta qué punto es arriesgado?
Recientemente, la Autoridad Alimentaria de Finlandia (Ruokavitasto) realizó un estudio para estimar el número de toxiinfecciones que podrían producirse por la posible presencia de E. coli al consumir hamburguesas poco hechas. Nos ofrece dos datos significativos. Si el 12% de las hamburguesas se sirvieran poco hechas (cocinadas a una temperatura interna de 55 °C) habría 100 casos por cada 100.000 habitantes, mientras que, si todas se sirvieran completamente cocinadas, solamente se registrarían 3 casos por cada 100.000 habitantes (asociados en este supuesto a contaminaciones cruzadas). Otro dato es que si todas las hamburguesas se cocinaran completamente, enfermarían 178 personas al año, mientras que si se sirvieran poco hechas (cocinadas a 55 °C durante seis minutos), el número de casos se multiplicaría por 30.
Hay que considerar que se trata de datos obtenidos a partir de un modelo predictivo, en el contexto de Finlandia. Posiblemente en España los resultados serían diferentes (probablemente peores), porque las condiciones también lo son, sobre todo, en lo que respecta al clima, que, al ser más cálido, favorece el desarrollo de bacterias.
No es igual que comer carne poco hecha
Los riesgos asociados a la posible presencia de E. coli se vinculan al consumo de hamburguesas poco hechas y también a otros platos elaborados con carne picada o troceada que se sirve cruda o poco cocinada, como steak tartar o carpaccio. Pero esto no ocurre con piezas enteras, como solomillo, entrecot o chuletón, incluso aunque se cocinen poco.
En una pieza entera de carne, como las que acabamos de mencionar, la bacteria puede encontrarse solamente en la superficie, así que se elimina durante el cocinado, debido a las altas temperaturas que se alcanzan en esa zona.
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La industria alimentaria busca reconstruir márgenes tras la caída generalizada de 2022
La mayoría de grandes fabricantes empeoraron resultados pese a un alza de ingresos a dobles dígitos. El Pozo, Capsa o Campofrío esperan mejorar en 2023 y FIAB ve el contexto “muy difícil”
La industria alimentaria encara el final de 2023 con el objetivo de reconstruir los márgenes que, de manera generalizada, perdieron el año pasado por la escalada inflacionaria. Pero también con la incertidumbre de un cierre de año en el que la energía repunta de nuevo, y en el que subir más los precios puede llegar a ser una decisión contraproducente.
La tónica fue similar en casi todos los grandes fabricantes que operan en España en 2022, como se desprende tras analizar las cuentas anuales de 17 de ellos. Todos menos uno, Nueva Pescanova, elevaron sus ingresos frente a 2021. La mayoría, 12, a dobles dígitos porcentuales y alcanzando niveles históricos. Pese a ello, 13 redujeron sus márgenes de explotación y 14 empeoraron su resultado neto, con cuatro incurriendo en pérdidas: la propia Nueva Pescanova, Campofrío, Grupo Pascual y Mondelez, aunque esta última las redujo a la mitad con respecto a 2021.
“En 2022 sufrimos una crisis global, en parte provocada por la invasión de Ucrania, que generó incertidumbre y una grave situación de inflación de costes que se vio reflejada en los resultados de muchas empresas del sector, que vieron reducidos sus márgenes”, declara Mauricio García de Quevedo, director general de la patronal FIAB.
Según datos del índice de precios industriales recopilados por Aecoc, la fabricación de alimentos se encareció más de un 30% entre enero de 2022 y julio de 2023. Solo la producción de aceite de oliva supera esos porcentajes entre las categorías de gran consumo.
¿Centollo o centolla? Descubre cómo identificarlos y cuál es la mejor opción
Los muy entendidos y acostumbrados a comerlo con frecuencia tienen claro si son más de centolla o de centollo. Pero decantarse por uno y otro cuando lo que se quiere es disfrutar del mejor sabor posible no es tan sencillo para novatos o para quienes lo consumen solo de vez en cuando. La realidad es que ambos son deliciosos y para elegir entre uno y otro hay otros factores posiblemente más decisivos.
- Lo primero que hay que saber es diferenciarlos a simple vista. Hay que ponerlos con el abdomen hacia arriba y observar una especie de tapa que este tiene. La del macho es más bien alargada y estrecha, mientras la de la hembra tiene una forma más redondeada y abultada.
- Las patas delanteras del centollo macho son más grandes que las de la hembra. No es una distinción sólo física, ya que precisamente las huevas marcan una enorme diferencia cuando se trata de degustar ese crustáceo, como veremos más adelante.
- Otro indicio más sutil es observar cómo tienen las patas cuando se encuentran expuestos; si están recogidas sobre el cuerpo se tratará de un macho, mientras las que aparecen más extendidas revelan que estamos frente a una hembra.
- El coral solo se encuentra en las hembras (y no siempre ni en la misma cantidad), ya que en realidad son sus huevos. Se puede comer solo o mezclado con la carne y le da una particularidad gustativa que no tienen los machos.
- También hay que fijarse en que las centollas suelen estar más llenas y los machos son normalmente más grandes. Así que el tamaño de uno puede compensar la generosidad de la otra a la hora de calcular el precio. https://www.lavanguardia.com/comer/materia-prima/20211229/7955594/centollo-centolla-claves-diferenciarlos-saber-cual-mejor.html#foto-3
El truco para hornear las castañas en casa en menos de cinco minutos que todo el mundo puede hacer
Uno de los frutos secos más populares de otoño es, sin lugar a dudas, la castaña. Junto con el boniato, ocupa buena parte de las estanterías de los supermercados y las fruterías y es muy popular en estas fechas.
Se pueden comer crudas, aunque las digeriremos mejor cocinadas. Lo podemos hacer con una tostadora o al fuego, como hacen los profesionales que existen en todas partes de pueblos y ciudades. Pero si no es posible, hay un truco para hacerlas en casa en menos de cinco minutos, sin ensuciar demasiado y apto para todos los niveles.
Hablamos del microondas, un electrodoméstico bastante desaprovechado y que nos puede ayudar a la hora de hacer muchas recetas o cocer alimentos, y uno es la castaña.
1
Haz un corte con un cuchillo en la barriga de la castaña, en la parte redonda.
2
Introdúcelas en un recipiente apto para microondas y que tenga tapa. De esta forma, el vapor quedará dentro.
3
Ponemos el recipiente en el microondas durante dos minutos y medio —según la potencia del aparato y la cantidad de castañas— y ve comprobando si se han cocido. Si les falta un poco, podemos dejarlas un rato más.
4
Una vez cocidas, retiramos el cuenco del microondas y lo abrimos con cuidado, para evitar quemarnos.
5
Cuando se hayan enfriado, las podremos pelar más fácilmente.
San Telmo aparca los chuletones y cocina de cuchara para los damnificados
San Telmo, un asador emblemático de la ciudad de Valencia, sito en el barrio de Ruzafa, permanece cerrado tras la jornada catastrófica de la gota fría. Juan Antonio Zampieri no dudó un momento en organizar a su equipo y marchar a Picanya para ponerse allí a cocinar y dar servicio tanto a la población damnificada, como a los voluntarios y equipos de socorro que actúan en ese municipio.
Son muchos los hosteleros y cocineros que se han organizado para cruzar el río y dar de comer, Juan afirma «Los primeros días fueron especialmente complicados, ya que los accesos a las poblaciones y las comunicaciones en general hacían difícil que los alimentos llegaran a las cocinas.
«Me ha llamado mucho la atención el trabajo y la abnegación demostrado por los voluntarios. Muchísima gente joven. Sin ellos no hubiera sido posible empezar a ver la luz al final del túnel». «Hoy vamos a repartir más de 600 raciones de pollo con arroz, seguiremos dando servicio. Por si alguien le hace falta algo, estamos en la avenida Generalitat Valenciana de Picanya, junto al colegio público Baladre». Juan pone énfasis en que este esfuerzo de trabajo está respaldado por la tesorería de su restaurante y por alguna aportación de clientes y amigos.
El curioso mundo de la cocina: 15 peculiares datos gastronómicos
1. La palabra “culinaria” proviene del latín “culinarius”, que significa “relativo a la cocina”.
2. Uno de los platos más caros del mundo es el “Frittata”, un omelette italiano que cuesta alrededor de $1,000 dólares. Está hecho con langosta, caviar y trufas.
3. El queso más caro del mundo es el “Pule”, que se produce en Serbia a partir de la leche de burra. Cuesta alrededor de $600 dólares por libra.
4. El chocolate blanco no contiene cacao, solo manteca de cacao, azúcar y leche.
5. La pizza margarita fue creada en honor a la reina Margarita de Italia en 1889. Sus ingredientes representan los colores de la bandera italiana: tomate (rojo), mozzarella (blanco) y albahaca (verde).
6. El plato nacional de Perú es el ceviche, un plato de pescado o mariscos crudos marinados en jugo de limón o lima.
7. El sushi no siempre incluye pescado crudo. En Japón, el término “sushi” se refiere a cualquier plato que contenga arroz sazonado con vinagre, mientras que el pescado crudo se llama “sashimi”.
8. El chile jalapeño puede variar en su nivel de picante dependiendo de factores como el clima y la madurez del chile. Se mide en la escala Scoville, donde los jalapeños suelen tener entre 2,500 y 8,000 unidades Scoville.
9. La comida picante puede ayudar a acelerar el metabolismo y promover la pérdida de peso.
10. El café es la segunda bebida más consumida en el mundo después del agua.
11. La palabra “gourmet” se refiere a una persona que tiene un paladar refinado y aprecia la buena comida y bebida.
12. El queso Roquefort es uno de los quesos más antiguos del mundo, y se cree que fue creado por accidente hace más de 2,000 años cuando un pastor francés olvidó su comida en una cueva y regresó meses después para encontrarlo cubierto de moho azul.
13. El arroz es el alimento básico para más de la mitad de la población mundial.
14. La cocina francesa es considerada una de las más sofisticadas y refinadas del mundo, y ha sido reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
15. El azafrán es la especia más cara del mundo, ya que se necesita una gran cantidad de flores para obtener una pequeña cantidad de hebras de azafrán.
https://www.correo.ca/2023/07/el-curioso-mundo-de-la-cocina-15-peculiares-datos-gastronomicos
Pescado de acuicultura: clave para el futuro de la dieta mediterránea y de nuestra salud
Ancel Keys es el nombre de un biólogo estadounidense que seguramente no le suene a la gran mayoría de la población. Él fue el responsable, a finales de los años 50, de demostrar al mundo los beneficios para la salud de uno de los grandes buques insignia de nuestra cultura: la dieta mediterránea. Paradójicamente, tuvo que ser un señor de la fría Minnesota quien acuñó en la vieja Europa el término que define no solo lo que comemos, sino también el estilo de vida y las tradiciones culinarias que nos caracterizan desde la época de los fenicios. Su tratado epidemiológico, El estudio de los siete países, demostró que el tipo de alimentación de la cuenca mediterránea estaba estrechamente asociado con un menor riesgo de enfermedad coronaria y, en consecuencia, con una alta esperanza de vida.
Aquello fue el pistoletazo de salida para una infinidad de estudios que vendrían después y que han corroborado la vinculación de este patrón alimenticio con la reducción de la mortalidad: disminuye el riesgo de obesidad y el síndrome metabólico, rebaja la tensión arterial y los niveles de colesterol, previene el envejecimiento celular y el deterioro cognitivo, fortalece el sistema inmune, la masa ósea y un larguísimo etcétera de beneficios para la salud. Pero el mejor legado de Ancel Keys fue sin duda predicar con el ejemplo: fiel a los hábitos que eran objeto de sus investigaciones, aplicó a su vida todo lo aprendido y falleció mientras dormía recién cumplidos los 101 años.
Tres o cuatro raciones a la semana, el mejor hábito
Uno de los grandes secretos de aquel estudio emergía precisamente de ese Mare nostrum (literalmente, “mar nuestro”) que acaricia la península Ibérica y que daba nombre al patrón alimentario más saludable del planeta. El consumo de pescado, fuente de proteína de alta calidad y de gran digestibilidad, repleto de grasas saludables (omega-3), vitaminas y minerales, se convertía en el gran pilar de esta dieta.
La rotundidad con la que los resultados de las investigaciones científicas demostraban la estrecha vinculación de este alimento con el incremento de la esperanza de vida (ya se sabe, en Japón, ejemplo de longevidad en la población, el pescado es algo más que un alimento) convenció incluso a la OMS, que respondía recomendando el consumo de tres o cuatro raciones de pescado por semana (dos de ellas, de pescado azul).
Aquí precisamente hay que hacer un parón para darle un tirón de orejas a los españoles. En los últimos años el consumo de pescado ha descendido notablemente (un 30% en una década, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación) y sobre todo entre las generaciones más jóvenes, un mal hábito que urge remediar. Recuperar las tres o cuatro raciones semanales que recomienda la OMS proporcionará sin lugar a duda el mejor seguro de vida para la población.
Un estilo de vida que nos aporta bienestar
La dieta mediterránea no es solo un grupo de alimentos con unos nutrientes determinados, también, y fundamentalmente, es un modo de vida. Comer fuera y exponerse al sol, disfrutando y saboreando diferentes recetas de cada región, es otra fuente de vitaminas. Con amigos o en familia, celebrar y compartir una lubina, un rodaballo o una dorada, por ejemplo. Todo eso también es salud. Socializar en la mesa resulta casi tan importante como la composición nutricional de la comida, y forma parte de nuestra seña de identidad cultural.
Según la FAO, el consumo mundial de alimentos derivados de animales acuáticos aumenta a un preocupante ritmo dos veces superior al de la población mundial, y para 2050 se estima que esta alcanzará los 10.000 millones de habitantes. La acuicultura garantiza la presencia de ese alimento
Optar a esas tres o cuatro raciones de pescado a la semana no sería posible sin la acuicultura, el cultivo en mares y ríos de pescados y algas para consumo humano. Más del 50% de los alimentos acuáticos que se consumen provienen de esta actividad, y en el caso concreto de algunas especies el porcentaje alcanza el 90%. Además, para 2030, en apenas cinco años, se prevé que dos de cada tres pescados en las mesas provendrán de los cultivos acuícolas. Estos datos son esperanzadores, ya que representan una garantía de salud y de un futuro responsable y sostenible.
Variedad de especies y oferta todo el año
Esta actividad posibilita también al consumidor el privilegio de disfrutar de una gran variedad de especies. Alternar durante los 7 días raciones de pescado blanco (por ejemplo, un lenguado o una corvina) con otras de azul (como una trucha o atún rojo) es un derroche de salud y un deleite para el paladar que llega gracias a la acuicultura.
El hecho de que sea una actividad que no dependa de la estacionalidad del producto facilita la estabilidad de los precios y que haya una oferta constante de pescado en el supermercado, sin obviar la ventaja de que se trata de un sector que puede anticiparse a épocas de gran demanda. Todo ello respetando el crecimiento y ciclo natural de los peces.
Sin acuicultura, el pescado sería un lujo
Océanos, mares y ríos son una de las principales fuentes de proteína para los seres humanos, pero la responsabilidad con el medio ambiente dice que los recursos naturales no son infinitos. Precisamente para proteger a las poblaciones silvestres y seguir disfrutando de estos productos del mar que proporcionan nutrientes esenciales para el desarrollo humano y la salud, existe desde hace tiempo en todo el mundo las cuotas máximas de pesca permitida.
La acuicultura complementa a la pesca extractiva. Sin su existencia la mitad de la población no tendría acceso al pescado, una escasez que provocaría que estuviéramos semanas sin comerlo, pero que también se vería reflejada en el precio y lo convertiría directamente en un artículo de lujo solo al alcance de algunos privilegiados. Afortunadamente, gracias a la acuicultura, este hipotético escenario, que tendría un impacto negativo en la salud de la población, está lejos de suceder.
Hoy por hoy, se puede decir que hay pescado para todos gracias a la acuicultura.
Garante de la alimentación del futuro
El consumo de pescado en todo el mundo ha crecido a lo largo de los años: se ha pasado de una media de 9,1 kilos por persona al año en 1961 a los 20,7 kilos en 2022. Según el último informe Sofía (Estado Mundial de la Pesca y Acuicultura 2024) de la FAO, el consumo mundial de alimentos derivados de animales acuáticos aumenta a un preocupante ritmo dos veces superior al de la población mundial, y para 2050 se estima que esta alcanzará los 10.000 millones de habitantes. Todos estos datos abren un gran interrogante: a este ritmo de consumo, ¿habrá pescado suficiente para alimentar a las generaciones del futuro? El mismo océano, si pudiera hablar, diría que solo con la pesca extractiva es inviable. La acuicultura es la actividad clave para garantizar el abastecimiento de productos acuáticos ahora y en el futuro. Gracias a la acuicultura hay y habrá pescado para todos. Y, por tanto, más salud y longevidad para todos.