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¿Pizza milenaria? Descubre qué es lo que realmente se comía en Pompeya
Los manjares que se comen aquí fueron conservados en una nube de ceniza del Vesubio, lo que convierte a Pompeya en «un unicornio en el mundo de la arqueología».
Cuando los arqueólogos de Pompeya descubrieron en junio un fresco de casi 2000 años de antigüedad de lo que se ha dado en llamar una «protopizza», hubo gente que estuvo a punto de perder la cabeza. Aunque el trozo de pan plano podía tener carne, verduras o fruta por encima, le faltaba el elemento definitorio de la pizza: el tomate.
La sabrosa fruta no llegaría a Europa hasta el siglo XVI, mucho después de que el Vesubio entrara en erupción y diezmara las antiguas ciudades romanas de Pompeya y Herculano en el año 79 d.C. La pizza tal y como la conocemos no se inventaría en Nápoles hasta el siglo XVIII.
Aunque los habitantes de Pompeya no comían pizza, los arqueólogos e historiadores han reconstruido gran parte de lo que comían, como condimentos ricos en umami, lirones rellenos y un antepasado de la lasaña.
Estos descubrimientos hacen de Pompeya un yacimiento arqueológico único e importante. Aunque se calcula que la erupción del Vesubio fue 100 000 veces más potente que las bombas atómicas lanzadas sobre Japón durante la Segunda Guerra Mundial, la ciudad no fue quemada por la lava ni destruida. En su lugar, una gigantesca nube de gas hirviente y ceniza la envolvió casi inmediatamente, carbonizando y preservando gran parte de la materia orgánica, incluidos los alimentos, según Alessando Russo, arqueólogo del Parque Arqueológico de Pompeya.
Los habitantes de la ciudad tampoco tuvieron tiempo de evacuarla y murieron repentinamente, en menos de 15 minutos, según un estudio. En algunos de los cuerpos desenterrados se aprecian incluso expresiones faciales. Pero sus muertes repentinas han permitido a los arqueólogos conocer mejor sus tareas cotidianas, como cocinar y comer. En 1930, por ejemplo, se halló en un horno de Herculano una barra de pan perfectamente conservada, hendida con caña o cuerda para que se partiera más fácilmente.
«Por estas razones, Pompeya es unicum [único en latín] en el mundo de la arqueología», afirma Russo.
El amor de Pompeya por el umami
Uno de los alimentos más populares de Pompeya fue uno de los primeros antepasados de otro alimento muy apreciado: el umami. Esta palabra japonesa, que hace referencia al quinto sabor rico y sabroso, se manifestaba en Pompeya en una salsa o condimento a base de pescado llamada garum.
Es salada y un poco picante, y los pompeyanos, ricos y pobres, se la echaban a todo, como «antiguo ketchup», en palabras de la arqueobotánica Chiara Comegna. Trabaja para Ales, una empresa del Ministerio de Cultura italiano dedicada a la conservación del patrimonio cultural del país.
En cuanto al sabor, sin embargo, el garum es similar a la salsa de pescado tailandesa o vietnamita, según el Proyecto de Alimentos y Bebidas de Pompeya, una coalición de historiadores, arqueólogos, ingenieros y voluntarios que ayudaron a desenterrar y estudiar la comida de la ciudad desde 2001 hasta 2019.
«Imagina que tu dieta, sobre todo si eres una persona pobre, es solo sémola de maíz todos los días. ¿Qué harías para condimentar esa comida y mejorar el contenido nutricional?», dice Benedict Lowe, profesor de Historia de la Universidad de Alabama del Norte (Estados Unidos), que trabajó en el Proyecto de Alimentos y Bebidas de Pompeya. «Se añade garum. Es picante. Pero es rico en proteínas».
El garum producido en Pompeya destacaba por su calidad. Para elaborarlo, la gente fermentaba pescado (a menudo boop boop, una especie de dorada también conocida como boga) en sal y a veces otras especias durante hasta tres meses. A medida que la carne se descompone, las espinas se hunden, dejando un líquido, el garum, en la parte superior.
«Cuando se excavaban [las cubas de garum], aún se podía oler el aroma», dice Lowe, que analizó la composición química de la salsa con un colega en 2009 y descubrió su similitud con el umami. «Tengo una muestra de ella …. y cada vez que la abro, apesta la habitación porque el penetrante aroma de esta anchoa salada es espantoso»
Delicias de Pompeya
Se han descubierto pruebas carbonizadas de lo que comían los pompeyanos, pero las recetas, escritas en papiros y traducidas por monjes en la Edad Media, también ofrecen pistas, según Comegna. Una receta detallaba lo que Comegna llamó un «antepasado de la lasaña».
«Sin tomates, sólo con carne y queso ricotta, y capas de pasta», dijo Comegna. «Lasaña es el nombre moderno, aunque la idea es bastante parecida».
Otro plato (principalmente un manjar para ricos) era el lirón relleno, un ancestro más grande y carnoso de los ratones modernos. Los lirones vivos se colocaban en un glirarium, un tarro de cerámica con tapa y perforaciones que les permitían respirar. Normalmente se llenaba de frutos secos para que pudieran comer, engordar y luego ser cocinados.
«Según el libro de cocina escrito por Apicio, los lirones se rellenaban con carne de cerdo, pimienta, piñones y salsa de pescado», explica Lowe.
A pesar de las pruebas literarias de que las clases altas cenaban flamencos, ningún descubrimiento lo ha verificado todavía, dice Lowe. También advierte que no hay que tomarse la literatura de la época al pie de la letra porque en su mayor parte fue escrita por senadores y otros miembros de la clase alta, que tenían un gran interés en retratar su sociedad de la forma más positiva posible.
En 2005, los investigadores del yacimiento arqueológico recrearon muchas de las recetas de la antigua Pompeya y replantaron algunas de las frutas y verduras que comían los residentes, como higos, aceitunas, ciruelas y uvas (los pompeyanos también comerciaban con el norte de África para obtener dátiles). Los visitantes del parque podían degustar platos como el savillum, un postre favorito similar a una tarta de queso o unas natillas; melocotones con miel y jamón serrano.
Además del consumo de garum, la dieta de los pompeyanos giraba en torno al pescado. Según Lowe, en una alcantarilla de Herculano se encontraron 43 especies de espinas de pescado. Los habitantes también obtenían sus proteínas de las ovejas, el pollo, las lentejas y las judías, afirma Comegna. También eran comunes los cereales, como la avena y la cebada.
Sabores de Pompeya
La mayoría de los alimentos de Pompeya eran insípidos. Los antiguos romanos tenían sal en abundancia, pero no muchos otros sabores, por lo que comerciaban con la India para obtener especias como el cinabrio y la pimienta. De hecho, los romanos gastaban tanto dinero en especias que los indios utilizaron la moneda romana como propia durante un tiempo, afirma Lowe.
Pero sólo los ricos podían permitirse las especias. Las casas de los más ricos tenían incluso estanques de agua salada junto a sus comedores, que llenaban de peces para pescar justo antes de una comida, según Lowe. Señala que Séneca, el célebre filósofo estoico (y cordobés) de la época, escribió con cierto sarcasmo que un romano no consideraría fresco un pescado a menos que lo mataran en su plato.
Según Comegna, los pompeyanos también aromatizaban el vino (y cambiaban su color) con habas. En un thermopolium, un snack o bar de vinos, extraordinariamente bien conservado y desenterrado en 2020, se encontraron habas en el fondo de las jarras de vino.
Cómo y dónde comían los pompeyanos
Los puestos de termopolios eran esencialmente los locales de comida rápida de antaño. Pompeya cuenta con aproximadamente 80 de estos mostradores, donde los residentes, principalmente trabajadores, se detenían para tomar un pequeño almuerzo caliente o para comprar víveres para la cena, explica Lowe.
Además de vino, hay pruebas de que servían caracoles, patos, cerdos, cabras y pescado en recipientes incrustados en el mostrador.
Dado que no se han encontrado utensilios en Pompeya, Lowe afirma que probablemente comían con los dedos. Los bocados pequeños también eran más cómodos, ya que los pompeyanos comían tumbados en sofás, que se han encontrado en varias casas de la ciudad. Sin embargo, los pompeyanos tenían una vajilla impresionante, como cuencos de terracota y jarras de cristal de colores.
Nadie desayunaba, salvo algún que otro emperador glotón, y el almuerzo solía ser escaso. Los pompeyanos, especialmente los ricos, guardaban todo su espacio para la cena. Las mujeres cenaban modestamente con sus familias. Pero los hombres, sobre todo los ricos, celebraban ostentosas cenas, que empezaban sobre las tres o las cuatro de la tarde y a veces duraban hasta altas horas de la madrugada.
«Si querías ser moralmente recto, terminabas al anochecer o a primera hora de la noche», dice Lowe. «Comes y comes [durante] 10 platos, y comes hasta que te pones enfermo. Te provocas el vómito y luego sigues comiendo».
FUENTE: https://www.nationalgeographic.es/historia/2023/08/pizza-milenaria-que-comia-pompeya-antigua-roma
«¿Cómo se comía en la prehistoria?»
Para comprender cómo ha evolucionado la civilización a lo largo del tiempo, resulta fascinante explorar los hábitos alimentarios de nuestros antepasados. El periodo primitivo, comúnmente conocido como la era prehistórica, fue una época en la que los humanos dependían de la caza, la recolección y el forrajeo para sobrevivir. Profundicemos en la pregunta: ¿Cómo se comía en la prehistoria? (¿Cómo se comía en la prehistoria?) para desvelar las prácticas alimentarias de nuestros antiguos predecesores.
La dieta de los humanos prehistóricos
1. Estilo de vida cazador-recolector
Durante la prehistoria, los humanos eran principalmente cazadores y recolectores. Esto significa que cazaban animales para obtener carne y recolectaban plantas comestibles, frutos secos y semillas. Como la civilización aún no había desarrollado la agricultura, estos primeros humanos no tenían acceso a cultivos como cereales, verduras o frutas.
2. Consumo de animales
Los animales desempeñaban un papel vital en la dieta de los humanos prehistóricos. Los primeros humanos cazaban y mataban diversos animales, como mamuts, bisontes, ciervos y peces, para obtener carne y otros recursos esenciales. La carne proporcionaba proteínas vitales, grasas y nutrientes necesarios para la supervivencia. Los huesos de los animales se utilizaban para diversos fines, como herramientas y utensilios de artesanía, signos del ingenio de nuestros antepasados.
3. Alimentos de origen vegetal
Aunque la mayor parte de la dieta de los humanos prehistóricos consistía en productos de origen animal, los alimentos de origen vegetal también constituían una parte importante de su ingesta nutricional. Estos primeros humanos se basaban en la recolección de plantas comestibles, como raíces, tubérculos, bayas, frutos secos y verduras de hoja verde. Aunque su variedad de alimentos vegetales podía ser limitada en comparación con la época moderna, sabían identificar la flora local que podían consumir sin peligro.
Técnicas de preparación y cocción de los alimentos
1. Consumo crudo
Uno puede imaginarse a los humanos prehistóricos consumiendo ciertos alimentos en su estado crudo y natural. Consumir carne cruda y verduras sin cocer podría haber sido una práctica habitual. Sin embargo, es importante señalar que el descubrimiento del fuego revolucionó la preparación de los alimentos para nuestros antepasados.
2. El fuego y la cocina
Una vez que los primeros humanos descubrieron el poder del fuego, éste transformó significativamente sus hábitos alimentarios. Cocinar los alimentos sobre una llama abierta se convirtió en una técnica popular, ya que facilitaba la masticación y digestión de la carne cruda, mejoraba el sabor y destruía las bacterias dañinas. La cocción también abrió posibilidades para recetas nuevas y variadas.
3. Herramientas culinarias de la Edad de Piedra
Como los humanos prehistóricos no tenían acceso a los aparatos de cocina modernos, dependían de herramientas rudimentarias para preparar la comida. Las herramientas de piedra, como cuchillos, raspadores y morteros, se utilizaban para procesar y cortar la carne y las plantas. Estos utensilios, elaborados con técnicas desarrolladas durante la Edad de Piedra, fueron fundamentales para hacer posible la cocina prehistórica.
Comprender cómo se alimentaba la gente en la prehistoria nos permite comprender la resistencia y adaptabilidad de nuestros antepasados. Su dependencia del estilo de vida cazador-recolector, el consumo de alimentos de origen animal y vegetal, y su ingenio para utilizar todos los recursos disponibles fueron aspectos esenciales de su supervivencia. Estudiar las prácticas alimentarias de los humanos prehistóricos nos ayuda a apreciar lo lejos que hemos llegado en nuestro viaje hacia la civilización moderna.
¿Por qué se tira arroz en las bodas en España? La historia detrás de esta tradición
Las bodas representan uno de los eventos más significativos y arraigados en las culturas alrededor del mundo. Estas ceremonias no solo unen a dos personas en matrimonio, también son una manifestación de tradiciones y costumbres que se han transmitido de generación en generación.
En España, una boda es mucho más que la unión de dos enamorados. Es una celebración del amor repleta de simbolismos y tradiciones que reflejan la riqueza cultural del país. Entre estos numerosos rituales, el acto de arrojar arroz a los recién casados al salir de la iglesia o del lugar de la ceremonia es quizás uno de los más pintorescos y conocidos.
El motivo por el que se tira arroz en las bodas españolas
La tradición de arrojar arroz a los recién casados es una práctica con raíces que se remontan a antiguas civilizaciones. Aunque su origen exacto es difícil de determinar, se cree que comenzó en el este de Asia antes de extenderse al mundo occidental. En España, este acto simbólico se ha enraizado profundamente en las ceremonias nupciales, y se ha convertido en un momento muy esperado tanto por invitados como por los protagonistas del día.
La principal razón detrás de esta costumbre es su significado ligado a la prosperidad, fertilidad y la buena suerte. El arroz, un alimento básico y un símbolo de vida y crecimiento en muchas culturas, simboliza el deseo de la abundancia y la descendencia de la pareja. Al lanzar estos granos, los invitados están deseándoles a los novios una vida plena y fructífera.
Por otro lado, esta tradición también se mezcla con la influencia de las creencias religiosas y las supersticiones locales. El arroz se considera un elemento de purificación y bendición, lo que añade una capa adicional de significado al gesto. Aunque en la actualidad algunas parejas optan por alternativas—como pétalos de flores o burbujas, debido a razones de seguridad y limpieza—, el simbolismo del arroz como deseo de prosperidad permanece inalterable.
La costumbre de arrojar arroz ha evolucionado, adaptándose a los tiempos y a las nuevas sensibilidades sociales, pero su esencia sigue siendo un pilar en la celebración de las bodas españolas. A fin de cuentas, este acto representa no solo la esperanza de una vida mejor para los recién casados, sino la participación de la familia, los amigos y los allegados en la bendición de su unión.
Fuente: https://www.articulo14.es/sociedad/curioso-motivo-tira-arroz-bodas-espanolas-20240510.html
¿Ya te preguntaste cómo surgieron las hamburguesas? Te contamos su curioso origen
Las hamburguesas, junto con las papas fritas, la pizza y los hot dogs, son una de las comidas que se consumen masivamente en todo el mundo occidental.
En el año 1200 surge el primer indicio de la invención de la hamburguesa, realizado por las huestes de Gengis Kan. Se trataba de carne molida de caballo que comían cruda.
Aproximadamente en 1750, se da a conocer algo similar a la hamburguesa que comemos hoy en día en la ciudad de Hamburgo. La receta aparece por primera vez en las páginas del libro de cocina de Hannah Glasse. Incluía carne molida condimentada con sebo, pimienta, clavo de olor, nuez moscada, ajo, vinagre, sal marina y vino tinto o ron. En aquellos tiempos, llevaba mucho tiempo de preparación porque la carne debía ahumarse durante una semana.
Para el año 1802, el diccionario de la Academia Inglesa de la Lengua incluye la palabra hamburguesa. Sin embargo, no es hasta 14 años más tarde que a alguien se le ocurre realizar la primera máquina de moler carne. El invento pertenece a E. Wade.
Las hamburguesas hacen su aparición en los restaurantes en 1873. En su menú, el Delmonico de Nueva York anuncia el filete de Hamburgo, realizado con carne de cerdo. Su valor era elevado, costaba 10 centavos, un precio bastante alto para los estándares de la época.
Al llegar al año 1885, la carne de cerdo es escasa en América. Por eso, los hermanos Frank y Charles Menches deciden remplazarla por carne de res. Hacen la prueba sirviéndola en la Feria del Condado de Erie en Hamburg, Nueva York, y tienen muchísimo éxito.
Para el año 1900, Louis Lassen sirve las hamburguesas de carne molida entre dos rebanadas de pan tostado. Ese fue el principio de lo que hoy conocemos como las tradicionales hamburguesas. Hacen su «debut oficial» en el año 1904, en la Feria Mundial de San Luis.
En 1940, Richard y Maurice McDonald abren el McDonald Bar-B-Que en San Bernardino, California, que sería la primera sucursal de la casa de comida rápida más famosa del mundo. Ocho años después, los hermanos McDonald cambian todo su menú y se especializan en servir hamburguesas.
La historia de las hamburguesas es apasionante. Muchas cosas se descubrieron por casualidad, mientras que otras surgieron por la inventiva y el ingenio de amantes de la cocina.
La relación entre el atascaburras manchego y los comerciantes nórdicos de la Edad Media
En la Edad Media, los comerciantes nórdicos viajaban a contracorriente por el río Garona, desde Burdeos hasta el Macizo Central, con el bacalao secado al aire, conocido en Francia como stocafisso, transportaban este pescado para trocarlo por lana.
Cuando las imposiciones católicas de abstinencia de carne y vigilia se endurecieron a principios del siglo XVI, el bacalao consumido en las cazuelas continentales era aún el estocafix y no el salado. Los pescadores vascos descubrieron hacia el siglo X los bancos enormes de bacalao en las aguas de Terranova, Cuando las imposiciones católicas de abstinencia de carne y vigilia se endurecieron a principios del siglo XVI, el bacalao consumido en las cazuelas continentales era aún el estocafix y no el salado. Los pescadores vascos descubrieron hacia el siglo X los bancos enormes de bacalao en las aguas de Terranova, Tenían la ventaja de disponer de sal en abundancia para su conservación. Los bacalaos, ya en la Península, se secaban luego colgados de cuerdas, como la ropa tendida, en las regiones más frías y secas de Álava y Castilla, como aún he conocido yo de niña, para servir de alimento casi en exclusiva a las tripulaciones de balleneros vascos.
La expulsión de hebreos y musulmanes y la aparición del protestantismo con Lutero, ocurrieron, por poco, al mismo tiempo que se produjo el desplome de la demanda de carne de ballena y la urgencia de la población de disponer de pescado los múltiples días de abstinencia de carne y vigilias que llenaban el almanaque. El pescado salado era la mejor opción en las regiones del interior y en las costas en invierno de los países mediterráneos, satisfacía mejor que el estocafix el gusto de sus poblaciones y, además, era más fácil de cocinar. Estas razones provocaron que el bacalao salado sustituyera al seco nórdico. Así se explica que la brandada, que es típica de la Provenza francesa, se elabore con bacalao salado, siendo como es, eso creo, una derivación de la estofinade.
La comunicación de las poblaciones hebreas de Castilla-La Mancha exiliadas en Saboya y los conversos manchegos puede muy bien justificar la aparición del atascaburras en la región española. Otro ejemplo de la relación entre el ducado de Saboya y los hebreos exiliados es que esta zona, en la parte que ya hoy es Francia.
Descubren los alimentos exóticos más antiguos de la humanidad
Alimentos asiáticos como la soja o los plátanos ya se consumían en el Mediterráneo durante la Edad de Bronce.
Existen pruebas en yacimientos que sitúan la importación de ingredientes asiáticos en el continente europeo hace aproximadamente cuatro mil años. Pero un estudio publicado esta semana traslada esta fecha mucho más atrás, demostrando que el consumo ocasional de la cúrcuma, la soja, o los plátanos ya era posible en la Edad de Bronce, milenios atrás de lo pensado. Y para demostrarlo, han tenido un gran aliado: el sarro dental.
Sobras fosilizadas
Un equipo de científicos de la Universidad de Múnich ha analizado fósiles humanos pertenecientes a la Edad de Bronce, hace más de 3000 años. Estos pertenecen a los yacimientos de Meggido y Tel Erani, situados en la actual Israel. Estos yacimientos han resultado especialmente interesantes para conocer las relaciones comerciales entre Europa y Asia. Dada su posición privilegiada entre ambos continentes, siempre ha sido un lugar de mercadeo y comercio con ingredientes asiáticos y europeos. Este comercio se ha documentado a través de diferentes restos históricos, pero no se tenía claro cuándo comenzó, ya que a medida que los restos son más antiguos, son más difíciles de identificar.
El equipo alemán decidió probar un nuevo enfoque con los fósiles, y estudiar sus dentaduras fosilizadas. En nuestra boca vive toda una población de bacterias, que al ir muriendo dejan un resto solidificado conocido como sarro dental. Si este no se elimina, se va acumulando en los dientes en forma de capas, y entre ellas se quedan atrapados restos de comida.
Estos restos incluidos en el sarro son el objetivo de estos investigadores, sin embargo, no son sencillos de analizar. Con el paso de los milenios, estos alimentos se han deteriorado, y solo quedan algunas trazas de proteínas y fibras, que solo ha sido posible analizar recientemente gracias a la tecnología moderna, cada vez más sensible.
Un problema para los investigadores es asociar las proteínas que encuentran en el fósil con un alimento determinado. Hay pocas proteínas que sean exclusivas de un alimento, por lo que el equipo se armó de paciencia para encontrar la proteína correcta en la cantidad adecuada como para ser detectada. Lo que ayudó fue que no había higiene dental en la Edad de Bronce, por lo que todos los fósiles tenían el sarro suficientemente compacto como para proteger los restos de comida.
Curiosamente, el grupo descubrió que las proteínas que mejor se conservan en el sarro son aquellas implicadas en alergias alimenticias. No les costó encontrar trazas de gluten y restos de maíz en los dientes de todos los fósiles, confirmando lo que ya se conocía de la agricultura extensa del maíz en la región durante aquella época.
Una intuición confirmada
Lo raro vino cuando en dos de los fósiles encontraron restos extraños. En uno de ellos encontraron proteínas pertenecientes a la cúrcuma y a la soja. En el otro, proteínas exclusivas del plátano. Ninguno de estos alimentos se cultivaba cerca de la región. Son todos alimentos del sureste y centro de Asia, lo que implica que debía haber comercio en esta época suficientemente extenso como para poder comer estos alimentos cerca del Mediterráneo.
Este hecho es sorprendente, pero explica muchas cosas. Por ejemplo, la historia del plátano tenía algunos huecos para los investigadores. El antecesor del plátano actual ya era cultivado y comido en cultivos del sudeste asiático en el 5000 a.C. Pero el cultivo del plátano más cercano a Europa, y con el que se comerciaba en el continente, proviene del este de África en el 3000 a.C. Algunos científicos intuían que tenía que haber una creciente popularidad del plátano en el continente europeo, lo suficiente como para que empezara a merecer la pena crear cultivos más cercanos. Y esto solo es posible si se considera que el comercio entre Asia y Europa ya existía, como confirma este estudio.
Aun así, todavía hay otras posibles interpretaciones de este resultado. Por ejemplo, puede que por casualidad los dos fósiles con estos restos hubieran vivido una parte importante de su vida en Asia, y que hubieran ido al Oriente Medio antes de morir. Pero, aunque esta posibilidad existe y es comentada por los propios investigadores, comentan que por lo menos este resultado demostraría el movimiento amplio de viajeros entre continentes, desterrando la idea de la Edad de Bronce como una época de aldeas aisladas y comercio local.
Además, este resultado confirma otro descubrimiento. El faraón Ramsés II fue momificado con dos pimientos procedentes de la India en sus fosas nasales, y su tumba es del 1213 a.C. Si las especias exóticas eran raras y valiosas para los egipcios, es porque tendría que existir un comercio escaso, pero importante.
Puede que no hayamos cambiado tanto, y en algunos mercados de la Edad de Bronce hubiera una pequeña sección de alimentos exóticos de tierras lejanas. Tan extraños que dan ganas de probarlos, y seguramente tan caros como para mantenernos lejos de ellos.
https://www.larazon.es/ciencia/20201222/uqmoqngxg5dkbpvenastrnyfie.html
Desde salsa de manzana en tubo hasta ‘fideos espaciales’: así ha evolucionado la comida de los astronautas desde 1969
En 1962 John Glenn fue el primer estadounidense en comer en el espacio: salsa de manzana en tubo
La primera persona que comió en el espacio exterior (y el primer humano en llegar allí) fue el soviético Yuri Alekseyevich Gagarin, quien orbitó la tierra a bordo del Vostok 1 en abril de 1961. Gagarin comió carne de res y pasta de hígado exprimida de un tubo, seguida de salsa de chocolate para postre .
La comida de John Glenn a bordo de Friendship 7 en febrero de 1962 fue igualmente poco apetecible. El astronauta consumió puré de manzana y puré de carne de res y verduras de un tubo similar al de la pasta de dientes. También bebió tabletas de azúcar disueltas en agua.
1965: La NASA deshidrata los alimentos y los sella en bolsas de plástico
El programa Gemini de la NASA realizó su primer vuelo tripulado en 1965. En preparación para ese lanzamiento, la NASA comenzó a deshidratar alimentos y a sellarlos en bolsas de plástico. Las bolsas se etiquetaron con instrucciones sobre cómo rehidratar los alimentos en el espacio con agua.
Los alimentos preparados para los astronautas de Géminis incluían huevos revueltos, camarones con salsa de cóctel, pollo al curry y pudín de arroz con pasas. Las bebidas incluían café, zumo de uva y leche.
Como en ausencia de gravedad sus cuerpos gastaban menos energía, las comidas contenían menos calorías en comparación con lo que los astronautas estaban acostumbrados a comer en la Tierra. En promedio, los alimentos contenían un 17% de proteínas, un 32% de grasa y un 51% de carbohidratos.
1969: Los astronautas del Apolo 11 comían carne de res envasada y verduras
Los astronautas de Apolo fueron los primeros en tener agua caliente y comer su comida empaquetada con una cuchara. Mientras estaban a bordo del Apollo 11, se informó que Neil Armstrong y Buzz Aldrin servían carne de res y verduras, cerdo con vieiras y salsa canadiense de tocino y manzana; todo en un paquete.
Las comidas fueron codificadas por colores, envueltas individualmente y etiquetadas para cada día. Si algo salía mal, como que la cabina perdiera presión, los astronautas tenían una fuente de alimento de respaldo que los alimentaría a través de una sonda en su casco, asegurándose de que no tuvieran que quitarse los trajes.
1972: Los astronautas estadounidenses casi podían beber vino en el espacio
En 1972, la comida de los astronautas todavía era algo mediocre, por lo que la NASA jugó brevemente con la idea de introducir el vino en su menú. La organización designó a un «sommelier espacial», que determinó que el jerez era la mejor opción, ya que no sucumbiría drásticamente a los cambios de temperatura.
Casi tan pronto como surgió la idea, fue interrumpida debido a la protesta pública, y la indiferencia de muchos de los astronautas. Sin embargo, a algunos astronautas se les permitió beber el jerez envasado durante un ejercicio de entrenamiento previo al vuelo.
2004: Un piloto lanzó una bolsa llena de M & Ms a bordo de SpaceShipOne
El chocolate ha sido durante mucho tiempo uno de los alimentos favoritos entre los astronautas estadounidenses. En 2015, el gerente del Laboratorio de Sistemas de Alimentación Espacial en el Centro Espacial Johnson de la NASA dijo que los astronautas de la NASA solicitaban el chocolate «en casi todos los vuelos».
En 2004, el piloto Mike Melvill relató: «Metí la mano en el bolsillo y saqué algunos M&M, todos de diferentes colores, y los solté delante de mi cara«, dijo Melvill en una conferencia de prensa después del vuelo. «Y se giraron como pequeñas cosas brillantes. Estaba tan impresionado que ni siquiera podía pilotar la nave».
2011: Los astronautas en la Estación Espacial Internacional comen de un menú fijo
Los primeros residentes a largo plazo de la Estación Espacial Internacional (ISS) llegaron en noviembre de 2000. En ese momento, la NASA pensó que podía personalizar los alimentos como lo hizo para el programa del Transbordador Espacial.
El plan resultó ser difícil, ya que la NASA enviaba sus cargamentos por separado, lo que impidió que los miembros de la tripulación recibieran sus alimentos a tiempo.
La organización ahora ofrece un menú nutricionalmente equilibrado con alrededor de 200 alimentos y bebidas para que los astronautas tengan algo de variedad.
2019: Los astronautas podrían cultivar eventualmente sus propios alimentos mediante luces LED
La NASA planea construir una estación espacial en órbita lunar, conocida como la Puerta de enlace, con el objetivo de lograr un aterrizaje lunar para 2024. Uno de los prototipos para esta nueva estación incluye un «jardín espacial» que puede hacer crecer una cabeza de lechuga en 24 días usando Luces led. El jardín también puede producir fresas, zanahorias y patatas sin requerir mucha agua.
En 2005, los astronautas en la Estación Espacial Internacional demostraron que esto podría hacerse cultivando lechuga romana.
Aunque la comida de los astronautas no ha evolucionado mucho a partir de su historia termoestabilizada y liofilizada, el cultivo de alimentos frescos podría mejorar drásticamente las dietas en el espacio exterior.
FUENTE: https://www.businessinsider.es/ha-evolucionado-comida-astronautas-1969-459175
La importancia de la cerveza en el antiguo Egipto
El antiguo Egipto fue uno de los primeros lugares en producir cerveza a gran escala. Esta bebida era muy popular del antiguo Egipto, aunque era bastante distinta de la que conocemos.
La cerveza era de hecho la bebida más sana que existía en aquel momento, más que el agua ya que esta transmitía numerosas enfermedades; al contrario que la cerveza, que por su contenido en alcohol mataba a los posibles patógenos. Por ese motivo, incluso los niños la tomaban.
Pero la cerveza egipcia era muy diferente a la nuestra: era más densa y se tomaba más como alimento que como una simple bebida. Solo la cerveza de alta calidad, filtrada y aromatizada, era parecida a la que conocemos.
Y no era solo un alimento: se utilizaba mezclada con hierbas medicinales con propósitos curativos, ya que el alcohol extraía los principios activos de las plantas. También se usaba como analgésico natural y como desinfectante para las heridas.
Fuente: La importancia de la cerveza en el antiguo Egipto (nationalgeographic.com.es)
La alimentación durante la historia
La profesora Eva María Jesús se ha referido a las etapas prehistóricas, aludiendo a las dietas basadas en la carne y cómo han ido cambiando estos hábitos. En estas etapas más antiguas de la Humanidad la dieta suele ser muy rica en carbohidratos, proteínas, fibra y grasas, con bajo contenido en colesterol.
En su recorrido histórico se ha referido a diversas culturas, como las desarrolladas en Próximo Oriente, Mesoamérica e, incluso, los vikingos y sus propios hábitos alimentarios (donde destaca el consumo de skir un superalimento en forma de yogur o crema de queso, hecho a base de leche desnatada), pasando por los griegos y romanos. Estos últimos dieron especial importancia a algunos productos como la sal, utilizada como uso medicinal, pero también culinario: para el famoso garum romano, como condimento, salazón de diversos alimentos, etc. De la alimentación romana también destaca el consumo de bebidas, como el vino.
En la Edad Media los códices y relieves de las portadas románicas están también decorados con abundantes referencias culinarias que aportan mucha información para poder hacernos una idea de los alimentos que se utilizaban, así como de su preparación
Al final, ha incidido y reflexionado sobre los hábitos alimentarios en la actualidad, poniéndolos en conexión con la dieta paleolítica, con el consumo de carne: el tipo de carne que consumimos hoy en día es mucho más grasa y se ha perdido mucho consumo de fibra. Además, nuestra dieta está más cargada de colesterol.
¿Cómo eran las comidas en la época medieval?
Qué platos comían o cuáles eran las normas de comportamiento en la mesa durante la Edad Media son algunas de las cuestiones de las que trata en esta entrevista Guillermo Alvar, Profesor Ayudante Doctor de Filología Románica en el Departamento de Filología, Comunicación y Documentación de la Universidad de Alcalá.
– ¿Y cómo eran las comidas en la Edad Media?
No solía haber ni plato ni copa por persona, sino que se usaban fuentes para compartir la comida y la copa circulaba de mano en mano. De ahí la norma de educación que ha llegado hasta nuestros días de ‘o comes o bebes,’ para evitar dejar comida en la copa que pasará a otros comensales.
Además, sólo existía la cuchara y el cuchillo, ya que el tenedor no se inventa hasta el siglo XI y tarda en tener éxito. La servilleta también es un invento tardío.
Una norma muy curiosa es dónde dirigir la mirada mientras se comía. Se debía tener la mirada gacha hacia el plato, sin distraerse demasiado, ya que decían que ‘los ojos son los mensajeros del deseo’.
– ¿Qué tipo de comida se servía en estos banquetes?
En la Edad Media come el que tiene dinero, y hasta la llegada de la industrialización se consume justo lo que se produce, sin que exista excedente, por lo que cuando se produce una mala cosecha bien por heladas o por sequías, se producen auténticas hambrunas. De hecho, la peste negra del siglo XIV arrasó a la mitad de la población de Europa no solo por la propia enfermedad, sino porque la población estaba malnutrida y debilitada debido a las malas cosechas precedentes que se dieron en Europa.
Es posible que en la mayoría de las clases sociales de la Edad Media se comiera solo una o como mucho dos veces al día, habitualmente al caer de la tarde, ya que la mañana se dedica al trabajo.
En cuanto a los alimentos, aún no se conocían las patatas, el maíz, los tomates o los pimientos porque se descubrieron en América. El arroz tampoco es común, ya que solo se consumía en el mundo árabe, pero no en el Norte de Europa.
Los productos más consumidos eran los que produce la tierra, los cereales, como pueden ser la avena, el centeno, el mijo o el trigo, que les aportaban hidratos de carbono, la base de la alimentación.
También tomaban verduras somo puerros, coles, berzas, nabos, ajo, comino y legumbres como garbanzos y alubias, sobre todo en el sur de Europa. La población de la Edad Media comía manzanas, peras, higos…y en cuanto a las carnes las más consumidas eran el pollo, el gallo y el cerdo. Asimismo, consumían muchos lácteos como mantequilla, queso, leche y también huevos. En las zonas del Mediterráneo también era común el aceite, las aceitunas y la carne de caza como aves silvestres, jabalíes o venado. Se consumía pescado de río en interior, y de mar en la costa.
En cuanto a los postres, no existía el refinado de azúcar, por lo que usaban la miel y las frutas para endulzar.
Para beber tomaban vino y cerveza ya que, aunque el agua era buena, podía estar contaminada, por lo que le añadían alcohol como vino para depurarla.
– ¿Qué se comía en la Edad Media que ahora sería impensable?
Comían cisne, oca y pavo real, incluso el tratado ‘Urbanus Magnus’ habla de que se puede comer ballena en el Norte de Europa. Además, tomaban pescados que ahora no se comen como el leucisco, y una cosa curiosa es que les gustaba muchísimo las salsas de mostaza y de pimienta; esta última se importa de oriente, lo que indica poder.
Algo chocante para nosotros es que, a veces, usaban la carcasa vaciada de un ave como el faisán o el cisne como bandeja donde presentar la comida.