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Alimentación, Literatura y Salud
Si te estás preguntando qué relación existe entre la alimentación, la literatura y la salud, sigue leyendo, porque en esta publicación se planteará y se comentará.
Mens sana in corpore sano
Los alimentos nutren el cuerpo, de igual modo que la literatura nutre la mente; y esta no es una cuestión de poca importancia. Para empezar, se podría recordar la conocida expresión en latín clásico “mens sana in corpore sano”, que podría traducirse como “una mente sana (se encuentra) en un cuerpo sano”. Extraída de uno de los poemas satíricos del autor romano Juvenal (siglo I d.C.), expresa la aspiración de un espíritu equilibrado en un cuerpo equilibrado.
Alimentación y salud
La relación entre la alimentación y la salud es bastante destacable. Una buena alimentación resulta primordial para poder gozar de una buena salud; pero en sentido inverso resulta aún más evidente la afirmación, porque una buena salud es muy difícil de alcanzar sin una buena alimentación.
Cuerpo y mente
Por su parte, el cuerpo y la mente están fuertemente ligados. Si el cuerpo está bien nutrido, esto puede repercutir de forma satisfactoria en una mente bien nutrida. Y a la inversa, si se posee una mente bien reforzada, puede resultar más fácil alcanzar un cuerpo vigoroso. Si uno de los elementos no se encuentra conectado de forma adecuada con el otro, la persona no podrá gozar de un completo equilibrio. Por ejemplo, con una buena alimentación puede conseguirse un cuerpo fuerte; pero si la mente no está bien alimentada, se tratará de un cuerpo no totalmente equilibrado. En cambio, si le añadimos una mente fortalecida, por ejemplo, con la literatura, entonces sí podrá estar bien equilibrado.
Existe una afirmación que viene a decir que no solo de comer viven los seres humanos. Aunque se trata de una de las necesidades básicas esenciales (comida y bebida), una vez alcanzada los seres humanos necesitan otras aportaciones. Y una de las importantes es mantener bien “alimentada” la mente. Porque si comemos bien, pero no nos cultivamos (cada persona en la medida de sus posibilidades) será difícil llevar una existencia plena. Entonces, es cuando entra en escena la necesidad de cultura, una de cuyas máximas exponentes es la literatura.
Alimentación y literatura
Aunque la alimentación y la literatura poseen características propias diferenciadoras, permiten numerosas analogías, dado que los mundos de la alimentación y de la literatura están ligados de numerosas y variadas formas.
Así como no solemos comer siempre los mismos alimentos, sino que a muchas personas nos gusta la variedad, también podemos ir leyendo obras de diferentes temáticas. Cabe decir que todo el mundo es libre de leer siempre, si así lo desea, libros de una misma temática; porque también hay personas que casi siempre comerían una determinada clase de alimentos.
Existen libros de muchos y variados contenidos, así como existen muchos y variados alimentos; por eso se podría decir que los libros de temáticas variadas que leemos son como las comidas variadas que comemos.
Los libros educativos, por ejemplo, podríamos asimilarlos a las hortalizas y verduras. Quizás no siempre apetecen, tal vez no gustan a algunas personas, pero son recomendables e, incluso, necesarias. Una situación habitual es el de aquellas personas que de jóvenes no había forma de que comieran algún alimento, por ejemplo, las acelgas (que son muy buenas para la salud, pero que no tienen muy buena fama); en cambio, de mayores las saborean con pasión, y sin la necesidad de que haya alguien que les recuerde sus beneficios ni la larga lista de propiedades. En el campo de la literatura, se asimilaría a los casos de personas que de jóvenes nunca leen un determinado género literario, por ejemplo, poesía, y que unos años más tarde disfrutan mucho con las obras de Antonio Machado o Pablo Neruda.
Existen alimentos difíciles de digerir si no los masticamos de forma adecuada, así como existen libros densos que se deben leer con cierta concentración y con la mente abierta.
También podría comentarse la importancia de la dosis o ración. A veces, no tenemos mucha hambre y con una ración pequeña tenemos suficiente; pero en otras ocasiones nos apetece un buen plato, aunque tal vez no comamos nada más en aquella comida. Asimismo, a veces solo queremos leer durante un rato (quizás antes de dormirnos, hasta que nos demos cuenta de que el sueño nos está invadiendo). Pero hay ocasiones, quizás una tarde lluviosa en la que no tenemos ninguna obligación, que lo que más nos apetece es coger un libro y dejar que las horas vayan pasando en buena compañía. Del mismo modo, hay quien prefiere leer libros no demasiado voluminosos (quizás porque no le gusta dejar las cosas a medias). En cambio, hay personas que disfrutan mucho cuando tienen en sus manos una novela de quinientas páginas, tal vez porque saben que les proporcionará más días de placer.
Algunas obras están dirigidas a un público infantil o juvenil, de igual modo que algunos alimentos pueden estar, en principio, destinados a ser consumidos por personas jóvenes. Pero esto no quiere decir que aquellas comidas no las pueda deglutir una persona adulta, ni que aquellas obras literarias no puedan ser leídas por personas de cierta edad.
Algunas personas pueden llegar a aburrir un determinado alimento, quizás porque tuvieron una mala experiencia en el pasado; por ejemplo, alguien que nunca coma pollo porque de pequeño le picó uno. La casuística sería diversa. De igual modo, puede suceder que una persona no lea a algún autor o autora porque la única obra que leyó no le gustó. En estos casos, quién sabe si no valdría la pena volver a probar ese alimento o volver a leer a aquel autor o a aquella autora. Al menos, suele decirse que todo el mundo merece una segunda oportunidad.
Comer más rápido o más despacio es una cuestión de hábitos; como leer lentamente o más velozmente. Las personas expertas recomiendan tomarse el tiempo necesario para poder comer de manera sosegada, masticando los alimentos las veces que haga falta. Respecto a la literatura, puede depender de la clase de lectura, aunque la calma acostumbra a ser buena aliada.
Casi todo lo que rodea a la acción de comer, como lo que rodea a la acción de leer, puede ser comparado. Hay quien es capaz de comer cualquier alimento en cualquier sitio, pero hay quien no come a gusto si no es con la mesa puesta, sentado y con tranquilidad. Con la lectura sucede lo mismo. Hay quien tiene la capacidad de abstraerse del ruido de un recinto lleno de personas y zambullirse durante unos pocos minutos en un libro, como si no hubiera nadie a su alrededor; pero hay personas que para leer necesitan estar completamente solas, sentadas en un confortable sillón y casi seguras de que nadie les molestará durante un buen rato.
No es recomendable abusar de algunas comidas, como aquellas que contienen muchas grasas o mucho azúcar, dado que podrían resultar nocivos para la salud. Pero ¿existen algunas temáticas literarias que sería aconsejable no leer con asiduidad? Como en otras muchas cuestiones, el sentido común puede ayudarnos a resolver esta y otras dudas. Pero, si no tenemos suficiente con el sentido común, podemos preguntar a las personas expertas en la materia.
Alimentación e Identidad Cultural
La comida viaja a través de culturas quizás con más frecuencia y con más facilidad que cualquier otra tradición. A veces la comida lleva consigo prácticas culinarias relacionadas (como el uso de palillos), y a veces los alimentos se mezclan con las tradiciones culinarias existentes para formar nuevas cocinas sincréticas (como la comida Tex-Mex, que evolucionó a partir de una combinación de tradiciones gastronómicas mexicanas y del suroeste de Estados Unidos). Al igual que la cultura misma, los alimentos se comparten dentro y se mueven entre comunidades, adaptándose a circunstancias y entornos cambiantes. Si bien es adaptable, la comida también está estrechamente ligada a las identidades culturales de las personas, o a las formas en que se definen y se distinguen de otros grupos de personas. Como parte de estas identidades culturales, el término cocina se utiliza para referirse a tradiciones culturales específicas de cocinar, preparar y consumir alimentos. Si bien las zonas urbanas tienden a cambiar y adaptar la cocina con más frecuencia que las rurales, aquellos aspectos de la cocina más estrechamente vinculados a la identidad tienden a cambiar lentamente en todos los entornos.
En su investigación sobre la comida y la identidad japonesas, la antropóloga cultural y erudita japonesa Emiko Ohnuki-Tierney (1993, 1995) explora la construcción sociocultural del arroz como metáfora dominante para el pueblo japonés. Usando evidencia de decretos oficiales, documentos tributarios, mitos, rituales, grabados en madera y poesía, Ohnuki-Tierney traza la larga historia del cultivo del arroz en Japón. Introducida desde China, la agricultura arrocera comenzó durante el periodo Yamato (250—710 d.C.). Si bien los chinos preferían el arroz de grano largo, los japoneses cultivaban arroz de grano corto, que consideraban la única forma pura de arroz. Durante este período, una serie de mitos que conectan el arroz de grano corto con las deidades japonesas surgieron en cuentos populares y documentos históricos, evidencia de los esfuerzos japoneses por distinguirse de los chinos, quienes también confiaban en el arroz como una importante fuente de calorías. A lo largo de los años, el arroz se convirtió en un cultivo básico que los terratenientes japoneses utilizaron como forma de pago de impuestos, lo que indica fuertes conexiones entre la tierra japonesa, el arroz japonés de grano corto y la élite terrateniente japonesa. A principios del período moderno (1603—1868), a medida que Japón se volvía cada vez más urbano y finalmente se industrializó, la vida agrícola disminuyó. La gente se movía de la tierra a las ciudades, y el arroz comenzó a adquirir nuevos significados. Sintomático de una identidad cultural fuertemente arraigada en la historia nacional, el arroz se convirtió en un símbolo cada vez más sagrado de la identidad japonesa, una memoria cultural con una larga historia que consistentemente vinculaba ser japonés a comer arroz japonés doméstico. A medida que Japón se abrió a las interacciones con las naciones occidentales, los japoneses continuaron usando el arroz como metáfora de la identidad nacional: mientras que los japoneses se referían a sí mismos como “devoradores de arroz”, se referían a los pueblos occidentales como “carnívoros”.
Durante años, Japón ha tenido la prohibición de importar cualquier arroz cultivado en el extranjero, incluso el arroz de exportación de California, que es principalmente la variedad japonesa de grano corto y está disponible a un precio significativamente menor. En 1993, Japón sufrió una temporada de crecimiento que fue más fría y húmeda de lo normal y tuvo una cosecha de arroz de baja producción. Los exportadores estadounidenses de arroz pudieron negociar un acuerdo comercial que permitía algunas exportaciones limitadas de arroz a Japón. Sin embargo, la mayor parte de este arroz permaneció en almacenes, intactos. Los japoneses se quejaron de que estaba lleno de impurezas y no sabía bien. Hoy en día, en promedio, los japoneses consumen solo alrededor de 160 gramos de arroz al día, la mitad de lo que consumieron hace 40 años (Coleman 2017). Sin embargo, su conexión cultural y simbólica con el arroz japonés doméstico sigue siendo fuerte. El arroz japonés de grano corto todavía se conoce como shushoku, “el plato principal” (Ohnuki-Tierney 1993, 16) —la pieza central simbólica, aunque ahora es más frecuentemente una guarnición pequeña en una cocina más diversa. Ohnuki-Tierney señala que el arroz juega un papel particularmente importante en el sentido de comunidad japonés:
No solo durante las ocasiones rituales, sino también en el día a día de los japoneses, el arroz y los productos arrozales juegan un papel crucial en las actividades comensales. El arroz blanco cocido se ofrece diariamente a la alcoba ancestral familiar. Además, el arroz es el único alimento compartido en las comidas, servido por la jefa de familia, mientras que otros platillos se colocan en recipientes individuales. El arroz significa “nosotros”, es decir, cualquiera que sea el grupo social al que pertenezca, como en una expresión común, “comer de la misma sartén para cocinar arroz”, lo que connota un fuerte sentido de compañerismo que surge de compartir comidas. (1995, 229)
Aunque el significado del arroz ha cambiado durante diferentes períodos históricos, desde una comparación entre el arroz japonés de grano corto y el chino de grano largo a una forma de distinguir a los japoneses que comen arroz de los occidentales carnívoros, luego a una medida de la calidad de lo que se cultiva en japonés versus menos deseable arroz importado: los japoneses continúan manteniendo una identidad cultural estrechamente relacionada con el arroz. Ser japonés significa comer arroz japonés todavía hoy en día.
La relación entre la comida y la identidad cultural es fácilmente evidente en las sociedades occidentales. La mayoría de las tiendas de comestibles tienen pasillos que contienen productos etiquetados como “alimentos internacionales” o “alimentos étnicos”, y las grandes áreas urbanas a menudo incluyen vecindarios con un conglomerado de restaurantes que sirven diversas cocinas. En Washington, DC, el barrio de Adams Morgan es famoso por sus restaurantes étnicos. Caminando por la calle, uno podría oler el delicioso aroma de injera, un pan plano agrio fermentado de Etiopía, o bún bò hu? , sopa de carne picante de limoncillo de Vietnam. Piensa en tu propio pueblo y en las zonas urbanas cercanas. ¿A dónde vas para probar nuevos alimentos y platillos de otras culturas?
La alternativa de Ferran Adrià a la harina y huevo para que los empanados queden muy crujientes.
El empanado o rebozado de un alimento es un proceso de una sencillez casi cómica, pero que, de una manera u otra, siempre acaba por complicarse. Es por eso que muchos cocineros han dedicado su tiempo a explicar en televisión, periódico, libro e incluso por la radio o en lecciones grabadas (pódcast o redes sociales), cómo hacerlo en casa y que nos quede bien.
Uno de estos cocineros, y quizás al que más caso deberíamos hacer, es Ferran Adrià. Considerado uno de los mejores cocineros y chefs del mundo y de la historia, el cocinero catalán es el personaje que más ha influido en la gastronomía a partir de la llamada cocina de deconstrucción, un estilo de cocinar que analiza los alimentos e ingredientes y explora las propiedades físicas y químicas de estos para obtener resultados innovadores y sorprendentes.
Secretos al descubierto
El empanado consiste en crear capas de huevo y elementos secos como harina, pan rallado o incluso ‘panko’, el pan rallado estilo japonés. Estas capas, alternando las capas húmedas con las secas, envuelven el alimento que queremos empanar y, al freír nuestra elaboración, se obtiene un exterior crujiente y un interior con todos los jugos del alimento encapsulados.
El truco definitivo de Ferran Adrià
El truco que el famoso cocinero usa para hacer unas cigalas ‘a la mexicana’, pero que puede usarse como un rebozado normal, consiste en triturar unos nachos y añadirlos a la mezcla de ingredientes secos para rebozar.
Con una batidora se trituran los nachos, removiéndolos de vez en cuando para obtener la misma textura en toda la mezcla, que van a quedar como una especie de pan rallado, pero con la diferencia que nuestro empanado va a ser más crujiente, y vamos a tener un abanico de sabores un poco más amplio.
Las 5 claves de la nutricionista Sandra Moñino para combatir la inflamación
Una dieta sana, hábitos saludables y una buena gestión del estrés y las emocionesson claves para combatir la inflamación y recuperar la salud. De este modo lo asegura la dietista y nutricionista Sandra Moñino, cuyo libro ‘Adiós a la inflamación’ ha conseguido desde el mismo mes de su publicación ser número uno en Amazon y el libro más vendido de todo el mercado durante varías semanas.
La clave del éxito reside fundamentalmente en la inflamación, esto es, un condicionante importante en nuestras vidas y del que muchas veces no somos del todo conscientes. Síntomas como el dolor de cabeza, problemas en la piel, vientre hinchado, gases molestos, mal humor o cansancio podrían estar detrás de una inflamación crónica.
«Todo este tipo de síntomas son señales que nuestro organismo nos envía para decirnos que algo está ocurriendo y que tenemos que ponerle solución», expone Moñino. No obstante, es importante tener en cuenta -aclara la experta- que «la inflamación crónica no significa que sea para toda la vida sino, que se puede revertir mediante una alimentación antiinflamatoria y con hábitos de vida saludable».
Según explica la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), la inflamación es un mecanismo biológico clave en los seres vivos que utilizamos para defendernos de las agresiones. Si no existiera la inflamación, el cuerpo quedaría indefenso frente a la enfermedad. Es, por tanto, un proceso deseable y beneficioso en el que intervienen múltiples mecanismos.
Por ello, el problema sería cuando esa inflamación dura más tiempo del deseado y empezamos a notar síntomas que hemos descrito antes. La inflamación crónica, expone la SEEN, puede estar presente en enfermedades tan frecuentes como la diabetes, la obesidad, la demencia, las enfermedades cardiovasculares o el cáncer.
Así y para combatir dicha inflamación, existen diversas estrategias que ayuden a nuestro organismo a moderar y a eliminar esa respuesta inflamatoria. Algunos de hábitos de vida más importantes son: eitar el sobrepeso, eliminar el alcohol y el tabaco. Además, es importante como estrategia de tratamiento, llevar a cabo una alimentación antiinflamatoria.
El chef Juan Llorca y la dietista Melisa Gómez rompen mitos sobre el ‘Baby Led Weaning’ en su nuevo libro
El ‘youtuber’ y la nutricionista publican ‘Con dos dientes y a bocados’, el segundo título con el que quieren ayudar a los padres que apuestan por practicar la alimentación autorregulada por los bebés.
El método baby-led weaning (BLW), alimentación sólida autorregulada por el bebé a partir de los seis meses, se ha popularizado en España en parte gracias al trabajo del chef Juan Llorca, responsable de alimentación de Valencia Montessori School, CEO del restaurante Disidente (Valencia) y youtuber, y de la dietista y especialista en nutrición pediátrica Melisa Gómez, conocida como Nutrikids en redes sociales. (solo en su Instagram acumula más de 120.000 seguidores). Y esto sucedió cuando ambos publicaron, ya en 2018, Sin dientes y a bocados: El libro imprescindible de iniciación al baby led weaning (Vergara), un éxito que conquistó a más de 70.000 lectores.
Esta alternativa nutricional, que dice adiós a las papillas y apuesta por la introducción de los alimentos a trozos, genera tanto entusiasmo como controversia: mientras algunos profesionales lo consideran revolucionario, otros lo perciben como un riesgo innecesario para el pequeño. Surgen así varios interrogantes: ¿Es realmente seguro que los bebés comiencen a comer sólido sin pasar por los triturados? ¿Qué evidencias existen sobre los beneficios y posibles riesgos? Ahora ambos autores llegan con la segunda parte de su libro, titulada Con dos dientes y a bocados (Vergara), en la que no solo responden a estas preguntas, sino que también enriquecen el debate, ofreciendo una obra que se presenta como una guía con información nutricional actualizada y con 50 nuevas recetas para niños de más de seis meses. El nuevo libro de estos dos profesionales se presenta como una herramienta práctica y emocional para las familias. Gómez lo describe como “la guía esencial que te acompañará de los 6 a los 12 meses para descubrir el amor por la comida junto a tus hijos”. Mientras, Llorca lo define así: “Cada bocado que dé tu bebé será el comienzo de una bonita amistad con la comida”.
“Aunque cada vez se sabe más sobre el BLW, sigue siendo algo confuso porque todavía existen demasiados mitos en torno a esta filosofía”, explica Gómez, también miembro del Colegio de Dietistas y Nutricionistas de la Comunidad Valenciana y de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición. “Muchos médicos aún no lo recomiendan”, prosigue, “dicen que es peligroso, pero por suerte cada vez existen más estudios científicos que lo avalan, como el de la revista científica Enfermería Clínica, publicado en 2022, denominado Alimentación infantil. Evidencias para el baby-led weaning, que revela que tanto profesionales de la salud como los padres lo ven como una alternativa segura que promueve el desarrollo del bebé”. El debate entre el enfoque tradicional y el BLW no solo divide a los padres, sino también a la comunidad científica. Una revisión publicada en la Revista de Pediatría de Atención Primaria, titulada Baby-Led Weaning, ¿seguro y eficaz? (diciembre de 2021), advertía sobre el mayor riesgo de atragantamiento y deficiencias nutricionales, como hierro y zinc, debido a una ingesta insuficiente. Asimismo, la Asociación Española de Pediatría ha elaborado Una guía para padres sobre alimentación complementaria (2019), en la que destaca la necesidad de supervisión y precaución al implementar este método, enfatizando la importancia de garantizar una ingesta nutricional adecuada y minimizar los riesgos de atragantamiento.
“El miedo a no hacerlo correctamente y el hecho de que los médicos y sanitarios no se animen a difundirlo hace que muchos progenitores no estén dispuestos a intentarlo por temor a lo que pueda ocurrir”, agrega Llorca. “A lo largo de estos años hemos aprendido a aconsejar y a guiar sin imponer, trazando líneas menos rígidas”, señala por su parte Gómez. También se han inspirado en los consejos, dudas y temores que les han trasladado algunos de sus lectores. ”Muchos padres nos decían: ‘Nos gusta mucho lo que hacéis, pero no nos atrevemos. Esa es la razón por la que hemos incorporado, en esta nueva guía, cómo afrontar la posibilidad de hacer un proceso mixto para quienes no se atreven”, continúa Llorca.
Uno de los temores más comunes entre los padres interesados en esta alternativa es el miedo a que sus hijos se atraganten con los alimentos sólidos. Según Gómez, este es uno de los principales motivos de consulta: “Es normal asustarse, pero es importante recordar que los bebés tienen una capacidad innata para autorregularse si se les da la oportunidad”. Llorca añade que muchas de las dudas también giran en torno a cuestiones prácticas, como la preparación de los alimentos: “Recibimos preguntas del tipo: ¿Se pueden congelar las recetas? O ¿Cuánto tiempo deben estar en la nevera?”. Entre las recetas más destacadas de la nueva guía, Gómez menciona con entusiasmo una: “La primera pizza adaptada para niños desde los seis meses es una de mis favoritas, porque transforma algo tan cotidiano en una opción saludable y adecuada para los más pequeños”. El chef subraya que el libro también incluye recetas prácticas, como un fiambre de cerdo casero que puede reemplazar a productos procesados como el jamón de York.
Gómez explica que otro de los clásicos problemas para las familias es determinar cuánta comida deben ofrecer a sus hijos, por lo que subraya la importancia de “aprender a confiar en el apetito del niño”. Además, concluye: “Este método no solo es saludable desde el punto de vista nutricional, sino que fomenta la autonomía de los pequeños y evita la sobrealimentación”. Según Gómez, los niños logran comer “a su propio ritmo y se vuelven más aventureros al probar más cosas”.
Para Llorca, los beneficios del BLW son innegables, y está convencido de que a la mayoría de los padres les gustaría que sus hijos comieran sólidos sin pasar por las papillas o los triturados, ya que “la transición es más respetuosa y bonita”. Sin embargo, señala que el miedo a no saber cómo llevarlo a cabo es lo que frena a muchos. Entre los errores más comunes, destaca que los padres consideran que deben ser demasiado estrictos y lanza un mensaje claro: “La flexibilidad es clave en este proceso”.
Tras seis años dedicados a divulgar sobre nutrición infantil y el método BLW, ambos insisten en que este enfoque es mucho más que una tendencia pasajera. “No somos una moda; somos una alternativa”, aclara Gómez, quien subraya que esta filosofía permite a los niños desarrollar un paladar rico en sabores y texturas desde pequeños. Por su parte, Llorca se siente orgulloso de que tantas familias hayan descubierto una forma más natural y respetuosa de introducir alimentos sólidos.
Los libros gastronómicos más esperados para comerse otoño: desde lo nuevo de Berasategui a José Andrés y María Lo
«Sigue siendo lunes, como ayer», decía José Arcadio Buendía en Cien años de soledad, la gran obra de Gabriel García Márquez. «Mira el cielo, mira las paredes, mira las begonias. También hoy es lunes«, insistía, ofuscado, el fundador de Macondo. Así sentirán algunos el reciente regreso a la rutina que conlleva el fin de agosto y de las vacaciones: un lunes constante que no termina nunca. ¡Oh!
Antes de que empiece a sonar en bucle aquello de Despiértame cuando termine septiembre que cantaba Green Day, os traemos seis interesantes libros gastronómicos que saldrán a la venta en las próximas semanas y que esperemos que ayuden a aliviar un poco la irremediable y desapasionada ‘vuelta al cole’.
1. Las recetas de World Central Kitchen, de José Andrés.
El chef José Andrés lanzará el próximo 27 de noviembre las recetas de su organización humanitaria, World Central Kitchen (la cual fue atacada a principios de este año en Gaza). Todos los platos que reúne este libro son obra de cocineros de diferentes partes del mundo, activistas comunitarios, antiguos miembros del equipo de la ONG, e incluso de una primera dama y una duquesa.
2. Cocina y vencerás, de Martín Berasategui y David de Jorge
Tras el gran éxito de Pan comido (Debate, 2021) y Cocina sin vergüenza (Debate, 2020), vuelven Martín Berasategui y David de Jorge con nuevas y sabrosas recetas al alcance de todos. Cocina y vencerás recopila platos riquísimos, sencillos y populares con el tono humorístico que caracteriza a uno de los mejores dúos culinarios de nuestro país. Estará disponible el 14 de noviembre.
3. Cocina de aquí para gente de hoy, de Mikel López Iturriaga
El conocido periodista y crítico gastronómico Mikel López Iturriaga saca nuevo libro después de casi diez años desde su última publicación, Las 202 mejores recetas de El Comidista. «Aunque no puedo contar mucho, avanzo que lleva fantásticas recetas regionales poco conocidas fuera de su zona, y otras más modernillas; lleva textos largos de temas comidísticos varios; lleva fotones y lleva ilustraciones», ha contado Iturriaga en sus redes sociales. A la venta el 17 de octubre.
4. Comer hasta la extinción, de Dan Saladino
«De las 6000 especies vegetales que han alimentado al ser humano a lo largo de su historia, hoy se conocen apenas 9, de las cuales tan solo 3 (el arroz, el trigo y el maíz) le aportan el 50 % de las calorías que necesita»; con esta frase el periodista y escritor británico Dan Saladino inicia un ensayo gastronómico en el que analiza cómo la globalización está afectando al presente y al futuro de nuestra alimentación.
5. Pan.Delirio., de Javier Cocheteux (padre e hijo)
Pan.Delirio. es el obrador madrileño de moda. En sólo seis años, el proyecto de los Cocheteux (padre e hijo) ha crecido hasta dar trabajo a 80 personas y ha logrado importantes premios de gastronomía, como la Miga de Oro al Mejor Pan de Madrid en 2023 o el Premio al Mejor Roscón de la capital en 2020. Así pues, su primer libro (a la venta el 2 de octubre) aúna sus recetas dulces más famosas, como las torrijas, la tarta de queso, los helados, los cucuruchos y, por supuesto, su icónico roscón de Reyes.
Extraordinarias historias familiares de la gastronomía española llegan a las librerías
Hay libros que nos descubren la vida de algunos de los mejores panaderos, restauradores y marineros de nuestro país. Y en ellos, a veces, la realidad supera a la ficción.
Hay un momento, en la historia de una familia, en el que surge la necesidad de la permanencia del recuerdo. Contar una vida y dejarla impresa, para que las futuras generaciones no olviden quiénes son y de dónde vienen; o, simplemente, para dejar constancia de lo vivido.
Eso es lo que narra el recientemente publicado Agallas. Pescaderías Coruñesas (Planeta Gastro). Hay dos lecturas en este libro: la que parte del desconocimiento total de sus protagonistas y la que incrementa el conocimiento de la familia García, más conocida por ser los propietarios de Pescaderías Coruñesas, en Madrid. Si se lee desde el desconocimiento, el prólogo del periodista y Premio Nacional de Gastronomía, Luis Cepeda, es el mejor relato para adentrarte en la saga García, de profesión marineros, más concretamente, anguleros. El libro es un emotivo ejemplar que en una primera lectura te lleva a ese eslogan de “cuando se quiere, se puede” o al de “con esfuerzo y pasión, se consigue”. “En 1956, Evaristo recibió de su padre, Norberto García, el legado de Pescaderías Coruñesas. Desde entonces, su propósito fue convertir el establecimiento en ‘el mejor puerto de mar de España”, escribe Cepeda en el prólogo. ¿Lo ha conseguido? Habrá que seguir leyendo el libro para descubrir la historia de cuatro generaciones que han sido capaces de traer el mar a la capital. Ojo, el ejemplar es para tomárselo a pequeñas dosis porque las fotografías de Javier Peñas son dignas de exposición y, por lo tanto, de disfrutar de ellas con la calma que requieren.
En el también nuevo Pan.Delirio (Planeta Gastro), un padre y un hijo, ambos llamados Javier Cocheteux, narran su historia familiar y el origen de uno de los obradores más afamados de Madrid. “Todo comenzó con un roscón de reyes”, escriben sus autores, y con razón este libro está dedicado a Gaspar, Melchor, Baltasar y la ilusión que nunca se pierde. “Cada Navidad, mi padre, con especial orgullo, nos daba la noticia de que iba a hacer roscón. Nosotros le veíamos cómo sacaba una cantidad enorme de ingredientes, los mezclaba, se pringaba las manos amasando, le da forma de rosca y nos pedía que no abriéramos ninguna ventana para que no entrara el frío”, —escribe Javier Cocheteux, hijo. Años más tarde, en 2017, abrieron su primer obrador y la primera receta que hicieron fue roscón. En 2018, reciben la Estrella Dir como una a de las 80 Mejores Panaderías de España y en 2019, el primer premio al Mejor Roscón Artesano de Madrid. Desde entonces hasta hoy, su historia es tal y como anuncia su obrador y su libro, un delirio. Este ejemplar está bellamente editado, con unas excepcionales fotografías de Matías Pérez Llera, abiertamente espontáneo en su narración y generoso en sus recetas. Sí, aquí encuentras la famosa receta del roscón, pero también el helado de roscón, el tiramisú con base de roscón y muchos otros vicios de pan y bollería.
Cocinología: La ciencia de cocinar
Las principales técnicas de cocina, trucos y preparaciones explicados gracias a la ciencia.
Descubre con Cocinología los conceptos fundamentales de la cocina revelados junto con prácticos consejos y técnicas paso a paso, que harán de tu cocina un auténtico laboratorio. Encuentra las respuestas a las preguntas que hasta ahora no tenían solución con capítulos dedicados a los principales alimentos y preparaciones: carnes, aves, pescados, legumbres y cereales o vegetales entre otros.
¿Cómo conseguir el punto perfecto en un filete? ¿Hay que dejar la piel cuando se cocina pescado? ¿Cuál es el secreto para que un suflé salga perfecto? Encontrarás respuestas a estas preguntas y muchas más en este libro que explica la ciencia que se esconde tras la cocina.
Con un inspirador prólogo del autor Dr. Stuart Farrimond, esta lectura será un descubrimiento para todo aquel que, como él, sienta que cocinar para los demás da más felicidad que el placer mismo de comer: Mi objetivo, lector, es acompañarte para que descubras la ciencia de los alimentos y la cocina y dejes hervir toda tu creatividad.
Cocinología, la ciencia en el paladar
Adéntrate con Cocinología al maravilloso mundo del arte de cocinar. Aprenderás técnicas y procesos que acompañan a la cocina de los chefs más reconocidos.
Este libro de alimentos y preparaciones da respuesta a más de 160 enigmas culinarios basándose en los estudios más recientes para aportar soluciones prácticas. Demuestra que la ciencia puede ser un vehículo para apreciar mejor las maravillas que probamos a diario en la cocina.
Además, conocerás la cocina desde un microscopio, y verás de qué forma una pizca de química puede hacer que un filete sea una auténtica delicia. Con impactantes imágenes y diagramas, este libro de cocina en español muestra procesos y técnicas de cocción, trabaja con los ingredientes básicos y nos orienta para que equipemos mejor nuestra cocina. Todo ello, en un lenguaje informal y sin apenas tecnicismos.
Encuentra las respuestas a las preguntas a través de los siguientes capítulos:
– Gusto y sabor
– Básicos de la cocina
– Carne y aves
– Pescado y marisco
– Huevos y lácteos
– Arroz, cereales y pasta
– Fruta, verdura, frutos secos y semillas
– Hierbas aromáticas, especias y aceites
– Horneados y dulces
Cocinología: la ciencia de cocinar, pertenece a la colección de Cocina de la editorial DK. Esta serie contiene fotos, explicaciones y recetas que harán la boca agua a cualquier lector ya sea un aficionado a la cocina o un gran chef, gracias a las fotos capturadas de las diferentes texturas y colores de los distintos alimentos y platos.
Comida y Literatura en la Cultura Española
La literatura y la gastronomía, dos artes que parecen tan distintos, se entrelazan de manera sorprendente en la cultura española. A lo largo de los siglos, los escritores han tejido una red de sabores, aromas y texturas que enriquecen sus obras y nos transportan a mundos, donde los platos son más que simples alimentos. En este artículo, exploraremos la relación entre la comida y la literatura, destacando las citas literarias que celebran la riqueza culinaria de España.
Desde los orígenes de la literatura, la comida ha sido un recurso importante para los autores. Tanto la muerte como el sexo son temas inmediatamente reconocibles por el lector, pero la comida a menudo pasa desapercibida, como un ingrediente menor en la trama. Sin embargo, cuando nos detenemos, descubrimos que las menciones gastronómicas no son casuales ni gratuitas.
Ahora, centrémonos en las delicias culinarias de España y las citas literarias que las celebran:
Si empezamos por el “Quijote”, Miguel de Cervantes nos narra la dieta habitual de Alonso Quijano. Al llegar al sábado, menciona duelos y quebrantos . Un plato manchego que se prepara con chorizo, jamón, tocino y huevos.
En “Fortunata y Jacinta” de Benito Pérez Galdós, el potaje de vigilia se convierte en un retrato de la sociedad madrileña del siglo XIX. El autor describe con detalle los ingredientes y la preparación, como si estuviéramos sentados en la mesa junto a los personajes. El cocido es más que una comida; es un símbolo de la tradición y la identidad.
En “La sombra del viento” de Carlos Ruiz Zafón, el protagonista disfruta de una paella en un restaurante junto al mar. Esta, con su arroz amarillo y sus mariscos, se convierte en un bálsamo para el alma. Zafón nos transporta a la Valencia soleada y nos hace sentir el crujir del arroz en cada bocado. La paella es un plato que une a las familias y a los amigos alrededor de la mesa, y su aroma nos envuelve como un abrazo cálido.
En “La casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca, las tapas se sirven en la casa de Bernarda como símbolo de la opresión y la represión. Cada bocado esconde secretos y deseos reprimidos. Las tapas son pequeñas porciones de libertad en un mundo cerrado y asfixiante. Lorca nos muestra cómo la comida puede ser una metáfora de la lucha por la emancipación y la búsqueda de la identidad.
Pero también hay otro lado de las tapas: el lado festivo y social. En las tabernas andaluzas, las tapas se comparten entre amigos y desconocidos. Son una excusa para reunirse, charlar y celebrar la vida. Las son pequeños tesoros que nos unen y nos recuerdan que la comida es más que nutrición; es compañía, es arte y es historia.
La literatura y la comida se sientan juntas en la mesa de la creatividad. Las palabras se mezclan con los sabores, y los platos se convierten en personajes. Así, la literatura se nutre de la comida, y la comida se enriquece con las palabras. literatura gastronomía
Cuando leemos sobre un plato, no solo imaginamos su sabor, sino también su contexto, su historia y su significado. La comida y la literatura se entrelazan como los hilos de un mantel bordado con historias. En cada bocado, encontramos una metáfora, una emoción y una conexión con el mundo que nos rodea.
Así que, querido lector, la próxima vez que te sientes a leer o a disfrutar de una buena comida, recuerda que ambos actos están entrelazados. Los libros nos alimentan el alma, y la comida nos alimenta el cuerpo. Celebremos esta deliciosa alianza y brindemos por la literatura, por la gastronomía y por la vida. ¡Salud!
Fuente: Comida y Literatura en la Cultura Española – MaríaconG
Una comida con los maestros de la literatura
Ladera Norte publica ‘Cocina de autor. Recetas para amantes de la lectura’, un libro que une las letras con la buena mesa.
Tal vez el secreto de una buena comida sea tan indescifrable como el de un buen libro: por mucho que un crítico reconozca los ingredientes y el autor explique su técnica, no se puede acceder del todo a la zona de obras, al toque personal intangible del creador. Cada plato es único, como cada obra literaria lo es a su vez; el fruto de un artista con sus influencias y sus intereses. También se digieren, libro y plato, de una forma particular según el lector-comensal. Ahí está la magia, la satisfacción en grado sumo; tal vez por eso literatura y comida maridan tan bien.
Luego está el hecho de que comer, además de una necesidad de subsistencia, es un rito social fundamental desde que el ser humano se estableció en comunidad. Y no son pocos los narradores que los han introducido en escenas clave de sus novelas, ni los poetas que se han delectado con la evocación de un manjar. ¿Cuántas familias se quiebran en torno a la mesa? ¿Cuántos detectives esclarecen un misterio tomando el aperitivo? Berta Vías Mahou y Antón Casariego Córdoba han indagado en el asunto para ofrecernos esta Cocina de autor. Recetas para amantes de la lectura (Ladera Norte, 2023), un libro hecho por y para amantes de la literatura y la buena mesa que es mucho más que una simple recopilación de recetas.
Para empezar, han seleccionado 52 platos principales, uno para cada semana del año, con el foco puesto en el equilibrio: dentro del canon occidental, han buscado la paridad de género, la diversidad de nacionalidades y de tipos de plato (carne, pescado, huevos y verduras), con los siglos XIX y XX como intervalo (con algunas excepciones más que entendibles, como los duelos y quebrantos de Cervantes). El trabajo no termina ahí: han adaptado las recetas a los medios actuales, españoles en concreto, tanto en lo relativo a los ingredientes como al menaje (sería un poco complicado preparar ballena a lo Moby Dick).
Para culminarlo, se han levantado del escritorio, se han enfundado el delantal y han cocinado ellos mismos las recetas, para luego transcribirlas con instrucciones sencillas. Las acompañan de fotos de sus propias elaboraciones, con un atrezo inspirado en cada obra. Cocina de autor es manual tan erudito como práctico por cuanto contextualiza cada plato con un breve texto y a continuación lo pone al alcance del lector. Y siempre con un toque de humor, claro, que sin una pizca de sal el manjar quedaría muy soso.
Llamarlo «manjar» tal vez sea pasarse de generoso; aquí hay comidas de rico y comidas de pobre, extravagancias en un rimbombante francés y legumbres castizas, que no todo va a ser El festín de Babette (aunque, por supuesto, las codornices en sarcófago de Isak Dinesen están ahí). En general, los autores se han decantado por platos que tienen relevancia en la obra literaria, con algunas excepciones, en las que el vínculo es más directo con el escritor (como la sureña Flannery O’Connor, parca en sus descripciones gastronómicas, pero de quien se conserva una carta de agradecimiento a las dueñas del restaurante que le prepararon la comida mientras estuvo convaleciente; le encantaban la ensalada de judías verdes y las gambas fritas, uno de los platos más fáciles del libro).
Platos y emociones
Con todo, el valor, más que en las recetas, reside en profundizar en la función narrativa de la comida, esto es, en poner de relieve el vínculo entre comida y literatura, comida y vida. Los platos aquí reunidos no son neutros; hay unas emociones asociadas a ellos por factores afectivos (y no son siempre como la inofensiva nostalgia de las magdalenas de la tante Léonie…). Al fin y al cabo, lo que conmueve de los Tomates verdes fritos no es su exquisitez, sino la bondad con la que la propietaria los sirve en abundancia al hambriento. Las truchas del norte de España que entusiasmaban a Ernest Hemingway reconectan al ser humano con la naturaleza, cuando encuentra el sosiego lejos del ruido. El conejo al horno de Carmen Laforet no evoca una Navidad de luces y guirlandas, sino aquel piso sombrío de la calle Aribau en la posguerra barcelonesa.
Mejor se come en las casas señoriales gallegas de las novelas de Emilia Pardo Bazán, aunque el cocido que nos proponen aquí es asequible para todos los bolsillos. Hay casos curiosos, como el de la sueca Selma Lagerlöf, primera mujer en recibir el Premio Nobel de Literatura: en la novela seleccionada, el bienestar de una relación se mide por la calidad de los platos que ella prepara para él; no hace falta expresar con palabras lo que se lee entre líneas ante la mesa. El toque de ternura lo pone el chupe de camarones de Mario Vargas Llosa, un plato típico de su Perú natal que, antes de formar parte de sus historias más célebres, fue para él un mal trago: de niño, se asustó ante el tamaño imponente de las pinzas de los crustáceos, tal y como contó en un artículo. Dicen los autores que «leer incita a leer más, y este libro debería servir para eso» (p. 14). Tienen razón: uno no solo desea volver a experimentar las sensaciones descritas en el texto, sino que, al tomar conciencia del potencial del alimento como ingrediente literario, comienza a prestar más atención a ello al leer.
Este libro sobresale por eso, por unir literatura y cocina, por ofrecer un recetario amplio, variado y accesible que refuerza más si cabe la relación del lector con sus vicios y estimula una lectura más atenta a las sutilezas. Así que quien quiera seducir a un lector empedernido, ya lo sabe: no tiene que impresionarlo por la biblioteca, basta con invitarlo a un festín literario. Y, de paso, regalarle el libro. La experiencia, eso sí, la tendrán que crear de cero entre los dos. Suerte. Y bon appétit.
https://theobjective.com/cultura/2024-08-05/una-comida-con-los-maestros-de-la-literatura