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Esto es lo que deberías comer y lo que no deberías probar si quieres llevar una dieta saludable, según un nuevo informe de la OMS
La Organización Mundial de la Salud aboga por comer de forma adecuada, equilibrada, moderada y diversa. Y alerta sobre la amenaza que suponen los alimentos ultraprocesados para nuestra salud.
Adecuada, equilibrada, moderada y diversa. Estas son las características que ha de reunir una dieta sana, según recogen la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en una nueva declaración hecha pública recientemente.
Con estas recomendaciones, la OMS pretende poner orden en el enmarañado panorama de la alimentación y lo hace partiendo de un argumento que todos deberíamos tener muy claro antes de lanzarnos a hacer experimentos extraños con la comida. «Una dieta saludable promueve la salud, el crecimiento y el desarrollo. Es el pilar de un estilo de vida activo, previene tanto las deficiencias como los excesos de nutrientes, las enfermedades transmisibles y no transmisibles, las patologías provocadas por los alimentos y, en resumidas cuentas, promueve, el bienestar».
Según la FAO y la OMS, «el protagonismo de las dietas en la promoción de la salud y la necesidad de profundizar en su interconexión con la protección del medioambiente es más evidente que nunca».
¿Carne, sí o no? ¿Son los hidratos de carbono tan ‘malos’ como los pintan? ¿Dejamos de beber leche de vaca? En un escenario plagado de dudas sin resolver, informaciones contradictorias, ‘bulos’ y opciones ‘milagrosas’ que, en realidad, son todo lo contrario, la organización internacional que vela por nuestra salud se pone seria y nos advierte de que, además de minarnos por dentro, «la falta de consenso sobre lo que constituye una dieta saludable puede socavar el progreso y la continuidad de los esfuerzos para lograrlo».
Para avanzar en el camino que nos conduce a alcanzar esa interconexión entre la protección de la salud y el cuidado del medioambiente, la OMS y la FAO han formulado los principios sobre los que se ha de asentar una dieta saludable, conforme a la literatura científica y el marco normativo establecido por ambas instituciones.
Así que, partiendo de la base de que existen múltiples alternativas que cumplen los requisitos necesarios para poder ser consideradas como opciones a tener en cuenta, detallan cómo ha de ser una dieta saludable.
En primer lugar, ha de ser adecuada. ¿Qué entiende la OMS como dieta adecuada? Una dieta adecuada es aquella que cubre, sin excederse, los requerimientos de nutrientes, específicos para la edad, género, tamaño y composición corporal, niveles de actividad física, estados fisiológicos (p. ej., embarazo) y condiciones de enfermedad de cada persona.
En este documento, se explica que el cuerpo es incapaz de sintetizar la mayoría de los nutrientes esenciales y, por tanto, debe obtenerlos de la dieta. ¿Cuáles son los nutrientes esenciales? Aminoácidos esenciales, ácidos grasos esenciales y la mayoría de las vitaminas y minerales.
Los nutrientes esenciales están involucrados en todas las funciones de nuestro organismo: el desarrollo del feto y del lactante; el crecimiento; y el funcionamiento de todos nuestros órganos y músculos a lo largo de la vida.
Una ingesta inadecuada de nutrientes esenciales puede provocar síndromes carenciales específicos (como el escorbuto, por deficiencia de vitamina C; el raquitismo, por falta de vitamina D; o el bocio, por carencia de yodo), muchos de los cuales son poco comunes en la actualidad.
Sin embargo, muchos otros siguen afectando, hoy en día, a una gran parte de la población, provocando problemas de crecimiento o en desarrollo del cerebro y fallos en el sistema inmunológico. La OMS y la FAO ponen el foco de atención en la importancia de satisfacer las necesidades de nutrientes de los niños de entre cero y 23 meses, debido a la fase de crecimiento y desarrollo en la que se encuentran.
El segundo requisito de una dieta saludable es que sea equilibrada en el aporte energético y en las fuentes de las que obtiene esa energía (grasas, carbohidratos y proteínas) para promover, de esta manera, un peso saludable, un crecimiento adecuado y una prevención de enfermedades.
Esas dosis de energía que debemos ingerir en forma de alimentos varían según la edad, el sexo y los niveles de actividad física y, obviamente, durante el embarazo y la lactancia.
Las dietas saludables requieren un equilibrio adecuado de las tres fuentes principales de energía: proteínas, grasas y carbohidratos, dependiendo de las necesidades individuales de cada persona.
Las proteínas, nos recuerdan, son los componentes básicos de gran parte de los elementos estructurales del organismo, como los músculos, y de moléculas funcionales, como las hormonas y las enzimas.
Para satisfacer las necesidades del organismo, entre el 10 y el 15% de las calorías consumidas al día deben proceder de las proteínas. Este porcentaje puede ser ligeramente superior durante la adolescencia y en el caso de atletas, culturistas y otras personas que trabajan activamente para aumentar o mantener una cantidad significativa de masa muscular.
Las proteínas pueden proceder de una mezcla de fuentes animales y vegetales y, en su elección, debe tenerse en cuenta la digestibilidad y la calidad, sobre todo, en la infancia y la adolescencia.
En el caso de los adultos, en algunos contextos, puede ser preferible cambiar a fuentes de proteínas vegetales para reducir el riesgo de enfermedades cardiometabólicas.
En este capítulo, OMS y FAO lanzan una advertencia sobre una ‘moda’ que puede resultar perjudicial para nuestra salud: consumir cantidades excesivas de proteínas puede suponer una carga metabólica para el organismo, especialmente, para los riñones.
La grasa también es un nutriente esencial para el correcto funcionamiento de las células del organismo y dos ácidos grasos -el ácido linoleico y el ácido -linolénico- sólo pueden obtenerse de la dieta. Por lo tanto, en los adultos, un mínimo del 15-30% de las calorías consumidas al día debe proceder de las grasas.
Pero no vale cualquier grasa. Su origen debe ser, principalmente, ácidos grasos insaturados (aceite de oliva, aguacate, frutos secos, pescados grasos…).
Una ingesta elevada de grasas puede conducir a una carga energética excesiva, por lo que limitar el consumo a a un 30% o menos puede ayudar a reducir el riesgo de un aumento de peso poco saludable. No obstante, este porcentaje puede excederse siempre que se mantenga el equilibrio energético y se cumplan también las recomendaciones sobre la calidad de las grasas.
¡Nada de eliminar los hidratos de carbono! OMS y FAO lo dejan bien claro: los hidratos de carbono son la principal fuente de energía del organismo.
La cantidad de hidratos de carbono en la dieta puede variar y su ingesta diaria debería cubrir el porcentaje restante tras tener en cuenta las proteínas y las grasas. Por lo tanto, la cantidad debe ser igual o inferior al 75% del total de calorías diarias, pero, generalmente, al menos, el 45%.
Ni pasta blanca, ni pizzas, ni dulces. Los hidratos de carbono deben proceder, principalmente, de cereales integrales, verduras, frutas y legumbres.
Los adultos deben procurar consumir, al menos, 400 gramos de frutas y verduras y 25 gramos o más de fibra alimentaria natural cada día.
Moderada. Esa sería la tercera característica clave de una dieta saludable. En este sentido, OMS y FAO recalcan que, aunque algunos nutrientes son esenciales, en cantidades más elevadas de lo recomendado, pueden provocar efectos negativos para la salud.
Por ejemplo, el sodio, que es un mineral esencial, pero en ingestas elevadas se asocia a un aumento de la presión arterial que puede provocar enfermedades cardiovasculares. Entonces, la ingesta de sodio debe limitarse a 2 gramos al día (correspondientes a 5 gramos de sal de mesa, es decir, cloruro sódico) en adultos y ha de ser proporcionalmente menor en niños y adolescentes.
Mantener el consumo de sodio dentro de este límite ayudaría a mantener la presión arterial sistólica y diastólica de adultos y niños en rangos saludables, con la consiguiente disminución del riesgo de ictus y eventos cardiovasculares y de la mortalidad relacionada.
La OMS y la FAO son tajantes sobre esos nutrientes no esenciales que se asocian a efectos negativos para la salud: deben consumirse con moderación o excluirse de la dieta.
¿Cuáles son esos nutrientes no esenciales que deben limitarse o eliminarse? Los azúcares libres no son nutrientes esenciales y su ingesta debe limitarse a menos del 10% (solo menos del 5% se asocia a beneficios adicionales para la salud).
La reducción del consumo de azúcares libres debe lograrse evitando también el uso de edulcorantes no azucarados, ya que las pruebas sugieren que no ayudan a controlar el peso a largo plazo ni a reducir el riesgo de ENT relacionadas con la dieta.
No más del 10% de la energía diaria debe proceder de grasas saturadas y no más del 1% de grasas trans (10). No deben utilizarse grasas trans producidas industrialmente (por ejemplo, aceites parcialmente hidrogenados), por lo que éstas han de proceder exclusivamente de carne y lácteos de rumiantes.
En este documento se hace hincapié en la importancia de evitar o moderar al máximo el consumo de alimentos que pueden tener efectos negativos para la salud, sobre todo, si se consumen en cantidades elevadas.
¿Cuáles son esos alimentos perjudiciales para la salud? Las grasas saturadas y los azúcares libres o los que contienen otros compuestos que pueden ser perjudiciales para la salud.
En este apartado, se incide en el asunto de las carnes rojas y procesadas y los alimentos muy procesados o ultraprocesados. La OMS y la FAO subrayan que, en los adultos, una ingesta elevada de carne roja se asocia a un mayor riesgo de padecer varias enfermedades y que las investigaciones recientes sugieren que el consumo de carne roja procesada, incluso a niveles bajos, puede tener consecuencias negativas para la salud.
Ambas organizaciones ponen el énfasis en que cada vez hay más pruebas de que el consumo de alimentos altamente procesados (tanto comidas como bebidas), etiquetados como ultraprocesados (UPF) por el sistema de clasificación NOVA, se asocia con efectos negativos para la salud como el riesgo de mortalidad prematura, cáncer, enfermedades cardiovasculares, sobrepeso, obesidad y diabetes de tipo 2, así como el deterioro de la salud mental, respiratoria y gastrointestinal.
Los ultraprocesados tienen un alto contenido en grasas, azúcar o edulcorantes artificiales, sodio o aditivos alimentarios, pero, además, su efecto negativo sobre la salud va mucho más allá ya que, para su elaboración, son sometidos a procesos de transformación que alteran la estructura de los ingredientes alimentarios originales mediante diversos procesos.
La OMS nos alerta sobre un dato muy preocupante: aún no se ha definido un nivel aceptable de consumo de ultraprocesados y es necesario seguir investigando para comprender las relaciones entre su ingesta y el desarrollo de enfermedades.
Por último, en cuarto lugar, OMS y FAO, apuntan la conveniencia de llevar una dieta variada, que, según la literatura científica, se asocia a una mayor probabilidad de satisfacer las necesidades de vitaminas y minerales de nuestro organismo (con la única excepción de los lactantes que, durante los primeros seis meses de vida, deberían nutrirse sólo de leche materna, si es posible).
Según se recoge en este informe, varios estudios han constatado tasas más bajas de mortalidad y de ENT relacionadas con la dieta entre los participantes con mayor diversidad de grupos de alimentos, mayor diversidad dentro de grupos de alimentos específicos (por ejemplo, frutas y verduras) y mayor diversidad de especies de patrones dietéticos completos.
Fuente:https://www.elmundo.es/vida-sana/bienestar/2024/10/31/6722073521efa054018b45ae.html
Electrolitos, un suplemento en auge: ¿bebida milagro o gasto innecesario?
La hidratación no es sólo beber agua. Un boom de marcas líquidas surgen para reponer los minerales, incluso entre quienes apenas sudan. Aquí sus ventajas y en qué fijarnos si optamos por envasadas.
Las búsquedas y visualizaciones en redes sociales se cuentan por miles. ‘Agua vs. electrolitos’ explicado por un triatleta en apenas segundos, una influencer en mallas contando cómo hacer una bebida deportiva en casa para recuperar, promociones de todo tipo de marcas emergentes de vistosos colores… Todos aparecen alabando los beneficios de estos aditivos minerales hidratantes. ¿Qué hay de cierto?
¿QUÉ SON LOS ELECTROLITOS?
Más allá de la típica gastroenteritis o un maratón, situaciones que nos deshidratan especialmente y cuando hemos echado mano de algún sobre en polvo, los electrolitos están presentes en nuestro cuerpo, en alimentos y bebidas. «Son minerales [sodio, potasio, calcio, magnesio, cloro, fosfato y bicarbonato] que, cuando se disuelven, como en la sangre o en el líquido dentro de nuestras células, se separan en partículas llamadas iones. Esa carga eléctrica desempeña un papel fundamental en funciones vitales del organismo: el equilibrio del pH, la contracción muscular, la regulación de la hidratación o la transmisión de impulsos nerviosos», afirma el nutricionista Juan Bola.
INTERÉS DEL MERCADO
Según Credence Research, la demanda mundial de agua saborizada y funcional se valoró en 50,3 mil millones de dólares [46,89 mil millones de euros] en 2022. Y se espera que se incremente un 12,20% hasta 2030. El crecimiento del mercado está ligado a la disminución de las ventas de bebidas carbonatadas con sabores artificiales, el aumento de las tasas de obesidad, el creciente envejecimiento de la población y los cambios en las preferencias de los consumidores, que cada vez se preocupan más por llevar un estilo de vida saludable. Pero, ¿ha cambiado algo en nuestra vida cotidiana que haga necesario todo esto?
LA POBREZA DEL SUELO
«Para nuestros ancestros estos electrolitos eran fáciles de conseguir con los alimentos y el agua pero en el mundo moderno tenemos algunos problemas», dice Bola, que justifica su argumentación en la pobreza y el desgaste de los suelos y el estrés hídrico. «No hay suficiente agua disponible para satisfacer las necesidades de 8.000 millones de personas, plantas y animales y, cosecha tras cosecha, el suelo no respira. Está vacío de nutrientes y repleto de químicos tóxicos, como fertilizantes o pesticidas inventados por el hombre. Es un hecho científico que, por tanto, no accedemos a los mismos minerales». ¿Debemos preocuparnos entonces, como lo hacen los atletas de resistencia sólo para llevar nuestras vidas diarias?
Fuentes: https://www.elmundo.es/vida-sana/bienestar/2024/11/11/672b98c8e4d4d8852b8b458c.html
Los precios de los alimentos repuntan un 1,4% en apenas un mes tras la subida del IVA pero el IPC sigue por debajo del 2%
La retirada parcial de la rebaja del IVA de los alimentos en octubre se tradujo en en los lineales de los supermercados en un notable encarecimiento de los productos básicos respecto a los niveles de septiembre, con unos precios de media un 1,4% más caros en alimentación. Pese al acelerón del último mes, el ritmo de subida anual se mantiene relativamente estable con un repunte de la inflación de apenas una décima en tasa interanual. Así se desprende de los datos definitivos del Índice de Precios de Consumo (IPC) publicados este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que confirma la subida de la tasa de inflación general al 1,8%, empujada principalmente por el encarecimiento de los carburantes, la luz y el gas.
El alza mensual en el precio de los alimentos registrado en octubre supone la subida más pronunciada entre dos meses consecutivos desde febrero del año pasado. Tras encadenar tres meses de ligeros descensos intermensuales de en torno a un 0,3%, los precios de los alimentos se encarecieron solo en octubre un 1,4% coincidiendo con la retirada parcial de la bonificación del IVA aplicada por el Gobierno para amortiguar el impacto de la inflación sobre el bolsillo de los consumidores. El día 1 de octubre, el gravamen del aceite de oliva, la leche, el pan, los huevos, el queso, la fruta, la verdura, las legumbres, los cereales y las harinas pasó del 0% al 2%, mientras que el tipo impositivo de la pasta y los aceites de semillas ascendió del 5% al 7,5%.
Tras estos cambios, los alimentos que más se encarecieron en el último mes fueron precisamente tanto las frutas como las legumbres y hortalizas frescas, cuyos precios subieron respectivamente un 7,8% y un 6,9% con respecto a septiembre. Entre los productos a los que se subió el IVA, la leche entera, el queso, los cereales de desayuno y el arroz se encarecieron un 1,6%. El precio de la leche desnatada subió un 1,4% y el de las harinas y el pan, un 1,2% y un 0,7% respectivamente. En cambio, el aceite de oliva apenas se pagó un 0,1% más caro, un alza que contrasta con el incremento del 2,5% registrado en el precio del resto de aceitescomestibles. Aparte de los productos afectados por el cambio impositivo, la carne de ovino, caprino y vacuno y el pescado fresco se encarecieron en torno a un 1,5%. En cambio, el marisco congelado se abarató un 0,4% y las patatas y el azúcar, un 2% y un 3,5% respectivamente.
A pesar de este esperado acelerón mensual en los precios, la retirada parcial del IVA no se ha traducido en una fuerte subida de la inflación de los alimentos en tasa interanual, que es el indicador que se observa para hacer un seguimiento de la evolución de estos productos. En concreto, la tasa de variación interanual del IPC de los alimentos se situó en el 1,9%y subió apenas una décima con respecto al 1,8% anotado en septiembre, su nivel más bajo desde octubre de 2021.
Aunque con un ligero repunte que interrumpe cinco meses de bajadas consecutivas, la inflación de los alimentos se mantiene en un nivel no visto en los últimos tres años. Juega a favor del escaso impacto que la subida del IVA ha tenido en términos interanuales el hecho de que en octubre del año pasado la tasa de variación cedió un punto desde el 10,5% hasta el 9,5%. El efecto escalón amortigua ahora el ascenso, aunque eso no quiere decir que los precios estén bajando, sino que suben más lentamente. «Apostamos por subidas de salario que contribuyan a reducir el porcentaje de ingresos destinado a servicios básicos y vivienda y puedan destinarse a, por ejemplo, alimentación y salud», ha reivindicado el secretario de Acción Sindical y Empleo de USO, Sara García.
En concreto, el producto de la cesta de la compra que más se ha encarecido en el último año es el chocolate, cuyo precio ha subido un 21,2%. Lo siguen los zumos de frutas y vegetales, la carne de ovino y caprino y el cacao en polvo, que son respectivamente un 14,8%, un 11,1% y un 10,1% más caros que hace un año. Estos productos han desbancado al aceite de oliva, que hasta hace poco lideraba el ranking de subidas. Desde octubre del año pasado el precio del oro líquido se ha encarecido un 4,2%,aunque acumula desde enero de 2021 una subida del 163%. Más pronunciada ha sido la subida en el último año sufrida por la patata. que se ha encarecido un 8,8%. El precio de las legumbres en conserva , el café, la carne de vacuno y el pescado fresco también ha subido más de un 4,5%, mientras que el azúcar, los aceites comestibles, la pizza y las frutas frescas se han abaratado entre un 4,4% y un 3,7%.
El CEMAS impulsa una nueva fase del proyecto MagNuS para evitar el desperdicio alimentario en el turismo de reuniones y mejorar la sostenibilidad
El Ayuntamiento de València, a través del CEMAS (Centro Mundial para la Alimentación Urbana Sostenible), ha impulsado una nueva fase del proyecto MagNuS, dirigido a evitar el desperdicio alimentario en el turismo de reuniones y mejorar la sostenibilidad. El concejal de Mejora Climática y Eficiencia Energética y presidente del CEMAS, Carlos Mundina, ha firmado esta mañana el contrato de colaboración del centro con el Palacio de Congresos, la Fundación Lluís Alcanyís (Universitat de València) y la empresa de restauración Gourmet Catering & Eventos
El acuerdo supone una nueva fase del Proyecto MagNuS (Magnitud, Valor Nutricional y Sostenibilidad), basado en el asesoramiento del personal experto del CEMAS sobre el desperdicio alimentario y la sostenibilidad en el turismo de eventos. Como es conocido, el Palacio de Congresos de València ha implementado el Proyecto MagNuS, una herramienta diseñada para evaluar y reducir el desperdicio de alimentos durante los eventos, con el objetivo de contribuir a un turismo más sostenible y responsable. En palabras de Carlos Mundina, presidente de la Fundación CEMAS, “se trata de un proyecto que representa un gran avance hacia la minimización del desperdicio alimentario en el sector del turismo de reuniones, en el que el Palacio de Congresos se posiciona como un espacio de referencia”.
En su primera fase, el Proyecto MagNuS incluyó un diagnóstico inicial, a partir del cual se desarrolló un protocolo de medición, cuyo proyecto piloto comenzó a implementarse a finales de 2022 y del que se extrajeron importantes resultados: la redacción de propuestas de mejora para disminuir y prevenir el desperdicio alimentario; la revisión sistemática sobre el índice de la huella nutricional, cuyas conclusiones han sido publicadas en la revista Foods-MDPI; y la evaluación energético-nutricional de los menús más demandados.
Un decálogo práctico para las entidades organizadoras de eventos
Para esta nueva fase del proyecto, ha explicado Carlos Mundina, se han establecido nuevos y ambiciosos objetivos: La implementación de formación para la medición autónoma del desperdicio alimentario, la búsqueda de menús más saludables sin coste adicional y la creación de un decálogo dirigido a las organizaciones de eventos para promover la sensibilización y prevención. Asimismo, se trabajará activamente para garantizar que los alimentos aptos para el consumo sean donados a entidades de asistencia, y también sobre los residuos útiles para la jardinería, para que puedan ser transformados en compost.
Desde el Palacio de Congresos se han subrayado los desafíos que plantea el problema del desperdicio alimentario a nivel global, un reto que requiere esfuerzos integrales en toda la cadena de suministro alimentario, especialmente en sectores propensos al desperdicio como HoReCa (Hoteles, Restaurantes, Cafeterías). “En el turismo MICE (Reuniones, Incentivos, Convenciones y Exposiciones), donde la gastronomía es uno de los principales atractivos, los servicios de comidas que se descuidan durante las reuniones de trabajo contribuyen significativamente al desperdicio de alimentos”, han señalado.
En este contexto, el proyecto MagNuS se centra el desperdicio de alimentos durante los actos de conferencias en el Palacio de Congresos de Valencia (España), un estudio cuantifica los residuos, los clasifica por grupos de alimentos, calcula el número potencial de individuos que podrían alimentarse con los alimentos desechados y evalúa los valores energéticos y nutricionales. El estudio sugiere utilizar los residuos para vermicompostaje o compostaje como alternativas sostenibles de gestión de residuos.
https://www.valencia.es/val/actualitat/-/content/desperdicio-alimentario-magnus
La industria alimentaria exige frenar la «avalancha regulatoria» y señala a la normativa medioambiental
La vicepresidenta de Competitividad y Sostenibilidad de FIAB Judith Viader ha avisado que «en los próximos meses entrarán en vigor nuevas normativas que nos llegan de Europa y España, cuya aplicación es un verdadero reto».
La Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) ha reclamado este jueves, durante la celebración de la asamblea general celebrada en Madrid, que se ponga «freno a la avalancha regulatoria» que está lastrando la competitividad del sector, según informa en un comunicado.
La vicepresidenta de Competitividad y Sostenibilidad de FIAB, Judith Viader, ha afirmado que «en los próximos meses entrarán en vigor nuevas normativas que nos llegan de Europa y España, cuya aplicación es un verdadero reto. Es necesario poner freno a la avalancha regulatoria y que las empresas del sector tengan un tiempo de adaptación razonable para no limitar nuestra capacidad de crecimiento y creación de empleo».
«La nueva legislación relativa a sostenibilidad y medio ambiente, seguridad alimentaria y procesos administrativos requiere de unos plazos para que las compañías, especialmente las pymes que componen el 96% del sector, puedan aplicarlas», ha alertado. Viader se ha referido a los grandes desafíos que encara la industria de alimentación y bebidas en los próximos meses. Así, ha resaltado la importancia de poner en valor al sector y combatir la desinformación, conseguir una evolución de los sistemas de reciclado de envases acorde al momento actual, seguir apoyando a las empresas españolas para consolidar la tendencia de crecimiento de las exportaciones en valor y volumen y confirmar el liderazgo de la industria alimentaria en el entorno de las startups, entre otros.
Nombramientos
Durante su intervención, ha recordado a las víctimas mortales y ciudadanos de la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Andalucía afectados por la DANA y ha trasladado su «solidaridad» a todos ellos, así como a las empresas y trabajadores del sector, el resto de la cadena alimentaria e industrias auxiliares que están sufriendo las consecuencias de esta catástrofe. Por último, durante la celebración de la asamblea, a propuesta de su consejo de dirección, se ha designado a Jesús Loriente de la Ossa, consejero delegado de Incarlopsa, como nuevo consejero de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas.
Un llamamiento a la acción por un sistema alimentario global resiliente y equitativo
El cambio climático y los conflictos desplazan a las personas, destruyen medios de vida y alteran las economías agrícolas e industriales, lo que intensifica el hambre y la inestabilidad
Al conmemorar el Día Mundial de la Alimentación, es fundamental enfrentar los desafíos críticos que afectan a nuestro sistema alimentario mundial. Los impactos combinados de la crisis climática y los conflictos actuales están perjudicando la agricultura, esencial para nuestra subsistencia. Los fenómenos meteorológicos extremos, como sequías, inundaciones y cambios de temperatura, están causando estragos en la producción de alimentos.
Un claro ejemplo de cómo el cambio climático impacta los sistemas alimentarios es la reciente volatilidad en los precios del arroz. Este alimento básico, que sustenta a más de la mitad de la población mundial, es altamente sensible a interrupciones en el suministro. En 2022, las graves inundaciones en Pakistán provocaron una caída drástica en la oferta global de arroz. Dado que Pakistán es un importante productor, la disminución de su producción provocó un aumento en los precios del arroz a nivel mundial. Para los consumidores, esta subida de precios se traduce en un arroz más caro en los supermercados, afectando los presupuestos familiares, especialmente en países que dependen en gran medida de este alimento básico.
Esta inseguridad alimentaria a menudo genera inquietud, dando lugar a un ciclo vicioso de inestabilidad y violencia”
Si a esta situación se le suman conflictos, evidentes en lugares como Ucrania y Gaza, la crisis se agudiza aún más, desplazando a las personas, destruyendo medios de vida y alterando las economías agrícolas e industriales, lo que intensifica el hambre y la inestabilidad. En regiones frágiles y en crisis se concentran los niveles más altos de inseguridad alimentaria aguda, con 258 millones de personas que se enfrentan a una grave escasez de alimentos, solo en 2022.
El Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias (GRFC, por sus siglas en inglés) de 2024 confirma la magnitud del desafío de alcanzar el objetivo de erradicar el hambre para el año 2030. Esta inseguridad alimentaria a menudo genera inquietud, dando lugar a un ciclo vicioso de inestabilidad y violencia.
En la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Sistemas Alimentarios +2, celebrada en julio de 2023, el secretario general de la ONU, António Guterres, destacó la urgencia de abordar estos problemas, al afirmar que “los sistemas alimentarios globales están rotos, y miles de millones de personas están pagando el precio”. Asimismo, enfatizó que estos sistemas deteriorados son el fruto de nuestras decisiones, no de resultados inevitables.
En el Día Mundial de la Alimentación, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) aprovecha este momento para abogar por un enfoque sistémico en la transformación de los sistemas alimentarios. Nuestro nuevo libro blanco esboza cuatro dimensiones cruciales para la reforma, destinadas a mejorar la sostenibilidad y la resiliencia:
- Fortalecer la gobernanza: la gobernanza efectiva es crucial a efectos de gestionar los sistemas alimentarios. Un ejemplo positivo es el de las recientes reformas de Ecuador, las cuales incluyen una nueva Constitución que incorpora los derechos de la naturaleza y destaca la planificación del uso de la tierra de manera descentralizada. Estos cambios han facilitado una gestión más efectiva de la Circunscripción Territorial Especial Amazónica, un área designada dentro de la Amazonia ecuatoriana. Este enfoque integrado ayuda a garantizar un futuro sostenible tanto para la Amazonia como para sus habitantes, al demostrar cómo las reformas de gobernanza pueden alinear de manera efectiva los objetivos de conservación con las necesidades de desarrollo.
- Abordar los factores no sostenibles: factores como la pobreza, los problemas de salud, la desigualdad de género y la degradación ambiental socavan la sostenibilidad de los sistemas alimentarios. Abordar estos desafíos requiere un enfoque integral. Con el apoyo del PNUD, los sectores del café y el cacao en Perú han desarrollado planes participativos, basados en el consenso, al alinear las partes interesadas a nivel nacional y regional, con el objetivo de impulsar el crecimiento sostenible y abordar las causas de la deforestación.
- Construir una cadena de valor alimentaria justa: en industrias dominadas por unas pocas grandes corporaciones, el poder a menudo está concentrado, dejando a los pequeños productores y las comunidades locales con acceso limitado a los beneficios. Para abordar este desequilibrio, el PNUD, a través de la Alianza por el Crecimiento Sostenible (Good Growth Partnership) ha colaborado con el Gobierno de Indonesia para establecer la Plataforma de Aceite de Palma Sostenible de Indonesia (FoKSBI, por sus siglas en indonesio). Esta plataforma sirve como un foro neutral para que todas las partes interesadas aborden los desafíos clave en el desarrollo de prácticas para la producción de aceite de palma sostenible en el país. Además, el PNUD está ayudando a construir herramientas para utilizar blockchain en la trazabilidad agroalimentaria, como en el caso de un acuerdo justo para los agricultores de cacao ecuatorianos. En Ghana, el PNUD colabora con [el grupo empresarial] Mondelēz para establecer estructuras de gestión del paisaje a nivel comunitario que garanticen prácticas de comercio justo.
- Proveer finanzas sostenibles: las finanzas sostenibles son cruciales para canalizar recursos e incentivos que apoyen a las comunidades locales y a los agricultores, fomentando la inversión del sector privado en prácticas sostenibles y promoviendo la sostenibilidad ambiental y climática. Esto también ayuda a construir una economía más resiliente y equitativa.
En Guatemala, la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición, una iniciativa conjunta del PNUD, Unicef y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), ha revelado deficiencias en los recursos financieros, humanos y materiales, proporcionando evidencia al Gobierno y facilitando diálogos con el sector privado, la sociedad civil, la esfera religiosa y otros. Como resultado, ha ayudado a movilizar financiamiento público y privado para combatir la desnutrición crónica.
Los sistemas alimentarios globales están rotos, y miles de millones de personas están pagando el precio”António Guterres, Secretario General de la ONU
En la India, la Iniciativa para la Financiación de la Biodiversidad (BIOFIN) del PNUD destaca la importancia de la participación equitativa y la distribución de beneficios entre mujeres y hombres como fundamentales para el desarrollo sostenible. Un caso ejemplar es la Iniciativa de Acceso y Distribución de Beneficios, liderada por el Instituto Indio de Investigación de Semillas Oleaginosas y la Junta de Biodiversidad del Estado de Telangana.
¿Qué debe suceder?
Para abordar estos desafíos sin precedentes, necesitamos una perspectiva sistémica. Si bien las crisis suelen conducir a esfuerzos humanitarios aislados, la colaboración efectiva entre agencias de la ONU, instituciones financieras internacionales, Estados miembros y otros interesados es esencial para fortalecer los sistemas alimentarios hacia la resiliencia y la sostenibilidad.
Al conmemorar el Día Mundial de la Alimentación, es esencial recordar el legado de 76 años del derecho a la alimentación consagrado en el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU. Ahora más que nunca, debemos desmantelar las barreras que obstruyen el progreso y construir sistemas alimentarios colaborativos, sostenibles, inclusivos y resilientes que beneficien tanto a las personas como al planeta.
Los diagnósticos de diabetes graves en adultos jóvenes se multiplican en España, debido a la obesidad infantil
La enfermedad a edades tempranas implica alteraciones más graves e incrementa la posibilidad de desarrollar trastornos cardiovasculares o ceguera.
España es el tercer país con más exceso de peso infantil y el cuarto con más obesidad. Según los últimos datos oficiales, dos de cada diez niños tienen sobrepeso y un 16% presenta obesidad. Un problema que, en ocasiones, se mantiene en el tiempo y que está provocando un aluvión de diagnósticos de diabetes tipo 2 en adultos jóvenes, entre los 30 y los 40 años, cuando es una enfermedad que se suele detectar en la década entre los 50 y los 60 años.
La juventud de los pacientes no ayuda a afrontar mejor la enfermedad. “Al contrario, que se diagnostique antes significa que tienen alteraciones más graves y que va a ser más difícil de controlar”, indica Antonio Pérez, director de la unidad de Endocrinología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona y presidente de la Fundación de la Sociedad Española de Diabetes (FSED), con motivo del Día Mundial contra esta enfermedad, que se celebra este 14 de noviembre.
La diabetes tipo 2, que implica una pérdida progresiva de la secreción de insulina, la hormona que regula la glucosa en la sangre, es una de las principales causas de las enfermedades cardiovasculares y puede provocar también insuficiencia renal, ceguera y amputaciones de los miembros inferiores. Por todo ello, se calcula que reduce la esperanza de vida entre ocho y 10 años y es la octava causa de muerte en España, teniendo en cuenta que más del 50% de los pacientes con diabetes mueren por infarto.
Las complicaciones
Todo ello se agrava en el caso de adolescentes o adultos jóvenes, porque tienen muchos más años por delante para que las enfermedades asociadas a la diabetes se desarrollen. Además, los tratamientos más suaves y que proporcionan una mejor calidad de vida funcionan durante unos años pero, a medida que pasa el tiempo, hay que aumentar la dosis, por lo que muchos enfermos con tipo 2 y diagnosticados más jóvenes acabarán requiriendo la administración de insulina.
Por ejemplo, una persona diagnosticada con 65 años puede que no desarrolle nunca complicaciones graves y que su diabetes sea sencilla de controlar, tomando una pastilla, pero en un adulto joven, es más fácil que acabe sufriendo enfermedades graves debido a la hiperglucemia crónica.
No hay apenas estudios que indiquen cuántos adultos jóvenes tienen diabetes tipo 2, pero una investigación internacional publicada a principios de 2023 por ‘The British Medical Journal’ y elaborada con datos de 204 países indica que en las últimas tres décadas, de 1990 a 2019, la incidencia en la población entre 15 y 39 años se ha incrementado en un 56%, pasando de 117 casos por cada 100.000 habitantes a 183 en 2019. El estudio detectó una prevalencia más alta en países de ingresos medios y bajos y más carga de enfermedad en mujeres menores de 30 años.
La obesidad
No obstante, el doctor Pérez precisa que en España los diagnósticos del tipo 2 en adolescentes y adultos tan jóvenes son aún infrecuentes. En EEUU también se han incrementado en esa franja de edad pero en nuestro país lo más llamativo es el aumento de casos en personas de entre 30 y 40 años, asociado a la obesidad mantenida, especialmente la adiposidad visceral, que es el principal factor de riesgo para desarrollar diabetes.
Otro de los inconvenientes es que la diabetes tipo 2, en un inicio, no da síntomas, por lo que los adultos jóvenes son, en su mayoría, diagnosticados gracias a una analítica realizada por el centro de salud o en las revisiones sanitarias que ofertan muchas empresas. Pero hay una «bolsa importante» de personas que no acuden al médico o a las revisiones empresariales.
La incidencia
Por todo ello, se calcula que en España alrededor del 13,8% de la población (5,3 millones de personas) tienen diabetes tipo 2, pero con una tasa de infradiagnóstico del 43%, lo que implica que alrededor de 2 millones de personas lo desconocen. España es el segundo país de Europa con más casos y la incidencia va en aumento. A todo ello hay que sumar la diabetes tipo 1, que suele ‘debutar’ en la infancia porque el páncreas pierde capacidad de generar insulina, que representa el 3,5% de todos los casos de diabetes y afecta a en torno a 100.000 personas en España.
Miedo y asco en la despensa: el injustificado pánico hacia el pan
El pan parece responsable poco menos que de todos los males del mundo. Por lo menos así lo hacen ver ciertos contenidos de internet que aseguran difundir consejos de alimentación. Ante eso, es como si estuviéramos atrapados en la trama de la novela Miedo y asco en Las Vegas, de Hunter S. Thompson, en la que las percepciones se distorsionan y las exageraciones toman el control de la realidad divisada.
El pan ha sido un alimento básico desde hace más de 10 000 años. Últimamente se le endilga la causa de la hipertensión y la diabetes, cuando estas condiciones crónicas son multifactoriales. De hecho, el consumo de ciertos tipos de pan está asociado con una reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
El pan es fuente de carbohidratos complejos, fibra dietética, vitaminas y minerales. La fibra es esencial para el funcionamiento digestivo y la prevención de enfermedades como el cáncer colorrectal y la obesidad. El consumo diario recomendado de alrededor de 25 gramos de fibra puede ser cubierto con la ingesta de pan.
Los carbohidratos complejos proporcionan energía útil para el organismo y el vilipendio hacia ellos se da por la confusión entre los carbohidratos simples y los complejos:
- Los carbohidratos simples pueden causar aumentos repentinos en los niveles de azúcar en la sangre.
- Los carbohidratos complejos tienen un efecto moderado y sostenido sobre la glucosa en sangre, lo cual puede ayudar a prevenir la resistencia a la insulina y, en última instancia, la diabetes tipo 2.
El pan puede formar parte de una dieta sana
Todos estos estudios enfatizan la importancia de considerar la calidad del pan y su inclusión dentro de un patrón de alimentación saludable en lugar de realizar afirmaciones categóricas sobre su peligrosidad.
El pan no es inherentemente dañino. Las afirmaciones extremas sobre su consumo pasan por alto su complejidad. Como parte de una dieta balanceada con alimentos frescos, granos enteros, frutas, verduras y grasas saludables, el pan puede ser el complemento que proporciona energía y nutrientes esenciales.
Otorgarle a un solo alimento la responsabilidad principal de varios problemas de salud desvía la atención de los factores de riesgo reales, como el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados y el sedentarismo. El consumo moderado de pan, de hecho, puede ayudarnos a tener una percepción de la realidad no distorsionada en un cuerpo sano y satisfecho por períodos prolongados.
Referencia: https://theconversation.com/miedo-y-asco-en-la-despensa-el-injustificado-panico-hacia-el-pan-239639
La alimentación detrás de los 100 años de Ana María LaJusticia: «A partir de los 85 quité los huevos del desayuno»
Ana María LaJusticia, conocida por su labor en el mundo de la alimentación saludable accesible para todos y, especialmente, por ser la pionera en introducir el magnesio como complemento clave en la dieta.
A pesar de que ha llegado a los 100 años, no siempre ha llevado una vida sencilla, en cuanto a salud se refiere. A los 31 años le diagnosticaron una artrosis severa y la única solución que le dieron fue que tenía que llevar un corsé de varillas durante el resto de su vida, sin embargo, tan solo lo llevo hasta los 52 años. Además, a los 43 la diabetes tipo II llamó a su puerta.
Esta situación hizo que la química prestara una mayor atención a su dieta, dándose cuenta que abusaba de los hidratos de carbono y tenía déficit de proteínas, vitamina C y magnesio. Este cambio de hábitos alimenticios le llevó a crear su propia marca de suplementos con su nombre.
El desayuno de Ana María LaJusticia
- Fruta rica en vitamina C: kiwi, naranja, piña…
«Sabemos que solo está de 4 a 6 horas en la sangre, pasado ese tiempo los riñones la expulsan por lo que hay que tomarla en desayuno, comida y cena» - Huevo frito, aunque a partir de los 85 años -al comenzar a llevar una vida sedentaria- los sustituyó por seis comprimidos de colágeno (en caso de pastilla) o una cucharada sopera en polvo de colágeno con magnesio.
- Jamón (40-50 gramos) para el aporte de proteínas, «las vamos a necesitar para trabajar, estudiar, incluso para tener buen humor»
- Pan integral (50 gramos) -con menos harina y más fibra- con aceite y tomate
- Medio vaso de leche, para aportar calcio, pero sin abusar
- Levadura de cerveza, «para tener complejo B (compuesto de ocho vitaminas) que intervienen en todo, sobre todo en el sistema nervioso»
Una comida rica en proteínas y legumbres
El primer plato estaba compuesto de legumbres o verduras; dependiendo de la época del año las consumía en forma de guiso, en ensalada o en forma de gazpacho.
El segundo plato proteína, carne blanca o en caso de ser roja le quitaba toda la grasa antes de cocinarla. Por último, en el postre consumía frutas ricas en vitamina C, y sino lo suplía con un pedazo de pastilla de dicha vitamina.
La merienda tampoco se la saltaba, y en verano solía tomar un yogur descremado natural mezclado con cacao en polvo desgrasado, una cucharada de mermelada de fresa y una galleta integral, junto a un vaso de té o agua.
La cena: siempre verduras y pescado
En cuanto a la cena, eran verduras y pescado, independientemente del tipo. Entre las verduras destacaba los beneficios de la coliflor, el brócoli o la col por su contenido en azufre y fibra; y por último el producto rico en vitamina C.
A modo de apunte final, al no comer grasas animales, en su lugar consumía aceite de hígado de bacalao para el aporte de vitamina D y A.
¿Por qué la mayoría de la población mundial tiene carencias en su alimentación?
Un estudio global alerta de ingestas deficientes generalizadas y revela los obstáculos de información y atención sanitaria para mantener una dieta completa, con todos los nutrientes que el cuerpo necesita
Comer bien no solo está estrechamente relacionado con los recursos económicos disponibles, que son el primer gran obstáculo para llevar una alimentación sana y variada. Existen otros factores como la información o desinformación respecto a la dieta adecuada; o la disponibilidad o carencia de alimentos frescos, lo que ya se conoce con el término desierto alimentario. Un ejemplo de este desierto sería un barrio donde no haya tomates, donde los niños no hayan visto nunca zanahorias y piensen que crecen en los árboles, y no bajo tierra.
Recientemente, la revista The Lancet Global Health ha publicado un trabajo en el que se estudian las deficiencias nutricionales en todo el mundo. La conclusión global es que la mayoría de la población no consume suficiente yodo (68%) vitamina E (67%), calcio (66%), hierro (65%), vitamina B2 (55%), folato (54%) y vitamina C (53%). La investigación hace también una distinción por sexos, resultando que las mujeres son más propensas a tener déficits de yodo, vitamina B12, hierro y selenio; mientras los hombres tienen bajos niveles de magnesio, vitamina B6, zinc, vitamina C, vitamina A, tiamina y niacina.