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Dietantes crónicos: la trampa de la búsqueda incesante de la delgadez
Las redes sociales amplifican el fenómeno de la obsesión por el “cuerpo perfecto”, lo que puede llevar a hábitos que afecten la salud física y mental.
Con la llegada de septiembre parece desatarse una paranoia colectiva por convertirnos en la “mejor versión de nosotros mismos”, un término que, dicho sea de paso, me resulta bastante sospechoso. La influencia de las redes sociales ha amplificado este fenómeno hasta tal punto que, quien decide continuar su vida como antes de las vacaciones, pero un poco más descansado, se convierte en la oveja negra del rebaño.
En el mundo de la nutrición emergen retos, planes détox, tablas de ejercicios para “quemar” los helados del verano y, como siempre, la última dieta de moda. Hay personas que pasan su vida saltando de una dieta a otra, impulsadas por el miedo a no saber comer correctamente si no siguen un plan dietético diseñado por alguien más. Esta dinámica los lleva a ciclos de restricción y excesos, acompañados de sentimientos de culpa y remordimiento.
A estas personas se las conoce como dietantes crónicos (DC), y suelen padecer lo que se denomina permarexia. Los dietantes crónicos son individuos que limitan constantemente su alimentación por el temor a ganar peso.
Los dietantes crónicos tienden a acumular reliquias de cada dieta que han seguido a lo largo de su vida, lo que resulta en un batiburrillo de mitos, normas alimentarias, suplementos nutricionales, y modas dietéticas. Esto no hace más que aumentar su desconcierto y, finalmente, les deja sin saber qué comer.
Cuando adoptan una nueva dieta, lo hacen con el fervor de quien abraza una nueva religión, convencidos de que “esta vez sí funcionará”. Se preparan comprando todo lo necesario: libros, freidoras de aire, licuadoras para el détox, y moldes de silicona para hacer magdalenas de calabacín. Sin embargo, en un plazo que no suele superar los dos meses, se sienten fracasados, agotados y convencidos de que nunca lograrán su objetivo.
Las causas que originan el comportamiento de los dietantes crónicos o la permarexia son variadas. El primero es el culto a la delgadez, que se asocia con éxito y salud en nuestra cultura, y los cánones de belleza actuales, junto con los estereotipos, son el caldo de cultivo perfecto para fomentar conductas de este tipo. También la presión estética. La exigencia de ser joven y delgado ya no se limita a la publicidad y a ciertas revistas femeninas. Hoy, las redes sociales bombardean con miles de mensajes diarios que sugieren que tu cuerpo podría ser “mejor”, si así lo deseas.
Es común que los dietantes crónicos tengan baja autoestima y basen su valoración personal en cómo los perciben los demás. Pero, sinceramente, ¿cómo se puede tener una buena autoestima si constantemente recibimos mensajes de que nuestro cuerpo está mal? Esto solo aumenta la insatisfacción corporal y la vergüenza hacia el propio cuerpo, lo que termina limitando la vida de quienes lo padecen.
La buena noticia es que se puede salir de este bucle perverso, pero hay que parar de hacer dietas restrictivas, ya sean autoimpuestas o pautas por un tercero. Es recomendable acudir a un nutricionista que no tenga un enfoque pesocentrista, que escuche tus necesidades y que haga una pauta totalmente adaptada a ti. Y hay que reunir el valor, para perder el miedo a la comida, pero es que, sin comida, no hay vida.
Too Good To Go: de un bufet danés a salvar comida en 17 países
Un restaurante en Copenhague fue el punto donde nació la aplicación de comida Too Good To Go a finales de 2015. Sus creadores, que acababan de participar de un estupendo bufet, vieron cómo los camareros del local tiraban a la basura una cantidad abrumadora de comida en perfecto estado. Desde ese día, el equipo, integrado por cinco daneses, una francesa, un austriaco y un inglés, decidió pasar a la acción.
Seis años después, Too Good To Go (en inglés, demasiado bueno para desperdiciarse) se ha convertido en la aplicación de rescate de comida más grande del mundo. Su software conecta miles de restaurantes que van a tirar comida con millones de usuarios, y les permite venderla a precios de oferta a cambio de una comisión de alrededor de un euro. Hoy en día, la empresa asegura tener 46 millones de usuarios en todo el mundo y trabajar con más de 112.000 establecimientos.
Los productos llegan al consumidor en forma de packs que reúnen distintos artículos de la empresa. Por ejemplo, en una panadería, podría incluir bollería y un par de empanadas; en un restaurante japonés, piezas de sushi y arroz con salmón, y en el caso de una cafetería, podría incluir bocadillos y un pedazo de tarta. Los packs se compran a través de la aplicación y hay que pasar a recogerlos en una franja horaria determinada. Si bien el contenido es “sorpresa” para el comprador, la compañía ofrece una referencia del mismo.
De esta manera, la empresa puede recuperar el coste de la mercancía que iba a ser desechada, mientras que el usuario puede probar los alimentos por casi un tercio de su precio en tienda. Según datos de la empresa, se han vendido alrededor de 96 millones de packs en el mundo.
Too Good To Go llegó a España en 2018 y está presente en todas las regiones salvo en las Islas Canarias. La compañía afirma que ha conectado a más de 12.000 establecimientos con más de 3,6 millones de usuarios de casi todo el país: “Hemos conseguido salvar más de 4,7 millones de packs de comida en España, lo que equivale a haber evitado el desperdicio de unas 4.700 toneladas alimentos”, aseguran fuentes oficiales de Too Good To Go en España. El portavoz de la empresa añade que uno de los objetivos de la compañía es llegar a los grandes distribuidores de comida, y destaca que los supermercados Carrefour y Alcampo ya forman parte de su plataforma.
Incorporan nuevas tecnologías que permiten simular el proceso de obtención bioactivos
Un equipo de investigación del INTA gestiona enormes cantidades de datos bioquímicos y nutricionales. A partir de este análisis, simulan el proceso de transformación de los compuestos bioactivos de interés terapéutico en el tracto gastrointestinal.
Frente a una tendencia mundial hacia una alimentación más saludable en auge, en la que los consumidores demandan cada vez más productos naturales y funcionales, un equipo de investigación del Instituto Tecnología de Alimentos (ITA) del INTA incorpora nuevas tecnologías que permiten simular en una computadora el proceso de obtención y/o transformación de los compuestos bioactivos de interés terapéutico en el tracto gastrointestinal.
De acuerdo con Priscilla Vásquez Mazo -investigadora del Instituto Tecnología de Alimentos (ITA) del INTA Castelar-, «la bioinformática es esencial para la investigación en genómica y biología molecular, al tiempo que está teniendo un gran impacto en muchas áreas de la biotecnología, las ciencias biomédicas y de la alimentación».
«Es posible diseñar compuestos con las propiedades deseadas y evaluar teóricamente sus efectos terapéuticos; como también descubrir y desarrollar nuevos fármacos o alimentos».
«La bioinformática es una herramienta clave que permite mejorar los experimentos actuales mediante una simulación en un software», especificó la especialista, quien no dudó en indicar la posibilidad de crear modelos matemáticos que permitan relacionar las secuencias de los genes y las proteínas con la propensión o resistencia a enfermedades. O bien, la prevención, a partir de la ingesta de alimentos, de condiciones como el estrés oxidativo, la hipertensión, la diabetes u otras enfermedades.
«Esto nos abre la puerta para continuar con una exploración más detallada de compuestos que pueden ser de interés terapéutico, o servir para el desarrollo de alimentos funcionales, a partir de cualquier tipo de proteína, y en particular proteínas alternativas, las cuales son nuestro objeto de estudio», concluyó Vásquez Mazo.
El futuro de la alimentación: ¿cómo nos alimentaremos en 2050?
La alimentación es un aspecto fundamental de nuestras vidas, su evolución está ligada a cambios en la sociedad, tecnología y medio ambiente.
Ante los efectos inminentes del cambio climático, la comunidad científica ya se encuentra trabajando para adaptar la dieta actual a una posible crisis alimentaria en el futuro. La invasión rusa en Ucrania puso en evidencia la problemática de depender de unos pocos cultivos comercializados en todo el mundo. Es por esto que para poder garantizar el futuro de la alimentación es necesario hacer un cambio radical en la manera de producir.
Se estima que la demanda de alimentos se incremente en un 50 por ciento para 2050 y que el mayor desafío ante este escenario sea conseguir un cambio profundo en el estilo de vida y en los sistemas de producción.
La alimentación en el 2050: ¿cómo serán los nuevos hábitos alimenticios?
En el 2050 la Tierra estará poblada por casi 10.000 millones de habitantes, lo que se traduce en un grande desafío para la industria alimentaria. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), existe evidencia preocupante de que la biodiversidad que sustenta el sistema alimenticio actual está desapareciendo, lo que pone en peligro el futuro de los alimentos.
Ante la amenaza de inseguridad alimentaria en los próximos años es importante implementar cambios en los hábitos alimenticios que permitan reducir los desperdicios alimentarios al mínimo. Una buena opción es comprar los productos a granel o bien optar por alimentos ecológicos para sólo consumir lo necesario.
Otra tendencia que puede marcar la diferencia según los expertos es la dieta veggie, es decir, más vegetales y menos carne y pescados. Pero, para que esto sea posible los sistemas de producción deben migrar a una agricultura más ecológica e incorporar las foodtech. De esta manera, la alimentación, la sostenibilidad e innovación irían de la mano.
La agricultura ecológica, que consiste en evitar el uso de productos químicos y aplicar prácticas amigables con el ecosistema para obtener alimentos nutritivos y saludables, es una de las soluciones planteadas por los expertos. En el 2019, las tierras agrícolas dedicadas a la producción ecológica aumentaron 1,1 millones de hectáreas en todo el mundo, lo que indica que es una tendencia que va en crecimiento.
Las empresas foodtech, por otro lado, aprovechan las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, la robótica o la biotecnología para modernizar y cambiar por completo la industria alimentaria, de tal modo que sea más eficiente y sostenible. Uno de los hitos más famosos es el filete de carne de laboratorio que fue creado a partir de células madre de vaca en 2018.
¿Cuáles serán los alimentos del futuro?
Según Sam Pirinon, investigador de Kew Gardens, la clave para mermar la pérdida de biodiversidad, garantizar el abastecimiento de los alimentos y adaptar la industria alimentaria a los efectos del cambio climático, es diversificar los alimentos que se consumen.
En la actualidad, se tiene certeza de la existencia de miles de especies de plantas comestibles que son consumidas por distintas poblaciones y es precisamente en esta variedad que se pueden hallar algunas de las soluciones a los problemas que hay hacer frente en el futuro.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) publicó recientemente un informe en que se agrupaban en 11 categorías los alimentos que, según sus proyecciones, serán los alimentos del futuro.
- Algas: laver y wakame.
- Legumbres: haba, lenteja, adzuki (o soja roja), mung (o soja verde), vigna subterránea, vigna unguiculata, frijol marama, frijol negro y frijol de soja.
- Cactus: nopal.
- Cereales y granos: quinoa, arroz integral, trigo sarraceno, trigo khorasan, trigo espelta, mijo africano, mijo fonio, amaranto y teff.
- Frutas y verduras: flor de calabaza, okra y tomate naranja.
- Hortalizas: remolacha, grelo, kale, moringa, pak-choi, calabaza, col morada, espinaca y berro.
- Setas: enoki, maitake y níscalo.
- Semillas: linaza, cáñamo, ajonjolí y junglans.
- Raíces: raíz de perejil, salsifí negro y rábano blanco.
- Brotes: alfalfa, habas germinadas y garbanzos germinados.
- Tubérculos: raíz de loto, ube, jícama y camote.
A la lista anterior, la FAO también añade un grupo insectos que aportan proteína de alta calidad, fibra y ácidos grasos y que ya consumidos en muchos países de Latinoamérica y Asia.
Proteínas alternativas
A medida que la preocupación por el cambio climático y el bienestar animal crece, las proteínas alternativas ganarán protagonismo. Las fuentes de proteínas a base de plantas, insectos y carne cultivada en laboratorio se convertirán en opciones comunes en nuestras mesas. Esto no solo reducirá nuestra huella de carbono, sino que también ofrecerá una variedad de sabores y texturas que enriquecerán nuestra dieta.
Tecnología culinaria
La tecnología también transformará la forma en que cocinamos y consumimos alimentos. La impresión 3D de alimentos permitirá crear platos personalizados, adaptados a las necesidades nutricionales de cada individuo. Además, las aplicaciones de inteligencia artificial ayudarán a planificar dietas equilibradas y a evitar el desperdicio de alimentos, sugiriendo recetas basadas en los ingredientes que tengamos en casa.
Alimentos funcionales y personalizados
La nutrición personalizada se convertirá en la norma. A través del análisis genético y biométrico, podremos identificar las necesidades nutricionales específicas de cada persona. Los alimentos funcionales, enriquecidos con probióticos, vitaminas y minerales, se diseñarán para mejorar la salud y prevenir enfermedades.
La idea de que «somos lo que comemos» tomará un nuevo significado.
FUENTE: OkDiario, El futuro de la alimentación: ¿cómo nos alimentaremos en 2050?
Mira cómo los astronautas toman café en el espacio
Al igual que muchas personas, los astronautas disfrutan de una taza de café de vez en cuando, pero la falta de gravedad significa que prepararlo y beberlo es un poco diferente de cómo se hace en tierra firme.
Con eso en mente, la NASA acaba de publicar un breve video que revela cómo los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS) obtienen su dosis diaria de café. Para obtener el agua para su infusión, los astronautas utilizan una unidad dispensadora de agua especialmente diseñada que toma líquidos reciclados y humedad extraída del aire. Una vez que se ha calentado el agua, el astronauta agarra una bolsa de plástico llena de posos de café liofilizados, la conecta a la unidad y la llena con el agua caliente. Después de eso, pueden irse a disfrutar de su café, sorbiéndolo a sorbos de una pajita. O de una taza.
En 2008, un astronauta, Don Pettit (que también está a bordo de la estación en este momento), decidió que quería disfrutar de su café de la manera más tradicional, bebiéndolo de una taza. Así que inventó lo que finalmente se conoció como la taza de café Zero Gravity. Para hacer un prototipo, Pettit arrancó un trozo de plástico de su libro de misiones Flight Data File para crear un recipiente para beber en forma de lágrima. El diseño se basa en la tensión superficial y las leyes de la física para evitar que el líquido flote en las condiciones de microgravedad.
La especia más cara del mundo, que puede alcanzar los 18.000 euros el kilo
El azafrán es una especia en hebras de color rojizo que se obtiene de los estigmas de la flor Crocus sativus, y que se ha convertido en una de las más valoradas en el mundo de la gastronomía, tanto por su agradable aroma como color y sabor.
En la actualidad, el Estado español es el segundo país productor de azafrán –por detrás de Irán– y cuenta con el sello D.O. Azafrán de la Mancha, que se cultiva únicamente en la región de Castilla-La Mancha, y más en concreto en Albacete, Toledo, Cuenca y Ciudad Real. Actualmente 335 municipios conforman la zona de producción de la D.O.
Su precio ronda entre los 10 y 18 euros el gramo, de modo que el kilo puede alcanzar entre los 10.000 y los 18.000 euros. Pero un gramo de azafrán contiene entre 450 y 500 hebras, y una ración son 8 hebras. Esto quiere decir que en un gramo tenemos alrededor de 60 raciones.
El porqué de su precio se debe a que para conseguir un gramo de esta especia se necesitan en torno a 150 flores; y es que de la flor del azafrán solo se aprovechan los estigmas.
Su recogida exige además un trabajo minucioso y artesanal, y para recolectar un kilo puede llegar a necesitarse en torno a 40 horas de trabajo manual.
La alimentación es un derecho humano: la ONU llama a trabajar para que todos lo ejerzamos
La agricultura produce comida suficiente para toda la población del planeta; sin embargo, 733 millones de personas sufren hambre debido a los conflictos, los eventos climáticos extremos y la pobreza. En la jornada mundial dedicada a la alimentación, la ONU insta a buscar soluciones para que todos gocemos ese derecho fundamental.
El derecho a la alimentación está reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 como parte del derecho a un nivel de vida adecuado y fue consagrado en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966.
Pero la larga data de su reconocimiento en la legislación internacional, que lo protege como el derecho de todos los seres humanos a alimentarse con dignidad ya sea produciendo su propio alimento o adquiriéndolo, no ha garantizado su ejercicio para todas las personas.
En el Día Mundial de la Alimentación, celebrado cada 16 de octubre, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señaló que pese a que los agricultores del mundo producen suficientes víveres para toda la población del planeta, el hambre persiste y flagela 733 millones de personas por razones que incluyen los conflictos, los recurrentes eventos climáticos extremos y la pobreza.
Las personas más pobres y vulnerables son las que nutren las cifras del hambre aunque muchas veces sean campesinos empleados en producir alimentos, una triste paradoja que refleja las cada vez mayores desigualdades entre los países y dentro de ellos mismos.
La FAO subrayó que la alimentación es la tercera necesidad humana más básica después del aire y el agua, por lo que todos deberían tener derecho a una alimentación adecuada.
Alimentos disponibles, accesibles y nutritivos
El derecho a la alimentación supone no sólo que los alimentos estén disponibles sino también que sean accesibles, es decir, que cada persona o familia con los medios para producirlos o adquirirlos.
También implica que cuando las personas no sean capaces de satisfacer este derecho debido a guerras, desastres o privación de la libertad, el Estado tiene la obligación de proporcionarles alimento directamente.
Con motivo de la jornada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo hincapié en que alimentarse no quiere decir conformarse con cualquier alimento, y agregó que los gobiernos deberían garantizar que la comida de la población sea nutritiva, segura y asequible.
En este sentido, destacó que 2800 millones de personas no pueden permitirse llevar una alimentación sana, lo que incluye a quienes tienen sobrepeso, recalcando que la obesidad se está disparando a nivel mundial, generando un problema grave de salud pública.
Los alimentos deben favorecer un crecimiento saludable y prevenir las enfermedades sin amenazar el medio ambiente, sin destruir los bosques y sin utilizar para su producción más agua dulce de lo que el planeta puede tolerar.
Sistemas agroalimentarios eficientes y sostenibles
En la ceremonia del Día Mundial de la Alimentación en la sede de la FAO en Roma, el director general de esa agencia, Qu Dongyu, llamó a los Estados a renovar el compromiso “para construir sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles que puedan alimentar al mundo”.
Hace veinte años, la comunidad internacional acordó una serie de directrices para garantizar que todas las personas tuvieran una alimentación adecuada.
Sin paz no hay seguridad alimentaria
Las directrices ofrecen orientación a los Estados mediante el desarrollo de estrategias, programas, políticas y legislación. Pero la primera condición para cumplir con esas directrices es la paz.
Al aludir a los múltiples conflictos que se viven en el mundo, Qu afirmó que “no hay seguridad alimentaria sin paz”
“La seguridad alimentaria se basa en la disponibilidad, la accesibilidad y la asequibilidad de los alimentos”, aseveró, y agregó que no se puede construir comunidades pacíficas “sin abordar el hambre y la malnutrición”.
En el mismo tenor, el Secretario General de la ONU dijo en su mensaje para la ocasión que el hecho de que el hambre y la malnutrición formen parte de la vida cotidiana de miles de millones de niños, mujeres y hombres, es señal de que algo no va nada bien en nuestro mundo.
António Guterres exhortó a tener presentes a los 733 millones de personas que no tienen suficientes alimentos a causa de los conflictos, la marginación, el cambio climático, la pobreza y las crisis económicas.
Entre esas personas hambrientas, mencionó particularmente a las que corren el riesgo de sufrir una hambruna causada por el ser humano en Gaza y Sudán.
La hambruna es un fracaso colectivo
La hambruna se define como una desnutrición generalizada y muertes relacionadas con el hambre debido a la falta de acceso a los alimentos.
“Decimos que hay hambruna cuando se dan tres condiciones en una zona geográfica específica, ya sea un pueblo, una aldea, una ciudad o incluso un país”, explicó el economista jefe del Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Arif Husain precisió que en una situación de hambruna, el 20% de la población de una zona en particular enfrenta niveles extremos de hambre; el 30% de los niños en el mismo lugar están emaciados o demasiado delgados para su estatura; y la tasa de muertes se ha duplicado con respecto al promedio, superando las dos muertes por cada 10.000 personas diarias para los adultos y las cuatro muertes por cada 10.000 personas diarias para los niños.
“La hambruna es la admisión de un fracaso colectivo”, sostuvo.
Husain añadió que para evitar una hambruna es crucial actuar mucho antes de que ésta llegue para que la gente no muera de hambre.
Acabar con el hambre es posible
Pero en medio del regreso de la hambruna en algunos puntos del mundo, además del hambre y la malnutrición, el Secretario General tuvo una nota de optimismo.
“La buena noticia es que es posible lograr el hambre cero”, aseguró.
La condición es una transformación profunda de los sistemas alimentarios con el apoyo de las empresas, el mundo académico, las instituciones de investigación y la sociedad civil, para que ganen en eficiencia, inclusividad, resiliencia y sostenibilidad, según se planteó en la Cumbre de 2021 sobre el tema.
En este sentido, abundó Guterres, los gobiernos deben trabajar con todos sus socios para incentivar la producción y la venta de alimentos sanos y nutritivos a precios asequibles.
“En el Día Mundial de la Alimentación, intensifiquemos la lucha contra el hambre y la malnutrición. Actuemos para defender el derecho a la alimentación en aras de una vida y un futuro mejores”, apuntó António Guterres.
Cambio de hora: ¿cómo influye la luz en lo que comemos?
El ritmo circadiano del cuerpo determina aspectos que van desde la temperatura corporal hasta el apetito. Y la luz dirige esta ‘gran orquesta biológica’
Sensación de malestar, somnolencia y variaciones en el estado de ánimo son algunas de las consecuencias que produce el cambio de hora en la salud. Más de 48 millones de habitantes deberán ajustar las manecillas de los relojes por segunda vez en el año para adaptarse, en esta ocasión, al horario de invierno el próximo 27 de octubre. La medida está vigente desde 1974 y aunque puede parecer algo menor a estas alturas, repercute en el ritmo circadiano, el reloj del cuerpo que regula las funciones fisiológicas y recibe órdenes de una región del cerebro llamada hipotálamo. La mayoría de las investigaciones científicas al respecto se han centrado principalmente en analizar los efectos en el rendimiento físico y mental de las personas, sin embargo, también desencadena cambios en los hábitos alimenticios y el aparato digestivo.
El ciclo natural dura 24 horas e influye en aspectos que van desde la temperatura corporal hasta el apetito. Y la luz, que los ojos perciben a través de la retina, dirige esta gran orquesta biológica. Durante la estación más fría del año, se genera un desequilibrio en la producción de la melatonina y el cortisol (las hormonas que regulan el sueño y el estado de alerta), porque los días son más cortos y las personas suelen reducir su exposición al sol. Alba García Aragón, médica especialista del Instituto del Sueño de Madrid (IIS), explica que en la actualidad existe un desfase de una hora en el periodo invernal y de dos horas en verano, lo que afecta especialmente a adultos mayores y adolescentes.
“Por desgracia, los españoles duermen cada vez menos y peor. No estamos viviendo de acuerdo a las horas de luz y al final, esto influye en lo que comemos”, sostiene sobre el huso horario que se remonta al periodo de la dictadura franquista, una medida que lleva 84 años. La desincronización entre la hora de comer y el reloj biológico del cuerpo humano provoca que las personas no descansen correctamente, lo que produce alteraciones hormonales que repercuten en un aumento de la sensación de hambre. Esto, a largo plazo, eleva también el riesgo de desarrollar alteraciones metabólicas y enfermedades como la obesidad y el cáncer.
En el país, salvo en las Islas Canarias, rige el horario central europeo (al igual que en Alemania y Francia) en lugar del occidental que debería tener España por su localización geográfica en el meridiano de Greenwich, tal como en Portugal o el Reino Unido. Para mantener un equilibrio en los niveles de energía y evitar la fatiga, la nutricionista Clara Puig Muñoz recomienda ajustar los horarios de las comidas. “El cambio de hora hace que algunas personas tengan más apetito durante el día. Es importante adaptar la hora de comer, para así alinear el metabolismo en relación con la luz y oscuridad”, explica.
Según Puig Muñoz, un sueño de buena calidad es, al mismo tiempo, fundamental para tomar buenas decisiones alimentarias.“El cansancio nos lleva a escoger alimentos calóricos con el fin de encontrar en ellos ese plus de energía que necesitamos”, recalca. La falta de sueño lleva a muchas personas a comer mal y en mayor cantidad. En otros casos, algunos acaban teniendo un consumo elevado de café y bebidas energéticas.
“Independientemente de que haya o no un cambio de horario, ya llegamos algo desfasados y esto afectará al cuerpo hasta que se acostumbre nuevamente”, agrega la especialista del IIS.
La importancia de cenar temprano
El ritmo circadiano influye en el metabolismo y la velocidad con la que el cuerpo digiere y absorbe los nutrientes. Por ello, Cristina Sabaté, dietista del Centro Júlia Farré, aconseja que la última comida del día sea preferiblemente más temprano. “Lo ideal sería que la cena no sea más allá de las siete u ocho de la tarde”, señala. Para Sabaté no es saludable “comer a las diez de la noche” de manera constante. Si no es posible adelantar la hora de comer, la experta recomienda que las personas opten por una sopa o un plato de verduras.
Clara Puig Muñoz coincide en este punto: “si hacemos comidas muy pesadas antes de dormir, podemos tener reflujo o acidez y además, seremos más propensos a los despertares nocturnos”, dice. La nutricionista sugiere que es mejor cenar ligero, con tres o cuatro horas de antelación antes de dormir. Sabaté recomienda alimentos ricos en triptófano —un aminoácido que cumple un papel crucial en la producción de serotonina y melatonina—, como queso, yogur, huevos, pescado y pollo.
En esa línea, un estudio de la revista International Journal of Obesity reveló en 2013 que los carbohidratos y las grasas se metabolizan por varias horas. Las calorías que el cuerpo quema al digerir, absorber y metabolizar los nutrientes están regidas por el ritmo circadiano.
Sabaté enfatiza en que no existe alimento que sea mejor que otro, sino más bien la clave es comer equilibrado y elegir los principales que conforman una dieta saludable: cereales, verduras, frutas, lácteos y proteínas. “Es una buena idea tener un menú planificado de la semana, para así lograr reducir el tiempo de cocinar la cena”, propone la dietista.
FUENTE: El País
Cambio de hora: ¿cómo influye la luz en lo que comemos? | Salud y bienestar | EL PAÍS
¿Cuál es la fruta que contiene más colágeno? Rica en antioxidantes y perfecta para combatir el envejecimiento prematuro de la piel
El colágeno es una proteína cuya función es mantener unidas las diferentes estructuras del organismo. Se encarga de unir los tejidos conectivos: músculos, tendones, ligamentos, piel, huesos, cartílagos, tejido hematológico, adiposo y órganos. Su función consiste en la formación de las fibras a partir de las que se crean las estructuras del organismo. El colágeno es la molécula proteica más abundante en las vertebras.
tiene una importancia decisiva en la firmeza y flexibilidad de la piel. El aspecto de la piel, las uñas o el cabello dependen considerablemente de esta proteína. Con la edad muchas vitaminas y proteínas dejan de producirse de forma significante. Existen una serie de remedios o alimentos que pueden ayudarte a restaurar los niveles de esta sustancia en el cuerpo.
Según profesionales de Sanitas hay un grupo de frutas que generan este nutriente: los frutos azules y rojos. En el primer grupo destacan las moras y las zarzamoras, mientras que en el segundo fresas, frambuesas, arándanos rojos y cerezas. Estas frutas ayudan a generar colágeno y vitamina C, crucial para la lucha contra el envejecimiento, pues ayuda a mantener una apariencia juvenil y a reducir la aparición de arrugas y líneas finas.
Pero la fruta con más colágeno no pertenece a este grupo.el nance es la fruta que contiene más colágeno. Se trata de una fruta tropical con altos niveles antioxidantes y que destaca por su gran aporte de nutrientes y bajas calorías. Se consume tanto en fresco como en procesado y se utiliza en postres, helados y salados. Como señalan los expertos, el nance ayuda en la síntesis de colágeno en el cuerpo gracias a su contenido en nutrientes como la vitamina C.
Los vegetales verdes como el brócoli o la col son altos en colágeno. Esto se da porque contienen clorofila, el cual es un pigmento de las plantas verdes, que ayudan a producir colágeno. Otras verduras pueden ser los pimientos rojos por su alto contenido en vitamina C. Los pimientos rojos al igual que el nance tienen altos niveles antioxidantes.
Puedes incluir el consumo de nance de las siguiente formas:
- Fruta seca: se puede consumir directamente, lavado y fresco. Es una opción saludable como meriendas.
- Zumos naturales
- Ensaladas
- Postres: se puede utilizar para mermeladas, gelatinas, mousses o ingredientes en pasteles o tartas.
- Salsas: para acompañar carnes, pescado o platos vegetarianos. Su sabor único da un toque especial a las comidas.
Qué plantar en octubre de 2024: los mejores cultivos, plantas y flores para huerto y jardín
Con el otoño ya asentándose, no sólo comienza la temporada de setas, sino también una época en la que huertos, jardines y flores requieren un trabajo específico. Además, pese a que el descenso de temperaturas y de las horas de luz invitan a pensar lo contrario, lo cierto es que estamos en un momento ideal para sembrar ciertos cultivos. Té contamos qué plantar en octubre de 2024.
El calor de los últimos meses a buen seguro ha debilitado huertos y jardines y además el frío está a la vuelta de la esquina, por lo que toca preparar el terreno. En este sentido, los expertos recomiendan remover la tierra y abonar con compost para nutrir la tierra.
Es el momento de reducir el riego, que tanto han necesitado las plantas en verano. Ahora bien, octubre es un mes en el que pueden formarse lluvias fuertes, por lo que se recomienda estar al tanto de las previsiones metrológicas para que el cultivo no reciba más agua de la que necesita. Otra tareas que agradecerá nuestro reino vegetal es la poda de ramas, hojas o brotes, con el propósito de mejorar su salud.
Llega el momento de las hortalizas de invierno. En huertos y macetas, octubre es un mes ideal para sembrar en semillero:
- Acelgas (en suelo; recolección en 3-4 meses)
- Ajos (en suelo; recolección en 3-4 meses)
- Apio (semillero y luego trasplante; recolección 7-8 meses)
- Borraja (en suelo; 2-4 meses)
- Cebollas (semillero y luego trasplante; 2-6 meses)
- Espinacas (en suelo; 3-4 meses)
- Guisantes (en suelo; 4-5 meses)
- Habas (en suelo; 4-5 meses)
- Judía verde (en suelo; 2- meses)
¿QUÉ PLANTAR EN EL JARDÍN EN OCTUBRE?
Octubre es el mejor mes para plantar bulbos de flor. Hablamos de flores tan hermosas como los tulipanes, narcisos, iris, freesia o muscaris.
https://www.elmundo.es/como/2024/09/30/66fa72cbe4d4d8d8018b459a.html