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La planta que reduce la ansiedad, el nerviosismo y ayuda a conciliar el sueño
Las plantas medicinales han servido durante siglos como remedios caseros para distintas molestias y por sus efectos beneficiosos para la salud. Una de las que han ganado popularidad es la pasiflora, a la que se le conoce también como la flor de la pasión.
Esta planta puede aliviar la ansiedad, reducir el nerviosismo y mejorar la calidad del sueño, según la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Una de sus propiedades es la de regular los niveles de ácido gamma-aminobutírico (GABA) en el cerebro. El GABA es un neurotransmisor que contribuye a la relajación del sistema nervioso.
Al tomarla antes de dormir, podría mejorar el sueño. Algunas personas que padecían insomnio o que se despiertan con frecuencia en mitad de la noche, mejoraron sus síntomas con la pasiflora. Esta planta medicinal ayuda en la regulación de la presión arterial al actuar sobre el sistema nervioso y al reducir la ansiedad. También tiene beneficios para la salud digestiva.
Cuando se incrementa la dopamina, mejora el bienestar emocional y ayuda a las personas con problemas relacionados con la depresión. Por eso, la capacidad de la pasiflora para relajar y promover un estado mental positivo es beneficioso para el estrés y el nerviosismo.
Consumo global de sodio y muerte por causas cardiovasculares
Antecedentes: La ingesta alta de sodio aumenta la presión arterial, un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular, pero los efectos de la ingesta de sodio en la mortalidad cardiovascular global son inciertos.
Métodos: Recopilamos datos de encuestas sobre la ingesta de sodio según lo determinado por la excreción urinaria y la dieta en personas de 66 países (que representan el 74,1% de los adultos en todo el mundo), y utilizamos estos datos para cuantificar el consumo mundial de sodio según la edad, el sexo y el país. Los efectos del sodio sobre la presión arterial, según la edad, la raza y la presencia o ausencia de hipertensión, se calcularon a partir de datos en un nuevo metanálisis de 107 intervenciones aleatorias, y los efectos de la presión arterial sobre la mortalidad cardiovascular, según la edad, se calcularon a partir de un metanálisis de cohortes. La mortalidad por causa específica se derivó del Estudio de Carga Global de Enfermedades 2010. Utilizando la evaluación comparativa de riesgos, estimamos los efectos cardiovasculares de la ingesta actual de sodio, en comparación con una ingesta de referencia de 2.0 g de sodio por día, según edad, sexo y país.
Resultados: En 2010, el nivel medio estimado del consumo mundial de sodio fue de 3,95 g por día, y los niveles medios regionales oscilaron entre 2,18 y 5,51 g por día. A nivel mundial, 1,65 millones de muertes anuales por causas cardiovasculares (intervalo de incertidumbre del 95% [intervalo de confianza], 1,10 millones a 2,22 millones) se atribuyeron a la ingesta de sodio por encima del nivel de referencia; el 61,9% de estas muertes ocurrieron en hombres y el 38,1% en mujeres. Estas muertes representaron casi 1 de cada 10 muertes por causas cardiovasculares (9.5%). Cuatro de cada 5 muertes (84,3%) ocurrieron en países de ingresos bajos y medios, y 2 de cada 5 muertes (40,4%) fueron prematuras (antes de los 70 años de edad). La tasa de mortalidad por causas cardiovasculares asociadas con la ingesta de sodio por encima del nivel de referencia fue más alta en el país de Georgia y más baja en Kenia.
Conclusiones: En este estudio de modelado, 1,65 millones de muertes por causas cardiovasculares que ocurrieron en 2010 se atribuyeron al consumo de sodio por encima de un nivel de referencia de 2,0 g por día. (Financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates.).
Mozaffarian, D., Fahimi, S., Singh, G. M., Micha, R., Khatibzadeh, S., Engell, R. E., Lim, S., Danaei, G., Ezzati, M., & Powles, J. (2014). Global Sodium Consumption and Death from Cardiovascular Causes. New England Journal Of Medicine, 371(7), 624-634. https://doi.org/10.1056/nejmoa1304127
Josep Casacuberta: ‘Nos alimentamos de especies inventadas por el ser humano, fruto de la modificación genética’
La mejora genética de las plantas es imprescindible para dar respuesta a la alimentación del futuro. Esta es una de las conclusiones que se pueden extraer de las jornadas de debate celebradas en Cosmocaixa convocadas por B·Debate, Centro Internacional para el Debate Científico – una iniciativa de Biocat y la Obra Social “la Caixa” – y que ha reunido a los mejores expertos mundiales en agrigenómica.
Esta edición de B·Debate, titulada Evolution of plant phenotypes. From genomes to traits, se ha centrado en entender los mecanismos evolutivos de las plantas para seleccionar características de su genoma que influyen en mejoras de todo tipo, desde las características organolépticas del tacto, el gusto y el olfato, hasta la calidad nutricional y conservación de estos productos alimenticios.
Josep Casacuberta, líder científico de este B·Debate y coordinador del programa de genómica de plantas y animales del Centre de Investigación en Agrigenómica (CRAG), asegura que «nos alimentamos de especies inventadas por el ser humano, fruto de la modificación genética». Los cambios en las variedades vegetales antes se conseguían de forma intuitiva, pero gracias a la investigación científica, actualmente, existen varias técnicas de mejora más precisas como por ejemplo la selección asistida por marcadores o la transgenia.
Sobre esta última cuestión – la transgenia-, el Parlament de Catalunya ha puesto en marcha este año la Subcomisión de Estudio de Transgénicos, que depende de la Comisión de Agricultura, Ramadería y Pesca, para debatir sobre la implantación y el cultivo de transgénicos en Cataluña.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la producción de alimentos tendrá que aumentar un 70% para abastecer a la población mundial en 2050 y, por tanto, en los próximos 50 años tendremos de producir más alimentos de los que hemos cultivado en toda la humanidad. En el último medio siglo, en el que la población mundial se ha doblado, las mejoras de producción se han conseguido sobre todo aumentando la superficie cultivada, y el agua y los abonos cultivados. Pero tal y como explica Josep Casacuberta, «esto ya no es posible, lo que nos obliga a utilizar todas las herramientas a nuestro alcance, como la mejora en el conocimiento básico de la genética de las plantas».
De esta forma, mirando hacia el futuro, uno de los principales retos de la agrigenómica es conseguir variedades de plantas más eficientes, con el objetivo de aumentar la producción sin incrementar los recursos de espacio, agua y abono invertidos en cultivarlas. Y todo ello en un contexto en el que el cambio climático dificultará el cultivo.
Nanopartículas dulces para combatir infartos cerebrales
Los compuestos que surgen de la unión de la glucosamina, un tipo de azúcar, con nanopartículas conocidas como fulerenos, populares por su forma de balón de fútbol, ayudan a reducir el daño celular y la inflamación que se producen tras un ictus o accidente cerebrovascular. Lo ha comprobado en ratones un equipo del Instituto Max Planck en Alemania, que también espera que se pueda utilizar en humanos.
La mayoría de los infartos en el cerebro ocurren cuando los vasos sanguíneos que llegan a este órgano se obstruyen con coágulos o depósitos grasos que disminuyen el flujo de sangre hacia sus células. Es entonces cuando se produce el ataque isquémico del cerebro, una patología que conduce a la degeneración de las neuronas, puede resultar mortal y para la que no existen muchos fármacos que permitan tratarlo.
Ahora, científicos alemanes y suizos han comprobado que la combinación de dos sustancias ayuda a reducir la inflamación y el volumen cerebral afectado tras el accidente cerebrovascular. Se trata de la glucosamina, un aminoazúcar de uso común en el tratamiento de la artritis y la artrosis; y de ciertos derivados de los fulerenos, unas estructuras huecas y esféricas formadas por muchos átomos de carbono.
Hasta ahora se sabía que los fulerenos captan bien radicales químicos que los hacen actuar como agentes neuroprotectores, mientras que la glucosamina sirve para atenuar la inflamación.
Lo que han hecho los investigadores es enlazar químicamente los dos compuestos para producir lo que se conoce como ‘gliconanopartículas’. Después se las han administrado a ratas de laboratorio a las que se les había inducido el accidente cerebrovascular.
Los resultados, que publica la revista Experimental Neurology, concluyen que esa combinación de los derivados de los fulerenos y la glucosamina reduce el daño celular y la inflamación tras el infarto cerebral, según revelaron las imágenes por resonancia magnética de los cerebros de los animales y la mejoría de sus síntomas neurológicos.
“Lo que confirma nuestro estudio es que es posible combinar fulerenos y azúcares para sumar sus efectos protectores, y obtener así nuevos materiales que ayuden a prevenir y tratar los infartos cerebrales”, señala Guillermo Orts-Gil, investigador español del Instituto Max-Planck de Coloides e Interfases (Alemania) y coautor del trabajo.
“Aunque de momento es un estudio con roedores, los resultados presentan a estas gliconanopartículas como materiales potencialmente eficaces para tratar infartos cerebrales también en humanos. Sin embargo hay que ser cautelosos, ya que lo que funciona con ratones de laboratorio, no necesariamente va a hacerlo con personas”, añade el científico.
Este trabajo es continuación de otro anterior, publicado el año pasado en la revista Nano Letters, donde los investigadores también confirmaron que una proteína llamada E-selectina, asociada a la cascada de acontecimientos que se suceden en un infarto cerebral, se distribuye por todo el cerebro, y no solamente en la zona donde se origina el infarto, como se pensaba hasta ahora.
El Instituto Agroalimentario de Aragón impulsará la investigación alimentaria y su transferencia a la industria
El ámbito agroalimentario se ha convertido en un área de importancia estratégica para la comunidad autónoma aragonesa y así lo ha manifestado el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, durante su visita al Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2), en la que ha estado acompañado por el rector de la Universidad de Zaragoza, Manuel López.
El Instituto Universitario de Investigación Mixto de Agroalimentación da soporte a 30 grupos de investigación de la Universidad de Zaragoza y del CITA del Gobierno de Aragón, y acoge a 300 investigadores aragoneses que trabajan en todas las fases de la cadena alimentaria.
Con la reciente puesta en marcha del IA2 se quiere potenciar la investigación alimentaria y su transferencia a la industria: desde la producción de materias primas de origen vegetal y animal, su transformación industrial en alimentos, bajo criterios de calidad y seguridad alimentaria, hasta aspectos relacionados con la gastronomía, la nutrición, la salud y el consumo, teniendo en cuenta aspectos económicos, sociales y medioambientales.
A la visita a dos de las instalaciones más singulares del IA2, la Planta Piloto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos (PPCTA) y al Laboratorio de Encefalopatías Espongiformes Transmisibles de Aragón (campus veterinario), que se ha prolongado durante 90 minutos, han asistido también la Consejera de Innovación, Investigación y Universidad, Pilar Alegría, el Secretario General Técnico del Departamento, Fernando Beltrán, y la Directora General de Investigación e Innovación, así como los vicerrectores de Política Científica, Luis Miguel García Vinuesa, y de Transferencia e Innovación Tecnológica, Pilar Zaragoza.
El director del IA2, Rafael Pagán Tomás, (cuyo nombramiento ha sido ratificado esta mañana por la comisión rectora del IA2 para un periodo de cuatro años) ha guiado a la delegación institucional junto al decano de la Facultad de Veterinaria, Manuel Gascón, la profesora coordinadora de la Planta Piloto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, María Eugenia Venturini, el director del Laboratorio de Encefalopatías Espongiformes Transmisibles de Aragón, Juan José Badiola, y el director del CITA, José Antonio Domínguez Andreu, entre otras autoridades.
Hacia la excelencia
Con la creación del Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2) se pretende favorecer la agregación de investigadores de prestigio procedentes de ambas entidades y su correspondiente coordinación, compartiendo experiencia, estructuras, servicios, recursos y técnicas. Ello facilitará la definición de proyectos de investigación multidisciplinares, más ambiciosos y globales, como elemento distintivo de calidad en el ámbito nacional e internacional.
Aragón ha dado un paso decisivo en la investigación de la excelencia en el ámbito agroalimentario, un área que entronca con las líneas prioritarias de las universidades del Valle del Ebro, que integran el Campus Iberus, y entre las que se encuentra el campus público aragonés.
Hasta el momento, 130 investigadores permanentes y 150 no permanentes, pertenecientes a 30 grupos de investigación reconocidos por el Gobierno de Aragón, y 22 técnicos de apoyo y administrativos, se han adherido a esta nueva estructura. Estos grupos pertenecen al CITA y a la Universidad de Zaragoza (fundamentalmente la Facultad de Veterinaria y la Escuela Politécnica Superior de Huesca, además de la Facultad de Ciencias de la Salud y del Deporte de Huesca y las Facultades de Ciencias, Economía y Empresa, Medicina y la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de Zaragoza).
Además, también se espera contar con investigadores de la Estación Experimental de Aula Dei del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), bajo la figura de personal asociado.
Durante los últimos dos años, los grupos de investigación adheridos al IA2 han publicado más de 500 artículos en revistas internacionales, formado a 50 doctores y firmado más de 250 contratos con empresas, que junto a la captación de fondos en convocatorias públicas (regionales, nacionales y europeas), supone una media de 7 millones de euros de ingresos al año.
Planta Piloto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos
La Planta Piloto, además de contribuir a la formación de los futuros graduados en Veterinaria y Ciencia y Tecnología de los Alimentos, permite realizar investigación, desarrollo y transferencia de conocimientos para contribuir a la mejora de la calidad de los alimentos y elevar la competitividad de la industria alimentaria.
La Planta Piloto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos cuenta con una infraestructura necesaria para el procesado y control de los alimentos, en condiciones similares a las que se utiliza en las industrias agroalimentarias. En esta planta se aplican los métodos para estudiar y optimizar los procesos de elaboración de los alimentos y evaluar la influencia de diferentes parámetros en la calidad de los productos.
Sus instalaciones permiten desarrollar proyectos de I+D+I tanto públicos como privados y de ámbito regional, nacional y europeo, todos ellos de gran interés para la industria alimentaria evitando los costes derivados de la elevada cantidad de materia prima necesaria para la puesta en funcionamiento de los equipos, mano de obra y paradas productivas cuando estas actividades se realizan en la propia fábrica.
En las distintas líneas de procesado de alimentos, se evalúa e investiga sobre el efecto de las atmósferas modificadas y los envases activos en la conservación de vegetales de cuarta gama, la utilización de nuevas técnicas de extracción, como los pulsos eléctricos aplicados en la vinificación, o de procesado, como la aplicación de altas presiones hidrostáticas en la conservación de alimentos líquidos, como los zumos. En la Planta Piloto también se llevan a cabo análisis sensoriales de alimentos en una sala de catas, un paso fundamental para las industrias alimentarias antes de lanzar sus productos al mercado o a la hora de mejorarlos.
Centro de Investigación en Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes
La salud pública, la sanidad animal y la seguridad de los alimentos precisan de un gran trabajo y conocimiento riguroso, un papel que desarrolla el Centro de Investigación en Encefalopatías y Enfermedades Emergentes.
Este centro es el laboratorio de referencia en Aragón para investigaciones que requieran un alto grado de seguridad en el campo de la biología, la biomedicina o las ciencias veterinarias. Con una superficie construida de más de 2.000 m2, acoge un laboratorio de nivel de contención P-3, la más alta acreditación en bioseguridad de los laboratorios españoles.
En el Laboratorio se desarrollan estudios internacionales sobre enfermedades con riesgo potencial para los humanos aprovechando la experiencia acumulada en el Centro en el estudio de enfermedades transmisibles.
El Centro realiza la vigilancia e investigación de las Encefalopatías Espongiformes Transmisibles (EET) en ovinos, caprinos y bovinos en España. La más conocida de estas enfermedades es la Encefalopatía espongiforme bovina, que afecta al ganado bovino y que también se ha comprobado que puede afectar al hombre.
Los científicos del centro trabajan, entre otras cuestiones, en investigación el diagnóstico de ovejas, cabras y vacas sospechosas de padecer una encefalopatía espongiforme transmisible (EET); la ejecución de los programas de vigilancia de la Comunidad Autónoma de Aragón (animales de matadero y muertos en granja); la evolución de la Encefalopatía espongiforme bovina en España durante estos 14 últimos años y la aportación de la ciencia para conseguir la casi completa erradicación de la enfermedad.
Desde este laboratorio de EEB se realiza a diario análisis de muestras de cerebro del vacuno que se ha sacrificado en los mataderos. Si una muestra diera positiva, se paralizaría la comercialización de esa res y se analizaría la ganadería de donde procede para buscar el origen de la enfermedad.
El centro ha sido designado recientemente Laboratorio internacional de referencia de la Organización Mundial para la Sanidad Animal (OIE), responsabilidad muy destacada, ya que en España sólo existen dos laboratorios en España, de otras enfermedades animales.
Un estudio demuestra que una hormona presente en la leche materna es clave para regular el metabolismo de los neonatos
Un equipo científico liderado por el catedrático Francesc Villarroya, del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Barcelona (UB), en colaboración con el Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn, dependiente del Instituto de Salud Carlos III) y con el Instituto Danone, ha demostrado que un compuesto presente en la leche materna, llamado factor de crecimiento fibroblástico 21 (FGF21), desempeña un papel clave en la absorción de nutrientes y la regulación de la función intestinal de los recién nacidos, y contribuye a mejorar su crecimiento durante las primeras semanas de vida, así como su perfil metabólico.
Esta es la principal conclusión del proyecto Estudio de FGF21 como nuevo factor presente en la leche, implicado en los efectos beneficiosos de la lactancia materna, que se enmarca en el programa de investigación de excelencia RecerCaixa, impulsado por la Obra Social La Caixa en colaboración con la Asociación Catalana de Universidades Públicas (ACUP). Los resultados del proyecto se han publicado en la revista Scientific Reports, del grupo Nature.
La FGF21 es una hormona producida por el hígado que está presente en el cuerpo humano de forma natural; aunque en algunas personas es más activa que en otras. Hasta ahora se conocía su acción favorable sobre el metabolismo de las grasas y la absorción del azúcar; por lo que se le atribuían propiedades antidiabéticas y antiobesidad. La investigación liderada por el Dr. Villarroya, que también es director del Instituto de Biomedicina de la UB (IBUB), ha demostrado que, al pasar al recién nacido a través de la leche materna, la hormona FGF21 actúa sobre el intestino, donde estimula la producción de enzimas que favorecen la absorción de la lactosa y de otras hormonas gastrointestinales que ayudan a asimilar correctamente los nutrientes.
El resultado es que los recién nacidos presentan un mejor perfil metabólico y un desarrollo superior en un 25 % al de los recién nacidos que no reciben este compuesto. Para llegar a esta conclusión, los investigadores han utilizado animales de laboratorio, en los que han observado las diferencias entre un grupo de recién nacidos que recibía leche natural de la madre y otro que también recibía leche de su madre de la que se había eliminado la hormona FGF21.
En un estudio anterior que se llevó a cabo en colaboración con el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, el equipo del Dr. Villarroya comprobó que la FGF21 está casi ausente del feto, y que su producción en los recién nacidos se activa cuando estos reciben la leche materna, lo que confirma la importancia que tiene su ingesta. A partir de estos resultados, los autores del estudio se proponen investigar a más largo plazo —hasta la adolescencia— los efectos sobre el metabolismo de haber estado expuesto o no a la FGF21. Asimismo se estudiará si este factor está presente, y en qué porcentaje, en las leches artificiales destinadas a la lactancia, a fin de mejorar su composición.
La contaminación ambiental puede favorecer a las especies invasoras
Un estudio liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto que la contaminación ambiental puede favorecer a las especies invasoras. El trabajo, publicado en la revista Acuatic Toxicology, describe por primera vez cómo influye un pesticida presente en ecosistemas de aguas salinas en el proceso invasivo del pequeño crustáceo Artemia franciscana, empleado en acuicultura.
“Hemos visto que la tolerancia al tóxico por parte de la especie invasora A. franciscana, así como su mayor éxito reproductivo y su capacidad de adaptación, le dan ventajas frente a la especie autóctona A. parthenogenetica. Esos factores pueden desempeñar un papel clave en el proceso de invasión cuando un contaminante ambiental crea presión selectiva”, explica el investigador del CSIC Juan Carlos Navarro, del Instituto de Acuicultura Torre de la Sal.
Producción de alimento vivo
El estudio se ha realizado utilizando microcrustáceos del género Artemia, que incluye a varias especies gemelas bisexuales y partenogenéticas. Estas últimas pueden reproducirse a partir de células sexuales femeninas no fecundadas. Los huevos de resistencia de este crustáceo, denominados quistes, se utilizan en acuicultura y acuariofilia para, tras su eclosión, producir alimento vivo (plancton) con el que alimentar fases tempranas de organismos marinos.
“La comercialización de los quistes de A. franciscana, originaria del continente americano, ha favorecido su introducción, voluntaria o accidental en gran parte de ecosistemas hipersalinos del mundo, incluidos los de la Península Ibérica. En coexistencia con las formas autóctonas, A. franciscana tiene ventaja competitiva, y se comporta como una especie invasora”, añade Navarro.
Según este estudio, los mecanismos por los que la especie invasora desplaza a las autóctonas son todavía objeto de estudio, aunque ahora se sabe que el proceso invasivo puede encontrarse favorecido, entro otros, por la mayor resistencia de A. francsicana al tóxico, su mayor supervivencia y una reproducción más eficiente.
En el trabajo también han participado investigadores de la Universitat Jaume I de Castellón y de la Universitat de València.
Las grasas afectan de manera diferente a los cerebros masculino y femenino
Comer alimentos con alto contenido en grasas genera mayor inflamación cerebral en machos que en hembras, según revela un estudio en ratones. Las consecuencias son un mayor riesgo de diabetes y problemas cardiacos.
Un grupo interdisciplinar de científicos de instituciones estadounidenses ha estudiado las diferentes respuestas cerebrales de ratones y ratonas al comer grasas.
El hallazgo, publicado esta semana en la revista Cell Reports, indica que los cerebros de machos y hembras responden de modos muy diferentes a este tipo de dietas. Los machos sufren una mayor inflamación de la región, incrementando el riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares, en comparación con las hembras.
“Nuestros datos mostraron que los ratones que tenían inflamación cerebral sufrían prediabetes, además de alteraciones en la función cardiovascular”, explica a Sinc Deborah Clegg, del Instituto de Investigación en Diabetes y Obesidad de Los Ángeles. “Esto solo ocurría en los ratones macho; no había inflamación en las hembras”.
“Vimos que no estaba del todo mal que las hembras tuvieran, de vez en cuando, una dieta alta en grasas. Sin embargo, fue altamente perjudicial en hombres”, señala Clegg.
Dietas cada vez más personalizadas
Cuando los ratones macho entraron en un estado de inflamación después de comer dietas altas en grasas, se observó que también sufrieron una reducción de la función cardiaca, mientras que las ratonas no.
“Es como si el cerebro de las hembras fuera ‘inmune’ al desafío de la dieta alta en grasas”, señala Clegg. “El hecho de que estos procesos de los nutrientes se presenten de manera distinta en los dos sexos con la misma dieta es una novedad”, enfatiza.
Clegg y su equipo están trabajando ahora en una estrategia para confirmar si los hallazgos en ratones también podrían aplicarse a las personas. Las conclusiones podrían explicar las diferencias observadas entre mujeres y hombres en las consecuencias de la obesidad; por ejemplo, por qué las premenopáusicas con sobrepeso tienen mejor salud que los hombres. De ser confirmadas en humanos, estas conclusiones obligarían a adaptar las recomendaciones dietéticas en función del sexo.
“Siempre hemos dado una misma respuesta para todos respecto a la información nutricional y el enfoque farmacéutico”, indica Clegg. “Nuestros datos empiezan a sugerir que se debe tener en cuenta el sexo a la hora de controlar la ingesta de grasas”.
Neurológicamente, la obesidad está asociada con la inflamación crónica en el sistema nervioso central. La inflamación de este, a su vez, provoca una resistencia a la insulina y la leptina, facilitando la aparición de enfermedades cardiovasculares.
En los últimos 50 años, la obesidad se ha convertido en una epidemia mundial. La Organización Mundial de la Salud estima que más del 35% de las personas adultas de 20 o más años tienen sobrepeso, y que el 11% son obesas.
Plátanos modificados genéticamente con alto contenido en vitamina A para luchar contra la ceguera infantil en África
Científicos australianos de la Universidad de Tecnología de Queensland (QUT) han desarrollado plátanos modificados genéticamente que contienen una mayor cantidad de betacaroteno, precursor de la vitamina A. Un proyecto que lleva en marcha desde hace nueve años y que busca luchar contra la ceguera y las muertes a causa de la deficiencia de la vitamina A en niños de países en vías de desarrollo de África.
Según recoge Agro-Bio, James Dale, líder del equipo de investigadores, espera que en el año 2020 estas variedades de plátano enriquecidas con vitamina A puedan ser sembradas por los agricultores en Uganda, donde alrededor del 70% de la población sobrevive con esta fruta y cerca del 30% de los niños menores de cinco años sufren de deficiencia clínica de vitamina A.
“En el Este de África esta fruta se corta y se cuece al vapor y es uno de los alimentos básicos en muchos países de esta región, pero tiene unos niveles de micronutrientes muy bajos, particularmente de pro-vitamina A y de hierro”, explica Dale. La deficiencia de la vitamina A es la causa principal de ceguera infantil y es un problema especialmente en grave en África donde la gente tiene menos recursos
El investigador espera que después de que se realicen las pruebas de campo en Uganda, esta tecnología podría transferirse a países como Ruanda, algunas partes de la república democrática del Congo, Kenia y Tanzania. La biotecnología agraria no sólo permite la producción sostenible de alimentos, sino también permite ofrecer alimentos con mayor contenido nutricional para los consumidores.
¿Es más saludable el arroz o la pasta? Según los dietistas, hay una diferencia nutricional importante
El arroz y la pasta son alimentos básicos en muchas cocinas del mundo. Saciantes y versátiles, pueden ser protagonistas de platos principales o ser el acompañamiento perfecto. Ambos alimentos son conocidos por ser ricos en carbohidratos, la principal fuente de energía para el cuerpo, sin embargo, hay diferencias importantes en cómo afectan los niveles de azúcar en sangre y en su valor nutricional.
El arroz
El arroz es un grano que forma parte de la dieta diaria de millones de personas. En su forma integral, es una fuente rica en fibra, magnesio, fósforo y vitaminas del grupo B, sin embargo, el arroz blanco, al ser procesado, pierde algunas de estas cualidades. A pesar de ello, se suele enriquecer con nutrientes como ácido fólico y hierro, lo que lo convierte en una opción válida y práctica para muchas personas.
Un truco para reducir el impacto de los carbohidratos en el arroz es cocinarlo, enfriarlo en la nevera y luego recalentarlo. Este proceso aumenta la resistencia del almidón, haciéndolo más lento de digerir y ayudando a mantener estables los niveles de azúcar en sangre.
La pasta
La pasta, hecha tradicionalmente a partir de harina y agua o huevos, es otro alimento básico con una larga historia culinaria. Su perfil nutricional es comparable al del arroz, aunque destaca por tener un contenido ligeramente superior de proteínas. Una taza de pasta cocida aporta unas 220 calorías, 43 gramos de carbohidratos y 8 gramos de proteínas.
La pasta integral, además, contiene más fibra, llegando a los 5.5 gramos por taza frente a los 2.5 gramos de la pasta refinada. Esto la convierte en una opción más saciante y nutritiva.
Para quienes buscan aumentar su ingesta de proteínas, las pastas elaboradas con garbanzos o lentejas son alternativas interesantes. Aunque su sabor puede diferir del de la pasta tradicional, estas variedades ofrecen beneficios adicionales, como un mayor contenido de fibra y proteínas vegetales.
anto el arroz como la pasta pueden ser opciones saludables, dependiendo de su tipo y cómo se consuman. El arroz integral tiene más fibra y nutrientes que el arroz blanco, proporcionando saciedad y beneficios para la digestión. Por otro lado, la pasta integral contiene más proteínas y fibra que la refinada, lo que la hace más saciante y nutritiva.
En general, la pasta tiene un contenido ligeramente mayor de proteínas que el arroz, pero el arroz integral destaca por ser mínimamente procesado. Ambos son saludables si se combinan con vegetales, grasas saludables y proteínas, y se consumen en porciones moderadas.