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Gastronomía y literatura: de Cervantes a Valle Inclán, los escritores que hicieron un hueco al arte culinario en sus obras

Da igual lo hedonista que seas, seguro que existe algún tipo de arte capaz de robarte los sentidos, que disfrutas al 100% y que te llena como persona, y si hablamos de arte hablamos de pintura, de escultura, de cine, de moda… pero por supuesto también de literatura y de gastronomía, dos sectores que a lo largo de la historia se han dado la mano.

En un libro de más de 1.000 páginas donde descubrimos los derechos y los reveses de la historia de la gastronomía en España encontramos fragmentos de obras de los escritores más importantes de la historia de la literatura española. Hacemos un repaso por algunos de estos clásicos de la literatura y su amor por la cocina. 

En la Edad Moderna, además de clásicos anónimos como El Lazarillo de Tormes, donde encontramos infinidad de pasajes relacionados con la comida (y la falta de ella), también descubrimos autores de renombre que han hecho un hueco a este arte en sus libros. 

Un ejemplo de ello es Pedro Calderón de la Barca, con La pugna de los guisados (Mojiganga de los guisados), tal y como recoge Fernando Villaverde en su libro, Alonso de Castillo Solórzano, en Hambre y pasteles (Aventuras del Bachiller), o Miguel de Cervantes en El Quijote con pasajes como Sin milindres ni respetos, Bacalao, camarones y cangrejos, Cena en una venta o Conejo empanado con tocino. 

Antonio Machado también hace un repaso a la tradición culinaria en Coma usted con los dedos, de Una y no más, de la misma manera que Emilia Pardo Bazán en La Tribuna, entre otras muchas de sus obras.

En conclusión, muchos de los grandes escritores usaron la gastronomía para dar forma y vida a sus obras. La alimentación es uno de los grandes atractivos de nuestro país, y es por esto que se ha visto reflejada en gran parte de nuestra literatura. ¿Sería ésta lo mismo sin las referencias a la gastronomía?

https://www.20minutos.es/gastronomia/recetas/literatura-gastronomia-autores-cervantes-valle-inclan-5178554

Impresión 3D de alimentos, ¿la revolución de tu cocina?

¿Te acuerdas de la Replicator? Sí, el fabricante de alimentos de Star Trek, que podía convertir cualquier molécula en alimentos comestibles y platos suculentos. Ya no es solo ciencia ficción, la impresión 3D de alimentos puede hacer platos de diferentes pastas y materiales, nos estamos acercando mucho a más a lo que pensábamos sería el futuro.

Los primeros resultados de la impresión 3D de alimentos no fueron muy espectaculares. Los objetos impresos estaban hechos de una pasta de azúcar y a menudo no eran muy apetitosos para el consumo. Pero el desarrollo de la tecnología, especialmente la FDM, ha ayudado a perfeccionar el proceso para que ahora puedas imprimir en 3D chocolate, dulces o incluso una comida completa. Al principio, se utilizaban impresoras 3D de deposición fundida que modificaban para poder fabricar con diferentes materiales. Hoy en día, ya contamos con impresoras 3D de alimentos que se especializan en la producción de platos deliciosos y refinados. 

¿Por qué imprimir alimentos en 3D?

La impresión 3D es una tecnología relativamente nueva, aún tiene un largo camino para ser completamente democratizada. Existen diversos proyectos que buscan dar a conocer la fabricación aditiva, y más concretamente dentro del campo de la alimentación. Una de estas personas es: Lynette Kucsma, CEO y cofundadora de Natural Machines. Ella piensa que la impresión 3D de alimentos ayudará especialmente a que podamos comenzar a comer mejor y con menos alimentos procesados. La cofundadora de Natural Machines enfatiza repetidamente las diferentes oportunidades de la impresión 3D de alimentos. Por encima de todo, habría nuevas oportunidades para que los usuarios traten con su comida. Se pueden crear productos más innovadores con nuevos perfiles de sabor, y tanto la salud del usuario como el medio ambiente podrían beneficiarse de la nueva tecnología.

Impresión 3D de alimentos ¿ventajas para la salud?

La dieta que seguimos diariamente tiene un gran impacto en  nuestra salud. En los tiempos modernos, tendemos a prestar mucha más atención a nuestra dieta, sin embargo, los restaurantes de comida rápida se están volviendo más populares, los niños desafían el brócoli y, a menudo, no consumimos los nutrientes que necesitamos. Con esta diferencia, Lynette Kucsma establece su enfoque especial con su impresora 3D: Foodini. «La gente volverá a estar más interesada en lo que comen exactamente», explica. Ha tenido experiencias bastante positivas, especialmente con sus hijos al tener la Foodini en casa. Mientras que las espinacas normales se comen a regañadientes, son mucho más atractivas para los niños en forma de pequeños dinosaurios. A pesar de que sabían lo que estaban comiendo, la espinaca se consumió rápidamente en una nueva forma.

Tanto la tecnología como las personas aún no están listas para tener una impresora de alimentos en 3D en la cocina, pero para quienes estén realmente interesados, es solo una cuestión de tiempo. ¿Qué piensas de los desarrollos de la impresión 3D de alimentos? Deja tus comentarios.

Impresión 3D de alimentos, ¿Revolución para tu cocina? – 3Dnatives

Publicidad en TV y cine influye en consumo de comida “chatarra” entre adolescentes: Estudio

  • Hasta el 85% de consultados consume frituras, galletas y bebidas embotelladas cuando ven televisión; la totalidad palomitas y refrescos, en salas cinematográficas 
  • Para el caso del cine, la totalidad come principalmente palomitas y bebe refrescos.

Ver televisión y asistir a funciones de cine es factor para que los adolescentes consuman alimentos de bajo valor nutritivo, según un estudio de investigadoras del Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia (Censia), del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).


El reporte se hizo con 420 estudiantes de bachillerato de la Ciudad de México, donde el 90% indicaron ver televisión en promedio tres horas diarias, mientras el 37% afirmó visitar las salas cinematográficas al menos una vez al mes.


A cargo de Maribel Orozco López, del Censia, de María Guadalupe Ruelas González, del INSP, y de María Tomasa Mendoza Reséndiz, de la ENAH, la investigación refiere que cuando ven televisión, el 85% de los consultados consume principalmente frituras, galletas y refrescos, y seis de cada 10 se ven influidos por lo promocionado en la pantalla.


Para el caso del cine, la totalidad come principalmente palomitas y bebe refrescos. Aquí el 100% del consumo guarda relación con lo que se promociona en el lugar.

Cuando se les cuestionó sobre los promocionales, en su mayoría prefieren aquellos en los cuales sujetos de edades similares a las de ellos son físicamente atractivos y se presentan como héroes populares. Por otra parte, el 70% resaltan la importancia que los mensajes se acompañen de sonidos altos, y el empleo de colores intensos.

Lo anterior da cuenta de las preferencias de adolescentes por alimentos llamados “chatarra”, cuya publicidad en televisión y cines se presenta como el gancho que favorece su consumo. “Es factible que estos medios estimulen el consumo de estos productos, favoreciendo además la prevalencia de sobrepeso y obesidad en México”, indica el reporte.


Por otra parte, el número de casos de obesidad entre personas de 15 a 19 años de edad en el país, es bajo, no más allá de cinco puntos porcentuales del total. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud (SSa), el año pasado se atendieron en hospitales públicos y particulares a 17 mil 393 adolescentes por tal padecimiento, el 4.84% general.

En tanto, al primer bimestre de 2015 aumentó a 5.10% de la totalidad de prestación del servicio médico de ese sector poblacional, pues hubo 2 mil 205 de los 43 mil 223 registros a nivel nacional.


Si bien dichos datos no pueden considerarse alarmantes, significan que a futuro, si no modifican sus hábitos alimenticios, esos adolescentes enfrentarán problemas de salud derivados de la obesidad, como hipertensión, diabetes mellitus tipo II, que pueden a su vez resultar en otros padecimientos mortales, como los cardiacos y del hígado.


De ahí la importancia de consumir alimentación adecuada y realizar ejercicio de manera constante.


ALIMENTACIÓN Y SALUD: LA OBESIDAD COMO FACTOR DE RIESGO

Epidemiología de la obesidad

En torno a 1000 millones de personas padecen hoy en día obesidad o sobrepeso en todo el mund2.

En el marco mundial, es en Estados Unidos donde se recogen cifras más elevadas de prevalencia; en Europa, es en Inglaterra donde se observa un mayor incremento, situándose España en un punto intermedio.

Según un estudio de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), el 39,3% de la población española de entre 25 y 64 años tiene sobrepeso, y un 21,6% es obesa. Estos datos se obtienen del Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE) que analizó a un total de 3.801 hombres y mujeres españoles de edades comprendidas entre los 25 y 64 años, evaluando la prevalencia actual del sobrepeso y la obesidad de la población entre los años 2014 y 2015.

Según la OMS, entre los años 1980 y 2014, la prevalencia mundial de obesidad casi se ha duplicado.

Además, se han estimado tasas de obesidad significativamente más elevadas en los varones que en las mujeres. La última Encuesta de Salud (ENSA) indica esta misma tendencia.

Hay que destacar también, que en comparación con Estados Unidos, país en el que la prevalencia de obesidad alcanza el 35,1% en población mayor de 20 años, la obesidad en la población adulta en España presenta unas tasas inferiores.

El estudio DORICA estableció unas cifras de prevalencia de obesidad más elevadas en regiones situadas en el sur de España, siendo las estimaciones más elevadas en Canarias, Andalucía y Murcia, y las más bajas en Cataluña y País Vasco. En el último estudio ENPE, las cifras más altas se sitúan en Asturias y Galicia, seguidas por Andalucía y Murcia

Factores de influencia

Según los estudios realizados por la SEEDO, existe una diferencia sexual con mayor prevalencia de obesidad en las mujeres. Además, esta prevalencia va aumentando con la edad.

Con relación al factor cultural, cuanto más bajo es el nivel cultural, mayor es la prevalencia, manteniéndose la diferencia entre sexos.

El nivel socioeconómico muestra una relación inversa con la obesidad en los países desarrollados (a mayor nivel socioeconómico, menor obesidad) ocurriendo lo contrario en los países subdesarrollados.

La prevalencia de obesidad y sobrepeso también está aumentando en niños. Según los datos obtenidos en el estudio ENKID, la prevalencia de obesidad en la población infantil y juvenil (2-24 años) es de un 15,5% en niños y de 12% en niñas, observándose una superioridad en Andalucía, Canarias y Levante.

Prevenir la obesidad debe comenzar en la infancia. España es el país de la Unión Europea con un mayor número de niños obesos, debido a las costumbres alimenticias cada vez más incorrectas.

Este aumento de la obesidad en la población infantil ha llegado hasta un punto en el que las tasas se han duplicado en la última década. Estamos acercándonos a tasas como las de Estados Unidos, donde la obesidad infantil ya se considera como la epidemia del siglo XXI.

La obesidad infantil debe considerarse como una enfermedad emergente. Esto constituye un problema de salud, ya que estos niños obesos, serán los adultos del mañana y desarrollarán obviamente enfermedades como la diabetes y la hipertensión arterial.

El gasto sanitario que conlleva el tratamiento de la obesidad también es un problema. El objetivo de la Salud Pública debe ser prevenir y controlar la evolución de la enfermedad.

Los costes asociados a la obesidad en España superan los 2500 millones de euros anuales. Estos costes se deben principalmente a la relación de la obesidad con otras patologías como la diabetes, trastornos cardiovasculares, hipertensión arterial, etc.

Una forma de reducir el coste sería mediante intervenciones sanitarias destinadas a la reducción del peso y la promoción de estilos de vida saludables, disminuyendo por tanto también la aparición de enfermedades asociadas.

Consecuencias del sobrepeso y la Obesidad

Es de sobra conocida la asociación de valores elevados de IMC y la obesidad abdominal, con la mortalidad, morbilidad y discapacidad y como consecuencia, del deterioro del estado de salud y baja calidad de vida. Esto a su vez, repercute en el gasto sanitario.

Un índice de masa corporal (IMC) elevado es un factor de riesgo muy importante de enfermedades no transmisibles como las enfermedades cardiovasculares (principal causa de mortalidad en 2012), la diabetes, trastornos del aparato locomotor (como la osteoartritis, muy discapacitante) y algunos cánceres (endometrio, mama y colon).

La obesidad infantil está asociada a una mayor probabilidad de muerte prematura y obesidad en edad adulta. Pero además, los niños obesos padecen dificultad respiratoria, mayor riesgo de fracturas e hipertensión, y presentan también mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y resistencia a la insulina.

Los niños presentan cada vez con más frecuencia sobrepeso, estimándose una tasa global de unos 20 millones a nivel mundial. Resulta alarmante la aparición en niños o adultos jóvenes de enfermedades típicamente de los adultos como la Diabetes Mellitus (DM) tipo 2.

Aunque actualmente ha disminuido la morbimortalidad prematura por las enfermedades cardiovasculares, el aumento de la obesidad y la DM tipo 2 puede invertir esta tendencia. El aumento del sobrepeso y la obesidad nos proyecta un potencial incremento de la morbimortalidad en las próximas décadas.

Según el informe del Institute for Health Metrics and Evaluation de 2013, que estudiaba la carga de enfermedad atribuible a los principales factores de riesgo, los riesgos asociados con un IMC elevado junto con una dieta inadecuada, ocupaban los 2 primeros lugares en España.

Además, se observan tendencias crecientes en población adulta, con lo que se agrava más aún si cabe este problema. En el año 2013, la OMS desarrolla el Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de las Enfermedades No Transmisibles 2013-2020, fijando como objetivo el aumento cero de la prevalencia de obesidad entre los años 2010 y 2025

El papel del enfermería ante el sobrepeso y la obesidad

La magnitud del problema al que nos enfrentamos obliga a sensibilizar a todos los escalones del Sistema Sanitario.

Para ello debemos partir de un precepto fundamental: el exceso de peso como una enfermedad crónica, que necesita un tratamiento a largo plazo para lograr una reducción de peso, que además sea mantenida en el tiempo, pero que también incluya una estrategia para prevenir o reducir las comorbilidades.

La implicación de la Atención Primaria es esencial; debiendo abordarse el problema desde un punto de vista multidisciplinar. Esto conlleva:

  • Disponer de guías y recomendaciones unitarias para el manejo del sobrepeso y la obesidad.
  • Promover la producción científica en Atención Primaria.
  • Comunicación fluida entre los diferentes profesionales de salud.
  • Disponer de programas de salud formativos impulsados por la Administración.

Dada la alta prevalencia de la obesidad en la sociedad actual, la SEEDO propone priorizar los programas de pérdida de peso en las siguientes situaciones:

  • Individuos con un IMC ≥ 30.
  • Individuos con un IMC entre 25 y 29 y con comorbilidades asociadas.
  • IMC ≥ 25 y con “cintura de riesgo” (se entiende como “cintura de riesgo” una circunferencia de cintura ≥ 102 cm en el varón ó ≥ 88 cm en la mujer).
  • Cualquier sujeto con “cintura de riesgo” y comorbilidades.

El punto siguiente que recomienda la SEEDO es establecer objetivos:

  • Promover la pérdida de peso.
  • Mejorar los factores de riesgo.
  • Mantener el peso y evitar la recuperación del peso perdido a largo plazo.
  • Propiciar una vida activa.
  • Mejorar la calidad de vida.

https://www.npunto.es/revista/17/alimentacion-y-salud-la-obesidad-como-factor-de-riesgo

Dieta vegana en niños: ¿qué hay que tener en cuenta?

Este tipo de alimentación requiere del uso de suplementos para resolver las carencias de no consumir ciertos nutrientes, lo que conlleva que se necesite de supervisión experta para seguirla. Bien planificada, es adecuada para cualquier etapa de la vida, incluida la infancia


No comer carne ni lácteos ni huevos. Esta es la dieta que eligen algunas familias para su día a día. Padres y madres que quieren que sus hijos también sean veganos como ellos, ¿pero qué tienen que tener en cuenta? “El veganismo es más que un tipo de alimentación, es un estilo de vida. Por eso no es algo que se impone; es una conclusión de vida a la que llegan las personas y que conlleva querer dejar de consumir determinados alimentos por el componente ético y ambiental que supone”, explica la dietista y nutricionista Mapi Herrero. “Hace muchos años que la comunidad científica está de acuerdo en que una alimentación vegetariana y también vegana, bien planificada, es adecuada en cualquier etapa de la vida”, añade esta experta, que cita como ejemplo el estudio Postura de la Asociación Americana de Dietética: dietas vegetarianas (2009).

Este tipo de alimentación tiene que ser supervisada y estar planificada por un especialista, sobre todo en la infancia, según explica Herrero, porque se suelen dar carencias de macronutrientes —proteínas, carbohidratos y grasas— y de algunos micronutrientes. “Es cierto que cuantos más alimentos se excluyen de la dieta de una persona, mayor es el riesgo”, prosigue Herrero, “sin embargo, cuando queremos cambiar de una alimentación omnívora a una vegetariana, lo que cambiamos es una de las tres partes que tiene el modelo de plato saludable [plato circular que divide la ingesta diaria recomendada en 50% de frutas y verduras; 25% de cereales y un 25% de proteínas], por lo que podríamos decir que el 75% de la dieta va a permanecer igual”.

“El veganismo no es más saludable que otro tipo de alimentación”, argumenta Susana Redecillas, pediatra y miembro del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría. “La dieta puede estar más controlada y supervisada, pero puede ser igual de sana o insana que la que hace un niño que es omnívoro”, añade la médica. Para Redecillas lo más importante es que la alimentación sea equilibrada: “Además, tiene que estar suplementada, sobre todo en niños en crecimiento rápido, como los lactantes y los adolescentes”. En el caso de los bebés, la pediatra explica que a partir de los seis meses, tras la alimentación exclusiva con leche materna y el comienzo de la complementaria, el pequeño puede empezar a ser vegano. “Este tipo de dieta no tiene tanta tradición en España como en otros países, como la India, por lo que aquí muchas familias necesitan consejo y recomendaciones por parte de un profesional, y que así el menor cumpla con todos los requerimientos suficientes de calorías y proteínas”, añade.

Pero no solo hay que ocuparse de los macronutrientes, sino también de los posibles déficits de micronutrientes que sean necesarios como el hierro, la vitamina B12, el calcio o incluso algunos tipos de grasa como los omega-3. “En esta dieta”, según informa Redecillas, “el problema es la biodisponibilidad: una cosa es el contenido de calcio, por ejemplo, que tiene el alimento —el brócoli o las verduras de hoja verde— y otra cómo lo aprovecha el organismo. De ahí la necesidad de suplementación”.

“La manera correcta de seguirla sería asegurarse de que los nutrientes de los grupos de alimentos que no forman parte de la alimentación se aportan a través de otras fuentes, algo que no es especialmente complicado con la información adecuada”, matiza Herrero. “Cualquier dieta saludable debe incluir una variedad de alimentos que garantice que se cubren todas las necesidades nutricionales. En el caso del veganismo, esto requiere cierta planificación, fundamentalmente al principio”, añade. En cuanto a los suplementos, Herrero insiste en que deben estar bien elegidos para que la biodisponibilidad y cantidad sean adecuadas a las necesidades de cada etapa del desarrollo. “En este caso, el único suplemento obligado es el de vitamina B12, hay otros que pueden resultar interesantes y que habrá que valorar de forma individualizada”, subraya la nutricionista.

“Esta vitamina sobre todo se encuentra en alimentos animales, por eso suele haber déficits en estos menores”, añade Redecillas, “pero también lo encuentras en alimentos vegetales como las algas, alimentos que no son muy recomendables para los niños en su dieta habitual”. La pediatra explica que un déficit de vitamina B12 generalmente conlleva anemia —que puede provocar apatía, irritabilidad, cansancio y falta de apetito en los pequeños—, “y si se mantiene por un tiempo prolongado y a edades tempranas de la vida puede llegar a provocar problemas neurológicos”. Estos, según informa, pueden ser irreversibles, aunque reconoce que son casos muy extremos e infrecuentes.

“Si los padres se deciden por el veganismo, mi recomendación es que lo hagan siempre con un profesional y supervisión constante para ir viendo qué déficits puede desarrollar o no el menor”, reitera por su parte la psicóloga María Luisa Ferrerós, autora de Dime qué come y te diré cómo se porta (Planeta, 2024). “He conocido de cerca el caso de una niña. Los padres habían decidido que su hija siguiera esta dieta, pero sin ningún tipo de seguimiento. La pequeña llegó a mi consulta porque los progenitores pensaban que tenía depresión porque se pasaba todo el día llorando. Hicimos una evaluación completa psicológica de la menor y lo descartamos todo”, continúa la especialista en neurociencia, biología y farmacología. Según explica, la menor tenía muchas amigas, sacaba buenas notas, iba bien en el colegio, no había nada mental que explicara su comportamiento, no sabía lo que pasaba. “Hasta que me dijeron que había empezado con este tipo de alimentación hacía pocos meses. Me comentaron que lo habían decidido y que lo hacían sin supervisión. Sugerí una analítica. Y bingo. Había falta de hierro, de magnesio, de fósforo…. Y resultó que la pequeña estaba triste porque no comía los nutrientes necesarios, ni las vitaminas, ni los minerales, y por ello estaba decaída”, relata. La psicóloga sostiene que al padre le costó bastante entenderlo: “De momento, él sigue siendo vegano, pero la niña ahora come de todo y está feliz”.

“Muchas veces los adultos deben pensar si anteponen sus creencias sobre alimentación a la salud de sus hijos. Porque a veces tomamos decisiones con toda la buena intención, pero pueden ser perjudiciales para ellos. Obviamente, no piensas que le vas a hacer daño. Lo mejor es buscar supervisión e informar a su entorno como cuando un niño es, por ejemplo, alérgico”, sostiene Ferrerós.

“Normalmente, son los padres los que deciden que sus hijos sigan una dieta vegana y aunque muchos la conocen porque la siguen, deben informarse igualmente, aunque ya tengan práctica”, sostiene Redecillas. “A veces el problema lo vemos más en adolescentes, casos en los que son ellos los que deciden seguir esta dieta y el resto de la familia es omnívora”, prosigue la pediatra. La médica relata que en estos hogares en los que se sigue dos tipos distintos de alimentación muchas veces a los familiares del joven les falta información: “Son circunstancias además en las que también está el hándicap de que el menor es vegano y en pleno proceso puberal, donde la comunicación no es la mejor y además quien compra en casa no suele ser él, así que la familia necesita información”.

Redecillas recomienda que cuando los progenitores no estén habituados a este tipo de alimentación, y tengan dudas, consulten con un especialista, “ya sea un nutricionista, un pediatra u otros profesionales de salud que reciben formación en dietas veganas y les pueden ayudar”.

https://elpais.com/mamas-papas/expertos/2024-09-21/dieta-vegana-en-ninos-que-hay-que-tener-en-cuenta.html

5 alimentos que quizás te sorprenda que sean beneficiosos para hacer ejercicio

Es habitual escuchar que para llevar una dieta sana balanceada, como lo recomiendan los nutricionistas, es preferible evitar cierto tipo de alimentos.

Entre los que más se mencionan están el chocolate y la cerveza.

La sorpresa es que caer en la tentación no resulta en sí malo para el organismo y hasta puede ser beneficioso si queremos hacer ejercicio.

1. Chocolate

El problema del chocolate es la manera en la que producen la mayoría de sus variantes, en las que se juntan toda la grasa del cacao y se añade mucha azúcar.

«Pero si estamos hablando de un cacao que es desgrasado y sin azúcar es buenísimo», le aclaró a BBC Mundo Juan Francisco Marco, profesor del centro de ciencia deportiva, entrenamiento y fitness Alto Rendimiento, en España.

«Lo positivo es que tiene un efecto relajante y ansiolítico dada su composición nutricional. Por eso es que en ejercicios físicos o en deportes que requieran de mucha concentración es ideal, está muy recomendado».

Los chocolates que tienen más de 70% cacao son ricos en flavonoides, que poseen grandes cantidades de antioxidantes.

Esto favorece la flexibilidad en las arterias.

A esto se añade que también es rico en fibra y en minerales como hierro, potasio, zinc y selenio.

Eso no quiere decir que se puede abusar del chocolate y comer media tableta de una vez. De 10 a 30 gramos diarios son suficientes para disfrutar de sus beneficios sin hacer frente a sus efectos negativos.

«Lo recomendable es consumirlo antes del ejercicio, pero después también puede ayudar porque una vez que terminas la actividad física tu cuerpo permanece activado y el chocolate contribuye a que vuelva a la calma como un relajante», agregó Marco.

2.- Cerveza

«La cerveza es completísima», aseguró el preparador físico español.

«Aporta una gran cantidad de aminoácidos, carbohidratos que no son de absorción rápida, ya que esta elaborada a partir de cereales. Te aporta un montón de vitaminas, sobre todo del grupo B, y es muy hidratante».

En los últimos años se han llevado a cabo numerosos estudios que mencionan los beneficios de la cerveza como un excelente hidratador para después del ejercicio, además de facilitar la recuperación de los músculos.

También es bajo en calorías y ayuda a disminuir los niveles de colesterol.

«La clave la diferencia entre la que tiene alcohol y la que no, ya que si bien las propiedades son parecidas en las dos, hay que tomar en cuenta que el alcohol no aporta ningún nutriente. Son kilocalorías vacías», comentó Marcó.

La dosis recomendada es una vaso, como mucho un tercio, pero es importante recordar y ser consciente en todo momento de que cualquier exceso es malo.

3. Sandía

«La sandía es buena porque básicamente es 90% es agua y el resto azúcar. Y tiene poco contenido calórico, unos 100 gramos te aportan unas 28 kilocalorías».

Esto se traduce en términos del ejercicio que el cuerpo recibe una inyección de energía importante.

«La fructuosa se absorbe muy rápido, entonces te proporciona energía de forma muy inmediata», explicó el profesor de Alto Rendimiento.

«El problema es que un exceso de fructuosa, si no lo vas a quemar enseguida, se transforma en grasa».

La sandía también tiene mucha vitamina C y vitaminas del grupo B, sobre todo la B9, que son imprescindibles para la recuperación muscular.

4. Aceite de coco virgen

Es un producto que está de moda porque es muy rico en ácidos grasos de cadena media, que está demostrado científicamente que proporcionan muchísima energía, según comenta Marco.

«Se hizo un estudio reciente en Japón en el que se dividieron dos grupos, uno con ácidos graso de cadena media y otro con ácido graso de cadena larga, que son los más comunes».

«Se demostró que el primer grupo aportaba más energía y la mantenía durante más tiempo. Aparte se descubrió que tiene un efecto termogénico, que ayuda a disminuir los niveles de grasa en el organismo y también el colesterol», agregó.

«Y algo que es muy importante para el deporte es que retrasa la producción de acido láctico, por lo que la fatiga muscular tarda más en llegar».

El aceite de coco se puede utilizar para cocinar o de acompañante en una ensalada, aunque también hay variantes en el mercado como bebida.

5. Frutos secos

«Los tres frutos secos que son imprescindibles para el deporte son: las almendra, las nueces y la avellanas», explica Marco.

«Te aportan una cantidad de minerales específicos para las contracciones musculares como son el calcio, el magnesio, el potasio y el fósforo».

También proporcionan vitaminas B y C, proteína, carbohidratos y ácidos grasos

«Estamos hablando que con 15 o 20 gramos te pueden estar aportando 10 o 11 gramos de proteína, que sería la mitad de una dosis buena».

FUENTE: https://www.bbc.com/mundo/deportes-42366856

La planta que reduce la ansiedad, el nerviosismo y ayuda a conciliar el sueño

Las plantas medicinales han servido durante siglos como remedios caseros para distintas molestias y por sus efectos beneficiosos para la salud. Una de las que han ganado popularidad es la pasiflora, a la que se le conoce también como la flor de la pasión.

Esta planta puede aliviar la ansiedad, reducir el nerviosismo y mejorar la calidad del sueño, según la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Una de sus propiedades es la de regular los niveles de ácido gamma-aminobutírico (GABA) en el cerebro. El GABA es un neurotransmisor que contribuye a la relajación del sistema nervioso.

Al tomarla antes de dormir, podría mejorar el sueño. Algunas personas que padecían insomnio o que se despiertan con frecuencia en mitad de la noche, mejoraron sus síntomas con la pasiflora. Esta planta medicinal ayuda en la regulación de la presión arterial al actuar sobre el sistema nervioso y al reducir la ansiedad. También tiene beneficios para la salud digestiva.

Cuando se incrementa la dopaminamejora el bienestar emocional y ayuda a las personas con problemas relacionados con la depresión. Por eso, la capacidad de la pasiflora para relajar y promover un estado mental positivo es beneficioso para el estrés y el nerviosismo.

Fuente: https://www.eleconomista.es/salud-bienestar/noticias/12989678/09/24/la-planta-que-reduce-la-ansiedad-el-nerviosismo-y-ayuda-a-conciliar-el-sueno.html

La influencia del entorno escolar en los hábitos alimenticios de los niños

La influencia del entorno escolar en los hábitos alimenticios de los niños es un tema de gran relevancia que requiere atención.

En este artículo exploraremos la importancia de la educación alimentaria en las escuelas, las influencias externas en la alimentación de los niños dentro del entorno escolar, así como estrategias para fomentar hábitos alimenticios saludables desde el entorno educativo.

Es fundamental comprender cómo el entorno escolar puede moldear los hábitos alimenticios de los niños y cómo podemos trabajar para promover una alimentación equilibrada y saludable desde edades tempranas

La importancia de la educación alimentaria en las escuelas

La importancia de la educación alimentaria en las escuelas radica en su capacidad para formar hábitos saludables desde temprana edad.

Los niños pasan gran parte de su tiempo en el entorno escolar, por lo que este se convierte en un espacio clave para promover una alimentación equilibrada y nutritiva.

A través de la educación alimentaria, se les enseña a identificar los alimentos adecuados para su crecimiento y desarrollo, así como a comprender la importancia de una dieta balanceada.

Además, se les brindan herramientas para tomar decisiones informadas sobre su alimentación y se fomenta el consumo de frutas, verduras y alimentos naturales.

De esta manera, la educación alimentaria en las escuelas contribuye a prevenir enfermedades relacionadas con la mala alimentación y promueve estilos de vida saludables desde temprana edad

Influencias externas en la alimentación de los niños dentro del entorno escolar

Dentro del entorno escolar, los niños están expuestos a diversas influencias externas que pueden afectar sus hábitos alimenticios.

Una de estas influencias es la publicidad de alimentos poco saludables que se promocionan en los espacios escolares, como las máquinas expendedoras o los patrocinios de marcas de comida chatarra.

Además, la presión social de los compañeros también puede tener un impacto en la elección de alimentos, ya que los niños tienden a imitar las conductas alimentarias de sus pares.

Por otro lado, el personal escolar también juega un papel importante en la alimentación de los niños, ya sea promoviendo una dieta equilibrada y nutritiva o permitiendo el consumo de alimentos no saludables en el entorno educativo.

Es crucial abordar estas influencias externas y fomentar entornos escolares saludables que promuevan hábitos alimenticios adecuados entre los niños

Cómo fomentar hábitos alimenticios saludables desde el entorno educativo

Una forma efectiva de lograrlo es mediante la implementación de programas de educación alimentaria en las escuelas.

Estos programas pueden incluir actividades prácticas, como la preparación de comidas saludables en el aula, así como también charlas y talleres sobre nutrición.

Además, es importante que las escuelas promuevan la disponibilidad de opciones de alimentos saludables en sus comedores y máquinas expendedoras.

También se puede fomentar la participación de los padres y la comunidad en la educación alimentaria, organizando eventos o brindando recursos informativos.

De esta manera, desde el entorno educativo se puede contribuir significativamente a establecer hábitos alimenticios saludables en los niños, sentando las bases para una vida saludable a largo plazo

En resumen, queda claro que el entorno escolar juega un papel fundamental en los hábitos alimenticios de los niños.

La educación alimentaria en las escuelas es crucial para promover una alimentación saludable, pero también debemos tener en cuenta las influencias externas que pueden afectar negativamente estos hábitos.

Como sociedad, debemos reflexionar sobre cómo podemos mejorar y fortalecer el entorno educativo para fomentar una alimentación más saludable en nuestros niños.

https://www.comedoresblanco.es/influencia-escolar-habitos-alimenticios

¿Por qué nos sentimos culpables por comer lo que nos gusta?

La antropóloga y nutricionista Gemma Hortet aboga por volver a estrechar los lazos entre el disfrute de la gastronomía y la salud. ¡Fuera remordimientos!

Julia Roberts, en una de las escenas de ‘Comer, rezar, amar’ en la que aboga por volver a disfrutar de la comida.

En una escena de ‘Comer, rezar, amar’, Julia Roberts contempla con una mezcla de sorpresa y estupefacción como la mujer que se sienta frente a ella ‘juguetea’ con la pizza que hay en su plato en lugar de comérsela con toda la devoción que merece el manjar (que es, precisamente, lo que está haciendo Roberts). «Estás comiendo una margarita en Nápoles. Estás moralmente obligada a disfrutar de esta pizza«, la espeta entre bocado y bocado dando por zanjado un debate salpicado de ‘michelines’, recuento de calorías y deseo sexual.

¿Qué nos pasa? ¿En qué momento dejamos de disfrutar comiendo? «En el momento en el que apartamos la cocina y la gastronomía de la salud y los especialistas en salud y nutrición empezaron a asociar tener un peso adecuado a contar kilocalorías y a un tipo de técnicas culinarias en lugar de tener cuenta los nutrientes o el comportamiento de un alimento en el cuerpo (saciedad)», explica la antropóloga, educadora social y especialista en nutrición Gemma Hortet.

¿Tan malo es sentir placer con la comida? «Todo lo contrario. Comer es un acto necesario para nuestra supervivencia, al igual que lo es el sexo. Y, por eso, la naturaleza lo hizo placentero. Intentar sacar de la ecuación el placer al comer es un error que empezó a originarse cuando se puso de moda la ‘no cocina’ como fuente de salud, o sea: la plancha, el crudo, el horno, el hervido… Todo muy básico».

Dietas milagro, planes restrictivos… Hortet no puede con todo este barniz épico que se le da hoy a algo tan básico como es comer. «Pasarse la vida a base de ensaladas y carne o pescado a la plancha, más que épico, es dramático, porque va en contra de nuestra cultura, de nuestras tradiciones y nuestra propia naturaleza. El ser humano ha de aprender a alimentarse disfrutando del proceso. Prohibir, reducir y eliminar alimentos saludables no es el camino».

Realmente, ¿’todo lo que no mata, engorda’? «No es cierto. Eso nos han hecho creer. Lo que nos destruye lentamente es aquello que tiene sustancias que no existen en la naturaleza y que crean una adicción lenta por sus sabores intensos».

A veces, prosigue, «es tan fácil como colocar el alimento que deseamos a la hora adecuada o reducir la cantidad que vamos a comer acompañándolo de algo que ayude a metabolizarlo mejor».

Hay personas que se pasan la vida a dieta; en una montaña rusa de privarse de todo, ponerse morados y vuelta a empezar. ¿cómo se pone orden en ese lío? «Primero de todo, dejando de hacer restricciones alimentarias. Hay que poner orden en la alimentación y esto requiere de tiempo y valor. Uno dedica tiempo a las cosas que pone en valor. Alimentarse bien requiere de conocimiento y tiempo de organización, compra y cocina. Quien diga lo contrario, miente. Si no concedemos el valor a la alimentación o a la salud que merecen nunca encontraremos en tiempo para ellas».

Y lo peor de todo esto, señala, es que «la industria alimentaria lo sabe, sabe que no queremos dedicar tiempo a comprar, a cocinar a organizar. ‘Te cuidamos’, ‘cocinamos por ti’, son frases que aparecieron en la década de los 70 que nos han hecho mucho daño pensando que se puede comer cualquier cosa o que la industria ya cocina por nosotros. ¿Quién no se ha hartado en su infancia de comer sopas de sobre pensando que eran una maravillosa cena que hacía la vida más fácil a las mujeres?».

Entonces, ¿se puede disfrutar comiendo sin que nos machaque el remordimiento de conciencia? «¡Se debe! Hay una corriente muy catastrofista sobre el disfrutar comiendo y la salud. Nos han enseñado que comer sano es comer ensaladas y carne o pescado a la plancha y nada más lejos de la realidad. Si entre semana disponemos de poco tiempo, usemos aliños caseros ricos, ‘toppings’ de frutos secos tostados, especias. Tomemos, cada día, un trozo de chocolate negro, saboreándolo lentamente. Cerrar la comida con algo que nos de mucho placer es, además de muy agradable, un buen anclaje para comer sano sin remordimientos».

En un escenario de dietas restrictivas y platos ‘light’, esta nutricionista y antropóloga aboga por gozar con sensatez de ‘lo de siempre’. «No puede ser que nos sintamos mal hasta cuando comemos algo tan delicioso como las croquetas de nuestras madres. Nos han hecho creer que los fritos y las harinas son muy malas y es una cuestión de esas 3C que he citado antes (calidad, cantidad y contexto). Y el frito no es malo; lo peor de los fritos son los malos aceites, el reutilizado y las altas temperaturas, cosas que podemos controlar muy bien en casa. Yo como croquetas caseras todas las semanas. Las hago con las sobras del cocido y me las tomo con verduras salteadas. Es mi mejor terapia antiestrés que me anuncia que pronto llega el viernes y la escapada a la naturaleza».

Hortet subraya que «cuando incluimos en nuestra alimentación semanal o mensualaquello que nos hace sentir bien, nos une a tu cultura, nos conecta con nuestros seres querido, no solo comemos mejor, sino que dejamos de desear de atiborrarnos con todas las porquerías ultraprocesadas de los supermercados».

¿Qué hacemos, entonces, para conseguir este maravilloso equilibrio en nuestro día a día cuando, a veces, no tenemos ni tiempo, ni energía para andar con muchas florituras? «Hacer una lista de todos aquellos platos que ya sabemos que son alimentos de verdad y que disfrutamos comiéndolos para ‘agendar’ cada semana uno. Por ejemplo: croquetas, macarrones, callos, paella de marisco, fideuá etc.. Confeccionar otra lista con esos alimentos que nos dan placer (chocolate, queso, jamón etc.) para incluir un poco de uno de ellos cada día. Preparar otro listado con aquellos alimentos que sabemos que nuestro cuerpo necesita para funcionar bien (pescado azul, verduras, aceite de oliva, legumbres, huevos, cereales integrales, frutas) para que cada día tomemos, al menos, tres de ellos acompañado -al menos una vez al día- de un buen plato de verduras. Y, por último, escoger elaboraciones divertidas usando especies, condimentos para que lo sano no parezca soso o aburrido».

Con todo eso, Gemma Hortet está convencida de que tendremos «un combo de salud y placer maravilloso, porque comer bien y disfrutar del proceso es un arte que ha de cultivarse». ¡Amén!

FUENTE: Periódico El Mundo. Sección Bienestar

https://www.elmundo.es/vida-sana/bienestar/2024/09/09/66d81a85fdddff8c5e8b45a5.html

Hacen la tortilla de patata más grande del mundo en este pueblo de Galicia y así le dan la vuelta

Galicia vuelve a estar en el mapa gastronómico mundial gracias a un pequeño pueblo que ha batido un récord impresionante. Se trata de la elaboración de la tortilla de patata más grande del mundo, un logro que ha puesto a este rincón de España en los titulares. No es la primera vez que intentan algo así, pero esta vez han superado todas las expectativas.

Con un peso cercano a las dos toneladas, la tortilla fue elaborada en el municipio de Melide, en la provincia de La Coruña, en el marco de la primera Feria del Huevo Campero. El evento ha sido impulsado por Ecocentro SC, la empresa gallega que comercializa la marca El Huevo de la Abuela, un negocio familiar con más de 30 años de experiencia en el sector. Voluntarios y empleados han unido fuerzas para llevar a cabo esta proeza culinaria.

El plato típico español, que suele ser preparado en casa en un tamaño mucho más reducido, fue escalado a una versión gigantesca, utilizando más de 1.700 kilos de patatas, 15.000 huevos camperos, 300 litros de aceite y 30 kilos de sal. Estos impresionantes ingredientes fueron cocinados a fuego lento en una sartén de grandes dimensiones.

fuente: Hacen la tortilla de patata más grande del mundo en este pueblo de Galicia y así le dan la vuelta (elconfidencial.com)