Inicio » Entradas etiquetadas como «café»

Archivos de la etiqueta: café

Ingesta de café, enfermedad cardiovascular y mortalidad por todas las causas: análisis de aleatorización observacional y mendeliana en 95 000-223 000 individuos

Antecedentes: El café se ha asociado con un riesgo modestamente menor de enfermedad cardiovascular y mortalidad por todas las causas en los metanálisis; sin embargo, no está claro si se trata de asociaciones causales. Primero probamos si la ingesta de café está asociada con enfermedades cardiovasculares y mortalidad por todas las causas observacionalmente; segundo, si las variaciones genéticas previamente asociadas con la ingesta de cafeína están asociadas con la ingesta de café; y tercero, si las variaciones genéticas están asociadas con enfermedades cardiovasculares y mortalidad por todas las causas.

Métodos: En primer lugar, se utilizaron modelos de regresión de riesgos proporcionales de Cox ajustados multivariables evaluados con splines cúbicos restringidos para examinar las asociaciones observacionales en 95 366 daneses blancos. En segundo lugar, estimamos la ingesta media de café de acuerdo con cinco variaciones genéticas cerca de los genes AHR (rs4410790; rs6968865) y CYP1A1/2 (rs2470893; rs2472297; rs2472299). En tercer lugar, utilizamos modelos de regresión de riesgo proporcional de Cox ajustados por sexo y edad para examinar las asociaciones genéticas con enfermedades cardiovasculares y la mortalidad por todas las causas en 112 509 daneses. Finalmente, se utilizaron modelos de regresión logística ajustados por sexo y edad para examinar las asociaciones genéticas con cardiopatía isquémica, incluidos los consorcios de Cardiograma y C4D en un total de hasta 223 414 individuos. Se aplicaron análisis similares a los genotipos de ApoE asociados con los niveles plasmáticos de colesterolcomo control positivo.

Resultados: En análisis observacionales, observamos asociaciones en forma de U entre la ingesta de café y la enfermedad cardiovascular y la mortalidad por todas las causas; se observaron los riesgos más bajos en individuos con ingesta media de café. La puntuación del alelo de ingesta de cafeína (rs4410790 + rs2470893) se asoció con una ingesta de café un 42% más alta. Las proporciones de riesgo por alelo de ingesta de cafeína fueron 1,02 (intervalo de confianza del 95%: 1,00-1,03) para la cardiopatía isquémica, 1,02 (0,99-1,02) para el accidente cerebrovascular isquémico, 1,02 (1,00-1,03) para la enfermedad vascular isquémica, 1,02 (0,99-1,06) para la mortalidad cardiovascular y 1,01 (0,99-1,03) para la mortalidad por todas las causas. Incluyendo consorcios internacionales, las odds ratios por alelo de ingesta de cafeína para la cardiopatía isquémica fueron 1.00 (0.98-1.02) para rs4410790, 1.01 (0.99-1.03) para rs6968865, 1.02 (1.00-1.04) para rs2470893, 1.02 (1.00-1.04) para rs2472297 y 1.03 (0.99-1.06) para rs2472299. Por el contrario, el nivel de colesterol 5% más bajo causado por el genotipo ApoE tenía una proporción de probabilidades correspondiente para la enfermedad cardíaca isquémica de 0.93 (0.89-0.97).

Conclusiones: Observacionalmente, la ingesta de café se asoció con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular en forma de U y mortalidad por todas las causas; sin embargo, la ingesta genética de cafeína no se asoció con el riesgo de enfermedad cardiovascular o mortalidad por todas las causas.

Resumen: Aunque el café suele asociarse a
beneficios para la salud, no está nada claro
que tenga un efecto causal positivo. En
cualquier caso, su consumo debería ser
moderado, especialmente si hablamos de
versiones sin filtrar que aumentan el colesterol
LDL.

El efecto de beber café después de las comidas en el cuerpo.

Aunque la base científica recoge tanto beneficios como riesgos, es importante conocer qué impacto tiene en nuestras patologías el consumo de café después de las comidas.

El efecto de beber café después de las comidas en el cuerpo

Hay quien no puede vivir sin su café a primera hora de la mañana, sin embargo, otros prefieren beberlo justo después de la comida. Esta bebida estimulante es una de las más populares en España, por eso no es raro ver a restaurantes ofrecer una taza después de las comidas. En este contexto, nacen algunos interrogantes sobre el efecto que puede llegar a tener en la digestión. Lo cierto es que puede tener tanto beneficios como inconvenientes, por eso su influencia en el organismo es toda una dicotomía que los expertos han querido estudiar a lo largo de los años. 

Una de las creencias más extendidas es que el café es un digestivo que ayuda al tránsito intestinal. Eso tiene como base científica el hecho de que el café estimula la producción de ácido gástrico y la motilidad del tracto digestivo, lo que podría acelerar la digestión. No obstante, esto también puede tener una gran desventaja en personas que tiene problemas como reflujo gastroesofágico o gastritis, ya que el exceso de ácido gástrico puede agravar sus síntomas. 

El efecto del café en la absorción de nutrientes.

Uno de los aspectos que recogen los estudios acerca de beber café después de la comida es el impacto que tiene en la absorción de nutrientes. Sobre todo, la preocupación se debe a la inhibición de dos minerales esenciales para el organismo, como son el calcio y el hierro

Tomar café después de una comida rica en carnes rojas, legumbres o vegetales que aportan hierro no hemo, es casi como no ingerirlos. Esto tiene como consecuencia que personas que sufren de anemia o niveles bajos de hierro puedan no estar adquiriendo los nutrientes necesarios. Es por ello que los expertos recomiendan esperar al menos un hora para beber el café después de comer. 

En el caso del calcio, su disminución no tiene tanto que ver con la absorción sino más bien con la eliminación. Tomar café después de comidas ricas en este mineral hará que el café interfiera mínimamente con la absorción en el intestino, pero sí que aumenta los niveles de calcio que eliminan los riñones. Esto provoca que a niveles general se vea disminuido en el organismo. 

Su impacto en el metabolismo y el mito del peso.

El café es conocido por su capacidad para estimular el sistema nervioso central, aumentando los niveles de alerta y energía. Es esta necesidad de estimulación y productividad después de la somnolencia que provoca las comidas las que nos hace ingerirlo. Sin embargo, no a todos nos afecta por igual. 

Mientras algunas personas experimentan un aumento en su capacidad para concentrarse y mantenerse activas, otras pueden sentir nerviosismo o ansiedad. Los experto recomienda, por tanto, un consumo moderado e incluso evitarlo si eres sensible a la cafeína. 

Por otra parte, existe la teoría de que el café ayuda a bajar de peso si lo tomas después de las comidas. Aunque su contenido de cafeína puede aumentar el metabolismo y la quema de calorías, la pérdida de peso es mínima. Un mito que termina de desmoronarse en cuanto al café se le añaden azúcares o edulcorantes. 

FUENTE: 20 minutos, El efecto de beber café después de las comidas en el cuerpo

El Día Mundial del Café

El Día Mundial del Café se celebra cada año el 1 de octubre, con el objetivo de homenajear una de las bebidas más populares y apreciadas en todo el mundo. Este día, establecido por la Organización Internacional del Café (ICO), reconoce no solo el impacto social y económico del café, sino también su importancia cultural y su papel fundamental en la vida cotidiana de millones de personas.

En Europa, el café llegó a ser una bebida popular a partir del siglo XVII, creando un cambio cultural en países como Italia, Francia y el Reino Unido. Las cafeterías, también conocidas como «casas de café», se convirtieron en lugares de encuentro para intelectuales y artistas, consolidando el papel social del café.

El crecimiento de las iniciativas de café orgánico y café de comercio justo ha sido crucial para garantizar que el café se produzca de manera sostenible, beneficiando tanto a los consumidores como a los productores.

El Día Mundial del Café también celebra la diversidad de la cultura cafetera en todo el mundo. Cada país tiene su propia forma de preparar y disfrutar esta bebida. Por ejemplo, en Italia, el espresso es una tradición nacional, mientras que en Turquía el café turco es una parte integral de su cultura. En América Latina, el café es parte fundamental de las tradiciones diarias y familiares.

Hoy en día, las cafeterías de especialidad han transformado la experiencia del café, ofreciendo una gran variedad de métodos de preparación y diferentes tipos de granos que reflejan el origen de cada región productora.

Fuente: https://espana.gastronomia.com/noticia/9140/el-dia-mundial-del-cafe

Lo que ha dicho Harvard sobre el café que tomas por las mañanas es para estudiarlo

Varios estudios de la Universidad de Harvard ha analizado los efectos de consumir café por las mañanas, destacando tanto sus beneficios como sus posibles desventajas. Las investigaciones, que han involucrado a miles de participantes durante años, ofrecen una visión equilibrada sobre una de las bebidas más populares del mundo.

El café, especialmente cuando se consume a primeras horas del día, ha demostrado tener varios efectos positivos sobre la salud. Según los investigadores de la prestigiosa universidad de Estados Unidos, su consumo moderado puede mejorar la concentración y el estado de alerta. La cafeína, su componente principal, actúa como un estimulante del sistema nervioso central, ayudando a reducir la sensación de fatiga y mejorando el rendimiento cognitivo.

Además, los estudios sugieren que el café podría tener beneficios a largo plazo. Los bebedores habituales tienen un menor riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. Esto se debe, en parte, a las propiedades antioxidantes de esta bebida, que ayudan a combatir el daño celular.

Otro hallazgo relevante es que puede contribuir a la prevención de enfermedades metabólicas. Las personas que consumen café regularmente tienen menos probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2. Este efecto se atribuye a la capacidad que tiene para mejorar la sensibilidad a la insulina y regular los niveles de glucosa en sangre.

La cuestión es: ¿cuántas tazas de café se tendrían que tomar al día para que todo esto fuese posible? La respuesta de Harvard es clara: cuatro o cinco. Y claro, si eres de las personas que con una o dos ya te subes por las paredes, con cinco corres el riesgo de alterar sustancialmente tu rutina de sueño, pese a estar previniendo las enfermedades mencionadas.

Los contras de la cafeína

A pesar de sus numerosos beneficios, el consumo de café también tiene sus desventajas. Una de las principales preocupaciones es la dependencia de la cafeína. El estudio de Harvard advierte que un consumo excesivo puede llevar a la adicción, manifestada por síntomas de abstinencia como dolores de cabeza, irritabilidad y fatiga extrema.

También puede afectar negativamente la calidad del sueño. Consumirlo en exceso o a horas tardías del día puede dificultar conciliar el sueño y reducir la calidad del descanso. Esto, a su vez, puede afectar el rendimiento diario y la salud general. Además, el café en ayunas puede causar problemas digestivos en algunas personas.


Fuente : https://www.elperiodico.com/es/vida-y-estilo/20240930/cafe-taza-manana-pros-contras-universidad-harvard-dv-104434650

Los alimentos que más te deshidratan sin que lo sepas

La ecuación es sencilla: si nuestro organismo pierde más agua de la que ingerimos, sobreviene la deshidratación. Un proceso directo que puede acelerarse si abusamos de determinados alimentos. ¿Quieres saber cuáles son?

La hidratación es absolutamente necesaria para la supervivencia, y el correcto funcionamiento de nuestro organismo compuesto, en su mayor parte, por agua. Por ello, mantener un nivel de líquidos equilibrado y correcto va a garantizar también el transporte de los nutrientes esenciales a todos los órganos y tejidos del cuerpo. 

Pero es que una buena hidratación va a contribuir igualmente a facilitar las digestiones, a la evacuación de los desechos, a bajar la temperatura corporal, a lucir una piel radiante y a la depuración de toxinas tan imprescindible para mantener la salud. De manera natural, el agua de nuestro organismo cumple todas estas funciones. 

Sin embargo, existen circunstancias en las que perdemos mayor cantidad de líquidos de la que ingerimos, por lo que se produce una peligrosa descompensación y nos exponemos a la temida deshidratación. El calor excesivo, la práctica de ejercicio intenso sin las debidas precauciones, algunos problemas de salud… pueden acelerar la deshidratación. Pero también pueden hacerlo determinados alimentos que es importante apartar de nuestra dieta.

Alimentos que contribuyen a nuestra deshidratación

De la misma manera que existen alimentos ricos en agua como el melón o la sandía, que rondan un 95 por ciento de líquido, también hay otros que pueden hacer que eliminemos líquidos de una manera fulminante. ¿Lo peor de todo? Que en la mayoría de los casos no nos damos cuenta, porque los tenemos asociados a nuestro estilo de vida.

1. Alcohol: el desestabilizador de los líquidos corporales

Aunque pudiéramos pensar que el alcohol es un líquido y, por tanto, aporta líquido a nuestro organismo, su efecto es bien diferente. Las personas que consumen bebidas alcohólicas con cierta asiduidad, aumentan la producción de orina. Como consecuencia, se van deshidratando sin darse cuenta. Por eso, es importante beber mucha agua si has consumido alcohol.

El alcohol tiene un efecto engañoso, puesto que actúa como factor deshidratante al inhibir la producción de la hormona HAD, de función diurética, y responsable de mantener el equilibrio de los líquidos corporales. Pero es que, además, el alcohol inhibe la liberación de vasopresina, hormona producida por el cerebro encargada de enviar la señal a los riñones para que ‘guarden’ los líquidos.

Con la ingesta de alcohol, debemos tener en cuenta que vamos a perder cuatro veces más líquido del que ganamos. Esa es la razón por la que orinamos más y por la que horas después sobreviene la resaca. En estos casos, los expertos recomiendan ayudarse de bebidas para deportistas con soluciones electrolíticas, con el objetivo de reponer las sales y el potasio que se pierden tras la ingesta del alcohol.

2. Snacks salados: una trampa deliciosa con efecto rebote

Cuanta menos sal, mejor. Las patatas fritas y los innumerables snacks que se nos ofrecen en el mercado hoy en día, son productos cargados de calorías vacías, azúcares y que, para colmo, pueden provocar el efecto rebote debido a su gran contenido en sodio. 

De la misma manera que pasa con el alcohol, consumir demasiados productos salados (también cuentan los frutos secos salados y tostados, menos saludables que crudos) contribuye a la deshidratación al incrementar la pérdida de agua a través de la orina.

Y aquí surge una paradoja: ¿por qué si el sodio ayuda a mantener el equilibrio de los líquidos a través de la ósmosis (regula el agua que llega a las células) provoca deshidratación? Esto sucede porque la sal provoca retención de líquidos, lo que incrementa el volumen sanguíneo y, por ello, la presión ejercida sobre las paredes de las arterias.

3. Salsas: un complemento a racionar (y mejor caseras)

También relacionado con su elevado aporte de sal, las salsas son un complemento de alimentación a tener en el radar, puesto que suelen contener saborizantes repletos de sodio.

Tanto la salsa de soja como el ketchup llevan, por regla general, mucha más sal de la aconsejada, con las consecuencias deshidratantes que ello puede conllevar. Para hacernos una idea, la salsa de soja puede llegar a contener hasta 900 miligramos de sodio en su composición, en tan solo una cucharada. Afortunadamente, existen salsas de soja bajas en sal.

Así pues, en el caso de las salsas, siempre va a ser recomendable que las hagamos en casa, para controlar esta variable que puede afectar de manera negativa a la hidratación natural que el organismo necesita.

4. Café: mejor con poca cafeína

El café con mucha cafeína, o demasiado cargado, ha demostrado que produce más ganas de ir al baño y, a través del exceso de orina, provocar deshidratación. Si vamos a tomarlo, el que es bajo en contenido de cafeína tiene la mitad de probabilidades de afectar a nuestra hidratación.

La explicación científica es que la cafeína, como sustancia química que es, es especialmente diurética cuando se consume a altas dosis. Sin embargo, si se consume con moderación, numerosos estudios revelan que hidrata igual que lo puede hacer el agua. Así pues, la clave en el caso del café está en la cantidad. Poco, hidrata; mucho… deshidrata. 

5. Embutidos y carnes procesadas: ‘ladrones’ de las reservas líquidas

A menudo escuchamos hablar de lo poco recomendable que es el consumo habitual en nuestra dieta de las carnes rojas y los productos procesados como pueden ser los embutidos, que tanto éxito tienen en España.

En el caso de la hidratación, la prudencia es aún mayor, puesto que se trata de productos alimenticios elaborados con grasas, conservantes, y gran cantidad de sodio. Cuando hay mucha sal, y se va concentrando en el torrente sanguíneo, el cerebro recibe una señal de sed, lo que nos hará beber agua constantemente y orinar a menudo.

Al tratarse de alimentos altamente procesados son más difíciles de digerir sobre todo para el sistema digestivo, y es cuando optan por consumir gran parte de las reservas de líquido del organismo, desestabilizando el equilibrio natural.

Fuente: https://www.20minutos.es/salud/nutricion/alimentos-mas-deshidratan-sin-que-sepas-5628493/

El olor del café y el del pan tostado nos condicionan para siempre

Crear memorias positivas relacionadas con la alimentación cotidiana podría ser un instrumento útil para impulsar rutinas saludables.

Ted Cavanaugh (Gallery Stock)

El aroma del café deslizándose por la taza o el de la ropa recién lavada meciéndose tendida despreocupadamente, el bisbiseo de la leña silbando entre las llamas o la promesa que concede la cocción de una cazuela al fuego operan en nosotros el mismo hechizo que provoca en los peces la sombra de una mano en la superficie del acuario antes de recibir su ración de copos. Los estímulos condicionados forman parte de nuestro comportamiento y, en muchos de ellos, se cruzan situaciones vinculadas con la comida. Actúan como un paradigma de aprendizaje asociativo entre acontecimientos y conductas reflejas. Si un niño oye la música de un carro de helados antes de que este doble la esquina, la melodía le disparará la satisfacción que provoca rechupetear una bola de chocolate. Por sí mismo, un estímulo —un perfume, una fotografía, un gusto, una palabra o una canción— es neutro, no despierta ninguna reacción, a no ser que previamente haya existido un proceso de refuerzo entre este y un vínculo, como en el caso de la melodía del carro de helados.

Lo experimenté en uno de los restaurantes por los que pasé mientras estudiaba en la escuela de hostelería. La presión en la cocina era tal que a las semanas de estar allí el olor que captaba al bajar las escaleras de la entrada me angustiaba. Era notar en la nariz ese rastro característico de local envejecido y me asaltaba automáticamente el agobio. Son acicates sensoriales que llaman a la puerta de vivencias tanto placenteras como angustiosas y difíciles. El escritor Manuel Vicent cuenta en su libro Comer y beber a mi manera: “Desde entonces han pasado más de 40 años. Y el mismo dolor va y viene, se hace presente y desaparece siempre unido a mi estado de ánimo. Aquel bocadillo de calamares fue para mí la manzana del paraíso, que me expulsó de la gracia preternatural de una salud inocente”. Si tras ingerir algo surge un dolor de estómago o náuseas, lo más probable es que se produzca lo que se conoce como aversión condicionada ante el alimento involucrado, aun cuando sean sucesos desligados. La experiencia sabor-malestar fomenta un aprendizaje que reactiva naturalmente la repulsión y el rechazo al oler o saborear al presunto causante.

Está claro que una vivencia se fija en la memoria de una forma más sólida cuando se vincula a una emoción, a un significado emocional. Por eso, muchos recuerdos de infancia, como el apetito que avivaba el olor del pan tostado o los pimientos asándose sobre las brasas, retrotraen a aquella época en la que se inscribieron. Toda una respuesta instintiva que se remonta a aquel tiempo feliz en que éramos tan desgraciados, que diría Alexandre Dumas, pero que recordamos con despreocupación y una sonrisa. Acontecimientos y enseñanzas de las primeras correrías por el mundo que estimularon no solo vínculos, sino capacidades comunicativas y emocionales alrededor del plato. Comer involucra muchos de nuestros órganos sensoriales y, como me repite el catedrático de Psicobiología y gran amigo Ignacio Morgado, los sentidos químicos en particular, que engloban al gusto y el olfato, son capaces de recuperar de la memoria hambrienta emociones vividas con un condicionamiento e intensidad mayores que las producidas por el resto de los sentidos.

Sumado a esto, el poderoso refuerzo de la compañía, de lo que fue la situación y los afectos implicados, otorga una significación adicional a, pongamos por caso, el diente de ajo dorándose en una lágrima de aceite caliente en la base de una cazuela. De ahí que Vázquez Montalbán apuntara del también escritor Josep Pla que su paladar “pertenecía a la infancia, como casi todos los paladares”. Nos aferramos a las cosas con las que crecimos, que comúnmente forjan el grueso de las predilecciones culinarias. Sabiendo esto, deberíamos reflexionar sobre qué actividades cotidianas relacionadas con la alimentación sería bueno fijar. Esos disparadores de memoria pueden vincularse a rutinas saludables. Acaso sea verdad lo que afirmó el filósofo y antropólogo alemán Ludwig Feuerbach: “Más que ser lo que comemos, quizá somos los estímulos condicionados que disfrutamos”.

FUENTE: Periódico El País. Sección: gastronomía innovadora.

https://elpais.com/gastronomia/2024-09-21/el-olor-del-cafe-y-el-del-pan-tostado-nos-condicionan-para-siempre.html