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¿Cómo influye en el cáncer lo que comemos? Así lo estudian dos grupos del CNIO
En lo relativo a prevención del cáncer y alimentación lo recomendable es evitar la obesidad y el alcohol, así como comer mucha verdura y poca carne roja y procesados. Pero a escala molecular no se entiende aún por qué una dieta es mejor que otra
En los últimos años se ha observado que la nutrición puede jugar un papel también en el tratamiento del cáncer, además de en la prevención
Sin embargo, todavía no se sabe lo bastante como para que la dieta forme parte del tratamiento del cáncer. Los investigadores del CNIO Nabil Djouder y Alejo Efeyan buscan avanzar hacia ese objetivo.
Lo que comemos y bebemos influye en la incidencia, el crecimiento y el desarrollo del cáncer, hasta el punto de que la alimentación ayuda a prevenir un tercio de los tumores más comunes. La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) recuerda que “hay evidencias muy sólidas de que una dieta y actividad física saludables reducen el riesgo de cáncer”.
En concreto, en lo relativo a alimentación para prevenir el cáncer la IARC recomienda: evitar la obesidad; limitar el alcohol, las bebidas azucaradas y los alimentos ultraprocesados; comer más verduras y menos carne roja y procesada.
Pero en los últimos años se está produciendo lo que se ha llamado un “cambio de paradigma”: la nutrición puede jugar un papel también en el tratamiento del cáncer, no solo en la prevención.
Como explica el investigador del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) Nabil Djouder, “varios estudios preclínicos [en animales] que utilizan la comida saludable como herramienta contra el cáncer han mostrado resultados prometedores y, a la inversa, otros estudios han probado que una alimentación no saludable puede acelerar el desarrollo de ciertos tipos de cáncer”.
CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas)
El alcohol y el riesgo de cáncer
¿Qué es el alcohol?
Alcohol es el nombre común que se da al etanol, que también se llama alcohol etílico. Es una sustancia química que se encuentra en las bebidas alcohólicas, como la cerveza, la sidra, el licor de malta, el vino y las bebidas destiladas (licor). El alcohol se obtiene al fermentar azúcares y almidones con levadura. El alcohol también está en algunos medicamentos, enjuagues bucales y productos domésticos (como el extracto de vainilla y otras sustancias saborizantes). Esta hoja informativa se centra en los riesgos de cáncer relacionados con el consumo de bebidas alcohólicas.
En los Estados Unidos, el Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo (NIAAA) indica que un trago estándar o una unidad de bebida estándar contiene 14 gramos (0,6 onzas) de alcohol puro. (Esta medida varía según el país). En general, las siguientes bebidas equivalen a un trago estándar:
- 12 onzas de cerveza
- 8 a 10 onzas de licor de malta
- 5 onzas de vino
- 1,5 onzas, o un «trago» de bebida alcohólica destilada de 40 grados (licor)
La medida de un trago estándar sirve para comparar la cantidad de alcohol en cada bebida. Los expertos en salud pública la usan para crear pautas sobre el consumo de alcohol. Sin embargo, estas cantidades no siempre son iguales a las que se presentan en la vida cotidiana.
Según las pautas alimentarias para estadounidenses del gobierno federal (Dietary Guidelines for Americans, 2020–2025), las personas que no beben alcohol no deberían empezar a hacerlo por ningún motivo. En las pautas alimentarias, también se recomienda que las personas que beban alcohol lo hagan en moderación: 2 o menos tragos al día para los hombres; 1 trago o menos al día para las mujeres. El consumo excesivo de alcohol se define como 4 o más tragos al día u 8 o más tragos a la semana para las mujeres; 5 o más tragos al día o 15 o más tragos a la semana para los hombres.
¿Qué pruebas hay de que el consumo de alcohol causa cáncer?
Hay un firme consenso científico de que el consumo de alcohol causa varios tipos de cáncer (1, 2). En el informe sobre carcinógenos del Programa Nacional de Toxicología del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos se confirma el consumo de bebidas alcohólicas como un carcinógeno humano.
Las pruebas indican que mientras más alcohol beba una persona, sobre todo si es habitual y a lo largo del tiempo, tiene mayor riesgo de presentar un cáncer relacionado con el consumo de alcohol. Se produce un leve aumento del riesgo de algunos tipos de cáncer ya sea que las personas consuman alcohol de forma intensiva (atracones) o se limiten a no más de 1 trago al día. El consumo intensivo o atracón se refiere al consumo de 4 o más tragos de una vez para las mujeres y 5 o más tragos de una vez para los hombres (3–7). Según los datos de 2009, se calcula que el 3,5 % de las muertes por cáncer en los Estados Unidos (cerca de 19 500 muertes) se relacionaron con el alcohol (8).
Hay patrones evidentes entre el consumo de alcohol y la formación de los siguientes tipos de cáncer:
- Cáncer de cabeza y cuello: el consumo de alcohol, de moderado a excesivo, se relaciona con un aumento del riesgo de ciertos tipos de cáncer de cabeza y cuello. En las personas que beben en moderación, el riesgo es 1,8 veces mayor para el cáncer de cavidad oral (que no incluye el cáncer de labio) y cáncer de faringe (garganta), y 1,4 veces mayor para el cáncer de laringe que las personas que no beben. En las personas que beben en exceso, el riesgo es 5 veces mayor para el cáncer de cavidad oral y cáncer de faringe, y 2,6 veces mayor para el cáncer de laringe (4, 9). Además, los riesgos de presentar estos tipos de cáncer son mucho más altos para quienes consumen estas cantidades de alcohol y además usan tabaco (10).
- Cáncer de esófago: el consumo de alcohol en cualquier cantidad se relaciona con un aumento del riesgo de un tipo de cáncer de esófago llamado carcinoma de células escamosas. Los riesgos, en comparación con quienes no consumen alcohol, son desde 1,3 veces mayores cuando el consumo es leve, hasta casi 5 veces mayores cuando el consumo es excesivo (4, 9). Además, se descubrió que las personas que heredan una deficiencia en una enzima que metaboliza el alcohol tienen un riesgo mucho mayor de presentar carcinoma de células escamosas de esófago si consumen alcohol (11).
- Cáncer de hígado: el consumo excesivo de alcohol se relaciona con un riesgo casi 2 veces mayor para dos tipos de cáncer de hígado (carcinoma hepatocelular y colangiocarcinoma intrahepático) (4, 9, 12, 13).
- Cáncer de mama (seno): en los estudios epidemiológicos, se encontró de forma invariable que hay un riesgo mayor de cáncer de mama a medida que aumenta el consumo de alcohol. Los datos agrupados de 118 estudios individuales indican que las personas que beben poco tienen un aumento leve del riesgo (1,04 veces más alto) de cáncer de mama en comparación con quienes no beben. El aumento del riesgo es mayor en las personas que beben en moderación (1,23 veces mayor) y en quienes beben en exceso (1,6 veces mayor) (4, 9). En un análisis de datos prospectivos de 88 000 mujeres participantes en dos estudios de cohortes en los Estados Unidos, se llegó a la conclusión de que el consumo leve a moderado de alcohol en las mujeres que nunca fumaron condujo a un riesgo 1,13 veces mayor de presentar cánceres relacionados con el consumo de alcohol (casi todos cánceres de mama) (5).
- Cáncer colorrectal: el consumo de alcohol, de moderado a excesivo, se relaciona con un riesgo de 1,2 a 1,5 veces mayor de cáncer de colon y cáncer de recto en comparación con quienes no beben alcohol (4, 9, 14).
En muchos estudios, se examinó si había una relación entre el consumo de alcohol y el riesgo de otros tipos de cáncer. Para los cánceres de ovario, próstata, estómago, útero y vejiga, no se encontró ninguna relación con el consumo de alcohol o no hubo pruebas uniformes. Sin embargo, cada vez hay más datos que indican que el consumo de alcohol se relaciona con un aumento del riesgo de melanoma, cáncer de próstata y cáncer de páncreas (4, 15).
En varios estudios, el consumo de alcohol también se relacionó con una disminución del riesgo de cáncer de riñón (16–18) y linfoma no Hodgkin (19, 20). Pero es probable que los daños por el consumo de alcohol superen los posibles beneficios del alcohol en la disminución del riesgo de ciertos tipos de cáncer. De hecho, en un estudio reciente que incluyó información de más de 1000 estudios y fuentes de datos sobre el alcohol, así como registros de defunción y discapacidad de 195 países y territorios entre 1990 y 2016, se llegó a la conclusión de que el número óptimo de tragos al día para minimizar el riesgo general para la salud es cero (21). Ese estudio no incluyó datos sobre el cáncer de riñón ni el linfoma no Hodgkin.
Es probable que el consumo de alcohol también se relacione con un aumento del riesgo de segundos cánceres primarios. Por ejemplo, en un metanálisis de los datos de 19 estudios se observó que los pacientes con cáncer de vía aerodigestiva (cavidad oral, faringe, laringe y esófago), por cada 10 gramos de alcohol que consumieron al día antes del diagnóstico del primer cáncer de vía aerodigestiva, tenían un riesgo 1,09 veces mayor de presentar un segundo cáncer primario de vía aerodigestiva (22). Sin embargo, no es evidente si el consumo de alcohol aumenta el riesgo de segundos cánceres primarios en otras partes del cuerpo, como la mama (23–25).
¿Cómo influye el consumo de alcohol en el riesgo de cáncer?
Los investigadores formularon hipótesis sobre varias maneras en las que el alcohol aumenta el riesgo de cáncer. Por ejemplo:
- Metabolización (descomposición) del etanol en las bebidas alcohólicas que se convierte en acetaldehído, una sustancia química tóxica y un posible carcinógeno humano. El acetaldehído daña el ácido desoxirribonucleico (ADN), que es el material genético de los genes, y las proteínas
- Creación de especies reactivas de oxígeno (moléculas con reactividad química que contienen oxígeno) que dañan el ADN, las proteínas y los lípidos (grasas) del cuerpo mediante un proceso llamado oxidación
- Alteración de la capacidad del cuerpo para descomponer y absorber una variedad de nutrientes vinculados con el riesgo de cáncer, como la vitamina A; los nutrientes del complejo de vitamina B, como el folato; la vitamina C; la vitamina D; la vitamina E y los carotenoides
- Aumento de las concentraciones sanguíneas de estrógeno, una hormona sexual relacionada con el riesgo de cáncer de mama
Las bebidas alcohólicas quizás contengan también una serie de contaminantes cancerígenos que se introducen durante la fermentación y la producción, como las nitrosaminas, las fibras del amianto (asbesto), los fenoles y los hidrocarburos.
Aún no se comprenden los mecanismos mediante los que el consumo de alcohol disminuye los riesgos de algunos tipos de cáncer, pero tal vez sean indirectos.
Fuente: El alcohol y el riesgo de cáncer. (s. f.). Cancer.gov. https://www.cancer.gov/espanol/cancer/causas-prevencion/riesgo/alcohol/hoja-informativa-alcohol
Alimentación y cáncer
El cáncer es la segunda causa de muerte en los países desarrollados. Su incidencia aumenta con la edad y la dieta es la causante en al menos un 30% de los casos. El riesgo es menor en poblaciones con un alto consumo de alimentos de origen vegetal. Es importante que reconozcamos que el cáncer, como otras enfermedades crónicas, se puede prevenir para reducir los años potenciales de vida perdidos y las tasas de incapacidad. Para conseguirlo disponemos de las guías alimentarias. Cuando la enfermedad se presenta podemos indicar modificaciones dietéticas para mejorar el estado nutricional del paciente, y en la fase terminal debemos respetar su opinión.
El riesgo de presentar un cáncer se incrementa con la edad. En las sociedades desarrolladas, el cáncer es la segunda causa de muerte después de las enfermedades cardiovasculares y representa aproximadamente el 25% de las defunciones. Hay variaciones entre los países menos y más desarrollados en la incidencia de los diferentes tipos de cáncer. En los primeros son más frecuentes los cánceres de esófago, estómago, hígado y cavidad oral, y en los países más desarrollados los de pulmón, colon y próstata.
Estudios epidemiológicos han demostrado una fuerte relación causal entre algunos tipos de cáncer y determinados hábitos de vida, como el tabaquismo y la exposición a contaminantes ambientales, y también con el consumo de alimentos. La dieta sería la causante de más de la tercera parte de los casos. Al mismo tiempo, algunos alimentos y/o nutrientes son protectores frente al cáncer. El papel patogénico de la dieta parece especialmente importante en los tumores del tracto gastrointestinal, mama, próstata y endometrio, aunque es difícil conocer con precisión cuál es el efecto atribuible a la dieta en el origen y desarrollo de los tumores por la interrelación de la dieta con otros factores: ambientales, genéticos y de estilo de vida.
CARCINÓGENOS EN LA DIETA
En la dieta podemos encontrar diversas sustancias que tienen relación con el riesgo de presentar cáncer:
1. Micotoxinas: compuestos producidos por los mohos de algunos hongos durante el almacenamiento del maíz, el algodón y los cacahuetes. Las más conocidas son las aflatoxinas. Las aflatoxinas aparecen en malas condiciones de almacenamiento de cereales y frutos secos y son los carcinógenos hepáticos más potentes que se conocen en la actualidad1.
2. Compuestos N-nitrosos (nitrosamidas y nitrosaminas): las nitrosaminas no están de forma natural en los alimentos y se forman como resultado de la reacción entre las aminas de los alimentos y el nitrito sódico que llevan algunos de ellos, especialmente los alimentos curados, para mejorar su conservación. Los nitritos se utilizan como aditivos, pero la vía de producción de nitrosaminas más importante procede de la formación endógena de nitritos en el tubo digestivo a partir del nitrato presente en algunos alimentos, como las espinacas.
3. Hidrocarburos aromáticos policíclicos: están presentes en los alimentos que han sido cultivados en zonas con elevada contaminación ambiental debida a la combustión de derivados del petróleo o del carbón, y también en alimentos que han sido preparados a la brasa o ahumados. Las temperaturas muy altas en la preparación de los alimentos producen ciertas sustancias inductoras de cáncer. Cuando se cocina a la brasa y se alcanzan temperaturas del orden de 500 ºC se produce la pirolisis de los hidratos de carbono y las grasas, principal causa de la aparición de estos compuestos.
4. Aminas aromáticas heterocíclicas: se forman durante el cocinado de carnes y pescados por reacción entre las proteínas y los azúcares.
5. Carcinógenos naturales: entre ellos están los nitratos de las espinacas, las hidralazinas de las setas o los alcaloides de la patata, pero ninguno de ellos supone un riesgo cuando el consumo de estos alimentos es moderado2.
PAPEL DE LOS ALIMENTOS
Los alimentos pueden aumentar o disminuir el riesgo de presentar cáncer. El riesgo es menor en poblaciones con un alto consumo de frutas y hortalizas, pero las causas del cáncer son muy complejas y desconocidas, y es difícil apreciar la importancia de los distintos componentes de la dieta sin considerar otros factores que pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad. Hay estudios que señalan que hasta un 50% de los cánceres pueden estar relacionados con la dieta, aunque comprobar qué alimento o nutriente puede ser el causante resulta complicado. También es frecuente constatar resultados antagónicos3.
Es necesario considerar que, en ocasiones, coexisten en el mismo individuo varias conductas de riesgo que se suman y aumentan la posibilidad de desarrollar un cáncer. En este sentido, las personas que fuman y consumen cantidades elevadas de alcohol tienen dietas más incorrectas, y todos estos factores pueden potenciar el riesgo de presentar diversos tipos de cáncer.
Alerta sanitaria: encuentran casi 200 sustancias potencialmente cancerígenas en productos alimentarios de uso diario.
Una investigación dirigida por Food Packaging Forum (Suiza) ha identificado casi 200 posibles carcinógenos mamarios en materiales que entran en contacto con alimentos, incluidos plásticos y papel, lo que pone de relieve la amplia exposición a pesar de la normativa vigente.
Los hallazgos, recogidos en ‘Frontiers in Toxicology’ subrayan la urgente necesidad de adoptar medidas preventivas más estrictas para reducir estas sustancias químicas en los productos de uso diario.
En concreto, los investigadores del Food Packaging Forum identificaron y analizaron casi 200 posibles carcinógenos mamarios que se han detectado en materiales en contacto con alimentos (FCM) en el mercado. Muchos países tienen una legislación sobre materiales en contacto con alimentos destinada a proteger a los ciudadanos de las sustancias químicas peligrosas, a menudo específicamente mediante la regulación de carcinógenos genotóxicos.
Dado que el cáncer es uno de los pocos puntos finales de salud que se abordan específicamente en las reglamentaciones y pruebas de FCM, las sustancias químicas cancerígenas en los envases de alimentos y otros materiales y artículos en contacto con alimentos no deberían ser algo habitual.
«Este estudio es importante porque demuestra que existe una enorme oportunidad para prevenir la exposición humana a sustancias químicas que provocan cáncer de mama», destaca Jane Muncke, directora ejecutiva del Food Packaging Forum y coautora del estudio. «El potencial de prevención del cáncer mediante la reducción de sustancias químicas peligrosas en la vida diaria no se ha explorado lo suficiente y merece mucha más atención».
Al comparar una lista recientemente publicada de posibles carcinógenos mamarios desarrollada por científicos del Silent Spring Institute con la propia base de datos del Food Packaging Forum sobre sustancias químicas migratorias y extraíbles en contacto con alimentos (FCCmigex), los autores descubrieron que se han detectado 189 posibles carcinógenos mamarios en FCM, incluidos 143 en plásticos y 89 en papel o cartón.
«Identificar la presencia de estas sustancias químicas peligrosas en los materiales que entran en contacto con los alimentos fue posible gracias a nuestra base de datos FCCmigex», afirma Lindsey Parkinson, científica de datos y editora científica del Food Packaging Forum y autora principal del estudio. «Este recurso reúne información valiosa de miles de estudios científicos publicados sobre sustancias químicas en materiales que entran en contacto con los alimentos en un único lugar de fácil exploración».
Si limitamos la comparación a los estudios más recientes disponibles en FCCmigex (2020-2022) que utilizaron experimentos de migración que imitan condiciones realistas, hay evidencia de exposición a 76 presuntos carcinógenos mamarios a partir de materiales de construcción en contacto con alimentos adquiridos en todo el mundo, 61 de los cuales (80%) provienen de plásticos. Esto indica que la población mundial sigue estando expuesta a estas sustancias químicas en condiciones de uso realistas.
A pesar de las regulaciones existentes destinadas a limitar las sustancias cancerígenas en los alimentos en contacto con alimentos, el estudio destaca las lagunas en los marcos regulatorios actuales. Los artículos en contacto con alimentos se adquirieron en los últimos años en mercados de regiones altamente reguladas, incluidas la UE y los EEUU. «Nuestros hallazgos implican que la exposición crónica de toda la población a presuntos carcinógenos mamarios de los alimentos en contacto con alimentos es la norma y destaca una importante, pero actualmente subestimada, oportunidad para la prevención», explican los autores.
Fuente: El Economista, Europa Press