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Efectos de la margarina en comparación con los de la mantequilla en los perfiles de lípidos en sangre relacionados con factores de riesgo de enfermedad cardiovascular en adultos normolipémicos alimentados con dietas controladas

Los efectos de la mantequilla y 2 tipos de margarina en las concentraciones de lípidos y lipoproteínas en la sangre se compararon en un estudio de dieta controlada con 23 hombres y 23 mujeres. Los diferenciales de la tabla, agregados a una dieta basal común, proporcionaron el 8.3% de la energía como grasa. Las dietas promediaron 34.6% de energía como grasa y 15.5% como proteína. Cada dieta se alimentó durante 5 semanas en un diseño cuadrado latino de 3 x 3. Una margarina (TFA-M) se aproximó al contenido promedio de trans monoeno de las margarinas que contienen ácidos grasos trans en los Estados Unidos (17% de ácidos grasos trans en peso seco). La otra margarina (PUFA-M) estaba libre de ácidos grasos insaturados trans; contenía aproximadamente el doble del contenido de ácidos grasos poliinsaturados de TFA-M (49% en comparación con el 27% de ácidos grasos poliinsaturados). Las margarinas de tipo bañera tenían propiedades físicas similares a temperatura ambiente.Los lípidos en sangre en ayunas y las lipoproteínas se determinaron en 2 muestras tomadas de los sujetos durante la quinta semana de cada tratamiento dietético. En comparación con la mantequilla, el colesterol total fue un 3,5% más bajo (P=0.009) después del consumo de TFA-M y un 5,4% más bajo (P< 0.001) después del consumo de PUFA-M. Del mismo modo, el colesterol LDL fue un 4,9% menor (P=0.005) y un 6,7% menor (P< 0.001) después del consumo de TFA-M y PUFA-M, respectivamente. Ni la margarina difería de la mantequilla en su efecto sobre el colesterol HDL o los triacilgliceroles. Por lo tanto, el consumo de TFA-M o PUFA-M mejoró los perfiles de lípidos en sangre para las principales lipoproteínas asociadas con el riesgo cardiovascular en comparación con la mantequilla, con una mayor mejora con PUFA-M que con TFA-M. el colesterol total fue 3.5% menor (P=0.009) después del consumo de TFA-M y 5.4% menor (P< 0.001) después del consumo de PUFA-M. Del mismo modo, el colesterol LDL fue un 4,9% menor (P=0.005) y un 6,7% menor (P< 0.001) después del consumo de TFA-M y PUFA-M, respectivamente. Ni la margarina difería de la mantequilla en su efecto sobre el colesterol HDL o los triacilgliceroles. Por lo tanto, el consumo de TFA-M o PUFA-M mejoró los perfiles de lípidos en sangre para las principales lipoproteínas asociadas con el riesgo cardiovascular en comparación con la mantequilla, con una mayor mejora con PUFA-M que con TFA-M. el colesterol total fue 3.5% menor (P=0.009) después del consumo de TFA-M y 5.4% menor (P< 0.001) después del consumo de PUFA-M. Del mismo modo, el colesterol LDL fue un 4,9% menor (P=0.005) y un 6,7% menor (P< 0.001) después del consumo de TFA-M y PUFA-M, respectivamente. Ni la margarina difería de la mantequilla en su efecto sobre el colesterol HDL o los triacilgliceroles. Por lo tanto, el consumo de TFA-M o PUFA-M mejoró los perfiles de lípidos en sangre para las principales lipoproteínas asociadas con el riesgo cardiovascular en comparación con la mantequilla, con una mayor mejora con PUFA-M que con TFA-M. Ni la margarina difería de la mantequilla en su efecto sobre el colesterol HDL o los triacilgliceroles. Por lo tanto, el consumo de TFA-M o PUFA-M mejoró los perfiles de lípidos en sangre para las principales lipoproteínas asociadas con el riesgo cardiovascular en comparación con la mantequilla, con una mayor mejora con PUFA-M que con TFA-M. Ni la margarina difería de la mantequilla en su efecto sobre el colesterol HDL o los triacilgliceroles. Por lo tanto, el consumo de TFA-M o PUFA-M mejoró los perfiles de lípidos en sangre para las principales lipoproteínas asociadas con el riesgo cardiovascular en comparación con la mantequilla, con una mayor mejora con PUFA-M que con TFA-M.

Colesterol alto: 3 cambios sencillos en la alimentación para reducirlo rápidamente

Para muchas personas, un diagnóstico de colesterol alto significa la posibilidad de un tratamiento médico prolongado, a menudo con medicamentos que ayudan a controlar los niveles de colesterol en sangre. Sin embargo, no todos conocen que hay cambios en el estilo de vida, y en especial en la alimentación, que pueden ayudar a reducir los niveles de colesterol de forma significativa.

1. Incrementar el consumo de alimentos ricos en fibra soluble

Una de las estrategias más recomendadas para reducir el colesterol es aumentar la fibra soluble en la dieta, ya que esta se une al colesterol en el sistema digestivo y lo elimina del cuerpo antes de que entre en el torrente sanguíneo. Algunos alimentos que contienen altas cantidades de fibra soluble incluyen la avena, las legumbres (como lentejas y garbanzos), y frutas como las manzanas y los cítricos.

2. Sustituir las grasas saturadas por grasas insaturadas

Las grasas saturadas, presentes en alimentos como la carne roja, los productos lácteos enteros, y algunos aceites como el de coco, son conocidos por elevar los niveles de colesterol LDL en el organismo. La Fundación Británica del Corazón recomienda sustituir estas grasas por fuentes de grasas insaturadas, como el aceite de oliva, el aguacate, y frutos secos como las almendras y las nueces.

Las grasas insaturadas, especialmente las monoinsaturadas y poliinsaturadas, ayudan a reducir los niveles de LDL al tiempo que elevan el colesterol “bueno” o HDL, que protege las arterias y favorece la eliminación de grasas nocivas. Según Health Line, una dieta alta en grasas monoinsaturadas, similar a la dieta mediterránea, es una estrategia comprobada para mejorar la salud cardiovascular.

3. Incluir alimentos ricos en ácidos grasos omega-3

Los ácidos grasos omega-3 son grasas saludables que no solo reducen el colesterol LDL, sino que también ayudan a reducir los niveles de triglicéridos y protegen el corazón al disminuir el riesgo de ritmos cardíacos anormales. Según la Mayo Clinic, estos ácidos grasos no afectan directamente el colesterol LDL, pero tienen efectos beneficiosos en la salud general del corazón.

El omega-3 se encuentra principalmente en los pescados grasos como el salmón, el atún, y la caballa. Las personas que consumen pescado regularmente suelen tener un menor riesgo de enfermedades cardíacas, lo cual hace de estos alimentos una excelente opción para quienes desean mejorar su perfil de colesterol. Las semillas de chía, lino y el aceite de linaza son fuentes vegetales de omega-3, ideales para quienes siguen una dieta vegetariana o vegana.

Cambios en el estilo de vida

Además de estos cambios en la alimentación, otras prácticas de estilo de vida pueden mejorar los niveles de colesterol y la salud cardiovascular general. La NHS del Reino Unido sugiere realizar al menos 150 minutos de ejercicio moderado por semana, dejar de fumar y limitar el consumo de alcohol para maximizar los beneficios en el perfil de colesterol.

https://www.infobae.com/salud/2024/11/13/colesterol-alto-3-cambios-sencillos-en-la-alimentacion-para-reducirlo-rapidamente

Este es el ingrediente que se le añade a las patatas fritas para que sean tan ‘adictivas’

A pesar de no ser saludable su consumo recurrente, algunos factores aumentan el deseo por comerlas

Al igual que ‘no es bueno todo lo que reluce’, todo lo que ‘trasluce’ por su alto contenido en grasa y aceite tampoco es nada recomendable para la salud. Sin embargo, el cerebro no está programado para cálculos tan complejos y, por desgracia, los sabores que más nos atraen distan mucho de ser ‘los más sanos’. Los componentes dulces y grasos provocan una liberación de dopamina cuando entran en contacto con las papilas gustativas de un ser humano, ya que en la antigüedad solían ser las que aportarían mayor cantidad de calorías, necesarias para sobrevivir.

Vivimos en una época en la que todo lo que nos rodea busca provocar fuertes estímulos en nosotros y ‘engancharnos’ por la satisfacción que da la secreción frecuente de esta ‘hormona del placer’: redes sociales, comida basura, encuentros románticos a solo un ‘swipe’ o desliz 

Si se lee con atención el reverso de una bolsa patatas fritas (o refrigerios similares), pude observarse que contiene decenas de ingredientes más allá del tubérculo en sí o el aceite utilizado en su fritura: especias, proteínas hidrolizadas, acidulantes, aromas, conservantes, edulcorantes, colorantes y un infinito etcétera. En la mayoría de ellas, se utiliza también el conocido ‘potenciador del sabor’.

Como ya hablábamos anteriormente, la atracción por los productos grasos y dulces está basada en un puro instinto de supervivencia, pero hay otros factores que hacen que las patatas fritas ‘de bolsa’ sean tan ‘adictivas’. Una de las claves es la textura crujiente, que varios experimentos científicos ya han estudiado. Muchos de ellos concluyen que ese crepitar se nos hace muy atractivo porque en la naturaleza, si un alimento cruje, suele ser sinónimo de que es fresco. Y al contrario, la textura blanda en muchas ocasiones es causada porque está pasado (como le ocurre a las frutas).

Asimismo, desde hace poco más de un siglo que otro ingrediente entró en la ecuación de la fácil liberación de dopamina a través de la comida. Este ‘potenciador del sabor’ suele ser el glutamato monosódico (GMS), más conocido por sus siglas en inglés (MSG). Se trata de uno de los aminoácidos no esenciales que más abundan en la naturaleza, y tiene un sabor muy atractivo a ‘umami’.

https://www.larazon.es/salud/bienestar/este-ingrediente-que-anade-patatas-fritas-que-sean-tan-adictivas_2024092066ecc74b3c87870001e59286.html