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Nunca habíamos comido tanto y tan bien

Por Paula Reyes Ramírez, Periodista de la Fundación para la Innovación Agraria FIA

Autor de 20 libros y unos 200 artículos, el antropólogo social Jesús Contreras se ha especializado en describir y desmenuzar la profunda relación del ser humano con la comida. El director del Observatorio de la Alimentación (ODELA) de la Universidad de Barcelona es un gran conversador, amante de los refranes y los ejemplos. Afirma que a pesar de la obesidad o las enfermedades cardiovasculares, el hombre nunca ha comido tanto y tan bien como hoy en día.

Desde una mirada antropológica, ¿Cómo se explica la preocupación actual del hombre por su alimentación?

La preocupación por la alimentación es una preocupación presente desde los orígenes de la humanidad, aunque haya cambiado o diversificado. Siempre las sociedades han estado centradas en satisfacer sus hambres específicas, pues puede haber hambre de comer o también de algún tipo de sabor o nutriente específico. A lo largo de la historia algunos alimentos han sido especialmente buscados y necesitados. Un ejemplo de ello, y aunque parezca mentira desde la perspectiva actual, es el caso de la sal. Conseguir sal fue una gran preocupación para muchas culturas. Lo mismo pasa con el azúcar, que hoy también es súper abundante. Desde el punto de vista de la salud, desde hace varios años se insta a la población a reducir la ingesta de ambos. Por lo tanto, lo que sucede es que las preocupaciones cambian según las necesidades que tal o cual cultura tiene de acuerdo a los tiempos en que viven.

¿Y específicamente, las tendencias en alimentación saludable o súper alimentos?

Eso sí es muy reciente. También podríamos decir que a lo largo de la historia y en las diferentes sociedades ha habido alimentos a los cuales se les han atribuido atributos específicos en distintos ámbitos: para potenciar la fuerza, para potenciar la memoria, etc. Al mismo tiempo, también se reconocen alimentos más aptos para una edad que otra, o en función de la actividad que se vaya a desarrollar. Todas las culturas han tenido conocimientos más o menos acertados respecto a lo que comen, pero la relación entre alimentación y salud ha existido siempre.

Pero hoy parece haber una preocupación aún más intensa

Sí, podemos señalar cierto contraste. A lo largo de la historia hemos hablado fundamentalmente de alimentos, como la berenjena o el pollo y de categorías de alimento como carnes o legumbres. Hoy, sobre todo desde el punto de vista de la salud, se habla de nutrientes. Hoy tenemos la posibilidad de conocer prácticamente el 100% de la composición de un alimento, muchos de los cuales son procesados y otros ultra procesados. Por otra parte, en función de este tipo de conocimientos, se define que ciertos componentes son buenos para prevenir enfermedades y que otros pueden provocarlas. Entonces, desde hace un par de años está bastante extendido el uso del concepto alimentos funcionales. Esto va de la mano con un fenómeno comunicacional, que tiene que ver con la divulgación de estas propiedades. Reiteradamente aparecen en medios artículos como «los 10 alimentos que no deberías probar» o «los 10 alimentos que deberías incorporar a tu dieta». Digo, es curioso, porque si tú comparas ambas listas siempre hay coincidencias. Finalmente, la tendencia es que está de moda esta preocupación por la salud, hay una cierta reflexividad en relación a lo que comemos y eso lo vemos plasmado en las formas de consumo.

¿Cuáles son las características de la reflexividad de esta época?

Hay una afirmación del antropólogo Claude Lévy-Strauss que dice: «los alimentos son buenos para pensar» y que a mí me parece muy cierta: no hay ninguna sociedad que no piense la comida antes de ingerirla. Una primera manera de pensar la comida es la clasificación comestible-no comestible. Y esta es una categoría cultural, del pensamiento. Lo que se considera comestible en una sociedad puede no ser comestible en otra y viceversa

Lo que ocurre es que antes el conocimiento respecto a la comida se transmitía de generación en generación dentro del ámbito de la familia. No había expertos en alimentación, porque hasta cierto punto todos lo eran. Hoy, como en muchos otros aspectos, podríamos decir que la distancia entre los conocimientos del experto en medicina y las personas «normales», es mucho más amplia. La nutrición es una especialización que desde finales del siglo XIX no ha hecho más que crecer.

Eso es un fenómeno que se da en todos los campos del conocimiento: da la impresión de que mientras más sabemos más amplio es lo que ignoramos

Así es. Aunque, desde mi punto de vista, muchos de los descubrimientos respecto a las enfermedades tienen que ver con un asunto probabilístico: la última gran recomendación o alarma de la OMS, la que indicaba que el exceso de carnes procesadas podría producir cáncer, es una medida probabilística. Personas que no comen carne también pueden tener cáncer de colon. En función de que esa información es recurrente, en los medios de comunicación se replica y se difunde y que, como parece ser que queremos seguir viviendo mucho tiempo, hay gente que hace caso de esas recomendaciones o al menos es receptiva al respecto.

Riesgos alimenticios e inocuidad

Para la OMS, una de las grandes preocupaciones ligadas a la nutrición a nivel mundial es la seguridad alimentaria e inocuidad. En territorios donde escasean los alimentos, la inocuidad es uno de los factores de riesgo que más afectan a las poblaciones, lo que se corresponde con la visión antropológica de Contreras: históricamente los riesgos relativos a la alimentación han sido más por falta de alimentos que por acceso a los mismos. «Nunca habíamos tenido tanto y tan variado acceso a los alimentos», asegura. Pero, ¿nos estamos alimentando saludablemente?

¿Cuál es su idea de la alimentación saludable?

Antes de responder esta pregunta, quisiera aclarar que mi idea de alimentación saludable no necesariamente es representativa en términos científicos. Un nutricionista español decía que la mejor dieta o la dieta más saludable era comer un poco de todo y mucho de nada. Es decir, a mí por ejemplo no me convencen en absoluto las posturas tipo «los 10 alimentos que deberías eliminar de su dieta». Todos los alimentos tienen elementos que son positivos para el cuerpo. Una dieta poco variada puede ser arriesgada e incluso puede quitarnos el apetito. Un exceso de comida, también. Nosotros hemos de buscar los nutrientes que necesitamos en una gran diversidad de alimentos. Entonces yo diría que una dieta, cuando más variada sea, mejor.

Además, gran parte de su trabajo se trata de estudiar la alimentación en sus dimensiones sociales

Si hablamos de alimentación en términos estrictos de salud, olvidamos un aspecto importantísimo, que es comer a gusto. La alimentación no sólo satisface necesidades nutricionales: comer y comer en compañía satisface necesidades que están relacionadas a la sociabilidad e incluso al espíritu.

¿Cuáles son las principales preocupaciones hoy?

Hoy que estamos tan preocupados por la grasa, la sal y el azúcar, que provoca cierta desconfianza a la industria alimentaria, y esto es lo que pasa: los mensajes y el gran interés por la alimentación es más bien por las alarmas que se disparan que por la realidad.

Hace poco estuve en la presentación del barómetro de la seguridad alimentaria de Cataluña. Fundamentalmente era un estudio basado en preguntas de respuestas cerradas.. Se habló mucho del papel de los medios de comunicación, entonces yo dije: «una cosa es lo que la gente percibe, miedos que la gente tiene, pero si hablamos de un barómetro de la seguridad alimentaria, estamos muy bien: nuestra seguridad alimentaria pensada en términos de salud ha aumentado. Evidentemente la gente puede pensar lo que quiera, pero estos datos no son cuestionables. Entonces creo que hay una paradoja: nunca habíamos tenido tanta salud como ahora. Al menos en España, la esperanza de vida es más del doble que hace 100. Nunca habíamos comido tanto y tan bien -respecto a esta afirmación, mucha gente me diría que no es cierta- y nunca hemos tenido autoridades científicas y políticas tan preocupadas por nuestra seguridad alimentaria y sin embargo, el miedo alimentario cada vez es mayor. Hay algo que no cuadra en esta ecuación.

¿Será por cómo la salud se ha visto mermada por factores en la alimentación moderna, especialmente si pensamos en la obesidad?

A ver, la obesidad es otro tema. ¿Cuáles son los indicadores de salud? La esperanza de vida es uno bastante objetivo. Algunas personas podrían decir: vivimos más años, pero no necesariamente mejor, pero lo cierto es que sigue aumentando. Algún papel habrá jugado la alimentación.

Ahora nos preocupa la obesidad, pero como fenómeno histórico, es reciente. La gordura ha sido bien vista en la mayoría de las sociedades hasta hace relativamente poco tiempo. Ahora se ve como un problema y sí, efectivamente es un factor de riesgo y sí, no deja de aumentar. Sin embargo, hasta el momento no ha afectado los indicadores de esperanza de vida. Desde un punto de vista antropológico, la obesidad es parte de un fenómeno de transición nutricional: hemos pasado de que una de las causas de muerte más importantes eran las enfermedades transmisibles, ahora son las no transmisibles.

La obesidad como epidemia mundial responde a una característica inherente a la especie humana, que es la de poder seguir comiendo después de la saciedad. «Se come mucho después de harto», reza un dicho muy conocido en España. Hoy nos podemos dar el gusto de comer y seguir comiendo, lo que como hábito se transforma en algo malo para la salud.

Ese espacio para seguir comiendo ha sido adaptativo durante siglos y siglos y ahora empieza a no ser adaptativo. La especie humana ha evolucionado para poder ingerir un máximo de alimentos para guardarlos. Tener grasa es una reserva para las situaciones estacionales, que eran muy recurrentes. Hoy sigue siendo recurrente sólo en algunas regiones del mundo. ¿Qué es lo que ocurre hoy? Las calorías son muy baratas y de muy fácil acceso.

¿Cuál cree que será el siguiente paradigma alimenticio? ¿Hacia dónde van las tendencias?

¡Pues no lo sé! Aunque, especulando, podría decir que para mí el futuro es que esta diversidad de tendencias va a seguir aumentando. Aunque podamos afirmar que la globalización ha contribuido a la homogeneidad de la alimentación -si tu comparas un supermercado de Santiago con uno de Calcuta verías que son muy similares-, la diversificación por razones ético-ideológicas o por razones estrictamente de nutrición va en aumento. Entonces la tradición hoy es un elemento de innovación, lo que también es una paradoja. Cada vez nos sentimos más víctimas de la homogenización fruto de la globalización y cada vez buscamos más identidades particulares. Esto lo podemos decir en general y en materia alimentaria en particular. ¿Te das cuenta cómo hablar de alimentación nos lleva a pensar todos los ámbitos de la vida del hombre?

Fuente: https://www.opia.cl/601/w3-article-83190.html

Un poco de historia de la Alta Cocina Francesa

La Gastronomía Medieval

Desde el punto de vista histórico, fue durante la Edad Media, cuando la cocina francesa empezó a destacar. En una época marcada por largos periodos de abstinencia y ayuno, en ocasiones se hacían verdaderos banquetes. Esta opulentas comidas estaban reservadas para la nobleza y el clero. Estaban marcadas, más por la abundancia excesiva, que por la elegancia.

En este momento, cuando se compartía una comida, no existía la costumbre de usar cubiertos. Los alimentos eran servidos todos de una sola vez y en gran cantidad, se comía con las manos, sin ningún tipo de ceremonia.

El origen de la Alta Cocina Francesa

Es en el reinado de Luis XIV (rey-sol), cuando la gastronomía francesa vive un periodo destacado y decisivo. Este monarca, conocido por sus excentricidades, aplica un conjunto de reformas, que traen consigo, una revolución gastronómica.

Los alimentos y la manera de combinarlos, así como la forma de servilos y de consumirlos, se transforma totalmente. Las comidas en la corte se convierten en autenticas fiestas de la elegancia, con un cuidado nunca visto en la presentación de los platos. Se hizo habitual el uso individual de platos y cubiertos y nació así el concepto de etiqueta.

Otra de las innovaciones que nos trajo la gastronomía francesa, fue dividir la comida en etapas. De esta manera, se dio más tiempo para que cada plato fuese apreciado debidamente.

La Alta Cocina Francesa se impone, de esta manera como una experiencia única y cuidada, que presta una gran atención al detalle. Este grado de elegancia en la manera de cocinar, emplatar y comer, se extendió rápidamente por el resto de Europa.

Una nueva paleta de sabores

Los cambios no solo se produjeron en la mesa, sino también en la forma de cocinar, con la aparición de una nueva forma de añadir los condimentos. Hasta mediados del siglo XVII, el azúcar y las especias eran usados en la corte para todo tipo de platos. Carnes y pescados eran sazonados en una abundante cantidad de condimentos, sin ninguna preocupación, en lo que se refiere a los sabores. El resultado era una mezcla con un regusto muy fuerte que no distinguía entre dulce y picante, muy difícil de digerir e imaginar a día de hoy.

Las especias eran muy caras en aquel momento, por ser extremadamente raras ya que venían de lejanos países. Su uso en la cocina, en grandes cantidades, era visto como una señal de lujo y riqueza.

La revolución en la cocina

Los cocineros de esta época fueron verdaderos pioneros en la elaboración de nuevas recetas y en la combinación de sabores. Fue en este periodo único de la gastronomía francesa que surgieron nuevas técnicas de cocina y nuevas recetas.

El famoso roux, que continua formando parte de nuestras recetas a día de hoy, fue inventado en esta época. Consiste en una mezcla de harina y mantequilla que se usa para espesar salsas.
Aparecen los caldos, cocinados muy lentamente con diferentes tipos de carnes y aromatizados con hierbas. También la fruta y las verduras fueron llegando a las mesas en cantidades desconocidas hasta ese momento.

Historia de los alimentos: ¿por qué comemos lo que comemos?

Alguna vez has pensado ¿por qué comemos lo que comemos? o ¿de dónde vienen los alimentos que llegan a la mesa? Usualmente vemos la alimentación como una necesidad o un placer, pero la forma de alimentarnos ha tenido grandes impactos en nuestro camino como especie y ha modificado considerablemente nuestro planeta. Definitivamente, “somos lo que comemos”.

En el mundo, las formas de producción de alimentos han llevado a que cada vez tengamos dietas más homogéneas, es decir, tendemos a comer muy parecido. Si millones de personas comemos lo mismo todos los días, se necesitarán miles de hectáreas, de unos pocos cultivos, para satisfacer esa demanda, lo cual desgasta los suelos y afecta los ecosistemas.

En este panorama, se estima que se ha perdido hasta un 75% de la diversidad genética de los cultivos alimenticios. Y aunque en la historia de la humanidad miles de especies han sido utilizadas para consumo humano, hoy solo 120 especies de plantas se cultivan en grandes proporciones en el planeta y las tres cuartas partes del suministro mundial de alimentos proviene apenas de 12 plantas y cinco animales.

De cara a esta realidad quisimos crear, junto a la reconocida historiadora colombiana Diana Uribe, una serie podcast sobre la historia de los alimentos. ¡Es momento de cambiar el chip! Si somos más conscientes de los impactos de nuestra alimentación podemos fomentar la agrobiodiversidad, enriquecer nuestra dieta y reducir las presiones sobre la naturaleza.

¿Cómo puedes ser parte de la solución?

A través de acciones sencillas, es posible llevar una alimentación saludable para el planeta: 

– Consume más vegetales y frutas. Los expertos recomiendan llenar más de la mitad del plato con productos de origen vegetal.

– Compra local y nacional; también, productos de temporada. Transportar los alimentos genera gases de efecto invernadero, por eso, entre menos distancias recorran hasta nuestros platos su huella de carbono será menor.

– Aprovecha la variedad y no comas siempre lo mismo. Si comemos variado, fomentamos la agrobiodiversidad.

– Respeta las temporadas de veda y apoya la pesca sostenible. Si compras en temporadas del año en las que se prohíbe la pesca de ciertas especies de peces o mariscos, incentivas su captura ilegal.

– Compra solo lo que vayas a consumir y evita los empaques. Antes de hacer compras, haz una lista de lo que necesitas, así no desperdicias. Lleva, también, tu bolsa reutilizable.

Fuente. WWF

https://www.wwf.org.co/por_que_comemos_lo_que_comemos

Vicky Foods: La historia de la empresa familiar valenciana que alimenta al mundo

En 2023 Vicky Foods facturó más de 629 millones de euros y produjo más de 214.000 toneladas de productos situándose como una de las principales empresas de alimentación del país. Rafael Juan, CEO de la compañía, impulsa una estrategia centrada en la diversificación, la internacionalización, la innovación y la sostenibilidad como puntos clave de su éxito.

Villalonga, un pequeño municipio al sur de la provincia de Valencia, es testigo de cómo con esfuerzo y trabajo, un modesto negocio familiar puede trascender fronteras y posicionarse como una empresa con alcance mundial.

Corría el año 1952 cuando Antonio Juan, padre del actual CEO de Vicky Foods, decide comenzar a escribir la historia de esta firma. Y, si bien los inicios de esta empresa familiar están ligados a la elaboración de pan, todo cambió cuando se atrevió a innovar y diversificar su producción en la década de 1960 con la llegada de Victoria Fernández, la mujer de Antonio. Sin embargo, la revolución llegó en los 70 con las famosas “Glorias”, las primeras magdalenas cuadradas, que impulsaron a la compañía hasta convertirla en una de las líderes de productos de bollería en los 80.

Cómo Vicky Foods está alimentando un mundo mejor

Vicky Foods avanza hacia un modelo de desarrollo cada vez más sostenible consciente de que es importante cuidar del planeta y el entorno que les acoge. De esa manera, aplican medidas y llevan a cabo proyectos enfocados a minimizar su impacto ambiental, destacando la ampliación de su red de generación de energía con base renovable y la gestión de los residuos.

En ese sentido, adquiere relevancia su apuesta por el desarrollo de envases más sostenibles: se han implementado iniciativas para aumentar el reciclado del plástico, como la reducción del espesor de las láminas y la disminución de la superficie de los envases. En cuanto al cartón, el 100% de los envases utilizados cuenta con la certificación FSC (Forest Stewardship Council), garantizando que provienen de bosques sostenibles, y se realizan acciones de recuperación de residuos de cartón para fabricar nuevos envases, disminuyendo así el volumen de residuos urbanos generados.

Por último, la economía circular está adquiriendo cada vez más relevancia, dada la necesidad de implantar sus principios para poder garantizar la sostenibilidad de la economía sin agotar los recursos del planeta y minimizar la contaminación por residuos.

Fuente: https://www.diariodemallorca.es/sociedad/2024/06/15/vicky-foods-historia-empresa-familiar-103796866.html

La Evolución de la Alimentación a lo Largo de la Historia: ¿Qué Ha Cambiado?

La alimentación ha sido una necesidad básica para la supervivencia humana desde el inicio de los tiempos. Desde la era prehistórica hasta la actualidad, la forma en que los seres humanos han obtenido, procesado y consumido alimentos ha evolucionado drásticamente.

En la prehistoria, los seres humanos eran cazadores-recolectores y dependían de la caza, la pesca y la recolección de alimentos para sobrevivir. Los alimentos eran consumidos crudos y no había métodos de almacenamiento, lo que significaba que los alimentos debían ser consumidos inmediatamente después de ser obtenidos.

Con el tiempo, los seres humanos comenzaron a desarrollar técnicas para cocinar alimentos, lo que les permitió aprovechar mejor los nutrientes y sabores de los alimentos. Además, la invención de la agricultura permitió a los seres humanos cultivar sus propios alimentos y almacenarlos para su uso posterior. Esto también llevó a la domesticación de animales para la producción de leche, huevos y carne.

A medida que las sociedades se volvieron más avanzadas, la comida se convirtió en una forma de demostrar la riqueza y el estatus social. En la época medieval, las comidas se convirtieron en eventos elaborados que incluían varios platos y bebidas.

Con la llegada de la Revolución Industrial, la producción de alimentos se convirtió en una industria masiva. La producción en masa de alimentos permitió a los consumidores tener acceso a alimentos más baratos y a una variedad de alimentos que antes no estaban disponibles en ciertas regiones.

En la actualidad, la tecnología y la globalización han transformado la forma en que obtenemos y consumimos alimentos. Los avances en la tecnología de la agricultura han permitido la producción de alimentos a gran escala y la creación de alimentos genéticamente modificados. Además, la tecnología moderna ha llevado a la creación de alimentos procesados y empaquetados que tienen una vida útil más larga.

Desde la era prehistórica hasta la actualidad, la forma en que obtenemos, procesamos y consumimos alimentos ha cambiado drásticamente. A medida que la tecnología y la globalización continúan avanzando, es probable que la forma en que obtenemos y consumimos alimentos continúe evolucionando en el futuro.

Una tesis de la UOC saca a la luz la historia alimentaria de los Juegos Olímpicos

La investigación incluye multitud de anécdotas que reflejan los cambios en la sociedad y en la nutrición deportiva de los siglos XX y XXI

Han pasado casi 130 años desde que, en 1896, se celebraron en Atenas los primeros Juegos Olímpicos de la edad contemporánea. En este tiempo, las prácticas deportivas han experimentado una gran evolución. También ha cambiado mucho qué y cómo comen los atletas, y en concreto los participantes en los Juegos. Precisamente, la nutrición de los deportistas olímpicos, desde aquel 1896 y hasta nuestros días, es el foco de la primera tesis del doctorado de Salud y Psicología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Es una investigación llevada a cabo en el marco de los grupos FoodLab y Epi4Health de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC dirigida por los investigadores F. Xavier Medina y Laura Esquius, repleta de anécdotas que dibujan la historia: «En las primeras ediciones no había villas olímpicas, los atletas eran amateurs, bebían vino y todavía pensaban, como en la antigua Grecia, que si comían pata de cabra tendrían la fuerza de una cabra. Hoy, hay que preparar 50.000 comidas cada día, informar bien, incluir opciones vegetarianas y velar por la sostenibilidad«. Así lo explica el autor de la tesis, Xavi Santabàrbara Díaz, graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, y que ha cursado dos másteres en la UOC.

Bajo el título Evolución y cambios en la nutrición deportiva, la provisión de alimentos y la gastronomía en los Juegos Olímpicos de la era moderna (1896-2020), la investigación de Santabàrbara analiza, desde el punto de vista de la nutrición deportiva, los informes del Comité Olímpico Internacional (COI) de todas las ediciones de los Juegos Olímpicos de verano desde el 1896 hasta el 2020, teniendo en cuenta que las guerras hicieron suspender algunas y que la pandemia retrasó la última.

Gastrodiplomacia: el kimchi coreano y el arroz con pescado japonés

Entre estos factores se encuentran las particularidades gastronómicas de cada país y su efecto sobre los alimentos que encontrará el deportista en la villa olímpica. «En 1988, en Seúl, el comité organizador utilizó la gastronomía para potenciar el país. Es un claro ejemplo de gastrodiplomacia. Desde entonces, el kimchi es conocido en todo el mundo», ilustra el autor de la tesis. En cambio, continúa, en el caso de Barcelona se dio más prioridad a transformar la ciudad que a potenciar la gastronomía catalana o española.

U otro ejemplo: Japón siempre había sido reticente a considerar su dieta como interesante para los deportistas, hasta que en los Juegos Olímpicos de Tokio, en 1964, la selección nacional de voleibol femenina ganó la medalla de oro. «Entonces, su entrenador explicó la dieta que hacían las deportistas, centrada en bolas de arroz y pescado. Esto cambió la forma de ver la alimentación japonesa», detalla.

Imagen de un plato de Kimichi1

De los Juegos Olímpicos a la historia del siglo XX

El exhaustivo análisis que ha hecho Santabàrbara, que también incluye aspectos como el suministro de alimentos, las empresas de restauración o la suplementación deportiva, refleja los cambios que se han producido en la sociedad y en la alimentación de los atletas a lo largo del siglo xx. «La nutrición deportiva ha pasado de ser anécdota y mito a una especialidad consolidada basada en la evidencia científica. Y los Juegos Olímpicos lo ponen de relieve. Por ejemplo, a principios de siglo se consideraba que las proteínas eran lo más importante. A mediados de los años cuarenta, las investigaciones ya determinaron que lo que da energía es el hidrato de carbono. Y, después de la Segunda Guerra Mundial, en los Juegos Olímpicos de Helsinki, ya se tenía en cuenta la importancia de los hidratos», subraya.

¿Qué se espera de París 2024?

Ahora, Santabàrbara está a la expectativa de comprobar si, en los Juegos Olímpicos de París de 2024, que se celebrarán el próximo verano, se cumplen los tres ejes que se ha marcado el COI en el ámbito de la nutrición deportiva: incidir en la producción local y abaratar los costes del transporte de materias primas; establecer políticas claras de aprovechamiento de alimentos y reducción del derroche, y fomentar las opciones de proteína de origen vegetal. «Dentro de un par de años, cuando tengamos el informe, veremos cómo se ha hecho. También veremos cómo París posiciona la gastronomía de la ciudad y del país. Y, sobre todo, la sostenibilidad será un reto», avanza el investigador, que tiene previsto continuar haciendo investigación en esta línea.

De hecho, remarca el autor de la tesis, los grandes acontecimientos deportivos, como los Juegos Olímpicos, «pueden ayudar a impulsar el desarrollo social, el crecimiento económico, la salud, la educación y la protección ambiental, especialmente si forman parte de políticas a largo plazo coherentes y sostenibles en el ámbito municipal, regional y nacional».

FUENTE: https://www.uoc.edu/es/news/2024/la-historia-alimentaria-de-los-juegos-olimpicos

  1. El Kimichi es un plato super típico de Corea. Se trata de un alimento fermentado que esta siempre presente en la mesa de los coreanos, un alimento de sabor salado y picante. Es conocido como la fermentación de la col china acompañada de otras verduras y muchos más ingredientes ↩︎