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Siete alimentos que reducen la hinchazón abdominal.

Las frutas y verduras nos aportan fibra. Sin embargo, aunque con el tiempo mejoran la salud del intestino, pueden causarnos gases e hinchazón. Si no estamos acostumbrados, hay que comerlas de forma gradual.

Llegan fechas difíciles para nuestra salud digestiva. Con las navidades y las cenas previas, de empresa y amigos, terminamos comiendo muchas veces fuera de casa. Puede que comamos platos deliciosos, pero nos cuidamos menos desde el punto de vista de la salud.

Comemos con menos control de la alimentación y el resultado es que acabamos hinchados, con gases, eructos, reflujo, acidez… Y de premio, unos kilos de más. Ese conjunto de consecuencias se resume en dolor abdominal.

Para aliviar la hinchazón y las molestias, Clínica Mayo da unos consejos básicos

Pero ocurre que también alimentos muy sanos y recomendables pueden causarnos gases e hinchazón. Las frutas y verduras aportan fibra y nos ayudan a controlar el colesterol, la presión arterial, la glucosa en la sangre y el peso en general. Sin duda, la fibra tiene muchos beneficios, como mejorar la salud del intestino con el tiempo.

Sin embargo, «si una persona no está acostumbrada a consumir alimentos ricos en fibras, deberá hacerlo de forma gradual para prevenir la hinchazón y el dolor abdominal», asegura Christine Nguyen, médica de medicina familiar de Mayo Clinic.

Hay que comer fruta por su fibra y pese a que contiene azúcar, como la fructosa y el sorbitol, que puede causar inflamación y gases. Se trata de evitar la frutas de alto contenido de fructosa.

A evitar:

Manzana
Pera
Sandía
Otras, en cambio, contienen fibra y antioxidantes importantes y no causan inflamación, afirma la doctora.

A frecuentar:

Plátano
Naranja
Melón
Frutos rojos (fresa, mora, arándano…)


Verduras
Hay verduras crucíferas muy buenas pero que son difíciles de digerir porque contienen fibras complejas, que tienden a fermentar en el intestino, lo que causa gases e hinchazón. Por eso hay algunas hortalizas que conviene evitar si tenemos ese problema:

Repollo
Brócoli
Coliflor
Coles de Bruselas
Igual de buenas, pero más fáciles de digerir son hortalizas de hoja verde como:

Espinacas
Acelga
Col rizada
El caso de la cebolla y el ajo
Ajos y cebollas.Ajos y cebollas.

La hinchazón suele producirse después de las comidas y desaparece después.
Cinco formas efectivas de combatir la hinchazón de barriga
Para disminuir la sensibilidad a estas verduras, Nguyen recomienda cocinarlas bien o, si las consumimos crudas, remojarlas en agua durante al menos 15 minutos

https://aliculgrupob.blogs.upv.es/2024/11/27/borrador-automatico

“La industria de los ultraprocesados tiene el control de nuestra alimentación”

Un nuevo estudio nos advierte una vez más sobre los peligros de la comida procesada: las bebidas azucaradas aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular y cáncer de forma proporcional a la cantidad en que se consumen.

Aunque la lista de evidencias de científicos, organizaciones mundiales de la salud e investigadores no para de crecer, los productos ultraprocesados atiborran nuestro día a día de supermercados y publicidades perjudiciales.

 “En la actualidad, la mayoría de las personas viven engañadas con respecto a su alimentación”. Así comienza el libro de Carlos RíosCome comida real, un auténtico manifiesto para introducirnos en el mundo del real fooding. A través de una comparativa con Matrix, donde los humanos creen que lo que ven y experimentan es real, Ríos advierte que no comemos “comida real, sino productos que han puesto ante tus ojos”.

Citando la frase de Dostoievski que afirma que “la mejor forma de que un prisionero no escape es asegurarse de que nunca sepa que está en prisión”, Ríos asegura que nuestra libertad a la hora de elegir en un supermercado común es muy limitada.

“Este engaño es producto de los intereses de una fuerza mayor”, asegura, que “arrasa a su paso miles de vidas inocentes y supone la mayor amenaza que existe en nuestro planeta en la actualidad: la industria de los ultraprocesados”.

Y es que, según explica en su libro, “nos hemos ido adaptando a nuestra alimentación de una forma más rápida de la que podíamos sostener, lo cual nos ha pasado y está pasando factura en el presente a la hora de comer”.

Tres sencillos tips que mejorarán tu salud

Tan sencillo como sacar de nuestros hogares los alimentos procesados y priorizar aquellos de origen vegetal. ¿Y cómo saber distinguirlos? Fácil. “Son los alimentos que llevan un solo ingrediente en la etiqueta o directamente no llevan etiqueta”, explica Carlos Ríos a National Geographic España.

Además, debemos complementar nuestra “alimentación con buenos procesados, sin que sustituyan a los alimentos mínimamente procesados. El buen procesado suele estar envasado y lleva una etiqueta nutricional donde se leen entre 1 y 5 ingredientes, entre los cuales no se encuentran en cantidades significativas (es decir, menor o igual al 5-10% del total) el azúcar añadido, la harina refinada o el aceite vegetal refinado”.

Siempre que no desplacen el consumo de alimentos frescos, estos productos deben ocupar un papel complementario en nuestra alimentación. Por su parte, los ultraprocesados son el gran enemigo de nuestra salud, es decir, todos aquellos alimentos que tengan más de 5 ingredientes en la etiqueta, entre ellos azúcares, harinas y aceites vegetales refinados, aditivos y sal.

“Su consumo debe ser ocasional, es decir, alguna vez al mes. La recomendación es que cuanto menos, mejor. Se recomienda no comprarlos ni tenerlos en lugares habituales como en casa o en el trabajo”. Aunque el maestro del real fooding asegura que pueden formar parte de un consumo ocasional voluntario y sin remordimientos, “relacionado con eventos sociales y culturales (10%), pero manteniendo una frecuencia baja sin desplazar una alimentación basada en comida real (90%)”.

Descifrando las etiquetas

Cada vez es más común ver por el supermercado a personas absortas en la lectura de las etiquetas, tratando de que su compra sea no solo sana, sino también sostenible. Un movimiento que impulsa a un consumidor cada vez más concienciado a ejercer el poder que tiene su cesta de la compra en su propia salud y en la del planeta.

“Cada vez el consumidor es más consciente de los engaños y bulos en cuanto a alimentación se refiere y por ello son los primeros en detectar qué productos son saludables y cuáles no”, declara Ríos. “Esto obliga a la industria alimentaria a tomar dos vías: o dar al consumidor lo que quiere o volver a reinventarse para seguir vendiendo lo mismo de una forma camuflada”.

Carlos Rios 02

Fotografía de Brooke Lark

Para salir de dudas, los ingredientes son nuestros grandes aliados. Lo principal en lo que debemos fijarnos es en su cantidad y en que, entre ellos, no se encuentren las harinas refinadas, el azúcar añadido o el aceite vegetal refinado. “Si tiene 5 ingredinetes o más y, entre los mismos, se encuentran cantidades superiores al 10% de azúcar, harina refinada o aceite refinado, habrás dado con un ultraprocesado”, afirma el gurú de los real fooders.

Por su parte, la comida real es muy sencilla de detectar, ya que son materias primas donde los ingredientes no son más que el propio alimento en sí mismo.

Un mes de real fooder: el reto que recorre las redes sociales

Decir adiós a esos antojos de comida procesada puede ser difícil al principio, ya muchas personas los han incorporado de manera diaria en su alimentación y tienen cierto carácter adictivo. Pero “conforme los vas abandonando y sobre todo empiezas a disfrutar de la comida real, tus antojos cambiarán”, declara Ríos.

 Por ello, el nutricionista anima a todos aquellos interesados en probar el cambio a realizar un mes de alimentación real y escuchar a su cuerpo. Quienes lo han probado aseguran que la preocupación por ser consciente del alimento con el que obtienes la energía para tus células se cuela en tu rutina diaria sin vuelta atrás.

 Pese al alto nivel de afectación de enfermedades como la obesidad o la diabetes, entre otras muchas, hoy en día comprar productos que no contengan estos elementos es un auténtico reto. Le preguntamos a este experto en nutrición cómo puede estar permitida esta ingente cantidad de azúcar en la industria y no duda sobre el responsable: “la industria de los ultraprocesados tiene el control y es quien aporta un gran beneficio económico a muchas entidades públicas. Incluso con la comida de los hospitales pasa lo mismo, todo se mueve por conflictos de interés”.

Parte del problema es también que muchos mitos alimentarios, a pesar de haber sido desmontados en muchas ocasiones, “se siguen fomentando por algunos profesionales de la salud llevando a una confusión y desconocimiento a la población con respecto a su alimentación”.

Casi 3 millones de muertes al año por sobrepeso

Ya en 2017 la Organización Mundial de la Salud advertía sobre que la obesidad y el sobrepeso son responsables de 2’8 millones de fallecimientos al año, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo.

“Cada vez son más numerosos los estudios que salen a la luz sobre la relación directa entre el consumo de ultraprocesados y enfermedades crónicas no transmisibles”, afirma Carlos Ríos, poniendo el foco en la necesaria educación sobre “hábitos de vida saludable desde la infancia” para que “cada persona adquiera unos conocimientos básicos para su alimentación y en definitiva para mantener su salud a largo plazo”.

Pero el experto se muestra optimista, y es que parece claro que el cambio, aunque lento, ha llegado para quedarse. Cada vez más consumidores son conscientes de los engaños y los bulos de la industria alimenticia y son los primeros en detectar qué productos son saludables y cuáles no. Y no solo para su salud, también para el planeta.

Un consumo ecológico, local y de calidad ha venido pisando fuerte los últimos años, junto a un rechazo hacia elementos que rodean nuestra cesta de la compra, como el plástico, y siendo conscientes de que una dieta más vegetal es algo clave para la sostenibilidad y la salud del planeta y sus habitantes.

Quizá nos encontremos en un punto de inflexión que coloque definitivamente a la alimentación de vuelta entre las prioridades de nuestro ajetreado día a día y abra la puerta al conocimiento que sane nuestra salud y la de nuestro planeta.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/ciencia/2019/03/la-industria-de-los-ultraprocesados-tiene-el-control-de-nuestra-alimentacion

Estos pequeños cambios en nuestra alimentación pueden ayudar a salvar el planeta

Los alimentos que comemos cada día nos mantienen vivos, pero también pueden suponer grandes costes para la salud y el medio ambiente: enfermedades cardíacas, emisiones de carbono, degradación del suelo, etc. Un estudio reciente publicado en Nature Food concluye que pequeños cambios en las elecciones alimentarias de los estadounidenses podrían suponer grandes beneficios para la salud y el planeta.

Según el estudio, dado que muchos de los alimentos que suponen una gran carga para la salud, como las carnes procesadas o las carnes rojas, también tienen un elevado coste medioambiental, el cambio de unos pocos de ellos -alrededor del 10 por ciento de la ingesta calórica diaria de una persona- puede reducir la huella medioambiental de los alimentos en más de un 30 por ciento.

«Lo bueno es que, no en todos los casos, pero sí en muchos, los alimentos más sanos y nutritivos tienden a ser más sostenibles desde el punto de vista medioambiental, por lo que todos salimos ganando», afirma Michael Clark, investigador de sistemas alimentarios de la Universidad de Oxford (Reino Unido) que no participó en el estudio.

Entre el cultivo, el envasado, el transporte, la cocción y, a menudo, el desperdicio, la producción de alimentos representa entre una quinta y una tercera parte de todas las emisiones anuales de gases de efecto invernadero en el mundo. En un hogar estadounidense medio, los alimentos representan una parte tan importante de la huella de gases de efecto invernadero como la electricidad. La producción de alimentos es responsable de importantes problemas de cantidad y calidad del agua, a menudo requiere herbicidas y pesticidas que ponen en peligro la biodiversidad y engendra pérdidas de bosques y zonas silvestres cuando las tierras se convierten en agrícolas.

«Su impacto es sustancial», afirma Olivier Jolliet, científico medioambiental de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) y uno de los autores del estudio. «Es como si, ‘Houston, tuviéramos un problema’ y tuviéramos que tomárnoslo en serio». Hasta ahora, Estados Unidos no se lo ha tomado en serio».

No depende ni es responsabilidad de una sola persona resolver las crisis sanitarias y medioambientales nacionales o mundiales, subraya. Pero ideas como las que él y su equipo han desarrollado pueden ayudar a personas, instituciones e incluso gobiernos a saber hacia dónde dirigir sus energías para ejercer la mayor influencia rápidamente.

Mirar dos cosas a la vez

Para saber cómo reducir el impacto negativo de la producción y el consumo de alimentos en el planeta y el cuerpo, los investigadores evaluaron primero los daños relacionados con los alimentos. Pero averiguar de dónde procede una manzana, y cuál es su impacto en el planeta se ha convertido en una cuestión cada vez más compleja a medida que evoluciona el sistema alimentario mundial. Por ejemplo, los investigadores del Instituto Medioambiental de Estocolmo han tardado años en desentrañar las cadenas de suministro de cultivos como el cacao y el café, aunque procedan de un solo país.

Por ello, en las últimas décadas, científicos como Jolliet han desarrollado formas de realizar «análisis del ciclo de vida» de artículos específicos -por ejemplo, una cabeza de brócoli o una caja de copos de maíz- que tienen en cuenta todos los pasos desde la granja hasta la tienda y asignan a los artículos un número concreto que indica su impacto ambiental, como una estimación de las emisiones de gases de efecto invernadero o el volumen de agua que requiere su producción.

Al mismo tiempo, los epidemiólogos y los científicos de la salud pública realizaron análisis similares para los cuerpos humanos. Examinaron detenidamente los vínculos entre la alimentación y la salud, y determinaron cómo las diferentes dietas e incluso los alimentos específicos podían influir en aspectos como el riesgo de enfermedad, la salud general o la esperanza de vida, y asignaron números concretos a esos riesgos.

Durante años, los investigadores y los gobiernos consideraron que las cuestiones estaban separadas: los investigadores de la salud se centraban en sus prioridades y los científicos del medio ambiente en las suyas (aunque ya en la década de 1970 los científicos relacionaban las elecciones de la dieta con la salud del planeta). Pero cada vez es más evidente que lo que comemos está íntimamente relacionado con la salud del planeta, afirma Sarah Reinhardt, experta en sistemas alimentarios y salud de la Union of Concerned Scientists.

La demanda mundial de carne de vacuno, por ejemplo, ha aumentado la demanda de proteína de soja para alimentar al ganado, y en respuesta a esa demanda, cada año se deforestan vastas franjas del Amazonas para hacer espacio a nuevas explotaciones de soja y ganado, acelerando la pérdida de bosques que absorben carbono y tienen una gran biodiversidad.

«La agricultura es una pieza enorme del rompecabezas climático, y la agricultura, los alimentos y la dieta están estrechamente relacionados», afirma Reinhardt.

Así que Jolliet y sus colegas construyeron un sistema que fusionaba ambas preocupaciones, analizando el impacto sanitario y medioambiental de determinados alimentos.

El equipo de la Universidad de Michigan convirtió esos riesgos alimentarios en una estimación de los «años de vida ajustados a la discapacidad» (AVAD), una medida de la esperanza de vida que alguien puede perder o ganar si cambia sus hábitos. El equipo profundizó en la forma en que la elección de comer o renunciar a alimentos específicos -no sólo a categorías, como las verduras- podría afectar a los AVAD, detallando las ventajas de algunos alimentos y los efectos perjudiciales de otros si la dieta de base de alguien cambiara. Comer mucha carne roja, por ejemplo, está relacionado con la diabetes y las enfermedades cardíacas, mientras que sustituirla por muchas verduras ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas. Sin embargo, advierten que sus análisis son relevantes para toda la población, no necesariamente para un individuo, ya que cada persona tiene su propio conjunto de riesgos de salud que puede cambiar su susceptibilidad a los cambios de dieta.

Para determinar esto, el equipo de Michigan examinó la composición nutricional de casi 6000 alimentos, desde perritos calientes hasta alitas de pollo, pasando por sándwiches de mantequilla de cacahuete y gelatina o remolachas. Un perrito caliente probablemente le costaría a alguien unos 35 minutos de vida; comer la mayoría de las frutas podría ayudar a alguien a ganar unos minutos extra; y las sardinas cocinadas en salsa de tomate podrían añadir 82 minutos. En los cálculos, la tarta de manzana es casi neutra: un poco de beneficio por las manzanas a cambio de algunas pérdidas por la mantequilla, la harina y el azúcar.

No hay nada especialmente sorprendente en este análisis. Los epidemiólogos saben desde hace tiempo que las carnes procesadas, las carnes rojas y los alimentos muy procesados y con alto contenido en azúcar están relacionados con un mayor riesgo de padecer muchas enfermedades. Pero al desglosar los efectos potenciales de tantos productos, los investigadores pudieron clasificarlos, ordenarlos y crear una comprensión detallada de cómo los hábitos específicos podrían afectar a los consumidores.

Paralelamente, el equipo evaluó los efectos medioambientales de esos miles de alimentos. No se limitaron a los costes del carbono, sino que incorporaron 15 formas diferentes en las que el medio ambiente absorbe el impacto de la producción de alimentos, desde los efectos en los sistemas hídricos circundantes hasta los raros minerales necesarios para cultivar los productos o envasarlos, pasando por la contaminación atmosférica local causada por la producción.

Cuando los investigadores analizaron ambas cuestiones a la vez, surgió un patrón alentador. Muchos alimentos buenos para la salud de las personas eran también relativamente respetuosos con el medio ambiente. No es especialmente sorprendente que las judías, las verduras -no las cultivadas en invernaderos- y algunos pescados y mariscos cultivados de forma sostenible, como el bagre, se encuentren en lo que denominan la zona «verde». Los alimentos de la zona «ámbar», como la leche y el yogur, los alimentos a base de huevo y las verduras cultivadas en invernaderos, equilibraban los costes sanitarios y medioambientales. Los alimentos de la zona «roja», que incluyen la carne de vacuno, la carne procesada, el cerdo y el cordero, tienen unos costes sanitarios y medioambientales elevados. Una ración de estofado de ternera, calcularon, tiene el coste en carbono de conducir unos 22 kilómetros.

El patrón se mantuvo para la mayoría de los indicadores ambientales, excepto para el uso del agua. Alimentos como los frutos secos y las frutas tienen importantes beneficios para la salud, pero a menudo se cultivan en lugares con escasez de agua como California. «Cuando hablamos de los alimentos que comemos ahora y de los que «deberíamos» comer, como los frutos secos y las frutas, hay grandes implicaciones para el uso del agua», dice Reinhardt. «Eso no significa que no debamos comer más de ellos, sólo significa que es un problema que tenemos que resolver».

No podemos dejar de comer, así que ¿qué hacemos?

Para algunos retos climáticos, hay soluciones relativamente sencillas. Por ejemplo, las fuentes de energía renovable ya pueden sustituir gran parte de la energía necesaria para alimentar edificios, coches, etc.

No hay sustituto para los alimentos, pero es posible cambiar lo que comemos. Si todos los habitantes del planeta se alimentaran de forma vegana, las emisiones de gases de efecto invernadero del sistema alimentario podrían reducirse a más de la mitad; un planeta de vegetarianos reduciría las emisiones alimentarias en un 44%. Si dejáramos de comer «comida» tal y como la conocemos, existiendo enteramente a partir de una papilla nutricional cultivada en un laboratorio en lugar de en la tierra o el agua, podríamos evitar alrededor de 1 grado Celsius de calentamiento futuro, según un reciente trabajo que considera el singular experimento mental.

«Lo que nos dice este trabajo es: oye, mira, todavía podemos obtener ganancias bastante grandes incluso si no estamos haciendo estos cambios realmente grandes en la composición de la dieta», dice Clark. «Creo que eso es realmente poderoso, porque mucha gente simplemente no quiere hacer esos cambios dietéticos realmente grandes, por muchas razones».

Aunque las dietas vegetarianas y veganas son cada vez más comunes en Estados Unidos y Europa, «es absolutamente absurdo suponer que todo el mundo seguirá una dieta vegetariana dentro de 30 años», afirma.

Las elecciones alimentarias son personales y están profundamente conectadas con la cultura, la religión, las emociones, las preocupaciones económicas y mucho más. «En lugar de dictar, es mucho mejor intentar dar opciones», dice Naglaa El-Abbadi, investigadora de alimentación, nutrición y medio ambiente de la Universidad de Tufts en Massachusetts (Estados Unidos). Este enfoque pretende informar a las personas para que puedan tomar decisiones que se ajusten a sus necesidades y valores. En conjunto, esas elecciones pueden beneficiar tanto a la salud humana como al planeta.

Para que esto ocurra, habría que trabajar conjuntamente con los esfuerzos a gran escala para remodelar la producción industrial de alimentos, subraya.

Pero lo que la gente elige para comer a diario no es ni mucho menos insignificante, dice Clark. «No tenemos que hacernos todos veganos de la noche a la mañana», afirma. «Los pequeños cambios pueden tener un gran impacto».

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2021/12/estos-pequenos-cambios-en-nuestra-alimentacion-pueden-ayudar-a-salvar-el-planeta

Comer mejor para vivir mejor; ¿qué alimentos nos protegen de enfermedades?

En el cóctel biológico de nuestro cuerpo pueden ocurrir muchas cosas diferentes en las distintas etapas de nuestra vida. No podemos predecir con exactitud lo que nos espera, por eso es importante seguir un estilo de vida saludable que minimice el riesgo de dolencias y enfermedades.

Comer a determinadas horas del día puede cambiar tu forma de sentirte y de vivir, y eso incluye prevenir o mitigar problemas de salud, desde el cáncer a cardiopatías o desequilibrios hormonales. Tanto si te consideras una persona de alto riesgo como si no, aquí tienes algunos consejos para que la alimentación forme parte de tu enfoque holístico hacia una vida larga y sana.

Cáncer en la familia

Todos hemos visto (o vivido) los efectos del cáncer y hemos sido testigos de cómo puede cambiar nuestras vidas muy rápida o muy lentamente. El cáncer es una enfermedad compleja, en cuyo desarrollo intervienen muchos factores, desde la genética hasta las elecciones de estilo de vida (el tabaco y el exceso de sol son dos de los principales, por supuesto).

Por todo ello, aunque no podemos afirmar que el consumo de determinados alimentos pueda curar o prevenir totalmente el cáncer, ciertas medidas nutricionales pueden ayudar a disminuir el riesgo de padecerlo. Muchos alimentos y nutrientes se han relacionado con tasas de cáncer más bajas debido a la función que desempeñan en el organismo.

De hecho, un análisis de las investigaciones realizadas por Cancer Research UK indica que sólo unos pocos cambios en el estilo de vida (mantener un peso corporal saludable, seguir una dieta sana, reducir el consumo de alcohol, no fumar, disfrutar del sol de forma segura y mantenerse activo) pueden prevenir cuatro de cada 10 cánceres.

Comer más alimentos frescos puede ayudar a reducir los riesgos de contraer la enfermedad

Aunque no se ha demostrado que el consumo de determinados alimentos prevenga o cure el cáncer, comer más alimentos frescos puede ayudar a reducir los riesgos de contraer la enfermedad.

Fotografía de Joshua CoganNat Geo Image Collection

Las verduras, fortificadas con muchos compuestos y nutrientes beneficiosos para la salud, son la mejor medicina protectora de la naturaleza, especialmente crudas o ligeramente cocinadas (nuestras favoritas son las salteadas en aceite de oliva virgen extra). El café y el té también pueden ayudar a prevenir el cáncer; ambos están llenos de antioxidantes, polifenoles y flavonoides que se han relacionado con un menor riesgo de padecer la enfermedad.

En cambio, la carne roja y procesada (jamón, baicon, salami y salchichas) está relacionada con un aumento considerable de las tasas de cáncer, sobre todo por las sustancias químicas que contiene, según los científicos.

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Fortalecer el esqueleto

Nuestro movimiento es una compleja orquesta de huesos, articulaciones, músculos, tendones y otros tejidos blandos; nuestro cerebro es el director. Los compromisos entre cualquiera de esas partes del cuerpo pueden influir en la facilidad con que nos movemos y en la aparición del dolor.

Además de sostenernos y proteger nuestros órganos vitales, los huesos desempeñan funciones químicas vitales: almacenan nutrientes y ayudan a producir sangre y células madre. Pero los huesos están formados por una estructura en forma de panal (piensa en la Torre Eiffel) cuya densidad se va debilitando a medida que envejecemos.

Las articulaciones, por su parte, actúan como las bisagras de una puerta: permiten que los huesos se muevan. Cuando las articulaciones se degeneran, pierden la amortiguación (en forma de tejido blando y lubricación) que les permite deslizarse. El rechinamiento resultante desencadena una respuesta inflamatoria mientras el cuerpo se apresura a curarse.

Pero, ¿cómo influye la alimentación en nuestro intrincado sistema de movimiento? Con los nutrientes adecuados (calcio, vitaminas D y K, grasas saludables) puedes enviar refuerzos para aumentar la densidad ósea, lo que hará que los huesos sean más fuertes a medida que envejeces (y se curen mejor si se rompen).

Ejercicios como el yoga pueden ayudarnos a mantener las articulaciones más flexibles

Ejercicios como el yoga pueden ayudarnos a mantener las articulaciones más flexibles, al tiempo que fortalecen el esqueleto.

Fotografía de Matthieu PaleyNat Geo Image Collection

Mantener viva la chispa

El cerebro sigue siendo en gran medida un misterio, pero sabemos algo sobre cómo declina nuestra memoria a medida que envejecemos. Para recordar información, las neuronas necesitan comunicarse. Una envía un mensaje a otra, el receptor recibe el mensaje y esa conexión construye puentes de información que puedes utilizar y recordar.

Si no envías y recibes mensajes constantemente, tus conexiones neuronales se marchitan. Los elementos externos también las afectan. Por ejemplo, el tipo incorrecto de alimentos (piensa en refinados y procesados) funciona como un clima extremo que viene a oxidar las vigas del puente; como resultado, la inflamación rompe los puentes y es más difícil que la información viaje de neurona a neurona.

Los alimentos adecuados actúan como constructores de puentes, limpiadores (ayudan a eliminar la inflamación oxidada) y protectores. El momento de comerlos también puede marcar la diferencia: en estudios epidemiológicos, comer temprano se asocia a un menor deterioro cognitivo y, en estudios con animales, se ha demostrado que la alimentación restringida en el tiempo lo previene.

Prevenir la diabetes de tipo 2

Uno de los principales efectos del exceso de peso y de centímetros alrededor de la cintura es el desarrollo de diabetes de tipo 2, la enfermedad que cursa con niveles elevados de glucosa en sangre debido a una mayor resistencia a la insulina. Unos cuatro millones de españoles padecen esta enfermedad, y cada año se registran alrededor de 386 000 nuevos casos, según un estudio de di@bet.es. Esta afección (una de las principales causas de muerte en Estados Unidos) lleva asociados muchos problemas, como daños oculares, nerviosos y renales. Pero también asusta por el mayor riesgo de problemas cardíacos y cerebrales.

La forma de prevenir la diabetes se reduce a comer más sano y mover el cuerpo. Reducir la cintura y perder peso ayudan a disminuir la insulina. Comer alimentos de mejor calidad significa que estarás reduciendo el exceso de azúcar y grasas saturadas que tu cuerpo necesita procesar. Eso incluye evitar las carnes rojas, las carnes procesadas y todos los alimentos procesados, especialmente los cargados de azúcar.

La actividad física también ayuda a perder peso, ya que hace que los músculos trabajen más, mejorando su capacidad para utilizar la insulina y absorber la glucosa. Controlar el estrés también puede ayudar; será menos probable que busques consuelo en un exceso de calorías o en calorías de mala calidad.

Pulmones sanos

Aunque no pienses demasiado en tus pulmones (excepto quizá después de subir ocho tramos de escaleras), sabes de su importancia. Los pulmones desempeñan una importante función inmunitaria, ya que protegen al organismo del mundo exterior, en concreto, mediante unos pequeños cepillos situados en las trompas llamados cilios, que limpian los contaminantes que inhalamos. Pero también pueden resultar dañados por el humo, por ejemplo, lo que los hace menos eficaces a la hora de proteger los pulmones a largo plazo.

Sin duda, seguir el estilo de vida de decir no al tabaco y sí al ejercicio es primordial para una función pulmonar sana y la prevención de enfermedades pulmonares. Los alimentos pueden ayudar a reforzar su función. Para empezar, reduce los alimentos fritos y mantén un peso saludable. El exceso de grasa en el vientre impide respirar profundamente y puede ejercer una presión excesiva sobre los pulmones, obligándolos a trabajar más con cada respiración.

Otro consejo: condimenta tu comida, ya que puede ayudar a reducir la inflamación y mejorar la función pulmonar. Báñalo todo con mucha agua, que ayuda a que la sangre fluya hacia y desde los pulmones y permite que la mucosidad acumulada allí se mueva libremente.

Reducir la inflamación

Para muchas personas, la inflamación se asemeja a la física cuántica: suena importante, pero ¿qué significa en realidad? Sin embargo, la inflamación en su forma más crónica es uno de los conceptos sanitarios más importantes que debes conocer. Esto se debe a que, a diferencia del malestar que produce un dolor de garganta o de cabeza, la inflamación puede ser crónica, persistente y puede atacar al organismo día tras día.

Al principio, la inflamación es un proceso positivo para el organismo; indica que se está combatiendo algo que no debería estar ahí. Es el caso de un resfriado, una alergia o un golpe en un dedo del pie (o incluso una reacción a una toxina inhalada, como las que se encuentran en muchos productos de limpieza). El cuerpo sabe identificar una lesión, entonces hace sonar la alarma anatómica para enviar células inmunitarias a la zona para repararla. En el proceso de reparación, las células inmunitarias se enredan con las células invasoras. El resultado de esta lucha (los restos, la metralla, el caos) es la inflamación.

Aplica el mismo razonamiento a los golpes crónicos que reciben tus células cuando son atacadas constantemente. Tal es el caso cuando circula demasiado azúcar en la sangre o se consumen demasiadas grasas saturadas o proteínas animales. Tu cuerpo envía señales de que necesita ayuda, así que pide refuerzos. Ahora está en modo lucha constante y en modo inflamación constante.

El resultado: más inflamación, lo que pone a tu cuerpo en riesgo de continuar un círculo vicioso que contribuye a que se produzca aún más. Y a largo plazo, te pone en mayor riesgo de desarrollar enfermedades del corazón, derrames cerebrales, cáncer, artritis, problemas de memoria, dolor, problemas hormonales, daños en los órganos, y mucho más.

Entre las cosas que puedes hacer para calmar la inflamación hay un nutrido número de prohibiciones. Por eso no fumar, no comer alimentos procesados ni carnes ocupan un lugar destacado en la lista.

También puedes hacer mucho para calmar la inflamación comiendo alimentos que ayuden a silenciar la respuesta inmunitaria y comiendo a la hora adecuada. Cuando te mueves, tu cuerpo puede frenar la inflamación. Cuando estás en reposo, es más probable que salten chispas. Por eso es especialmente malo comer alimentos inflamatorios (procesados o con azúcares añadidos) por la noche. Las frutas y las verduras, así como las grasas saludables del pescado y los frutos secos, se consideran una de las armas nutricionales más potentes en la lucha contra la inflamación.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/ciencia/2023/03/alimentos-nos-protegen-enfermedades-vivir-mejor

¿Existe una alimentación para mejorar el cerebro?

Todo el mundo ha oído alguna vez que comer zanahorias puede ayudar a mejorar la vista, o que la leche rica en calcio es buena para los dientes y los huesos. Pero, ¿y el cerebro?

«Desde el punto de vista de los neurocientíficos, la alimentación tiene una importancia fundamental para la salud cerebral, porque nuestro cerebro funciona literalmente a base de nutrientes», afirma Lisa Mosconi, directora de la Weill Cornell Women’s Brain Initiative y autora de Brain Food: The Surprising Science of Eating for Cognitive Power [Comida para el cerebro: La sorprendente ciencia de la alimentación para el poder cognitivo].

El cerebro necesita distintos nutrientes a medida que envejece, y la primera infancia es una época especialmente crítica para el crecimiento, el desarrollo y la salud del cerebro.

«Incluso en los primeros años de vida, el cerebro produce neuronas a la velocidad de la luz», dice Mosconi, que también es neurocientífico. «El cerebro de un bebé tiene más neuronas, más células cerebrales, que estrellas hay en la Vía Láctea».

En total, los científicos han encontrado alrededor de 45 nutrientes clave para la salud cerebral, entre ellos proteínas, zinc, hierro, colina, folato, yodo, vitamina A, vitamina D, vitamina B6, vitamina B12 y ácidos grasos omega-3.

Por supuesto, no es probable que las palabras «folato» y «colina» hagan la boca agua a nadie (ni niños ni adultos), así que el truco está en centrarse en los alimentos que son naturalmente ricos en esta sustancia. Además de los alimentos enumerados a continuación, considera la posibilidad de añadir al menú avena, frutos secos, cítricos, judías y verduras de distintos colores.

«Empezar pronto es clave», dice Claire McCarthy, pediatra del Hospital Infantil de Boston y profesora adjunta de Pediatría en la Facultad de Medicina de Harvard en Estados Unidos. «Si lo único que ha conocido un niño son alimentos sanos, es mucho menos probable que se pelee con sus padres por comerlos».

Si te centras en unos pocos grupos de alimentos y experimentas con nuevas formas de prepararlos, alimentar el crecimiento cerebral de tu familia puede ser más fácil de lo que crees.

Cuatro alimentos que ayudan al cerebro

Bayas

POR QUÉ ES IMPORTANTE: Incluso las bayas más corrientes y baratas, como las moras y los arándanos, están repletas de vitamina C y, aunque la mayoría de la gente asocia este nutriente con el sistema inmunitario, el cerebro también lo necesita. Según Mosconi, la vitamina C es un antioxidante, lo que significa que desempeña un papel crucial en la neutralización de los radicales libres naturales que dañan el ADN y las células.

«También es importante para la formación de neurotransmisores, las sustancias químicas utilizadas para la señalización en el sistema nervioso», afirma Mosconi. Sin suficiente vitamina C, la integridad de muchos tejidos corporales, cerebro incluido, empieza a debilitarse.

Las frambuesas, las cerezas negras, las moras y las bayas de goji son otras superestrellas en esta categoría. Las bayas también tienen una buena mezcla de azúcares naturales y fibra, importante para el sistema digestivo

CÓMO HACER QUE LOS NIÑOS LO COMAN: Las bayas son probablemente las más fáciles de vender de esta lista, pero si quieres cambiar de aires, Mosconi recomienda mojar las bayas en yogur o incluso en chocolate negro, que tiene sus propios beneficios para el cerebro gracias a un aminoácido esencial llamado triptófano. También puedes congelar las bayas y mezclarlas en un sorbete con un toque de zumo de limón y sirope de arce.

Ciruelas

POR QUÉ ES IMPORTANTE: Esta fruta, ya sea fresca o seca (llamada ciruela pasa) es una gran fuente de triptófano, un aminoácido esencial relacionado con un neurotransmisor llamado serotonina, que puede ayudar a regular el estado de ánimo. Mantener el cerebro de tu hijo abastecido de triptófano también le ayudará a dormir por la noche, cuando nuestro cerebro descansa y se repara. Las semillas de chía y el cacao crudo (el ingrediente del chocolate negro) también contienen triptófano.

CÓMO HACER QUE LOS NIÑOS LO COMAN: Con una deliciosa combinación de dulzor y acidez, las ciruelas pasas en puré pueden ser uno de los primeros alimentos sólidos de tu bebé. A medida que los niños crecen, las ciruelas enteras son una divertida alternativa a las manzanas en la fiambrera. O puedes ponerte elegante y cortar las ciruelas pasas por la mitad y untarlas en crujiente mantequilla de cacahuete para obtener un tentempié saludable lleno de fibra y proteínas.

Fuente: https://www.nationalgeographic.es/ciencia/2023/04/alimentos-mejorar-desarrollo-cerebro

Alimentación, evolución y tecnología, ¿cómo nos hicieron lo que somos?

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Alimentación, evolución y tecnología, ¿cómo nos hicieron lo que somos?

«Si el ser humano es la pregunta, la evolución es la respuesta», dice Arsuaga.

Campaña de excavación de Atapuerca 2024
Campaña de excavación de Atapuerca 2024Ricardo OrdóñezIcal

Los restos fósiles cuentan nuestra historia como especie y nos ayudan a comprender el pasado para dar respuestas a preguntas del presente. Es un vínculo básico en la alimentación, no en vano estamos dando de comer a un cuerpo que es resultado de miles de años de evolución.

Aunque no es posible saber con total certeza qué comían nuestros antepasados paleolíticos, se trata de un campo de investigación que busca respuestas en los yacimientos y los laboratorios, señala el codirector del yacimiento de Atapuerca (Burgos), Juan Luis Arsuaga.

Los huesos de animales permiten saber que comían cerdo o caballo, y estudios genéticos de restos del Portalón de Cueva Mayor en Atapuerca han establecido que una mutación genérica en la Edad de Bronce hizo a los europeos adultos tolerantes a la lactosa.

Así lo explicó Arsuaga, que junto al también codirector Eduald Carbonell, recibió recientemente a un grupo de periodistas en una visita al yacimiento de Atapuerca y al Museo de la Evolución Humana (Burgos).

Fruto de la evolución

«Si el ser humano es la pregunta, la evolución es la respuesta», dice Arsuaga. La respuesta a por qué transformamos tan rápido el azúcar en grasa o la capacidad de almacenar esta última hay que buscarla en nuestros antepasados paleolíticos, explica el arqueólogo y educador del Museo de la Evolución Humana Raúl López.

En aquella época los periodos de carestía eran frecuentes, de ahí surge “la gran ventaja de la grasa”, que permite almacenar mucha energía en muy poco espacio. La capacidad de engordar tanto “fue fruto de la necesidad”.

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El azúcar lo convertimos rápidamente en grasa por nuestro pasado herbívoro, que son los grandes especialistas en esa transformación, “por eso nos engorda tanto”.

Nuestros antepasados evolucionaron en una zona de África casi sin árboles, vegetales tiernos o frutas. “Lo normal es que se hubieran extinguido” pero sobrevivieron gracias a cambios biológicos, aunque no fue el único motivo.

De la piedra al fuego

En esa ecuación tuvo un papel fundamental la invención de la tecnología con el Homo habilis (unos 2,5 millones de años) y su capacidad de tallar piedras, que le permitió sobrevivir en un ecosistema que no estaba hecho para él, es -señala López- «como hacer trampas a la selección natural”.

Esas primeras herramientas dieron acceso a la carne, a lo que se sumó una mutación genética que hizo el colon más corto y permitió dedicar menos energía a la digestión, relata el arqueólogo del yacimiento de Atapuerca David Canales.

El acceso a la carne, con su proteína y más fácil de digerir, hace unos dos millones de años, unido al cambio en el sistema digestivo permitieron destinar más energía al desarrollo del cerebro. Análisis de los dientes de Homo Antecessor (unos 900.000 años) apuntan que un 20 % de su dieta era carnívora, precisa.

El otro gran salto tecnológico fue el dominio del fuego y el cocinado, “una forma de predigestión”, que dio acceso a alimentos que no se comen crudos.

La «domesticación” del fuego habría empezado hace medio millón de años, de forma lenta y desigual, por ejemplo en Atapuerca fue posterior.

La llegada de la agricultura y la ganadería, ya en el Neolítico, supuso más disponibilidad de alimento, pero menos variedad que en el Paleolítico, de hecho -dice López- se redujo la estatura y surgieron problemas de artrosis en la manos por los movimientos repetitivos al moler el grano.

Cuidado y alimentación

Atapuerca también cuenta historias de cuidado entre preneandertales hace 400.000 años. La primera necesidad humana es la alimentación y en aquella época existen ejemplos de individuos que solo pudieron sobrevivir con ayuda de otros.

El cráneo fósil mejor conservado del mundo recibe el nombre de Miguelón. Su propietario murió posiblemente de una septicemia, por la infección que le provocó un golpe que le partió un diente.

El resultado sería un gran dolor y fiebre que le impidieron comer, lo que hace suponer que alguien tuvo que masticar por él raíces, frutos o carne para dárselos como papilla, dice López.

También tuvo que ser alimentada durante sus diez años de vida Benjamina, un cráneo hallado, como el de Miguelón, en la Sima de los Huesos. Aquella niña nació con craneosinostosis, que le provocó importantes disfunciones psicomotoras y su supervivencia no habría sido posible sin cuidados, empezando por la comida.

La Fundación Atapuerca organizó la jornada «Innovación y tecnología alimentaria desde Atapuerca hasta nuestros días» junto a la empresa burgalesa Hiperbaric, especialista en equipos industriales para el procesado de alimentos por altas presiones, que tiene un 65 % de cuota de mercado mundial, para marcar el 25 aniversario de ambas.

Fuente: https://www.larazon.es/castilla-y-leon/alimentacion-evolucion-tecnologia-como-nos-hicieron-que-somos_202407016682780dab9b48000143b233.html

Las claves de una alimentación sostenible, responsable e inclusiva

En los últimos años, la sostenibilidad se ha convertido en un factor fundamental en la vida cotidiana y, en el ámbito de la alimentación, es un aspecto que adquiere una relevancia cada vez mayor en la toma de decisiones de los consumidores y en su sentimiento de fidelidad hacia las marcas.

ElPozo Alimentación, en sus 70 años de historia, ha sido consciente en cada momento de los cambios que demandaba la sociedad y éstos comenzaron a ponerse en marcha dentro de su estrategia. A lo largo de este tiempo, la compañía viene sumando ambiciosos proyectos de sostenibilidad que le han permitido liderar algunos indicadores dentro de su sector para abordar los desafíos globales y contribuir, por tanto, al bienestar de la sociedad y del planeta.

Desde sus inicios, ElPozo Alimentación ha mantenido los pilares fundamentales necesarios para crecer de una forma sostenible y su esencia no ha cambiado. Este proyecto se sustenta en unos valores que se mantienen vivos y que la compañía traslada a su manera de hacer las cosas cada día, lo que le ha llevado a ser la marca más presente en los hogares españoles por noveno año consecutivo. Su futuro está unido a una alimentación sostenible, responsable e inclusiva, y los compromisos sociales, laborales y medioambientales forman ya una parte importante de su estrategia.

Para dar respuesta a muchos de los desafíos globales urgentes, ElPozo Alimentación aplica en su modelo iniciativas para contribuir a la sociedad, afianzar una política de gobernanza y buen gobierno que fundamenta su identidad y cultura corporativa, mejorar el bienestar de sus empleados, propiciar unas relaciones con la cadena de suministro responsable y de calidad, reducir el desperdicio, optimizar el uso de recursos y minimizar el impacto ambiental. Su principal reto es alimentar a una población que crece y lo hace de una manera respetuosa con lo que le rodea.

Entre sus acciones, la compañía apoya la iniciativa ‘Restaurantes contra el Hambre’, que promueve la ONG Acción contra el Hambre para ayudar a niños y familias en situación de vulnerabilidad y con problemas de acceso a una alimentación básica, y colabora periódicamente en la entrega de alimentos a diferentes asociaciones y entidades asistenciales. Asimismo, es una empresa pionera en incorporar soluciones que favorecen el cuidado de la salud dentro de una dieta variada y equilibrada, con alianzas con instituciones públicas y privadas para promover una alimentación más saludable.

Para satisfacer las necesidades de sus consumidores, ElPozo Alimentación está continuamente pendiente de sus demandas y de las tendencias del mercado. Su estrategia parte de la innovación y de ofrecer propuestas específicas que se adapten a cada persona y les ayude a hacer una elección correcta en su alimentación.

Fuente: https://amp.elperiodico.com/es/sociedad/20241018/claves-alimentacion-sostenible-responsable-inclusiva-109933721

Los ‘gamers’ ya pueden comer sano sin parar de jugar

‘MANA Drink’ sale al mercado como la bebida con los nutrientes necesarios como para que los amantes de los videojuegos no tengan que soltar el mando en todo el día.

'MANA drink', la bebida de los 'gamers'.
‘MANA drink’, la bebida de los ‘gamers’.
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Las pautas nutricionales de los ‘gamers’, sin duda, serían capaces de provocar el desmayo de cualquier dietista. Lacombinación de una ingesta desmesurada de alimentos ricos en grasas, carbohidratos y sal, unida al sedentarismo que rodea el mundo de los videojuegos, no augura precisamente nada bueno para la salud.https://2b16f91f310459eb2b0a0ecb854384a5.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.html?n=0

La parte más complicada, pues, consiste en descubrir cómo llevar una dieta saludable sin por ello entorpecer el placer del juego. Sin embargo, existen algunas consideraciones que toda comida que desee adaptarse a la realidad de los ‘gamers’ debe cumplir: que sea fácil de manejar y consumir con una mano, que resulte lo menos grasienta posible para evitar que los dedos queden aceitosos e incluso con restos de comida, y que sea rápida de preparar, por ejemplo, en pausas para ir al baño.

Pues bien, Heaven Labs ha encontrado una solución a este reto: ‘MANA Drink’, una bebida que se ajusta a todas estas características y que, desde un punto de vista nutricional, está diseñada para reemplazar completamente cualquier comida del día. La fórmula fue creada por una joven y ambiciosa start-up que, a pesar de no disponer de demasiado tiempo, quiso dejar de recurrir al fast food para alimentarse mientras centraba toda su atención en su juego.https://2b16f91f310459eb2b0a0ecb854384a5.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.html?n=0

La historia detrás de esta idea -aclara la compañía en una nota de prensa- es simple e incluso, como pasa con muchas otras, personal. Todo empezó cuando el entonces futuro CEO de Heaven Labs, Jakub Krejcík, ‘gamer’ confeso además de fan incondicional de los cómics Marvel, lejos de conformarse con entender su comida a base de una bolsa de patatas fritas y una pizza congelada, decidió pasar a la acción para cambiar esta situación.

Empezó varios experimentos con alimentos, una especie de juego para él, con el que inicialmente quiso saber cuál es el funcionamiento del cuerpo humano y dónde está su límite. Decidió por voluntad propia llevar a cabo un plan especial que restringía la ingesta de comida sólida. Lo primero que tomó fue una bebida sólo a base de sirope de arce biológico, pimienta de cayena, limón y agua caliente.

En una segunda fase un zumo de naranjas frescas; y más adelante un caldo vegetal sin aromatizantes. A pesar de la limitación alimentaria a la que se expuso, se sintió más débil de lo habitual, pero relativamente bien en todo momento y pudo llevar su ritmo de vida normal.Esto despertó su motivación por comprender el funcionamiento de su organismo.

Tras consultar varios estudios sobre cómo la alimentación incide en el estado físico y mental, Jakub se preguntó qué es lo que debía seguir ingiriendo para  aumentar la capacidad de su cuerpo. El secreto estaba en una correcta combinación de ingredientes. “Fue entonces cuando decidí iniciar un exigente experimento a través del que trabajar en mi propia nutrición. Me hice un análisis de sangre completo para conocer mi estado de salud y lo repetí con frecuencia para saber qué cambios se producían en mi cuerpo y modificar la dieta en un sentido u otro. También estuve bajo la supervisión de mi doctor”, explica Jakub.https://2b16f91f310459eb2b0a0ecb854384a5.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.html?n=0

Él compró varios ingredientes y los almacenó en casa para empezarlos a mezclar y dar con una correcta combinación. “El resultado del primer intento fue terrible y prácticamente no podía beberse. Tuve que consultar varios estudios sobre cómo modificar el gusto, mezclar los ingredientes y eliminar el olor, sin por ello dejar de obtener una bebida saludable”dice Jakub. Dos meses más adelante, y después de varios intentos, obtuvo un producto con el que sustituyó el 100% de su dieta.

“Me sentía realmente bien, como nunca antes. No padecía ningún dolor y todos los cambios que experimentó mi cuerpo indicaban un estado de salud óptimo: tenía buen color de piel, mi pelo estaba más suave, mis dientes eran más blancos, mis uñas crecían más rápido de lo habitual… estaba de buen humor y rebosaba energía. La gente que no me había visto durante estos dos meses me notaba diferente, como si me hubiera quitado unos años de encima. Y estuve más contento aún al recibir mi último análisis de sangre de un laboratorio bioquímico especial, cuyos doctores confirmaron que todo había tenido un impacto muy positivo en mi cuerpo”, asegura Jakub.https://2b16f91f310459eb2b0a0ecb854384a5.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.html?n=0

Tras esta experiencia, decidió compartirla con el público general. “Quería poner en marcha una idea capaz de ayudar a la gente, de cambiar su percepción sobre la alimentación y, en definitiva, de mejorar así su calidad de vida”, comenta Jakub. Por último, y tras varios meses más de pruebas y la contratación de un experimentado equipo de químicos y nutricionistas, ‘MANA Drink’ vio la luz.

MANA Drink -continúa la compañía- «no solo está pensada para los ‘gamers’, sino también para todas aquellas personas que cuidan su salud, pero que no pueden o no quieren dedicar tiempo a cocinar».

MANA Drink es una bebida de 330ml a base de ingredientes naturales tales como aceite de coco y fibra de avena, entre otros, y que aporta 400 calorías y cubre el 20% de las necesidades nutricionales diarias del cuerpo humano. Contiene todos los nutrientes que el organismo necesita: proteínas, carbohidratos, grasas, fibra, vitaminas, minerales, antioxidantes y otros súper elementos.

Por el contrario, no contiene ningún tipo de toxinas, metales pesados, sustancias cancerígenas, lactosa o ingrediente de origen animal. Es una bebida que tan sólo hay que agitar, abrir y degustar para reemplazar totalmente cualquier comida del día, a la vez que ayuda a mantener una dieta sana y equilibrada mientras los ‘gamers’ juegan.

Fuente: https://www.heraldo.es/noticias/sociedad/2017/06/29/los-gamers-pueden-comer-sano-sin-parar-jugar-1184417-310.amp.html

Un estudio relaciona la dieta mediterránea con un diagnóstico menor del TDAH

Se trata del primer estudio científico que aborda la relación entre la dieta mediterránea y el TDAH, trastorno psiquiátrico más frecuente en la infancia y la adolescencia

Los patrones alimentarios de la dieta mediterránea pueden estar relacionados con un diagnóstico menor del trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH), según destaca un estudio publicado en la revista Pediatrics que han dirigido José Ángel Alda, jefe de sección en el Servicio de Psiquiatría del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona y María Izquierdo Pulido, profesora de la facultad de farmacia de la Universidad de Barcelona.

El estudio es el primer trabajo científico que aborda la relación entre la dieta mediterránea y el TDAH. En él han participado un total de 120 niños y adolescentes, 60 de ellos diagnosticados de TDAH y 60 como grupo de control. Su seguimiento puso de manifiesto que los niños que presentaban TDAH ingeríancon más frecuencia comida rápida, consumían más dulces y bebidas azucaradas que los niños que no tenían este trastorno.

Los resultados del estudio sugieren que algunos hábitos alimentarios inadecuados podrían tener un papel en el desarrollo del TDAH. No obstante, los autores del trabajo apuntan que habrá que desarrollar más investigaciones para determinar si existe una relación de causa-efecto. Los mecanismos que vinculan una dieta de baja calidad y el TDAH aún son desconocidos. Estudios científicos previos han relacionado algunos patrones dietéticos, como consumo de alimentos procesados, bajo consumo de frutas y verduras, con el diagnóstico de TDAH. También se sabe que un patrón alimentario desequilibrado puede conducir a deficiencias en nutrientes esenciales para el desarrollo cognitivo y físico como el hierro, zinc, magnesio o ácidos grasos omega-3 y que parecen tener un papel esencial en la etiología del TDAH.

Los autores del estudio creen que la relación entre una dieta no saludable y el TDAH puede ser una muestra de causalidad inversa. Actualmente no se sabe si los niños con TDAH tienen síntomas más graves por una alimentación inadecuada  o si es el trastorno lo que les lleva a comer un exceso de grasas y azúcares para equilibrar sus rasgos de impulsividad o angustia emocional. Los autores del trabajo consideran que es un círculo vicioso: que la impulsividad de los niños con TDAH les lleva a alimentarse de una forma inadecuada y, por esta razón, no ingieren los nutrientes que necesitan y eso empeora los síntomas.

El trastorno de déficit de atención con hiperactividad afecta a cerca del 3,4% de niños y adolescentes en todo el mundo. Es uno de los trastornos psiquiátricos más comunes en la primera infancia y adolescencia, y sus consecuencias se pueden alargar hasta la edad adulta. Los síntomas principales son la hiperactividad, la impulsividad y el déficit de atención, que se manifiestan con más intensidad que en niños de la misma edad sin este trastorno. Actualmente, la intervención combina el tratamiento psicológico, el farmacológico y la intervención psicopedagógica.

Fuente: https://www.sjdhospitalbarcelona.org/es/noticias/estudio-relaciona-dieta-mediterranea-diagnostico-menor-del-tdah

La fórmula para conseguir una agricultura espacial y cultivar tomates y lechugas en Marte

El ser humano todavía no ha llegado a Marte, ni tampoco ha establecido una colonia en la Luna, pero lo hará. El avance de la tecnología permitirá en los próximos años hacer realidad lo que hoy día son metas científicas, con el desarrollo de espacios habitables, que se autoabastezcan de agua, oxígeno y… ¿alimentos? Un proyecto liderado por investigadores de la Universidad de Talca (UTalca), en Chile, investiga cómo cultivar tomates y lechugas en colonias en otro planeta.

Los experimentos para el desarrollo de esta agricultura espacial se están realizando en el desierto de Atacama, uno de los entornos más inhóspitos de la Tierra. Allí se ensaya con microorganismos propios del lugar, acostumbrados a prosperar en condiciones extremas y especialistas en obtener recursos para la vida de donde casi no los hay.

Este proyecto ha permitido dar pasos muy positivos, hasta el punto de que los investigadores están convencidos de que se podrían cultivar hortalizas en entornos tan complicados para la vida como el planeta Marte, lo que abre una vía muy interesante para la exploración espacial, que puede cambiar el escenario en los próximos años.

Cuál es la fórmula para poder cultivar tomates y hortalizas en Marte

La fórmula para poder cultivar tomates y hortalizas en Marte pasa por asociar los microorganismos del desierto de Atacama, acostumbrados a unas condiciones extremas, a cultivos, de manera que esta vida microscópica establezca las condiciones que permita prosperar a los cultivos.

«Los primeros resultados son muy alentadores, ya que hemos visto que cuando están presentes estas metacomunidades microbianas ancestrales, las plantas podrían crecer, desarrollarse e incluso producir algún tipo de fruto y, en algunos casos, la calidad desde el punto de vista nutricional es mucho mayor, lo que abre una ventana a que podamos desarrollar agricultura espacial», detalló Marco Molina Montenegro, investigador que lidera el proyecto y director del Centro de Ecología Integrativa de UTalca, Marco Molina.

Cómo se simulan las condiciones de Marte

Las simulaciones de las condiciones de Marte se realizan en unas cámaras de uno por dos metros, con una regulación de temperatura entre los -60°C a los 40°C, una condición atmosférica saturada en dióxido de carbono -casi sin oxígeno-, sin nutrientes, ni agua. Además, con una radiación ultravioleta tipo C, que genera un alto efecto negativo sobre el material genético.

«Logramos generar comunidades sintéticas, es decir, utilizamos los mejores individuos, los pudimos mezclar, ver si se toleran entre ellos y si es que pueden convivir. Diseñamos en base a lo que nosotros queremos que ejerzan en la planta y seleccionamos nuestros mejores cultivos«, explicó el académico de la UTalca.

Qué han logrado los científicos con los cultivos en las cámaras marcianas

Los científicos desarrollaron una simbiosis entre los microorganismos del Desierto de Atacama y cultivos como lechugas, tomates, espinacas y acelgas. «Ahora estamos empezando de a poco a bioprospectar quinoa, ya que es un alimento funcional y posiblemente uno de los mejores del punto de vista nutricional», subrayó.

Molina agregó que están probando con una variedad de lechuga que con estos microorganismos «aumenta cuatro veces las vitamina C y también el contenido de calcio, evitando la descalcificación en los viajes espaciales, que se produce mucho al haber microgravedad», especificó.

Esta iniciativa forma parte de un proyecto Fondecyt que busca asegurar la producción alimentaria para la subsistencia de los seres humanos y
además probar cultivos que podrían desarrollarse fuera de la tierra

Fuente: https://novaciencia.es/la-formula-para-conseguir-una-agricultura-espacial-y-cultivar-tomates-y-lechugas-en-marte/