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Nuevas evidencias científicas confirman cómo los alimentos ultraprocesados impactan en el cerebro
Estudios científicos encontraron vínculos entre estos productos y cambios en el sueño y el estado de ánimo. Cómo proteger la salud mental adoptando una dieta saludable
El consumo de alimentos ultraprocesados afecta al cuerpo, aseveran los expertos, pero existe cada vez más evidencia de cuánto impacta en el cerebro.
Una nueva investigación sugiere vínculos entre los alimentos ultraprocesados (como las papas fritas, algunos cereales y la mayoría de los snacks envasados en el supermercado) y cambios en la forma en que se aprende, recuerda y siente. Estos alimentos pueden actuar como sustancias adictivas, dicen los investigadores, y algunos científicos están proponiendo una nueva condición de salud mental llamada “trastorno por uso de alimentos ultraprocesados”. Las dietas llenas de estos alimentos pueden aumentar el riesgo de problemas de salud mental, como depresión y ansiedad, y de sueño.
Emilia Caro, bióloga molecular, directora ejecutiva de GEDYT, manifestó a Infobae en una nota reciente que la relación entre la dieta y la salud mental es mucho más profunda y compleja de lo que se suele imaginar.
“No es solo una cuestión de saciar el hambre o satisfacer un antojo; la comida que consumimos desempeña un papel central en el funcionamiento del cerebro, afectando directamente el estado de ánimo, la capacidad para manejar el estrés y, en general, nuestra salud mental”, dijo.
Caro destacó que “esto se debe a que ciertos alimentos, especialmente aquellos ricos en omega-3, aminoácidos, vitaminas y minerales, proporcionan el combustible esencial para la producción de neurotransmisores, las sustancias químicas del cerebro que transmiten mensajes y juegan roles clave en regular cómo nos sentimos. Entre estos, la serotonina y la dopamina son fundamentales para experimentar sensaciones de felicidad y motivación”.
¿Propaganda o ciencia? Habla la investigadora del experimento con gemelos que arrasa en Netflix con polémica: «Si hubiésemos comparado con una dieta mediterránea, quizá, los resultados serían mejores»
Lucia Aronica, pionera en el campo de la epigenética nutricional, cuestiona las afirmaciones del criticado documental Somos lo que comemos, basado en un estudio científico con limitaciones que no se cuentan.
«Cuando vimos el documental, lo que más nos sorprendió fue la parte de la estimulación sexual. ¡Ni siquiera estaba en el estudio!». Lucia Aronica (Nápoles, Italia, 19 de octubre de 1981) se muestra clara y rotunda: «Publicamos la investigación original, de la que formé parte, en una revista científica y también, por separado, el análisis epigenético en otro artículo. Lo de Netflix es otra cosa, un programa». Esta doctora en epigenética con 17 años de experiencia en el campo responde sin ambages todas las críticas al televisivo Somos lo que comemos: Un experimento con gemelos.
De visita en Madrid de la mano de Eucerin, marca de productos para el cuidado de la piel que ha fichado a la especialista, cuenta que esta disciplina «ayuda a entender cómo los factores externos y las experiencias pueden influir en la forma en que se expresan los genes«. Ha participado en el lanzamiento de su nuevo sérum antiedad, a través de un ingrediente activo único que reactiva los genes de la juventud de la piel. «Incluso hay muchos libros sobre dieta epigenética escritos por personas que no están haciendo ciencia». Y celebra que los periodistas se cuestionen por qué Netflix nos quiere hacer creer que la alimentación vegana es mejor para la salud que la omnívora, como ya sucedió con el cuestionado The Game Changers, protagonizada por los célebres Arnold Schwarzenegger y Lewis Hamilton.
CRÍTICAS A LA DOCUSERIE
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«Chapuza científica», «afirmaciones sin evidencia», «burla al espectador», «amarillista y alarmista» o «un peligro». Así han calificado los expertos esta docuserie de cuatro episodios donde varios gemelos idénticos cambian sus dietas y estilos de vida durante ocho semanas, utilizando el aval de la Universidad Stanford. Sin embargo, tras su visionado, cabe preguntarse si se está ofreciendo una visión objetiva y respaldada por la ciencia o mera propaganda vegana, en un anuncio que se hace hasta largo. Y no porque hable de una dieta basada en vegetales. De hecho, La píldora mágica de Netflix también fue tachado como promoción de la dieta cetogénica. Sino porque todos los estudios tienen unas limitaciones que no se explican y cualquier patrón de alimentación puede tener sus ventajas e inconvenientes, según se individualice el caso.
«Para empezar, en el estudio participaron 22 pares de gemelos que comparten el mismo ADN. Esto es muy positivo, porque nos permite controlar factores como la genética y los entornos compartidos en un ensayo clínico aleatorizado. Sin embargo, en Netflix no aparece ni una decena de casos, un número muy pequeño», explica Aronica. Califica el programa de mero entretenimiento, aunque reconoce que la ciencia tampoco es perfecta. «Ocho semanas para un estudio así es un tiempo insuficiente. Sabemos que las dietas veganas carecen de vitamina B12, que se encuentra principalmente en alimentos de origen animal, como carnes, pescados, productos lácteos… Este déficit toma tiempo en desarrollarse. A veces, cuando te das cuenta de que tienes la falta, ya es demasiado tarde», profundiza la investigadora.
DÉFICIT CALÓRICO
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Llama la atención en el origen estadounidense de los participantes. «Pasaron de una alimentación norteamericana estándar, llena de alimentos procesados y poco saludables, a una dieta». Uno de los miembros se hizo vegano durante ese periodo, mientras que su hermano o hermana mantenía una dieta omnívora con cereales integrales controlada por los investigadores. Junto a Varun B. Dwaraka, el equipo analizó el reloj epigenético de los gemelos, que permite estimar la edad biológica, distinta de la cronológica que marca la fecha de nacimiento. «La edad cronológica son los años que hemos vivido, mientras que la biológica refleja cómo envejece nuestro cuerpo a nivel celular y molecular. Uno puede ser biológicamente más joven o más viejo que lo que indica el pasaporte», puntualiza Aronica.
Lo que sucedió es que ambos grupos perdieron peso al someterse a un déficit calórico. «Pero el grupo vegano adelgazó más kilos y su reloj biológico les devolvió entre uno y dos años de juventud». Ahora bien, ¿significa esto una victoria del veganismo? «De ninguna manera. Existen otros estudios que demuestran que dietas que incluyen alimentos de origen animal, como la dieta mediterránea, que combina plantas y animales, también pueden rejuvenecer la edad epigenética», argumenta.
El contexto y las variables influyeron en el resultado. El espectador ve dos dietas que podrían ser igual de saludables. Difieren únicamente en si es omnívora o vegana. Sin embargo, luego puede observar diferencias en la cantidad de proteínas diarias, las calorías o en la frecuencia de consumo. Hasta el ejercicio físico plantea distintos objetivos. Sin uniformidad, ¿qué conclusiones podemos extraer?
VEGANOS VS. OMNÍVOROS
«No hagamos una guerra entre veganos y omnívoros. Mi mensaje es que hagamos las paces con la comida. El enfoque debe estar en consumir alimentos lo más naturales posible, no procesados. Puedes estar saludable con diferentes tipos de dietas, siempre y cuando se basen en alimentos reales».
Para colmo, en el documental se afirma que «el queso genera adicción» y que «la leche está hecha para los terneros, no para nosotros». Medias verdades que no tienen un respaldo científico, según el nutricionista Ismael Galancho, que atribuye al «nutricionismo» estas confusiones. Básicamente, se trata de atribuir propiedades buenas o malas a un alimento simplemente porque contenga un nutriente concreto en su composición. «Leen estudios aislados de uno de los componentes de la leche, la beta-caseína Al en ratones, la cuál es inflamatoria. Confunden tener problemas intestinales como gases, hinchazón o dolor abdominal al ingerir lácteos con inflamación sistémica«. Respecto a la adicción, se basan en el papel de sustancias que generan bienestar, sin que esto se pueda considerar patológico. «Lo que se dice en el documental no es científicamente correcto. Nosotros, como investigadores del estudio, no hicimos esas declaraciones. Me parece mal que el programa haga afirmaciones tan sesgadas. No son objetivas», lamenta Aronica.
Pese a la falta de rigor, cree que hay buena información tanto en el paper como en el show. «El problema es que incluyendo manifestaciones que no están basadas en la ciencia, se podría pensar que todo es incorrecto». Cuando la gente lee los titulares de un artículo o ve un documental deberían hacerse preguntas, advierte. «Ahora fue un documental vegano, pero podría pasar con uno sobre dietas carnívoras en el otro extremo o cualquier otro tema alimenticio, ahora que está tan de moda. Como científica, no puedo aceptar aprender sólo viendo documentales de Netflix. Creo que vivimos en una época en la que las personas deben ser muy escépticas en general. Es importante que nunca abandonemos nuestro espíritu crítico. Los niños no aceptan todo sin más; siempre preguntan: ¿Qué es esto?, ¿Quién lo hizo?, ¿Por qué? Pregúntate: ¿Quién financió el estudio?», deja caer.
PARCIALIDAD EN EL DOCUMENTAL
En los títulos de crédito aparece Vogt Foundation, que se define como una organización dedicada a promover el consumo vegetal y a proteger a los animales. También Christopher Gardner, profesor de la Universidad de Stanford como Aronica, involucrado en el estudio y que aparece en el documental, desarrolla el proyecto Stanford Plant-Based Diet Initiative (PBDI), sufragado por Beyond Meat, empresa que comercializa comida vegana. Estos hechos ya revelan una posible parcialidad o interés en las conclusiones.
«El principal beneficio fue que personas con sobrepeso adelgazaron. Si eres una persona sana, ¿estos resultados se te pueden aplicar? No, probablemente no eres un estadounidense con una dieta poco saludable basada en hamburguesas diarias. La respuesta es que perdieron más peso porque comieron menos calorías. No es magia«, prosigue la italiana. «Mantén tu capacidad de pensar y razonar críticamente como tu mayor tesoro. Nos encanta ser inteligentes de niños, pero los adultos dejamos de hacer preguntas. Nunca pierdas eso en la vida y serás más saludable y feliz», aconseja.
Sin duda, un mayor consumo de verduras y frutas ricas en fibra y polifenoles mejoran la salud intestinal. Por eso, analizar el estudio de Aronica, más riguroso que el documental, puede ser interesante. Las primeras cuatro semanas les daban la comida a los gemelos pero eran libres en las últimas siguiendo con su enfoque y con asesoramiento nutricional.»«Pedimos a los participantes que comieran ad libitum, es decir, hasta que estuvieran satisfechos y alcanzaran la saciedad. Pero el diseño del estudio era asimétrico«. ¿A qué se refiere con esto? «El grupo vegano, al no poder comer derivados de animales, eliminaba muchos alimentos. Pero el grupo omnívoro no tuvo tantas restricciones. El punto es que el grupo que elimina más cosas va a consumir menos calorías. De hecho, comían unas 200 kilocalorías menos al día, por lo que perdieron más peso. Esto fue positivo para ellos y podría explicar las diferencias de mejora a la sensibilidad de la insulina».
En las analíticas, en cambio, los triglicéridos subieron en el caso vegano y disminuyeron en los omnívoros, lo que es bueno. Y en el caso del LDL subió pero el HDL se redujo y empeoró, mientras que el omnívoro se mantuvo. Así que no quedó clara una reducción del riesgo del colesterol. «La dieta vegana mejoró el perfil cardiometabólico como conclusión, pero de ahí no se pueden extraer las interpretaciones que se han hecho en titulares de noticias y redes sociales. Si eres frágil, delgado, un anciano o no suplementas con B12 puede no ser una dieta buena para ti y que pongas en riesgo tu salud».
PRODUCTOS POCO SALUDABLES
Aronica no es partidaria de las carnes fake hechas en laboratorio. «Debo decir que no me gustan los alimentos veganos procesados, con muchos ingredientes. Siempre invito a las personas veganas a enfocarse en alimentos integrales. Esto es importante, porque también las patatas fritas y la Coca-Cola son veganas. Si alguien quiere seguir una dieta vegana o vegetariana por razones éticas es posible estar muy saludable, pero deben suplementar con vitamina B12″. Añade que, para perder peso, siempre hay que seguir una dieta personalizada y pautada según los hábitos y necesidades de la persona. «Mejorará no sólo la apariencia, sino también tu biología y tu epigenética».
La profesora de Stanford concluye que los beneficios observados en el estudio no vienen tanto de eliminar alimentos animales como de aumentar el consumo de verduras. «Si hubiésemos comparado con una dieta mediterránea, quizá, los resultados serían mejores. Quedan muchas cuestiones por resolver. Para la mayoría de las personas, una dieta omnívora, que incluya tanto plantas como carne y pescado, es la forma más sencilla de obtener todos los nutrientes necesarios para las reacciones epigenéticas, que llamo epinutrientes». En cualquier caso, si necesitamos perder peso para mantenernos saludables no sólo se trata de cómo nos vemos en el espejo, sino también de cómo funcionan nuestras células y genes. «La interpretación de que el veganismo es bueno para tu epigenética es incorrecta. He estado enseñando este tema durante nueve años en la Universidad y siempre digo que la mejor dieta es la que llamo epinutrición: cómo los alimentos nutren nuestros genes«.
Para ella, es básica una «hermosa combinación entre alimentos de origen animal y vegetal». Los alimentos animales proporcionan nutrientes esenciales: «La vitamina B12 y la colina, que se encuentra en los huevos y el hígado, son muy importantes». Por otro lado, las plantas aportan fitoquímicos como los polifenoles del aceite de oliva y las verduras crucíferas como el brócoli. También son fundamentales especias como la cúrcuma. «Todos estos fitoquímicos son muy beneficiosos para nuestra epigenética. Así que es una combinación, una amistad y no un enfrentamiento», apostilla.
¿Es más importante la genética o el estilo de vida? Aronica usa una orquesta como metáfora. «75% estilo de vida, el director, y 25% genética, los músicos. Tu estilo de vida cambia tu epigenética, modulando la música que los genes tocan, que afecta a tu salud y tu longevidad«. Lo esencial es comer alimentos reales y minimizar los procesados, especialmente los carbohidratos refinados y el azúcar. «En eso todos estarán de acuerdo. Y si lo haces, ya estarás cubriendo el 80% de lo que necesitas para llevar una vida saludable, sin importar qué tipo de dieta sigas«.
Aunque es italiana, confiesa que prefiere un plato de verduras con un chorro de aceite de oliva en lugar de pizza y pasta. «Muchas personas lo comen por placer, pero una vez que lo dejas, encuentras placer en otras cosas. Si te gusta la pasta y el pan, adelante, cómelos, pero no deberían ser tu principal fuente de calorías. No estoy diciendo que sean veneno, pero hay que tratar de enfocarse en alimentos ricos en nutrientes. Pasta y pizza deberían representar un 20% de las calorías diarias, a menos que seas un atleta de alto rendimiento», puntualiza.
Enumera los pilares del «epibienestar»: «Nutrición, ejercicio, sueño, evitar tóxicos en nuestro entorno, el compromiso cognitivo para mantener la mente activa y las conexiones sociales. Pienso que todas estas cosas son beneficiosas para nuestra salud y nuestra epigenética».
LONGEVIDAD Y ALIMENTACIÓN
Nutrientes felices: «No creo en los superalimentos, sino en alimentos muy densos nutricionalmente».
- Los huevos, que tienen colina, esencial para las reacciones epigenéticas.
- Las verduras de hojas verdes, como la espinaca y la rúcula.
- Las verduras crucíferas, como el brócoli y las coles de Bruselas.
- Los pescados grasos como el salmón, que contienen ácidos grasos Omega-3. El problema con los Omega-3 de origen vegetal, como los que se encuentran en las semillas de chía, las nueces y las semillas de lino, es que no se asimilan igual y tendríamos que tomar kilos. Por eso el pescado graso es tan importante.
- Y aunque no me guste, tengo que admitir que uno de los alimentos más densos en nutrientes es el hígado. El folato ayuda a elaborar glóbulos rojos. Tiene ocho veces más que la espinaca, además de contener muchas vitaminas.
Proteínas: «Para las personas mayores, como mi madre de 83 años, que es mi campeona de longevidad, siempre les recomiendo que coman más proteínas. A medida que envejecemos, perdemos mucha masa muscular». También tendemos a comer menos proteínas porque son más difíciles de digerir, explica. «Esto empeora la pérdida de músculo. Necesitamos más proteínas para estimular su síntesis. Esto se llama resistencia anabólica, un fenómeno que ocurre en las personas mayores y que contribuye a la sarcopenia, que es la pérdida de masa muscular. Siempre le digo a mi madre: «Mamá, proteínas, proteínas, proteínas». Ella me envía fotos de sus comidas y también toma batidos porque no siempre tiene ganas de desayunarlas. Así que es muy importante que los adultos mayores se aseguren de consumir suficientes proteínas».
https://www.elmundo.es/vida-sana/bienestar/2024/09/28/66f3f008e4d4d8151f8b456f.html
¿Es verdad que el picante adelgaza?
No, no es una leyenda urbana. Estas son las razones por las que el picante puede ayudarnos a controlar nuestro peso.
Lo de que el picante adelgaza es la típica historia que se escucha por ahí sin que nadie sepa muy bien cuánto hay de verdad y cuánto de leyenda urbana tras esa afirmación.
Para sacarnos de dudas, nada mejor que recurrir a María Amaro, una de las especialista en nutrición ‘de cabecera’ de ZEN. «Eso de que el picante aumenta el metabolismo hay que desmitificarlo un poco, pero sí que es cierto que puede aportarnos beneficios muy concretos a la hora de controlar nuestro peso«, arranca.
La clave, señala esta especialista, radica en un compuesto químico que contienen los alimentos picantes: «La capsaicina es un alcaloide natural que hay en los chiles, tanto en el jalapeño o la cayena como en el habanero. Entre sus múltiples cualidades, la capsaicina ayuda a reducir la producción de grelina, conocida como la hormona del hambre, incrementando la sensación de saciedad, tal y como se ha podido constatar en diversas investigaciones».
Si utilizamos el picante en lugar de la sal, «encontraremos en la capsaicina un gran aliado para disminuir la retención de líquidos» y, lo que es igual o más interesante, «conseguiremos un aumento de la temperatura corporal que va a favorecer un mayor gasto energético».
Y eso, ¿por qué ocurre? Básicamente, relata Amaro, «sucede porque la capsaicina potencia la termogénesis, es decir, hace que nuestro cuerpo tenga que quemar más calorías para digerir el mismo alimento que si no llevara a picante. Para ser más exactos, se estima que añadir picante a nuestros platos puede ayudarnos a quemar unas 50 calorías adicionales más» .
La capsaicina es «una molécula que estimula los receptores del dolor y, entre sus beneficios, destacan su efecto analgésico, anticancerígeno, antiinflamatorio y antioxidante«.
Analgésico y antidepresivo natural, «fomenta la liberación de endorfinas y dopamina para mitigar esa sensación de picor que se produce al ingerirla, de ahí que muchas personas experimenten esa sensación de bienestar al tomarlos».
Es decir que, tras esa pasión por el picante, hay ‘truco’. «Cuando decimos que nos gusta la comida picante es porque hemos caído en ‘el engaño’ urdido por nuestro propio cerebro que, para ‘combatir’ la sensación de ardor, hace que se desate una tormenta de hormonas del placer que, inmediatamente, nos inunda de euforia y bienestar».
Amaro apunta que «ese escozor tan intenso que nos provoca el picante en la boca se llama pungencia y, como dato curioso, merece la pena contar que los mamíferos somo los únicos animales que lo percibimos».
La ligera inflamación bucal que ocasiona al tomarlo propicia que «la mucosa sea más sensible, disminuyendo la percepción del resto de sabores de los alimentos que tomemos en ese momento«.
¿Qué hacemos si nos hemos pasado de la raya y no aguantamos el picor? «Pues, en lugar agua, que es lo primero que se nos puede venir a la cabeza, lo suyo es tomar lácteos (leche, yogur, queso, etc.). Los lácteos no solo nos van a proporcionar un alivio inmediato, sino que ayudan a disolver las moléculas de la capsaicina de una manera mucho más efectiva que el agua».
Llegados a este punto, nos queda claro que el picante, además de otros beneficios, puede ser un buen aliado para perder peso, siempre y cuando, «seamos personas sanas y, obviamente, no tengamos úlceras gastrointestinales, gastritis, síndrome de intestino irritable, problemas hemorroidales o hepáticos. Tampoco, se recomienda en el caso de mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, ni en niños menores de seis años».
Siempre y cuando, «lo consumamos con moderación, porque, en caso contrario, puede provocar alteraciones de la mucosa gastrointestinal, úlceras, nauseas, diarrea, hemorroides… E, incluso, si nos excedemos mucho durante un largo periodo de tiempo, cáncer de estómago. Pero esto es algo que solo ocurriría en casos muy extremos».
Y, siempre y cuando, «llevemos un estilo de vida saludable, mantengamos una dieta sana, equilibrada y rica en todos los nutrientes esenciales (¡y a salvo de alimentos ultraprocesados!) y, por supuesto, hagamos ejercicio».
La revolución del método PNI: sin gluten ni lácteos, muchas horas bajo el sol, las camas ‘mágicas’ o el polémico »earthing’
La psiconeuroinmunología entra en los vestuarios de deportistas como Badosa, Alcaraz, Llorente o Belasteguín como un enfoque sobre la nutrición y psicología, no sin detractor.
Marcos Llorente marca y habla maravillas de su ayuno intermitente y de su dieta sin lácteos o cereales. Paula Badosa gana y atribuye su éxito a la ausencia de gluten en sus comidas o al control de la ansiedad. El centrocampista del Atlético y la decimocuarta del ranking mundial no tienen nada que ver: no practican los mismos deportes, no trabajan con los mismos profesionales, quizá ni se conozcan. Pero han empleado el mismo método para estar entre los mejores. Es la psiconeuroinmunología o PNI, una disciplina que mezcla medicina, nutrición y psicología y que se está colando en muchos vestuarios para ponerlos patas arriba. Pero… ¿En qué consiste realmente?
«Es un enfoque de la salud que contempla una visión integral de los sistemas biológicos del cuerpo, el sistema inmune, el sistema digestivo o el sistema endocrino, y de cómo se relacionan con el sistema nervioso», describe David Vargas, fundador y CEO de Regenera, la empresa que ha trabajado con futbolistas como Llorente o jugadores de pádel como Fernando Belasteguín.
«Es una ciencia que tiene una aplicación muy directa en el tratamiento del estrés. Estudiamos cómo rebajar el estrés en nuestro cuerpo, de lo que comemos, de cómo dormimos, de qué horarios tenemos, qué estilo de vida llevamos…», añade Daniel de la Serna, director clínico del Instituto Español de Psiconeuroinmunología y parte del equipo de Badosa, que ofrece ejemplos de lo que proponen.
Sin gluten ni lácteos
«Cuando un especialista en PNI empieza a trabajar con un deportista lo primero que hace es estudiar lo que pasa en su sistema digestivo», analiza. De inicio se mejora su microbiota, es decir, los microorganismos que ayudan a la digestión, y luego se modifica su dieta. En la mayoría de casos se eliminan alimentos que pueden provocar inflamación como el gluten y los lácteos y, por supuesto, los ultraprocesados, los azúcares y el alcohol. En muchos de ellos además -y eso suele ser más complicado en deportistas- se reducen los carbohidratos tradicionales, la pasta y el arroz, y se aumentan las grasas omega-3.
«El intestino y el cerebro están conectados. Una microbiota en mal estado y una actividad inflamatoria alta afectan a la inmunidad de los deportistas, a su energía y a su toma de decisiones», comenta De la Serna que asegura que un psiconeuroinmunólogo no se limita a la nutrición.
Después de actuar sobre el sistema digestivo se interviene en el sistema inmune de varias maneras. De los suplementos de vitamina D y el aumento de la exposición al sol a la regulación del descanso a través de herramientas como las camas que neutralizan los efectos electromagnéticos -como la que utiliza Llorente, que cuesta 40.000 euros- pasando por el earthing que popularizó Luis Enrique cuando era seleccionador.
«Caminar descalzo por la naturaleza te carga de electrones y neutraliza la carga oxidativa del cuerpo», expone Vargas que habla de otras acciones utilizadas en PNI como el ayuno intermitente, el método buteyko -que reduce el número de respiraciones por minuto- para ayudar al sistema metabólico o técnicas de coaching como la visualización para calmar al sistema nervioso.
Las dudas sobre el método
El pionero en el uso de muchos de esos procedimientos fue Novak Djokovic y por eso en el tenis ya son comunes, como demuestra su uso por parte de Badosa o de Carlos Alcaraz, pero en deportes como el fútbol o el baloncesto también se están popularizando. Hay jugadores que contratan particularmente a especialistas en PNI, aunque eso puede crear tensiones con el personal de sus equipos -especialmente nutricionistas y psicólogos- y aunque hay algunas de las herramientas como las camas contra los campos electromagnéticos o el earthing que son discutidas por la comunidad médica.
«El earthing no tiene ningún hecho científico detrás. Es una idea fantástica que asocia a la naturaleza con una arcadia con poderes», defiende, por ejemplo, Vicente Baos profesor de Patología Médica y Salud Pública del Centro Universitario La Salle-UAM.
Asturias trabaja en los cultivos del futuro, un campo verde y digital
El Principado ha desarrollado una red de ‘granjas demo’, donde investigadores, productores y empresas pueden ensayar la aplicación de las nuevas tecnologías al campo.
Asturias trabaja en un nuevo modelo de agricultura y ganadería que contribuya a combatir el cambio climático y a mejorar el desarrollo rural. La clave de la modernización del sector pasa por el desarrollo de proyectos singulares que buscan un sector agroalimentario innovador, eficiente y sostenible. Un campo verde y digital que se apoyan en las nuevas tecnologías de conectividad y en la inteligencia artificial
Para este giro hacia la digitalización del campo asturiano, el Principado ha desarrollado una red de “granjas demo”, donde investigadores, productores y empresas pueden ensayar la aplicación de las nuevas tecnologías al campo. En estos equipamientos del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida) se realizan ensayos en vivo en el ámbito de producciones sostenibles, economía circular, adaptación al cambio climático, reducción de emisiones y mantenimiento de la biodiversidad, promoviendo la integración de la bioeconomía en la cadena de valor agroalimentaria.
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Son seis granjas experimentales en el medio rural, repartidas en distintos puntos de la geografía asturiana, donde el Serida tiene sedes, representan distintas condiciones climáticas y diferentes ecosistemas y ocupan una superficie total de 400 hectáreas a disposición de la I+D+i agroalimentaria.
Cuentan con fincas y rebaños, y se complementan con invernaderos, cámaras de cultivo y laboratorios dotados de equipamientos científico-técnicos avanzados. En estas granjas demo se estudian y ensayan proyectos relacionados con genética vegetal, calidad de la carne, cultivos microbianos, robots y sensores para optimizar el control de los cultivos y el manejo del ganado, y para estudiar el impacto del sector en el efecto invernadero y cómo contribuir a combatir el cambio climático.
Entre otras acciones, por ejemplo, se desarrolla investigación relacionada con suplementos alimenticios para el ganado lechero, con el fin de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar el bienestar animal, y se llevan a cabo varios estudios enfocados en la conservación de los recursos genéticos de especies domésticas autóctonas.
Entre las propuestas que se plantean, figuran estrategias para mejorar la salud del suelo y el estudio de la adaptación al cambio climático de los cultivos característicos de la comunidad, como el manzano o la faba, mediante el desarrollo de nuevas variedades, portainjertos y técnicas de cultivo adecuadas, ámbitos en los que el Serida tiene amplia experiencia.
El sector agroalimentario asturiano aporta 1.700 millones de euros al PIB regional. Su cadena de valor, que involucra desde el sector primario al terciario, “nos sirve de base estructural para situar al Principado como referente estratégico de producción agroalimentaria verde y digital, basada en una gestión sostenible de los recursos naturales combinada con el desarrollo rural”, asegura el consejero de Ciencia, Borja Sánchez.
¿Hasta cuándo se puede comer algo si su fecha de consumo preferente ha vencido?
Entender la diferencia entre fecha de caducidad y consumo preferente, así como saber qué alimentos tienen excepciones y cuáles no, es fundamental para evitar las intoxicaciones y el desperdicio alimentario.
La escena no es original. Desesperada porque no has podido hacer la compra, fías toda tu vida a la bandeja de lasaña preparada que se te ocurrió comprar hace unas semanas. Cierras los ojos mientras quitas el film transparente en un intento de negar la realidad, tratando de no ver lo que ya sabes, que su fecha de caducidad ya quedó en el pasado. Lo hueles, pruebas un poquito y decides que bueno, que vale, que adelante. Pues te la estás jugando, amiga. Por suerte, no siempre es así: hay alimentos que tienen una segunda vida, aunque se te hayan quedado olvidados en el fondo de la despensa y te los puedes comer pasada la fecha. Eso sí, hay que saber cuáles son para que no acabes en la cama de un hospital enganchada a la bolsa de suero, jurando no volver a comer nada nunca jamás.
No entender las fechas nos hace tirar comida
Según un estudio llevado a cabo por la Comisión Europea en 2018, un 10% de los alimentos que tiramos a la basura acaban en el contenedor porque no entendemos la información que nos indica la etiqueta. Los autores de la investigación concluyen que este desperdicio podría reducirse si se abordasen varios frentes relacionados con las fechas que aparecen en los envases. Centrándose en los consumidores, se insiste en que una condición fundamental es que seamos capaces de distinguir entre caducidad y consumo preferente (¿tú lo tienes claro?).
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Otras cuestiones a abordar se escapan de nuestro alcance y se dirigen directamente a la industria. Aquí hago un inciso: la vida útil de un alimento la determina la industria alimentaria que lo fabrica, y también decide si se usa la fórmula “fecha de caducidad” o “consumo preferente”. Esto puede resultarnos sorprendente, pero es lógico: la industria es la que conoce la materia prima con la que trabaja, los procesos, los equipos y materiales, y la que, teniendo todo esto en cuenta y basándose en datos científicos y pruebas de vida útil, puede hacer los cálculos de cuál será la duración estimada del alimento. Salvo excepciones muy contadas, como es el caso del huevo en el que la normativa indica que se debe indicar “fecha de consumo preferente” y que debe establecerse 28 días después de la puesta, para la inmensa mayoría de los alimentos la fecha elegida está en manos del fabricante.
Uso de RNA móviles para mejorar la asimilación de nitrógeno y carbono en tomate
El injerto en tomate se ha utilizado para prevenir el daño causado por patógenos del suelo y los efectos negativos de estreses abióticos. En una agricultura sostenible con bajo aporte de nutrientes, injertar cultivares de élite en portainjertos más eficientes en el uso de nutrientes es una estrategia directa para maximizar el rendimiento agronómico.
En este estudio evaluamos el uso de plantas que sobre-expresan diferentes genes reguladores, como los factores transcripcionales de Arabidopsis (AtCDF3) o tomate (SlCDF3), que previamente se ha reportado que aumentan la NUE en tomate, como portainjertos para mejorar el rendimiento agronómico bajo condiciones de limitación de N. En este trabajo se observó que el gen AtCDF3 promueve una mayor producción de azúcares y aminoácidos, lo que permitía una mayor biomasa y rendimiento agronómico tanto bajo suficiencia como limitación de Nitrógeno. Por el contrario, no se encontró ningún impacto positivo cuando de analizó el gen de tomate SlCDF3. Distintos tipos de análisis hormonales sugieren que giberelinas (GA4), auxinas y citoquininas (tZ) podrían estar implicadas en las respuestas de AtCDF3 a la limitación N. Además, diversos análisis de expresión, de las diferentes combinaciones de injerto indican que las repuestas observadas podrían estar relacionadas, al menos en parte, con la movilidad del transcrito de AtCDF3 a través del floema hacia el tallo. Así mismo, de forma consistente con esta hipótesis, se observó en hojas de esta combinación de injerto, una mayor expresión de los genes diana del factor de transcripción, como Glutamina Sintasa 2 (SlGS2) y GA Oxidasa 3 (SlGA3ox), implicados en la biosíntesis de aminoácidos y giberelinas, respectivamente. En conjunto, estos resultados proporcionaron nueva información sobre el modo de acción de los factores CDF y su potencial biotecnológico.
Impresión de alimentos en 3D para una alimentación saludable y postres deliciosos
Qué dice mejor el Día de Acción de Gracias que terminar la comida con un pastel casero caliente de manzana o calabaza? A medida que se acerca la festividad de la cosecha, la comida está en la mente de millones de estadounidenses, lo que la convierte en el momento perfecto para sumergirse en la ciencia fascinante y divertida detrás de los alimentos impresos en 3D, que pueden llegar a su mesa de Acción de Gracias.
Los avances en la ciencia de la impresión de alimentos en 3D han permitido a los investigadores imprimir nuevos alimentos. Y al experimentar con la textura y el sabor, esta nueva frontera de la ciencia de los alimentos personalizada aprovecha el interés nacional de la cocina saludable y la cultura gastronómica.
La tecnología de impresión de alimentos existe desde 2005, introducida por ingenieros mecánicos de la Universidad de Columbia en el Laboratorio de Máquinas Creativas del profesor Hod Lipson. Pero hasta la fecha, la impresión de alimentos se ha limitado a una pequeña cantidad de ingredientes crudos, que a su vez producen lo que muchos llaman platos «poco apetecibles».
Crédito: Jonathan Blutinger/Columbia Engineering
Un equipo de investigación en el laboratorio de Lipson, apoyado en parte por el Instituto de Inteligencia Artificial para Sistemas, quería cocinar algo delicioso. Entonces, experimentaron imprimiendo en 3D diferentes tipos de tarta de queso vegana. El equipo no utilizó queso crema, sino que probó varios diseños de recetas utilizando siete ingredientes clave: galletas Graham, mantequilla de maní, Nutella, puré de plátano, mermelada de fresa, llovizna de cereza y glaseado.
Descubrieron que el diseño de receta más exitoso utilizaba una corteza de galleta Graham como base para cada capa del pastel. La mantequilla de maní y Nutella demostraron ser mejores utilizadas como capas de soporte que formaban «charcos» para contener los ingredientes más suaves, plátano y mermelada. Los diseños de múltiples ingredientes evolucionaron hasta convertirse en estructuras escalonadas que seguían principios similares a los utilizados en la construcción de edificios; Se necesitaban más elementos estructurales para soportar componentes más blandos para una impresión exitosa en capas de múltiples ingredientes.
Los investigadores pueden ver un futuro en el que la impresión de alimentos en 3D ocupe su lugar junto con las parrillas, las placas de cocina, los hornos y los microondas como forma de preparar alimentos. «Dado que la impresión 3D de alimentos sigue siendo una tecnología emergente, necesita un ecosistema de industrias de apoyo, como fabricantes de cartuchos para alimentos, archivos de diseño de recetas descargables y un entorno en el que crear y compartir estas recetas», afirma Jonathan Blutinger, becario postdoctoral en el laboratorio.
También ven un futuro más allá de los postres, donde los alimentos impresos en 3D proporcionen una alternativa saludable a la comida rápida disponible comercialmente y a los refrigerios ricos en calorías fácilmente disponibles, idealmente con impresoras 3D personales de alimentos capaces de imprimir en casa alimentos ricos en nutrientes y de alta calidad. .
La impresión 3D de alimentos también puede permitir la personalización de carnes cultivadas en laboratorio. Un mayor desarrollo de la tecnología detrás de las hamburguesas impresas en 3D ya existentes podría permitir la eliminación de aceites y otros ingredientes en los alimentos preparados que pueden contribuir al colesterol alto y la obesidad. Además, para quienes padecen trastornos del consumo de alimentos, como sensibilidad alimentaria o trastornos de la deglución, la impresión de alimentos en 3D ofrece alternativas nutritivas y personalizadas a lo que se encuentra en los estantes de las tiendas de comestibles.
Crédito: Jonathan Blutinger/Columbia Engineering
«Tenemos un enorme problema con el bajo valor nutritivo de los alimentos procesados», dice el profesor Christen Cooper de Pace University Nutrition and Dietetics. «La impresión de alimentos en 3D seguirá produciendo alimentos procesados, pero quizás el lado positivo sea, para algunas personas, un mejor control y adaptación de la nutrición, una nutrición personalizada. También puede ser útil para hacer que los alimentos sean más atractivos para aquellos con trastornos de la deglución al imitando las formas de los alimentos reales con los alimentos en puré que estos pacientes (millones sólo en los EE. UU.) requieren».
Entonces, este Día de Acción de Gracias, agreguemos la ciencia que revoluciona la industria alimentaria a nuestra lista de cosas por las que estar agradecidos.
Impresión de alimentos en 3D para una alimentación saludable y postres deliciosos
Cambio de hora: ¿cómo influye la luz en lo que comemos?
El ritmo circadiano del cuerpo determina aspectos que van desde la temperatura corporal hasta el apetito. Y la luz dirige esta ‘gran orquesta biológica’
Sensación de malestar, somnolencia y variaciones en el estado de ánimo son algunas de las consecuencias que produce el cambio de hora en la salud. Más de 48 millones de habitantes deberán ajustar las manecillas de los relojes por segunda vez en el año para adaptarse, en esta ocasión, al horario de invierno el próximo 27 de octubre. La medida está vigente desde 1974 y aunque puede parecer algo menor a estas alturas, repercute en el ritmo circadiano, el reloj del cuerpo que regula las funciones fisiológicas y recibe órdenes de una región del cerebro llamada hipotálamo. La mayoría de las investigaciones científicas al respecto se han centrado principalmente en analizar los efectos en el rendimiento físico y mental de las personas, sin embargo, también desencadena cambios en los hábitos alimenticios y el aparato digestivo.
El ciclo natural dura 24 horas e influye en aspectos que van desde la temperatura corporal hasta el apetito. Y la luz, que los ojos perciben a través de la retina, dirige esta gran orquesta biológica. Durante la estación más fría del año, se genera un desequilibrio en la producción de la melatonina y el cortisol (las hormonas que regulan el sueño y el estado de alerta), porque los días son más cortos y las personas suelen reducir su exposición al sol. Alba García Aragón, médica especialista del Instituto del Sueño de Madrid (IIS), explica que en la actualidad existe un desfase de una hora en el periodo invernal y de dos horas en verano, lo que afecta especialmente a adultos mayores y adolescentes.
“Por desgracia, los españoles duermen cada vez menos y peor. No estamos viviendo de acuerdo a las horas de luz y al final, esto influye en lo que comemos”, sostiene sobre el huso horario que se remonta al periodo de la dictadura franquista, una medida que lleva 84 años. La desincronización entre la hora de comer y el reloj biológico del cuerpo humano provoca que las personas no descansen correctamente, lo que produce alteraciones hormonales que repercuten en un aumento de la sensación de hambre. Esto, a largo plazo, eleva también el riesgo de desarrollar alteraciones metabólicas y enfermedades como la obesidad y el cáncer.
En el país, salvo en las Islas Canarias, rige el horario central europeo (al igual que en Alemania y Francia) en lugar del occidental que debería tener España por su localización geográfica en el meridiano de Greenwich, tal como en Portugal o el Reino Unido. Para mantener un equilibrio en los niveles de energía y evitar la fatiga, la nutricionista Clara Puig Muñoz recomienda ajustar los horarios de las comidas. “El cambio de hora hace que algunas personas tengan más apetito durante el día. Es importante adaptar la hora de comer, para así alinear el metabolismo en relación con la luz y oscuridad”, explica.
Según Puig Muñoz, un sueño de buena calidad es, al mismo tiempo, fundamental para tomar buenas decisiones alimentarias.“El cansancio nos lleva a escoger alimentos calóricos con el fin de encontrar en ellos ese plus de energía que necesitamos”, recalca. La falta de sueño lleva a muchas personas a comer mal y en mayor cantidad. En otros casos, algunos acaban teniendo un consumo elevado de café y bebidas energéticas.
“Independientemente de que haya o no un cambio de horario, ya llegamos algo desfasados y esto afectará al cuerpo hasta que se acostumbre nuevamente”, agrega la especialista del IIS.
La importancia de cenar temprano
El ritmo circadiano influye en el metabolismo y la velocidad con la que el cuerpo digiere y absorbe los nutrientes. Por ello, Cristina Sabaté, dietista del Centro Júlia Farré, aconseja que la última comida del día sea preferiblemente más temprano. “Lo ideal sería que la cena no sea más allá de las siete u ocho de la tarde”, señala. Para Sabaté no es saludable “comer a las diez de la noche” de manera constante. Si no es posible adelantar la hora de comer, la experta recomienda que las personas opten por una sopa o un plato de verduras.
Clara Puig Muñoz coincide en este punto: “si hacemos comidas muy pesadas antes de dormir, podemos tener reflujo o acidez y además, seremos más propensos a los despertares nocturnos”, dice. La nutricionista sugiere que es mejor cenar ligero, con tres o cuatro horas de antelación antes de dormir. Sabaté recomienda alimentos ricos en triptófano —un aminoácido que cumple un papel crucial en la producción de serotonina y melatonina—, como queso, yogur, huevos, pescado y pollo.
En esa línea, un estudio de la revista International Journal of Obesity reveló en 2013 que los carbohidratos y las grasas se metabolizan por varias horas. Las calorías que el cuerpo quema al digerir, absorber y metabolizar los nutrientes están regidas por el ritmo circadiano.
Sabaté enfatiza en que no existe alimento que sea mejor que otro, sino más bien la clave es comer equilibrado y elegir los principales que conforman una dieta saludable: cereales, verduras, frutas, lácteos y proteínas. “Es una buena idea tener un menú planificado de la semana, para así lograr reducir el tiempo de cocinar la cena”, propone la dietista.
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La industria alimentaria busca reconstruir márgenes tras la caída generalizada de 2022
La mayoría de grandes fabricantes empeoraron resultados pese a un alza de ingresos a dobles dígitos. El Pozo, Capsa o Campofrío esperan mejorar en 2023 y FIAB ve el contexto “muy difícil”
La industria alimentaria encara el final de 2023 con el objetivo de reconstruir los márgenes que, de manera generalizada, perdieron el año pasado por la escalada inflacionaria. Pero también con la incertidumbre de un cierre de año en el que la energía repunta de nuevo, y en el que subir más los precios puede llegar a ser una decisión contraproducente.
La tónica fue similar en casi todos los grandes fabricantes que operan en España en 2022, como se desprende tras analizar las cuentas anuales de 17 de ellos. Todos menos uno, Nueva Pescanova, elevaron sus ingresos frente a 2021. La mayoría, 12, a dobles dígitos porcentuales y alcanzando niveles históricos. Pese a ello, 13 redujeron sus márgenes de explotación y 14 empeoraron su resultado neto, con cuatro incurriendo en pérdidas: la propia Nueva Pescanova, Campofrío, Grupo Pascual y Mondelez, aunque esta última las redujo a la mitad con respecto a 2021.
“En 2022 sufrimos una crisis global, en parte provocada por la invasión de Ucrania, que generó incertidumbre y una grave situación de inflación de costes que se vio reflejada en los resultados de muchas empresas del sector, que vieron reducidos sus márgenes”, declara Mauricio García de Quevedo, director general de la patronal FIAB.
Según datos del índice de precios industriales recopilados por Aecoc, la fabricación de alimentos se encareció más de un 30% entre enero de 2022 y julio de 2023. Solo la producción de aceite de oliva supera esos porcentajes entre las categorías de gran consumo.