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La gastronomía del Caribe en la literatura: 3 sabrosos ejemplos

La gastronomía del Caribe, como parte de su identidad cultural, se ve reflejada con frecuencia en la literatura, vinculando los alimentos y su procesamiento con la socialización, la forma de vida, la economía y hasta la política.

Sobre ello habló la investigadora y docente universitaria Aura Marina Boadas, en la charla «Imaginarios Gastronómicos sobre el Caribe» que organizó la Universidad Católica Andrés Bello como parte del ciclo «8 miradas sobre el Caribe».

La ponente se refirió a varios ejemplos literarios que hacen protagonistas a alimentos, como el ajiaco o la hallaca, o procesos, como la plantación, y que, a través de ellos, exponen formas de vida e incluso filtran denuncias.

La Paisa
El ajiaco lleva tres tipos de papas. Foto cortesía

Apunta que el azúcar, como rubro, es «la más referenciada» en la literatura del Caribe que apela a la gastronomía, pues se incluye todo lo que tiene que ver con la hacienda, con la casa grande y sus festines, pero también con la vida de los esclavos, que era quienes operaban las plantaciones.

Boadas también señala como alimentos muy nombrados en la literatura de la región, el pan de año, el bacalao y el casabe. «Hay también producción literaria con café, cacao, extracción de sal en Centroamérica, limón y las bananeras y otras compañías de frutas», agrega.

Gastronomía del Caribe en tres fragmentos

De su charla rescataremos tres ejemplos sobre la gastronomía del Caribe y la literatura:

La hallaca y Uslar Pietri

Boadas explicó que sopas como el ajiaco y el rundown, que figuran mucho en los recetarios de Cuba y Colombia, han simbolizado en varios textos la cultura integral de la razón donde la preparan: su gente, la tierra, los productos autóctonos. Pero, en el caso venezolano, el ejemplo ha sido la hallaca, y citó un texto de Arturo Uslar Pietri en el que la describe como «epítome de nuestro pasado», un «libro de delicias y sugestiones».

Fernando Ortiz, doña azúcar y don tabaco

El cubano Fernando Ortiz escribió Contrapunteo del tabaco y el azúcar, un largo y completo ensayo sobre lo que ambos rubros representaban para su país.

«Es importante este texto de Fernando Ortiz, que tiene que ver con la plantación. Es fundamental sobre la economía de la región. Para él, el tabaco es arte y el azúcar es la devastación de las tierras, la industria. Y al final, s bien se oponen ambos representan a Cuba.

León Gontran y los modales

Del Caribe francófono, Boadas rescata a varios escritores. Uno de ellos es León Gontrán Damas, nativo de la Guyana Francesa pero con muchos años de residencia en Martinica, quien escribió Hipo, un texto que demuestra cómo también a través de lo gastronómico se puede modelar una sociedad.

«Un escritor de los años 30, León Gontran Damas, tiene un poema en el que una mamá reprende a su hijo sobre cómo debe comportarse al comer».

Fuente: https://elestimulo.com/bienmesabe/libros/2024-01-19/caribe-gastronomia-literatura-3-ejemplos/

Los 5 mejores libros sobre agricultura de 2024

La agricultura es mucho más que un sector económico fundamental; se trata, también, de un universo que despierta el interés de estudiosos y lectores desde hace milenios. Asimismo, el desarrollo científico y la revolución tecnológica que la industria agrícola ha experimentado en los últimos años han impulsado la publicación de numerosos libros que ya son un referente para los profesionales y entusiastas de esta materia. En este artículo seleccionamos varios de ellos, los que consideramos que son los cinco mejores libros sobre agricultura de 2024, y que abarcan desde técnicas agrícolas tradicionales hasta las innovaciones más vanguardistas que están transformando el sector.

Agricultura ecológica, de Javier Flórez Serrano

El libro Agricultura ecológica es una guía esencial para entender y practicar la agricultura desde la sostenibilidad. Gracias a su amplia experiencia en el campo, Javier Flórez Serrano explora las técnicas y principios que rigen la agricultura ecológica. El objetivo principal de la obra es mostrar cómo se pueden producir alimentos de manera respetuosa con el medio ambiente y promoviendo la biodiversidad. El autor destaca la importancia de trabajar en armonía con la naturaleza y ofrece valiosos consejos prácticos con el fin de reducir el uso de químicos, mejorar la fertilidad del suelo y potenciar la autosuficiencia.

El cultivo del olivo, de Diego Barranco

Si tenías en mente una obra que abarcase todos los aspectos sobre la olivicultura, este es tu libro. El cultivo del olivo es una referencia única, tanto para agricultores e investigadores como para apasionados por la cultura del olivo. La obra de Diego Barranco presenta un enfoque completo sobre el cultivo, que va desde la elección del terreno hasta la comercialización de los productos derivados del olivo. Asimismo, Barranco profundiza en temas clave de la olivicultura como la propagación, la poda, el manejo de plagas y enfermedades o las últimas innovaciones tecnológicas.

En este libro de lectura fácil, el autor ha sido capaz de combinar el conocimiento científico y teórico con la experiencia práctica, dando como resultado una brillante guía para maximizar la producción y calidad del olivar, así como una valiosa herramienta para impulsar el desarrollo sostenible en la industria olivarera.

El huerto familiar ecológico, de Mariano Bueno

El huerto familiar ecológico es otro imprescindible para aquellos que busquen sumergirse de lleno en el mundo de la agricultura ecológica. La obra hace un recorrido por todo el proceso que implica la creación de un huerto familiar: la elección del terreno, la planificación, la siembra y la cosecha; al tiempo que ofrece valiosos consejos prácticos respaldados por los años de experiencia de su autor.

Otro de los puntos fuertes del libro es la visión de Mariano Bueno sobre la sostenibilidad. El autor destaca la importancia de respetar el medio ambiente y la biodiversidad mediante el uso de técnicas naturales para controlar plagas o fertilizar el suelo. El huerto familiar ecológico es una combinación perfecta entre teoría y práctica que busca inspirar a sus lectores a conectar con la tierra y a cultivar sus propios alimentos.

Arraigados en la tierra, de Francesc Font Rovira

Arraigados en la tierra, de Francesc Font Rovira, es una emotiva obra de ficción capaz de transportarnos de vuelta a un mundo de tradiciones y valores que, en su mayor parte, ya se han perdido. Ambientado en un entorno rural, narra la historia de varios personajes cuyas vidas están profundamente entrelazadas con la tierra y sus ancestros. A lo largo de sus páginas se van revelando secretos familiares y explorando la conexión con la naturaleza que mantienen diferentes generaciones.

Incluimos esta obra en los mejores libros sobre agricultura de 2024 porque, a medida que los protagonistas toman contacto con los desafíos del progreso y la modernización, el autor invita a lector a reflexionar sobre la protección de nuestras raíces culturales.

El placer de obtener tus semillas, de Jérome Goust

En El placer de obtener tus semillas, Jérome Goust ofrece las claves esenciales para la autosuficiencia y la preservación de la biodiversidad. La obra guía al lector por el proceso de recolección y almacenamiento de semillas, y lo hace con consejos prácticos y descripciones detalladas. Goust destaca la importancia de mantener variedades autóctonas y resalta cómo este acto de colecta y propagación de semillas puede convertirse en un freno contra la uniformidad de los cultivos comerciales.

Desde la promoción de prácticas regenerativas y el uso de tecnologías inteligentes hasta el cultivo en entornos urbanos y el enfoque en la permacultura, cada uno de estos cinco libros que hemos seleccionado para ti ofrece una perspectiva única que enriquece la comprensión de la agricultura en la actualidad y ayuda a enfrentar los retos que plantea el sector. Los autores, expertos en sus respectivas áreas, nos invitan a replantear la forma en que cultivamos nuestros alimentos y a adoptar enfoques más responsables y respetuosos con la naturaleza.

En un mundo donde la sostenibilidad y la conservación son temas cruciales, las obras seleccionadas pueden servir de guía para quienes buscan un futuro agrícola más equitativo, próspero y sostenible en el tiempo, un futuro más verde y sustentable.

Fuente: https://www.bancosantander.es/blog/pymes-negocios/mejores-libros-agricultura

Sabrosa relación entre gastronomía y literatura

El universo del que hacer alimentario, es en sí mismo, un referente vital de un grupo social o comunidad, ya que representa uno de los principales rasgos de identidad de cualquier grupo; es el rasgo, capaz de aportar referentes que enriquecen investigaciones concernientes a la cultura, la economía, el derecho, la nutrición y la salud de una comunidad.

A lo largo del tiempo, la aparición de la comida en la literatura siempre estuvo presente, asumiendo distintos significados y aportando nuevas informaciones tanto sobre la temporalidad, como sobre la espacialidad, dando mayor realismo a los textos.

La descripción concienzuda, sobre mezcla de sabores, olores, colores, texturas, sonidos y pensamientos que se encuentran en los diversos universos de la comida, permitieron que, la relación gastronómico-literaria sea un componente enriquecedor de los textos literarios. Transmitiendo conocimiento y cultura, al reflejar costumbres de diferentes sociedades.

La literatura tiene ejemplos tan fidedignos de momentos culinarios que logra transmitir aromas y sabores a través de su hilo narrativo. Asimismo, el hambre también es gastronómico, pues a través de un personaje hambriento se muestra la injusticia y la desigualdad humana. Frecuentemente, la comida o la falta de ésta, en la literatura, puede ser una forma de cómo medir el tiempo. Tonino Guerra habla de su relación con la comida incluso cuando no había comida en el campo de concentración, donde estuvo internado durante la Segunda Guerra Mundial.

Creo que todos los escritores, en algún momento, hacemos una descripción culinaria, pues, es difícil vivir sin tropezar con la cocina y eso se da porque la alimentación está entrelazada con muchas formas de comunicación artística, al momento, son incontables los ejemplos de obras literarias que incluyen detalladas recetas y referencias culinarias:

La serie del comisario Montalbano de Andrea Camilleri; Chocolat de Joanne Harris; Como “agua para chocolate” de Laura Esquivel; Patricia Highsmith, por ejemplo: en “Extraños en un tren”, describe el momento central del encuentro de sus dos protagonistas, dos extraños que cenan juntos en un tren: “El camarero con una bandeja cubierta con una tapadera de peltre en un instante les instaló la mesa. El aroma de la carne asada sobre carbón vegetal le dio ánimos. Bruno insistió tanto en pagar la cuenta, que Guy accedió a ello sin oponer más resistencia. Para Bruno había un enorme bistec cubierto de setas; para él, una hamburguesa”.

También, el poeta, Giovanni Pascoli, pone en verso recetas reales, como en el caso de los poemas: «La piada», «Il desinare», dedicado a la polenta o «Risotto de Romaña».

La verdad, es que existen referencias culinarias desde “El banquete” de Platón, “Notas de cocina de Leonardo da Vinci” de Leonardo da Vinci, “No solo de caviar vive el hombre” de J. M. Simmel, hasta “El Quijote” de Miguel de Cervantes, haciendo una sabrosa relación entre gastronomía y literatura.

Sabrosa relación entre gastronomía y literatura – www.inmediaciones.org

La gastronomía en la literatura

Desde la Epopeya de Gilgamesh en la literatura hay tres constantes: el sexo, la comida y la muerte. Tanto la muerte como el sexo son temas que se captan al instante por el lector, sin embargo, la comida pasa desapercibida, como un recurso menor dentro de la trama. No obstante, cuando el lector se detiene puede percibir que muchos de los pasajes en los que se habla de gastronomía en la literatura, no son ni fortuitos ni gratuitos.

A través de la gastronomía los autores consiguen describir un personaje sin decir, ya que lo que comemos y cómo lo hacemos, nos define. También se consigue a través de la gastronomía describir una sociedad o dar una opinión directa o indirecta sobre ella.

En ocasiones, las novelas tienen un objetivo didáctico en lo que a cocina se refiere y por ello aparecen recetas o nombres de platos con los que los personajes se deleitan o se disgustan porque les recuerda a algo. Y es que la comida es un estado de ánimo y también son muchas las ocasiones que a través de ella se puede acercar al lector en qué situación se encuentran los personajes.

Además, los momentos de la comida, especialmente los de la cena, son idóneos para que una acción o un encuentro, que será crucial para el resto de la trama, ocurra.

Otras de las utilizaciones de la gastronomía en la literatura pueden ser para mostrar la violencia o, simplemente, para contraponer la violencia a la normalidad vital con la que se recibe.

En las novelas el hambre también es gastronómica, pues a través de los ojos de un personaje hambriento se desata el deseo de comer y una mirada que va más allá mostrando la injusticia. La ironía y el humor también pueden introducirse en pasajes gastronómicos y, en ocasiones, puede ser hasta una forma de cómo medir el tiempo.

1. Desayuno, almuerzo o cena: momento álgido de una novela

El momento elegido por los escritores para determinar un momento álgido de sus novelas suele ser la cena. 

En una novela como No apto para mujeres de P.D. James la cena le da la pista fundamental a la investigadora, pues aunque todo apunta a un suicidio, incluso la policía así lo cree, Cordelia se pregunta cómo una persona que va a suicidarse se prepara un estofado de buey para antes de morir.

2. Identificar al personaje por lo que come y cómo lo come

Ya viene de la literatura clásica identificar a los personajes por lo que comen. El caso más conocido es el del Quijote, al que Cervantes define en el primer párrafo del libro por lo que comía:

“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda”

3. Identificar la sociedad

Los comentarios de los personajes de una novela sobre la cocina, los restaurantes o simplemente sobre las dotes culinarias pueden mostrar cómo es una sociedad.

4. El deleite de lo que se come. La función pedagógica

Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán es uno de los personajes que más deleita con  los platos que comemos con él en sus novelas. Guisos catalanes, platos del resto de España, de Argentina o de Tailandia. De ellos, nos ofrece cómo saben o incluso cómo se hacen, pero también en sus palabras hay una función pedagógica, no solo con la comida, sino también con el vino -tanto de calidad como popular- o con los cócteles, como el Singapur Sling, uno de sus favoritos

5. Las recetas

Hay muchas recetas de platos en la literatura.

6. La violencia

En la cocina se viven algunos momentos violentos, pues en el plato siempre hay un ser muerto. Desde matar a un pollo hasta a un pez puede tener una carga violenta dependiendo de los ojos que lo mire.

7. Estados de ánimo y comida

La gastronomía también es una herramienta habitual para identificar los estados de ánimo de los personajes, una señal de su humanidad.

No obstante, también es un recurso utilizado con mucha maestría para hablar de emociones difíciles de expresar, como la melancolía o el vacío interior.

8. Ambientación

En ocasiones la gastronomía es el recurso idóneo para ambientar la acción de una novela. Ya puede ser un bar, un mercado o una cocina.

La novela histórica utiliza la gastronomía para ambientar al lector en una época y cuando está bien ligada, la lectura es un gustazo. Así ocurre en “El reino de los hombres sin amor” de Alfonso Mateo Sagasta, cuyo protagonista, Isidro Montemayor, nos sitúa en una época con sabores deliciosos como el  del aroma del bacalao hecho en “una especie de guiso de manjar blanco muy suavemente espaciado”, el de la civet de liebre con arroz, y otros no tanto como el del tasajo, pan duro y queso de la alforja en el camino.

Fuente:https://thefoodiestudies.com/la-gastronomia-en-la-literatura/

Literatura y gastronomía: maridaje entre libros y comida

La alimentación es una de las necesidades básicas del ser humano, por lo que no es extraño que este le haya prestado especial atención a lo largo de su historia. Por ese motivo, desde el momento mismo en el que surgió la escritura encontramos textos que aluden a alimentos y comida, a su almacenaje y su comercio que se convierten en lo que podemos entender como la prehistoria de la literatura gastronómica.

A partir de ahí, hemos visto como el alimento atraviesa diferentes géneros en la literatura y estilos, en todas las culturas y en todas las épocas, del Gilgamesh a la Biblia, de las leyendas populares a los textos medievales del ciclo artúrico, adquiriendo en ocasiones un carácter simbólico o ritual que mantendrá, adaptándose, a lo largo del tiempo.

¿Qué es la literatura gastronómica?

Es importante destacar que esta diversidad ha llevado a la aparición de diferentes tipos de textos y que no todos deben entenderse como literatura gastronómica en un sentido estricto. A lo largo de la historia encontramos infinidad de documentos administrativos y comerciales, textos periodísticos, trabajos científicos, manuales de uso y recetarios que, si bien tienen un indudable valor histórico, no son literatura gastronómica en el sentido restringido desde el que abordamos este texto.

La literatura gastronómica es, desde este punto de vista, la formada por obras y autores que no persiguen una finalidad de uso como motor principal de su trabajo y en las que los elementos estéticos tienen un papel esencial: libros y escritores que utilizan la gastronomía como temática o como recurso para desarrollar a su alrededor ensayos, crónicas, textos poéticos y obras de ficción.

La gastronomía en la literatura a lo largo de la historia

Más allá de los antecedentes más o menos remotos que ya hemos citado, en la cultura occidental deberemos esperar hasta la época griega pre-clásica para encontrar los primeros tipos de literatura y textos literarios en los que la gastronomía juega un papel significativo, para encontrar ejemplos fehacientes de gastronomía en obras literarias. Este será el caso de La Ilíada, de Homero, en donde se explican, por ejemplo, los banquetes a base de cerdos y carneros asados al espeto que disfrutaban los soldados.

Lo gastronómico aparece como un motivo plenamente consolidado, ya sea como recurso descriptivo o como un elemento cargado de simbolismo, en todos los periodos de la historia de la literatura.

https://www.bonviveur.es/preguntas/literatura-y-gastronomia

Alimentación, Literatura y Salud

Alimentación y salud

La relación entre la alimentación y la salud es bastante destacable. Una buena alimentación resulta primordial para poder gozar de una buena salud; pero en sentido inverso resulta aún más evidente la afirmación, porque una buena salud es muy difícil de alcanzar sin una buena alimentación.

Cuerpo y mente

Por su parte, el cuerpo y la mente están fuertemente ligados. Si el cuerpo está bien nutrido, esto puede repercutir de forma satisfactoria en una mente bien nutrida. Y a la inversa, si se posee una mente bien reforzada, puede resultar más fácil alcanzar un cuerpo vigoroso. Si uno de los elementos no se encuentra conectado de forma adecuada con el otro, la persona no podrá gozar de un completo equilibrio. Por ejemplo, con una buena alimentación puede conseguirse un cuerpo fuerte; pero si la mente no está bien alimentada, se tratará de un cuerpo no totalmente equilibrado. En cambio, si le añadimos una mente fortalecida, por ejemplo, con la literatura, entonces sí podrá estar bien equilibrado.

Alimentación y literatura

Aunque la alimentación y la literatura poseen características propias diferenciadoras, permiten numerosas analogías, dado que los mundos de la alimentación y de la literatura están ligados de numerosas y variadas formas.

Así como no solemos comer siempre los mismos alimentos, sino que a muchas personas nos gusta la variedad, también podemos ir leyendo obras de diferentes temáticas. Cabe decir que todo el mundo es libre de leer siempre, si así lo desea, libros de una misma temática; porque también hay personas que casi siempre comerían una determinada clase de alimentos.

Los libros educativos, por ejemplo, podríamos asimilarlos a las hortalizas y verduras. Quizás no siempre apetecen, tal vez no gustan a algunas personas, pero son recomendables e, incluso, necesarias. Una situación habitual es el de aquellas personas que de jóvenes no había forma de que comieran algún alimento, por ejemplo, las acelgas (que son muy buenas para la salud, pero que no tienen muy buena fama); en cambio, de mayores las saborean con pasión, y sin la necesidad de que haya alguien que les recuerde sus beneficios ni la larga lista de propiedades. En el campo de la literatura, se asimilaría a los casos de personas que de jóvenes nunca leen un determinado género literario, por ejemplo, poesía, y que unos años más tarde disfrutan mucho con las obras de Antonio Machado o Pablo Neruda.

También podría comentarse la importancia de la dosis o ración. A veces, no tenemos mucha hambre y con una ración pequeña tenemos suficiente; pero en otras ocasiones nos apetece un buen plato, aunque tal vez no comamos nada más en aquella comida. Asimismo, a veces solo queremos leer durante un rato (quizás antes de dormirnos, hasta que nos demos cuenta de que el sueño nos está invadiendo). Pero hay ocasiones, quizás una tarde lluviosa en la que no tenemos ninguna obligación, que lo que más nos apetece es coger un libro y dejar que las horas vayan pasando en buena compañía. Del mismo modo, hay quien prefiere leer libros no demasiado voluminosos (quizás porque no le gusta dejar las cosas a medias). En cambio, hay personas que disfrutan mucho cuando tienen en sus manos una novela de quinientas páginas, tal vez porque saben que les proporcionará más días de placer.

Casi todo lo que rodea a la acción de comer, como lo que rodea a la acción de leer, puede ser comparado. Hay quien es capaz de comer cualquier alimento en cualquier sitio, pero hay quien no come a gusto si no es con la mesa puesta, sentado y con tranquilidad. Con la lectura sucede lo mismo. Hay quien tiene la capacidad de abstraerse del ruido de un recinto lleno de personas y zambullirse durante unos pocos minutos en un libro, como si no hubiera nadie a su alrededor; pero hay personas que para leer necesitan estar completamente solas, sentadas en un confortable sillón y casi seguras de que nadie les molestará durante un buen rato.

Conclusiones

Se podría decir que los libros son el alimento del alma, porque esta también necesita cierta dosis de sustento nutritivo.

En la medida de lo posible, los tres elementos que conforman el título de esta publicación (la alimentación, la literatura y la salud) deberíamos mantenerlos bien presentes en nuestra vida.

Sería deseable un buen control de los tres componentes, para que el resultado final de la combinación sea lo más beneficioso posible para nosotros.

Alimentación, Literatura y Salud – (santosbalasch.cat)

La literatura gastronómica y sus orígenes. ¿Desde cuándo escribimos sobre cocina?

El hombre del siglo XXI vive en una gran paradoja: ya no cocina, pero habla de cocina. Está inmerso en un mundo donde la comunicación gastronómica le rodea, le avasalla, le alecciona, le dirige, le provoca y le estimula. Nada nuevo bajo el sol. El hombre de las cavernas también dormía entre pinturas de bisontes y soñaba con un chuletón muy hecho. Esa es la función de la literatura gastronómica: mover al individuo hacia el ámbito del placer mientras le recuerda su condición de ser social, finito y hambriento.

Así empezaron los sumerios y otros pueblos de la antigua civilización mesopotámica, apuntando en unas tablillas de arcilla y en escritura cuneiforme la cantidad de camellos, cabras, dátiles, pistachos y trigo que llegaba a los silos y las arcas del gobierno. Tarea de burócratas, más que nada, aunque a nosotros nos guste interpretar, 4.000 años después, la vida de aquella Babilonia lujuriosa que se zampaba algo parecido a una baklava. Al poeta griego Arquestrato (siglo IV a.C.) le gustó tanto la idea que escribió un larguísimo poema lleno de guasa y hexámetros sobre qué comer y dónde y lo llamó Hedypàtheia, traducido como Gastronomía.

En la Edad Media y en el Renacimiento escribían de comida los que la tenían. Por otro lado, En el siglo XVII español se escribe de comida, pero de formas opuestas. La novela picaresca es la mejor descripción del hambre en la España imperial de Carlos V y Felipe II, género coincidente en el tiempo con las recetas del Arte de Cozina (1611) de Francisco Montiño, cocinero real de Felipe II, III y IV. La cocina opulenta de palacio la contó muy bien Carmen Simón Palmer en el libro La Cocina de Palacio, pero la de las calles, Francisco de Quevedo en El Buscón (1603) y, ya en el siglo XX, Lorenzo Silva en La Cocina del Barroco.

En el S.XIX a un juez llamado Brillat-Savarin se le ocurrió, incluso, reflexionar, analizar y meditar sobre el gusto y le salió un protoensayo gastronómico o Fisiología del Gusto con tanto aforismo que aún es lectura obligatoria en todas las escuelas de hostelería. También en el XIX, el de las dos Españas culinarias, la de los conservadores y liberales gobernando por turnos, se escribió mucho y bien sobre la cocina y sus aledaños: nación, historia, cultura, tradición, identidad y territorio. Fueron precursores de temas que siguen vigentes. Puestos a destacar (ya que hay que resumir) hay que nombrar a la condesa de Pardo Bazán

A día de hoy —dicen algunos lastimosamente— “ya no se escribe igual”. Porque no se vive igual. Pero se comunica, se predica, se difunde, se redescubre el pasado, se intuye el futuro…. Porque la vida sigue y habrá que comérsela para contarla.

https://elpais.com/gastronomia/2024-04-23/la-literatura-gastronomica-y-sus-origenes-desde-cuando-escribimos-sobre-cocina.html

La Comida como Arte: Cómo Haruki Murakami Transforma la Gastronomía en Poesía Literaria

En el universo literario de Haruki Murakami, la comida se convierte en un arte sublime, elevando cada plato a una experiencia sensorial y emocional única. Conocido por su habilidad para entrelazar introspección, sensualidad y detalles precisos, el autor japonés ha logrado transformar la gastronomía en una forma de poesía en sus novelas.

Murakami, cuyas obras incluyen clásicos como Tokio Blues, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo y Kafka en la orilla, presenta la cocina no solo como un acto de preparación, sino como un momento de inmersión y reflexión. En sus relatos, las descripciones culinarias son detalladas y evocadoras, capturando cada aroma, textura y sabor con una precisión casi preciosista.

La comida en los textos de Murakami sirve también como un vehículo para las relaciones y las emociones. En Tokio Blues, por ejemplo, la habilidad culinaria de la chica Midori no solo impresiona al protagonista, sino que simboliza una conexión emocional profunda. La cocina se convierte en un medio para explorar y expresar sentimientos, destacando la importancia de los pequeños detalles en la construcción de relaciones humanas.

Además, Murakami honra la gastronomía japonesa al integrar una amplia variedad de platos tradicionales en sus obras. Desde el tofu hasta las ostras fritas, sus descripciones no solo celebran la diversidad de la comida japonesa, sino que también invitan a los lectores a experimentar y apreciar la riqueza de la cultura culinaria nipona.

El enfoque del autor hacia la comida refleja su propio pensamiento sobre la soledad y la libertad. En sus entrevistas, ha comparado la experiencia de escribir y comer con una forma de soledad liberadora, un círculo interminable de placer y reflexión personal.

Así, Haruki Murakami no solo escribe sobre comida; la transforma en una experiencia estética y emocional, ofreciendo a los lectores una visión íntima y profunda de la gastronomía como un arte vital y enriquecedor.

Fuente: https://foodservicemagazine.es/2022/01/de-que-maneras-eleva-la-comida-a-arte-el-escritor-japones-haruki-murakami-eterno-candidato-al-nobel.html

Gastronomía y literatura: de Cervantes a Valle Inclán, los escritores que hicieron un hueco al arte culinario en sus obras

Da igual lo hedonista que seas, seguro que existe algún tipo de arte capaz de robarte los sentidos, que disfrutas al 100% y que te llena como persona, y si hablamos de arte hablamos de pintura, de escultura, de cine, de moda… pero por supuesto también de literatura y de gastronomía, dos sectores que a lo largo de la historia se han dado la mano.

En un libro de más de 1.000 páginas donde descubrimos los derechos y los reveses de la historia de la gastronomía en España encontramos fragmentos de obras de los escritores más importantes de la historia de la literatura española. Hacemos un repaso por algunos de estos clásicos de la literatura y su amor por la cocina. 

En la Edad Moderna, además de clásicos anónimos como El Lazarillo de Tormes, donde encontramos infinidad de pasajes relacionados con la comida (y la falta de ella), también descubrimos autores de renombre que han hecho un hueco a este arte en sus libros. 

Un ejemplo de ello es Pedro Calderón de la Barca, con La pugna de los guisados (Mojiganga de los guisados), tal y como recoge Fernando Villaverde en su libro, Alonso de Castillo Solórzano, en Hambre y pasteles (Aventuras del Bachiller), o Miguel de Cervantes en El Quijote con pasajes como Sin milindres ni respetos, Bacalao, camarones y cangrejos, Cena en una venta o Conejo empanado con tocino. 

Antonio Machado también hace un repaso a la tradición culinaria en Coma usted con los dedos, de Una y no más, de la misma manera que Emilia Pardo Bazán en La Tribuna, entre otras muchas de sus obras.

En conclusión, muchos de los grandes escritores usaron la gastronomía para dar forma y vida a sus obras. La alimentación es uno de los grandes atractivos de nuestro país, y es por esto que se ha visto reflejada en gran parte de nuestra literatura. ¿Sería ésta lo mismo sin las referencias a la gastronomía?

https://www.20minutos.es/gastronomia/recetas/literatura-gastronomia-autores-cervantes-valle-inclan-5178554