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Será humilde, pero de modesta tiene poco: las virtudes de la cebolla
Es la más consumida y cultivada del mundo, y la que se menciona más veces en las tablillas de arcilla babilónicas que guardan la receta de cocina más antigua de todas, fechada hace más de 4.000 años
Solo el olor a gasolina me ofende más que la manía de calificar ciertos ingredientes como humildes. A veces, esta plaga afecta a carnes y pescados. Caballa, panceta, arenques, mejillones y salchichas de pollo han cargado con este sambenito y han sido etiquetados como modestos sea cual fuere el grado de calidad que ostentasen: el más fino y delicado de los mejillones siempre ha sido y siempre será tildado humilde, por lustrosas que tenga las barbas. Ahora bien, en cuanto a humildad se refiere, desde que el bacalao colgase los hábitos y renegase del voto de pobreza, los vegetales son quienes se han alzado como reyes de la virtud del comedimiento. Cuatro humildes patatas, un puñado de humildes lentejas, una modesta cebolla. Todos esos ingredientes tienen en común ser baratos. ¿Con eso basta para asignarles la virtud de la humildad?, ¿puede una cebolla ser virtuosa?
Y me pregunto qué opina la cebolla al respecto, si acaso nadie se ha parado nunca a contemplar un campo de cebollas en plena floración y si es posible no ver en cada inflorescencia enarbolada por cada bulbo un estallido pirotécnico, un cetro enjoyado, un bastón real que, como un puño alzado al cielo, proclama cuál es el lugar de la cebolla en el mundo.
Prima de lirios, tulipanes y narcisos —nada menos—, está en la historia de nuestra alimentación desde el día uno. Es la más consumida y cultivada del mundo, y la que se menciona más veces en las tablillas de arcilla babilónicas que guardan, en deliciosa escritura cuneiforme, la receta de cocina más antigua de todas, fechada hace más de 4.000 años. Ella, y nadie más que ella, fue elegida para llenar las cuencas de los ojos del faraón Ramsés IV en su viaje hacia la otra vida. Era la única capaz, así lo creían los egipcios, de reavivar el aliento de los muertos y, a la vez, guardar, con su forma esférica y sus anillos concéntricos, los secretos de la inmortalidad.
Es nutritiva, fácil de cultivar, buena para almacenar, sencilla de transportar, y viene equipada de serie con un envase biodegradable que, además, sirve, tostado y caramelizado, para realzar, vigorizar y perfumar salsas y caldos. Habiendo sido el alimento elegido por Alejandro Magno para infundir valor y coraje a sus tropas, la cebolla cegaría y hundiría en un mar de lágrimas ejércitos enteros si decidiese activar su arsenal químico. Tal es su poder. Poder que no duda en desatar todas y cada una de las veces que una le hace frente con un cuchillo.
El rol de la tecnología en la seguridad alimentaria: nuevos avances para la industria
El avance de la tecnología ha permitido el desarrollo de soluciones avanzadas en la seguridad alimentaria, desde sistemas de trazabilidad mejorados hasta técnicas de procesamiento y envasado que prolongan la vida útil de los productos sin comprometer su calidad.
En tal sentido, las herramientas de análisis de riesgos y puntos críticos de control se han digitalizado, facilitando una gestión más eficiente y precisa de los riesgos asociados a la seguridad alimentaria.
- Inteligencia artificial (IA): La IA está revolucionando la industria alimentaria al permitir el análisis predictivo de riesgos, la detección de patógenos en tiempo real y la optimización de procesos. Un ejemplo notable es la empresa IBM Food Trust, que utiliza blockchain e IA para crear una red global de trazabilidad alimentaria, permitiendo a los actores de la industria rastrear el origen y la calidad de los productos de forma rápida y segura.
- Internet de las Cosas (IoT): Los sensores inteligentes conectados a internet permiten un monitoreo constante de las condiciones ambientales en las que se transportan y almacenan los alimentos, asegurando el cumplimiento de las normas de seguridad e higiene. Ecolab, empresa líder en soluciones de higiene y seguridad alimentaria, utiliza sensores IoT para monitorizar en tiempo real la temperatura, humedad y otros parámetros críticos en las instalaciones de sus clientes, previniendo la contaminación y el deterioro de los alimentos.
- Big Data y análisis de datos: La recopilación y análisis de grandes volúmenes de datos permite identificar patrones y tendencias que ayudan a prevenir riesgos de contaminación y brotes de enfermedades transmitidas por alimentos.
Los avances tecnológicos no solo están mejorando la seguridad y calidad de los productos alimenticios, sino que también están redefiniendo los procesos de producción, envasado y distribución.
Investigadores de la Politécnica de Valencia y del Csic crean unas superlechugas doradas con 30 veces más vitamina A
Un grupo de investigación del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), ha desarrollado un innovador método para la biofortificación de hojas y otros tejidos verdes de plantas incrementando su contenido en sustancias saludables como el betacaroteno, principal precursor de la vitamina A en la dieta humana.
El trabajo demuestra que, mediante técnicas biotecnológicas y tratamientos con alta intensidad de luz, se puede multiplicar hasta 30 veces los niveles de beta-caroteno en hojas creando nuevos lugares para almacenarlo, sin que esto afecte a procesos vitales como la fotosíntesis. Los resultados se publican en la revista Plant Journal.
- La acumulación masiva de beta-caroteno aporta además una característica coloración dorada a las hojas de lechuga
- El betacaroteno, principal precursor de la vitamina A en la dieta humana, tiene propiedades antioxidantes y inmunoestimulantes
- La tecnología puede aplicarse sin afectar a otros procesos vitales de las plantas como la fotosíntesis
Nuevas innovaciones nanotecnológicas mejoran la nutrición del ganado
La producción ganadera sostenible y rentable es un componente fundamental de cualquier industria alimentaria competitiva. Uno de los principales retos que afrontan todos los ganaderos es garantizar la salud de su ganado, de modo que puedan maximizar el rendimiento de su inversión.
La buena alimentación desempeña un papel primordial, ya que ayuda a reducir los brotes de enfermedades y a producir animales sanos. De hecho, las deficiencias nutricionales son una de las principales causas de enfermedad y, por tanto, de pérdida de ganado.
Encapsulación de moléculas activas en piensos para ganado
El equipo del proyecto NanoFEED, que contó con el apoyo de las acciones Marie Skłodowska-Curie, se propuso aplicar la nanotecnología para mejorar la funcionalidad y el valor nutritivo de los piensos para ganado.
Mediante la encapsulación de moléculas activas en envolturas protectoras a nanoescala sensibles al pH, el equipo esperaba demostrar que estos compuestos bioactivos podían administrarse en los piensos directamente al intestino delgado del animal, donde podrían absorberse y utilizarse en su totalidad.
Para alcanzar los objetivos del proyecto, se creó una red de formación que permite a los jóvenes investigadores trabajar en distintos institutos de investigación y entornos comerciales. Uno de sus principales metas era acortar la brecha entre la comunidad científica e investigadora y la industria, y ayudar a introducir la innovación en el mercado.
El equipo del proyecto encapsuló suplementos alimenticios en nanopartículas poliméricas y micropartículas, diseñadas para liberar sus compuestos activos en el intestino delgado. A continuación, se administraron a vacas a las que se colocaron quirúrgicamente dispositivos similares a puertos, que dieron a los investigadores acceso directo al aparato digestivo.
Estos dispositivos, llamados cánulas, están actualmente en proceso de protección de propiedad intelectual.Los ensayos revelaron el potencial nutricional de estos nuevos conceptos de piensos nanoencapsulados, al reducir de forma notable la degradabilidad del pienso antes de llegar al intestino delgado.
Por ejemplo, el equipo descubrió que una vaca que consume 1000 g de proteína de soja sin tratar aprovecha normalmente 272 g en su intestino delgado. Por su parte, las vacas que consumieron proteína de soja encapsulada aprovecharon 616 g en el intestino delgado.
https://cordis.europa.eu/article/id/446743-novel-nanotech-solutions-boost-cattle-nutrition/es
Un sistema de inteligencia artificial mejora la trazabilidad de la carne de cordero
Un equipo de investigadores de las universidades de Huelva y Sevilla ha creado un sistema basado en inteligencia artificial que mejora la trazabilidad de la carne de cordero. Este sistema utiliza algoritmos de aprendizaje automático para identificar el origen del animal y su alimentación, incluso determinando qué consumió la madre.
El sistema analiza parámetros físicos, químicos y sensoriales de la carne, permitiendo una mayor precisión y rapidez en la categorización de su calidad. Esto ofrece ventajas significativas respecto a los métodos tradicionales utilizados en la industria.
Con la posibilidad de obtener datos en tiempo real, la trazabilidad se convierte en una herramienta fundamental para mejorar la seguridad alimentaria. El sistema asegura que los consumidores reciban información más confiable y transparente sobre los productos cárnicos que compran.
Esta innovación representa un gran avance en el control de calidad dentro del sector cárnico, proporcionando soluciones tecnológicas para optimizar la cadena de producción, desde el origen hasta el punto de venta.
Redes sociales, adolescencia y trastornos de la conducta alimentaria: la necesidad de una mirada comprehensiva
La preocupación por la salud mental de la población, y en especial de los más jóvenes, crece a nivel global, particularmente tras la pandemia de COVID-19. De acuerdo con el IV Barómetro Juvenil, en España un 59,3% de jóvenes entre 15 y 29 años manifestaba en 2021 haber tenido algún problema de salud mental, dato que supone un aumento significativo desde el 28,4% que arrojaba el mismo indicador en 20171. En este mismo estudio, el 6,1% de los jóvenes declara, además, tener un diagnóstico de trastorno de conducta alimentaria (TCA).
En este contexto de incertidumbre por la salud mental de este grupo de edad, el papel que puede jugar la tecnología, y en particular las redes sociales, está sometido a un juicio creciente por parte de la opinión pública, las autoridades y también por la investigación. Concretamente, preocupa el hecho de que los adolescentes estén expuestos a una constante corriente de imágenes y mensajes que promueven estándares de belleza irreales por el posible impacto que puede tener en sus hábitos alimenticios y de ejercicio físico y, en último término, sobre posibles patologías.
A nadie escapa la importancia del culto al cuerpo en las sociedades occidentales avanzadas que, pese a los esfuerzos constantes a favor de la diversidad corporal, como el body positive, no dejan de señalar determinados cánones de belleza como normativos y, por tanto, deseables. Aunque la batalla alrededor del cuerpo femenino ideal parece tener más impacto en las niñas y adolescentes, también el cuerpo masculino se ha convertido en objeto de discusión y de anhelo para muchos adolescentes y jóvenes2. Las redes sociales son el escenario preferente de esta narrativa, donde se desarrolla con más fluidez e intensidad y donde con más facilidad alcanza a los públicos menores de edad.
La vinculación de esta exposición constante a imágenes idealizadas, junto con la enorme disponibilidad de servicios, productos y consejos para lograr un cuerpo perfecto, bien a través de la alimentación o del ejercicio3, hace plantearse cómo de protegidos están los más jóvenes ante estos discursos que pueden tener un impacto negativo sobre su salud mental y física.
LA INFLUENCIA DE LAS REDES SOCIALES
Es evidente que los contenidos a los que este grupo de edad accede a través de internet pueden influir en la configuración de los estándares de lo que es socialmente aceptable, deseable o bueno, especialmente porque su estado de desarrollo madurativo los convierte en público vulnerable. Las redes sociales, a diferencia de los medios tradicionales, se adaptan a los intereses de sus usuarios y animan a su interacción constante, logrando un entorno más inmersivo y potencialmente más influyente4. Son, además, espacios sociales y de ocio, donde el pensamiento crítico ante los contenidos se reduce al tiempo que se incrementa el tiempo invertido. Es también innegable la accesibilidad a esos servicios y contenidos gracias a la generalización del teléfono móvil con acceso a internet en prácticamente todas las franjas de edad a partir de los 11 años.
Alguna de estas redes sociales, como Instagram o TikTok, son espejos en los que las personas usuarias buscan referentes, tendencias o modelos en los que inspirarse o a quienes imitar en sus estilos de vida. Esta búsqueda de información hace posible, a través de los algoritmos, que estos mismos usuarios reciban una publicidad muy personalizada que se adapta a aquello que están buscando. Y a estos contenidos publicitarios explícitos se añade que muchos de los modelos a quienes siguen de manera voluntaria persiguen a su vez intereses comerciales, ya que están patrocinados por marcas o bien buscan monetizar su presencia en redes sociales logrando audiencias masivas y contenidos virales.
Destaca aquí el papel de los creadores de contenidos, conocidos como influencers, que llevan a cabo de manera muy eficiente estrategias para captar la atención y la lealtad de sus seguidores5. Lo que podría ser un caso de abuso de confianza particularmente doloso cuando incumbe a menores de edad con una capacidad crítica en desarrollo, adquiere un tinte diferente al tratar sobre cuestiones que pueden impactar directamente sobre su salud mental y física3,6. La propia naturaleza visual y estilística de plataformas como Instagram puede constituir un riesgo, particularmente acentuado entre las chicas7 y aquellos que muestran un uso problemático de redes sociales8.
REDES SOCIALES, ADOLESCENTES Y TRASTORNOS DE CONDUCTA ALIMENTARIA
Ya antes de la popularización de las redes sociales, internet se había convertido en un espacio donde quienes sufrían un TCA podían encontrar consejos, ideas o apoyo. Gina Lladó y col9 analizaron cómo estos contenidos encontraron su acomodo en blogs, grupos de Facebook u otras vías digitales. No obstante, el problema se magnifica con la llegada de las redes sociales: no se trata tan solo de que quienes sufren, o son particularmente propensos a sufrir un TCA tengan acceso a redes de apoyo y a consejos que les ayuden a disimularlo, sino que la propia cultura visual y centrada en la exaltación de la apariencia física contribuye a consolidar determinados modelos de cuerpo ideal, que llegan de manera más personalizada a públicos más amplios. Cómo esta exposición puede afectar y acelerar la aparición de relaciones poco saludables con la alimentación o terminar en un TCA ha sido objeto de atención de los académicos en los últimos años.
Un estudio de Beatriz Feijoo y col publicado en 2023 ponía de manifiesto la influencia que las redes sociales ejercían sobre la percepción del aspecto físico de los adolescentes españoles, y también cómo los influencers eran, en muchos casos, fuente de pautas y sugerencias sobre alimentos, pautas de alimentación y de ejercicio físico para lograr cuerpos ideales2. Estos contenidos, consumidos a través de las redes sociales, generan un posible círculo vicioso en el que los adolescentes replican lo que ven hacer a los creadores de contenido y lo comparten con sus amigos y conocidos. El posible impacto negativo se incrementa cuando estas publicaciones pueden generar una respuesta en forma de “me gusta” o de comentario positivo, lo que refuerza su determinación.
Esto indica que la presión social propia de la etapa adolescente, cuando el deseo de sentirse aceptado por el grupo de referencia es muy radical, se extiende también a las redes. Esta presión del grupo puede tener un efecto de refuerzo positivo, que impulse a realizar una acción saludable o entretenida, por ejemplo, pero sin duda también negativo como cuando un comentario genera un sentimiento negativo de tristeza o rechazo. En cualquier caso, es necesario tener en cuenta este factor cuando se estudia y se trabaja con esta franja de edad.
Hay acuerdo en que la relación entre consumo de redes sociales, preocupación por la imagen corporal y trastornos alimenticios es significativa pero compleja. Así lo muestra la scoping review más reciente, publicada en 2023 por Dane y Bathia10, pero también la revisión de Lozano-Muñoz y col realizada en 2022 concluyó que “a pesar de algunos aspectos positivos, las RRSS promueven cánones de belleza basados en la delgadez, permiten la comparación entre iguales incrementando la preocupación por el peso, y crean espacios que fomentan los trastornos de la conducta alimentaria”7.
Pero pese a estas evidencias, que no dejan de ser todavía parciales y limitadas, Dane y Bathia concluyen diciendo que “mientras que nuestra revisión señala que puede haber implicaciones de gran escala entre los casi 4.000 millones de usuarios de redes sociales en todo el mundo, es importante también hacer notar que no todos los usuarios tienen una mala percepción de su propio cuerpo o desarrollan un TCA. Esto hace que haya que preguntarse ¿qué es lo que hace a ciertos individuos más susceptibles?”10.
MIRANDO AL FUTURO
Todas las investigaciones concuerdan en la necesidad de reforzar cualquier afirmación sobre el vínculo entre redes sociales y TCA con más investigación8. La influencia del género7, de la edad11 o de un uso problemático de las redes sociales8 ya han sido analizadas y convendría replicar estudios en otras áreas geográficas y culturales para poder consolidar los resultados obtenidos. En cualquier caso, establecer una relación única y de causalidad entre redes sociales y TCA parece poco oportuna y poco pertinente.
Para Marks y col4 (2020), esta ola creciente que vincula imagen corporal y TCA en las redes sociales debería conllevar también un cambio en las estrategias de promoción de la salud. La literatura, según estos autores, confirma que los enfoques de salud centrados en el peso tienen un impacto negativo sobre la salud física y el bienestar psicológico. En muchas ocasiones son profesionales de la salud quienes, como creadores de contenidos en las redes sociales, divulgan consejos para una vida saludable. Convendría también analizar cuáles son sus argumentos y el papel que el peso corporal tiene en ellos.
Esto podría conllevar a la reflexión de los responsables de los sistemas de salud sobre en qué medida disponen de estrategias dirigidas a ofrecer respuestas a las preguntas que se puede hacer este grupo de edad, o para salir al paso, de manera efectiva, de los problemas que suscita. Probablemente esto implique también cambiar algunas pautas en las consultas de atención primaria, incluyendo preguntas y consejos sobre el papel de la tecnología que puedan ayudar a los jóvenes, y también a sus familias.
En el presente número de Anales del Sistema Sanitario de Navarra se publica el artículo de revisión Efectividad de las intervenciones para mitigar la influencia de las redes sociales en la anorexia y la bulimia. Una revisión sistemática, cuyos autores son Noelia Lozano-Muñoz, Álvaro Borrallo-Riesgo y Maria Dolores Guerra-Martín12. En él se apunta a la importancia de las “intervenciones de carácter educativo centradas en prevención y promoción de la salud, autocrítica, autopercepción, autoestima, imagen corporal, manejo nutricional y alfabetización digital” como vías a través de las que limitar el impacto negativo que las redes sociales pueden tener sobre los trastornos de conducta alimentaria. Parece particularmente relevante esta aportación porque, además de reclamar más investigación, también anima a una visión interdisciplinar de este problema complejo que dista mucho de tener una solución simple.
Quizá este enfoque interdisciplinar puede ayudar a enriquecer estos resultados incipientes y a ofrecer nuevas alternativas que ayuden a frenar el auge de estos problemas entre un grupo de edad particularmente vulnerable.
Impacto de las redes sociales en la alimentación
La visualización de alimentos colgados diariamente en las distintas redes sociales impacta el comportamiento en hábitos de alimentación y desencadena respuestas conductuales que conducen a un exceso de hambre. Guatemala es uno de los 50 países con más uso de plataformas digitales a nivel mundial y registra cerca de 3 horas de uso diario. Si bien es cierto que las redes sociales pueden proveer información motivacional en pro de la salud, pueden también fomentar un consumo excesivo de alimentos.
La comida es parte integral de la vida diaria que conlleva funciones más allá de los nutrientes que consumimos; la nutrición forma parte de la cultura de la persona y las prácticas alimentarias están asociadas a su núcleo social, familiar e histórico de creencias. En realidad, es un mito que las personas comen solo debido a un estado interno de hambre fisiológica; de hecho, se ha estudiado que existe un tipo de alimentación conocida como ‘alimentación externa’ que responde a esa ingesta de alimentos mediada por diferentes estímulos relacionados con los alimentos, tales como el olor, la vista o el gusto; y que es independiente del estado interno de hambre o saciedad.
En la actualidad, el uso de redes sociales se ha convertido en algo casi esencial en la comunicación del ser humano y su influencia en las prácticas culturales y sociales, así como en los hábitos alimenticios ahora ha tomado significativa importancia. Tan solo en Estados Unidos el 65 % de los adultos y el 90 % de los adultos jóvenes utilizan algún tipo de red social para comunicarse y de toda la información que cuelgan diariamente en internet, alrededor de un 10 % de las imágenes corresponde o están relacionadas con alimentos o temas de alimentación, generando un impacto sobre el comportamiento de las personas en sus hábitos de alimentación y consumo; pudiendo contribuir o no al curso y prevención de diferentes enfermedades crónicas, así como también a alteraciones de la salud mental.
Según los datos mas recientes obtenidos en el 7mo estudio de uso de redes sociales en Centroamérica y el Caribe 2018, Guatemala se encuentra en la posición 49 del ranking mundial de países con más usuarios en la plataforma social Facebook, convirtiéndolo en el país con más usuarios en la región de Centroamérica. Casi la mitad de los usuarios de las diferentes plataformas digitales son menores de 30 años y el 33.9 % pasa más de 3 horas al día conectados a un dispositivo móvil; por lo que si existe una asociación entre el uso de medios masivos y redes sociales con los patrones alimentarios. Por ejemplo, en 2016 se determinó que el tiempo de ver televisión estaba positivamente asociado con el Índice de Masa Corporal (IMC) de las personas y en 2008 se encontró una asociación negativa entre los medios de comunicación y la imagen corporal, así como la idealización de la delgadez. Condiciones que se encuentran fuertemente asociadas con los patrones de alimentación.
El solo hecho de leer o ver fotos y videos relacionados con alimentos ha sido un tema de estudio frecuente y se ha demostrado a través del paso del tiempo que este tipo de tendencias puede desencadenar respuestas conductuales y fisiológicas que conducen a un exceso de hambre que va más allá de conducir a hábitos alimenticios poco saludables y aumento de peso, y que además, contribuye a aumentar la probabilidad de presentar problemas con la imagen corporal y la alimentación.
Si bien es cierto que las redes sociales y las diferentes plataformas digitales con las que contamos actualmente pueden proveernos hasta cierto punto información motivacional en pro de la salud e imagen corporal, esta información puede llegar también a fomentar expectativas poco realistas de lo que es la salud en general; o lo que es peor, puede llegar a generar ciertos pensamientos y comportamientos negativos relacionados con la comida. Por lo que es necesario siempre recordar que si están en busca de información de salud y alimentación, el número de seguidores o “likes” de cada una de las publicaciones posteadas no es un indicador proporcional a la experiencia, ni mucho menos la respuesta de un profesional de la salud.
Fuente: Impacto de las redes sociales en la alimentación — GRC-Salud
Impresión 3D de alimentos, ¿la revolución de tu cocina?
¿Te acuerdas de la Replicator? Sí, el fabricante de alimentos de Star Trek, que podía convertir cualquier molécula en alimentos comestibles y platos suculentos. Ya no es solo ciencia ficción, la impresión 3D de alimentos puede hacer platos de diferentes pastas y materiales, nos estamos acercando mucho a más a lo que pensábamos sería el futuro.
Los primeros resultados de la impresión 3D de alimentos no fueron muy espectaculares. Los objetos impresos estaban hechos de una pasta de azúcar y a menudo no eran muy apetitosos para el consumo. Pero el desarrollo de la tecnología, especialmente la FDM, ha ayudado a perfeccionar el proceso para que ahora puedas imprimir en 3D chocolate, dulces o incluso una comida completa. Al principio, se utilizaban impresoras 3D de deposición fundida que modificaban para poder fabricar con diferentes materiales. Hoy en día, ya contamos con impresoras 3D de alimentos que se especializan en la producción de platos deliciosos y refinados.
¿Por qué imprimir alimentos en 3D?
La impresión 3D es una tecnología relativamente nueva, aún tiene un largo camino para ser completamente democratizada. Existen diversos proyectos que buscan dar a conocer la fabricación aditiva, y más concretamente dentro del campo de la alimentación. Una de estas personas es: Lynette Kucsma, CEO y cofundadora de Natural Machines. Ella piensa que la impresión 3D de alimentos ayudará especialmente a que podamos comenzar a comer mejor y con menos alimentos procesados. La cofundadora de Natural Machines enfatiza repetidamente las diferentes oportunidades de la impresión 3D de alimentos. Por encima de todo, habría nuevas oportunidades para que los usuarios traten con su comida. Se pueden crear productos más innovadores con nuevos perfiles de sabor, y tanto la salud del usuario como el medio ambiente podrían beneficiarse de la nueva tecnología.
Impresión 3D de alimentos ¿ventajas para la salud?
La dieta que seguimos diariamente tiene un gran impacto en nuestra salud. En los tiempos modernos, tendemos a prestar mucha más atención a nuestra dieta, sin embargo, los restaurantes de comida rápida se están volviendo más populares, los niños desafían el brócoli y, a menudo, no consumimos los nutrientes que necesitamos. Con esta diferencia, Lynette Kucsma establece su enfoque especial con su impresora 3D: Foodini. «La gente volverá a estar más interesada en lo que comen exactamente», explica. Ha tenido experiencias bastante positivas, especialmente con sus hijos al tener la Foodini en casa. Mientras que las espinacas normales se comen a regañadientes, son mucho más atractivas para los niños en forma de pequeños dinosaurios. A pesar de que sabían lo que estaban comiendo, la espinaca se consumió rápidamente en una nueva forma.
Tanto la tecnología como las personas aún no están listas para tener una impresora de alimentos en 3D en la cocina, pero para quienes estén realmente interesados, es solo una cuestión de tiempo. ¿Qué piensas de los desarrollos de la impresión 3D de alimentos? Deja tus comentarios.
Impresión 3D de alimentos, ¿Revolución para tu cocina? – 3Dnatives
Aceite de orégano: un aliado natural para la salud con efectos antimicrobianos, múltiples beneficios y propiedades
El orégano, una hierba aromática muy apreciada en la gastronomía de España, esconde mucho más que un delicioso sabor. Además de ser un ingrediente estrella en platos típicos como las pizzas o las pastas, el orégano ha sido utilizado durante siglos como remedio natural gracias a sus múltiples propiedades medicinales.
Según datos de la Fundación Española de la Nutrición (FEN), el orégano es una excelente fuente de nutrientes esenciales como proteínas, hierro, calcio, potasio, magnesio, fósforo, niacina y vitamina A. Pero su verdadero potencial reside en los compuestos fenólicos timol y carvacrol, responsables de su potente función antimicrobiana.
Beneficios del aceite esencial de orégano
El aceite esencial de orégano, obtenido por destilación de hojas y flores de la planta, concentra estos principios activos. Gracias a ello, se ha empleado tradicionalmente para tratar afecciones cutáneas como acné, pie de atleta, verrugas, heridas o psoriasis.
Otro aspecto a destacar es su eficacia como agente antimicrobiano, antiviral y antifúngico. Esto se debe a su alta concentración en fenoles, que le confieren propiedades antisépticas. Algunas investigaciones sugieren que el consumo regular de productos específicos de aceite de hoja de orégano podría ayudar a combatir ciertos parásitos intestinales.
Protege las células
Por si fuera poco, el aceite de orégano destaca por su capacidad antioxidante. Esto significa que ayuda a neutralizar los dañinos radicales libres, protegiendo a las células frente al estrés oxidativo y previniendo así el desarrollo de ciertas enfermedades.
En definitiva, el aceite esencial de orégano es mucho más que un sabroso aderezo: se trata de un valioso aliado para nuestra salud con un amplio abanico de beneficios. Eso sí, conviene recordar que su uso debe ser siempre responsable y guiado por profesionales, ya que los aceites esenciales son sustancias muy concentradas que requieren una correcta dosificación y modo de empleo.
FUENTE: https://www.20minutos.es/noticia/4402720/0/propiedades-aceite-de-oregano-beneficios-4402720/
La ciencia nuclear puede ayudarnos a mejorar el contenido nutricional de las plantas y preservar la salud de los suelos
Tanto nuestra salud como la del planeta dependen de las plantas: estas nos proporcionan el 80 % de los alimentos que ingerimos y el 98 % del oxígeno que respiramos. Aun así, no se las protege lo suficiente y por ello enfrentamos problemas de gran magnitud, como la degradación de los suelos. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), alrededor de un tercio de los suelos del mundo se han deteriorado debido al cambio climático, la polución o prácticas agrícolas deficientes e insostenibles. Según esa organización, cada año se degradan unos 50 000 kilómetros cuadrados, una superficie tan grande como la de Costa Rica.
El suelo es “fértil” cuando proporciona nutrientes esenciales a las plantas y cuenta con condiciones químicas, físicas y biológicas favorables para su crecimiento. Las plantas necesitan 18 nutrientes esenciales para su propio desarrollo y para producir alimentos saludables; 3 de ellos provienen de la atmósfera y son absorbidos durante la fotosíntesis y los otros 15 provienen del suelo. Por desgracia, muchas de las prácticas agrícolas actuales suponen un cultivo constante que no prevé la reposición de los nutrientes que los cultivos han absorbido del suelo, lo que provoca una disminución gradual de su fertilidad.
Por fortuna, los científicos pueden generar datos que ayudan a contrarrestar este problema. Mediante técnicas nucleares o isotópicas, pueden reunir información cuantitativa fiable sobre la salud y la calidad del suelo, que es de gran utilidad a la hora de formular políticas adecuadas de ordenación y preservación de tierras agrícolas y de adaptación a los efectos del cambio climático.
Mediante el análisis de los isótopos del carbono, el nitrógeno, el fósforo y otros elementos, los científicos pueden calcular la cantidad exacta de fertilizante que las plantas necesitan en determinado entorno. De hecho, cuando se usa demasiado fertilizante el cultivo tiene menor rendimiento y genera más emisiones de gases de efecto invernadero. Estos expertos pueden redactar orientaciones para los agricultores sobre la composición, la dosis y la frecuencia de uso de los fertilizantes. Gracias a este tipo de estudios, se ha mejorado la producción agrícola y se ha contribuido a la lucha contra el hambre y la malnutrición en todo el mundo, en particular en regiones en donde hay escasez de alimentos.
El Centro Conjunto FAO/OIEA promueve el uso de las tecnologías nucleares y de base nuclear en la alimentación y la agricultura mediante actividades de investigación y desarrollo adaptativos en sus laboratorios de Seibersdorf (Austria) y proyectos coordinados de investigación en los que participan cientos de instituciones de investigación y estaciones experimentales.