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¿Es real la comida que aparece en series y películas? El papel fundamental del asesor gastronómico para elaborar las recetas más icónicas del cine
La tarta de chocolate de Matilda, las gambas de Forrest Gump, la hamburguesa de Pulp Fiction o el strudel de Malditos Bastardos. ¿Por qué la comida que aparece en series y películas nos abre tanto el apetito? Y, lo que es más importante, ¿es siempre comida de verdad? Carlos Brioso, tiktoker experto en cine y dueño de una productora, ha respondido a esta pregunta a través de sus redes sociales, explicando a fondo todo lo que pasa tras los fogones de grandes producciones como The Bear, la serie de Disney+ que ha traído el mundo de la cocina a muchos de nosotros.
“Hoy en día se pueden hacer muy buenos ficticios de comida”, asegura el tiktoker. Sin embargo, hay muchas razones por las que los directores prefieren utilizar comida real en sus rodajes. Por un lado, la interacción de los actores con la comida: “Si un actor lo tiene que comer ya no puede ser un ficticio”, explica Carlos Brioso.
Pero la comida en pantalla no solo se come, también se cocina. En series y películas inspiradas en restaurantes o bares, así como en aquellas escenas en las que un personaje aparece con las manos en la masa, los alimentos toman un gran protagonismo. “Por bueno que pueda ser un ficticio, no reacciona bien a la manipulación. Están bien de aspecto, pero no puedes picarlos, trocearlos, cocerlos o ponerlos a la plancha. Porque solo la comida se comporta como comida”, explica en su vídeo.
Otras razones son mucho más prácticas y tienen que ver con un tema económico. Los alimentos ficticios son mucho más caros que la comida real, por lo que muchos directores o productores apuestan por esta última opción. No obstante, hay excepciones. Los alimentos ficticios “salen a cuenta cuando los vas a necesitar mucho tiempo y les vas a sacar mucho partido porque la ventaja es que siempre tienen un aspecto perfecto o cuando realmente no puedes usar comida real”, aclara en su vídeo el productor.
Es común utilizar sustitutos como cubitos de hielo de plástico que sustituyen a la versión real para que no se derritan durante las horas de rodaje. Sucede también con la comida de fondo que aparece en escenas de distinto tipo, alimentos que no son imprescindibles ni aparecen en un primer plano.
En películas y series donde la cocina es la protagonista, es común que los directores cuenten con un asesor gastronómico o asesor culinario, un chef o cocinero experto que aconseja al equipo sobre cuestiones de alimentación.
- Nada: la miniserie de ficción de cinco capítulos Nada narra la historia de un crítico gastronómico acorralado por la falta de recursos y la muerte de su empleada doméstica y cuenta con Robert De Niro como artista invitado. La chef Narda Lepes, galardonada como la Mejor Chef Mujer de América Latina en 2020, fue la asesora gastronómica de la miniserie.
- Hannibal: el chef asturiano José Andrés ayudó a los creadores de la película sobre Hannibal Lecter a crear la comida que disfrutaría el caníbal. La versión televisiva que elaboró la cadena NBC sobre el famoso Hannibal Lecter tuvo referencias al chef francés Auguste Escoffier, a vinos exquisitos y muy exclusivos, así como escenas con distintos platos.
Luces, cámara, nutrición: “Se han cambiado planes de rodaje de películas por no pensar en el asesoramiento nutricional”
‘Infobae España’ se acerca a las dietas más extremas del cine de la mano de Ángela Quintas, experta en nutrición y asesora en películas de Almodóvar, Daniel Sánchez Arévalo y Alberto Rodríguez
Pensar en cine es observar una orquesta. Una función perfectamente sincronizada que cede un espacio propio a cada actor -en el sentido literal y figurado- y que a su vez brilla por la armonía del conjunto. La suma de los trabajos individuales resulta en una obra colectiva en la que ningún instrumento puede permitirse desafinar. Esta es parte de la magia del cine: lo que no se ve, pero está.
Entre todo el equipo que conforma una productora audiovisual existe un rol quizá no tan considerado por el público, pero con la capacidad de influir en la toma de decisiones tan fundamentales como la de decantarse por una u otra actriz para una película. Se trata de los asesores nutricionales, que acompañan a los actores antes, durante y después del rodaje.
Ángela Quintas forma parte de este mundo desde hace 15 años, en el que se estrenó asesorando a Antonio de la Torre para la película Gordos (2009) en su proceso de ganar 40 kilos. Quintas es química clínica experta en nutrición y microbiota y desde su consulta en Madrid o de forma online ayuda a quienes buscan transformar sus hábitos alimenticios y su estilo de vida. Además, es colaboradora desde hace siete años en el programa A vivir, que son dos días de Cadena SER y autora de varios libros. El último, SuperPedorro (Timun Mas Infantil, 2023), un cuento sobre la microbiota intestinal.
Entre colaboraciones y consultas, Quintas ha trabajado como asesora nutricional en más de una decena de películas, algunas de ellas dirigidas por Pedro Almodóvar, Alejandro Amenábar, Leticia Dolera, Daniel Sánchez Arévalo o Alberto Rodríguez. También lo ha hecho con varias series: su trabajo más reciente es el plan nutricional de Candela Peña para elEl caso Asunta.
Así se realiza un asesoramiento nutricional de cine
En un primer momento, la productora comunica cuál es la idea inicial, que en ocasiones no puede materializarse. “No se puede hacer que un actor esté muy delgado, suba de peso y luego vuelva a bajar en cuestión de dos semanas. Se han cambiado planes de rodaje porque no se había pensado en el asesoramiento nutricional”, asegura Quintas para Infobae España.
Entonces, el equipo de asesores tiene la labor de estudiar si realmente es recomendable que un actor cambie de peso de forma extrema, ya sea por su historial clínico o porque padece alguna patología. “Hay veces en los que el cuerpo del actor ya no puede más. Fue el caso de Carlos Santos en El hombre de las mil caras. Carlos me decía que no podía seguir comiendo más porque ese no era su cuerpo, y tuvimos que parar. En Gordos también nos pasó con Raúl Arévalo, que en principio tenía que subir mucho peso. Llegó un momento en el que enfermaba y perdía los kilos que había ganado, su cuerpo rechaza ese peso”, explica.
El ejemplo paradigmático de una subida de peso extrema fue con De la Torre y sus 40 kilos en Gordos. En esta comedia dramática, el dos veces ganador del Premio Goya llegó a pesar 102 kilos bajo la supervisión del equipo de Quintas. Al inicio, lo que se hizo fue bajarle de peso (fueron las primeras escenas que se rodaron) para posteriormente hacerle ganar los kilos. Según la experta, “el problema es que cuando se va a subir de peso a un actor, se piensa que se le va a poner a comer como si no hubiera un mañana, pero esto no funciona así”. “Con Antonio incluso tuvimos que parar de grabar para estabilizar sus analíticas y proteger su salud”, cuenta.
Sin embargo, el asesoramiento nutricional en los actores no solo se da cuando han de ganar varios kilos, pues este acompañamiento también ocurre a la inversa. En El fotógrafo de Mauthausen, Mario Casas perdió 12 kilos para encarnar la historia real de un fotógrafo catalán que fue capturado y enviado al campo de concentración nazi. Quintas asegura que tuvieron que hacerle algunas pruebas a Casas para decidir si seguir o no adelante con el proyecto: “A veces los actores entran en un estado en el que se meten demasiado en el personaje, pero hay unos límites”.
Otros cambios extremos: de Christian Bale a ‘La sociedad de la nieve’
Hablar de cambios físicos extremos en el cine es darle un lugar especial a Christian Bale. El británico ha logrado ganarse el respeto del público por sus drásticos cambios físicos en películas como El Maquinista, en la que perdió más de 25 kilos para interpretar a Trevor Reznik. Un papel para el que llegó a pesar tan solo 54 kilos, a pesar de la intención inicial del propio actor de alcanzar los 45.
Quedarse en 54 kilos midiendo más de 180 centímetros es, indudablemente, una situación extrema. Más teniendo en cuenta que solo unos meses después Bale comenzó con el rodaje de Batman, para el que necesitó ganar más de 40 kilos de músculo. En palabras de Christopher Nolan, era “una especie de oso pardo”.
El cambio físico que experimentó Brendan Fraser en The Whalele granjeó el Óscar al Mejor actor en 2023. Tras años lejos de los focos, Fraser volvió a la gran pantalla para dar vida a un profesor de literatura con obesidad mórbida. Para el papel, el estadounidense engordó hasta los 130 kilos, aunque llegó a simular 270 gracias a unas prótesis y un trabajo de maquillaje que tardaba ocho horas en quitarse y ponerse.
El último film que, entre otras cosas, destaca por los extremos cambios físicos de su reparto es La sociedad de la nievedel director J. A. Bayona, cuyo asesoramiento estuvo a cargo de los nutricionistas cordobeses Antonio Escribano padre e hijo. El uruguayo Enzo Vogrincic, que en la película interpretaba a Numa Turcatti, siguió una dieta basada en una lata de atún y una mandarina al día que le hizo perder 23 kilos.
Enfocar las vulnerabilidades
Lo cierto es que este acompañamiento nutricional se intensifica en aquellos papeles que requieren que los actores o las actrices engorden o adelgacen de forma extrema en un corto periodo de tiempo. No obstante, existen otros papeles igualmente delicados que requieren de una mirada amable. Dar vida a una enfermedad a través de la nutrición es otro de los grandes retos de esta industria. Por ejemplo, encarnar el cuerpo de una persona con anorexia.
Este era el desafío de Ángela Quintas y su equipo para la serie Madres, en la que Carla Díaz personifica a Elsa, una adolescente anoréxica. En este tipo de casos, el vestuario y maquillaje también resultan esenciales. “Mientras ella va bajando de peso se le va poniendo un pijama de hospital cada vez más grande, de tal manera que parece que está todavía más delgada. Con todo eso se juega y al final es muy bonito porque formamos parte del equipo que va construyendo la historia”, concluye.
4 películas que van a hacer que cambies tu alimentación.
No es sólo una frase hecha: que una imagen vale más que mil palabras es una realidad que corroboramos todos los días. Pueden hablarnos durante meses de las pésimas condiciones de vida de las vacas, del drama de la soja, del estrés al que están expuestos los pollos en las granjas y de los daños que provoca el consumo excesivo de azúcar. Pero hasta que no lo vemos con nuestros propios ojos, la teoría es una simple nebulosa que se pierde en la sobredosis de información que recibimos a diario. El siglo XXI es la era de lo visual, todo, desde un plato de comida hasta los pensamientos más complejos se condensan en una imagen. En esta nota, te recomendamos 4 películas que van a servirte como puntapié para cuestionar la alimentación y empezar a mirar la industria con otros ojos.
La comida importa, Australia, 2008. Trailer oficial disponible en YouTube
“El alimento será tu medicina” decían hace miles de años los orientales. ¿Cuánto hay de cierto en el dicho popular? ¿Puede la comida curar enfermedades graves? ¿Tu dieta diaria es capaz de cambiarte la vida? En este documental, a través de una serie de entrevistas a médicos, científicos y nutricionistas de todo el mundo, se busca comprender cómo le afecta a nuestro organismo lo que comemos y de qué manera una buena alimentación no sólo preserva la salud sino que modifica diagnósticos médicos terminales. Ideal para tomar conciencia, incorporar los superalimentos y luchar desde la propia cocina contra el lobby del azúcar.
Food Choices, EE.UU, 2016. Disponible en Netflix
Salir de compras y elegir qué comer, esconde un sinfín de componentes: la manipulación que ejerce la publicidad, el cuidado del medioambiente, la micro y macro economía, nuestra salud y la vida de las otras especies están en juego cada vez que decidimos si almorzamos una ensalada, un plato de ravioles, un churrasco o unas croquetas congeladas. Este documental cuestiona la alimentación en relación a la contaminación, el cambio climático y la conciencia ambiental. ¿Qué comían nuestros antepasados? ¿Eran más sanos que nosotros? ¿Cómo se puede modificar la dieta diaria sin caer en la infelicidad del paladar? ¿Cómo elegir lo correcto? ¿Qué es comer bien?
Okja, Corea/ EE.UU, 2017. Disponible en Netflix
Es una película coreana de género fantástico. Cuenta la historia de una niña y un cerdo gigante llamado Okja que viven en una idílica montaña rodeada de valles. Todo se complica cuando los representantes de Mirando Corporation, una multinacional que intenta revolucionar la industria de la carne, se lleva a Okja a Nueva York para llevar adelante un siniestro plan. Aunque parezca una simpática historia para niños, la película muestra la oscura realidad de los mataderos y la perversidad de las grandes empresas. No es apta para mirar antes de un asado. Vas a querer hacerte vegano.
Sugar vs fat, Reino Unido, 2014. Disponible en Netflix
¿Qué es peor: matarte a tortas y alfajores, o comer montañas de salchichas y papas fritas? Seguro más de una vez te habrás preguntado si el verdadero enemigo de la salud es la azúcar, como tantos aseguran, o las grasas encargadas de aumentar el colesterol. Para determinarlo, la BBC hizo este documental basándose en un experimento: dos gemelos, ambos médicos, se sometieron a un mes de dieta drástica. Uno de ellos comió casi todo grasas y nada de hidratos de carbono; el otro una dieta rica en hidratos y azúcar pero con un aporte ínfimo de grasas. La experiencia de los hermanos sirve para entender un poco más cómo funcionan las dietas extremas y cómo se desencadenan los principales problemas de salud en la actualidad.
Fuente: La Nación
4 películas que van a hacer que cambies tu alimentación – LA NACION
Un apetito de película
Casi como si se tratase de un manual, antes de sentarse en sus butacas a disfrutar de una película en el cine, la mayoría de los espectadores tiene una regla de oro: comprar palomitas. Pero, ¿por qué se despierta el apetito de manera intensa mientras vemos una película?
El fenómeno de sentir hambre mientras disfrutamos de una película en la pantalla grande tiene mucho que ver con el entorno en el que comemos. Destaca que la disminución de la iluminación nos induce a estar más relajados, y en ese estado tendemos a consumir más porque la preocupación por la cantidad de comida que ingerimos se desvanece, no le prestamos atención
También, hay estudios que demuestran que, en ambientes con poca luz, las personas tienden a optar por comidas más ‘indulgentes’ en lugar de saludables. Esta tendencia se amplifica en el cine, donde la distracción con la trama en pantalla juega un papel adicional. Es aquí donde las palomitas de maíz, un snack poco atractivo en otros lugares, se convierten en un capricho reconfortante. Del que siempre queremos más.
En un estudio, se descubrió que en condiciones de poca luz, los alimentos con un único matiz de sabor, como dulce o salado, saben mejor que cuando están iluminados. Además, una temperatura baja consigue que queramos comer más, puesto que el frío consume nuestras reservas de energía y hace que el cerebro envíe señales en busca de más calorías.
Finalmente, otro aspecto que puede influir, tal y como dijo profesora de estudios de comunicación en la Universidad Bautista de Hong Kong «Las acciones de los personajes de las películas, particularmente cuando están comiendo, crean patrones en la forma en que come la audiencia». (Se trata de un efecto de imitación.)
Cine y seguridad alimentaria
Los medios audiovisuales son un excelente vehículo de transmisión de buenas prácticas de manipulación y formación básica en el campo de la seguridad alimentaria.
Aprendemos de lo que vemos, y más si lo vemos reiteradamente, de ahí la importancia de los medios audiovisuales como vehículo de transmisión de hábitos y modelos de comportamiento.
Los programas de contenido gastronómico han pasado de ser un fenómeno social a convertirse en un contenido casi obligatorio en los canales de televisión. Convivimos y aprendemos de ellos recetas tradicionales y nuevas formas de cocinar pero también hábitos y maneras de comportamiento en la cocina correctos o erróneos que determinarán en buena medida nuestro nivel de seguridad alimentaria. La gran mayoría, bien asesorados, ofrecen una adecuada imagen de lo que debe ser la seguridad alimentaria en una cocina. Y aunque su contenido no es estrictamente infantil, las encuestas muestran cómo los programas de cocina son uno de los más vistos por los pequeños de la casa, siendo en la mayoría de los casos su primer contacto con el mundo de la gastronomía.
El cine actual ha acogido la gastronomía como uno de sus temas más recurrentes. Películas comerciales, tanto nacionales como internacionales, como «Sin reservas», de Scott Hicks (remake de «Deliciosa Marta», de Sandra Nettelbeck), «Fuera de carta», de Nacho G. Velilla, junto a producciones más antiguas como «American cuisine», de Jean-Yves Pitoun o «Como agua para chocolate», basada en la novela homónima de Laura Esquivel, giran en torno al mundo de los fogones. Un género que ha sorprendido por su gran aceptación entre el público tanto profesional como aficionado es el documental gastronómico, un cine más especializado y en el que se ofrece una visión realista del mundo de la gastronomía. Otras cintas con distintos argumentos recogen escenas memorables relacionadas con la cocina, es el caso de «Blade Runner» en la que se muestran unos inquietantes puestos volantes de comida asiática o la más cercana «Todos a la cárcel» de Berlanga, en la que se elabora una peculiar paella.
En definitiva, la mayoría de las películas con temática gastronómica contratan los servicios de consultores que les ilustran sobre diferentes técnicas y nomenclaturas culinarias, al igual que los programas de cocina que cuentan con personal especializado, aunque quizás los temas de seguridad alimentaria no ocupan dentro del ranking de importancia el lugar que deberían.
https://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/cine-y-seguridad-alimentaria.html