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Sodio en la dieta
El sodio es un elemento que el cuerpo necesita para funcionar correctamente. La sal contiene sodio.
Funciones
El cuerpo utiliza el sodio para controlar la presión arterial y el volumen sanguíneo. El cuerpo también necesita sodio para que los músculos y los nervios funcionen apropiadamente.
Fuentes alimenticias
El sodio se presenta de manera natural en la mayoría de los alimentos. La forma más común de sodio es el cloruro de sodio, que es la sal de cocina. La leche, las remolachas y el apio también contienen sodio en forma natural. El agua potable también contiene sodio, pero la cantidad depende de la fuente.
El sodio también se añade a muchos productos alimenticios. Algunas de estas formas son: glutamato monosódico (GMS), nitrito de sodio, sacarina de sodio, polvo para hornear (bicarbonato de sodio) y benzoato de sodio. Estos se encuentran en artículos como la salsa Worcestershire, la salsa de soya (soja), la sal de cebolla, la sal de ajo y los cubos de caldo concentrado.
Las carnes procesadas, como el tocino, los embutidos y el jamón junto con las sopas y verduras enlatadas, también contienen sodio agregado. Los productos horneados procesados como las galletas empacadas, los pastelitos y las rosquillas también suelen tener un alto contenido de sodio. Por lo general, las comidas rápidas tienen un contenido alto de sodio.
Efectos secundarios
Demasiado sodio en la dieta puede llevar a:
- Presión arterial alta en algunas personas
- Una acumulación grave de líquido en personas con insuficiencia cardíaca, cirrosis hepática o enfermedad renal
Recomendaciones
El sodio en la dieta (llamado sodio dietético) se mide en miligramos (mg). La sal de mesa contiene 40% de sodio. Una cucharadita (5 mililitros) de sal de mesa contiene 2,300 mg de sodio.
Los adultos sanos debieran limitar la ingesta de sodio a 2,300 mg por día. Los adultos que sufran de presión arterial alta no deberían consumir más de 1,500 mg por día. Las personas que padecen insuficiencia cardíaca congestiva, cirrosis hepática y enfermedad renal pueden necesitar cantidades más bajas.
No hay restricciones de sodio específicas para bebés, niños y adolescentes. Sin embargo, se han establecido ciertos niveles de ingesta diaria adecuada para un crecimiento saludable.
- Bebés menores de 6 meses: 110 mg
- Bebés de 6 a 12 meses de edad: 370 mg
- Niños de 1 a 3 años de edad: 800 mg
- Niños de 4 a 8 años de edad: 1,000 mg
- Niños y adolescentes de 9 a 13 años de edad: 1,200 mg
- Niños y adolescentes de 14 a 18 años de edad: 1,500 mg
Fibra
Es una sustancia que se encuentra en las plantas. La fibra vegetal, que es el tipo de fibra que se puede comer, se encuentra en las frutas, las verduras y los granos, y es una parte importante de una dieta saludable
Funciones
La fibra vegetal le agrega volumen a la dieta y, dado que hace que usted se sienta lleno más rápidamente, puede ayudarle a controlar el peso. La fibra igualmente ayuda a la digestión y a prevenir el estreñimiento. Algunas veces, se utiliza para el tratamiento de diverticulosis, diabetes y cardiopatía.
Fuentes alimenticias
Hay dos tipos de fibra: soluble e insoluble.
La fibra soluble atrae agua y la convierte en gel durante la digestión, haciendo que el proceso digestivo sea lento. La fibra soluble se encuentra en el salvado de avena, la cebada, las nueces, las semillas, los fríjoles, las lentejas, las arvejas y algunas frutas y verduras. Se ha comprobado científicamente que este tipo de fibra reduce el colesterol, lo cual puede ayudar a prevenir una cardiopatía.
La fibra insoluble se encuentra en alimentos como el salvado de trigo, las verduras y los granos integrales. Este tipo de fibra parece acelerar el paso de los alimentos a través del estómago y de los intestinos, y le agrega volumen a las heces.
Efectos secundarios
El consumo de grandes cantidades de fibra en un corto período de tiempo puede producir gases intestinales (flatulencia), distensión y cólicos abdominales. Este problema con frecuencia desaparece una vez que las bacterias naturales del aparato digestivo se acostumbran al aumento de la fibra en la dieta. El hecho de agregarle fibra a la dieta en forma gradual, en lugar de toda a la vez, puede ayudar a reducir los gases o la diarrea.
Demasiada fibra puede interferir con la absorción de minerales como el hierro, el zinc, el magnesio y el calcio. En la mayoría de los casos, esto no causa demasiada preocupación, debido a que los alimentos con alto contenido de fibra tienden a ser ricos en minerales.
Recomendaciones
En promedio, los estadounidenses actualmente consumen alrededor de 16 gramos de fibra al día. La recomendación para los niños mayores, adolescentes y adultos es comer de 20 a 35 gramos de fibra al día. Los niños menores no pueden ingerir las calorías suficientes para alcanzar esta cantidad, pero es una buena idea introducir granos integrales, frutas frescas y otros alimentos ricos en fibra.
Para garantizar que se ingiera fibra suficiente, consuma una variedad de alimentos, como:
- Cereales
- Fríjoles y arvejas secas
- Frutas
- Verduras
- Granos integrales
Agregue fibra gradualmente en un período de unas cuantas semanas para evitar la molestia abdominal. El agua ayuda al paso de la fibra a través del aparato digestivo. Tome mucho líquido (aproximadamente ocho vasos de agua o líquidos no calóricos al día).
Quitar la cáscara de frutas y verduras reduce la cantidad de fibra que usted obtiene del alimento. Los alimentos ricos en fibra ofrecen beneficios saludables cuando se comen crudos o cocidos.
Cómo bajar su colesterol con dieta
Introducción
¿Qué es el colesterol?
El colesterol es una sustancia cerosa parecida a la grasa que se encuentra en todas las células del cuerpo. Su cuerpo necesita algo de colesterol para funcionar bien. Pero si tiene demasiado en su sangre, se puede pegar en las paredes de sus arterias, estrechándolas o incluso bloqueándolas. Esto lo pone en riesgo de enfermedad de las arterias coronarias y otras enfermedades del corazón.
El colesterol se produce en el hígado. Viaja por la sangre en proteínas llamadas lipoproteínas. Un tipo de lipoproteína, el colesterol de baja densidad, o LDL por su sigla en inglés, a veces es llamado colesterol «malo». Un nivel alto de LDL lleva a una acumulación de placa en las arterias. El colesterol de alta densidad, o HDL en inglés, en ocasiones se llama colesterol «bueno». Transporta el colesterol de otras partes del cuerpo de vuelta al hígado, donde se elimina.
¿Cuáles son los tratamientos para el colesterol alto?
Los principales tratamientos para el colesterol alto son cambios de estilo de vida saludables para su corazón y medicamentos. Los cambios en el estilo de vida incluyen una dieta saludable, control del peso y actividad física regular.
¿Cómo puedo bajar el colesterol con la dieta?
Los cambios de estilo de vida que son saludables para el corazón incluyen una dieta para reducir el colesterol. El plan de alimentación DASH es un ejemplo. Otra es la dieta de cambios terapéuticos en el estilo de vida, la que recomienda que usted:
Elija grasas más saludables: Debe limitar tanto la grasa total como la grasa saturada. No más del 25 al 35% de sus calorías diarias deben provenir de las grasas en la dieta, y menos del 7% de sus calorías diarias deben provenir de grasas saturadas. Dependiendo de la cantidad de calorías que consume por día, estas son las cantidades máximas de grasas saturadas que debe comer:
Calorías diarias | Grasa saturada |
---|---|
1,200 | 8 gramos |
1,500 | 10 gramos |
2,000 | 13 gramos |
2,500 | 17 gramos |
La grasa saturada es una grasa dañina porque sube su nivel de colesterol malo (LDL) más que cualquier otra cosa en su dieta. Se encuentra en algunas carnes, productos lácteos, chocolate, productos horneados y alimentos procesados y fritos.
En lugar de estas grasas saturadas, cámbielas por alimentos con grasas más saludables, como las carnes magras, nueces y aceites insaturados como aceites de canola, oliva y cártamo.
Limite los alimentos con colesterol: Si está tratando de bajar su colesterol, debe consumir menos de 200 mg al día. El colesterol se encuentra en alimentos de origen animal como el hígado y otras vísceras, yemas de huevo, camarones y productos lácteos de leche entera.
Coma mucha fibra soluble: Los alimentos ricos en fibra soluble ayudan a evitar que el tracto digestivo absorba el colesterol. Debe tratar de consumir de 10 a 25 gramos por día. Los alimentos con alto contenido de fibra soluble incluyen:
- Cereales de grano entero como la avena y el salvado de avena
- Frutas como manzanas, plátanos, naranjas, peras y ciruelas
- Legumbres como frijoles, lentejas, garbanzos, frijoles de carete y habas
Consuma muchas frutas y verduras: Son fuentes importantes de vitaminas, fibra y otros nutrientes.
Aumente los estanoles y esteroles vegetales en su dieta: Estas sustancias también ayudan a evitar que el tracto digestivo absorba el colesterol. Debe intentar consumir dos gramos al día. Se pueden encontrar en cereales integrales, frutos secos, legumbres y aceites, como de oliva y de aguacate (avocado). También se añaden a algunos alimentos, como ciertos tipos de jugo de naranja, margarina y pan.
Consuma alimentos de pescado con alto contenido de ácidos grasos omega-3: Estas grasas especiales pueden reducir los niveles de LDL y triglicéridos. También pueden ayudar a controlar la presión arterial y bajar el riesgo de sufrir problemas con el ritmo cardíaco. Si tiene una enfermedad cardíaca, pueden reducir su riesgo de sufrir un ataque cardíaco. Los ácidos grasos omega-3 se pueden encontrar en:
- Pescados como salmón, atún (enlatado o fresco) y caballa. La mayoría de las personas deberían intentar comer estos pescados dos veces por semana. Pero si está embarazada o amamantando, debe evitar el pescado que pueda tener un alto contenido de mercurio, como la caballa
- Fuentes vegetales como nueces, linaza, semillas de chía y aceites de canola y soja. Sin embargo, éstos tienen cantidades menores de ácidos omega-3 que las fuentes de pescado
- Alimentos fortificados, como ciertas marcas de huevos, yogur, jugos, leche, bebidas de soja y fórmulas infantiles
Limite la sal: Debe intentar limitar la cantidad de sodio (sal) que consume a no más de 2,300 miligramos (aproximadamente una cucharadita de sal) por día. Eso incluye toda la sal que consume, ya sea que se haya agregado en la preparación de alimentos, la que usa en la mesa, o que ya esté presente en los productos alimenticios. Limitar la sal no reducirá el colesterol, pero puede bajar el riesgo de enfermedades cardíacas al ayudar a reducir la presión arterial. Puede comer menos la sal eligiendo alimentos con bajo contenido de sal y «sin sal agregada», además de preferir condimentos en la mesa o al cocinar.
Limite el alcohol: El alcohol añade calorías adicionales, las que pueden llevar a subir de peso. Tener sobrepeso puede elevar su nivel de colesterol malo y bajar su nivel de colesterol bueno. Demasiado alcohol también puede aumentar su riesgo de enfermedades del corazón, porque puede elevar su presión arterial y el nivel de triglicéridos. Lo mejor es no beber, pero si lo hace:
https://medlineplus.gov/spanish/howtolowercholesterolwithdiet.html
Más del 75% de los alimentos anunciados en la tele española en horario infantil no son sanos
Una investigación del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete y el Instituto de Salud Carlos III evidencia que los menores no están protegidos frente a este tipo de publicidad
Los efectos de la publicidad de alimentos malsanos en la salud de los más pequeños está sobradamente demostrado: generan un mayor consumo y aumentan la preferencia de niñas y niños por esta clase de productos. Pero en España los ciudadanos más jóvenes aún están desprotegidos frente a este tipo de anuncios.
Un nuevo estudio del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete y la Escuela Nacional de Salud Pública en el Instituto de Salud Carlos III ha concluido que el 76,3 % de los alimentos anunciados en la televisión española en horario infantil no son saludables. El dato es preocupante, porque este tipo de anuncios influyen más a los pequeños, que son una población vulnerable, señala el nutricionista Aitor Sánchez. «Los niños no son capaces de detectar las estrategias de publicidad como los adultos».
Más del 30 % de la población infantil en edad escolar padece sobrepeso
En España, más del 30 % de la población infantil en edad escolar sufre sobrepeso y el 10 por ciento obesidad. Para disminuir esta cifra el Ministerio de Sanidad firmó un acuerdo de colaboración en 2017 con la industria alimentaria para reducir una media del 10 por ciento de azúcares, grasas saturadas y sal de alimentos y bebidas, aunque los refrescos quedaron fuera del pacto.
Precisamente, esta investigación tenía como objetivo comparar el antes y el después de la puesta en marcha del plan, y para ello analizaron alimentos anunciados en la televisión en horario infantil. Pero a pesar de que se observó una menor presencia de grasas y azúcares, las diferencias fueron insignificantes: el tanto por ciento de productos insanos publicitados varió del 76,9% en 2017 al 75,8% en 2020.
Actualmente, la única regulación que existe en España para este tipo de publicidad es el Código PAOS, pero los expertos insisten continuamente en que es insuficiente y que es necesario que los criterios de restricción sean más estrictos. Se trata de un marco de autorregulación, es decir, una serie de reglas que guían a las compañías, pero que no son de obligado cumplimiento, «pero la evidencia dice que la autorregulación publicitaria no funciona. Solo es una medida para que parezca que está regulado», critica Sánchez. «Desde que se puso en marcha no ha habido a penas sanciones, porque las reglas son extremadamente laxas».
Cerca del 90 % de los adolescentes tienen que mejorar la calidad de la dieta
Los datos forman parte de un estudio del proyecto DESKcohort, que analiza los hábitos de salud de jóvenes de la Cataluña Central
El 94 % de los chicos y el 89 % de las chicas de la Cataluña Central consumen fruta, verdura, cereales, leche y derivados lácteos con menos frecuencia de la que recomiendan las guías alimentarias de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria. Por el contrario, comen carnes procesadas, dulces, refrescos y aperitivos más a menudo de lo que establecen las mismas recomendaciones, motivo por el cual consumen alimentos con alto contenido en grasas saturadas, sal y azúcares añadidos. El resultado de estos hábitos de consumo es que la dieta de estos y estas jóvenes tiene un alto contenido energético y un bajo valor nutricional.
Esta es la principal conclusión del estudio publicado en abierto en la revista Nutrients. Los datos utilizados para elaborar el estudio forman parte de las 7.319 encuestas que se hicieron a jóvenes de entre 12 y 18 años escolarizados en 65 centros de la Cataluña Central durante el curso académico 2019-2020. Con Ester Colillas Malet como investigadora principal.
Según Ester Colillas, investigadora principal del estudio, el análisis de los datos que se recogen en el estudio permite concluir que «una peor calidad de la dieta se asocia a características sociodemográficas tales como ser chico, que los progenitores tengan un menor nivel educativo y tener un peor rendimiento académico. En el caso de las chicas, además, se suma como factor condicionante presentar un estado de ánimo bajo«. Los datos constatan también que consumir alcohol y/o tabaco y hacer un uso problemático del móvil incide también en la calidad de la dieta, y lo hace negativamente.
A pesar de que tanto los chicos como las chicas tienen una dieta de baja calidad, los datos son peores en el caso de los chicos. Según las investigadoras, esto podría estar relacionado con una mayor preocupación por parte de las chicas en cuanto a la relación entre dieta, salud e impacto en el cuerpo, y también por un mayor interés y conocimiento acerca de cuestiones nutricionales.
Por otro lado, en cuanto a las chicas, la relación entre el bajo estado de ánimo y la calidad de la dieta es coherente con otros estudios que muestran una relación entre el género y las motivaciones emocionales en la elección de alimentos para hacer frente al estrés, o como consuelo cuando la persona está deprimida.
La influencia del nivel de estudios de los progenitores en la dieta
En cuanto a la relación entre la educación de los progenitores y la calidad de la dieta, las conclusiones del estudio coinciden con otros trabajos que también evidencian que un mayor nivel de estudios de los progenitores se relaciona con la adopción de conductas alimentarias más saludables, concretamente en lo relativo al consumo de frutas y verduras. El bajo consumo de frutas y verduras también se relaciona con un bajo rendimiento académico, según la evidencia científica.
Hábitos tóxicos como el consumo de alcohol y tabaco, el uso problemático de tecnologías como el móvil y el incumplimiento de recomendaciones sobre actividad física se relacionan también con una peor calidad de la dieta de los jóvenes.
Los resultados del estudio constatan la necesidad de incidir en los hábitos alimentarios de las personas jóvenes. La adolescencia, explica Ester Colillas, «es un periodo clave para consolidar estilos de vida saludables y hábitos alimentarios adecuados que perduren en la edad adulta. Por este motivo es necesario mejorar la calidad de la dieta de la mayoría de las personas adolescentes a través de programas de promoción de la salud como parte integral del programa educativo de los centros escolares para evitar el aumento de las desigualdades nutricionales y de salud».
https://www.uoc.edu/es/news/2024/las-personas-adolescentes-tienen-que-mejorar-la-calidad-de-la-dieta
El alimento que debes incluir en tu dieta para evitar los resfriados este invierno y combatir las enfermedades respiratorias
El nutricionista Víctor Serrano propone una lista de productos que ofrecen beneficios para afrontar con más fuerza la llegada del frío y la etapa de virus
Llega el frío y con él los virus y los resfriados, que tanto merman la salud de mayores y también de los niños. Estar fuertes es una forma de combatir a los problemas que trae consigo la temporada invernal.
El sistema inmunológico trabaja para proteger al cuerpo contra infecciones, enfermedades y otros agentes dañinos, como bacterias, virus, hongos, parásitos y células anormales, como las cancerígenas. Este sistema actúa como una defensa natural que detecta y elimina amenazas internas y externas al organismo.
Se puede ayudar a este sistema inmunológico a través de los alimentos que se ingieren y el experto en nutrición, Víctor Serrano, ofrece una lista de productos que se pueden introducir de forma sencilla en la dieta con ese motivo.
- En primer lugar, podemos empezar tomando ajo, que el ajo contiene glicina, que es un compuesto activo con propiedades antimicrobianas antivirales y nos ayuda a aumentar la actividad de las células inmunes.
La cúrcuma que es una especia que también tiene efectos inmunoestimulantes y antiinflamatorios.
LAS INFUSIONES TAMBIÉN SUMAN
- El jengibre es otro de los clásicos de este tipo de empresas. «Es un antiinflamatorio natural y también nos ayuda a combatir las infecciones respiratorias y fortalecer nuestras defensas», advierte Serrano.
- El Kéfir. El kéfir tiene que ayuda a la microbiota intestinal. «Es una especie de yogur, que tiene una bacterias que ayuda a mantener en su perfecto estado la flora intestinal».
- Los cítricos también ayudarán a afrontar mejor los contratiempos que llegan con el frío. «Tienen vitamina C, que aumenta la producción de glóbulos blancos. Tenemos como ejemplo la naranja, el limón, el pomelo, la fresa o el kiwi, que entre sus múltiples beneficios también ayudan a estar preparados ante las agresiones víricas».
Lo bueno de los alimentos que pueden fortalecer el organismo, es que hay mucha variedad para que todo el mundo pueda encontrar uno o varios que les sea fácil e incluso sabroso introducir en el día a día. Además, hay grandes clásicos.
- Las espinacas son uno de esos básicos, que sirven para casi todo. «Tienen varios nutrientes, como por ejemplo vitamina C, tienen betacarotenos y antioxidantes y claro, todos ellos aumentan o refuerzan la función del sistema inmune y también nos ayudan a reparar el ADN y las células dañadas».
- Las almendras también fortalecen al cuerpo y a la mente. «De todos los frutos secos, yo diría que es el más completo. Prácticamente lo tiene todo. En este caso destacamos la vitamina E, que es clave para mantener la integridad de las membranas celulares y aumenta la respuesta a esas infecciones virales que se ponen ‘de moda’ en estas fechas».
- El pescado azul. «Es muy bueno, como siempre digo, por el omega 3, que reduce la inflamación, fortalece el sistema inmune y también tiene vitamina D, que la vitamina D junto con el omega 3 aumenta la regulación inmunitaria».
- El té verde. Hay otra infusión que va a beneficiar al trabajo del sistema inmune. «Por ejemplo, es muy rico en catequinas, que es un tipo de antioxidante que también estimula la función del sistema inmune y ayuda a la producción de las células T, que son células que participan en la función inmunitaria».
- La miel. La miel se usa en estos días para mejorar la salud de la garganta, pero tiene más objetivos. «Tiene propiedades antimicrobianas y antivirales».
La papaya, la guayaba, los pimientos rojos o las nueces de Brasil también tienen usos que puede ser compatibles con estar más preparados ante lo que puede llegar con la bajada de temperaturas.
Un sistema inmunológico saludable previene enfermedades autoinmunes (cuando el cuerpo ataca sus propias células) y controla inflamaciones crónicas que pueden contribuir a trastornos como diabetes, enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas.
El alimento japonés que debes comer a diario para adelgazar y retrasar el envejecimiento: está lleno de probióticos
Un estudio demostró cómo este popular alimento podría explicar la longevidad de la población.
La expectativa de vida promedio en el mundo es de73 años, pero existen 10 países que se destacan. Hablamos de Mónaco, Hong Kong, Macao, Liechtenstein, Suiza, Singapur, Italia, Corea del Sur, España y Japón. Son muchos los factores explicativos que influyen en estas poblaciones, pero uno de los más destacados es la alimentación.
En este sentido, «la alimentación es fundamental para la salud y se estima que los factores de riesgo dietéticos a nivel mundial causan 11 millones de muertes y 255 millones de años de vida ajustados por discapacidad anualmente» subraya un estudio de un estudio del Departamento de Salud Pública Global y Atención Primaria de la Universidad de Bergen en Noruega.
En una investigación recientemente publicada en Nature Micriobiology, científicos y estudiosos revelaron cómo las bacterias intestinales son claves para tener una vida larga y saludable y Japón es el ejemplo más claro.
¿Cuál es el alimento japonés que debes comer a diario para adelgazar y retrasar el envejecimiento?
El estudio titulado «Centenarians have a diverse gut virome with the potential to modulate metabolism and promote healthy lifespan», publicado en 2023, se realizó con 176 japoneses con más de 100 años que gozaban de buena salud.
Luego de realizar las pruebas correspondientes, los resultados arrojaron información respecto a los beneficios de los virus en la flora intestinal y su impacto directo en la salud y la longevidad.
Frente a estos nuevos hallazgos, los investigadores concluyeron que existe una relación causal entre la presencia de virus y bacterias en el organismo y la esperanza de vida.
En concreto, el consumo de fermentos, muy populares en la alimentación japonesa, ayudaría a optimizar las bacterias que se encuentran en el cuerpo humano para protegerlo contra las enfermedades.
El alimento japonés que te hará vivir 100 años
Se trata del natto, un alimento japonés muy popular elaborado a base de semillas de soja remojadas en agua que se hierven o se cuecen al vapor.
El secreto del natto para alargar la vida reside en su tratamiento. El mismo consiste en su fermentación, donde la bacteria «Bacillus subtilis var» adquiere protagonismo.
La forma más sencilla de consumir natto es añadirlo al arroz o las legumbres cocidas. Además, con el también pueden elaborarse leches vegetales y batidos.
No las deseches: consumir las cáscaras de estas verduras podría mejorar tu salud
El consumo de algunas pieles y cáscaras vegetales que generalmente terminan en el contenedor de compostaje puede tener beneficios para nuestra salud. Así lo defienden expertos del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL), un proyecto pionero en el desarrollo de ingredientes alimentarios a través de los llamados subproductos que descartamos a diario que aporta soluciones a los problemas de salud derivados del alejamiento de la dieta mediterránea.
Desde este centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), aseguran que cada año descartamos alrededor de 500.000 toneladas de pieles de cebolla o 700.000 de cascarilla de cacao. Si se utilizaran como alimentos, defienden, podrían ser la solución a la falta de fibra que está detrás de los grandes males de salud de nuestra era, como la obesidad.
Cada año descartamos alrededor de 500.000 toneladas de pieles de cebolla o 700.000 de cascarilla de cacao
Las cáscaras marrones de la cebolla son uno de los residuos más comunes de la industria de fabricación de aros de cebolla, sopas o salsas, y la investigadora Vanesa Benítez lleva años estudiándolas. En varios artículos científicos, la experta ha destacado que presentan un elevado nivel de fibra, así como de unas moléculas llamadas polisacáridos con capacidades de facilitar el tránsito intestinal, absorber la grasa y bajar los niveles de glucemia en sangre.
Benítez ha explicado en una entrevista a EFE que para llegar a esta conclusión ha utilizado un Simulador Gastrointestinal Dinámico (SIMGI), una infraestructura desarrollada por científicos del CIAL para observar ‘in vitro’ los procesos de digestión y fermentación que sufren los alimentos en el tracto gastrointestinal humano.
Tras los trabajos ‘in vitro’, la investigadora ha realizado experimentos con ratas, previamente sometidas a una dieta rica en grasas que les causó sobrepeso. Gracias a ello, ha observado que la cáscara de cebolla prensada disminuye los lípidos y la glucosa en sangre, ya que los animales perdieron peso y mejoraron los niveles de colesterol y glucemia.
Para darle una segunda vida a las cáscaras de cebolla y beneficiarnos de sus propiedades, el ingrediente ha sido añadido, en laboratorio, a una salsa de tomate, que con un 0,8 % de cáscara de cebolla mejora en un 64 % su contenido en fibra.
Otro de los subproductos con más potencial a ser reutilizado es la cascarilla de cacao, que investiga otro equipo del CIAL liderado por Mari Ángeles Martín. “Hemos visto que si la procesamos tiene una elevada cantidad de compuestos fenólicos, retenidos en su fibra, que cuando llegan al colon tienen una gran capacidad antioxidante y antiinflamatoria”, cuenta el experto.
El impacto de los alimentos ultraprocesados en la salud: un experimento innovador en EEUU
Un estudio del Instituto Nacional de Salud explora cómo los productos industrializados afectan el metabolismo y contribuyen a enfermedades crónicas.
A las siete de la mañana, Sam Srisatta, un joven de 20 años, inicia su rutina diaria en un hospital estadounidense. Bajo la supervisión de enfermeras, sus signos vitales, peso y metabolismo son registrados meticulosamente. Durante un mes, Srisatta forma parte de un grupo de 35 voluntarios que participan en un experimento del Instituto Nacional de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), liderado por el investigador Kevin Hall. Este innovador estudio busca profundizar en los efectos de los alimentos ultraprocesados, que constituyen casi el 70% de la dieta promedio en Estados Unidos y están asociados con crecientes problemas de salud pública.
Los alimentos ultraprocesados son productos manufacturados que incluyen múltiples ingredientes modificados, como aditivos, conservantes y sabores artificiales. Dentro de los ejemplos comunes se incluyen los cereales azucarados, bebidas gaseosas y comidas congeladas. En Estados Unidos, su prevalencia en la dieta diaria los convierte en un elemento clave para entender sus efectos en la salud. Si bien su bajo costo y facilidad de preparación los hacen atractivos, su relación con enfermedades crónicas plantea serias preocupaciones.
Estudios previos dirigidos por Hall han demostrado una conexión directa entre el consumo de ultraprocesados y un aumento significativo en la ingesta calórica. En investigaciones anteriores, los participantes que consumieron exclusivamente ultraprocesados ingerían, en promedio, 500 calorías más al día en comparación con una dieta basada en alimentos mínimamente procesados. Este exceso calórico llevó a un aumento de peso semanal de 0,9 kilogramos (2 libras), según datos reportados por CNN.
Riesgos de salud asociados al consumo de alimentos procesados
El consumo habitual de ultraprocesados está vinculado con enfermedades graves como cáncer, patologías cardiovasculares y trastornos mentales como la depresión. Según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), las afecciones relacionadas con la dieta son responsables de al menos el 50% de todas las muertes en Estados Unidos. Además, los costos económicos derivados del impacto en el sistema de salud alcanzan cifras alarmantes.
Aunque se han documentado numerosos riesgos, los ultraprocesados no son homogéneamente perjudiciales. Su impacto puede variar según la composición específica de cada producto y su interacción con el metabolismo humano. “Nos hemos propuesto desentrañar los mecanismos que, dentro de esta gran categoría, provocan perjuicios a la salud”, explicó Hall en declaraciones a CNN.
Cómo la Dieta Estadounidense Estándar de la posguerra desembocó en la actual crisis de los alimentos ultraprocesados
El desempleo era moneda corriente y las filas para conseguir un plato de comida eran interminables.
Era un Estados Unidos difícil de imaginar hoy en día, pero la pobreza y el hambre andaban a sus anchas durante la Gran Depresión, el período posterior al crac de la bolsa de valores de Nueva York en octubre de 1929.
Tampoco se podía imaginar antes: EE.UU. era el país de la prosperidad y la abundancia.
“Hasta ese entonces había una actitud de laissez faire, no era un rol del gobierno alimentar a la gente, incluso si estuviera hambrienta”, cuenta a BBC Mundo Andrew Coe, coautor junto a Jane Ziegelman del libro A Square Meal. A culinary history of the Great Depression («Una comida completa. Una historia culinaria de la Gran Depresión»).
“La Gran Depresión fue la primera vez en la historia de EE.UU. en que el gobierno federal decidió que tenía la responsabilidad de dar de comer a los hambrientos”, dice. “Y eso fue un cambio enorme”.
Además de entregar comida directamente, algo que ya estaba sucediendo desde la administración de Herbert Hoover, una de las primeras medidas que pensó el gobierno de Franklin D. Roosevelt fue buscar la forma de que las familias estadounidenses se pudieran alimentar gastando poco.
Así surgieron las comidas de 7,5 centavos de la primera dama, Eleanor Roosevelt, con platos tan creativos como excéntricos y sosos, como la ensalada de gelatina -literalmente, gelatina rellena con trozos de frutas y verduras-.
La comida era poca y mala.
Y esos fueron los inicios de la Dieta Estadounidense Estándar, un concepto adoptado por algunos académicos que en inglés se traduce como Standard American Diet, o SAD, algo que en ese idioma significa “triste”.
Platos listos para consumir
La popular marca Swanson llamó “cenas de TV” a las cajas que traían dentro una bandeja de aluminio con alimentos precocidos que tan solo debían calentarse y en 25 minutos estarían listos para comer.
Estas cenas de TV, también bautizadas por el marketing de la industria como “comida de conveniencia”, no solo tenían la ventaja de que eliminaban el trabajo de prepararlas, sino que además eran baratas.
“Si nos remontamos a los años 50 y 60, con las comidas preparadas las mamás no necesitaban estar en casa para cocinar. Podían tener un trabajo, ser independientes”, afirma Gardner.
Para bajar aún más su costo, la industria alimentaria comenzó a sustituir ingredientes completos por partes de esos ingredientes, rompiendo la cadena nutricional que traían, y para que fueran atractivos al paladar les agregaron azúcares, sal y grasas de mala calidad.
Los alimentos pasaron de ser naturales o procesados -la mantequilla o el aceite son productos procesados, por poner ejemplos- a ultraprocesados.
“Desde una perspectiva estadounidense, ese fue un gran cambio y condujo hacia esta comida preparada: poco gasto, muchas calorías, pero no necesariamente mucha calidad”, sostiene el profesor de Stanford.