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¿Te gustaría saber cómo influye la alimentación en tu salud?

La alimentación desempeña un papel crucial en nuestra salud. La forma en que comemos y los alimentos que elegimos consumir tienen un impacto determinante en nuestro bienestar físico y mental.

Cada vez son más las personas que son conscientes de cómo puede afectar una mala alimentación, pudiendo provocar distintas patologías: enfermedades cardiovasculares, problemas de respiración, dolores articulares, etc. Precisamente por eso, el interés por mejorar nuestra dieta ha crecido en los últimos años.

Es muy importante controlar la calidad de los alimentos que se consumen, es decir, seguir una dieta saludable, con una base rica en frutas y verduras, y evitando los productos procesados, dejándolos únicamente para ocasiones muy puntuales. Seguido por la variedad, es fundamental una alimentación equilibrada que aporte a nuestro organismo todos los nutrientes que necesita para funcionar; nos hará desarrollar nuestro potencial al máximo y sentirnos llenos de energía.

Nuestro cuerpo requiere de una buena y equilibrada alimentación, además, de una actividad física regular para funcionar de manera adecuada.

Es importante resaltar que es un tema más serio de lo que creemos, ya que según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud), más de 1.9 billones de adultos de 18 años en adelante tienen sobrepeso y de ellos, más de 600 millones son obesos.  No todo va relacionado con el peso sino de lo que está compuesto ese peso.

Cada dieta debe ajustarse a las necesidades de cada persona. Sin embargo, los nutricionistas suelen recomendar que se incluya:

  • Comer menos grasas saturadas y disminuir el consumo de fritos.
  • Incluir en nuestra dieta los carbohidratos y almidones.
  • Consumir alimentos ricos en fibra (la encontramos en arroz, verduras, cereales…).
  • Disminuir o al menos moderar el consumo de azúcar.
  • Moderar el uso de sal en nuestras comidas.

Tener en cuenta estos puntos definitivamente nos ayudará (sin seguir dietas estrictas o aburridas) a tener una dieta rica en nutrientes esenciales sin abusar de sustancias perjudiciales para el organismo.

Cuidado con este superalimento: parece sano, pero es peligroso si lo consumes así

Uno de los principales problemas asociados con la avena cruda son los antinutrientes, compuestos naturales que se encuentran en muchos alimentos de origen vegetal. En el caso de la avena, los fitatos son los antinutrientes más destacados. Estos compuestos pueden unirse a minerales como el hierro, el calcio y el zinc, inhibiendo su absorción en el cuerpo.

Esto puede resultar en deficiencias nutricionales, especialmente si la avena cruda se consume de manera habitual y en cantidades significativas. Por lo tanto, aunque la avena es rica en nutrientes, su consumo en estado crudo podría tener un efecto adverso, particularmente para aquellos que dependen de ella como una fuente crucial de nutrientes. Además de los antinutrientes, la avena cruda también puede ser difícil de digerir.

PREPARACIÓN ADECUADA DE ESTE SUPERALIMENTO

Para disfrutar de todos los beneficios de este superalimento, es esencial conocer la forma adecuada de prepararla. Cocinar la avena, hacerla al vapor o remojarla durante varias horas son métodos efectivos para reducir los antinutrientes y mejorar su digestibilidad. Al cocer la avena, su contenido de avenina se descompone, haciendo que sea más fácil para el cuerpo asimilar sus nutrientes.

Asimismo, el remojo puede activar enzimas y reducir los fitatos, permitiendo una mejor absorción de minerales. Aunque la avena es un superalimento ampliamente reconocido por sus propiedades nutricionales, es crucial tener cuidado al consumirla en su estado crudo. La presencia de antinutrientes y su difícil digestibilidad pueden contrarrestar sus beneficios, convirtiéndola en un alimento potencialmente perjudicial si no se prepara adecuadamente.

Si deseas incluir avena en tu dieta, opta por métodos de preparación que maximicen sus propiedades nutricionales y minimicen cualquier riesgo. Con el tratamiento adecuado, podrás disfrutar de todos los beneficios que este extraordinario alimento tiene para ofrecer sin preocuparte por sus efectos negativos en la salud.

FUENTE: Cuidado con este superalimento: parece sano, pero es peligroso si lo consumes así (merca2.es)

El alimento que tiene más vitamina C que la naranja y te ayudará a crear colágeno en la piel

La vitamina C es fundamental para la producción de colágeno en la piel y no solo la encontramos en la naranja. Hay otra fruta que tiene una cantidad mayor de este nutriente esencial y que no debería faltar en tu dieta.

Cuál es la fruta que tiene más vitamina C que la naranja y te ayudará a crear colágeno en la piel

Una de esos productos que tienen más vitamina C que la naranja es el kiwi. Concretamente, unos 71 miligramos por cada 100 gramos. Hasta hace solo unas décadas era considerado una fruta exótica, pero hace ya tiempo que se encuentra perfectamente integrado en la gastronomía española. De hecho, no puede faltar en una dieta saludable.

Como indica la doctora Karla Barrous, especialista en nutrición clínica, además de contener una gran cantidad de vitamina C, el kiwi también es rico en fibra, en ácido fólico, en vitamina E o en magnesio. Gracias a estos nutrientes, tiene infinidad de beneficios. Los señalan los expertos de la red de hospitales privados Tua Saúde:

Ayuda en la formación de colágeno: como hemos visto, se trata de una de las funciones principales de la vitamina C.

Combate el estreñimiento: al ser rico en fibra, ayuda a mejorar el funcionamiento intestinal.

Previene la presión alta: se recomienda para personas con hipertensión por tener buenas cantidades de potasio, un mineral que promueve el relajamiento de las arterias y elimina el exceso de sodio del organismo.

Ayuda a reducir el colesterol: la fibra del kiwi hace bajar la absorción de grasas disminuyendo así los niveles de colesterol y de triglicéridos en sangre.

Favorece la pérdida de peso: es muy bajo en calorías y tiene efecto saciante.

Reduce el riesgo de diabetes: tiene un bajo índice glucémico, lo que produce un aumento del tiempo de absorción de azúcar, equilibrando los niveles de glucosa en la sangre y evitando la resistencia a la insulina.

Cuida la salud ósea: es rico en vitamina K, que ayuda en la producción de una proteína que se encarga de fijar el calcio en los huesos.

Fortalece el sistema inmunológico: la vitamina C protege las células de la acción de los radicales libres.

Ayuda a combatir la anemia: la vitamina C también facilita la absorción de hierro.

Favorece la recuperación muscular: el potasio del kiwi ayuda a los músculos a recuperarse después del entrenamiento.

Fuente: https://www.elmundo.es/yodona/vida-saludable/2024/09/24/66ec75d5e9cf4a23028b457d.html

La alimentación del siglo XXI

En los últimos años, hemos adquirido una dieta elevada en proteína, sobre todo animal, alta en grasas y rica en azúcar dejando de lado la esencia de nuestra cultura alimentaria

Si miramos atrás y comparamos la alimentación de nuestros padres o abuelos, con nuestra alimentación en la actualidad, veremos que cada vez perdemos más la esencia de nuestra cultura alimentaria, también conocida como dieta mediterránea.

El consumo de pescado, frutos secos, verduras y frutas al igual que sentarnos en familia para poder comer es cada vez más inusual.

La alimentación a mediados del siglo pasado se caracterizaba por un alto consumo de vegetales con una aportación de proteína vegetal que procedía del consumo de legumbres y frutos secos. Tenía un elevado porcentaje de hidratos de carbono complejos, debido al consumo de patata y arroz. Era una alimentación bastante escasa en proteína animal y se podría afirmar que era muy monótona pero rica en fibra.

En cambio, la alimentación de este siglo es elevada en proteína, sobre todo animal, alta en grasas y rica en azúcar. En este caso, tenemos la fortuna de tener una dieta muy variada pero muy baja en fibra.

Observando la evolución de nuestras dietas, podemos afirmar que han sufrido un cambio importante pero a su vez negativo. Y debido a estas modificaciones, nuestra población es más propensa a padecer enfermedades como la obesidad, la hipertensión, la hipercolesterolemia, la diabetes, etc.

Cada vez es más habitual consumir alimentos preparados o precocinados, ya sea por el escaso tiempo que tenemos para dedicarlo a los fogones, o bien, por la limitada práctica de cocinar. Estos malos hábitos también están pasando factura a nuestros hijos.

Hábitos incorrectos

Empezando desde muy pequeños: antes, lo más habitual era la lactancia materna; ahora, lo es alimentar al neonato a partir de una alimentación artificial.

Durante los primeros años de vida, nuestra alimentación se basaba en consumir los mismos sustentos que ingerían el resto de nuestros familiares, preparados casi siempre por nuestra madre quien se encargaba de nuestro cuidado. Los desayunos eran sanos, a base de tostadas, algún cereal y, de manera puntual, alguna bollería industrial o casera.

Tanto en el recreo como en las meriendas reinaba el conocido bocadillo. Y algún día puntual tocaba algún bollo o refresco.

Sin embargo, hoy la alimentación de los más pequeños se basa en consumir con mucha frecuencia algún alimento precocinado, rico en azúcares o bien en grasas. Como ahora es mucho más frecuente el consumo de bollería industrial, el día en que se consume algo diferente es comida rápida.

Lo peor de todo es que estamos habituando a los más jóvenes a una alimentación desequilibrada, donde la fruta y la verdura son cada vez más escasas y gana más importancia todos aquellos alimentos y cocciones que se deberían consumir de manera moderada y puntual. Todo ello provoca que estos niños pasen a ser adultos con sobrepeso u obesidad debido a los incorrectos hábitos que se les están enseñando.

Nuestros hijos son el reflejo de nosotros mismos y la mejor manera de enseñarles a realizar una dieta saludable es que aprendan de nuestro ejemplo.

https://www.ecoavant.com/salud/la-alimentacion-del-siglo-xxi_2101_102.html

Cómo evitar una intoxicación alimentaria durante un viaje (y también en casa)

Algunos países tienen fama de exponer a los viajeros a un mayor riesgo de contraer enfermedades gastrointestinales, pero se puede enfermar por una comida mal preparada en cualquier parte del mundo.El pad thai de un vendedor ambulante de Tailandia o el queso fresco de un bistró en Francia saben deliciosos, sin duda alguna. Pero a muchos viajeros, los platos locales que dan sentido a sus viajes les provocan a veces intoxicaciones alimentarias y les traen malos recuerdos de sus vacaciones.

Según algunas mediciones, las infecciones gastrointestinales relacionadas con los alimentos o el agua afectan a entre el 30% y el 70% de todos los viajeros durante o inmediatamente después de sus viajes, según un estudio de 2015 publicado en BMJ Clinical Evidence. Cada año, uno de cada seis estadounidenses y casi una de cada 10 personas en todo el mundo sufren este tipo de enfermedades causadas por bacterias (E. coli, salmonela, listeria), virus (norovirus, hepatitis A) o parásitos (giardiasis, ascárides, tenias).

Los países de renta baja tienen fama de exponer a los viajeros a un mayor riesgo de intoxicación alimentaria, pero la gente tiene las mismas probabilidades de enfermar por una comida mal manipulada en Italia o Australia, o por un poco de sushi comprado en tu supermercado local.

A continuación te explicamos por qué la gente se intoxica, qué hacer en caso de intoxicación y cómo (tal vez) prevenirla.

¿Cuáles son las causas de las intoxicaciones alimentarias?

Se conocen 31 patógenos principales que provocan intoxicaciones alimentarias: norovirus, salmonela, E. coli, clostridium perfringens y campylobacter. Dependiendo de la bacteria, parásito o virus, los síntomas pueden incluir desde unas horas hasta una semana de diarrea y vómitos, además de calambres estomacales, fiebre o dolores corporales. ¿Los culpables más probables? Pollo, pavo o carne crudos o poco hechos; leche fresca; frutas y verduras crudas; marisco; y alimentos almacenados a temperaturas inseguras (por ejemplo, un bufé al aire libre) o preparados de forma insalubre.O puede que el agua te ponga enfermo. Según los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de EE.UU., en más de 180 países (casi todos salvo la mayoría de países más desarrollados) el agua del grifo no es potable. Esto significa que lavarse los dientes con el agua del grifo local o incluso lavarse las manos antes de preparar la comida puede provocar enfermedades.

«El parásito Giardia es bastante común con el agua contaminada», dice Cindy Chung, médico de Kaiser San Rafael Pediatrics en California (Estados Unidos). «Cuando un niño viene a mi consulta con una diarrea repentina, le pregunto: ‘¿Has estado de acampada? ¿Has ido a la playa? ¿Has viajado?».

¿Qué puedo hacer si me pongo enfermo?

No hay una solución rápida para las enfermedades transmitidas por los alimentos. La mayoría se resuelven una vez que las bacterias o toxinas han sido eliminadas mediante diarrea acuosa o vómitos. Para combatir las molestias durante este desagradable periodo, los médicos recomiendan beber mucho líquido para evitar la deshidratación y tomar analgésicos sin receta (como el ibuprofeno) para los retortijones.

Dado que la diarrea y los vómitos son la respuesta inmunitaria natural del organismo para expulsar toxinas, sólo tome medicamentos contra la diarrea y las náuseas, como loperamida (Fortasec) y subsalicilato de bismuto (Gastronedol), si va a subir a un autobús o un avión y no va a tener fácil acceso al baño.

Para mantenerse hidratado, Chung recomienda bebidas deportivas bajas en azúcar. «Demasiado azúcar hace que te sientas peor cuando tienes vómitos y diarrea», dice. En casos graves, sobre todo en niños o ancianos, considera la posibilidad de que un médico te recete ondansetrón, un medicamento que frena los vómitos para que puedas beber más líquidos.

Es posible que puedas cancelar o reprogramar el viaje si estás demasiado enfermo para desplazarte. Los seguros de viaje a veces consideran la intoxicación alimentaria un motivo válido para hacer cambios en el vuelo. «Pero no puedes ir al médico al día siguiente de perder el vuelo y obtener un diagnóstico retroactivo», dice Michelle Couch-Friedman, columnista de The Points Guy y fundadora de Consumer Rescue, una organización de defensa del consumidor.

Qué hacer antes de un viaje

¿Te preocupa ponerte enfermo durante un viaje? Consulta a tu médico de cabecera o a una clínica de viajes para que te recomiende medicamentos o vacunas según el destino. «Puede que te demos un tratamiento de tres días de azitromicina (Zithromax) porque, al viajar, una de las bacterias más comunes es la E. coli», dice Chung. «Pero decimos a los pacientes que no lo usen a menos que sus heces tengan sangre». El médico puede administrarte una vacuna contra la hepatitis A para prevenir la enfermedad por agua o alimentos contaminados.

Para evitar la diarrea, los expertos del hospital Mount Sinai (Estados Unidos) recomiendan tomar dos comprimidos de subsalicilato de bismuto, cuatro veces al día, antes y durante el viaje. Este consejo se basa en un importante estudio realizado en 1987 con estudiantes que viajaban a México, que demostró que este ingrediente activo reducía la incidencia de la diarrea del viajero en aproximadamente un 60 por ciento. 

«Por lo general, la E. coli es la causa más común de diarrea del viajero, y la medicación puede ayudar a evitar que la bacteria se arraigue y se desarrollen los síntomas», afirma Michael Bolaris, catedrático de pediatría y jefe de enfermedades infecciosas del Centro Nacional de Rehabilitación Rancho Los Amigos, en Downey (Estados Unidos). Bolaris advierte que tomar subsalicilato de bismuto puede provocar temporalmente en los viajeros heces o lengua negras inofensivas.

Lleva polvos electrolítospastillas potabilizadoras de aguabotellas de agua filtrada y desinfectante de manos, así como medicamentos antidiarreicos, contra las náuseas y antiinflamatorios. Lleva las provisiones en el equipaje de mano, por si te mareas en pleno vuelo o pierdes el equipaje.

Recuerda que el agua de los baños de los aviones no es potable. «Lavarse las manos antes de comer o cepillarse los dientes puede introducir microbios nocivos», dice Couch-Friedman. «Lleva una botella de agua mineral al baño para lavarte los dientes y utiliza desinfectante de manos. De lo contrario, podrías tener más papeletas para tener problemas gastrointestinales».

Qué hacer durante un viaje

Averigua si el agua del grifo es potable en tu destino con la herramienta Salud del Viajero de los CDC de Estados Unidos o la página de Recomendaciones de Viajes que el Ministerio de Exteriores de España tiene para casi todos los países del mundo. Muchos hoteles de lugares con agua insegura tienen sus propios sistemas de filtración o proporcionan agua embotellada. Pero el agua helada de un mercadillo o las bayas de un puesto de comida de carretera pueden contener sustancias nocivas. En caso de duda, evita el hielo y bebe agua embotellada.

¿Te preocupan los plásticos de un solo uso? Lleva una botella de agua filtrada resistente y llénala de agua hervida (si el hotel dispone de hervidor de agua) o de agua tratada con pastillas purificadoras.

A veces, las intoxicaciones alimentarias se producen porque los viajeros nunca se han topado con bacterias y virus comunes en su destino. «Los lugareños adquieren cierto nivel de tolerancia porque su sistema inmunitario ha estado expuesto a ellos varias veces», explica Bolaris.

Eso no significa que tengas que renunciar a la comida callejera en el Sudeste Asiático o a los puestos de tacos en Ciudad de México. ¿La regla de Bolaris? Si no puedes limpiarla o pelarla, no te la comas. Chung aconseja a los viajeros que observen cómo preparan la comida los vendedores. «¿Utilizan utensilios, guantes o las manos desnudas?». En caso de duda, opta por platos bien calientes (carnes a la parrilla o buñuelos fritos) y evita el marisco crudo y los guisos tibios.

¿Tendremos algún remedio preventivo en el futuro?

Algunas empresas están desarrollando una vacuna contra el norovirus, que infecta a 700 millones de personas al año en todo el mundo. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. pondrá en marcha en 2026 nuevas normas de trazabilidad de los alimentos, diseñadas para reducir las enfermedades y muertes transmitidas por los alimentos facilitando el seguimiento de los alimentos contaminados (quesos, frutas, verduras y mariscos) a lo largo de la cadena de suministro.

Fuente: Consejos de viaje: cómo evitar la intoxicación alimentaria | National Geographic

El lado oscuro de ‘MasterChef’ para tu salud: de las recetas insanas a la falta de higiene

La cocina sigue de moda en televisión con MasterChef. En los últimos años, los programas relacionados con la gastronomía se han multiplicado con un éxito extraordinario al mismo tiempo que la sociedad parece preocuparse cada vez más por su alimentación. La cuestión es si estos dos fenómenos están relacionados y si podemos aprender algo en la pequeña pantalla sobre nutrición y salud.

El dietista-nutricionista Juan Revenga tiene claro que no. En el caso concreto de MasterChef, afirma que este programa y en particular sus presentadores «han promocionado productos muy, pero que muy alejados de los patrones de alimentación saludable«.

Un estudio sobre MasterChef Australia ya alertó hace seis años del uso excesivo de grasas saturadas en este concurso, especialmente por emplear mantequilla, pero también carnes rojas y otros ingredientes. Los investigadores llamaban la atención sobre la paradoja que de esto se produjera, precisamente, cuando las autoridades sanitarias de aquel país estaban más alarmadas por la obesidad y en la programación televisiva ocupaba más tiempo que nunca la alimentación.Las estrategias de comunicación en salud pública por parte de las autoridades se ven muy limitadas si los ciudadanos ven que un programa de masas ignora las recomendaciones.

Fomentar la cocinar en casa

En teoría, los programas de cocina favorecen el hábito de cocinar en casa, que es clave para seguir una dieta saludable. Algunos estudios indican que las personas que dedican más tiempo a preparar la comida en casa presentan mejores indicadores de calidad dietética y que desarrollar habilidades culinarias es muy beneficioso si queremos comer bien. De hecho, algunos expertos consideran que promocionar la cocina podría ser una buena medida para mejorar los hábitos de vida de la población. 

Recetas que favorecen la obesidad

No obstante, esta misma investigación llega a una conclusión peor: los pocos televidentes que sí se toman en serio las recetas que ven en televisión presentan un mayor índice de masa corporal (IMC), uno de los criterios más ampliamente utilizados para estimar si una persona está en su peso ideal. 

Los autores explican que los programas de televisión promueven un consumo excesivo de alimentos. Cuando una persona los ve simplemente para entretenerse no aumentan su riesgo de obesidad, pero sí cuando los utilizan para aprender nuevos platos. Ocurre lo mismo cuando la información llega a través de redes sociales, pero no con otras fuentes online, impresas o cuando la información sobre recetas nos llega a través de amigos. 

De hecho, una investigación realizada en el Reino Unido explica que los platos que elaboran los chefs en televisión no cumplen con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hasta el punto de que son incluso menos saludables que las comidas preparadas que se venden en los supermercados. En general, son más calóricas, con más grasas saturadas y menos fibra, según el estudio. 

Falta de higiene

Al examinar pormenorizadamente 100 episodios de ocho de los programas más populares encuentran una cascada de errores relacionados con la higiene: uno por cada 50 segundos de emisión. Los más habituales son usar tablas de cortar sin lavar, agregar ingredientes con las manos sucias y limpiarse las manos con paños de cocina.

En muchas ocasiones, los cocineros no se lavan antes de comenzar a manipular los alimentos ni después de toser o estornudar. Todo un despropósito si se trata de dar ejemplo. Además, encontraron pocas diferencias entre los chefs profesionales y los aficionados.

https://www.elespanol.com/ciencia/nutricion/20190925/oscuro-masterchef-salud-recetas-insanas-falta-higiene/431456963_0.html

Alimentación, Literatura y Salud

Alimentación y salud

La relación entre la alimentación y la salud es bastante destacable. Una buena alimentación resulta primordial para poder gozar de una buena salud; pero en sentido inverso resulta aún más evidente la afirmación, porque una buena salud es muy difícil de alcanzar sin una buena alimentación.

Cuerpo y mente

Por su parte, el cuerpo y la mente están fuertemente ligados. Si el cuerpo está bien nutrido, esto puede repercutir de forma satisfactoria en una mente bien nutrida. Y a la inversa, si se posee una mente bien reforzada, puede resultar más fácil alcanzar un cuerpo vigoroso. Si uno de los elementos no se encuentra conectado de forma adecuada con el otro, la persona no podrá gozar de un completo equilibrio. Por ejemplo, con una buena alimentación puede conseguirse un cuerpo fuerte; pero si la mente no está bien alimentada, se tratará de un cuerpo no totalmente equilibrado. En cambio, si le añadimos una mente fortalecida, por ejemplo, con la literatura, entonces sí podrá estar bien equilibrado.

Alimentación y literatura

Aunque la alimentación y la literatura poseen características propias diferenciadoras, permiten numerosas analogías, dado que los mundos de la alimentación y de la literatura están ligados de numerosas y variadas formas.

Así como no solemos comer siempre los mismos alimentos, sino que a muchas personas nos gusta la variedad, también podemos ir leyendo obras de diferentes temáticas. Cabe decir que todo el mundo es libre de leer siempre, si así lo desea, libros de una misma temática; porque también hay personas que casi siempre comerían una determinada clase de alimentos.

Los libros educativos, por ejemplo, podríamos asimilarlos a las hortalizas y verduras. Quizás no siempre apetecen, tal vez no gustan a algunas personas, pero son recomendables e, incluso, necesarias. Una situación habitual es el de aquellas personas que de jóvenes no había forma de que comieran algún alimento, por ejemplo, las acelgas (que son muy buenas para la salud, pero que no tienen muy buena fama); en cambio, de mayores las saborean con pasión, y sin la necesidad de que haya alguien que les recuerde sus beneficios ni la larga lista de propiedades. En el campo de la literatura, se asimilaría a los casos de personas que de jóvenes nunca leen un determinado género literario, por ejemplo, poesía, y que unos años más tarde disfrutan mucho con las obras de Antonio Machado o Pablo Neruda.

También podría comentarse la importancia de la dosis o ración. A veces, no tenemos mucha hambre y con una ración pequeña tenemos suficiente; pero en otras ocasiones nos apetece un buen plato, aunque tal vez no comamos nada más en aquella comida. Asimismo, a veces solo queremos leer durante un rato (quizás antes de dormirnos, hasta que nos demos cuenta de que el sueño nos está invadiendo). Pero hay ocasiones, quizás una tarde lluviosa en la que no tenemos ninguna obligación, que lo que más nos apetece es coger un libro y dejar que las horas vayan pasando en buena compañía. Del mismo modo, hay quien prefiere leer libros no demasiado voluminosos (quizás porque no le gusta dejar las cosas a medias). En cambio, hay personas que disfrutan mucho cuando tienen en sus manos una novela de quinientas páginas, tal vez porque saben que les proporcionará más días de placer.

Casi todo lo que rodea a la acción de comer, como lo que rodea a la acción de leer, puede ser comparado. Hay quien es capaz de comer cualquier alimento en cualquier sitio, pero hay quien no come a gusto si no es con la mesa puesta, sentado y con tranquilidad. Con la lectura sucede lo mismo. Hay quien tiene la capacidad de abstraerse del ruido de un recinto lleno de personas y zambullirse durante unos pocos minutos en un libro, como si no hubiera nadie a su alrededor; pero hay personas que para leer necesitan estar completamente solas, sentadas en un confortable sillón y casi seguras de que nadie les molestará durante un buen rato.

Conclusiones

Se podría decir que los libros son el alimento del alma, porque esta también necesita cierta dosis de sustento nutritivo.

En la medida de lo posible, los tres elementos que conforman el título de esta publicación (la alimentación, la literatura y la salud) deberíamos mantenerlos bien presentes en nuestra vida.

Sería deseable un buen control de los tres componentes, para que el resultado final de la combinación sea lo más beneficioso posible para nosotros.

Alimentación, Literatura y Salud – (santosbalasch.cat)

Redes sociales, adolescencia y trastornos de la conducta alimentaria: la necesidad de una mirada comprehensiva

La preocupación por la salud mental de la población, y en especial de los más jóvenes, crece a nivel global, particularmente tras la pandemia de COVID-19. De acuerdo con el IV Barómetro Juvenil, en España un 59,3% de jóvenes entre 15 y 29 años manifestaba en 2021 haber tenido algún problema de salud mental, dato que supone un aumento significativo desde el 28,4% que arrojaba el mismo indicador en 20171. En este mismo estudio, el 6,1% de los jóvenes declara, además, tener un diagnóstico de trastorno de conducta alimentaria (TCA).

En este contexto de incertidumbre por la salud mental de este grupo de edad, el papel que puede jugar la tecnología, y en particular las redes sociales, está sometido a un juicio creciente por parte de la opinión pública, las autoridades y también por la investigación. Concretamente, preocupa el hecho de que los adolescentes estén expuestos a una constante corriente de imágenes y mensajes que promueven estándares de belleza irreales por el posible impacto que puede tener en sus hábitos alimenticios y de ejercicio físico y, en último término, sobre posibles patologías.

A nadie escapa la importancia del culto al cuerpo en las sociedades occidentales avanzadas que, pese a los esfuerzos constantes a favor de la diversidad corporal, como el body positive, no dejan de señalar determinados cánones de belleza como normativos y, por tanto, deseables. Aunque la batalla alrededor del cuerpo femenino ideal parece tener más impacto en las niñas y adolescentes, también el cuerpo masculino se ha convertido en objeto de discusión y de anhelo para muchos adolescentes y jóvenes2. Las redes sociales son el escenario preferente de esta narrativa, donde se desarrolla con más fluidez e intensidad y donde con más facilidad alcanza a los públicos menores de edad.

La vinculación de esta exposición constante a imágenes idealizadas, junto con la enorme disponibilidad de servicios, productos y consejos para lograr un cuerpo perfecto, bien a través de la alimentación o del ejercicio3, hace plantearse cómo de protegidos están los más jóvenes ante estos discursos que pueden tener un impacto negativo sobre su salud mental y física.

LA INFLUENCIA DE LAS REDES SOCIALES

Es evidente que los contenidos a los que este grupo de edad accede a través de internet pueden influir en la configuración de los estándares de lo que es socialmente aceptable, deseable o bueno, especialmente porque su estado de desarrollo madurativo los convierte en público vulnerable. Las redes sociales, a diferencia de los medios tradicionales, se adaptan a los intereses de sus usuarios y animan a su interacción constante, logrando un entorno más inmersivo y potencialmente más influyente4. Son, además, espacios sociales y de ocio, donde el pensamiento crítico ante los contenidos se reduce al tiempo que se incrementa el tiempo invertido. Es también innegable la accesibilidad a esos servicios y contenidos gracias a la generalización del teléfono móvil con acceso a internet en prácticamente todas las franjas de edad a partir de los 11 años.

Alguna de estas redes sociales, como Instagram o TikTok, son espejos en los que las personas usuarias buscan referentes, tendencias o modelos en los que inspirarse o a quienes imitar en sus estilos de vida. Esta búsqueda de información hace posible, a través de los algoritmos, que estos mismos usuarios reciban una publicidad muy personalizada que se adapta a aquello que están buscando. Y a estos contenidos publicitarios explícitos se añade que muchos de los modelos a quienes siguen de manera voluntaria persiguen a su vez intereses comerciales, ya que están patrocinados por marcas o bien buscan monetizar su presencia en redes sociales logrando audiencias masivas y contenidos virales.

Destaca aquí el papel de los creadores de contenidos, conocidos como influencers, que llevan a cabo de manera muy eficiente estrategias para captar la atención y la lealtad de sus seguidores5. Lo que podría ser un caso de abuso de confianza particularmente doloso cuando incumbe a menores de edad con una capacidad crítica en desarrollo, adquiere un tinte diferente al tratar sobre cuestiones que pueden impactar directamente sobre su salud mental y física3,6. La propia naturaleza visual y estilística de plataformas como Instagram puede constituir un riesgo, particularmente acentuado entre las chicas7 y aquellos que muestran un uso problemático de redes sociales8.

REDES SOCIALES, ADOLESCENTES Y TRASTORNOS DE CONDUCTA ALIMENTARIA

Ya antes de la popularización de las redes sociales, internet se había convertido en un espacio donde quienes sufrían un TCA podían encontrar consejos, ideas o apoyo. Gina Lladó y col9 analizaron cómo estos contenidos encontraron su acomodo en blogs, grupos de Facebook u otras vías digitales. No obstante, el problema se magnifica con la llegada de las redes sociales: no se trata tan solo de que quienes sufren, o son particularmente propensos a sufrir un TCA tengan acceso a redes de apoyo y a consejos que les ayuden a disimularlo, sino que la propia cultura visual y centrada en la exaltación de la apariencia física contribuye a consolidar determinados modelos de cuerpo ideal, que llegan de manera más personalizada a públicos más amplios. Cómo esta exposición puede afectar y acelerar la aparición de relaciones poco saludables con la alimentación o terminar en un TCA ha sido objeto de atención de los académicos en los últimos años.

Un estudio de Beatriz Feijoo y col publicado en 2023 ponía de manifiesto la influencia que las redes sociales ejercían sobre la percepción del aspecto físico de los adolescentes españoles, y también cómo los influencers eran, en muchos casos, fuente de pautas y sugerencias sobre alimentos, pautas de alimentación y de ejercicio físico para lograr cuerpos ideales2. Estos contenidos, consumidos a través de las redes sociales, generan un posible círculo vicioso en el que los adolescentes replican lo que ven hacer a los creadores de contenido y lo comparten con sus amigos y conocidos. El posible impacto negativo se incrementa cuando estas publicaciones pueden generar una respuesta en forma de “me gusta” o de comentario positivo, lo que refuerza su determinación.

Esto indica que la presión social propia de la etapa adolescente, cuando el deseo de sentirse aceptado por el grupo de referencia es muy radical, se extiende también a las redes. Esta presión del grupo puede tener un efecto de refuerzo positivo, que impulse a realizar una acción saludable o entretenida, por ejemplo, pero sin duda también negativo como cuando un comentario genera un sentimiento negativo de tristeza o rechazo. En cualquier caso, es necesario tener en cuenta este factor cuando se estudia y se trabaja con esta franja de edad.

Hay acuerdo en que la relación entre consumo de redes sociales, preocupación por la imagen corporal y trastornos alimenticios es significativa pero compleja. Así lo muestra la scoping review más reciente, publicada en 2023 por Dane y Bathia10, pero también la revisión de Lozano-Muñoz y col realizada en 2022 concluyó que “a pesar de algunos aspectos positivos, las RRSS promueven cánones de belleza basados en la delgadez, permiten la comparación entre iguales incrementando la preocupación por el peso, y crean espacios que fomentan los trastornos de la conducta alimentaria7.

Pero pese a estas evidencias, que no dejan de ser todavía parciales y limitadas, Dane y Bathia concluyen diciendo que “mientras que nuestra revisión señala que puede haber implicaciones de gran escala entre los casi 4.000 millones de usuarios de redes sociales en todo el mundo, es importante también hacer notar que no todos los usuarios tienen una mala percepción de su propio cuerpo o desarrollan un TCA. Esto hace que haya que preguntarse ¿qué es lo que hace a ciertos individuos más susceptibles?”10.

MIRANDO AL FUTURO

Todas las investigaciones concuerdan en la necesidad de reforzar cualquier afirmación sobre el vínculo entre redes sociales y TCA con más investigación8. La influencia del género7, de la edad11 o de un uso problemático de las redes sociales8 ya han sido analizadas y convendría replicar estudios en otras áreas geográficas y culturales para poder consolidar los resultados obtenidos. En cualquier caso, establecer una relación única y de causalidad entre redes sociales y TCA parece poco oportuna y poco pertinente.

Para Marks y col4 (2020), esta ola creciente que vincula imagen corporal y TCA en las redes sociales debería conllevar también un cambio en las estrategias de promoción de la salud. La literatura, según estos autores, confirma que los enfoques de salud centrados en el peso tienen un impacto negativo sobre la salud física y el bienestar psicológico. En muchas ocasiones son profesionales de la salud quienes, como creadores de contenidos en las redes sociales, divulgan consejos para una vida saludable. Convendría también analizar cuáles son sus argumentos y el papel que el peso corporal tiene en ellos.

Esto podría conllevar a la reflexión de los responsables de los sistemas de salud sobre en qué medida disponen de estrategias dirigidas a ofrecer respuestas a las preguntas que se puede hacer este grupo de edad, o para salir al paso, de manera efectiva, de los problemas que suscita. Probablemente esto implique también cambiar algunas pautas en las consultas de atención primaria, incluyendo preguntas y consejos sobre el papel de la tecnología que puedan ayudar a los jóvenes, y también a sus familias.

En el presente número de Anales del Sistema Sanitario de Navarra se publica el artículo de revisión Efectividad de las intervenciones para mitigar la influencia de las redes sociales en la anorexia y la bulimia. Una revisión sistemática, cuyos autores son Noelia Lozano-Muñoz, Álvaro Borrallo-Riesgo y Maria Dolores Guerra-Martín12. En él se apunta a la importancia de las “intervenciones de carácter educativo centradas en prevención y promoción de la salud, autocrítica, autopercepción, autoestima, imagen corporal, manejo nutricional y alfabetización digital” como vías a través de las que limitar el impacto negativo que las redes sociales pueden tener sobre los trastornos de conducta alimentaria. Parece particularmente relevante esta aportación porque, además de reclamar más investigación, también anima a una visión interdisciplinar de este problema complejo que dista mucho de tener una solución simple.

Quizá este enfoque interdisciplinar puede ayudar a enriquecer estos resultados incipientes y a ofrecer nuevas alternativas que ayuden a frenar el auge de estos problemas entre un grupo de edad particularmente vulnerable.

Fuente: Redes sociales, adolescencia y trastornos de la conducta alimentaria: la necesidad de una mirada comprehensiva – PMC (nih.gov)

Adiós a las patatas fritas sabor jamón: la Unión Europea prohíbe este aditivo y dejará de venderse en España

El motivo de su prohibición es la genotoxicidad de algunos aditivos, ya que son muchas las patatas de bolsa que los incorporaban como «potenciadores del sabor».

Para añadir sabor ahumado a muchos alimentos, desde pescados y quesos hasta patatas fritas, se utilizan principalmente aditivos como los específicos de aroma a humo (los ahumados), los cuales se obtienen a partir de la condensación y purificación del humo generado por la combustión de maderas. Estos aditivos se presentan en formas líquidas o en polvo y pueden ser utilizados en una variedad de alimentos. Una práctica que es muy común. No obstante, en noviembre de 2023, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó un estudio científico sobre ocho de estos aditivos en circulación en la Unión Europea pidiendo que se renovara su autorización. 

Y es que, la legislación sobre este tipo de aditivos debía revisarse, ya que los expertos explicaron su preocupación acerca de la genotoxicidad de cualquiera de los ocho aditivos que proporcionan sabor ahumado. 

Genotoxicidad de 8 aditivos 

Así que, en resumen, hay que despedirse de un total de ocho aditivos que aportan un aroma ahumado a muchos alimentos que podemos encontrar en los supermercados de España, porque esta medida la han aprobado los 27 estados miembros de la Unión Europea con el objetivo de proteger la salud de los ciudadanos. 

El motivo es la genotoxicidad de estos aditivos. «La genotoxicidad es la capacidad de un producto químico de dañar el material genético de las células. Los cambios o mutaciones en la información genética contenida en una célula pueden aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades como el cáncer y las enfermedades heredadas», ha asegurado Wim Mennes, presidente del grupo de trabajo de EFSA, sobre aromas. «Para este tipo de toxicidad no es posible definir un nivel seguro».

Pero, ¿a qué alimentos afectará en Europa esta medida? Estos aditivos se utiliza para sustituir el ahumado tradicional en productos como:

  • Sopas
  • Patatas fritas, por ejemplo las de sabor barbacoa
  • Salsas, como algunas de BBQ
  • Bebidas
  • Helados
  • Productos de repostería
  • Jamones
  • Pavo ahumado
  • Salchichas
  • Tocino
  • Pescados como el salmón, arenque o la trucha ahumada
  • Quesos, como el cheddar ahumado

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Consumo pide retirar todos los lotes de un queso de la marca Casa Mateu por la presencia de salmonella

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), dependiente del Ministerio de Consumo, ha pedido retirar todos los lotes de un queso de plasta blanda elaborado con leche cruda de oveja de la marca Casa Mateu por la presencia de salmonella; asimismo, recomienda a las personas que lo tengan en casa que se abstengan de consumirlo.

El nombre del producto es ‘Tou Casa Mateu’, tiene fecha de caducidad vigente y un peso de 400 gramos. Según la información disponible, la distribución inicial ha sido a las CCAA de Valencia Cataluña, si bien no se descartan posibles redistribuciones.

Aesan ha tenido conocimiento de esta alerta a través del Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (SCIRI) con una alerta trasladada por las autoridades sanitarias de Cataluña.

Esta información ha sido trasladada a las autoridades competentes de las CCAA a través del Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (SCIRI) y al Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), con el objeto de que se verifique la retirada de los productos afectados de los canales de comercialización y, si procede, se informe de la existencia de posibles casos.

En el caso de haber consumido este producto y presentar alguna sintomatología compatible con la salmonelosis -principalmente diarrea y/o vómitos acompañados de fiebre y dolor de cabeza- se recomienda acudir a un centro de salud.

https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2024/08/07/66b3a57dfdddff7d698b45a3.html