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¿Qué pasaría si pudieras mejorar tu salud cardiovascular y función cerebral con solo cambiar tu dieta?

Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston encontraron que consumir más alimentos vegetales, tales como moras y hoja verdes, así como disminuir el consumo de comida alta en grasa saturada y productos animales, puede lentificar la insuficiencia cardíaca y a la larga reducir el riesgo de declive cognitivo y demencia. La insuficiencia cardíaca afecta alrededor de 6.5 millones de adultos en los Estados Unidos. Sus efectos secundarios son nocivos para diferentes órganos, y llegan a impactar la función cognitiva y la salud cerebral.

La dieta mediterránea, y la ahora conocida «Enfoques Alimentarios para Detener la Hipertensión» (DASH por sus siglas en inglés),  se caracterizan por un gran consumo  de alimentos vegetales, lo cual se recomiendan como una forma de prevención de la insuficiencia cardíaca. ¿Y a qué se debe? Se observa que una disminución en el consumo de grasa saturada y alimentos animales, mejoran el bombeo del corazón, y por ende, la oxigenación a través del cuerpo. Según estudios previos de los investigadores destacaron la importancia de una dieta como factor para cambiar el riesgo de declive cognitivo y demencia.

“Nuestros descubrimientos destacan la importancia de adoptar la dieta mediterránea para mejorar la salud cardiovascular y reducir las molestias de estas enfermedades dentro de la comunidad”.Explicó la Dra. Vanessa Xanthaki, profesora asistente e investigadora de medicina y bioestadística de la Universidad de Boston.

No obstante, la Dra. Xanthaki reconoce que seguir/adaptar una dieta saludable no siempre es fácil debido a los ocupados horarios de hoy en día, pero debemos hacer un esfuerzo por apegarnos a comer saludablemente para disminuir el riesgo de enfermedades y obtener un mejor estilo de vida. ¿No sabes cómo iniciar? Visita nuestra campaña Aumenta los Vegetales da el primer paso.

https://comeconciencia.org/2021/03/15/que-pasaria-si-pudieras-mejorar-tu-salud-cardiovascular-y-funcion-cerebral-con-solo-cambiar-tu-dieta/

¿Cuál es la mejor hora para tomar cúrcuma con pimienta negra?

Son dos especias originarias de Asia y muy utilizadas para preparar distintos platos en casi todo el mundo. La pimienta negra es uno de los condimentos más populares en todas las culturas y la cúrcuma es la base del curry.

Lo que ocurre es que la pimienta negra sirve para potenciar los efectos de la cúrcuma, aunque ambas especias, de por sí, tienen efectos positivos en el cuerpo, siempre que se las consuma con moderación.

¿Cuál es la mejor hora para tomar cúrcuma con pimienta negra?

Aunque desde hace años ya, tanto la cúrcuma como la pimienta negra se vienen ganando merecidos rótulos de alimentos con beneficios para la salud, también mantienen y acrecientan sus potenciales en los platos de la alta cocina y en combinaciones sofisticadas de recetas gourmet.

Ahora bien: la fama tan bien ganada de estas dos especias hace que miles de personas se acerquen a su consumo, y las busquen como parte de su dieta cotidiana, con las consiguientes consultas al médico o nutricionista de confianza.

La cúrcuma y la pimienta negra pueden ser ingeridas en cualquier momento del día, porque su absorción y eficacia no están estrictamente ligadas a un horario específico.

Sin embargo, algunos expertos en nutrición recomiendan tomar esta infusión media hora antes o después de las comidas. O sea: no en las comidas, pero si antes o después de las comidas.

Fuente: https://www.clarin.com/internacional/mejor-hora-tomar-curcuma-pimienta-negra_0_AuVgcsTOhl.html

Científicos del IRB Barcelona descubren que hígado y cerebro se comunican para regular el apetito

El hígado almacena la glucosa, el azúcar, sobrante en forma de glucógeno –cadenas de glucosa- que luego libera según las necesidades energéticas del cuerpo. Los pacientes diabéticos no acumulan bien la glucosa en el hígado siendo uno de los motivos –no el único- por el que sufren hiperglucemia, es decir, que tienen demasiado azúcar en la sangre. Un estudio liderado por Joan J. Guinovart en el Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) demuestra que cuando el hígado tiene reservas altas de glucosa evita que engorden, aunque se les ofrece una dieta muy apetitosa, porque se sienten saciados. Es la primera vez que se observa la conexión entre hígado y apetito.

Los investigadores, a raíz de los resultados publicados en la revista Diabetes, argumentan que aumentar la producción de glucógeno hepático sería un tratamiento eficaz para mejorar la diabetes y la obesidad.

“Es interesante comprobar que lo que ocurre en el hígado tiene efectos directos sobre el apetito y desvelamos lo que ocurre a nivel molecular”, explica Guinovart, quien dirige uno de los laboratorios más experimentados del mundo en metabolismo del glucógeno y patologías asociadas.

Diabetes y obesidad son enfermedades en alza. La Organización Mundial de la Salud estima que a día de hoy más de 382 millones de personas viven con diabetes en el mundo y, para 2035, se prevé que una de cada de 10 personas tendrá diabetes. En cuanto a la obesidad, íntimamente ligada a la aparición de diabetes de tipo 2, la forma más frecuente de diabetes, los números son más altos incluso.

“Entendiendo qué funciona mal en diabetes y obesidad a nivel molecular estaremos más cerca de proponer nuevas dianas terapéuticas y encontrar soluciones”, explica Guinovart, si bien añade que ambas patologías se pueden prevenir comiendo equilibradamente y haciendo ejercicio diario. “Ya sólo con buenos hábitos los casos de diabetes tipo 2 caerían a la mitad”, recuerda Guinovart.

¿Cómo se hablan hígado y cerebro para regular el apetito?

Los científicos se preguntaron porqué los ratones que acumulaban más glucógeno en hígado, aún dándoles una dieta apetitosa, no engordaban. Además de comprobar que comían menos, vieron que en el cerebro de estos ratones había escasas moléculas estimulantes del apetito, mientras que tenían muchas más moléculas depresoras del apetito.

“Y dimos por fin con la pista, con la señal que podía explicar la conexión hígado-cerebro”, explica Iliana López-Soldado, investigadora postdoctoral que ha trabajado tres años en los experimentos.

La clave de la conexión entre hígado y cerebro es el ATP, la molécula utilizada por todos los organismos vivos para proporcionar energía a las células, y que está habitualmente alterada en diabetes y obesidad. “Hemos visto que correlacionan perfectamente niveles altos de glucógeno en hígado, niveles constantes de ATP y niveles altos de moléculas saciantes en el cerebro de los ratones”, explica López-Soldado.

Este trabajo ha sido financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad y la red CIBER de Diabetes y Enfermedades Metabólicas (CIBERDEM) de la que forma parte el laboratorio dirigido por Joan Guinovart, también catedrático de la Universidad de Barcelona.

https://biotech-spain.com/es/articles/cient%C3%ADficos-del-irb-barcelona-descubren-que-h%C3%ADgado-y-cerebro-se-comunican-para-regular-el-apetito

Esto es lo que pasa si comes almendras a diario

Los expertos aconsejan tomar un pequeño puñado de almendras al día. En concreto, entre 10 y 20 almendras en función de la actividad diaria que se realice. Puedes tomarlas a media mañana, a la hora de la merienda o en cualquier otro momento del día, pero lo cierto es que si te acostumbras a llevar esta rutina tu organismo te lo agradecerá.

Si aún no conoces los múltiples beneficios que estos frutos secos pueden tener para tu cuerpo sigue leyendo. A continuación resumimos las propiedades de las almendras y la mejor forma de tomarlas.

Los beneficios de comer almendras a diario

Las almendras son alimentos muy nutritivos y que nos aportan proteínas, ácidos grasos monoinsaturados, ácidos grasos insaturados, fibra, calcio y vitaminas. Entre los múltiples beneficios de comer almendras a diario vamos a destacar cinco de ellos

Controlan tus niveles de colesterol

Tomar una pequeña ración de almendras a diario puede ayudarte a mantener controlados los niveles de colesterol en sangre.

Cuidan de tu corazón

Estos frutos secos son muy ricos en antioxidantes, por lo que son perfectos para cuidar tu salud cardiovascular y prevenir enfermedades del corazón.

Son ricas en fibra

Las almendras contienen una cantidad importante de fibra por lo que su consumo te ayudará a mejorar tu salud intestinal y a evitar el estreñimiento.

Te ayudan a perder peso

Las almendras son alimentos bastante calóricos (576 kilocalorías por cada 100 gramos) pero, sin embargo, pueden ayudarnos a adelgazar. Este alimento es muy saciante y te aporta vitaminas y energía.

Mejoran el aspecto de la piel

Las almendras contienen magnesio y su consumo puede ayudarte a generar más colágeno, lo que se notará rápidamente en tu piel que lucirá más radiante.

La mejor forma de consumir almendras

La mejor forma de consumir almendras a diario es tomarlas de la forma más natural posible. Opta por almendras sin freír ni tostar y por supuesto sin sal añadida. Lo mejor es consumirlas en dos momentos diferentes del día.

El almuerzo y la merienda pueden ser los momentos ideales para consumir estos alimentos. También puedes llevarlas en la mochila y consumirlas antes o después de entrenar en el gimnasio o si vas a dar un paseo y necesitas una dosis extra de energía.

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20240908/almendras-beneficios-comer-todos-dias-dv-106092299

Impacto de las redes sociales en la alimentación

La visualización de alimentos colgados diariamente en las distintas redes sociales impacta el comportamiento en hábitos de alimentación y desencadena respuestas conductuales que conducen a un exceso de hambre. Guatemala es uno de los 50 países con más uso de plataformas digitales a nivel mundial y registra cerca de 3 horas de uso diario. Si bien es cierto que las redes sociales pueden proveer información motivacional en pro de la salud, pueden también fomentar un consumo excesivo de alimentos.

La comida es parte integral de la vida diaria que conlleva funciones más allá de los nutrientes que consumimos; la nutrición forma parte de la cultura de la persona y las prácticas alimentarias están asociadas a su núcleo social, familiar e histórico de creencias. En realidad, es un mito que las personas comen solo debido a un estado interno de hambre fisiológica; de hecho, se ha estudiado que existe un tipo de alimentación conocida como ‘alimentación externa’ que responde a esa ingesta de alimentos mediada por diferentes estímulos relacionados con los alimentos, tales como el olor, la vista o el gusto; y que es independiente del estado interno de hambre o saciedad.

En la actualidad, el uso de redes sociales se ha convertido en algo casi esencial en la comunicación del ser humano y su influencia en las prácticas culturales y sociales, así como en los hábitos alimenticios ahora ha tomado significativa importancia. Tan solo en Estados Unidos el 65 % de los adultos y el 90 % de los adultos jóvenes utilizan algún tipo de red social para comunicarse y de toda la información que cuelgan diariamente en internet, alrededor de un 10 % de las imágenes corresponde o están relacionadas con alimentos o temas de alimentación, generando un impacto sobre el comportamiento de las personas en sus hábitos de alimentación y consumo; pudiendo contribuir o no al curso y prevención de diferentes enfermedades crónicas, así como también a alteraciones de la salud mental. 

Según los datos mas recientes obtenidos en el 7mo estudio de uso de redes sociales en Centroamérica y el Caribe 2018, Guatemala se encuentra en la posición 49 del ranking mundial de países con más usuarios en la plataforma social Facebook, convirtiéndolo en el país con más usuarios en la región de Centroamérica. Casi la mitad de los usuarios de las diferentes plataformas digitales son menores de 30 años y el 33.9 % pasa más de 3 horas al día conectados a un dispositivo móvil; por lo que si existe una asociación entre el uso de medios masivos y redes sociales con los patrones alimentarios. Por ejemplo, en 2016 se determinó que el tiempo de ver televisión estaba positivamente asociado con el Índice de Masa Corporal (IMC) de las personas y en 2008 se encontró una asociación negativa entre los medios de comunicación y la imagen corporal, así como la idealización de la delgadez. Condiciones que se encuentran fuertemente asociadas con los patrones de alimentación.

El solo hecho de leer o ver fotos y videos relacionados con alimentos ha sido un tema de estudio frecuente y se ha demostrado a través del paso del tiempo que este tipo de tendencias puede desencadenar respuestas conductuales y fisiológicas que conducen a un exceso de hambre que va más allá de conducir a hábitos alimenticios poco saludables y aumento de peso, y que además, contribuye a aumentar la probabilidad de presentar problemas con la imagen corporal y la alimentación.

Si bien es cierto que las redes sociales y las diferentes plataformas digitales con las que contamos actualmente pueden proveernos hasta cierto punto información motivacional en pro de la salud e imagen corporal, esta información puede llegar también a fomentar expectativas poco realistas de lo que es la salud en general; o lo que es peor, puede llegar a generar ciertos pensamientos y comportamientos negativos relacionados con la comida. Por lo que es necesario siempre recordar que si están en busca de información de salud y alimentación, el número de seguidores o “likes” de cada una de las publicaciones posteadas no es un indicador proporcional a la experiencia, ni mucho menos la respuesta de un profesional de la salud.

Fuente: Impacto de las redes sociales en la alimentación — GRC-Salud

Alertan del riesgo del abuso de suplementos nutricionales entre los más jóvenes

La ingesta de complementos se inicia a edades cada vez más tempranas y sin control médico, lo que eleva el riesgo de hipervitaminosis y daño renal. Basta con «pasearse» por Tik Tok o Instagram unos minutos para que el bombardeo de recomendaciones sobre suplementos nutricionales nos alcance de lleno. Proteínas del suero de la leche y caseína para aumentar músculo; zinc para reducir el cansancio; magnesio para mejorar el estado de ánimo, el sueño y el estreñimiento; vitamina C para fortalecer las defensas; colágeno para una piel radiante; complejos vitamínicos para el pelo y las uñas; cápsulas a base de alcachofa para adelgazar… La lista es casi infinita y le llega a diario a niños y adolescentes, lo que está provocando que el consumo de estos productos se inicie a edades cada vez más tempranas.

En los últimos tiempos la demanda de consumo de este tipo de productos ha aumentado, sobre todo entre jóvenes. Cada vez son más los que recurren a estos productos, y lo hacen de una forma compulsiva y descontrolada, sin disponer de toda la información para una elección responsable», asegura Alma Palau, gerente del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas Nutricionistas (Cgcodn). La principal causa de este aumento de la demanda está, según Palau, «en el exceso de información en televisión y en redes sociales no basada en evidencia, sino en estudios de baja calidad, declarando propiedades saludables a todo tipo de suplementos y sin aportar datos sobre los efectos adversos. Además, también influye la falta de regulación de estos productos, sometidos a la misma legislación que los alimentos, pero nunca a la misma legislación que los medicamentos.

fuente: la razón.es

¿Por qué tengo hambre todo el rato? Estas son las posibles razones y cómo evitarlo, según una experta en nutrigenética

Aprende a diferenciar el hambre real y fisiológica, cuando rugen las tripas, de los antojos ligados a emociones. Provocan cambios de humor y apenas sacian

El hambre emocional está ligado a una dieta de poca densidad nutricional, estrés o mala higiene del sueño. Shutterstock

¿Es normal que nos entre el apetito tan sólo una hora después de haber comido? ¿Hemos perdido la sensación de saciedad? La sensación constante de hambre es multifactorial. «Se debe a diferentes desequilibrios», explica Marta Alonso, dietista-nutricionista por la Universidad Autónoma de Madrid, responsable del área de Nutrigenética en ADNTRO y doctora en Nutrigenómica y Nutrición Personalizada por la Universidad de las Islas Baleares.

«No consumir suficientes fibras y proteínas, que nos ayudan a sentirnos llenos. También desajustes hormonales, que afectan a las señales de saciedad, y que pueden venir derivados de una mala higiene del sueño, una composición corporal alterada o un problema que nos está afectando emocionalmente, generando rumiación y estrés», detalla la también máster en Biomoléculas y Dinámica Celular (UAM) y otro en Nutrigenómica y Nutrición Personalizada (UIB).

HAMBRE REAL VS. EMOCIONAL

Una vez claras las posibles causas, ¿cómo diferenciar el hambre real del hambre emocional, por ejemplo, por aburrimiento? Para la experta, ante el hambre fisiológica no hay dudas. «Generalmente, se presenta con señales físicas, como el rugido del estómago». En cambio, el hambre emocional emerge de forma repentina, en respuesta a emociones, y se caracteriza por antojos específicos. «Nos pide alimentos ricos en grasa y azúcar, que proporcionan una gratificación instantánea pero breve». Es la llamada dopamina de los ultraprocesados. «Ese bienestar es pasajero, lo que puede llevar a un ciclo de comer recurrente para recuperar esa sensación», prosigue.

Es fundamental saber identificar y comprender las emociones o circunstancias que provocan este hambre emocional, aclara la nutricionista, trasladándose a un terreno psicológico. Pero, en la medida de lo posible, aboga por estar preparados con opciones saludables que nos permitan responder a estos impulsos de manera que no afecten negativamente nuestra salud. «En primer lugar, es esencial incorporar una combinación equilibrada de macronutrientes en cada comida: proteínas, carbohidratos complejos y grasas saludables».

ESTRATEGIAS PARA LA SACIEDAD

Estos nutrientes son fundamentales para prolongar la saciedad, cuenta, ya que se digieren a un ritmo más lento, manteniéndonos saciados durante más tiempo. Tal y como explica la bioquímica francesa Jessie Inchauspé en su libro, el superventas mundial La revolución de la glucosa (Ed. Diana), la mayoría de la población está atrapada en una montaña rusa de subidas y bajadas de glucosa en sangre. Son los llamados picos por la ingesta de almidones y azúcares. Por eso también recomienda un desayuno salado, que no sea un postre. «La salud sufre mucho más lo que comemos por la mañana porque tiene un impacto en el resto del día», afirma.

Alonso se muestra de acuerdo con esta afirmación. «Sí, aumentar la ingesta de proteínas ayuda a la saciedad y a reducir el apetito. La comida más problemática suele ser el desayuno, ya que por costumbre solemos hacer desayunos dulces ricos en azúcar. Estos altos niveles de azúcar en sangre, sobre todo por la mañana, pueden interferir con nuestras señales de saciedad y recompensa, haciendo que nos sintamos más hambrientos e irascibles el resto del día». Incluir proteínas en el desayuno es una buena estrategia que ayuda a mantener el apetito a raya durante el día, aporta.

Adicionalmente, Alonso apuesta por adoptar el hábito de comer despacio y masticar bien los alimentos. «Es crucial, ya que esto permite que el cuerpo procese más eficientemente las señales de saciedad, evitando una sobreingesta». Se calcula que el cerebro tarda al menos unos 20 minutos en percibirla.

EL CUERPO ME PIDE DULCE

¿Hay alguna manera de evitar entonces esos antojos como el helado, ahora que estamos en verano? La experta universitaria en genética médica y genómica cree que también hay que disfrutar y desvela su truco. «Es una época perfecta para aprovechar y hacer recetas más saludables. Puedes preparar una versión más saludable pero igual de rica con fruta congelada y yogur natural. Puedes derretir chocolate negro 85%, picar frutos secos y echar esta mezcla por encima. ¡Está delicioso!».

El azúcar no deja de ser una molécula de glucosa unida a una de fructosa, dos moléculas que el cuerpo utiliza constantemente para realizar sus funciones vitales. ¿Es tan adictivo o un veneno como se dice? «No podría llegar a considerarse un veneno por esta misma razón. No obstante, en grandes cantidades sí que supone un problema para el organismo. Son muchas las investigaciones científicas que asocian un consumo elevado a numerosas patologías, desde grandes conocidas como la diabetes hasta la arteriosclerosis, pasando por el Alzheimer. En general, cuanto más bajo sea nuestro consumo de azúcar libre mejor».

El azúcar puede ser muy adictivo, señala, debido a cómo afecta los centros de recompensa en el cerebro, promoviendo un deseo continuo de consumo. Por eso hay que evitar caer en la máquina de aperitivos: «La clave es la anticipación para tener a mano alternativas a los snacks, como frutas frescas, verduras cortadas, frutos secos sin sal, hummus, patés vegetales, o chips de verduras, por ejemplo». Estas opciones no sólo son más saludables, sino que también ayudan a evitar la tentación de optar por opciones industriales, defiende.

A VECES NO ES HAMBRE, ES SED

Otra de las causas de sentirse hambriento es una posible deshidratación. Y lo que en realidad el cuerpo nos está pidiendo es agua. «Llevar siempre una botella contigo es una buena estrategia. También puedes mejorar el sabor del agua añadiendo frutas naturales o hierbas para hacerla más atractiva. Evita las bebidas azucaradas o edulcoradas y opta por alternativas más naturales, como el té helado sin azúcar, agua con gas o kombucha», aconseja la nutricionista, descartando las opciones alcohólicas que, además de calorías vacías, nos deshidratan y son tóxicas para la salud.

Y por último, y no menos importante, estar siempre a dieta también interviene en esa sensación perpetua de hambre. «Suelen ser excesivamente restrictivas y promueven cambios temporales en lugar de ajustes sostenibles a largo plazo en el estilo de vida», critica Marta Alonso. Este enfoque puede llevar a resultados rápidos pero, a menudo, resulta en un «efecto rebote donde se recupera el peso perdido, o incluso más», una vez terminada la dieta, advierte. «Esto se debe a que, tras períodos de restricción severa, es común volver a antiguos hábitos alimenticios y hacerlo con mayor intensidad, dada la prohibición previa».

Para evitar este círculo vicioso propone enfocar la pérdida de peso hacia una transformación a largo plazo de los hábitos alimenticios y del estilo de vida. «Un déficit calórico moderado es efectivo para perder peso, pero una restricción calórica severa y prolongada puede llevar a deficiencias nutricionales, problemas metabólicos y el mencionado efecto rebote. Es fundamental que este déficit sea supervisado por un profesional y adaptado a las necesidades individuales. Adoptar un enfoque más equilibrado ayuda a mantener el peso a largo plazo y a promover un bienestar general», concluye.

FUENTE: Periódico El Mundo. Sección Cuerpo.

https://www.elmundo.es/vida-sana/cuerpo/2024/08/23/66c49db8e9cf4a85408b4575.html

La alimentación rica en grasas saturadas se relaciona con el Alzheimer

Consumir habitualmente una dieta alta en grasas y calorías tiene una relación directa con la obesidad y la diabetes tipo 2 y, ahora, un equipo investigador, liderado por el grupo de investigación Nutrición y Salud Metabólica (NuMeH) y del Centro de Tecnología Ambiental, Alimentaria y Toxicológica (TecnATox) de la la Universidad Rovira i Virgili (URV), ha descubierto el mecanismo que relaciona el hecho de consumir esta alimentación con el Alzheimer. El estudio, publicado en Nutrients, se ha centrado en ver cómo esta dieta afecta a unas moléculas que se encuentran en la sangre y otros tejidos como el cerebro, y que actúan como marcadores y reguladores de la enfermedad.

La investigación se realizó en un modelo de ratones que desarrolla la enfermedad de Alzheimer en edad adulta. Estudios previos en estos animales ya habían demostrado que después de seguir una rica dieta en grasas acababan desarrollando la enfermedad mucho tiempo antes que los que tenían una alimentación convencional. Lo que no se conocía eran los mecanismos que desencadenaban el avance de la enfermedad, y ahora se han resuelto. Para ello, el equipo investigador analizó la expresión de 15 microARNs (miRNAs). Se examinaron los cambios en los microARNs relacionados con la insulina en modelos de ratones con predisposición al Alzheimer y que seguían una dieta alta en grasas, sobre todo de tipo saturado. Los resultados demostraron que empeoraba su metabolismo después de seguir esta dieta durante seis meses con un incremento significativo del peso corporal y una peor respuesta a la glucosa y la insulina.

Además, se observó una alteración de varios microARNs tanto en la sangre como en el cerebro. Estos cambios estaban relacionados con procesos como la acumulación de placas de beta-amiloide, la producción excesiva de proteína tau y un incremento de la inflamación dentro del cerebro, que también está vinculada con esta enfermedad.

Rojas-Criollo M, Novau-Ferré N, Gutierrez-Tordera L, et al.

Fuente:https://neurologia.com/noticia/9616/la-alimentacion-rica-en-grasas-saturadas-se-relaciona-con-el-alzheimer

Los niños con trastorno del espectro autista tienen problemas de alimentación

La textura de los alimentos es el principal factor que influye en la alimentación de los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) en Aragón. Esta es la conclusión de una investigación, impulsada por Atades y coordinada por Paula Rodríguez Martínez, que ha puesto de manifiesto un patrón claro de selectividad alimentaria entre los niños autistas, especialmente en el rango de edad de 2 a 6 años. En el estudio colaboran también Carrefour y la Fundación Alicia.

«Desde nuestra práctica profesional, hemos detectado que muchas familias y niños con autismo, sobre todo de 2 a 6 años, pero también a lo largo de toda la infancia y en la adolescencia y juventud, tienen problemas en la alimentación, sobre todo debido a una mayor selectividad por las causas o signos característicos del autismo»

Los niños con autismo de Aragón eligen o rechazan los alimentos según la textura

Después de leer esta noticia observo la necesidad de estudiarlo mas a fondo con tal de encontrar o crear diversos alimentos que se adapten a estas personas con el suficiente valor nutricional como su salud necesite y que este aspecto de su vida deje de ser una preocupación.

¿Cuánta proteína debemos tomar al día? La recomendación de Blanca Nutricionista

Muchas personas que van al gimnasio regularmente exceden la cantidad recomendada.

Un viejo y sabio refrán castellano reza que «no solo de pan vive el hombre», y esto es algo muy presente en una de las tendencias alimentarias más de moda, la llamada ‘dieta keto’, que trata de disminuir todo lo posible el consumo de carbohidratos. Antes de comenzar cualquier clase de régimen, es fundamental consultar antes con un dietista experto para que nos guíe en el proceso para aumentar al máximo el rendimiento y el bienestar.

Pero de la misma manera que «pan con pan es comida de tontos», podemos afirmar que también sería cierto que «no solo de proteínas se alimenta el deportista». Estos compuestos son fundamentales a la hora de generar masa muscular y ayudar en la generación de nuevas células, pero un consumo excesivo también puede derivar en problemas de salud.

Lo ideal, como descubriría Arquímedes, al que tanto le deben los levantadores de peso, es encontrar un punto de equilibrio (para ‘mover el mundo’). Los excesos siempre son malos, pero a diferencia de los azúcares o las grasas polinsaturadas, que todo el mundo sabe que se deben tomar en muy bajas proporciones, con otros compuestos fundamentales para el organismo, como las proteínas, es más complejo calcular la cantidad necesaria de consumo para cada persona.

Las proporciones pueden variar mucho dependiendo del sexo, la altura, el peso o el metabolismo de cada uno, por no hablar de quienes padezcan enfermedades relacionadas con la alimentación o de otra índole. Aún así, existe un consenso medianamente asentado para calcular la cantidad de proteína diaria que debería consumir una persona, especialmente si realiza ejercicio habitualmente.

Blanca Nutri compartía unos ratios de la proteína que debería tomar cada persona, pero muy importante, teniendo en cuenta la cantidad y tipo de ejercicio que realicen normalmente. Por cada kilogramo que pese una persona, lo ideal sería que se consumiese entre 1,2 y 2 gramos diarios de proteína diariamente. Como dijimos anteriormente, también influyen la altura, el sexo u otros factores, pero este sería un buen valor aproximado.

En base al tipo de ejercicio realizado, la nutricionista aconsejaba las siguientes medidas:

  • Si se hace ejercicio muy intenso, entre 1,8 y 2 gramos de proteína por kilo de peso. Para una persona de 70 kilos, lo ideal serían unos 126-140g diarios.
  • Si se hace ejercicio moderado-intenso, en torno a 1,5 gramos de proteína por kilo de peso. Para una persona de 70 kilos, lo ideal serían unos 105g diarios.
  • Si no de hace ejercicio o se practica de forma muy moderada, con 1,2 gramos de proteína por kilo de peso sería suficiente. Para una persona de 70 kilos, lo ideal serían unos 84g diarios.

FUENTE:

https://www.larazon.es/salud/bienestar/cuanta-proteina-debemos-tomar-dia-recomendacion-blanca-nutri_2024092266ef9737b3741e0001eec97d.html