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¿Cómo elegir vino? 9 consejos para principiantes

Diferentes botellas de vino entre las que elegir para una comida o cena

Elegir un buen vino cuando no se tiene mucho conocimiento en la materia puede ser todo un desafío. Sin embargo, con algunos consejos y trucos básicos para principiantes que te daremos a continuación podrás tomar la mejor decisión a la hora de elegir la opción adecuada y disfrutarás de una copa excelente sin gastarte un dineral. Sigue nuestros consejos para seleccionar vinos que se adapten a tus gustos y necesidades y conviértete en todo un experto a la hora de seleccionar el vino perfecto para cada ocasión.

Los 9 mejores trucos y consejos para elegir vino

Con estos trucos y consejos verás que elegir el vino adecuado será una tarea mucho más sencilla de lo que piensas.

Pregunta a los expertos

Si puedes comprar el vino en una tienda especializada, no dudes en preguntar por las diferentes opciones que tienen. Un experto en la materia te ofrecerá recomendaciones basadas en tus gustos y adaptadas a tu presupuesto.

Selecciona una D.O.

Optar por una Denominación de Origen o una región conocida a la hora de elegir un vino puede ser una buena estrategia. Denominaciones como Ribera del Duero o Rioja en España así como Bordeaux en Francia tienen muy buenos estándares de calidad y suelen ofrecer vinos con características distintivas.

Elige sellos de calidad

Si optas por comprar el vino en el supermercado, muchos de ellos cuentan con sellos de calidad o premios en competiciones y guías reconocidas. Esto suele ser una apuesta segura ya que además de estar reconocidos por expertos en la materia estos vinos han superado unos estándares de calidad específicos.

Identifica para qué es el vino

Antes de elegir cualquier opción, considera el uso que le darás al vino. Un vino para una cena elegante no puede ser el mismo que para un almuerzo casual. Nuestra recomendación es seleccionar el vino adecuado en función de la ocasión, esto te ayudará a encontrar la mejor opción para ti y tus invitados.

en en cuenta la comida

El maridaje adecuado realzará tanto el vino como la comida. Por eso, antes de elegir el vino, considera cómo podría complementar el plato que vas a servir. Un vino tinto acompañará bien a carnes rojas y guisos, mientras que un vino blanco fresco combinará a la perfección con pescados y mariscos. Nuestro consejo es que el vino que elijas complemente el sabor de la comida, no lo sobrepase.

Prueba el vino antes si puedes

Si tienes oportunidad, prueba el vino antes de comprarlo, y si no, siempre puedes comprar un par de botellas y probar una en casa antes de servirlo con invitados presentes. Esto te permitirá conocer el aroma y el sabor asegurando que se ajuste a tus gustos personales.

No elijas el vino más caro

Un precio más alto no siempre garantiza mayor calidad. Mejor fíjate en vinos que tengan buenas críticas y recomendaciones y que se ajusten a tu presupuesto. Hay excelentes opciones en el mercado a precios muy razonables que pueden ofrecer una buena experiencia de cata.

La bodega

Algo que siempre ayuda es informarse sobre la bodega y el historial del vino para asegurarte de que haces una buena compra en relación calidad-precio. La mayoría de las veces vinos menos costosos de bodegas respetadas ofrecen una excelente calidad.

No te lo tomes muy en serio y disfrútalo

Elegir el vino adecuado es importante, pero no debes verlo como algo demasiado serio o trascendental. No te obsesiones con la elección y preocúpate más en disfrutar tanto del proceso de selección como del momento de beberlo en la comida o la cena. A menudo, asociamos los mejores vinos con aquellas comidas que nos han regalado buenos momentos más que por nuestro tino al elegirlos.

Fuente: https://www.bonviveur.es/actualidad/como-elegir-vino

María Luisa Martín se hace con el Premio al Mejor Escritor de Vinos 2024

La escritora valenciana María Luisa Martín ha sido distinguida con el Premio al Mejor Escritor de Vinos 2024 otorgado por la Asociación de Periodistas y Escritores del Vino.

El evento estuvo cargado de emociones y diferentes reconocimientos en múltiples categorías. En concreto, el Premio al Mejor Escritor de Vinos premia a la capacidad de conectar la tradición y la sostenibilidad de cara al gran público.

El galardón fue otorgado por Manuel María López Alejandre, y el evento reunió en el restaurante La Masía a las principales figuras del sector con el fin de celebrar la excelencia en la cultura del vino y los espirituosos.

María Luisa Martín Alejandre es autora de libro ‘Manual del Sumiller: el servicio, la cata y el maridaje’ (Ediciones Azar), en el que ahonda en la sumillería como un oficio muy antiguo y complejo que necesita de constante formación, psicología, elegancia y, sobre todo, el amor por las cosas bien hechas.

Fuente: https://www.lasprovincias.es/gastronomia/maria-luisa-martin-premio-mejor-escritor-vinos-20241122124134-nt.html

Casa Orzáez, la tienda sevillana que apuesta por la alimentación viva

El negocio familiar apuesta por el producto natural: de la mantequilla al queso y de los vinos naturales a las conservas, el pan y la repostería

Los quesos de elaboración artesanal son uno de los platos fuertes de Casa Orzáez, en el barrio de Triana.

Todo en Casa Orzáez rezuma sintonía. Una coherencia que se materializa en las tostadas de queso afinado con calabaza o en una tabla de mantequillas con encurtidos de temporada, acompañada por un vino natural —que se pueden degustar como desayuno o en el aperitivo—, pero que radica en los productores de esas materias primas, que cultivan de manera sostenible y pastorean en extensivo, y en su elaboración artesanal, en muchos casos a través de la fermentación natural. “Nosotros nos definimos como un espacio de alimentación viva, no solo por el tipo de producto que ofrecemos, sino por la cadena de vida que hay detrás. Las familias pueden dedicarse a lo que les gusta, gracias a los bichitos que intervienen en el proceso de fermentación. Todo forma parte de un ciclo y que el cliente pueda percibir eso, que se sienta partícipe, no solo como productor, sino como consumidor de esa cadena es lo que nos llena de orgullo”. Así resume Pablo Ortiz la filosofía que impera en este espacio culinario abierto en la calle Betis, una de las arterias que vertebra el barrio de Triana, en Sevilla.

Con este local Pablo, Eugenia y Claudia, los hijos de María Orzáez, han querido cerrar un círculo que su madre abrió en 2003 cuando lo dejó todo para formarse en la elaboración artesanal de quesos en Francia y abrir en Castilblanco de loa Arroyos (Sevilla) el taller de lácteos Mare Nostrum que, como apunta Claudia, es el alma mater del proyecto. De ahí pasaron a abrir una tienda en el Mercado de la Puerta de la Carne, en el centro de Sevilla, para vender sus quesos —todos de leche cruda y sin pasteurizar— que se fue ampliando con conservas naturales y fermentados vegetales, salsas, chucrut y caldo de hueso, hasta llegar al obrador, donde Eugenia elabora de manera artesanal repostería y panes a partir de harinas ecológicas molidas a la piedra y azúcar puro de caña. Esos fueron los pilares con los que se adentraron de lleno en el ámbito de la restauración: “Nos dimos cuenta de que en Sevilla había una necesidad de una cocina diferente”, añade Eugenia.

Varios quesos de Mare Nostrum, elaborados en la sierra norte de Sevilla, sobre una tabla, en Casa Orzáez.

Han comenzado con los desayunos en los que combinan todos sus productos, los que elaboran ellos mismos y los que también promocionan, como los vinos u otros quesos, porque siguen la misma filosofía slow food con la que ellos se han criado. “Es nuestra forma de entender la alimentación, una cocina que siempre se ha hecho en casa y siempre ha sido natural”. En ese ideario también prima la transparencia, por eso el restaurante cuenta con una cocina abierta y el obrador también está a la vista de los comensales. “Queremos que aprecien que el queso que se están comiendo es otro, que el pan que se están comiendo es otro, que hasta el aceite de oliva es otro”, incide Pablo. Porque quien acuda a casa Casa Orzáez no va a encontrar un refresco normal o un batido como los que se apiñan en los lineales de un supermercado. Todo eso, como el café, el cacao o las infusiones se elaboran de manera natural bien por Pablo o por otros artesanos que siguen las consignas de sencillez y vuelta a los orígenes que guían esta apuesta gastronómica.

En su carta solo caben productos de temporada y autóctonos. Su intención es ir ampliando el menú y empezar a ofrecer comidas que luego puedan ampliarse a cenas: “Se trata de una oferta de cocina de mercado local de temporada”, indica Claudia. Una oferta culinaria que en ningún momento pierde la esencia de sus inicios: “Éramos una tienda y el objetivo es que puedas llevarte a casa lo que pruebas en la mesa, o, al menos, lo que elaboramos nosotros”, dice Claudia mostrando las neveras donde asoman quesos, yogures y sus distintas conservas de limón, ajo o cebolla.

Con su filosofía han conseguido atraer a una comunidad de clientes fiel que no han dudado en cruzar el Guadalquivir para disfrutar de la experiencia culinaria de Casa Orzáez, bien en su terraza, con una panorámica envidiable del río y la Giralda, o en su interior, diáfano y minimalista. Una extensión de esa sencillez y naturalidad que envuelve su forma de elaborar sus productos y sus recetas. “La mayor innovación es volver a los clásicos”, sentencia Pablo. “No hay nada más innovador que comer un queso con ajo fermentado”, coinciden los tres hermanos.

Fuente: https://elpais.com/gastronomia/2024-11-19/casa-orzaez-la-tienda-sevillana-que-apuesta-por-la-alimentacion-viva.html

Batalla del Vino

La batalla del vino es una fiesta popular que se desarrolla anualmente durante el 29 de junio, por la festividad de San Pedro, en la ciudad de Haro. Batalla pacifica, que tiene como única arma, arrojar miles de litros de vino.

Y es que, un día como cualquier otro 29 de junio, con el sol en sus espaldas, los jarreros estaban almorzando tras la misa en honor del Santo, después de andar en romería el trayecto que hay del pueblo a la ermita y, en un momento dado, realizando un gesto que luego se tornaría crucial para la vida de los habitantes de Haro, a algún parroquiano se le ocurrió la feliz idea de refrescar con el vino de su bota a su vecino de mesa. Este fue el desencadenante. Comenzaron los bautizos de vino, como los llamaban entonces. La batalla del vino había nacido.

En 1965 se concedió a esta celebración el título honorífico de “Fiesta de Interés Turístico”, en noviembre de 1998 el gobierno de La Rioja le concedió el título de “Fiesta de Interés turístico en La Rioja” y el 22 de marzo de 2011 fue declarada “Fiesta de Interés Turístico Nacional”. Así que, más que nunca, hay que disfrutar esta fiesta. ¡Viva la Batalla del Vino!

Reglas

El objetivo es manchar de vino al prójimo, hasta conseguir dejarlo más morado que el Pendón de Haro. Para conseguir este colorido efecto, te aconsejamos que sigas estas sencillas normas:

  • Vestir de blanco, con el pañuelo rojo típico de fiestas
  • Conseguir manchar de vino al vecino lo más rápido y mejor que puedas
  • Usar armas homologadas, como botas, botellas (que no sean de vidrio), sulfatadoras, calderos, pistolas de agua y cualquier otro recipiente que pueda albergar líquidos
  • Mientras dura la contienda, no hay que dejar de reír y cantar
  • Si ves a alguien que aún le quede una parte de su vestimenta en blanco, será tu objetivo preferente
  • No te fíes de nadie, tus conocidos serán tus primeros enemigos
  • Los músicos de las charangas no dejarán de tocar mientras quede vino
  • Si ves que la gente está sentada comiendo caracoles o chuletillas al sarmiento, es que la batalla se ha terminado y ha empezado el almuerzo

Seis vinos asequibles con la poco conocida identidad ‘pie franco’

A pesar de su enorme valor al preservar la diversidad genética y permitir la elaboración de vinos con características únicas, este tesoro vitivinícola representa menos del 4 % del viñedo

Hoy, con la calidad media de nuestros vinos ya consolidada —algo impensable hace unas décadas, salvo contadas excepciones como Rioja y Ribera del Duero—, el atributo más valorado es la singularidad. Y nada mejor para alcanzarla que nuestras cepas centenarias, rescatadas in extremis de la desaparición por enólogos aventureros en busca del viñedo perdido. Algunas de ellas, muy pocas, son prefiloxéricas, supervivientes de la devastadora plaga de la Dactylosphaera vitifoliae, un insecto parásito que afectó a nuestro país en la década de 1870, al estar plantadas en zonas donde no prosperó, básicamente suelos muy arenosos (más del 60%), aunque también en zonas geográficamente aisladas como las Islas Canarias. Posteriormente, se han continuado plantando cepas en estas zonas que conocemos como de pie franco al no estar injertadas en un patrón americano (raíz de cepas resistentes a la filoxera). En otras palabras: tanto las cepas prefiloxéricas como las plantadas después son de pie franco, pero las primeras tienen más de 150 años, mientras que las segundas pueden ser considerablemente más jóvenes.

Hago esta precisión porque no siempre las bodegas informan correctamente de ello. En todo caso, ambas cepas han desarrollado adaptaciones únicas a su terruño, por lo que ofrecen una narración enológica tan intensa como personal e irrepetible, al evitar un injerto que, inevitablemente, redibuja el perfil organoléptico de los varietales. Pero su baja producción las condenó a la marginación y el olvido. De ahí que su recuperación suponga un hito en la gran transformación vitivinícola española iniciada hace tres décadas. Hoy nuestros viñedos centenarios de pie franco se encuentran dispersos por numerosas zonas vitivinícolas españolas: Rías Baixas, Ribeira Sacra, Bierzo, Ribera del Duero, Rueda, Toro, Yecla, Jumilla, Campo de Borja, La Alpujarra, Rota, Puerto de Santa María, Mancha, Almansa, Manchuela; incluso en pequeños majuelos de Rioja. Y, por supuesto, en las Islas Canarias. Lamentablemente, a pesar de su enorme valor al preservar la diversidad genética y permitir la elaboración de vinos con características únicas, este tesoro vitivinícola representa menos del 4 % del viñedo.

Las cepas centenarias de pie franco suelen encontrarse en pequeñas parcelas, donde las viñas se asientan en bancales de prodigiosa geometría, dibujando las arrugas de un terreno abrupto y salvaje. Hunden sus viejas y sinuosas raíces en terrenos arenosos como dunas, bajo una luminosidad reverberante en el limpio cielo azul. O maduran abrigadas por el manto negro de tierra volcánica. También las hay que horadan la piedra pizarrosa buscando el salvador reservorio de agua, asentadas en un laberinto de colinas donde el terreno se desliza abruptamente en fascinantes terrazas. De todas ellas nacen vinos prodigiosos, lógicamente caros, de nobles variedades autóctonas como albariño, verdejo, tempranillo, mencía y garnacha, incluso de la blanca airén, que hasta no hace mucho era la variedad más cultivada en España. Algunos de estos vinos alcanzan precios astronómicos, como el blanco Capitel (112 euros) de Rueda, elaborado con cepas prefiloxéricas de verdejo, algunas con cerca de 200 años por Ossian, bodega creada por Javier Zaccagnini, hoy propiedad de Pago de Carraovejas. También están los tintos La Roza (249 euros) y San Juan (248 euros), vinos de microparcela de los viñedos históricos de Dominio de Atatua. O Termanthia (300 euros), la genial creación del riojano Marcos Eguren en Toro, hoy propiedad del imperio francés del lujo LVMH, un vino sostenido por la majestuosidad de cepas centenarias, algunas de 200 años, de Teso de los Carriles (Zamora). Finalmente, en representación de las Islas Canarias, Canari (120 euros), dulce añejo elaborado por El Grifo en Lanzarote, isla lunar de inverosímiles agujeros en el picón (ceniza volcánica), manto protector que aporta a los vinos un tostado sugestivo e inconfundible. Afortunadamente, también contamos con vinos más asequibles, como estos seis, blancos y tintos, que son una muestra representativa de las virtudes del pie franco.

https://elpais.com/gastronomia/beber/2024-11-02/seis-vinos-asequibles-con-la-poco-conocida-identidad-pie-franco.html

Cómo crear una pequeña bodega sin gastarse una fortuna y beneficiarse de botellas que ganan con el tiempo

Lo más importante para la conservación es mantener la temperatura baja y constante, unos buenos niveles de humedad para que no se resequen los corchos y guardar el vino protegido de la luz.

Hacerse con unas buenas copas y empezar a guardar botellas son dos síntomas claros de que uno está desarrollando una cierta afición por el vino. Pero si la primera condición es tan fácil como hacer un pedido por internet de algún modelo bien versátil que sirva para casi todos los tipos de vinos, tener una pequeña colección de etiquetas requiere unas condiciones mínimas de conservación.

Lo más importante: temperatura baja y constante, buenos niveles de humedad para que no se resequen los corchos y mantener el vino protegido de la luz.

Para empezar a experimentar cómo evoluciona el vino se puede trabajar en una horquilla de precio de 15 a 30 euros por botella y con tiempos de guarda que no tienen por qué ir mucho más allá de los dos a cuatro años.

Hoy sabemos que muchos vinos se benefician de un desarrollo extra en botella. Pazo Señorans, firma pionera en los albariños de largo envejecimiento sobre lías con su excelente Selección de Añada, se ha empeñado siempre en demostrar lo bien que evoluciona su vino del año. Por eso lanzó una versión Colección que sale con 30 meses de botella al mercado y cuesta entre cinco y seis euros más por los gastos extra de estocaje. Cualquier aficionado puede replicar el estilo comprando el albariño estándar y conservándolo en buenas condiciones en su bodega durante el tiempo que considere conveniente.

De esta manera, podrás conseguir tu «bodega» en caso de no tener medios para hacer tu propio vino.

https://elpais.com/gastronomia/beber/2024-09-16/como-crear-una-pequena-bodega-sin-gastarse-una-fortuna-y-beneficiarse-de-botellas-que-ganan-con-el-tiempo.html