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El superalimento asiático que tiene 11 veces más calcio que medio vaso de leche y mucho más hierro que la carne roja

Atendiendo al contenido nutricional del wakame, es un superalimento muy completo y de alta densidad nutricional. Dos cucharadas soperas (10 gramos) de alga wakame cruda ofrecen un gramo de carbohidratos, medio de proteína, 5 calorías, el 280% de la ingesta diaria de referencia de yodo y minerales como manganeso, fósforo, hierro, calcio, magnesio, y sodio, según Healthline.

También potasio, folatos y múltiples vitaminas como la A, la B1, B2 y B12, y C, así como compuestos vegetales y fitonutrientes como la clorofila. Destacan pigmentos como las xantinas, así como polifenoles, lecitinas y polisacáridos.

Destaca especialmente el aporte en minerales clave para el organismo: 100 gramos de alga wakame poseen 6 veces más calcio que un vaso de leche, puesto que este ingrediente marino atesora 1.300 miligramos de calcio.

También tiene 25 miligramos de hierro, una cifra muy por encima de la carne roja, con la ventaja de que el alga apenas aporta grasa. Dicho de otro modo, el wakame tiene 5 veces más hierro que un filete.

La riqueza en magnesio —100 gramos aportan el 30% de la cantidad diaria recomendada— es esencial para que funcione la hormona calcitonina, que a la vez permite que los huesos absorban el calcio. También ayuda a formar proteína y ADN, regula la función de los músculos y el sistema nervioso, los niveles de azúcar en la sangre, y la presión sanguínea, según los NIH.

Fuente: Stock, A. N. (2023, 13 septiembre). El superalimento con más calcio que la leche y más hierro que la carne. Business Insider España. https://www.businessinsider.es/superalimento-calcio-leche-hierro-carne-1303100

Alimentos que es mejor comprar congelados

No siempre los productos frescos tienen más propiedades o vitaminas

Los congeladores revolucionaron el mundo de la cocina, al conseguir que los alimentos perduren en buenas condiciones durante mucho más tiempo. Además, la congelación prolonga la vida útil de los alimentos, permitiendo que disfrutemos de productos fuera de temporada y reduciendo los riesgos de contaminación alimentaria. Esto, a su vez, contribuye a la disminución del desperdicio de alimentos.

Los alimentos congelados, en particular las frutas y verduras, pueden mantener la mayoría de sus nutrientes cuando se congelan poco después de la cosecha. En algunos casos, los productos congelados pueden incluso superar a los productos frescos en términos de contenido nutricional. Por ejemplo, en fresas, zanahorias, espinacas, guisantes y brócoli, los niveles de vitamina C son comparables a los alimentos frescos, y en algunos casos, incluso más altos.

Pese a este avance, todavía hay muchas voces críticas con la compra de alimentos congelados porque, en algunos casos, pueden perder sus valores nutricionales o su sabor y es mejor consumirlos frescas.

Sin embargo, no se debe asumir que los productos frescos siempre son mejores que los congelados. La congelación rápida a bajas temperaturas evita la aparición de microorganismos o bacterias así como la oxidación. Las técnicas de congelación utilizadas en la industria alimentaria evitan el deterioro de los productos sin alterar prácticamente su contenido nutricional.

Conservación de nutrientes

Según la nutricionista Rhiannon Lambert, hay numerosos alimentos en los pasillos de congelados de los supermercados que son mejores que los que se pueden comprar frescos en las secciones de frutería o carnicería.

La autora de numerosos libros sobre nutrición, asegura que la congelación de guisantes, brócoli y maíz dulce potencia algunas de sus propiedades. Según ha asegurado a Daily Mail, conservar a muy bajas temperaturas estas verduras y legumbres ayuda a retener las vitaminas y los antioxidantes.

Así, el brócoli congelado más vitamina B2 que el fresco, mientras que los guisantes congelados tienen casi el mismo nivel de nutrientes vitales, como la vitamina C, que los frescos y son más fáciles de conservar. Por su parte, según Lambert, el maíz fresco pierde el 50% de su contenido en azúcar en las primeras 12 horas tras ser cosechado, por lo que la opción de comprarlo congelado es mejor y contiene más vitamina C.

Otras verduras, como las espinacas, es también mejor comprarlas congeladas porque conservan la vitamina C y los folatos durante más tiempo, mientras que los pierden rápidamente si se compran frescas y se conservan en casa.

Carne y pescado

La nutricionista también recomienda comprar congeladas algunos tipos de carnes, como el pollo. La carne congelada, especialmente si se congela a bajas temperaturas poco después del sacrificio, tiende a mantener un buen perfil nutricional, incluyendo proteínas, hierro y vitaminas del complejo B. Aunque la textura de la carne puede cambiar durante la congelación y descongelación, esto puede hacer que la carne resulte más tierna.

En cuanto a los pescados, Lambert asegura que los congelados es una buena opción porque mantiene la mayor parte del omega-3 que contiene, incluso meses después del proceso de congelación.

https://www.larazon.es/salud/bienestar/alimentos-que-mejor-comprar-congelados_2024092466f2ea0a3c87870001ea7b7f.html

5 alimentos ricos en vitaminas que te ayudarán a prevenir enfermedades

La ingesta de alimentos ricos en vitaminas es de gran importancia por diversos motivos y es que estas desempeñan funciones tan variadas como ayudar en la formación de los tejidos, el correcto funcionamiento del sistema inmunológico o mantener el sistema nervioso en orden.

Existen muchos tipos de vitaminas y cada una de ellas cumple una función importante a la hora de mantener un buen estado de salud. Sin embargo, muchas veces por el estrés o por no consumiralimentos ricos en vitaminas, podemos sufrir carencia de algunas de ellas.

Existen dos tipos de vitaminas. Por una parte encontramos las llamadas liposolubles, que se acumulan en el tejido graso, entre ellas están las vitaminas A, D, E y K. Y, por otro lado, las hidrosolubles, que se encuentran y se disuelven en el agua.

La alimentación tiene mucho que ver en la falta de este tipo de vitaminas en nuestro organismo, aunque factores como la genética o una dieta desequilibrada también pueden influir en ella. A continuación te presentamos un listado de alimentos ricos en vitaminas para ayudarte a mantener tu sistema inmunológico sano. 

Huevo

El huevo es un alimento especialmente rico en vitamina D y B12. Esta última puede encontrarse también en otros alimentos de origen animal. 

Zanahoria

En la zanahoria encontramos una importante fuente de retinol y betacarotenos. Ambas vitaminas pueden encontrarse también en alimentos de origen animal, frutas, verduras y tubérculos de color anaranjado como la calabaza. 

Aguacate

Este alimento es uno de los más antioxidantes que encontrarás en el mercado. Además, contienen una importante fuente de vitamina E, B9 y ácido fólico. Los minerales son también abundantes en el aguacate, que contiene potasio, magnesio, calcio y fósforo.

Aceite de oliva

Junto con el pescado, la carne de ternera y los cereales, el aceite de oliva es una de las principales fuentes de vitaminas K y D. La vitamina K es una de las vitaminas que menos consumimos y podemos encontrarla en otras verduras como las acelgas, las espinacas y la rúcula. La vitamina D, por su parte, es la encargada de aportar calcio a nuestro organismo.

Pimiento

A pesar de que la naranja es la que se lleva la fama, el pimiento es, junto con la zanahoria, uno de los alimentos más ricos en vitamina C. Se trata de una verdura muy versátil que puede ser incluida en prácticamente todas tus recetas, tanto en versión cruda como cocinada. No olvides que la vitamina C es un gran antioxidante, fundamental para mantener el colágeno.

https://www.occident.com/canal/salud/post/alimentos-ricos-en-vitaminas

Vitaminas para embarazadas y vacas más productivas: cómo combatir la malnutrición ante la caída de la ayuda y la crisis climática

A pesar de que 400 millones de niños sufren cada año de una alimentación deficiente, con devastadoras consecuencias para la salud global y para la economía, los esfuerzos de la comunidad internacional se desvían a crisis que los donantes consideran más urgentes, según la Fundación Gates

Si las embarazadas de los países de ingresos medios y bajos tomaran un preparado con micronutrientes múltiples elaborado por Naciones Unidas, que cuesta 2,60 dólares (2,36 euros) para un embarazo completo y que contiene vitaminas y minerales, se salvarían casi medio millón de vidas cada año. No invertir en acabar con la malnutrición tiene sin embargo un coste devastador, también económico, equivalente al de una recesión como la de 2008, de forma permanente, según datos del último informe anual Goalkeepers 2024publicado por la Fundación Bill y Melinda Gates este martes.

“Es la inversión de mayor impacto que se puede hacer. Tiene un coste realmente bajo y un impacto muy alto”, asegura el director general de la Fundación, Mark Suzman en una entrevista por videoconferencia. A pesar de los progresos alcanzados hasta 2020, la acumulación de crisis que atraviesa el planeta hace que la malnutrición y la ayuda al desarrollo a África hayan dejado de ser una prioridad para los países donantes. Las predicciones indican, además, que la emergencia climática no hará más que empeorar la situación. En 2050, se prevé que 40 millones más de niños tengan retraso en el crecimiento y 28 millones de niños más sufrirán emaciación, la forma más grave de desnutrición crónica y aguda.

A pesar de la contundencia de las cifras, el interés de la comunidad internacional por atajar la malnutrición decrece. Suzman recuerda que hasta 2020 se produjeron avances nunca vistos en salud global, con la reducción de la mortalidad infantil, de muertes por VIH, tuberculosis o malaria. Pero la gestión de la pandemia de la covid agrandó la brecha entre los países de renta baja y los de renta alta y las cicatrices son aún muy profundas. La proliferación de conflictos estableció además nuevas prioridades para los donantes. “Más de 60 países tienen que pagar más por su deuda que lo que pueden invertir en salud”, asegura el director de la Fundación Gates, quien advierte de la caída de la ayuda al desarrollo para África, pero destaca, sin embargo, el liderazgo de España. “El presidente Pedro Sánchez ha sido un líder y se ha comprometido a mantener e incluso incrementar la ayuda en inversiones críticas como Gavi [la alianza internacional destinada a garantizar el acceso a las vacunas]. “Solo deseo que otros países sigan el ejemplo de España”, remata Suzman.

Las vitaminas para embarazadas es una de las cuatro soluciones que propone el informe de la Fundación para reducir de forma drástica la malnutrición que cada año sufren más de 400 millones de niños. “Cuando un niño muere, la malnutrición es la causa subyacente la mitad de las veces porque las vacunas son menos eficaces, tienes más probabilidad de morir de malaria, tu intestino no puede asimilar todos los nutrientes…”, señala Suzman, cuya fundación apoya numerosos proyectos periodísticos, incluido Planeta Futuro. El hambre y la falta de nutrientes les persigue de por vida. Según los estudios de la fundación, “un niño que sufre malnutrición grave antes de los tres años completará cinco años menos de escolarización que los niños bien alimentados, y los niños desnutridos que permanecen en la escuela tienden a rendir peor y a tardar más en terminar cada curso que sus compañeros”.

Este bajo rendimiento como consecuencia de una mala alimentación tiene, a su vez, graves efectos económicos: “Las personas que pasaron hambre durante la infancia ganan un 10% menos a lo largo de su vida y tienen un 33% menos de probabilidades de salir de la pobreza”, según la fundación. El coste de la menor productividad se traduce, de acuerdo con sus cálculos, en tres billones de dólares en pérdidas cada año “porque la malnutrición atrofia las capacidades físicas y cognitivas” de las personas que la han padecido cuando eran niños. En los países de renta baja, esa pérdida equivale a entre el 3% y el 16% del Producto Interior Bruto (PIB).

Además de acceso a mejores vitaminas prenatales, la fundación filantrópica aboga por garantizar que las vacas sean más productivas y la leche más segura, hacer que algunos alimentos tengan más vitaminas y minerales y aumentar la financiación contra el hambre. Citan un ejemplo muy concreto: en Kenia, donde el 80% de las vacas lecheras producen unos dos litros de leche al día, algunos programas han logrado que el rendimiento sea entre 6 y 10 veces mayor. Estos mejores resultados se han logrado mediante el estudio del ADN y otros datos de los animales para seleccionar a vacas “que den a luz crías más productivas”, la obtención de forraje de mayor calidad o la reutilización de los residuos de los cultivos, que puede emplearse como un nutritivo alimento para las vacas. El resultado es más leche para beber en casa y más ingresos para los ganaderos, que en su mayoría son, además, mujeres.

El enriquecimiento de los alimentos a gran escala para aumentar los micronutrientes, especialmente en los países de renta baja, es otra tecnología “prometedora” que, además, lleva utilizándose con éxito durante décadas. Por ejemplo, los supermercados de Estados Unidos y Suiza venden desde los años veinte del siglo pasado sal yodada que ha permitido reducir las enfermedades asociadas a la falta de yodo, como el hipotiroidismo, pero también mejorar el cociente intelectual por las consecuencias que la falta de este mineral tiene en el feto durante el embarazo.

Financiación inadecuada

Las nuevas tecnologías permiten ir más allá e intervenir, por ejemplo, en que ciertos alimentos contengan más vitamina A, cuya carencia es la principal causa de ceguera infantil. En Etiopía existe un proyecto que ha aprovechado el éxito de la sal yodada para investigar la posibilidad de añadirle otro nutriente, el ácido fólico, y obtener así una sal “doblemente fortalecida”. Sería casi tan barata como la sal yodada, pero el enriquecimiento con ácido fólico permitiría eliminar cerca del 75% de las muertes de niños y recién nacidos por defectos en el tubo neural (más de 5.000 al año en el país africano) y reducir la anemia de toda la población en un 4%, calcula la Fundación Gates.

Aunque todas las medidas tienen el potencial de salvar vidas, sin voluntad política, es decir, sin recursos que las respalden, corren el peligro de acabar siendo papel mojado. El 58% de las muertes de niños ocurren en África subsahariana, pero la llegada de ayuda humanitaria ha disminuido del 40% del total en 2010 al actual 25%, el porcentaje más bajo en 20 años.

https://elpais.com/planeta-futuro/2024-09-17/vitaminas-para-embarazadas-y-vacas-mas-productivas-soluciones-para-reducir-la-malnutricion-infantil-ante-a-la-caida-de-la-ayuda-y-la-emergencia-climatica.html